“Si quieres llegar rápido, lo mejor es que viajes solo. Pero si quieres llegar lejos, entonces lo mejor es que viajes acompañado”.
— Antiguo proverbio africano
La política es un largo viaje lleno de obstáculos. Querer llegar rápido no es más que una vana ilusión. Una ilusión perseguida con asombroso empecinamiento por gran parte de los políticos.
Vivimos un tiempo donde la promesa de éxito rápido y fácil tiene gran predicamento. En política significa obsesionarse con el corto plazo y nada más que el corto plazo. Tiempos breves, entonces. Limitados a la próxima campaña electoral.
Así es que las emociones se disparan y los razonamientos apenas cubren las apariencias. Y en el partido político se dice que ahora sí, que en esta campaña sí que podemos ganar, que esta elección es la nuestra, que la gente ya no cree en nuestros rivales, que vamos a ganar.
Banderas, discursos, apariciones en el telediario, mucha presencia en redes, mitines para colocar el mensaje, unas buenas vallas, mucho ingenio y por sobre todo mucha pasión.
La noche de la elección es la noche del golpe contra la dura piedra de la realidad. La derrota duele y solo queda la resaca.
Es que la política no es cuestión de corto plazo.
Es un viaje para llegar lejos.
El viaje del héroe
El mito del viaje del héroe es un tema recurrente en todas las culturas humanas. Y su estructura básica es siempre la misma:
El protagonista vive una realidad ordinaria y común
Ese protagonista recibe algún tipo de llamado hacia una acción extraordinaria
Inicialmente rechaza ese llamado y se conforma con la realidad a la que está habituado
Aparece alguien o algo, un mentor o consejero que lo estimula y lo ayuda a emprender esa acción extraordinaria
Con esa ayuda, el héroe enfrenta obstáculos formidables y los va venciendo uno por uno
Finalmente el protagonista vuelve a su realidad ahora transformada por sus acciones extraordinarias
Así, largo y plagado de obstáculos, es el viaje que emprenden algunos candidatos y algunos partidos políticos.
El camino del partido
¿Cómo se ve el camino del partido político a la luz del viaje del héroe?
Pues bien: los partidos viven su propia realidad, su vida de siempre, sus hábitos más arraigados, sus mecanismos tradicionales, su cultura tan largamente construida.
En algún momento algunos de esos partidos sienten el llamado del cambio. Perciben que la realidad política, social y cultural ya ha cambiado. Esa realidad ahora es otra, distinta, cruzada por nuevas variables. Y esa nueva realidad los desafía a cambiar. Pero la primera reacción siempre es la resistencia al cambio. Una red de emociones y creencias que les empujan hacia la repetición de las mismas viejas y conocidas prácticas.
La mayoría suele conformarse con lo viejo conocido.
La mayoría, no todos.
Algunos no se conforman. Abren su mente. Buscan alternativas. Quieren cambiar. Y buscan ayuda porque quieren llegar lejos.
Entonces aparece el consultor político.
Porque el consultor es quien cumple el papel del mentor, del consejero, del especialista que ayuda al partido a salir de los caminos ya trillados.
Pero…
¡Un momento!
¿De verdad los partidos políticos necesitan un consultor externo?
¿Acaso no basta con las propias estructuras políticas partidarias? ¿Acaso no es suficiente contar con los asesores políticos que revistan en la propia plantilla del partido? ¿Acaso el gabinete de comunicaciones del partido no puede resolver más que bien las comunicaciones y lo mismo la dirección política respecto a la estrategia?
¿O será que el consultor político trae otra lógica a bordo?
Consultor político a bordo
Lo digo desde ya: el consultor político externo es una herramienta esencial en la profesionalización de la política.
Esencial.
Y no sustituye sino que complementa a la dirección política, al gabinete de comunicaciones, a los asesores políticos de plantilla y a las estructuras partidarias.
Les complementa y les ayuda a potenciarse en su máxima expresión.
