El comentario de la semana
Hay una diferencia gigante entre un gobierno que toma medidas económicas, necesarias, para rectificar un rumbo equivocado, asumiendo su responsabilidad y con el norte de darle calidad de vida a los habitantes de un país, y otro, que impone medidas por sorpresa, inconsultas, sembrando falsas expectativas, con el único propósito de estar un tiempo más en el poder. Ese es el caso del gobierno de Nicolás Maduro cuyo interés primordial es quedarse con el poder.
Esa diferencia a la cual nos referimos es la clave para entender como actúa un gobierno que se sabe y que sabemos, es maula, mentiroso, mala paga y ladrón. Les importa nada el enorme sacrificio que pasamos los venezolanos, la escasez de alimentos o medicina, la ausencia de los servicios públicos más elementales, inseguridad jurídica y personal, el alto costo de la vida y la hiperinflación que el FMI ha proyectado en 1.000.000% para este año, les importa poco los largos años de recesión y los veinte años de destrucción sistemática que ellos han causado en el aparato que produce en Venezuela. Resolver la crisis o cambiar el modelo social y económico que han impuesto a lo macho para generar esta tragedia nacional no está en la mente de Maduro, tampoco en los cercanos a él y mucho menos en la experiencia cubana.
Han sembrado duda e incertidumbre, es el estilo de los gobiernos delincuentes, de los que actúan en la noche y de los que se cubren el rostro. Siempre lo han hecho, desde el 1999 hasta nuestros días y cuando mejor les ha funcionado es precisamente cuando juegan con la necesidad del venezolano, sabiendo ellos que se guarda en la población el deseo de creer que es posible vivir mejor y ahí aprovechan para echar un cuento tras otro sin tener el menor escrúpulo al mentir. Así oímos decir al candidato Maduro, -en las elecciones que él se invento el pasado 20 de mayo-, “Ahora si me voy a ocupar personalmente de mejorar la calidad de vida y la economía en Venezuela”, sin importarle en lo mas mínimo los seis años de destrucción que él condujo siendo presidente.
Ahora, sabiendo que está en juego su permanencia en el poder y que tiene un creciente rechazo en la población, se inventa un nuevo cuento, “el Plan de Recuperación Económica”, y anuncia que a partir del 1° de septiembre entrará en vigencia el quinto aumento salarial mínimo en lo que va de año, en base 1/2 Petro. Este aumento salarial ha creado expectativas y desconfianza en los ciudadanos, que al final solo sabemos que a partir del noveno mes del año se devengará una mensualidad de 180.000.000 de bolívares fuertes, equivalente a 1.800 bolívares de los inventados soberanos.
Los anuncios de Maduro juegan con la necesidad del venezolano sembrando incógnitas con el aumento salarial haciendo creer que 30 dólares mensuales alcanzaran para vivir dignamente cuando ellos, -el gobierno-, saben perfectamente que el aumento sigue por debajo de la media y de los salarios de la región internacional.
El aumento es una carga enorme para el empresariado y el comercio, que en una economía distorsionada deberán, -sin anestesia-, aumentar 36 veces la paga a sus trabajadores sin saber siquiera el contexto jurídico y las consecuencias en los pasivos laborales que dicha medida tendrá, ya que hoy primero de septiembre no ha salido el decreto de aumento salarial en Gaceta Oficial. Pero así es el este gobierno y ya lo conocemos, viven de sembrar la duda y la incertidumbre, hasta cuando les funcionará, sencilla respuesta: hasta que la dirigencia opositora lo quiera, es decir, hasta que la dirigencia toda, no solo la partidista, madure y se desprenda de interés personales, sectoriales o partidistas y entiendan que solo juntos aliados o unidos se podrá sacar a estos delincuentes del poder.