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Simplemente, Pompeyo

Opinión
Artículos de opinión
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En una de las tantas reuniones en las que participe para escuchar y debatir temas de interés político, en la Fundación Gual y España o en Espacio Abierto se me ocurrió preguntarle a Pompeyo Márquez el origen o la historia del seudónimo Santos Yorme, utilizado por él en la lucha contra la dictadura perezjimenista.

Su respuesta, no dejo de sorprenderme. Yo, escogía mis seudónimos, me dijo, por asociación de ideas, nombres y lugares. Y así lo hice en múltiples oportunidades.

-Pensé que solamente habías utilizado el de Santos Yorme.

No, ese quizás sea el más conocido de todos. Pero haciendo memoria, recuerdo que el primero que utilice fue el de Octavio Malpica combinando el nombre de mi padre y el apellido de mi suegra. Con el tiempo, también utilice el de Daniel Chirinos, en homenaje a uno de los fundadores del sindicalismo norteamericano y por José Leonardo Chirinos.

En un receso de la reunión, tomándose un café, continuó con saga de nombres. Utilice el de Carlos Valencia cuando estuve preso en el San Carlos. Con este seudónimo, hice una integración el nombre del cuartel y Valencia la ciudad española que no se rinde.

El de Ezequiel Millán, lo compuse con mi segundo nombre y mi segundo apellido. Este nombre lo utilice para firmar mis artículos de prensa mientras permanecía en la clandestinidad.

Imbuido por la emoción de sus recuerdos, siguió explicando su recorrido de nombres y acontecimientos. Una de las tantas veces que caí preso, me identifique con una cédula bajo el nombre de Adolfo Riquezes Mora. En el año 56 salí del país rumbo a Moscú, para asistir al Congreso donde Khrushchev denuncio los crímenes de Stalin y regrese clandestinamente al país con un pasaporte a nombre de Pedro Rosas.

Quizás el más famoso ha sido el de Santos Yorme. En este nombre combine uno de los personajes de Doña Bárbara (Santos Luzardo) la novela de Rómulo Gallegos y una composición de las letras de su nombre y apellido…..esa es la historia, apreciado amigo.

Los seudónimos formaron parte integral de una vida de compromiso en la lucha social a la que dedico ochenta de los noventa y cinco de su existencia. Cayo preso por vez primera en febrero del año 1937 a la edad de catorce años.

Las dificultades por las que paso en su dilatada existencia no limitaron el aprecio, pasión y alegría por vivir. Hizo gala de su buen humor aun en las situaciones más difíciles.

Simplemente, Pompeyo el por siempre recordado compañero y amigo.