Porque cuando el partido político cuenta para determinada etapa con un consultor político a bordo, lo que hace es incorporar algunos beneficios que antes no tenía. A saber:
Especialización
Experiencia
Frialdad
Incorporar a bordo a un consultor político externo es incorporar especialización en una o más de una zona de acción. Porque hay especialistas en estrategia, en trabajo territorial, en comunicación, en resolución de crisis, en imagen de marca, en psicología del votante, en liderazgo, en segmentación electoral, en campañas electorales, en comunicación de gobierno y en diversas áreas de trabajo.
Claro que se puede improvisar en dichas áreas, pero a cuenta y riesgo de cada uno. Se puede improvisar pero cada vez es más claro que esa decisión conduce hacia el abismo político.
En campañas políticas tan complejas como las de nuestro tiempo, o profesionalizas al máximo o mueres.
Y eso sin importar cuánta razón lleves o cuan elevados sean tus ideales.
Por otra parte incorporar a bordo a un consultor político externo es incorporar experiencia.
¿O acaso en tu formación política alguien ha participado en 50, 100 o 150 campañas electorales?
Pues los profesionales de la consultoría política sí lo han hecho.
Y ponen esa experiencia en tu propia nave.
Finalmente, incorporar a bordo a un consultor político externo es incorporar una mirada fría y desapasionada.
Casi escucho tu voz protestando:
— ¿Frialdad? ¿Desde cuándo en la política es un valor la frialdad?
Y casi te respondo en voz alta:
— Desde siempre, hombre. Desde siempre.
Las pasiones dentro de un partido político son intensas.
Está bien que así sea.
Además, ya sabes: es inevitable.
Las pasiones, tan buenas en muchos sentidos, terminan siendo una trampa mortal para los partidos.
Porque distorsionan los análisis, las estrategias y las tácticas.
Siempre lo hacen.
Subrayo: siempre.
Entonces necesitas una mirada externa, analítica y fría, que no se contamine del clima interno de tu organización. Que no forme parte de los conflictos entre dirigentes, que no se nuble por la emoción, que no aspire a ningún cargo político, que no tome partido por ningún bando ni corriente interna de opinión, y que solo se dedique a ayudar desde su profesión.
Sí.
Necesitas en tu partido un consultor político externo.
Porque necesitas ayuda. Una ayuda que traiga especialización profesional, experiencia en campañas y una mirada fría y objetiva.
El acercamiento entre partidos políticos y consultores es una realidad creciente en todo el mundo. A diversas velocidades dependiendo de la región, pero creciente.
Colaboran con ello los buenos resultados que suelen obtenerse, la mayor visibilidad de los consultores, la difusión de sus experiencias y saberes, la institucionalización de la alta formación universitaria en el sector y el ejemplo cada vez más valioso de la consultoría externa en el área empresarial.
Pero también hay obstáculos, claro está.
6 obstáculos entre el partido y el consultor
¿Cuándo es que el partido político mira hacia el consultor?
Cuando el partido está en su propio viaje y siente el llamado a cambiar la política. Cuando toma conciencia de que las campañas ya no son lo que eran. Cuando percibe que necesita ayuda profesional para llevar a cabo su misión.
Pero ese mismo partido político ve un conjunto de obstáculos que lo alejan del consultor. Algunos de los principales son los siguientes:
Escasez de recursos económicos. Los consultores políticos tienen fama de caros. Hay algo de verdad en ello: la alta especialización supone honorarios más elevados. Pero también podríamos decir que la moneda tiene otra cara. Porque esa misma alta especialización te permite optimizar tus recursos en función de una estrategia más precisa y una comunicación más efectiva. Hoy en día no se acerca más a la victoria quien tiene recursos más abundantes sino quien hace una campaña más profesional. Piensa en el consultor como una inversión, no como un gasto. Porque eso es lo que es: una inversión para lograr una mejor campaña con menos dinero y más votos.
