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Daniel Eskibel

Lo que aprendí en el tren nocturno entre Moscú y Kiev

Daniel Eskibel

Recuerdo claramente aquella noche.

Había subido al tren nocturno en Moscú y viajaba hacia Kiev.

Todo era desconocido para mí: el idioma, el país, los pasajeros, el destino hacia el que viajaba, el paisaje indescifrablemente oscuro detrás de la ventanilla.

Todo.

En cierta medida era un viaje hacia la noche, hacia lo desconocido.

Yo era joven.

30 años. Treinta.

A pesar de mi juventud tenía varios años de experiencia política.

Experiencia dura, enfrentando a una dictadura en Uruguay. Integrando una organización altamente disciplinada que era perseguida violentamente por la represión.

Acostumbrado a normas estrictas de seguridad. A que me conocieran solo por un alias. A evadir seguimientos en las calles. A contactos clandestinos. A una actividad altamente compartimentada. A dormir fuera de mi casa si detectaba una señal de alarma. A tomar medidas de contravigilancia casi todos los días. Sabiendo que inteligencia militar iba detrás nuestro.

Había sobrevivido a todo eso.

Años de militancia clandestina sin ser detectado.

Pero lo que yo mismo no detecté fue la soberbia que todo eso me había dejado como sedimento.

La soberbia de creer que todo lo sabía en materia política.

La soberbia de creer que podía hacer todo lo que quisiera.

La soberbia de creer que no necesitaba ayuda ni consejo de nadie.

Así había llegado a Moscú.

Pero en aquel tren nocturno aprendí algo.

Ocurrió en medio de esa sensación de viaje hacia lo desconocido.

Allí mismo. En la oscuridad del tren.

Allí me di cuenta de pronto.

Aprendí que necesitaba ayuda.

Consejo. Apoyo. Respaldo. Guía.

Llámalo como quieras. Ayuda.

Aprendí que sabía muy poco de política y de la vida misma.

Aprendí lo poquito que yo mismo era en medio de lo desconocido.

Aprendí que había sobrevivido a los años duros porque me habían ayudado, porque había sido parte de una empresa colectiva.

Aprendí que siempre iba a necesitar ayuda.

Ese es el tip de hoy.

Busca ayuda.

Para tu carrera política, para la próxima elección, para tu empresa, para tu profesión.

¿Para tu vida? Pues también.

Busca ayuda, consejo, orientación.

No vayas solo hacia lo desconocido. Y recuerda que cada día vas hacia lo desconocido.

Allí está mi ayuda, mi consultoría.

Tal vez sea tu momento para eso, tal vez no.

Pero lo más importante no es eso. Lo más importante es que busques ayuda, siempre. Y que elijas muy bien a los consejeros que te van a orientar en todos los terrenos.

Aunque creas que todo lo sabes, reflexiona bien.

Al final resulta que todos vamos viajando en un tren nocturno.

Siempre.

https://danieleskibel.com/consejero-politico-de-confianza/

daniel@danieleskibel.com

PD: Ya sabes que es mejor viajar acompañado.

Técnicas del FBI aplicadas a la negociación política

Daniel Eskibel

Gran parte de las batallas electorales se ganan o se pierden en la mesa de negociaciones.

Son las ocho y media de la mañana del 30 de septiembre de 1993. Dos enmascarados armados irrumpen violentamente en el Chase Manhattan Bank de Brooklyn (Nueva York). Dos horas después la situación es cada vez más peligrosa. Dentro del banco los atracadores tienen tres rehenes. En la calle varios agentes del Departamento de Policía de Nueva York están parapetados detrás de sus patrulleros. En los edificios cercanos están apostados los francotiradores del SWAT.

En ese momento llegan dos negociadores del FBI. Uno de ellos es Chris Voss. Tiene experiencia en la lucha antiterrorista y hace ya un año y medio que se está entrenando para la negociación en situaciones con rehenes. Pero este es su primer caso real. Al final del día los negociadores del FBI logran que los atracadores se entreguen sin un solo disparo y sin que nadie resulte herido. Sin dudas es el mejor resultado posible para todas las partes intervinientes.

¿Qué técnicas aplican esos especialistas del FBI para negociar exitosamente en casos de vida o muerte? ¿Acaso son técnicas que podamos aplicar a la negociación política?

Podemos obtener respuestas siguiendo el rastro del agente Voss, quien a partir de aquel otoño del 93 se convirtió en uno de los mejores negociadores del FBI y contribuyó a solucionar delicados problemas en distintos escenarios conflictivos del mundo. Luego se retiró para dedicarse a aplicar las técnicas de negociación a los ámbitos empresariales y a los más diversos emprendimientos humanos. Y actualmente es reconocido como una de las mayores autoridades mundiales en negociación.

Hace pocos años tomé un curso de negociación con la empresa de Chris Voss con la intención de aplicar esos conocimientos a la negociación política. Este artículo sintetiza algunas cosas que aprendí en ese curso.

Herramientas para llevar a tu próxima negociación política

Negociar las diferencias marca una frontera fundamental entre la política y la guerra. Por eso la vida del político es, entre otras cosas, una extensa cadena de negociaciones grandes y pequeñas. No en vano se suele decir que con mucha frecuencia las batallas electorales se ganan o se pierden en la mesa de negociaciones.

Por eso, cuando llegue el momento de tu próxima negociación política, lleva contigo estas herramientas que aprendí de Chris Voss:

1. No hacer ningún acuerdo es mejor que un mal acuerdo. El poder está en el balance de tener tanto el sí como el no disponibles.

2. “Sí” es la última palabra que quieres oír. Un “sí” sin un “cómo” es solo una ilusión.

3. La sonrisa en la cara y en la voz incrementa tu agilidad mental.

4. El cerebro funciona un 31 % más efectivamente cuando la persona está en un estado de ánimo positivo.

5. La voz es la principal herramienta de negociación ya que introduce respuestas emocionales en la contraparte.

6. Es seis veces más probable que llegues a un acuerdo con alguien que te agrada que con alguien que no te agrada.

7. Para marcar algo especialmente importante, usa tu voz de locutor nocturno de FM (voz grave con entonación descendente al final) y luego guarda silencio y no lo rompas. Esto le da a tu voz calma, autoridad y confianza.

8. La mayor parte del tiempo usa tu voz sonriente, positiva, juguetona y relajada.

9. La primera herramienta de negociación es etiquetar (señalar algo que la otra parte no ve para reforzar algo positivo o diluir algo negativo). Formato: “Parece como que…”, “Eso suena como si…”, “Luce como que…”.

10. Etiquetar sirve también para preparar a alguien para algo negativo: “esto va a sonar feo…”, luego pausa de 3 segundos.

11. Observa especialmente (por ejemplo, para etiquetar) la congruencia entre el tono de voz y el lenguaje corporal y el significado literal de las palabras de la contraparte.

12. Espejar es la más simple de las habilidades de negociación. Simplemente repite las últimas 3 palabras que la contraparte dijo, o 3 palabras seleccionadas que quieras clarificar o amplificar.

13. Anima el flujo de información que aporta el otro a través de facilitadores: pequeñas palabras (sí, claro, ¿de verdad?, ¡no me digas!, por supuesto, ok, uh uhh, ¿y?) y gestos (asentir con la cabeza).

14. Las personas abandonan una negociación, aunque la misma les sea favorable, si sienten que han sido tratados de modo injusto. Sé siempre consciente y cauteloso respecto a la palabra “justo” ya que puede ser usada defensivamente o para manipular.

15. Usa proactivamente la palabra “justo”, por ejemplo, anticipando al comienzo que lo serás y pidiendo a la contraparte que te lo diga cuando no lo seas.

16. El tono de voz que usas es cinco veces más importante que el significado literal de las palabras.

17. Tu lenguaje corporal tiene ocho veces más impacto que el significado de las palabras que usas.

18. Cuando observas en tu contraparte una incongruencia entre las palabras por un lado y el lenguaje corporal o el tono de voz por el otro, lo que tienes que hacer es etiquetarlo suavemente. O sea: señalarle al otro esa discrepancia, llamarle amablemente la atención acerca de ella para despejar dudas y así seguir avanzando.

19. Recuerda que tu contraparte siempre maneja, consciente o inconscientemente, dos precios en relación al objeto de la negociación. Uno es el mínimo al que está dispuesto y el otro es el máximo al que aspira. Ubicarte apenas por encima del valor medio entre el mínimo y el máximo del otro te dará una gran ventaja negociadora.

20. Cuando tu contraparte quiere hablar de precios, lo mejor es que primero desplaces el eje hacia los términos del acuerdo y cómo llevarlo a cabo. Eso facilitará que el otro revele espontáneamente algo acerca de sus parámetros respecto al precio, lo cual va a fortalecer tu posición.

21. Cuídate de las soluciones de compromiso como por ejemplo partir a la mitad las diferencias y acordar en el punto medio entre la propuesta de uno y la del otro. Con frecuencia esta práctica es una simplificación excesiva y bloquea una negociación más profunda y más productiva.

22. Tu silencio juega a tu favor porque te permite una observación más fina del otro y porque le da al otro la oportunidad de darte algo útil mientras habla. Es fundamental que hagas una pausa silenciosa después de hacer una buena pregunta o una buena observación.

23. Escucha el contenido más importante de lo que dice tu contraparte y de inmediato exprésalo con tus propias palabras para asegurarte de que coinciden en el significado real del asunto.

24. Nunca busques que el otro te responda “tienes razón”. Busca respuestas como “eso es correcto”, “así es”, “eso es”, “de acuerdo” o expresiones similares. Lo logras avanzando en sumarios acerca de las posiciones del otro (parafraseando sus contenidos en tus propias palabras y señalando su estado de ánimo al respecto). De esa manera vas removiendo falsos obstáculos y creando puntos de acuerdo para avanzar.

25. Te conviene reconfirmar hasta tres veces los “sí” y los “no” de tu contraparte. No con preguntas repetidas sino con herramientas como espejar (repetir tres palabras esenciales que dijo), etiquetar (señalar algo que el otro no ve) y parafrasear (reformular con tus propias palabras).

26. Tu contraparte estará más dispuesta al riesgo para evitar una pérdida que para asegurarse una ganancia. Perder algo impacta el doble que ganar lo mismo.

27. Formula con frecuencia preguntas calibradas. Son preguntas encabezadas por “¿qué…?”, “¿cuál…?”, ¿cómo…?” y solo en muy pocas ocasiones “¿por qué…?”. No son preguntas cerradas que se pueden responder con un sí o un no sino que son preguntas abiertas que buscan respuestas más largas e informativas.

