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Desencadenantes y responsables del 11 de abril 2002

opiniones
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Un mes antes de que Hugo Chávez ganara la presidencia, en diciembre de 1998, los partidos de oposición, Acción Democrática y Copei, tenían mayoría abrumadora en el Congreso y en número de gobernaciones. Sin embargo, le permitieron dar un golpe de Estado a la Constitución al convocar con triquiñuela una Asamblea Constituyente, destituir a los otros Poderes y cometer numerosos abusos. Era inevitable que surgieran protestas pacíficas. La del 11 de abril 2002 la reprimió con una masacre, lo que indujo a la Fuerza Armada a solicitarle la renuncia, la cual aceptó. Eventos posteriores mal manejados lo regresaron a Miraflores. Todavía sufrimos las consecuencias, aunque con Maduro se masificaron las violaciones a los derechos humanos.   

El 10 octubre del 2000, los sindicatos petroleros realizaron un paro por la falta de acuerdo sobre el contrato colectivo y las presiones de Chávez para controlar la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).   En enero 2001, la Asamblea de Educación protestó el decreto 2011 con el lema Con mis hijos no te metas. En noviembre 2001, Chávez aprobó 49 Decretos Leyes, la mayoría inconstitucionales, y Fedecámaras respondió el 10 de diciembre con un paro exitoso. Para completar, los militares estaban descontentos por el nombramiento de José Vicente Rangel, ficha del castro-comunismo, como ministro de la Defensa. 

Y los petroleros, ¿por qué decidieron intervenir? No fue por razones socioeconómicas, que eran apropiadas a la magnitud y complejidad de esa actividad. Como en toda empresa, no todo era perfecto. Se pecó de lenidad al no despedir algunos trabajadores que no rendían suficientemente y, por el contrario, hubo unos pocos casos de desconocimiento de méritos para ascender, pero en general el sistema meritocrático fue efectivo. Hubo algunos casos de corrupción y no faltaron algunos   arrogantes. También hubo atisbos de injerencia política antes de Chávez. Sin embargo, era una empresa eficiente y efectiva. El petrolero arriesgo su estabilidad y carrera en defensa de principios y valores.

El malestar en Pdvsa y filiales afloró con el intento de adscribir   Pdvsa Gas al Ministerio de Energía y Minas, las presiones para que Pdvsa invirtiera en la refinería cubana de Cienfuegos, que no era rentable, y para enviar gratis petróleo a esa isla. Sin embargo, el conflicto estalló cuando fue evidente que el presidente Hugo Chávez quería politizar la empresa.  El 26 de febrero 2002, 44 altos ejecutivos de Pdvsa y filiales publicamos el manifiesto Salvaguardemos a Pdvsa.  Este manifiesto causó una reacción positiva en gran parte de los trabajadores, que se organizaron y eligieron delegados en las diferentes unidades que fueron determinantes en la conducción del movimiento. La designación de Gastón Parra Luzardo como presidente de Pdvsa, profesor universitario con mentalidad de la extrema izquierda causó molestia, pero lo fundamental fue el nombramiento de cinco directores, compañeros de Pdvsa, pero sin credenciales suficientes e identificados con el proyecto de Chávez.  Jubilaciones obligadas y sustituciones de gerentes condujeron a que 4 de abril se iniciara el paro petrolero. El día 7 se sumaron la CTV y Fedecámaras, con gran apoyo de la sociedad civil. 

 La gran marcha del 11 de abril en respaldo a los trabajadores petroleros fue convocada por Carlos Ortega y Pedro Carmona, presidentes de esas organizaciones, respectivamente.  Chávez, José Vicente Rangel y Bernal congregaron a sus grupos violentos que ocasionaron la masacre para detener a los manifestantes. Quienes llegamos hasta la esquina de Pedrera damos fe de que los efectivos de la Policía Metropolitana contuvieron   a los asesinos de Puente Llaguno solo con el agua de la llamada ballena y con lacrimógenas, como quedó demostrado en la experticia balística, que fue descartada por la jueza Marjory Calderón y la fiscal Haifa El Aissami. Sin embargo, siguen presos Erasmo Bolívar, Luís Molina y Héctor Rovaín. 

Por el regreso de Chávez a Miraflores algunos culpan a los militares por no atender su petición de irse a Cuba. Hay que entender que quienes habían manifestado exigían enjuiciarlo por los asesinatos. Desde luego, en Fuerte Tiuna faltó comando y sobraron discrepancias. Otros culpan al Decreto de Pedro Carmona. Invitamos a leerlo. ¿Acaso era viable una transición teniendo en contra la Asamblea Nacional, el Poder Judicial y la mayoría de las gobernaciones? Quien esto escribe piensa que era lo procedente, pero que faltó apoyo político y militar.   

Como (había) en botica

En la Red DECIDE que llama a votar en la próxima farsa electoral, participan algunos bien intencionados, otros que pretenden debilitar el liderazgo de María Corina y desconocer el triunfo de Edmundo González y una mayoría que aspira que el régimen les regale una curul. Dicen que “su objetivo es enfocarse en la transparencia electoral y la protección del voto”. Ojalá expliquen cómo lograrlo. 

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com