A pesar de haber perdido 1x0 frente a Camerún, la selección de fútbol de Brasil, conocida mundialmente como “La Canarinha” logró en ese partido acabar con una arraigada tradición homofóbica que desde 1930 ha estado presente en los campeonatos mundiales.
Como en Brasil el número 24 está popularmente asociado de manera peyorativa a la homosexualidad y a una supuesta falta de hombría, nadie quiere tener ese número en el dorsal de su camiseta. La Canarinha nunca ha alineado —ni convocado hasta ahora— a nadie con ese número. Eso cambió este viernes, durante el partido Brasil-Camerún, cuando el entrenador Tite anunció que, en el once abridor, estaría incluido el jugador Gleison Bremer portando el 24 en su camiseta. Este hecho, representó el debut mundialista del dorsal escondido durante casi un siglo.
La selección ha hecho a lo largo de los años todo tipo de maniobras cuando en campeonatos internacionales la Canarinha era obligada a convocar el detestado dorsal. La más habitual, colocárselo a un jugador con probabilidades remotas de disputar un solo minuto. Y a veces ha echado mano de trucos bien burdos. En la última Copa América, celebrada en Brasil, el equipo anfitrión saltaba del 23 al 25 mientras el resto de las selecciones respetaba la numeración. Esta aversión al 24 tiene su origen en una lotería brasileña, tan popular como ilegal, llamada jogo do bicho, el juego de los animales, en la que ese número corresponde al venado, que en portugués se dice veado y suena como viado, que viene a ser el equivalente del insulto marica. Aunque no se sabe a ciencia cierta, se cree que lo relacionaron porque los ciervos, a imagen de “Bambi”, se consideran animales afeminados.
Ese prejuicio homófobo es el motivo por el que Brasil, la única selección del mundo que ha jugado todas las ediciones del Mundial desde la inaugural en 1930, hasta Qatar 2022, nunca haya tenido un futbolista con el 24.
Algunos brasileños llevan su aversión al 24 fuera de las canchas. Evitan el asiento 24 en el autobús, el cine o el teatro, incluso vivir en ese piso o dicen que tienen 23+1 años, explicaba hace unos meses a France Presse, el jugador de Futsal y activista LGTB+ Bernardo Gonsales al ser preguntado sobre su edad.
Lamentablemente, la derrota frente a Camerun, opacó la importancia del hecho de romper o dejar de lado definitivamente un tradicional prejuicio homofóbico. Sin embargo, se abre un camino para ver de ahora en adelante una mayor presencia del número 24 en el dorsal de los jugadores participantes en la liga de futbol de Brasil.
Para los habitantes de Brasil, esto será algo realmente novedoso porque incluso en la principal liga de futbol local, solo cuatro de los 20 equipos lo incluyeron esta temporada en la numeración: el Corinthians de São Paulo, el América-MG de Belo Horizonte, el Internacional de Porto Alegre y el Santos, cuna deportiva de Neymar y el equipo de toda la vida de Pelé. Progresivamente se van dando los pasos para romper definitivamente con la asociación despectiva del número 24 con la homosexualidad y acabar con la polémica homofóbica.