28. La pregunta “¿por qué…?” coloca al otro a la defensiva y en general deberías evitarla. Si necesitas saber el por qué de algo es siempre preferible que formules la pregunta a partir de un ¿qué…?” o de un “¿cuál…?”. La única excepción sería cuando quieres provocar que el otro defienda tu propia posición.

29. El secreto para ganar la iniciativa en una negociación consiste en darle a la contraparte la ilusión del control, la ilusión de que está al mando y conduce el proceso. Hacerlo hablar es muy importante para lograrlo.

30. Prepárate antes de negociar: sintetiza los hechos que han llevado a la negociación, escribe una lista de entre tres y cinco etiquetas que señalen posibles estados de ánimo de la contraparte en relación a esos hechos, y escribe otra lista de entre tres y cinco preguntas calibradas que puedan agregar valor a partir de encabezados como “¿qué…?”, “¿cuál…?” y ¿cómo…?”.

31. Usa el “no” con claridad pero de forma elegante y amable. Utiliza para ello expresiones como “Tu oferta es muy generosa, lamento que no funcione para mí”, “¿Cómo se supone que haga eso?”, “Lo siento pero me temo que no puedo hacer eso”, “Lo siento, no”, u otras similares.

32. Si vas a regatear precios, comienza con un ancla inicial extrema que te sea extraordinariamente conveniente.

33. Para negociar bien te conviene hacer pocas contraofertas. Lo consigues respondiendo ofertas con un “no” o pivotando hacia los términos del acuerdo.

34. La negociación es el arte de dejar que el otro haga las cosas a tu manera. Tu contraparte se esforzará mucho más para implementar las soluciones si piensa que son sus propias ideas.

35. Nunca finalices una negociación sin clarificar cómo se implementarán las soluciones en la práctica y cómo se resolverán los problemas que surjan.

La vida política te va a lastimar si no sabes negociar. Y terminarás siendo una especie de rehén secuestrado por otros políticos que sí saben hacerlo. Por eso te conviene contar con un buen repertorio de herramientas para mejorar tu desempeño. Como las técnicas que enseña el FBI, claro.

Maquiavelo&Freud

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Introducción a la psicología política, psicología de la comunicación política, psicología de las marcas políticas, psicología en campañas electorales y psicología del votante.

Daniel Eskibel

Introducción a la psicología política

– ¿Qué otras ciencias están vinculadas a la psicología política?

La psicología política trabaja en una zona fronteriza con varias disciplinas además de la psicología propiamente dicha. En ese sentido es válido considera aportes de las neurociencias, el psicoanálisis, la psicología social, la psicología de la comunicación, la sociología, la ciencia política, las ciencias de la comunicación, la historia, la antropología y toda aquella actividad científica que contribuya a esclarecer la conducta humana en ámbitos políticos.

– ¿Hasta dónde limita la psicología política con la psicología tradicional y cómo interactúa con otras ramas de la ciencia?

La psicología es el tronco común del que surgen las especialidades como la psicología política. De la psicología derivan conceptos esenciales como por ejemplo el papel de las emociones en las decisiones humanas o el interjuego entre lo consciente y lo inconsciente o la internalización de las reglas sociales. O sea que la psicología brinda una base conceptual que luego la psicología política aplica y desarrolla.

La interacción con las demás ciencias tiene que ser de ida y vuelta: por un lado incorporar, analizar y aplicar algunos de sus conceptos y descubrimientos, y por otro lado brindar conceptos y métodos que ayuden a las otras ciencias.

– ¿La psicología política pretende enseñar a gobernar al que aspira a hacerlo?

No, rotundamente no. Nuestro conocimiento no es específicamente acerca de cómo gobernar mejor, lo que por cierto es un tema necesariamente sujeto a diferencias permanentes entre los seres humanos. Nuestro aporte a los políticos pasa por ayudarlos a comprender mejor la psicología de los votantes, a comunicarse mejor con ellos, a desarrollar sus cualidades para el liderazgo y a comprender mejor los fenómenos sociales.

– ¿Hay lugar para la ética dentro de la psicología política?

Sí. Pero no se trata solamente de que “haya lugar” sino que debe necesariamente practicarse dentro de un marco ético. Es imprescindible. Como universitarios, como profesionales y como personas tenemos que encuadrar nuestras prácticas dentro de un marco de valores humanos.

– ¿Cómo reconocer un correcto implementamiento de la psicología política?

Si “correcto implementamiento” se refiere a la ética, de la misma forma que reconocemos los valores éticos de alguien a través de su práctica y no solo de sus palabras.

Si “correcto implementamiento” se refiere a la eficacia, entonces reconocemos esa eficacia por los resultados obtenidos y por el valor agregado que recibe quien nos contrata.

– ¿Cómo encaja la psicología política en la disputa por el poder más allá de las contiendas electorales?

Es cierto y conviene tenerlo siempre en cuenta: la disputa por el poder no se produce únicamente en los escenarios electorales. De hecho, esa disputa por el poder pasa por lo electoral pero también por lo político más allá de lo electoral, por lo económico y por lo cultural.

En realidad cuando hablamos de psicología política nos estamos refiriendo a ese ámbito más abarcativo, a la disputa por el poder a todos los niveles aunque muchas veces simplifiquemos a lo puramente electoral pero solo por razones de claridad didáctica. Lo que estudia la psicología política es el comportamiento político de los seres humanos, por lo tanto el comportamiento humano de lucha por el poder en todos los escenarios.

Psicología de la comunicación política

– ¿Los resultados de una campaña o de un gobierno, la popularidad o aprobación ciudadana, dependen de su política comunicativa?

Las campañas electorales son grandes conversaciones de la sociedad consigo misma. Desde este punto de vista se trata básicamente de una batalla comunicacional para influir sobre esa conversación general.

En cuanto al gobierno, la comunicación no es algo que venga después de la gestión sino que forma parte de la gestión misma, con lo cual esa comunicación es una parte esencial de lo que significa gobernar. Recordando además que comunicación refiere tanto a escuchar como a decir.

En suma: la comunicación no es el único factor que decide resultados electorales, popularidad o aprobación ciudadana, pero es uno de los factores más importantes.

– Mantener vivo el relato en la memoria del elector sirve para el partidario, ¿pero sirve también para tratar de convencer al indeciso?

Es necesario pero no suficiente. La sola repetición machacona de un relato no alcanza para convencer a los indecisos. Este segmento de votantes debe ser investigado para determinar por qué está indeciso, entre qué opciones duda, cuál es su perfil psicosocial y político, qué opción le concita más rechazo, qué emociones siente ante la coyuntura política y qué objeciones tiene frente a los distintos candidatos. Recién después de este estudio se puede diseñar una estrategia específica para comunicarse con este segmento e intentar persuadirlo.

– ¿Cómo se enamora a los 3 cerebros a la vez?

Tienes que modular tu mensaje para que satisfaga las necesidades de los tres cerebros. El cerebro propiamente humano necesita argumentos, reflexiones, ideas, valoraciones. El cerebro de mamífero necesita emociones. Y el cerebro reptiliano necesita protección, supervivencia, reproducción y poder. Cuando pienses en el diseño de una campaña de comunicación política piensa en esos tres planos y encuentra la mejor mejor manera de satisfacer esas necesidades en cada caso concreto.

– ¿Cómo aplicar la regla de Mehrabian respecto al peso comunicacional de los distintos canales de comunicación (visual, auditivo y de contenidos)?

La regla aplica cuando el emisor de la comunicación se está refiriendo a sus emociones o actitudes. Esos casos los receptores de la comunicación serán influidos en un 55 % por lo visual, en un 38 % por lo auditivo y en un 7 % por los contenidos del mensaje.

– Si el mensaje emitido por el candidato sufre una transformación tan grande al ser recibido por el votante, ¿cómo puede una campaña lograr que su mensaje sea más efectivo que el de sus rivales?

El mensaje tiene que ser simple, ese es su mayor secreto. Simple por su construcción, por su facilidad para la recordación y la interpretación, por su brevedad y por su conexión directa con el problema principal del público objetivo. De esta manera la campaña logra que el mensaje llegue de la mejor forma a su destinatario.

– ¿Cuáles son los tipos de comunicación que logran mayor impacto?

El mayor impacto en la opinión pública se logra mediante políticos excepcionales, o cuando ocurren hechos excepcionales o cuando los procedimientos de comunicación política son excepcionales. En este último caso me refiero a la comunicación política extremadamente profesional, muy creativa, que rompe paradigmas, que logra sorprender y emocionar. De esa manera el mensaje rompe el circuito cerrado de la política (políticos que hablan para periodistas y para otros políticos) y alcanza al gran público.

– ¿Las redes sociales influyen sobre el votante de manera diferente según sexo y edad?

Cuando digo redes sociales me refiero tanto a las conexiones mediadas por internet como a las de carácter presencial y cara a cara. Su influencia no varía tanto en función de sexo o edad sino más bien en función de las características cualitativas de cada red, su riqueza de contenidos y conexiones.

– ¿Los medios de comunicación siguen siendo importantes en el siglo XXI?

Sí, siguen siendo importantes e influyentes. Los medios escritos siguen siendo herramientas de valor para un amplio sector de formadores de opinión. Y la televisión sigue siendo un entretenimiento masivo en todo el planeta.

Los medios ya no son lo que eran en el siglo XX y enfrentan el desafío de un nuevo tiempo con nuevas armas: versiones digitales, interacción, presencia en redes sociales de internet, streaming de contenidos, podcasts, plataformas. Están todo el tiempo en todas tus pantallas.

Claro que ahora compiten con la masiva irrupción de las voces individuales de los ciudadanos que se despliegan en internet. Esa compleja interacción entre medios e individuos está en pleno desarrollo y todavía no sabemos exactamente hacia donde conduce. Para ir más a fondo lo más importante es investigar en cada momento concreto y en cada sociedad concreta qué es lo que pasa con los medios de comunicación, cual es su importancia, cuales sus efectos y sobre qué públicos específicos.

– ¿Cómo lograr que el receptor del mensaje lo interprete de la misma manera que nosotros?

El mensaje deja de ser nuestro una vez que lo emitimos. El receptor se apodera del mensaje, lo lee a su manera, lo interpreta según sus propios códigos, hace una decodificación aberrante del mismo. Es inevitable que ocurra de esa manera. A lo que sí podemos aspirar es a que su interpretación no se aleje demasiado de la nuestra. Para eso es conveniente que el mensaje sea breve y muy claro, que sea formulado con simplicidad, que utilice palabras propias del receptor y que esté conectado con su vida y sus problemas.

– ¿Por qué “decodificación aberrante”?

La decodificación es aberrante en el sentido de que el receptor interpreta el mensaje apartándose, desviándose, de lo que el emisor se había propuesto. O sea que el emisor comunica un mensaje que para él tiene una determinada interpretación pero el receptor lo entiende de un modo diferente.

