A Jesús le presentan un señor que padecía de sordera y tartamudeaba tanto que no se le entendía lo que pretendía decir. Le implora que lo cure, él le dice que está informado de las difíciles curaciones que había realzado. Jesús en conocimiento de la fe conque aquel hombre había ocurrido a Él, le impuso sus manos en los oídos y lengua y le dijo: ", EFFETÁ que significa ábrete. El sordo escuchó con inmensa nitidez y empezó a hablar de una manera fluida, clara y comprensiva. Gracias Señor, verdaderamente Tú eres el enviado de Dios, le dijo al verse sanado.
Nuestro Señor le abrió sus oídos para que no solamente oyera si no que también escuchara. Oír es la percepción de sonidos que hacemos voluntaria o involuntariamente, simplemente nos llega y nada más, nuestros oídos con su sensibilidad lo captan. Escuchar significa oír y procesar lo escuchado, donde además intervienen el sentido de atención, racionamiento y estudio, si es posible y necesario análisis. Quien oye sin escuchar es porque menosprecia lo oído o le es indiferente.
Nuestro Señor también hizo que el tartamudo hablara con fluidez para que utilizara el don de la palabra no sólo,para comunicarse si no para que se expresara con sentido de la caridad, fe y esperanza y de manera positiva y constructiva, aportando sus conocimientos y pareceres con amabilidad y respeto. El tener sentido de la caridad , entre otros significa hablar del prójimo cuando se va hacer en bien, cuando se va a denigrar es preferible callar. Por supuesto la práctica de la caridad no supone para nada el ocultamiento de la verdad, por muy dura que ella sea. Tampoco significa tragarnos nuestras observaciones cuando tenemos el deber de expresarlas, bien para aplaudir o para disentir.
Con mucha frecuencia escucho y leo a integrantes de la oposición haciendo severas críticas, a veces insolentes e irrespetuosas a quienes aportan su diario trabajo para superar la situación que confrontamos. Sé que quien actúa, habla o escribe se somete al juicio del prójimo y cuando ello es público al rigor general. Ello es normal y recomendable porque nos ayuda a corregir o mejorar. Pero lo que no logro entender son aquellos "amigos" que solamente se dedican a criticar, muchas veces de manera destructiva a quienes algo están haciendo. Son más pertinaz con los de la oposición que con los del régimen. Si descalificamos a la oposición el único beneficiario es el gobierno. A quien diariamente trabaja debemos aplaudir y reconocer, hay muchos dispuestos al sacrificio para superar esta crisis de dimensiones no conocidas. El que no está dispuesto a acompañar a quien se sacrifica debe tener por lo menos el pudor de quedarse callado, pero no utilizar la pluma y la palabra para destruirlo. Si considera que su crítica es procedente, pues asista a las instancias correspondientes a expresarla, pero no dispare por mampuesto.
Cuando nos alzamos contra la oposición no solamente estamos contribuyendo a acabar con la alternativa si no que también le estamos haciendo un infinito favor al gobierno, bien porque así lo queremos o porque hemos perdido la brújula. Todos debemos remar en el mismo sentido para que la barca llegue a puerto seguro, si no corremos el riesgo de naufragar en estas aguas tan turbulentas. Naufragio que nos llevará a todos sin distingo de ninguna naturaleza. Effetá al clamor del pueblo que nos pude a gritos y con desesperación UNIÓN que es garantía de un próximo destino mejor.