No se imaginaría Antonio Arraíz que los queridos personajes de sus cuentos, Tío Tigre y Tío Conejo, estarían en el siglo XXI haciendo trámites para irse con sus macundales a otra parte, en perfecto latín “Van a dejar el pelero” (Et relinquam te et pelero) Estos dos seres ya no aguantan la mamazón y están decididos a emigrar a otro país y comenzar a cautivar otro público infantil en otras latitudes.
El problema que afrontan es ¿Cuándo y cómo irse pa’l carajo?, ya que han visto las largas colas de venezolano caminando hacia Colombia y les da mucho miedo, no se los vayan a comer en plena carretera en un sancocho o un “cruzao” de conejo con tigre.
Viajar por autobús es caro y no tienen efectivo y mucho menos tarjeta de débito. Además, ambos tienen más de 11 meses esperando la prórroga del pasaporte y todavía no saben cuándo se la van a dar, en consecuencia, sin real y sin pasaporte la cosa se les pone jodía.
Ya Tío Tigre se dejó de la pendejada de estar persiguiendo a Tío Conejo para comérselo, pues está flacuchento y débil y casi no puede correr; la última vez que lo intentó se dio una matada y se dobló el tobillo y para variar no consiguió nada que ponerse pa’ la hinchazón, por lo cual en el bosque lo jodedores le gritaban desde lejos Epaaaa Tío Tigre!!! ¿pa’ donde vas con esa pata hinchá?, lo que a tío lo hacía arrechar más que a venezolano haciendo cola en telecajero para sacar efectivo y después de dos horas en cola cuando llega, se acabó.
Ya Tío Conejo se cansó de mamarle gallo a Tío Tigre y sabe que este no se lo va a comer, pues en lugar de conejo parece un ratón acabado de nacer de lo famélico que está por el hambre que está pasando. Ambos hacían las colas en Mercal desde las 12 de la noche y nunca podía comprar nada pues cuando repartían los números a las 8 de la mañana, estaban dormidos o tenían que bajarse de la mula pues había una iguana patriota y combatiente de un consejo comunal (prima hermana de la que se come los cables de las líneas de electricidad) que les informaba que ella le estaba haciendo la cola a 700 camaradas y que por lo tanto, ese no era su puesto. Al llegar al mostrador tres días después Tío Tigre y Tío Conejo se enteraban que ya no había nada que comprar y no es tocaba otra que esperar otro día. Mientras tanto el hambre hacia su apogeo en lo que quedaba de cuerpo de ambos tíos.
Pero a pesar de estar soportando la crisis, la razón de irse es otra. Resulta que Tío Tigre muy asustado y angustiado, más chorriao que borracho bajando las escaleras de El Calvario o cobrador de Corpoelec en Maracaibo, le cuenta a Tío Conejo que recibió una comunicación del SENIAT donde le decía que tenía una deuda con la revolución pues no había declarado impuesto los últimos años y que tenía dos opciones, (i) pagar la multa o (ii) ser trasladado al Zoológico de Caricuao en comisión de servicio, pues los tigres que habían se murieron de hambre y de diarrea por tomar agua de Hidrocapital. Al oír semejante noticia, Tío Conejo exclamó con los ojos pelaos y las orejas pa’tras ¡Coñooooooo hermano que vaina te han echaooo! ¡Ese castigo no lo aguanta nadie! A lo que Tío Tigre respondió, yo lo sé, no quiero que me pase lo mismo que a mi comadre Ruperta, “la elefanta” que murió de hambre, descuido y obstinada de oír las cadenas de Maduro. Tío Tigre dijo, por esa razón es que quiero dejar la peluca.
Terminado el cuento de Tío Tigre, Tío Conejo le dice, compadre Ud. tampoco sabe porque me voy. Le cuento que ando también sumamente preocupado pues al igual que Ud. recibí un correo del Ministerio de Agricultura Urbana, firmado por Freddy Bernal, quien me amenaza diciéndome que me quiere en su casa pues está criando conejos y el padrote que tenia se le murió de un infarto cuando le dijeron que no había más conejarina. Me amenazó diciéndome que aceptara ser padrote o de lo contario me mandaba a un cuartel de la frontera con Colombia. ¿Te imaginas Tío Tigre? el hambre que voy a pasar si no hay comida en los cuarteles; también me amenazó con mandarme al Arco Minero del Orinoco a trabajar en una mina sacando oro o de cocinero. Tío Tigre le dijo, coño hermano si a Ud. lo mandan al arco minero despídase de este mundo, pues o lo mata el paludismo o se lo raspan (y no va ser el coco).
Después de un largo silencio ambos exclaman, ¡Vámonos pa´l carajo y dejemos el pelero! Que a los niños venezolanos les echen otros cuentos como el de la “Venezuela Potencia”, o el de “La Invasión del Imperio” o el cuento de “La lucha contra la corrupción” o el cuento de “El millón de viviendas” o el de “Los 10 millones inscritos en el PSUV” o que contraten de nuevo a la Sayona o la Llorona, que por cierto ahora se la pasa no solo llorando, sino mamando y quejándose después que la asaltaron con burundanga en el bloque 1 de El Silencio.
Pero después de otro silencio, Tío Conejo que es más “avispao” y “resabiao” que Tío Tigre, pues había trabajado en el SENIAT cerrando negocios y en el IVSS tramitando permisos médicos y jubilaciones por disfunción eréctil o por baja de la libido e inapetencia sexual a mujeres jóvenes, le dice muy pensativo a Tío Tigre, coño hermano ¿no será peligroso irnos para Colombia? Tío Tigre le pregunta ¿Por qué?, a lo que Tío Conejo le responde, es que Pedro Carreño piensa bombardear los puentes en Colombia si nos invaden los gringos y la verdad es que yo no sé nadar y quién sabe si una de esas bombas nos explota cerca y nos mata como a un par de pendejos. ¿Ud. se imagina atravesando el río Magdalena echándole bolas nadando? Tío Conejo le dice, si vamos a dejar la peluca, mejor nos vamos a Chile aunque nos cueste más caro el pasaje. Le voy a escribir a National Geographic a ver si me quieren dar una “ayudita” pa’l pasaje y pa’los viáticos y que me ayuden a tramitar el exilio con la excusa de que somos perseguidos del régimen y especies en peligro de extinción
Y colorín, colorado ambos tíos han arrugado!!!!!
13-07-2018