Psicología de las marcas políticas

– ¿Qué es una marca?

Una marca es un valor intangible, un discurso sobre las características del producto pero al mismo tiempo un discurso sobre las características del consumidor. La marca política dice algo respecto al político pero también respecto al votante. Por eso ayuda a que ese votante se sienta reconocido y reflejado en determinada marca política.

– ¿Quiénes son ejemplos de marca?

Todos los políticos son marcas, algunos mejor construidos y otros peor construidos. Pero todos son marcas, más allá de su voluntad y también más allá de su trabajo conciente sobre su marca. Y cuando el político no construye su marca, entonces otros lo harán (los votantes, o inclusive sus propios adversarios). Un buen ejemplo de marca política actual podría ser Ángela Merkel. Todo en ella habla de método, precisión, exactitud, voluntad firme, determinación. No es solo su discurso sino también su presencia, su imagen visual, su tono de voz, su profesión anterior de química, sus decisiones. Allí puedes ver una marca muy clara, muy contundente.

– ¿Cómo construir una marca?

Una marca se construye tomando decisiones consistentes que apunten todas en la misma dirección. Decisiones políticas, personales y de comunicación (incluyendo los aspectos publicitarios que también son necesarios).

– ¿Cómo identificar una marca?

Para identificar una marca política tienes que hacerte algunas preguntas acerca del político en cuestión. Por ejemplo:

1. ¿Qué beneficios concretos para los votantes tendría elegirlo como gobernante? ¿En qué áreas de la vida pública se desempeña mejor? ¿Cuáles son sus principales cualidades?

2. ¿Qué ilusiones ofrece a los votantes? ¿Qué beneficios intangibles sienten los votantes que obtienen al votarlo?

3. ¿Qué futuro ofrece a los votantes? ¿Qué hay que hacer para llegar a ese futuro?

4. ¿Qué dicen sus códigos comunicacionales: logotipo, isotipo, eslogan, gama cromática, códigos sonoros y/o musicales?

5. ¿Cuáles son las emociones que provoca en los votantes?

Respondiendo estas preguntas acerca de cada político tendrás una identificación precisa de su marca.

– ¿Por qué marca y no simplemente producto?

Porque son dos cosas diferentes. En el caso político el producto sería el candidato mismo, su historia personal, sus ideas y su personalidad. Pero esos factores reales solo los conocen los muy allegados, y a veces ni siquiera ellos. Lo que percibe el votante no es tanto la persona real sino más bien la marca. Claro que el mejor método es siempre apoyar la construcción de la marca sobre los rasgos reales del candidato.

– ¿Cuándo promover la marca?

Siempre. Desde el principio hay que hacerlo. Considerando como “el principio” el momento en el cual alguien decide comenzar a hacer política. Desde ese punto inicial ya tendría que construir y promover su marca. Por eso las campañas son permanentes.

– ¿Dónde podemos posicionar una marca?

En todas partes. En la publicidad. En las redes sociales. En todo internet. En el mundo offline. En las acciones políticas. En las acciones cotidianas. En los medios de comunicación. En la toma de decisiones. El político no debe ver la marca como algo ajeno que tiene que mostrar sino como algo propio. Debe vivir y respirar su marca.

Psicología en campañas electorales

– ¿Hay alguna fuerza que impide llegar al gobierno a las formaciones políticas nuevas?

Sí la hay, aunque también existe la fuerza contraria.

En toda sociedad hay fuerzas conservadoras que prefieren las opciones que perciben como más seguras, que buscan mantener la estabilidad del statu quo y que prefieren no arriesgarse a lo nuevo (por lo menos hasta no verlo más consolidado). También en toda sociedad hay otras fuerzas que buscan cambiar, que prefieren opciones nuevas y que buscan abandonar lo viejo que consideran que ya no funciona.

Del interjuego entre esas dos fuerzas resultan muchas de las dinámicas políticas. Hay que considerar, a su vez, que cada una de esas fuerzas puede crecer o decrecer a lo largo del tiempo.

– ¿Cuál es el efecto de los candidatos que provienen de fuera de la política?

Se ha vuelto un fenómeno común la aparición de candidatos que llegan a las campañas electorales sin haber pasado por la política. Son actores, influencers, deportistas, músicos, sindicalistas, escritores, empresarios, conductores de televisión y todo tipo de outsiders. No es un fenómeno nuevo (recordarás al escritor Mario Vargas Llosa como candidato presidencial peruano en 1990 o al actor Ronald Reagan primero como candidato y luego como presidente de los Estados Unidos). Pero sí es un fenómeno que ha explotado en el siglo XXI.

Frecuentemente lo que buscan las fuerzas políticas con este tipo de estrategias es lanzar un candidato que ya ganó notoriedad, prestigio y buena imagen. Al mismo tiempo buscan candidatos que no arrastren valoraciones políticas previas de carácter negativo.

Un factor que incide poderosamente sobre esta tendencia es la espectacularización de la política. El mundo del espectáculo y el entretenimiento ha desbordado todos sus viejos lugares habituales, inundando territorios que le habían sido ajenos como la ciencia, el periodismo, la política y el gobierno. Es así que aparecen los políticos cuya valoración crece en la medida que son entretenidos, divertidos, ocurrentes y dan mucho que hablar. De esa manera se convierten en protagonistas permanentes de los medios de comunicación, las redes sociales y la conversación cotidiana. Algunos de los outsiders ya ingresan a la política con ese plus de entretenimiento, lo cual es un factor más que favorece su desembarco.

A veces todo esto funciona y el outsider triunfa, pero en otras ocasiones fracasa rotundamente. Lo mismo sucede con el ejercicio del gobierno, para lo cual algunos están preparados y otros no.

– ¿Cómo garantizar la armonía y la sinergia entre los integrantes del equipo electoral?

La naturaleza de las campañas electorales hace que la armonía nunca esté asegurada. Por el contrario, generalmente las campañas son sinónimo de caos, de desorden, de conflictos, de contradicciones. Creo que inevitablemente es así porque quienes participan en los equipos electorales están muy motivados por la lucha por el poder ya que eso está en el núcleo mismo de la política y de las campañas electorales.

De todos modos, hay algunos aspectos que ayudan en gran manera a reducir los conflictos y mejorar sustancialmente la armonía. Por ejemplo:

– Instalar los equipos electorales con mucho tiempo de anticipación para que se conozcan, aprendan a trabajar juntos y vayan adquiriendo experiencia.

– Conformar equipos con un número relativamente reducido de integrantes.

– Centrar a cada equipo en las tareas concretas. Si se dispersan, volver a centrarlos en las tareas.

– Establecer una clara jerarquía de campaña, dejando en evidencia desde el principio cómo y dónde se toman las decisiones.

– ¿Qué es mejor: dedicar dinero y tiempo a cambiar la mala imagen de un candidato o sustituirlo por otro candidato?

Sustituir al candidato suele ser una mala idea. Primero porque vas a herir a un segmento de votantes que ya pensaba votarlo. Segundo porque también vas a herir a un grupo de dirigentes alineados con ese candidato. Tercero porque vas a enviar un mensaje bastante confuso a la opinión pública. Y cuarto porque no sabes exactamente con qué te vas a encontrar en materia de imagen con el nuevo candidato. La interrelación de estos cuatro factores es frecuentemente demoledora para la campaña.

¿Cuándo podría ser buena idea? Cuando sea absolutamente imprescindible y cuando se esté lo más lejos posible de las elecciones.

– ¿Cuándo surge la decisión de voto?

El proceso de decisión de voto es permanente. Los mensajes políticos entran en el laberinto del cerebro del votante la noche misma de las elecciones mientras se conocen los resultados. El proceso psicológico continúa, aunque no siempre consciente, hasta la siguiente elección. Y todo vuelve a comenzar. Por eso necesitamos que las campañas políticas sean permanentes. No las campañas electorales, que son limitadas a un determinado tiempo fijado legalmente, sino las campañas políticas.

– ¿Cómo convencer a los que dicen que votan por el mal menor?

El voto por el mal menor está muy extendido por todo el mundo. Depende claro de las condiciones concretas de cada país, pero también de dos factores muy importantes:

1. La desconfianza hacia los políticos.

2. El fuerte rechazo hacia algunos políticos.

Estos dos puntos están conectados pero son diferentes. Me permito señalar el segundo porque suele ser muy relevante a la hora de intentar convencer a un segmento de los indecisos. Esto es así porque si bien muchas personas no tienen claro qué candidato prefieren, sí tienen claro casi siempre cual es el candidato que menos quieren. Entonces conviene preguntar en las encuestas a qué candidato rechazan más, cual es el peor, el que nunca votarían. Y a partir de ese dato trabajar la comunicación con el indeciso.

– ¿La mejor estrategia electoral es provocar emociones o proporcionar datos y razones?

Las dos cosas. La comunicación electoral debe provocar emociones porque si es fría carece de poder de persuasión. Pero también debe proporcionar datos y razones para que cada uno justifique sus decisiones, las explique y las comunique. En última instancia la emoción es decisiva, pero también es cierto que esa emoción precisa de razones.

– ¿Cómo puede una campaña influir sobre las emociones que siente el votante?

Hay tres mecanismos principales para provocar emociones. Uno es el contagio: el votante tiende a sentir la misma emoción que siente quien se está comunicando con él. Otro es la narrativa: contar una historia que involucra una determinada emoción facilita la emergencia de esa misma emoción en el votante que se identifica con el personaje del relato. Y una tercera es el uso intencional de elementos como la música o el color que son factores que saltan por encima de lo racional y dan de lleno en lo emocional.

– ¿Cómo identificar y entender las emociones de los votantes si cada persona es diferente a las demás?

Es cierto que cada persona es un mundo diferente al mundo de los demás. Pero también es cierto que las emociones son las mismas en todas las personas. Todo ser humano tiene el mismo pack de emociones, solo que cada uno las expresa de modos diferentes. La emoción que alguien está sintiendo se puede identificar en base a la conducta no-verbal: matices de la voz, expresión corporal, movimiento, gestos de la cara. A nivel individual, entonces, la observación es la clave para identificar emociones. Y a nivel colectivo hay que preguntar. Esto tiene la limitación de que es bastante común que las personas no identifiquen claramente sus emociones, lo cual agrega márgenes de error si se trata de encuestas. Pero este margen se puede reducir con una adecuada estrategia para formular las preguntas.

– ¿Cómo evitar la confusión del elector?

El único antídoto para la confusión del elector es la buena comunicación. Una comunicación que sea breve, simple, fácil de comprender, conectada con la realidad y directamente vinculada con los problemas de los electores.

– ¿Cómo abordar electoralmente a la Generación Z?

