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Sicofantes

Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 1 min.

Sicofante es un individuo despreciable, que busca obtener una posición o bienestar personal mediante la adulación y la “jaladera” hacia otras personas que disponen de recursos, influencia o estatus, bien sean políticos, económicos o sociales. Un sicofante es un calumniador o delator a quien nadie, si lo conoce y sabe que es, le puede dar ningún tipo de crédito. Como se puede apreciar, un individuo sicofante es totalmente un inadaptado social que no se puede desarrollar entre semejantes, y en términos normales y racionales.

Seguro conocemos a muchos sicofantes en nuestro país, aduladores de oficio que en función de sus particulares intereses se suman sumisos al régimen para mamar de esa teta y si es posible lograr estatus. Algunos son llamados alacranes, otros lo llaman en términos edulcorados “opositores domesticados”, pero lo más horroroso es cuando habla uno con ellos y nos confiesan que las cosas están peores, como nunca vistas, pero ellos están “aprovechando” esta oportunidad, perdieron, además de la dignidad, toda la vergüenza.

Existen personas que con ansias ilimitadas de hacer dinero se colocan al lado del mejor postor y si además tiene poder, mejor. Son individuos carentes de formación, de principios de ética y para lograr sus sucios objetivos se vuelven melosos, aduladores y “jala mércate”. Se sienten sin capacidad para por sí solo conquistar objetivos y si el demonio les da lo que buscan, que viva el diablo.

La adulación para satisfacer intereses personales y subalternos demuestra una carencia total de valores y autoestima, que no siente aprecio a sí mismo. Este tipo de gente, al perder la vergüenza, piensa que lo que hace es por ser un individuo de mucha habilidad, que no es tal, es una bajeza y torpeza inadmisibles e intolerables, repudiables a todo evento.

Quien decide ser sicofante renuncia a su condición de dignidad y se transforma en una piltrafa de la peor calaña.

Rómulo Betancourt habló una vez de los “sicofantes del hamponato” que para su presidencia ya existían, que merodeaban el poder con fines absolutamente personales y los llamó sicofantes y además hampones porque son mafiosos, delincuentes, bribones, granujas y pillos.

Con sicofantes no se puede ir a ninguna parte porque son capaces de empujarnos al abismo si les pagan para ello. Mucho cuidado con este tipo de gente que se dejan colar y son encantadores de serpientes. Ellos, después que pase el chaparrón, están condenados a vivir arraigados a la orilla del camino mientras pasa la caravana de la ética y la moral y en ese arraigo se quedarán mientras vivan.