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El colapso de Venecuba

Opinión
Artículos de opinión
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Después de la crisis que enfrentó el gobierno de Chávez en el año 2002, los cubanos le sugirieron que invirtiera en programas sociales y alimentarios dirigidos a los sectores de más bajos ingresos; con la finalidad de consolidar allí el piso político del proceso revolucionario que él buscaba promover. Esta estrategia permitió impulsar la base electoral del gobierno y superar los retos electorales que el régimen de Chávez se planteó de allí en adelante.
A partir de ese momento la relación con Cuba se amplió, lo que implicó la incorporación de médicos en ambulatorios ubicados en las barriadas. Funcionarios dedicados a modernizar el sistema nacional de identificación tanto en lo relacionado con la emisión de cedulas de identidad y pasaportes, y el control de estos últimos (extranjería). En algunos ministerios como salud y agricultura la presencia de los cubanos llegó a un nivel en el cual parecían tener más poder que los funcionarios venezolanos. Directivos de la Confederación de Trabajadores de Venezuela han señalado que el sector de petróleo y petroquímica fue totalmente penetrado por el servicio de inteligencia cubano. La nueva policía nacional y las fuerzas armadas adoptaron políticas inspiradas por Cuba. Funcionarios cubanos han desempeñado un rol relevante como asesores de la Academia de Policía, y la doctrina de defensa de Venezuela está basada en la doctrina de Cuba.
Un viejo anhelo de los revolucionarios cubanos desde que llegaron al poder, fue ponerle la mano al petróleo venezolano. Hicieron un intento de invadir Venezuela con la colaboración del movimiento guerrillero que se desarrolló en la década de 1960, pero tal esfuerzo fue infructuoso. En esta oportunidad lo lograron, sin disparar un tiro, gracias a la colaboración del ex presidente Chávez. El apoyo cubano a la revolución bolivariana se retribuía con una cuota de 100.000 barriles diarios, la mitad de los cuales se pagaba en efectivo y el resto a largo plazo a una tasa del 1%.
La relación que se conformó después del año 2002 fue tan estrecha que surgió la idea de fundir los dos proyectos revolucionarios en uno solo. En el año 2005, en una visita de Chávez a Cuba, Fidel Castro le dijo públicamente que los dos países “eran una sola nación”, a lo que Chávez respondió: “con una sola bandera” y su homologo añadió: “nosotros somos venecubanos”. A partir de allí, el término se popularizó y los escribidores comenzaron a denominar el proyecto conjunto de los personajes señalados como Venecuba o Cubazuela. En este contexto, Fidel Castro vio una oportunidad de reeditar en Venezuela el anacrónico modelo cubano de la década de 1960, con el beneplácito de su discípulo venezolano. Es así que siguiendo el viejo libreto de esos años se procedió al hostigamiento al sector privado, la estatización parcial de la economía e implantación de una política del terror para disuadir o destruir la oposición interna.
La colonización de Venezuela por parte del régimen cubano apareció ante los ojos de muchos analistas como algo inédito, pues normalmente es el país más rico el que coloniza al más pobre. Pero en este caso se daba la situación inversa, lo que llevó a plantearse las motivaciones que impulsaban a ambas partes de esta asimétrica sociedad.
De parte de Cuba las razones eran obvias. Desde un inicio los Castro habían transformado a una de las economías más prosperas del Caribe en una economía parasitaria e inviable, por lo que desde los primeros años de la revolución anduvieron a la caza de uno o varios mecenas que los ayudaran a viabilizar su maltrecha criatura. El apoyo externo era necesario, principalmente para aliviar el déficit energético y la carencia de divisas utilizadas para financiar las importaciones. Dichas divisas eran especialmente importantes en el área alimentaria ya que el 75% de la comida era importaba.
Las motivaciones de la parte venezolana eran menos obvias, sin embargo en su obra “El poder y el delirio”, Enrique Krauze argumenta que lo que motivaba a Chávez era su deseo de utilizar la aureola revolucionaria de Fidel y su influencia en la izquierda latinoamericana, para impulsar su proyecto revolucionario a nivel de la región y sustituirlo cuando este falleciera.
Sin embargo el destino le jugó una mala pasada al pichón de dictador pues falleció antes que el sátrapa cubano. La muerte de Chávez impulsó a los Castro a acelerar las conversaciones con su problemático vecino del norte a fin de mejorar las relaciones y el flujo de divisas implícito en el turismo estadounidense y las remesas de los cubanos exiliados. En otras palabras, se trataba de establecer de nuevo la estrecha relación económica con los Estados Unidos que la revolución cubana destruyó. Sin embargo, estas conversaciones y las reformas promovida por Raúl Castro a paso de tortuga no lograron disminuir la dependencia energética del socio venezolano. El descenso de los precios de las materias primas y la impericia de Nicolás Maduro en el manejo de la crisis venezolana produjeron un colapso de todo el tinglado que Chávez y los Castro habían montado, sostenido sobre los abundantes petrodólares venezolanos.
En Venezuela se agudizó el descalabro que ya se veía venir desde el año 2014 y que no había aflorado con toda su crudeza, debido a que los precios del petróleo se mantuvieron elevados hasta ese año. Sin embargo, después de esta fecha la inflación se desbocó y la escasez se adueño de todos los ámbitos de la economía. El descenso de la producción de PDVSA y de los precios del petróleo aunado a la crisis venezolana obligaron a restringir los envíos de crudo a Cuba en un 40 % según lo reporta la revista The Economist en uno de sus últimos números.
El descenso de los envíos de crudo y del precio de las materias primas que Cuba exporta provocaron que la inviabilidad de la economía cubana se hiciera presente de nuevo, revelándose en la forma de un nuevo “periodo especial”, término éste que el gobierno aplica a una etapa donde las carencias normales de la economía se agudizan, en otras palabras los cubanos pasan de “guatemala” a “guatepeor”.
El primer periodo especial se dio cuando la benefactora, la Unión Soviética, se hartó de mantener a Fidel Castro y su alicaída criatura. Este periodo fue particularmente crítico y los analistas discuten si el nuevo periodo especial que se vislumbra será igual de calamitoso. Lo que hace de este colapso algo particular es que el mismo involucra tanto al proyecto revolucionario de los Castro como a la llamada revolución bolivariana venezolana, que operó como mecenas en los últimos 15 años. Algunos analistas, como la internacionalista Beatriz de Majo, prevén que este es el hundimiento del proyecto revolucionario tanto cubano como latinoamericano, en el cual los Castro no pueden evadir su responsabilidad como sepultureros de ambos procesos.
Profesor UCV