Como todos sabemos, el gravísimo riesgo físico y psicológico que corría nuestro Presidente Electo Edmundo González y su familia en el país, era inmenso y de altísimo peligro. Estaba en juego su integridad como ser humano y su dignidad; íntegramente era su vida la que estaba en riesgo. Ello lo llevó a irse del país sin abandonarlo y para lograrlo hubo que hilar muy fino, diseñar una estrategia maestra y así fue y Edmundo, y su esposa Mercedes, lograron superar todos los obstáculos llenos de atropellos y amenazas y estar ahora en España disfrutando de libertad y respeto (el Presidente del Gobierno Español lo trató de “héroe nacional”).
Edmundo demostró sus grandes dotes e inmensa capacidad e inteligencia de diplomático, que con el equipo de la Plataforma Unitaria Democrática y María Corina Machado, logró con éxito salir del país ante la imposibilidad de desarrollarse, por ahora, en democracia, libertad y justicia y resguardar su vida y la de los suyos.
Fue sin lugar a dudas una estupenda jugada diplomática ejecutada con mucha inteligencia y voluntad. La finura de la actuación fue de tal magnitud que este régimen, capaz de todo, que ha podido apresarlo en el trayecto o en la sede del aeropuerto, se vió obligado a no hacerlo. También es de justicia señalar que en todo este desarrollo está metida la mano internacional amiga que una vez más nos muestra su solidaridad en esta hora tan menguada de la República. Es un salir bien que debemos festejar y aplaudir que otra vez nos demuestra que estamos en muy buenas manos. Desde España Edmundo estará en condiciones de afrontar nuestro difícil presente y pensar con propiedad sobre el futuro.
Desde esta nota le manifestamos a Edmundo, a su esposa e hijas nuestra más firme solidaridad y deseamos que Dios, nuestro Padre Eterno, continúe acompañándolos.
La fe nos ayuda a mover la montaña, la esperanza nos llena de emoción en un futuro distinto y mucho mejor y el optimismo carga a nuestro espíritu y ánimo de renovada energía capaz de dividir las aguas.
En el presente luchamos, ganamos y cobraremos cuanto antes para iniciar el cambio radical que el país demanda a gritos desesperados y alcanzar la Venezuela que todos anhelamos.
Cero tristezas, mucha alegría y desbordante entusiasmo que lo iniciado, lo concluiremos con éxito y felicidad.
Los queremos vivos afuera que asistir a sus velorios aquí, le decían los familiares a los dirigentes políticos en tiempos de la dictadura de Pérez Jiménez, que vale la pena recordar en este tiempo.