Con el mismo método que debemos abordar a todas y cada una de las generaciones. No con la misma estrategia ni con la misma comunicación sino con el mismo método. El método al que me refiero consiste en evitar las vagas generalidades teóricas o empíricas e ir directamente a la investigación rigurosa a través de encuestas, grupos focales y observación psicosocial.

Tenemos que investigar a la Generación Z tal como es en la sociedad en la que nos toca trabajar. Tenemos que trazar un perfil acerca de cuántos son los miembros de esa generación en edad de votar. Y cómo son, cómo viven, cuales son sus hábitos, cuáles son sus opiniones, cómo se relacionan entre sí y con las otras generaciones, cómo se informan, cómo se comunican, cuales son sus valores y sus estilos de vida.

Recién después de un estudio con estas características estaremos en condiciones de formular una estrategia de abordaje electoral.

– ¿A qué se refiere con “Target”?

Target es el público objetivo. Este criterio indica que lo primero que evalúa el cerebro es si ese mensaje de ese candidato es para él, si como votante siente que forma parte del público hacia el cual se dirige el candidato. Porque si siente que no le habla personalmente, si siente que le habla a otras personas o que le habla a todos en general, pues entonces pierde un valor importante para ese votante.

– ¿Cómo se vinculan el target y el objetivo electoral?

Lo primero en una planificación de campaña es el objetivo electoral, o sea definir cual es nuestra meta en el marco específico de un determinado proceso electoral. Ese objetivo debe ser exigente pero realista. No siempre se trata de ganar las elecciones ya que a veces es absolutamente imposible, en cuyo caso hay que precisar mejor cual es exactamente el objetivo. En ese sentido son también objetivos válidos convertirse en la primera fuerza de oposición, o ser la tercera fuerza política, o mejorar la representación parlamentaria o alcanzar siquiera presencia en el parlamento.

Una vez que tienes claro tu objetivo tendrás que segmentar políticamente al electorado entre votantes duros, blandos, posibles, difíciles e imposibles.

Los votantes duros no los tienes que convencer sino que tu tarea es movilizarlos política y electoralmente, no solo para que voten sino para que convenzan a otros. Ese será tu primer target y la segmentación psicológica te ayudará a comunicarte mejor con él. Salvo en el caso de los partidos hegemónicos, lo más probable es que también tengas que recurrir a tus votantes blandos. A ellos tampoco tendrás que convencerlos sino que tu tarea es fortalecer su simpatía hacia ti y consolidar su inclinación de voto. Este será tu segundo target, al cual también tendrás que segmentar psicológicamente. En muchos casos tendrás que recurrir además a un tercer target que es el de los votantes posibles, a quienes perfilarás del mismo modo con la idea de que a ellos sí vas a tener que persuadirlos.

– ¿Qué relación hay entre la construcción de la personalidad pública del político con su toma de decisiones?

La personalidad pública del político no debe ser concebida como una imagen artificial creada para parecer alguien que en realidad no es. Debe ser más bien una proyección, un desarrollo de la personalidad real del político. En ese sentido es claro que cada decisión que toma va construyendo esa personalidad pública y al mismo tiempo esa personalidad pública le va dando un marco general a cada decisión que toma.

– ¿Qué sucede cuándo el candidato es aceptado por el votante pero su partido político está acusado de corrupción?

Depende de si su target percibe como reales los casos de corrupción y de si les concede una alta relevancia. Si se cumplen las dos condiciones, entonces la corrupción amenaza principalmente tres de los siete criterios con los cuales el votante evalúa al candidato: personalidad, marca y confianza. En ese escenario sus potenciales votantes se preguntarán si el candidato tiene la personalidad adecuada para enfrentar una situación partidaria tan delicada, decidirán si les importa más la marca del candidato o la dañada marca del partido y evaluarán si la confianza en el candidato se deteriora o por el contrario se fortalece.

La emergencia de un cuadro de corrupción en el partido implica una situación de crisis política. Esta crisis puede dañar o fortalecer al candidato, todo depende de cómo se la gestione.

Psicología del votante

– ¿Cuál es la correspondencia entre el tipo de personalidad y el tipo de votante?

Los 5 tipos específicos de votantes que identifico a partir de mi adaptación del Big Five a la política son los siguientes:
1. Votante emocional. Es un votante más impulsivo que elige candidato en función de la conexión emocional que siente con él. Esa conexión puede vincularse con la personalidad del candidato o con su estilo de comunicación política.
2. Votante social. Es un votante participativo, activo socialmente, que tiende a desarrollar una fuerte identidad partidista y que se siente a gusto en un contexto de campaña de mucha energía y muchos estímulos. Por lo general prefiere candidatos llenos de vitalidad y dinamismo.
3. Votante amable. Es un votante empático, cordial y tolerante. Huye del maximalismo, de la confrontación y de la comunicación incendiaria. Prefiere a los candidatos negociadores, tranquilos y moderados. Se instala más en las zonas grises que en los dilemas blanco versus negro.
4. Votante metódico. Es un votante que necesita que le presenten la información política de un modo ordenado y sistemático. Lo suyo son las estructuras claras para pensar. Sus preferencias van o bien hacia candidatos intelectualmente rigurosos o bien hacia campañas de comunicación muy metódicas y reflexivas.
5. Votante abierto. Es un votante imaginativo con gran apertura mental hacia lo nuevo. No se conforma con candidatos conocidos, partidos tradicionales o ideas ya establecidas. Busca la novedad, lo diferente, lo original. Y necesita estímulos complejos que lo alejen de lo convencional.

– ¿Existe algún tipo de correlación entre la segmentación VALS y la segmentación del BIG FIVE?

Son dos segmentaciones diferentes que no se superponen. Mientras el VALS clasifica a la población en base a valores y estilos de vida, el BIG FIVE lo hace en base a tipos de personalidad.

Son dos variables que tienen puntos de contacto pero también puntos de separación. Simplificando un poco podríamos decir que la personalidad es más de base, de formación más temprana y de mayor estabilidad mientras que los valores y estilos de vida se van aprendiendo y construyendo a lo largo de la vida.

Por ejemplo: alguien cuyo rasgo de personalidad dominante en el BIG FIVE sea la extraversión puede integrar cualquiera de los grupos del VALS en función de su experiencia de vida y sus aprendizajes. Y lo mismo con los otros perfiles de personalidad.

– ¿Cómo afecta a los votantes el llamado “filtro burbuja”?

Los medios de comunicación, la experiencia personal directa y las redes sociales en su más amplia acepción siempre han tenido un efecto de burbuja sobre los seres humanos de cualquier época. Por el interjuego de los tres filtros que menciono se construye un ecosistema cultural y político que incide poderosamente sobre las decisiones del votante. El desarrollo de internet, los buscadores de páginas web y las redes sociales digitales han potenciado extraordinariamente ese efecto de burbuja.

Si internet permea toda nuestra vida en todo momento y si confiamos en su neutralidad a la hora de mostrarnos la realidad, entonces la burbuja puede ser paradójicamente más pequeña aún y el votante puede encerrarse cada vez más en una realidad casi tribal donde lo que importa es la identidad ‘mía y de los que son como yo’ contra la identidad ‘de los otros y los que son como ellos’.

En ese escenario se acentúa la polarización política, el debate público pierde elementos de referencia como pueden ser los hechos reales y las personas reaccionan con una intensidad emocional mucho mayor.

– ¿El votante rechaza a los políticos con quienes no se identifica?

Sí, la identificación juega un papel importante en las simpatías y las antipatías políticas. Puede ser identificación con las ideas, con la personalidad, con algún rasgo psicológico más o menos aislado pero notorio, con algo de su historia personal, con una forma de hablar, con el nombre de pila, con la zona de donde proviene o donde vive o con cualquier otro elemento de similitud que se encuentre. Cuando se encuentra alguna similitud el votante se identifica más con ese político y tiende a sentir mayor simpatía hacia él, y cuando no se identifica con él tiende a no sentir esa simpatía.

Por eso el político es frecuentemente visto por sus seguidores como un espejo mejorado de ellos mismos. Lo ven como ellos mismos ante el espejo, pero ellos mismos mejorados, con mayores logros, con mayor poder.

– ¿Cómo identificar qué es realidad y qué es percepción en una realidad política tan cambiante y compleja?

La percepción es una construcción que ocurre en el cerebro mismo del votante. Está estimulada por la realidad, pero también por otras diversas variables mayormente subjetivas. La realidad en cambio es independiente de la percepción que tenga el votante. Esa relación entre percepción y realidad es extremadamente compleja y está en permanente desarrollo. Aquí la única ley es que para el votante la percepción es la realidad. Lo que percibe es lo que considera real, por lo tanto no hace esa diferenciación entre ambos asuntos. Esta implica que el foco de trabajo en las campañas electorales debe ponerse esencialmente en la percepción que tienen los votantes.

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San Carlos Maldonado 20400
URUGUAY

La sobredosis informativa cambia las reglas de la comunicación política

Daniel Eskibel

¿Puedes imaginar a Robinson Crusoe sin su isla?

Claro que no. Pues esa isla es un rasgo esencial de su propia identidad de náufrago. Sin la isla Robinson Crusoe no sería quien es.

Lo mismo ocurre con el votante del siglo 21: no lo podemos imaginar sin las pantallas que lo bombardean con información a cada instante. Esa relación íntima y permanente con sus pantallas lo define en gran medida y lo diferencia de votantes de otros tiempos. Es el primer votante de la historia que tiene que gestionar la sobredosis informativa que lo persigue desde smartphones, ordenadores y televisores.

Atado a esas brillantes superficies tal como Robinson Crusoe lo estaba a la isla, el votante de hoy es un desafío para la comunicación política.

Breve historia de las pantallas

En el principio era el mito, como suele suceder.

Allí está Narciso, mirando su propia imagen reflejada en un curso de agua. Enamorado de su propia imagen, el pobre Narciso se inclina hacia ella y cae en el agua. Se ahoga en su propia imagen. Se ahoga en esa pantalla del agua que refleja su figura.

Revisitando el mito en el siglo 21 podemos sospechar que el narcisismo desbocado es la fuerza interior que nos ata a las pantallas de nuestro tiempo. Nos buscamos a nosotros mismos en los smartphones, los televisores, los ordenadores y las tablets. Pantallas que tienen su historia, claro está.

Una pantalla es una superficie sobre la cual se proyecta una imagen. Esa imagen puede ser la propia reflejada en los ojos de otros seres humanos o en el curso de agua que tanto hechizó a Narciso. Pero también puede ser una imagen que solo está en la mente y que se proyecta sobre las formas irregulares de las nubes o sobre objetos en sombras.

