La política, con el paso de los años, el estudio y la experiencia, le va desarrollando a uno una suerte de intuición, es decir, la capacidad de captar, sin la intervención de un proceso consciente de razonamiento, una realidad por venir que se expresa de una manera sutil y en ocasiones prácticamente imperceptible. En el lenguaje coloquial, intuición se utiliza como presentimiento, tener la sensación de que algo va a ocurrir. Es la capacidad de percibir o conocer aspectos de la realidad de manera inmediata, sin racionamiento consciente. Es un proceso que se manifiesta de forma de ocurrencia o presentimiento. La intuición también es la habilidad para conocer, comprender o percibir algo sin reflexión.

También la política nos dota de un especial “termómetro” que nos permite observar y ver la temperatura del país en un momento determinado y en consecuencia actuar de inmediato, si la fiebre es alta, se debe aplicar el medicamento apropiado para bajarla, si es normal debemos cuidarla y mantenerla.

En función de la intuición y el termómetro pienso que estamos cerca de tiempos muy distintos y mucho mejores. Pienso que pronto vamos a ver un nuevo amanecer en el que todos nos sentiremos con bienestar y felicidad y el país lo veremos en franco proceso de desarrollo integral, material y espiritual.

Como la política es muy cambiante y depende de la acción de los hombres que como sabemos somos imperfectos y frágiles, no siempre las presunciones se cumplen, pero como veo el panorama hoy y cargado a lo sumo de esperanza, deseo y le ruego al Señor se cumpla mi intuición y nos abracemos como hermanos para cumplir la apasionante tarea de reconstruir el país y lograr el que deseamos.

Dios nos oiga y acompañe en la consecución de nuestros más caros deseos, para entregarle a las generaciones que vienen un país y una sociedad muy distintos y muchísimo mejores.