España parece vivir uno de esos momentos que podríamos definir como de disolución y también, por qué no, de desilusión: la idea de España no emociona ni cautiva a los españoles. El incremento de los nacionalismos, la corrupción y el cainismo político parecen no inquietar mucho al español común que, absorto en su cañita y su pinchito de tortilla, lleva la fiesta con la convicción de que la política no tiene mucho que ver con su vida cotidiana.
Las últimas discusiones progresistas en la madre patria se orientan hacia el control del poder judicial y de la prensa crítica. División de poderes y libertad de expresión, que son dos pilares esenciales del Estado de Derecho. La deslegitimación del adversario político y, consecuentemente, de la gente que le ha votado es otro de los rumbos que ha tomado la política en esa nación. El otro elemento que allí se evidencia es la resurrección actualizada de las enemistades históricas, con el afán de trasladar al presente el clima que dio origen al enfrentamiento civil del año 1936. La confrontación es nuevamente entre «fascistas» y «rojos».
Se pregunta uno: ¿por qué los españoles se parecen tanto a nosotros (los hispanoamericanos)? Es obvio que la pregunta está intencionalmente mal formulada, pues somos nosotros los herederos de la cultura hispánica, cosa que olvidamos con frecuencia y que también olvidan allá reiteradamente, porque la madre patria muchas veces ha vivido de espaldas a sus hijas, ¿y cómo no lo va a hacer, si es que vive de espaldas a sí misma, avergonzada de sus éxitos históricos, como el más reciente, por ejemplo: la transición española del año 1975?
Hace poco tuve la oportunidad de ver un documental que responde muy bien a la pregunta del párrafo anterior y que recomiendo ampliamente, no solo por la belleza de las imágenes, que muestran las diversas maneras como se conectan nuestra identidad, historia y cultura, sino también porque en él participan brillantes intelectuales que analizan con lucidez nuestra manera de ser, nuestra falta de autovaloración (actitud muy hispana, por cierto). Hispanoamérica. Canto de vida y esperanza es una valiosa síntesis de nuestra historia, de la manera como en nosotros se reproduce el alma española. Nosotros siempre ponemos el énfasis en las sombras.
El documental se centra en las luces, que han sido muchas y siguen brillando luego de más de quinientos años. Traigo a colación este trabajo dirigido por José Luis López-Linares, porque creo que deben verlo de un lado y del otro de la mar océano para comprender que esa identidad entre España e Hispanoamérica está realmente viva y doliente. La prueba está en que España y nosotros nos despeñamos de la misma manera.
X: @laureanomar
Laureano Márquez P. es humorista y politólogo, egresado de la UCV.
https://talcualdigital.com/se-despena-espana-por-laureano-marquez-p/