Pero las pantallas en su sentido más actual surgen con el nacimiento del cine. Son pantallas de gran tamaño, ubicadas en recintos cerrados ubicados estratégicamente en las ciudades. Cada espectador está silencioso en medio de la oscuridad, percibiendo que cerca suyo hay otras personas que se mantienen a una distancia socialmente regulada, todos mirando en la misma dirección, como un ritual colectivo, como un trance hipnótico en el que todas las miradas siguen el mismo haz de luz que proviene de algún punto a sus espaldas y que estalla en imágenes sobre la pantalla.

Luego, a mediados del siglo veinte, surge la televisión. Ahora hay por lo menos una pantalla en cada casa. Su tamaño está en sintonía con el mobiliario y el espectador está cerca de ella, en un ambiente iluminado y en un contexto de conversación familiar. Es una experiencia cotidiana, ya no ritual sino hábito. La imagen proviene del interior mismo del aparato, frente al espectador, y la aparición del mando a distancia inaugura una modesta posibilidad de interacción con la pantalla.

En el tramo final del siglo veinte irrumpe el ordenador personal. Ahora la pantalla está no solamente en casa sino también en el trabajo. Y su propio tamaño y ubicación son adecuados para trabajar. Se ubica en un espacio personal, cerca del cuerpo. Las condiciones ambientales son también personalizadas. La experiencia de uso es otro factor que se vuelve muy personal y el teclado facilita una interacción mucho más rica. Tanto que la imagen parece surgir del propio teclado.

A comienzos del siglo veintiuno entra el smartphone en escena. La pantalla culmina su viaje hacia lo pequeño, se adapta al tamaño de la mano y se vuelve omnipresente. Está en todas partes y en todo momento. Ocupa un espacio íntimo y se presta a una relación más íntima aún con el usuario. Miles de millones observan obsesivamente esta pantalla mientras viajan en el metro, mientras caminan por la calle, mientras esperan, mientras cenan con su familia, mientras trabajan o estudian, mientras hablan o escuchan, mientras miran otra pantalla, mientras se duermen o mientras se despiertan. La interacción es directamente a través de los dedos, sin intermediarios. Y la imagen adquiere una cualidad casi mágica ya que parece surgir de la yema misma de los dedos.

Así llegamos a 2020. Estábamos en plena sobredosis de pantalla. Y la pandemia de Covid-19 nos multiplicó la dosis.

Efectos psicológicos de la sobredosis de pantallas

El cerebro humano mantiene las características esenciales que adoptó al configurarse en la ya lejana Edad de Piedra. Ese cerebro arcaico, limitado y lento dedica una parte importante de sus energías a procesar información.

Atención al verbo: procesar. Porque de nada le sirve al cerebro la simple acumulación, el tosco almacenamiento de información. Lo que vale es procesar esa información, elaborarla, analizarla, comprenderla, usarla en el mundo real.

Para procesar información el cerebro tiene que conectar lo nuevo con lo ya sabido, tiene que comparar y contrastar, tiene que establecer redes de significado, tiene que asimilar conceptos, tiene que concederse pausas y períodos de descanso. Nada de eso puede hacer si está bombardeado por miles de estímulos diarios, muchos de ellos simultáneos, muchas veces cargados de contenido emocional y otras tantas plagados de confusiones e imprecisiones. Sin mencionar las fake news, que ya son otro tema.

En suma: en la era de las pantallas el cerebro está bombardeado, saturado, inundado de una información que circula hasta el infinito, golpeado por datos imprecisos cuando no simplemente falsos y padeciendo dificultades extremas para procesar razonablemente toda esa avalancha informativa. Lo dicho: sobredosis informativa.

En este contexto el consumo de información asume algunas características cada vez más negativas. Por ejemplo:

• El consumo de información es ansioso. Todo debe ser rápido, inmediato, ya mismo. Lo cual conduce inevitablemente hacia personas pobremente informadas y altamente estresadas.

• Se privilegia la información breve, tan breve que en ocasiones la única pieza informativa que muchas personas toleran es apenas el título de una noticia. El resto se adivina, se supone congruente con los saberes previos. O con las opiniones previas.

• Se privilegia lo superficial frente a lo profundo. Más vale sobrevolar una información que ahondar en ella. No hay tiempo ni deseo de ir más allá, más aún pudiendo saltar de link en link sin detenerse en ningún lugar específico.

• El consumo informativo es fragmentario. Los hechos, las ideas y las personas estallan en pedazos y cada cual recoge algunos fragmentos y en muchos casos valora el todo por una parte muy pequeña que es la que conoce.

• El consumo de información es irreflexivo. No hay tiempo para reflexionar, no hay pausa, no hay silencio, no hay ese vacío informativo que es imprescindible para cualquier reflexión.

La sobredosis de pantallas facilita la desinformación y el encierro de cada cual en su propia burbuja de ideas. Además fortalece el sentido tribal, ese oscuro impulso a dividir el mundo entre nosotros y ellos, los propios y los ajenos, los amigos y los enemigos, los inmensamente buenos contra los satánicamente malos.

Cuando salimos de las pantallas el espejo se rompe. La realidad es siempre más compleja, más contradictoria y llena de matices. Esta ruptura del espejo deriva en desencanto, pasividad, muchas veces fanatismo y dadas ciertas condiciones hasta en violencia social y política.

Ya lo sé: los tiempos que corren son duros para la comunicación política.

¿Cómo comunicarnos en la era de las pantallas?

Hay un tsunami de información devorándonos desde las pantallas. De nada sirve si nos mimetizamos con ese maremoto y agregamos unas gotas de ansiedad, brevedad, fragmentación, superficialidad y falta de reflexión. Eso también se lo llevará el tsunami.

¿Cómo logras que tu mensaje político sobreviva al tsunami?

¿Qué puedes hacer para que tu mensaje se destaque entre miles de mensajes que van y vienen como enloquecidas estrellas fugaces? ¿Cuál es el camino para tu comunicación política en esta sociedad de las pantallas planas?

El camino de comunicación política que te sugiero tiene seis pilares básicos:

1. Investigación permanente acerca de los públicos con los cuales te vas a comunicar: por lo menos perfil demográfico, perfil de personalidad, emociones, hábitos de consumo de información y perfil político.

2. Creación y distribución sistemática de contenidos para esos públicos: artículos, libros, podcasts, vídeos, infografías, fotografías, juegos, reportes, canciones y cualquier otro formato que sea entretenido y atractivo en sí mismo.

3. Mensajes políticos segmentados por perfiles psicológicos de la población.

4. Mensajes políticos estructurados en base a propuestas de solución a los problemas específicos de cada target.

5. Creación y desarrollo de una potente imagen de marca del candidato y/o del partido.

6. Incorporación sistemática de las emociones a la comunicación política.

Solo desarrollando en profundidad estos seis pilares podrás comunicarte con mayor eficacia con ese Robinson Crusoe de las pantallas que es el votante de hoy.

25 de julio 2021

Maquiavelo&Freud

No podrás gobernar tu país si no logras gobernar tu tiempo.

Daniel Eskibel

– ¿Es importante? -preguntó la candidata mirándonos desde la puerta recién abierta.

– Sí -respondimos con un pequeño coro de voces preocupadas.

La candidata respiró profundo y sonrió.

– Me voy porque hay un grupo grande de votantes esperándome y tengo que llegar a tiempo. Ustedes trabajen y me informan cuando terminen -dijo y de inmediato cerró la puerta y se fue.

Estábamos reunidos en su cuarto de guerra. La campaña electoral en aquel país de América Central estaba en su apogeo. Pero aquella candidata sabía lo que muchos políticos desconocen: gobernar su tiempo.

Consejos para gobernar tu tiempo

El recurso más escaso de una campaña electoral es tu propio tiempo, el tiempo del candidato. Porque el candidato es uno sólo, es el único imprescindible en la campaña y su día apenas tiene 24 horas como el de cualquiera. Optimizar esas 24 horas es siempre una de las principales metas para que la campaña electoral sea efectiva. Por eso necesitas, como candidato, aprender cómo administrar tu tiempo durante la campaña electoral.

A continuación te brindo algunos consejos para optimizar tus 24 horas de cada día de campaña:

• Reduce la cantidad de reuniones internas en las que participas. Jerarquiza: unas pocas son muy importantes y tienes que estar, algunas son menos importantes y puedes delegar, en muchas tu presencia es irrelevante y simplemente tienes que huir, y unas cuántas son solo rituales vacíos y ni siquiera deberían existir.

• Acorta la duración de tus reuniones. Establece de antemano su duración y sus objetivos. Evita que se salpiquen de pequeñas charlas intrascendentes y de grandes demostraciones de ego. Ayuda a que todos se concentren en las tareas y en los asuntos concretos. Son reuniones de trabajo, no charlas de café.

• Exige informes escritos sobre asuntos importantes y complejos. Nada de interminables presentaciones verbales. Informes escritos breves. Máximo dos páginas. Máximo, ya sabes. Si además te quieren adjuntar un anexo detallado para ampliar, pues bienvenido. Pero el informe principal de 2 páginas y nada más.

• Descansa. Duerme bien. Dedica un tiempo diario a la actividad que más te relaje. Mahatma Gandhi decía que si su jornada estaba mucho más cargada de actividades que lo habitual, pues entonces tendría que meditar el doble de tiempo. Lo mismo ocurre con el buen descanso: te hace mucho más productivo.

• Cuídate como si fueras un atleta de alta competencia. El ejercicio físico y la comida sana son vitales para recargar energías, mantener la mente clara y actuar con intensidad y eficacia. Y para mantener la disciplina, claro.

• Trabaja en equipo. Uno de los grupos más importantes de la campaña electoral está formado por 3 personas: tú mismo, tu chofer y quien lleva tu agenda. Ese es el equipo con el cual trabajarás más horas a lo largo del día. Por eso mismo tiene que ser muy eficaz y armónico.

• Delega con tranquilidad. Por algo elegiste a tu jefe de campaña, a tu consultor político, a los miembros de tu cuarto de guerra, a tu equipo político y a tus especialistas. Respira. Ellos están trabajando y saben lo que hacen.

• Concéntrate en lo que nadie puede hacer excepto tú. Primero que nada está la comunicación con los votantes. Y en segundo lugar la obtención de recursos económicos para la campaña. Los que votan y los que aportan recursos quieren verte y oirte. Ese es tu trabajo como candidato.

• Organiza tu día en bloques de tiempo. En cada bloque agrupa tareas similares. Al irte a dormir debes tener un panorama claro de la actividad del día siguiente. Respeta al máximo lo planificado. Respeta los horarios. Y modifica con flexibilidad cuando surgen los imprevistos.

• Evita las interrupciones y la multitarea. En cada momento tus energías deben estar todas a tope en una sola y única actividad. Disciplina a tus colaboradores para lograrlo. Disciplina tu uso del teléfono, también. Y disciplínate tú mismo.

