La bestial y criminal arremetida del régimen usurpador para evitar el ingreso al país de la ayuda humanitaria dirigida a los más desvalidos y necesitados que países amigos solidarios nos ofrece, lo retrata fidedignamente por dentro. Como "por sus obras los conoceréis" y ya tenemos suficiente información de ellos lo creíamos seres humanos y suponíamos como tal que en lo más recóndito de su interior había algo de sensatez, nos equivocamos. La fotografía lo que nos muestra es odio, impiedad y crueldad. Si por dentro estuvieran vacíos no fueran peores, pero no, están llenos de los más malignos y obscuros sentimientos que alma alguna puede albergar. Una persona con tan pastosa tiniebla en su interior se deshumaniza y se transforma en bestia feroz capas de arrebatar con sus garras la comida para todos con el único propósito de ensangrentar su dentadura para saciar sus ganas sin importarle para nada la ansiedad de quienes la rodea, sí se les acercan los empuja y aparta.
Utilizaron armas largas para disparar a la población que contribuía para que la ayuda ingresara. Unos dicen que fueron integrantes de la Fuerza Armada y/o policía nacional, otros que fueron delincuentes convictos y confesos que sacaron de las carceles, los uniformaron, armaron y ordenaron la masacre. Tal vez fueron todos junto. Más de veinte muertos y decenas de heridos cayeron al pavimento, especialmente en Santa Elena de Uairén donde le cegaron la vida a mas de una decena de pemones. Incineraron transporte que contenía medicinas para atender a compatriotas que tienen comprometida su salud. Quemaron el fármaco adecuado para mitigar al menos el dolor final de hermanos que se encuentran en situación terminal y solo muerte, sangre y cenizas dejaron.
En la vida nos encontramos con gente buena, regular, mala y peor, aún en estos últimos aspiramos encontrar aunque sea una mínima dosis de condolencia. El usurpador y su combo está mucho, pero mucho más allá de lo peor. Solo la maldad habita en ellos y por la maldad y para la maldad actúan.
Esta fotografía que con dolor y estupefacción observamos ha incendiado más aún nuestro espíritu de lucha y potenciado nuestra voluntad. Algunos no informados en su totalidad de quienes son, como actúan y de lo que son capaces, especialmente más allá de nuestras fronteras, se quedaros estupefactos , alarmados e irritados con lo ocurrido. No era sensato imaginarlo. Ahora piensan que efectivamente estamos en presencia de sátrapas , despóticos, tiranos y crueles a quienes el hambre y dolor humano no les importa lo más mínimo.
No satisfecho con una gestión catastrófica que nos ha sumido en la peor crisis en todo los sentidos que registra la Republica, se dedica a perseguir, constreñir, amedrentar y asesinar a quienes trabajan para llevar comida al que tiene hambre y medicina al enfermo. Además de pusilánimes y cobardes carecen de las más elementales condiciones que caracteriza al ser humano. Son auténticos animales, sospechando que estos son superiores.
Si alguna duda existía sobre quienes usurpan el poder, este retrato la debe haber despejado. Los hombres de nuestra Fuerza Armada que hasta ahora y aún son la única base de sostén de este régimen, especialmente los integrantes de los altos mandos tienen que haber visto la fotografía. Le pedimos que la tengan a la vista, revísenla y mediten, en la seguridad que los llamará a reflexionar sobre el deber que les corresponde. No pueden estar al lado de la barbarie, el crimen y la negación del pan y la medicina para quienes les urge. La hora no admite medias tintas, hemos llegado al llegadero y es de urgencia asumir posiciones a favor del país y su pueblo. No hacerlo es darle la espalda a la Patria en una de sus hora más triste y admitir irresponsablemente que por hambre, inanición y falta de medicinas caigan en las calles seres humanos que ante los ojos de Dios son nuestros hermanos. El momento no es para la duda. La Patria, nuestros hijos y nietos nos reclaman acciones YA.
A aquellos hombres de uniforme o no que en su consciencia gravita el haber cometido errores o desafueros se les ofrece un camino que deben transitar ahora, mañana sería tarde. Dejen atrás a los monstruos, ellos carecen de consciencia.
A nuestra institución armada no le pedimos que cambien este gobierno por otro, eso no les corresponde a ustedes, ello es potestad exclusiva del pueblo que soberana y libérrimamente la asume. Le exigimos sí que se coloquen al lado del pueblo, por el pueblo, para el pueblo y con el pueblo y faciliten la única salida civilizada que es un gobierno de transición nacional que convoque oportunamente a elecciones generales e iniciar la jornada de reinstitucionalización nacional. No hay tiempo de espera, estamos al borde de un precipicio sin fondo visible. En manos de todos, particularmente de ustedes está evitar precipitarnos al abismo, allí caeríamos todos, también ustedes familiares y amigos.
Lo que con angustia, indignación y dolor presenciamos no tiene precedentes, ni en las peores guerras le niegan socorro en pleno campo de batalla a quien lo necesita. El régimen asesinó e incendió para que no llegara pan al hambriento ni medicina al enfermo. Además del alma negra que mostraron violan criminalmente principios humanitarios universales incurriendo en delito de lesa humanidad. Cada caído sin vida tuvo que ser un tizón encendido que se clavó en el corazón de quienes tienen alma. Creo que nuestra Fuerza Armada la tiene. Si ante esto no reaccionamos tenemos que concluir que estamos tomados por lucifer. Dios nos ampare.
Según las instituciones internacionales que registran los niveles de alimentación y salud de los pueblos , el nuestro registra cifras descomunales jamás vistas en Latinoamérica. El 70% de nuestra niñez padece de desnutrición y más de la mitad de ese porcentaje con características extremas. En nuestros adultos mayores el drama es dantesco, ellos se quitan el pan de la boca para darle a los hijos y nietos al menos un bocado al día. Una generación levantada en estas condiciones , si es que logra levantarse estará afectada de deficiencias severas en su desarrollo. No menos de un millón de venezolanos tienen dependiendo su existencia de medicamentos que no los hay en el país y cuando existen es casi imposible adquirirlo por su altísimo costo. El régimen niega todo ello y con plomo y candela evita que la solución ingrese al país. Parece que se busca nuestro total exterminio y queden ellos solos que todo lo tienen y todo lo pueden. Saben que no exageramos, no jugamos con la calamidad nacional y quienes sostienen este régimen lo saben porque sino lo viven ellos seguro que sus familiares y amigos si.
La dramática campanada del 23 de febrero puede ser la última. No podemos esperar el holocausto.