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Desastre Panamericano

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 4 min.

Al finalizar los Juegos Panamericanos Lima 2019, quedó en evidencia una vez más el fracaso de las “políticas deportivas” del régimen usurpador y la incapacidad e incompetencia de los enchufados burócratas enquistados en el Ministerio del Deporte, el Instituto Nacional de Deporte y el Comité Olímpico Venezolano.

El cuadro de medallas, Oro 9- Plata 15-Bronce 19 para un total de 43, nos permite señalar que tuvimos una regresión en términos de resultados. Esa cifra de preseas y el 12º lugar alcanzado, representa la peor actuación en el historial de los juegos en este siglo XXI.

Además, vuelve a repetirse, la superación de Colombia frente a Venezuela, 83 medallas versus 43. Pero en el total de medallas de Oro ¡¡¡fuimos triplicados!!! por Colombia (27 a 9) hecho este advertido por diferentes sectores desde el 2013 cuando perdimos la hegemonía de los Juegos Bolivarianos, sin que hasta los momentos se hayan tomado los correctivos del caso. Los oídos sordos, la prepotencia totalitaria del régimen, la corrupción y el silencio cómplice de la dirigencia federativa, condujeron sin lugar a dudas a este desastre panamericano.

Este cuadro de regresión deportiva revolucionaria continúa su marcha “a paso de perdedores” al sumarse ahora Chile, Perú, Ecuador y Republica Dominicana con resultados superiores al nuestro. Esto puede significar, de no tomarse las acciones necesarias para corregir este desastre, que en los próximos Juegos Bolivarianos del 2021 quedemos limitados a disputar el último puesto del medallero con Bolivia y Panamá.

El “Vía crucis” del deporte venezolano ha tenido una progresividad permanente en los 20 años de “gestión revolucionaria-socialista-bolivariana” del régimen usurpador que nos ha conducido inexorablemente a los continuos fracasos deportivos. Es importante señalar que la responsabilidad absoluta del desastre deportivo venezolano recae sobre los hombros de quienes han tenido la conducción del mismo que solo han demostrado, además de su incapacidad, un desempeño autocrático y totalitario marcado por la corrupción.

El “trabajo revolucionario” del régimen en materia deportiva, se ha caracterizado por una constante violación de la autonomía de las Federaciones Deportivas y del Comité Olímpico, el encubrimiento de los ilícitos ocurridos con todo lo relacionado al transporte, alimentación y viáticos de las delegaciones que representan al país en eventos internacionales. La inseguridad social por la falta de seguros HCM para los deportistas, las becas de hambre asignada a los atletas. La inseguridad laboral de los entrenadores con salarios de hambre y el no reconocimiento de sus derechos contractuales. La no transparencia en el manejo de los cuantiosos recursos económicos del Fondo Nacional del Deporte. La estafa continuada con la solicitud de divisas a Cadivi. El encubrimiento de los ilícitos ocurridos con la construcción de las instalaciones deportivas para los Juegos Nacionales o para eventos internacionales como lo fue el caso del Estadio Iberoamericano de Atletismo en Maracay. El grave y progresivo deterioro y abandono en que se encuentra más del 80% de nuestras instalaciones deportivas, lo cual ha generado el alejamiento de las comunidades y población en general de las mismas, consolidándose además serias restricciones para el desarrollo del deporte de rendimiento por carecerse de instalaciones adecuadas. La no homologación y pago de los pasivos laborales de los pensionados y jubilados del Instituto Nacional de Deporte. La solicitud irresponsable de sedes de eventos deportivos internacionales con el solo propósito de continuar con la apropiación indebida de los recursos económicos destinados para tal fin, ejemplo de ello lo ocurrido con la Copa América de Futbol, Juegos Bolivarianos de Playa, Iberoamericano de Atletismo, Mundial de Softbol femenino, los Panamericanos para Ciudad Bolívar y los Bolivarianos para los Valles del Tuy. La “nacionalización Express” de atletas de otros países para que nos representen. El triste espectáculo de quedarnos varados en los aeropuertos sin poder asistir a competencias previamente programadas y por ello nos califican “No como la generación de oro sino como la Generación Forfait” La entrega de divisas a la dictadura cubana a través de leoninos convenios de contratación de “entrenadores” y los juegos del “Alba” y la permanente suspensión de los Juegos Deportivos Nacionales.

En el aspecto legislativo, el carácter totalitario del régimen fue consolidado en el año 2011, al promulgarla Ley Orgánica de la Actividad Física, la Educación Física, el Deporte y la Recreación, que representa un basamento jurídico para el establecimiento y consolidación en el sector deportivo, de las organizaciones del Poder Popular como son los Consejos Comunales y las Comunas. Este hecho, de naturaleza anticonstitucional pretende promover a través del deporte un sistema social no contemplado en nuestra Carta Magna ni en la normativa del sector deportivo federado.

En este contexto, de control totalitario de toda la estructura organizativa del deporte y la corrupción generalizada en el manejo de los recursos destinados para el sector, pasaron a un segundo plano todo lo relacionado con la preparación científica y metodológica de las selecciones nacionales que nos representan en eventos internacionales, pasando a ser la prioridad el enriquecimiento ilícito con los presupuestos del deporte. A la hora de los fracasos, siempre existirá una respuesta revolucionaria “La culpa es del imperio” y de la “Guerra Económica”. El más elemental análisis sobre las razones del fracaso en los Juegos Panamericanos Lima 2019 nos lleva a concluir que la responsabilidad recae en las incapaces autoridades deportivas y el ilegitimo gobierno de Maduro.

En fin, esa ruta de regresión deportiva revolucionaria del régimen usurpador nos llevó a pasos de perdedores al desastre panamericano y nos seguirá llevando por ese camino, de no ser detenida, a futuros eventos. Cabe en este momento solicitarle la renuncia al ministro del Deporte, el presidente del IND y a los miembros del Comité Olímpico Venezolano COV por ser ellos los responsables directos del cataclismo deportivo de Lima 2019.

Pero no solo la renuncia, de estos incapaces y sinvergüenzas enchufaos en la dirigencia deportiva, sería la solución al problema, puesto que sus vacantes serán llenadas por el régimen usurpador por otro grupo de serviles para que todo continúe igual. En consecuencia, una salida integral requeriría del cese de la usurpación, un gobierno de transición y el llamado a elecciones libres.