Las campañas electorales son caóticas. Las contradicciones y los conflictos están presentes todos los días. Las urgencias también. Las emociones estallan. Y el tiempo nunca alcanza. Aplicar los consejos anteriores no es tarea fácil. Demanda esfuerzo, mucha decisión, mucha fuerza de voluntad y ajustes constantes. Es pelear cada día y cada minuto contra la inercia del caos.

Nada es perfecto. Pero cuánto más avances en la dirección aconsejada mejor será tu campaña y más cerca estarás de lograr tus objetivos.

Lo dicho: gobernar tu propio tiempo por supuesto que es difícil. Pero si no lo logras, ¿acaso crees que lograrás gobernar tu país?

Maquiavelo&Freud

info@maquiaveloyfreud.com

Estudio de 15 ejemplos de campañas electorales exitosas desplegadas en los primeros 20 años del siglo XXI.

Daniel Eskibel

¿Por qué es conveniente que los candidatos y los jefes de campaña analicen campañas electorales exitosas de nuestro tiempo? Básicamente por tres poderosas razones:

1. Es una manera de ampliar la propia experiencia con la experiencia de otros, que en su conjunto siempre es más extensa y más diversa.

2. Ayuda a identificar errores que otros ya han cometido y por lo tanto a prevenir dichas equivocaciones.

3. Permite detectar patrones y regularidades que comparten las campañas triunfantes y que pueden incorporarse a las campañas propias.

15 ejemplos de campañas electorales exitosas que debes conocer

Te invito a leer mi análisis de estas campañas presidenciales del siglo XXI. En algunos casos estudio ampliamente una campaña y en otros casos me detengo en un ángulo muy específico. Por momentos me centro en lo bueno que hizo el triunfador, aunque en otros momentos destaco los errores cometidos por el perdedor. En todos los casos se trata de extraer lecciones valiosas que se derivan de la experiencia política de otros.

No se trata de copiar diseños de campaña sino de abrir la mente, aprender y enriquecer el baúl de herramientas de cada uno. Para aprovechar mejor este estudio de casos te sugiero que te prepares un café, tengas a mano una libreta o aplicación donde tomar notas y reserves un tiempo para leer con atención cada uno de los siguientes casos:

Campañas electorales exitosas: el caso George W. Bush
En las elecciones del año 2004 en los Estados Unidos, el Partido Republicano tomó decisiones estratégicas acertadas. Segmentó el electorado y se concentró en ese segmento. Lo trabajó intensa y coherentemente. Y ganó. Toda una lección de estrategia de campaña electoral.

6 tesis sobre el triunfo electoral de Jair Bolsonaro en Brasil
En la campaña presidencial de 2018 en Brasil el opositor Jair Bolsonaro derrotó al candidato de Lula. Los factores que más pesaron fueron la batalla de los relatos, la política de alianzas, la conexión con las emociones, las dificultades para transferir el liderazgo, las campañas negativas y el duelo de imágenes.

24 enseñanzas de la campaña presidencial en México
Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones presidenciales de 2018 en México. Su triunfo, tanto como las derrotas de sus oponentes, nos deja un amplio margen para la reflexión político-estratégica y también un conjunto de valiosas enseñanzas acerca de las campañas electorales.

Carteles electorales en la campaña 2019 en España
Los carteles electorales son piezas de comunicación política relevante. Allí pueden tener cabida los nombres de candidatos y partidos, los cargos a los que aspiran, las fotografías principales y la idea central que la campaña intenta comunicar. En el artículo analizo a fondo los carteles 2019 del triunfante Partido Socialista así como del Partido Popular, Unidas Podemos, Ciudadanos y Vox.

¿Estás cometiendo alguno de estos 10 errores de estrategia política que sepultaron a Hillary bajo el muro de Trump?
En 2016 Hillary Clinton cometió 10 errores fatales que la llevaron ciegamente hacia su noviembre negro y la sepultaron bajo el muro de votos de Donald Trump. Porque en política los errores se pagan caro. Y lo triste es que candidatos y campañas recién lo advierten cuando ya es demasiado tarde y la derrota les pesa como una lápida.

Storytelling: la comunicación política de José Mujica
Pepe Mujica, el veterano ex guerrillero tupamaro, ganó las elecciones presidenciales de 2009 en el pacífico Uruguay. Su campaña electoral contó 4 historias entrelazadas que afirmaron su triunfo: la historia de un hombre, la historia de un partido, la historia de un gobierno y la historia de una sociedad.

Brasil 2006: reelección del Presidente Lula
¿Cómo logró el triunfo la campaña presidencial de Lula cuando su gobierno estaba acorralado por denuncias de corrupción? Sus spots de televisión fueron una muestra interesante de cómo buscó reparar su imagen.

Debate presidencial en Francia: Royal vs Sarkozy
En 2007 Nicolás Sarkozy apuntó a perfilarse como hombre de Estado, resaltando que un Presidente debe tener una actitud tranquila y responsable. Royal jugó la carta de la dureza (ya sea por estrategia o por personalidad) para resaltar que tiene la firmeza como para conducir al Estado francés.

Campañas electorales positivas
Las campañas electorales de Enrique Antía en las elecciones municipales de Maldonado (Uruguay) y de Mauricio Macri en las elecciones a Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires (Argentina) demuestran la potencia persuasiva de las campañas electorales positivas. Cuando están bien hechas, claro.

El electorado de centro en las elecciones españolas de 2008
El electorado del centro político fue abordado con estrategias diferentes por las campañas electorales de Mariano Rajoy (Partido Popular) y del ganador José Luis Rodríguez Zapatero (Partido Socialista Obrero Español). Mientras el perdedor sacrificó sus posibles votos centristas, el ganador los puso en el eje de su estrategia.

La estrategia de Obama para ganar la Presidencia en 2008
La campaña presidencial de Barack Obama se apoyó en 8 elementos fundamentales que se integraron en una potente estrategia electoral. El resultado no solo fue que Obama ganó la elección sino además que la campaña electoral dirigida por los consultores políticos David Axelrod y David Plouffe se transformó en un modelo clásico.

El triunfo electoral de Cristina Kirchner en 2007
La campaña presidencial de Cristina Kirchner supo transformar en votos el crecimiento económico, el relato fundacional del peronismo, la construcción comunicacional de un enemigo, la debilidad opositora, el peso electoral de la provincia de Buenos Aires y los contrastes de imagen entre Cristina y Néstor Kirchner.

¿En qué se parecen Alberto Fernández y Luis Lacalle Pou?
Argentina y Uruguay tuvieron elecciones presidenciales el mismo día. El 27 de octubre de 2019 Alberto Fernández ganó en primera vuelta en Argentina. Ese domingo Luis Lacalle Pou salió segundo en Uruguay y un mes después ganó en segunda vuelta. Detrás de ambas victorias hay excelentes ejemplos de alianzas políticas.

Bolivia 2005: marketing político del color rojo
¿Marketing político de un color? ¿Tiene alguna importancia el color característico de una campaña electoral? Las elecciones bolivianas de 2005 parecen indicar que sí. Porque parecería que fue una mala decisión la elección del rojo como color corporativo del derrotado candidato Jorge Quiroga.

Algunos de mis propios clientes
8 ejemplos extraídos de mi propia experiencia en campañas electorales y de comunicación. Todos estos clientes enfrentaron problemas políticos complejos para cuya resolución emplearon buena estrategia, buena comunicación y mucha psicología.

En síntesis

Las campañas electorales son una acumulación de complejos problemas políticos. Conocer la experiencia de otros y aprender de esa experiencia es una tarea esencial tanto para evitar muchos de los errores como para tomar las mejores decisiones y caminar rumbo al triunfo.

Maquiavelo&Freud

19 consejos para defenderte de los ataques políticos

Daniel Eskibel

Construir la propia imagen demanda mucho tiempo. Pero se puede destruir a una velocidad asombrosa.

La imagen propia es el principal capital electoral de un político. No me refiero a la imagen como aspecto externo de una persona sino como reputación. Es la imagen en el sentido de las ideas, opiniones e impresiones que el político causa en la población. Por eso una imagen dañada frecuentemente conduce hacia un fracaso electoral.

El problema es que todo político tiene que pasar tarde o temprano por el duro examen de ser atacado. Y los ataques provocan un daño en su imagen. Mayor o menor, pero daño al fin. Un daño donde influye más lo que el público percibe que la propia realidad objetiva. Un daño que solo puede anularse o minimizarse a través de una buena defensa.

A continuación, te brindo algunos consejos para defenderte de los ataques políticos de la mejor manera:

  • Sé prudente. Evita acciones o palabras que les puedan facilitar el ataque a tus adversarios.
  • Imagina posibles escenarios de ataque en tu contra y diseña algunas líneas de acción para esas emergencias.
  • Diagnostica con precisión el ataque recibido: quién te ataca, de qué te acusa exactamente, qué repercusión puede tener y qué daños te puede provocar.
  • Ignora el ataque recibido solo cuando es muy débil, no tiene entidad ni credibilidad y no llega a tu público objetivo. En el resto de las situaciones es necesario responder.
  • Antes de responder elige tu estrategia defensiva: o bien reduces tu responsabilidad en el acto del cual se te acusa, o bien reduces la negatividad misma del acto o bien reduces el ‘castigo’ a recibir corrigiendo el acto o disculpándote por el mismo.
  • Responde por las mismas vías comunicacionales que se produjo el ataque. De esta manera evitas multiplicar su impacto con tu propia respuesta. Recuerda que si llevas tu respuesta a medios de comunicación que estaban ajenos al tema lo único que lograrás será expandir el ataque.
  • Responde pensando más en tu público objetivo que en el rival que te atacó.
  • Si estás en falta, siempre será mejor admitirlo rápidamente. Así podrás hacer un rápido control de daños.
  • Considera que la respuesta la puedes brindar tú mismo o también un portavoz. Todo depende de las circunstancias y de la cultura política local.
  • Evita las falsedades. Tarde o temprano se desmoronan como un castillo de naipes.
  • Evita también las afirmaciones que sin ser falsas igualmente puedan dar lugar a réplicas y contraataques.
  • Coloca el foco en los asuntos específicos involucrados en el ataque y en la defensa, sin abrir nuevos frentes de conflicto.
  • Encuadra estrictamente toda tu defensa dentro del contexto general de tu estrategia política. Si para defenderte rompes tu estrategia le estarás dando un gran triunfo a quien te ataca.
  • Brinda el máximo soporte informativo a cada una de las afirmaciones que hagas en tu defensa. Explica claramente razones y detalles de cada una de ellas.
  • Tus respuestas deben ser simples y fáciles de comprender.
  • Intenta siempre ser breve, lo más breve que sea posible en cada circunstancia.
  • Si el ataque es complejo, debes desplegar los temas defensivos a lo largo de un cierto tiempo. Con aliento de verdadera campaña comunicacional.
  • Menos es más. Defiéndete con menos argumentos pero que sean más fuertes.
  • Mantén la calma. Evita que tus emociones interfieran con la claridad de tu mensaje defensivo.