Resistencia al cambio. Si siempre tu partido ha hecho las cosas sin ningún consultor político, pues entonces te preguntas para qué hacer algo nuevo que va contra los hábitos de la organización. Sin embargo, nunca podrás cambiar la política si sigues haciendo las cosas del mismo modo que las has hecho toda la vida. Algo tendrás que cambiar en tu partido para así poder cambiar algo en tu sociedad. Es una ley de hierro, por cierto.
Urgencias coyunturales. La vida política gira sin pausa. Cada día te trae nuevos hechos, nuevos desafíos, situaciones ante las que el partido tiene que responder. Poco a poco la coyuntura se va comiendo a la estrategia. Y lo urgente devora a lo importante. Entonces el consultor político va quedando allá a lo lejos, opacado frente a la urgencia de este nuevo escándalo político o de aquella noticia periodística. El problema es que cuando la coyuntura te arrastra no solo pierdes de vista al consultor sino también a la propia realidad y a tus posibilidades de incidir en ella. En el fondo es cuestión de prioridades y de liderazgo.
Limitaciones ideológicas. He escuchado a dirigentes políticos que afirman que la consultoría política es propia de las formaciones de derechas. Y también he escuchado a otros dirigentes políticos que afirman que la consultoría es propia de las formaciones de izquierdas. Ambos pre-conceptos son equivocados y su única función consiste en estrechar el cerco mental que conduce a la derrota. Porque la profesionalización de las campañas políticas no es ni de izquierdas ni de derechas. Es simplemente profesionalización. Que lo digan, en caso de duda, las muy profesionales campañas de Barack Obama y Donald Trump (candidatos ubicados en las antípodas ideológicas el uno del otro).
Localismo a ultranza. Muchos chocan contra el inmenso prejuicio de creer que el consultor jamás podrá comprender las peculiaridades locales. He trabajado en diversas regiones de 14 países. Y en todas partes me han dicho la misma frase: “mire que aquí las cosas son diferentes, el nuestro es un caso especial que tal vez usted no ha visto nunca en ningún otro lado”. A continuación me explican esa particularidad local tan pero tan diferente al resto del mundo. ¿Y sabes qué? No es ni por asomo tan diferente. Que por supuesto hay que atender las peculiaridades nacionales, regionales y locales. Pero la psicología del votante es la psicología del votante y tiene leyes generales en cualquier parte del mundo. Además siempre será de alto valor que los consultores externos se apoyen en su contraparte local.
Desconfianza. La confianza es un valor escaso en nuestro tiempo. Por eso muchas veces los partidos políticos desconfían de los consultores externos. Temen que no estarán suficientemente comprometidos con el proyecto político. Y que no aportarán un valor equivalente o superior a la inversión necesaria. Esto aleja a los partidos de los consultores en la medida que la desconfianza se cristalice. Pero en ocasiones simplemente afina la puntería para elegir bien. Porque no todo consultor es bueno para todo partido político ni para todo núcleo de dirigentes. En definitiva se trata de elegir no al improbable consultor ideal sino al más adecuado y confiable para esa formación política en ese preciso momento.
¿Tu partido irá rápido o irá lejos?
Si lo que buscas es velocidad, caminos cortos, atajos y rutas fáciles, pues seguramente irás solo como dice el proverbio africano. Harás declaraciones explosivas que te mantengan en la agenda comunicacional. Lograrás que hablen de ti.
Tú me comprendes: fuegos artificiales.
Y podrás ser, ¿qué duda cabe?, una luz brillante en el firmamento.
Y tan rápido como llegaste desaparecerás en la oscuridad.
Pero este artículo no es para los apresurados.
Tampoco para los conformistas.
Este artículo es para quienes aspiran a llegar lejos.
Llegar lejos implica una construcción política sólida.
Llegar lejos implica diseño estratégico, liderazgo y visión de largo plazo.
Llegar lejos implica campañas políticas profesionales y serias.
Llegar lejos implica capacitar y potenciar los recursos humanos y los equipos del partido político.
Para todo ello es necesaria la figura del consultor político externo.
Maquiavelo &Freud
https://maquiaveloyfreud.com/partido-consultor-politico-obstaculos/