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Se llamaba Ezequiel

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 5 min.

En la segunda década del siglo XIX, en la población de Cúa, actual estado Miranda, el matrimonio del villacurano Alejandro y la maracayera Paula celebraban el nacimiento de su hijo, quien posteriormente bautizarían con el nombre de Ezequiel.

Su niñez, fue como la de todo infante. Relacionada con su entorno y participe de los juegos infantiles de la época: Trompo y metras. Regularmente era motivo de burlas de sus compañeros, por ser su padre Alejandro un “blanco de orilla” o sea una persona perteneciente a la categoría de blanco, pero que no formaba parte ni del grupo de los españoles peninsulares (blancos nacidos en España) ni de la aristocracia local (los mantuanos).

Paula, su madre, al fallecer su esposo, en uno de los combates entre caudillos que se daban con mucha frecuencia en esa época, decide mudarse para la Villa de San Luis de Cura en donde regenta una bodega que les produce lo necesario para la manutención de la familia. Ezequiel pasó gran parte de su juventud atendiendo el negocio de la familia. Desde allí, dio muestras de su espíritu de galán atacando a todas las jóvenes que iban a comprar a la bodega. Sus compinches, al ver lo enamoradizo que era no dudaron en llamarlo “Bragueta loca”.

En todo el pueblo, existía un descontento creciente entre los soldados que regresaban de la guerra a sus hogares, encontrando a sus mujeres violadas, con sus hijos muriéndose de hambre, una agricultura y ganadería totalmente abandonada. Entre la población se había esfumado la ilusión de ser recompensados con Tierra y Libertad. Los negros, por su parte, reclamaban sus bonos de guerra y su libertad, pero también esa ilusión se desvanecía aceleradamente.

Ese entorno político social va marcando el desarrollo del joven Ezequiel que se complementa con la lectura del periódico “El Venezolano” que llegaba a la bodega.

Bajo el grito de “tierras y hombres libres” que retumbaba en los zaguanes de la solariega casa de Villa de Cura, se funda en abril de 1846 la Sociedad Liberal, proclamando “elecciones populares y horror a la oligarquía”. Ezequiel, comienza a perfilarse como líder indiscutible y emerge su candidatura como diputado a la Asamblea Provincial por la Provincia de Caracas, a la cual pertenecía el Cantón Villa de Cura. Su desempeño, como diputado liberal, era de oposición al régimen establecido de los godos o conservadores.

En los movimientos del régimen para detener los avances liberales se decide inhabilitar al joven Ezequiel. Ese hecho, lo llevo a seguir el camino de las armas y acompaña a Antonio Leocadio Guzmán a la cita que este tenía con Páez y Mariño en La Victoria, encuentro que no llego a materializarse. A partir de ese momento, Ezequiel se mete de lleno en la guerra y va sumando a su ejército una serie de personajes siniestros que van moldeando su carácter autoritario y déspota.

Uno de ellos era el “Indio Rangel” considerado por muchos como un bandido, violador de mujeres y asesino de jóvenes que se oponían a acompañarlo en sus fechorías. Otro era el sanguinario Pedro Aquino, conocido como “El Terror de las Llanuras” El indio Martín Espinoza, conocido por sus tropelías en contra de la población de los caseríos que incendiaba a su paso, el fusilamiento de personas y la decapitación de los soldados que caían prisioneros. Este siniestro personaje era permanentemente acompañado por un brujo encargado de hacerle trabajo, invocando al demonio, contra los enemigos de Martín Espinoza.

En los reposos del guerrero, Ezequiel no perdía tiempo para recuperar sus dotes de galán como “Bragueta loca” y en uno de esos momentos se levantó a una hermosa india llamada Biviana y la preñó. Posteriormente llamó a su hijo Nicolás.

Paso a paso, se fue construyendo el mito alrededor de Ezequiel. Es como el humo, decían algunos. Hasta ahora no han podido atraparlo. Las balas que le disparan no lo tocan. Dicen que está protegido por un escapulario de la Virgen del Carmen. Hay quienes comentan que se hace invisible transformándose en árbol o insecto, con una oración.

Tratando de impedir la ascendencia en la mitología popular, Ezequiel es juzgado por traición y hecho prisionero. Su traslado desde la Villa de San Luis de Cura hasta los calabozos del Castillo De San Carlos en Maracaibo, se transforma en un show conocido con el nombre de “El Prisionero del Burro Mocho”: Ezequiel fue amarrado y montado sobre un burro para que toda la población de los pueblos que atravesarán en el recorrido pudieran verlo y burlarse de él.

El mito se acrecienta….Ezequiel se fugó…..En Maracay, Biviana, la madre de su hijo logró ayudarlo a escaparse, distrayendo a sus carceleros.

Pero, lejos de agradecer a la indiecita por el favor recibido, procedió a casarse con Estefanía Falcón, una viuda adinerada y además!!hermana de Juan Crisóstomo Falcón!! Y con este enlace nupcial, se despierta, en Ezequiel, el gusto por la tenencia de esclavos. Ahora era el amo de Juana, que fue su sierva y de 36 años; de Nieves, su sierva de buena salud de la misma edad “valorada según tarifa en 300 pesos”; y de Francisco María Castillo, manumiso de 7 años y de Candelario de 16, también manumiso, Bonifacio, de 15 años, Rafaela de 5, y Jacinto, mayor de 15. Su ideal de Hombres Libres ….. ahora es reducido a “Con mis esclavos no se metan”.

La batalla histórica de Ezequiel se dio en Santa Inés, lo que más le gustaba para su ego narcisista, era El Himno ¡Oligarcas Temblad! Sobre todo en la estrofa: La espada redentora / del General Zamora/ confunde al enemigo / de la revolución.

¡Oligarcas Temblad / Viva la Libertad!

Las tropas de Ezequiel / al toque del clarín / derrotan las brigadas / del godo mandarin.

Después de ganar su épica batalla, Ezequiel se propone llevar la revolución al corazón del poder político en Caracas. Pero, pasó por alto la conspiración de Juan Crisóstomo Falcón, Antonio Guzmán Blanco y Rodolfo Calderón que terminó con su asesinato en San Carlos Cojedes, el 10 de enero de 1860.

La historia oficial sobre los culpables, depende de quien la cuenta: Para unos el autor del disparo fue Guzmán Blanco. Para otros fue el sargento Morón y por ultimo algunos agregan que fue el zambo Telésforo Santamaría. No es de dudar que al final le echen el muerto al negrito.

Con el paso del tiempo, han surgido voces que pretenden revivir el mito zamorano señalando que es “Una de las Tres Raíces”…..será porque a Ezequiel “le gustaba enterrar la yuca”. “Zamora Vive” dicen otros…..pero no dan la dirección exacta en donde esta ¿En los Teques o en el Panteón Nacional? “Zamora es socialista”….pero le gusta tener esclavos, rodearse de bandidos sanguinarios y asaltar los pueblos.

Por último, Ezequiel debe estarse revolcando en su tumba desconocida, al escuchar hablar de Revolución Federal a gobernantes totalitarios……Tierra y Libertad ….y expropian hatos y fincas……Hombres Libres y tienen las cárceles llenas de presos políticos…..no me jodan. Si vuelvo a nacer, me rebelo contra esos farsantes revolucionarios del siglo XXI.