Hay quienes con cierta frustración no ven salidas y concluyen que tanto la oposición como el régimen son culpables, por lo tanto se desmovilizan y, con rabia y cierta irracionalidad, meten a toda la dirigencia política en un mismo saco. Ello no es justo porque la oposición democrática está sometida al fuego cruzado de la dictadura. No podemos desconocer el esfuerzo de Leopoldo López, entre otros, para conformar una plataforma unitaria como el Frente Amplio y tratar de dar desde allí un mayor impulso a las mas variadas iniciativas para lograr la liberación de todos los presos políticos, la ayuda humanitaria de alimentos y medicinas, la realización de unas verdaderas elecciones generales y presidenciales y la restitución de las competencias de la Asamblea Nacional.
Amenazados, perseguidos, encarcelados, exiliados. No ha sido fácil para los dirigentes de la oposición democrática articular y concretar acciones para enfrentar al régimen. Sigue siendo urgente el cambio político, para ello es imperativo unir esfuerzos, como hemos dicho, de frente y en todos los frentes sin descalificar a los que compartimos trincheras contra quienes violan la Constitución y los derechos humanos.
El fracaso de Maduro y su anacrónico régimen es más que evidente. Los venezolanos lo padecemos todos los días de mil maneras. Aumenta la conflictividad social, los reclamos por la hiperinflación, la inseguridad y el colapso de los servicios públicos. El descontento es general y también llega a los cuarteles. La falta de cohesión institucional de la FAN es inocultable.
Venezuela está en emergencia, ello reclama grandeza y compromiso generoso de todos los ciudadanos, muy especialmente de los que lideran a la sociedad en general, y a los partidos políticos en particular.
Es obvio que el cambio es urgente, que la Unidad es necesaria y que para que los deseos se realicen necesitamos impulsar nuestras propuestas con fuerza, organización y movilización.
Sin embargo, la capacidad para construir una transición lo menos traumática posible se aleja y caminamos al borde del abismo.
Si estamos de acuerdo en que Maduro y su régimen no pueden continuar, es necesario que los partidos políticos, sobre todo Voluntad Popular y Primero Justicia, y también los que forman parte de Soy Venezuela, así como todos los opositores independientemente de sus matices, logremos que la unión pase de lo declarativo a la acción, lo cual significa movernos dentro de todas las formas de lucha posibles para lograr el cambio político necesario.
Hay que actuar ya en defensa de nuestro pueblo en contra de Maduro y su régimen, asumiendo que la oposición es diversa y plural, pero que también es indispensable construir el consenso para un acuerdo nacional con un liderazgo que recoja el sentimiento mayoritario con amplitud, capaz de presentar una alternativa viable de cambio.
Lo peor que está pasando en medio de tantos obstáculos es la falta de unidad. Debemos seguir acompañando la presión internacional sin dejar de asumir que a pesar del acoso y las amenazas de la dictadura, todos tenemos responsabilidades en lo que ha sido la conducción opositora, con sus aciertos y errores.
Hay que revisar, rectificar, avanzar y sobre todo, sumar.
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