Recuérdalo: te van a atacar. Es mejor que estés preparado para defenderte. Porque una buena defensa no solo disminuye los daños sino que además puede significar un gran salto adelante en tu reputación pública.

28 de marzo 2021

Maquiavelo&Freud

https://danieleskibel.com/consejos-defenderte-ataques-politicos/

¿Cuándo hay que empezar a preparar una campaña electoral?

Daniel Eskibel

Los asesores de la primera ministra Margaret Thatcher descubrieron que durante el verano la opinión de los ciudadanos británicos era más favorable al gobierno. En consecuencia le aconsejaban que manejara los tiempos para convocar elecciones de tal manera que siempre se votara en verano.

En los sistemas presidenciales la situación es diferente ya que la fecha de las elecciones se conoce con años de anticipación. Es una fecha previamente fijada y conocida. Esto permite que todos los partidos políticos puedan planificar sus tiempos de campaña con mayores certezas.

¿Cuándo hay que empezar a preparar una campaña electoral?

Las campañas políticas son permanentes. No tienen fin ni pausa. No se detienen nunca. Solo se resetean la noche de las elecciones e inmediatamente siguen hacia adelante a partir del nuevo escenario que se abre. Y así sucesivamente.

Pero las campañas electorales son diferentes. Son eventos específicos y tienen unos tiempos determinados por la interacción de factores como la legislación electoral, la disponibilidad de recursos, la estrategia política y la fecha de las elecciones.

Por lo tanto campaña política hay que hacer siempre pero campaña electoral hay que hacer durante un tiempo limitado.

Claro que la campaña electoral debe prepararse antes. ¿Cuánto tiempo antes? Joseph Napolitan, padre de la consultoría política moderna, lo resume claramente en 100 cosas que he aprendido en 30 años de trabajo como asesor de campañas electorales:

‘Hay que empezar pronto. Nunca se empieza a preparar una campaña demasiado pronto. Se puede empezar la campaña demasiado pronto, pero eso es otra cosa. Empezando pronto se tiene tiempo para hacer y analizar encuestas, estudiar a los adversarios y sus probables movimientos en profundidad, diseñar y discutir varias estrategias posibles, elegir los mejores especialistas para trabajar en la campaña y preparar psicológicamente al candidato. Cuando se empieza tarde, no se tienen que hacer menos cosas, sencillamente se tiene menos tiempo para hacerlas’.

Preparar una campaña que tenga aspiraciones serias implica investigación, planificación, recursos materiales, recursos humanos y organización. Todo lo cual demanda tiempo. Por eso hay que empezar lo antes posible. También antes que los adversarios, claro.

Ahora bien: ¿qué significa exactamente en términos temporales eso de ’empezar lo antes posible a preparar la campaña electoral’? No hay una respuesta fija e inmutable para esta pregunta. No hay tampoco una receta universal aplicable a toda circunstancia y lugar. Pero sí te puedo brindar una estimación general de tiempos, etapas y prioridades que te puede servir a modo de orientación.

Fase 1: adaptación

Comienza cuando se conocen los resultados primarios de la elección anterior y finaliza al cumplirse los primeros 100 días del nuevo gobierno.

Es el período durante el cual tanto el sistema político como los votantes se van adaptando a la nueva situación política generada por el resultado electoral.

No es de ninguna manera aconsejable como comienzo activo de los preparativos para la próxima campaña electoral.

En esta etapa recomiendo al ganador priorizar la gestión y al perdedor estudiar las causas de su derrota. Ambas tareas serán decisivas luego, cuando sí se comience a preparar la campaña.

Fase 2: posicionamiento

Comienza el día 101 del nuevo gobierno y finaliza al llegar al 37 % del tiempo total entre la elección anterior y la siguiente.

Tampoco es un tiempo para la preparación activa de la próxima campaña.

Políticamente recomiendo aprovechar este tiempo para construir un sólido posicionamiento político, ya sea como gobernante o como opositor, que ayude al futuro candidato a llegar a la próxima campaña con fuerte apoyo popular.

Electoralmente recomiendo una doble tarea de reflexión y búsqueda. Reflexión acerca de la nueva situación política del país. Y búsqueda cuidadosa de quienes en la próxima elección serán el jefe de campaña y el consultor político.

Fase 3: preparación

Comienza cuando ya transcurrió el 37 % del tiempo total entre la elección anterior y la siguiente. O sea que a partir de los 18 meses desde la elección anterior cuando el ciclo electoral es de 4 años, a partir de los 22 meses cuando el ciclo es de 5 años y a partir de los 27 meses cuando es de 6 años.

En esta fase recomiendo realizar la preparación activa de la campaña: nombrar jefe de campaña y consultor político principal, realizar una investigación a fondo de la opinión pública, estudiar en profundidad a los posibles candidatos rivales, elaborar el presupuesto de campaña, integrar y poner a funcionar los equipos de trabajo, diseñar el plan estratégico, reorganizar la vida del candidato y comenzar a trabajar con especialistas en cada terreno (publicistas, comunicadores, investigadores de opinión pública, asesores y consultores para áreas específicas).

Todo esto tiene que estar en pleno funcionamiento al llegar al 80 % del tiempo entre elecciones.

Fase 4: ejecución

Comienza cuando ya transcurrió el 80 % del ciclo electoral y finaliza el día de la elección. O sea que en ciclos electorales de 4 años son los 10 meses finales, en ciclos de 5 años son los 12 meses finales y en ciclos de 6 años son los 15 meses finales. Incluye la propia campaña electoral aunque no se limita exclusivamente a la misma.

No es un período de preparación sino de ejecución pura y dura de lo ya planificado en la fase anterior.

Ahora más que nunca se trata de hacer, actuar, poner en práctica todo lo preparado. Es el momento de cosechar electoralmente todo lo sembrado políticamente durante los años anteriores.

Los tiempos que marco para cada una de estas fases son simplemente orientativos y pueden ser alterados por factores como elecciones intermedias u otros eventos.

El momento óptimo para comenzar los preparativos

Ya vimos la enseñanza de Napolitan: ‘hay que empezar pronto’ a preparar la campaña electoral. Lo más pronto posible. Y también vimos que, analizando los tiempos de campaña, ese ’empezar pronto’ lo ubicamos en la fase 3, la fase que denomino ‘de preparación’.

Podemos avanzar un paso más y preguntarnos cual es el momento óptimo dentro de la fase 3 para ese comienzo activo de preparativos. Mi respuesta es que el momento óptimo está en torno a los 2 años antes de cada elección.

Hago esta estimación en alrededor de 2 años por 3 razones principales:

Es una deducción razonable a partir del análisis de la fase 3. Esa anticipación de 2 años se inscribe con cierta comodidad en los tiempos planteados y te permite llegar a la fase 4, fase de ejecución, con toda la maquinaria electoral funcionando a pleno.

Es una conclusión a la que también arribo analizando más de dos décadas de mi propia experiencia en campañas electorales. En términos generales, la práctica me dice casi lo mismo que la reflexión teórica: las mejores campañas en las que participé comenzaron a prepararse entre 1 año y medio y 2 años antes.

Es una estimación a la que también llego estudiando campañas electorales exitosas. Piensa, por ejemplo, en la modélica campaña electoral que condujo a Barack Obama a la presidencia de los Estados Unidos el 4 de noviembre de 2008. Su primera reunión con los consultores David Axelrod y David Plouffe para comenzar a preparar la campaña presidencial fue el 8 de noviembre de 2006. Exactamente 2 años antes.

En síntesis

Comienza a preparar tu próxima campaña electoral 2 años antes de las elecciones.

28 de febrero 2021

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“En 2022 la mayoría de las personas en las economías maduras consumirá más información falsa que información verdadera” (Informe Gartner 2017)

Daniel Eskibel

Parece un capítulo de la distópica serie británica Black Mirror pero es la pura y dura realidad. Más información falsa que información verdadera: así es la realidad que está ya casi instalada en nuestras pantallas. Una realidad anticipada por el Informe Gartner, cuyas predicciones tecnológicas son insumos de referencia de las mayores empresas del mundo.

Si eso es así en general para el consumo de información, pues más complejo aún es el problema de las falsedades tomando por asalto el mundo de la política.

Sobre las mal llamadas “noticias falsas”

En los ámbitos políticos y periodísticos se ha popularizado la expresión “noticias falsas” (o “fake news” en inglés). Más allá de lo extendido de su uso se trata de una expresión portadora de una contradicción flagrante: si son noticias tendrían que ser informaciones acerca de hechos verdaderamente acaecidos. Si los hechos jamás ocurrieron, si la información acerca de ellos se basa en el error o en la mentira, pues entonces no son noticias. Son simplemente falsedades.

Informar es enterar o dar noticia de algo. De algo que realmente ocurrió. Y que ocurrió con unas determinadas características que son las mismas de las cuales se da noticia. En este contexto, hablar de noticias falsas parece más bien una forma de dinamitar la tarea periodística y de destruir la base común indispensable para el debate público. Porque tanto el periodismo como el debate público necesitan de una base mínima de hechos compartidos acerca de la cual informar, opinar y debatir.

Es cierto que los hechos suelen ser complejos y que pueden ser objeto de interpretaciones diversas. Pero esto solo obliga a ser más prudentes, más pacientes y más inteligentes en su abordaje. Lo cual vale tanto para los ciudadanos en general como para los periodistas y los políticos en particular.

Más que de noticias falsas, entonces, lo más adecuado parece ser hablar simplemente de falsedades. Una falsedad es una afirmación contraria a la verdad, ya sea que esté motivada por el error o por la malicia. En este último caso sería una mentira, un concepto más estrecho que el de falsedad ya que refiere solamente a un tipo de falsedades deliberadas cuyo emisor tiene la expresa intención de engañar.

Reformulando de este modo lo señalado en el Informe Gartner, podemos decir que la mayoría de la población está comenzando a consumir más falsedades que informaciones verdaderas.

Este estado de situación coloca en el primer lugar de la agenda periodística y política la necesidad de contar con estrategias para desmentir las noticias falsas. O, mejor dicho, estrategias para combatir las falsedades.

El “sandwich de la verdad”

Tres son las estrategias comunicacionales básicas para combatir las falsedades. A saber:

El silencio

La afirmación de lo verdadero

El sandwich de la verdad

El silencio es efectivo en un solo escenario: cuando la falsedad se difunde exclusivamente en canales de comunicación muy marginales y minoritarios sin lograr saltar hacia zonas de mayor repercusión pública. En ese caso el silencio funciona porque evita la amplificación de lo falso.

