En las primeras semanas del nuevo año, Nicolás estaba un poco nervioso por la cercanía del Día del Educador que se celebra el 15 de enero. Caminaba de un lado a otro, tratando de ordenar sus ideas para elaborar un revolucionario discurso para ese momento. Coño, a mala hora se vino a morir el negro que siempre me ayudaba en este peo. No puedo seguir en esa vaina de recordar a Simón Rodríguez o al Árbol de las Tres Raíces, ya ni los camaradas le paran bola a esos temas.
Cilia que estaba con él, trató de calmarlo, diciéndole, vamos a tomarnos un whisky y ver qué podemos hacer. Al cabo de haber consumido ½ botella, Cilia le propone que revise todo lo que él ha ordenado hacer en el sector educativo y de manera resumida se lo presente al país, y en particular a los educadores, por la celebración de su día. Sin olvidar señalar, que lo no logrado es culpa del imperio y los oligarcas de la oposición venezolana.
-Tienes razón mi amor, déjame revisar algunos documentos y ver que logro. Luego de consumir otra ½ botella, Nicolás gritó “Listo, terminé el discurso”. Te lo voy a leer:
Yo he sido un factor clave en la utilización de la Educación como mecanismo de cohesión ideológica en torno a nuestro proyecto político orientado hacia el socialismo del siglo XXI. Trabajo que ha sido altamente fructífero en el control político de docentes, la ideologización de estudiantes, la puesta en práctica de diseños curriculares dirigidos al fortalecimiento del Pensamiento Único, el cerco presupuestario para doblegar a la universidad contrarrevolucionaria y dejar como centro de formación de profesionales a nuestra gloriosa Universidad Bolivariana, así como la creación de misiones educativas que han servido para captar adeptos a favor de nuestro gobierno revolucionario...
En materia gremial, mi trabajo ha sido insuperable. Me quité de encima el lastre sindical de estar discutiendo Contrataciones Colectivas reduciendo los movimientos salariales de los educadores a los Bonos que otorgamos. Reduje al silencio absoluto, las voces de protestas, con el impulso creativo de Federaciones y Sindicatos paralelos con dirigentes identificados con la revolución. Apliqué con todo rigor, una expresión significativa del difunto camarada Aristóbulo en esta materia: "Los educadores que no estén conforme con los bonos, mejor que se vayan del país a dar clase en otro lado" o aquella que dijo "les suspendí el pago de los aguinaldos, por los llamados a huelga y se los voy a pagar cuando me dé la gana....la revolución se respeta".
Me dejé de vainas y establecí una política revolucionaria para el ingreso, permanencia y ascenso por concursos universales que garanticen la idoneidad en el ejercicio del cargo y así mejorar la calidad de la enseñanza en nuestros planteles escolares. Este proceso, será dirigido y supervisado por las Brigadas Comunitarias Militares que ordené crear en cada uno de los Consejos Comunales del país.
Para evitar las preocupaciones y los dolores de cabeza a los estudiantes decidí implantar la exoneración en asignaturas importantes como Física, Química, Matemáticas, Biología. Ahora veo como los muchachos están gozando una bola. Alegría que la he complementado con las Canaimitas, los morrales tricolores, los zapatos a 9 bolívares y el exitazo de los muñecos del Superbigote y la Mujer Maracilia.
Así mismo, le ordené al camarada Jorge Rodríguez que se pusiera las pilas y atendiera con urgencia el reclamo o la solicitud de los educadores que reiteradamente han manifestado la necesaria reforma de la Ley Orgánica de Educación, para convertir nuestra educación en un instrumento de superación de la ignorancia, donde solo prive el conocimiento socialista y bolivariano y la democracia revolucionaria del siglo XXI. De la misma manera, la Ley del Ejercicio de la Profesión Docente, la Ley del Instituto de Previsión y Asistencia Social del Magisterio, la Ley del Fondo de Prestaciones Sociales, La Ley del Cesta Ticket y Medicinas para todos los pensionados y jubilados bajo el principio rector de obligatorio cumplimiento para todos: “Dentro de la revolución todo, fuera de ella nada”.
Al terminar, los aplausos de Cilia, retumbaban en la habitación. Te la comiste mi amor. Con ese discurso quedaron en pañales Andrés Bello y Luis Beltrán Prieto Figueroa. No me sorprendería que después que lo hagas público, los rectores de las universidades bolivarianas te otorguen en Doctorado Honoris Causa por el aporte científico académico de tu trabajo en pro de la educación, ¡brindemos mi amor! ¡abre otra botella!
Pero, el 15 de enero no fue de aplausos sino de una protesta a nivel nacional del magisterio, reclamando que el educador venezolano, pese a la elevada misión desempeñada en la sociedad, es el último de los ciudadanos y funcionarios de un Estado que, inmerecidamente, los ha condenado a sobrevivir con salarios de hambre, sin seguridad social ni leyes que protejan su ejercicio profesional.
Como educadores formadores de principios democráticos manifestamos que no puede existir una educación de calidad, si no se reconstruye el país; esta crisis económica, de ética y de valores democráticos han destruido las bases que edifican la dignidad, bienestar y progreso del pueblo venezolano. No queremos seguir con esta estafa de socialismo; los educadores queremos un cambio fundamental en el rumbo económico y político para que nuestra sociedad pueda disfrutar de bienestar, seguridad ciudadana, seguridad social, rescate y protección del poder adquisitivo del salario, soberanía nacional, calidad de la enseñanza.
Educar y luchar es un lema que define una conducta.