El régimen acaba de emitir “Orden de aprehensión en contra de Edmundo González por la presunta comisión de usurpación de funciones, forjamientos de documento publico, instigación a la desobediencia de leyes, conspiración, sabotaje a daños (Sic) de sistemas y asociación (Sic)”.
Edmundo González ha hecho y hace lo que cualquier demócrata cabal debe hacer, defender la voluntad popular expresada clara y contundentemente el pasado 28 de julio que lo eligió Presidente de la República, defender la democracia, la justicia que es la verdad, la libertad y el Estado de Derecho y como tal rechazar rotundamente el brutal desconocimiento intentado por el régimen de la decisión del pueblo y hacer un llamado a abandonar la persecución, apresamiento y enjuiciamiento a quienes disienten del régimen en su propósito de arrebatar la clara y multitudinaria opinión nacional.
¿Cómo se puede calificar a un gobierno que enjuicia, como vulgar delincuente, a quienes defienden la verdad?. Sea usted el juez.
Aunque este régimen no se detiene en considerar y respetar lo dispuesto en nuestra Constitución y en la ley, cito el artículo 231 del Código Orgánico Procesal Penal, que claramente establece que “ No se podrá decretar privación judicial preventiva de libertad a personas mayores de 70 años”. Pero se que esta advertencia cae en la obscuridad porque nos han demostrado que no se paran en apresamiento y enjuiciamiento de niños menores de edad y de personas de la “cuarta edad”.
Tendrán que dictar orden de aprehensión contra todo el pueblo venezolano porque todos pensamos y actuamos como Edmundo González y defendemos lo que él defiende. Tendrán que transformar todo el territorio nacional en una monumental y gigantesca cárcel donde todos estemos preso y sometidos por la fuerza y la tortura a comportarnos como el régimen aspira: entregados y resignados.
Si defender la democracia, la justicia, la libertad, la verdad, la voluntad popular es un delito, todos somos delincuentes y así nos ve el régimen. Han sido muchos y hoy es Edmundo González, mañana seremos todos sin excepción, caerán también los indiferentes que entonces se arrepentirán de su inadmisible postura. Pero no nos doblegarán, nuestra lucha, como hemos dicho, es incansablemente hasta el final en esta etapa que es la hora de la verdad.
Fe, esperanza y optimismo que el bien se impone al mal y la luz siempre vence a las tinieblas.