La afirmación de lo verdadero, por su parte, es todo un arte y una ciencia que todo comunicador público debe intentar perfeccionar día tras día. Es un procedimiento altamente efectivo contra las falsedades. Pero esa efectivad depende enteramente de su correcta realización. En ese sentido las pautas principales son las siguientes:

Desmiente lo falso nombrando el concepto opuesto, reafirmando la otra cara de la moneda.

Explica la verdad con frases afirmativas.

Evita repetir la falsedad. Recuerda que el poder de lo falso deriva de su presencia en el desmentido, lo cual lo amplifica y lo hace llegar a sectores sociales a los cuales no habría llegado de otro modo.

Evita las negaciones. El cerebro humano le presta muy poca atención a la palabra “no”. Muchas veces la negación se vuelve prácticamente invisible e inaudible para el destinatario de la comunicación. Y en ocasiones es aún peor porque al no escucharse la negación lo único que queda en pie en el recuerdo es la propia falsedad.

Finalmente, el “sandwich de la verdad” es lo que propone George Lakoff para combatir las falsedades. Es el procedimiento a elegir cuando no hay más remedio que incluir la falsedad en el desmentido. Y consiste básicamente en 3 pasos que serían las 3 capas del sandwich:

Comienza siempre por la verdad acerca del hecho de que se trate. Este primer marco mental ya brinda una ventaja desde el punto de partida.

Recién después incluye la falsedad que quieres desmentir.

Vuelve otra vez a reiterar la verdad para insistir con el mismo marco mental. Y explica las diferentes consecuencias de aquella falsedad y de esta verdad.

Las mal llamadas “noticias falsas” están por todas partes. Influyen sobre la realidad porque afectan las creencias y los comportamientos de sectores de la población cada vez más amplios. Pero pueden ser activamente combatidas.

Maquiavelo&Freud

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San Carlos Maldonado 20400

URUGUAY

La sociedad de las pantallas planas

Daniel Eskibel

Aquella noche había alerta de tsunami. La amenaza podría llegar desde la costa del Océano Pacífico, a 300 metros de la habitación del hotel donde me alojaba en la ciudad de Manta, Ecuador. Si el aviso de tsunami se concretaba tenía que correr calle arriba y subir la cuesta durante un largo trecho hasta llegar a una zona presuntamente segura.

Recostado sobre la cama y con una extraña mezcla de cansancio y estrés, mi mirada se perdía en un punto indeterminado de la pared mientras mi mente repasaba las opciones que tenía. En el piso junto a la cama tenía la mochila con todo mi equipaje de viaje. Estaba sin desempacar, al alcance de la mano, preparada para una acción rápida. Si sonaban las sirenas debía incorporarme de un salto, echar mi mochila al hombro y correr. En el hotel me habían dicho que lo más probable sería que la amenaza de tsunami no fuera nada, pero que por las dudas estuviera atento.

Esa noche miré miles de veces la pantalla de mi móvil. Monitoreando las cuentas de Twitter que podían informar acerca de la confirmación o la cancelación de aquel evento catastrófico. Buscando señales claras que me permitieran o bien descansar o bien huir antes de que todo comenzara.

Nada ocurrió aquella noche. Al día siguiente amanecí agotado al extremo después de varias horas de estrés y ansiedad. Ya no habría tsunami, afortunadamente.

En circunstancias como la que relato, mirar obsesivamente la pantalla del móvil es una conducta que tiene una finalidad clara y que hasta puede salvar vidas. Pero al mismo tiempo me pregunto si en nuestro tiempo no pasaremos demasiado tiempo frente a las pantallas.

¿Será una conducta beneficiosa mirar obsesivamente nuestras pantallas como si estuviéramos esperando un tsunami? Más aún: ¿qué efectos sociales, culturales y políticos tiene nuestra vida en la sociedad de las pantallas planas?

Pandemia de pantallas

La pandemia de Covid-19 aceleró tendencias que ya venían creciendo a toda velocidad. Una de esas tendencias es la transformación de nuestra sociedad en una sociedad donde los seres humanos estamos constantemente conectados a una omnipresente cantidad y variedad de pantallas.

Veamos solo cuatro datos iniciales, cuatro síntomas de algo mayor que está aconteciendo:

Los niños de países desarrollados comienzan a ver televisión a los 4 meses de edad.

En Estados Unidos de América, el 75 % de los niños de 3 años ya tiene su propio dispositivo móvil personal.

Los niños norteamericanos de edad preescolar pasan una media de seis horas diarias viendo algo en una pantalla.

Entre los 8 y los 18 años ya son 9 horas diarias frente a las pantallas.

Los mayores de 16 años, en este caso en España, destinan 11 horas de cada día a mirar una pantalla.

Los datos anteriores son del año 2019. Todo parece indicar que a partir de la pandemia la fijación a las pantallas se vuelve más intensa aún.

En el marco del optimismo tecnológico que caracterizó el comienzo del siglo 21 podríamos pensar que el vínculo con las pantallas significa mayores posibilidades de aprendizaje, de comunicación y de libertad. Aunque algunos datos podrían indicar en otra dirección.

-Me imagino que sus hijos aman el iPad -le dijo el periodista a su entrevistado en 2010.

El periodista era Nick Bilton, del New York Times. El entrevistado era Steve Jobs, el mismísimo creador del iPad. Y la respuesta parecía fácil de adivinar. Pero Jobs dio una respuesta inesperada, casi perturbadora.

-Nunca lo han usado -dijo. Nosotros ponemos un límite a cuánta tecnología usan nuestros hijos.

Esta sorprendente declaración parece conectarse con otras noticias que apuntan en la misma dirección. Por ejemplo:

Uno de los colegios que los ejecutivos de Silicon Valley prefieren para sus hijos prohíbe las pantallas en el aula y trabaja con las viejas pizarras de toda la vida.

También en Silicon Valley, las niñeras que cuidan a los hijos de los ejecutivos reciben cada vez más la instrucción explícita y estricta de no permitir el contacto de los pequeños con las pantallas.

Los retiros de desintoxicación de la tecnología se han convertido en tendencia entre esos mismos directores de empresas tecnológicas.

¿Qué dicen mientras tanto las organizaciones profesionales de psicólogos y pediatras? Pues las recomendaciones profesionales son coincidentes:

Cero televisión y menos de 30 minutos diarios de otras pantallas para los menores de 2 años.

Un máximo de una hora al día frente a las pantallas para los niños entre 3 y 5 años.

Y un máximo de 2 horas al día entre los 6 y los 18 años.

¿Es que acaso tanto los ejecutivos de las empresas tecnológicas como los profesionales de la psicología y la pediatría saben algo que los usuarios de tecnología desconocen?

Pues sí.

Y lo que saben es que los seres humanos nacemos con un cerebro inmaduro que se va desarrollando y adquiriendo sus capacidades en base a la estimulación externa. Ese cerebro evolucionó durante millones de años para que pudiéramos procesar las situaciones externas a la velocidad real que ocurren.

La sobreexposición del niño a pantallas que lo bombardean con estímulos vertiginosos y cambiantes obliga a su cerebro a tratar de adaptarse a un mundo virtual que no solamente es más rápido sino que además ocurre en dos dimensiones, es plano, está coloreado artificialmente y posee cualidades al tacto y a la vista ajenas al mundo físico al que el niño debe adaptarse.

El resultado es un cerebro sobre estimulado al cual le va a ser muy difícil concentrarse en las cosas que pasan a un ritmo más lento en una realidad más física y condicionada por variables de mayor profundidad.

La evidencia en cuanto a la sobreestimulación del cerebro de los niños es abrumadora. ¿Pero qué ocurre con los adultos?

Tomando decisiones en la sociedad de las pantallas planas

El resultado de la citada sobreestimulación es similar en el adulto: dificultades para concentrarse, para fijar la atención, para hacer trabajos sostenidos y profundos, para reflexionar y para tomar decisiones sólidas y responsables.

Estos fenómenos que señalo forman parte del contexto socio-cultural en el que ocurren los procesos políticos y la comunicación política. Por lo tanto es esencial comprenderlos para poder movernos con eficacia en dichos ámbitos.

Más que nunca partidos y gobiernos tienen que considerar que los ciudadanos les están prestando poca atención. Ya sea que se pida el voto o que se pida una determinada conducta para enfrentar la pandemia, de todos modos el ciudadano no está plenamente presente mientras se le habla. En cualquier caso la atención es efímera, fragmentaria y superficial.

Claro que el fenómeno afecta también a los políticos, a los gobernantes, a los consultores, a los periodistas, a los especialistas, a quien esto escribe y a quien lo lee. A todos.

Y justo en esta peculiar encrucijada nos ha caído encima la pandemia de Covid-19.

Imagina el espanto sobrecogedor que todos tendríamos si en un mismo día se estrellaran 23 aviones repletos de pasajeros sin que ninguno de esos pasajeros sobreviviera. Imagina que al día siguiente vuelve a pasar lo mismo y otros 23 aviones caen a tierra. Y lo mismo al día siguiente. Y así todos los días durante un mes, tres meses, once meses. Uno tras otro sin que nadie lo pueda detener. Sin que nadie sepa cómo detener esa macabra realidad.

Pues eso.

Eso es lo que está ocurriendo en 2020. Así podemos visualizar el número de víctimas de Covid-19 que ya llegó al millón y medio de muertos en 11 meses. Una tragedia.

Y esa tragedia la tienen que gestionar personas que, como señalé antes, están estresadas, con dificultades para concentrarse, con déficits atencionales, con poco hábito de reflexionar, sometidas al espejismo de la multitarea, con sus cerebros saltando de un tema al otro, con dificultades para priorizar, enfocando los problemas de modo superficial y siempre al borde de la irritación y la fatiga.

Esos tomadores de decisiones, además, tienen que persuadir a miles de millones de personas para que adopten algunos hábitos esenciales para la defensa frente al coronavirus. Miles de millones de personas que al igual que ellos sufren las consecuencias cognitivas y emocionales de la sociedad de las pantallas planas.

En un momento histórico como éste es vital tomar buenas decisiones. Tanto a nivel político como empresarial y personal. Para cada decisión importante que vayamos a tomar sería aconsejable que nos alejemos aunque sea brevemente de las pantallas. Aparta tu vista de ellas. Quita los dedos de los teclados. Desconéctate. Camina un poco, conversa con alguien, reflexiona. Respira profundo. Concéntrate. Busca la calma. Y después sí: decide.

Recuerda: hay alerta de tsunami sanitario, económico y político.

Maquiavelo&Freud

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