El pasado 29 de mayo, las calles y avenidas principales de todos los estados del país se vieron colmadas por concentraciones y marchas de los adultos mayores en condiciones de pensionados y jubilados que convirtieron la celebración de su día en una jornada de protesta nacional ante la grave situación que viven los trabajadores producto de los rigores de las políticas económicas aplicadas por el régimen de Nicolás Maduro. Llamó poderosamente la atención de todos los ciudadanos la consigna central de esta jornada “No al exterminio del adulto mayor” que, dejaba al descubierto las verdaderas y macabras intenciones del régimen con sus arbitrarias y totalitarias decisiones en materia económica en contra de los trabajadores.
La pérdida progresiva del poder adquisitivo de las pensiones en los últimos años, mantiene a los pensionados en un estado de zozobra permanente, agobiados con un cúmulo de necesidades que debemos enfrentar, especialmente las referidas a la alimentación y las medicinas, las cuales, por los bajos montos de las pensiones en relación con el alza indetenible de los precios de estos rubros, lo que nos imposibilita su adquisición por lo que estamos subalimentadas y sin poder controlar nuestras enfermedades.
El incremento de la pensión para el 15 marzo del año 2022, de 7 Bs que se percibían desde mayo del 2021 a 130 Bs que representaban 30 $ para aquella fecha, hoy equivalen a 5 $, los cuales en pocas semanas serán 0 $ por efectos de la inflación que padecemos, condenando a más de 5 millones de adultos mayores a la pobreza más extrema jamás padecida, al hambre, a la desnutrición y a muerte adelantada por carencias alimentarias y medicinales al no incrementarse este año el salario mínimo, de acuerdo a lo establecido en el Decreto 6746, emitido en Gaceta Oficial el 1° de Mayo del 2023. Al no haber incremento del salario mínimo no hay incremento de las pensiones por cuanto a este salario se ancló ilegalmente el monto de las pensiones del IVSS.
Hambre, desnutrición y pobreza extrema sostenida como política gubernamental acompañada de la inexistencia de programas de protección social, hospitales en total abandono, salarios-jubilaciones y pensiones congelados en el tiempo y destruidos por la hiperinflación deja en claro las verdaderas intenciones del régimen de conducir a los adultos mayores hacia un holocausto de exterminio parecido, en sus intenciones, a los campos de concentración del fascismo alemán.
Que otra cosa pudiera pensarse cuando un trabajador no recibe suficiente salario, jubilación o pensión para la compra de sus alimentos (ingresos 5 $ y el costo de la cesta alimentaria es de 500$), cuando tiene que enfrentar un problema de salud y no puede acudir a una clínica por carecer de recursos y en los hospitales le piden una lista de insumos que supera en más de 20.000% sus ingresos mensuales, de lograr ser atendido viene el vía crucis de poder comprar las medicinas, algo imposible con un salario básico de 130 bolívares, si por simple casualidad logra tener un seguro HCM le exigen que pague y luego reclame el reembolso que nunca llegará, si acude a su Caja de Ahorro se conseguirá que el régimen tiene más de tres años sin entregar los aportes correspondientes por los descuentos (apropiación indebida) y finalmente si aparece la muerte carece de un seguro funerario y debe enterrar a sus deudos o a la inversa mediante la ayuda solidaria.
Todo esto ocurre con la anuencia intencional de un régimen autoritario que solo busca mantenerse en el poder a costa de lo que sea sin tener el más mínimo interés en solventar la compleja crisis humanitaria por la cual atraviesa la población venezolana.
El falso argumento de responsabilizar a el bloqueo y mirar para otro lado mientras los escándalos de corrupción dejan desnudo al régimen en su política de saqueo de los recursos y bienes nacionales.
La lucha es por la vida contra el exterminio. Nuevas condiciones de vida y trabajo requieren necesariamente un cambio de gobierno. Es obligatorio superar este holocausto bolivariano siglo XXI.