Sectores universitarios de la UCV se han activado para solicitar las elecciones de las autoridades que fueron arbitrariamente suspendidas en el 2012 por una sentencia del tsj, con la consecuencia que las autoridades permanecen en sus cargos desde hace 11 años. Este artículo no está destinado a condenar tal iniciativa sino a evaluar sus riesgos, por aquello de la sabiduría China repetida por Oscar Wilde: “cuidado con lo que deseas”.
La actual situación de la UCV en relación con la población profesoral y estudiantil es de una total dispersión, con lo que no sería demasiado arriesgado asegurar que pueda existir un gran desinterés en estos sectores por la actual situación universitaria ocupados en los duros quehaceres de la sobrevivencia, en virtud de los salarios inexistentes, amén de lo no pocos que han optado por el exilio forzoso.
Es verdad que esta solicitud de elecciones está respaldada por el hecho de la reducción a escombros de la universidad tanto material como intelectual, que conduce a la conclusión de que la universidad necesita soluciones urgentes. Pero no es menos cierto que una solitud de elecciones conlleva riesgos que no han sido suficientemente evaluados:
La ya mencionada dispersión de los sectores universitarios, aislamiento que se vuelve más severo por las dificultades de comunicación en todos los sentidos tanto presencial como virtual, impide llegar con un mensaje claro a la gran masa de la población profesoral y estudiantil.
La falta de una propuesta clara, mas allá de la escogencia de nuevas autoridades, que indique un camino cierto y compartido para toda la comunidad con objetivos claros y la forma de alcanzarlos: un proyecto.
La carencia de fuerza política real por la poca capacidad de convocatoria a los sectores universitarios, hace un muy fácil al gobierno bloquear la iniciativa de lucha por elecciones para la escogencia de nuevas autoridades, lo que podría convertir a la misma en una nueva frustración en las aspiraciones de cambio en la UCV. Y que terminara siendo una oferta engañosa.
La solo solitud de elecciones no comporta un cambio, al contrario, plantearla como se ha planteado suena a un movimiento desesperado marcado por un deseo irreflexivo de cambio.
Como dije al principio, este artículo no está destina a desestimar la iniciativa de elecciones, lo que me parece pertinente plantear para la discusión de los diferentes sectores es discutir con franqueza la actual situación y construir una ruta que pueda hacer de la iniciativa electoral una vía fructífera para construir una nueva universidad. Para ello se requiere:
Discutir un proyecto para la nueva universidad, que implica construir un nuevo edificio académico y sus formas de gobernabilidad. Con la discusión de este proyecto podríamos intentar unificarnos para proponer este nuevo proyecto a la Comunidad Universitaria.
Este nuevo proyecto implicaría un camino claro para enfrentar la crisis, las tareas, metas y objetivos a alcanzar, de tal manera de indicarle a los universitarios de manera clara que queremos, y lograr amplios consensos.
Esto no supone unanimidad en todos los sectores, sino un proyecto de creación de la nueva Educación Superior que puede alimentar diversos programas de gobierno, en tanto, cada sector tiene sus modos y manera de enfrentar las ideas así existan puntos en común.
Una vez unificados y logrado trasmitir las ideas expresadas en el proyecto podemos buscar las elecciones con algo concreto que ofrecer.