Nacemos libres y con inalienable dignidad que surge desde el momento de la concepción. Nos podrán constreñir la libertad mediante la satrapía, pero la dignidad jamás no la podrán mancillar sin que reaccionemos con valentía y toda la fuerza posible. El ser humano por su naturaleza se niega a vivir en tinieblas y desea y lucha por desenvolverse en la luz. Muy lamentablemente, aún existen pueblos en este mundo que están sometidos a regímenes negadores de los más elementales derechos humanos; son pocos que estoy seguro la combatividad del hombre superará y conquistará lo que le es propio y no negociable, mucho menos entregable.
Quienes aún nos desgobiernan, que decidieron el tortuoso e inaceptable camino de desconocer la voluntad popular, que en democracia es sagrada, para satisfacer sus alocadas y criminales ansias de permanecer en el poder, a costa de lo que sea, saldrán de él cuanto antes por la disposición indoblegable de un pueblo enardecido, dispuesto a todo para no dejarse arrebatar su hermosa victoria del 28 de julio pasado. No permitiremos vivir en la espesa sombra donde nos quieren y reconquistaremos la democracia, la libertad, la justicia que es la verdad y el derecho a vivir con bienestar y felicidad, en medio de la prosperidad nacional.
Ganamos la elección presidencial con un respaldo de la voluntad del pueblo impresionante, como nunca había ocurrido en nuestra historia electoral y vamos a cobrar. Aún el deudor se resiste, pero el inagotable poder del acreedor hará que pague. Tenga este régimen la plena seguridad que no podrán consumar su mefistofélico intento de patear la decisión popular desconociendo su hermoso y contundente triunfo.
Tengo esperanza cierta y fe inquebrantable que pronto, muy pronto saldremos de este obscuro túnel donde nos quieren y veremos el hermoso brillo y esplendor de la luz de la democracia con el reino de la verdad. Esta situación es insostenible, un gobierno sin pueblo y solo sostenido por el arrebatón, la fuerza de las armas dirigida por la cúpula militar, la arbitrariedad, la persecución, apresamiento, tortura y asesinato de la disidencia, tiene necesariamente sus días contados y creo son muy pocos.
Quien se aparta de la vedad por ignorancia, puede ser excusable y dado su desconocimiento hasta explicable. Lo que no se debe admitir jamás y es condenable con toda fuerza, es falsear, mentir y simular conociendo la verdad. Este totalitario régimen que cada vez se perfila más como una dictadura, sabe de su estrepitosa derrota en la pasada elección y por su insensato y antidemocrático afán de mantener el poder a costa de lo que sea para continuar en la concupiscencia que practican con placer alocado, ha tenido la intención de violentar la clara y definitiva decisión del pueblo, pero no podrá, porque nuestro pueblo indoblegable no se lo permitirá.
A Jesús, nuestro Señor, no le quebraron huesos. A muchos disidentes se los han quebrados como consecuencia de la feroz tortura que fueron sometidos, podrán quebrarnos los huesos a todos, lo que no podrán quebrar jamás es nuestra dignidad y firme voluntad de superar esta dramática situación en que nos tienen. Con la verdad y firme voluntad lograremos cuanto antes alcanzar nuestros mejores deseos con la Patria y con nosotros mismos.