La ministra de educación, cada vez que le tocaba presentarle el balance escolar a su camarada presidente, no dejaba de mostrar su estado de nerviosismo e inconformidad con los soportes estadísticos que mostraban los informes de las diferentes dependencias de su despacho. En el 2021-2022 me correspondió calarme todo lo negativo causado por la pandemia del Covid en el sector escolar, se decía a sí misma a cada rato. Y ahora, leyendo lo relacionado con el periodo 2022-2023 me consigo, entre otros datos, que en el sistema educativo público, 74,7% de las escuelas básicas se encontraba altamente deteriorada en su planta física y 78,5% no contaba con un suministro regular de agua. El 56% de los docentes se retiró del sistema, por exiguos salarios, malas condiciones de trabajo y desvío de los objetivos educativos, ocasionando que 73,0% de las escuelas presentara déficits de maestros y profesores.
Con este inicio, en el informe final del balance del año escolar me puedo imaginar lo que sigue en las próximas páginas. Y con las manos sudorosas, acompañadas de un ligero temblor, continuo con la lectura: la población estudiantil de primaria y bachillerato fue de 5.4 millones que comparados con los 7,71 millones que estaban inscritos en el periodo anterior; nos indica que más de 2 millones de niños y adolescentes abandonaron las aulas. En cuanto a las causas de la inasistencia escolar, tenemos que las más comunes son la falta de comida en el hogar (78,3%), la falta de servicios básicos (56,7%), no poder costear los implementos (55,5%), razones de salud (44,4%), porque debe ayudar en las tareas del hogar (43,7%), porque el alumno no quiso seguir estudiando (43,5%), porque el alumno no lo considera importante (39,7%) y por el costo del transporte (25.9%).
En este punto, también resalta que el Programa de Alimentación Escolar (PAE), ejecutado por nuestro gobierno revolucionario, funciona en 9 de cada 10 escuelas, pero sólo el 32,27% recibe el servicio todos los días de clases y 36,7% varias veces a la semana. 70,8% se limita a una comida diaria, con poca proteína y más carbohidratos. 90% de los planteles no cuenta con los suministros necesarios de alimentos, además de la falta de utensilios y el mal estado de las áreas de cocina y comedor.
La ministra estaba a punto de colapsar, no por las aberrantes cifras, sino por tener la certeza que al presentar este desastre la iban a botar del cargo. Sin embargo, armándose de valor siguió leyendo con la esperanza de encontrar una salida a estas negativas cifras: por retrasos en el pago del bono vacacional las clases no pudieron iniciarse en el mes de septiembre 2022 lo que generó que el inicio de las clases comenzara en el mes de octubre. La no atención y solución a los reclamos de los docentes provocaron que, a partir del 9 de enero hasta el día de hoy, los educadores activaran los mecanismos de acciones gremiales para reclamar sus derechos laborales. Desde el ministerio se intentó establecer “El Horario Mosaico” para tratar de solventar las consecuencias del conflicto laboral. Pero, esta medida solo significó apenas 48 días de clases. El 40 % de lo que realmente deberían asistir (…) El efecto de no ir a clases trae pérdida de aprendizaje, pero cuando es tan marcado trae pobreza de aprendizaje y por eso vemos que hay niños de tercer grado que no saben leer.
Coño, estoy botada, ni Mandrake me salva. He debido discutir y aprobarles ese contrato a los educadores y hoy otro gallo cantaría…pero, con este balance estoy jodida.
Durante ese lamento, entró al despacho de la ministra una de sus asistentes que, al verla tan decaída, le dijo, tranquila camarada, ese desastre es consecuencia del bloqueo imperialista y oligarca que pretende acabar con nuestra revolución …, no le pare a ese informe, la culpa es de la oposición. no de nuestro eficiente gobierno.
Tienes razón mi amor, respondió la ministra, pero ese disco del bloqueo está rayado y la respuesta de la oposición ya la conozco “No es bloqueo/es saqueo. Hay que inventar otra vaina. Sigamos leyendo a ver que se nos ocurre: en el caso de la Educación Superior, sufrimos una enorme emigración de profesores, disminución notable de alumnos, desmantelamiento de la infraestructura, cerco presupuestario, salarios-jubilaciones y pensiones de hambre (en su creciente protesta los docentes reclaman un mejor salario, que oscile en el orden de los 500 dólares mensuales o su equivalente al costo de la Canasta Básica Alimentaria), ausencia de programas de protección social, inexistencia de comedores, falta de transporte, carencia de seguros médicos, quiebra de las Cajas de Ahorro y de los Institutos de Previsión Social lo cual incide dramáticamente en la calidad de la formación. Estos efectos perjudiciales pueden trascender en más de una generación. La deserción de estudiantes es mucho más alarmante, por ejemplo, permítame camarada presidente decirle que, en el caso de la UPEL (Universidad Pedagógica Experimental Libertador), la matricula pasó de 13.000 estudiantes a solo 3.000.
Listo, se me prendió el bombillo gritaba la ministra. La forma de superar ese informe será la de agregarle a las consecuencias del bloqueo, el establecimiento de nuevas Mesas Técnicas para la discusión, oigan bien discusión, no confundan con aprobación, de la nueva y revolucionaria Convención Colectiva. Eso sí, debemos dejar en claro que solo participaran en esa mesa técnica las Federaciones Bolivarianas, las de la oposición que se vayan a lavar ese paltó. Además, el camarada presidente anunciará al país la puesta en marcha del Nuevo Diseño Curricular para la Educación Revolucionaria y segura estoy, decía muy emotiva la ministra, que eso distraerá la atención de los educadores y el país en general…y nosotros solo estaremos concentrados en los preparativos para las elecciones del 2024.
A la mañana siguiente, en el despacho del camarada presidente al terminar de presentar el balance del desastre escolar 2022-2023, solo se le escuchó decir a Nicolás, ministra usted sigue firme y enchufada en mi gobierno. Con su balance seguiremos adelante…Venceremos.