Los gerifaltes rojos se sienten maltratados y calumniados cuando los acusan de que están al frente de un estado fallido, de que tienen relaciones incestuosas con gobiernos y grupos de conducta reprochable o directamente non sancta. Y se olvidan del viejo proverbio que: la mujer del cesar no sólo tiene que ser casta sino parecer serlo. Así vemos que estos que reaccionan como vírgenes ofendidas cada vez que reciben acusaciones no de su agrado, pero, no cesan de dar pie y validar las incriminaciones, p.e. cuando el canciller Arreaza se reúne con el tirano de Siria, cuando el régimen iraní ofrece unos cuantos soldados de la guardia revolucionaria islámica, se traen soldados de Cuba, Rusia y ahora se dice que hasta de China, de manera ilegal sin autorización de la Asamblea nacional y pare de Usted de contar. Es decir, que la condición de Estado fallido si de algún lado procede su calificación es del propio régimen.
A pesar de las advertencias que se han hecho a la kakistocracia roja para que deponga sus actitudes de franca violación a la Constitución, a los DD.HH., civiles y políticos de los venezolanos ellos avanzan en una línea pertinaz de estulticia de reto al imperialismo. Lo cual, ha obligado a los EE.UU. a elevar el nivel de amenaza y de nuevo plantear la salida militar como una opción para dar de baja al “socialismo en el siglo xxi”. Creer como aparentemente cree el filibusterismo rojo, que afianzar de manera abierta alianzas con aquellos que mantienen políticas francamente antioccidentales, es una posibilidad para permanecer eternamente en el poder es una apuesta sin fundamento. Rusia es un país subdesarrollado sin musculo financiero para apoyar ninguna aventura a tantos miles de millas de distancia, los chinos están demasiados involucrados en el comercio mundial (¡en el capitalismo, pues!), como para correr aventuras a este lado del mundo. Y países como Siria, Irán y Turquía pueden fastidiar, pero no pueden más allá.
Lo que han logrado es que el imperialismo bote la piedra y aumente el nivel de posibilidad de una intervención que puede ser concertada con el grupo de Lima y la Unión Europea o simplemente unilateral, porque lo que se juega después de todo, y es lo más importante en el nivel de decisión norteamericano, es que se trata de eliminar una amenaza a la seguridad nacional de los EE.UU., cosa que la ineptocracia roja no deja que a los gringos se le olvide.
Nuestro Presidente Juan Guaidó, le ha tocado surfear en este mar proceloso y se ha concentrado en crear capacidad interna para enfrentar a los bucaneros rojos con un liderazgo que se consolida día con día y construyendo el nivel de organización que se necesita para realizar la tarea de sacar al castro-chavo-madurismo del poder, la fuerza interna existe y el apoyo internacional no cesa de expresarse desde todos los rincones del mundo democrático, pero Guaidó de manera inteligente ha evadido convertirse en un simple vocero de la coalición internacional que lo apoya y trabaja en lo que le corresponde hacer a los venezolanos que es donde se apoya la resolución final de esta inmensa tragedia que agobia al país.
La combinación de concentración de fuerza nacional en forma organizada y el apoyo internacional es la fórmula para salir de la pesadilla roja. Pero, esta solución no esta cantada de una única manera, al contrario, está marcada por la contingencia, puede ser hasta posible por unas elecciones libres y transparente, pero el que esta sea una posibilidad depende casi única exclusivamente del régimen, que hasta ahora no hace sino bloquearla. Esta revolución de pacotilla esta irreversiblemente en su termidor el cómo se produzca la acción fáctica final depende casi exclusivamente de los bucaneros rojos.
@pedrovcastrog