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Benjamín Tripier

Análisis de entorno: La suma de los cortos plazos

Benjamín Tripier

Tal vez del lado opositor debería lograrse una disciplina interna que haga que las críticas cruzadas entre tendencias, se mantuvieran encapsuladas, y solo dejaran trascender lo que les suma de cara al chavismo, y de cara a sus propias bases, porque eso es lo que ha practicado el chavismo con mucho éxito. Ellos tienen profundas diferencias internas, pero una verticalidad a toda prueba.

Con lo anterior no quiero decir que los imiten, sino que sean conscientes del riesgo reputacional involucrado, y del impacto que esas peleas internas, que se hacen públicas, tienen sobre la credibilidad de las bases hacia sus dirigentes… la cual, por cierto, está muy golpeada.

A principios de 2016 hubo un conato de unidad, pero ciertas actitudes extremistas, como bajar los retratos de Chávez en forma despectiva, no calaron muy bien en todo el arco opositor, y comenzó la división. Posteriormente, luego de las marchas y presiones de 2017, regresó la unidad con los pronunciamientos de Trump y el nombramiento de Guaidó. Y hubo una férrea disciplina comunicacional, que duró hasta los eventos del puente de Altamira en mayo de 2019, momento a partir del cual, cada dirigente de primera, segunda o hasta tercera línea se sintió con el peso como para ocupar el espacio que quedó abierto cuando se abortó el intento de desestabilización.

Y en vez de reconocer como grupo que se había fallado, decidieron que era mejor echarle la culpa de todo a Guaidó y comenzar, cada quien, a sentir que él sí podía arreglar el país; gente que ni siquiera medía en encuestas o con muy bajo reconocimiento nacional, creyó que, ante el vacío, podía ocupar espacios. Y eso, sigue hasta hoy con más aspirantes a la presidencia que los que las bases, potenciales votantes, puedan reconocer o procesar.

Normalmente, la organización que se reconoce de hecho, tiene más legitimidad que aquella resultante solo del derecho… en este caso, la resultante de las primarias. Porque ante la falta de una organización formal, la misma sociedad, la interna y la del exterior, percibe que hay ciertos líderes, y que el resto son agentes más inclinados a la continuidad del estatus quo, que al cambio o la renovación.

Curiosamente pareciera que las críticas y las peleas internas de la oposición, están alcanzando niveles altos de pérdida de perspectiva, haciendo ver que la terrible situación país que vivimos con una economía del tamaño de Guatemala (eso era hace un tiempo… hoy debemos ser más pequeños), también tiene como responsables a los opositores.Y no hay nada más lejos de la verdad, porque el poder casi absoluto que ejerce el chavismo dentro del país, hace que no haya espacio como para la crítica o la oposición, no como nombre sino como acción. De hecho, con solo seguir los medios, se notará que hay un muy bajo nivel de críticas al gobierno; o por lo menos no el nivel de crítica que se esperaría después de tantos años de retroceso progresivo y acelerado, que está a la vista de cualquier observador casual y no especializado.

Un mínimo sentido de la responsabilidad política del lado opositor debería considerar seriamente que posicionarse uno mismo denostando de los otros potenciales candidatos, como mínimo deja un sabor amargo y aleja a ese aspirante de la simpatía de cualquier votante. Porque para el sentido común, continuar en la vía que vamos donde se ataca más a Guaidó que a Maduro, solo puede conducir a más abstención. Y a aumentar la brecha entre la dirigencia y las bases.

Porque no hay que perder de vista que EE UU es el aliado principal que tiene la oposición, y que tendrá que acompañar a cualquier gobierno que implique un cambio. Eso es importante porque buscar cortarse por su cuenta y chocar en, por ejemplo, el reconocimiento a Guaidó, no solo es hacerle el juego al chavismo gobernante, sino también perder el único anclaje que tiene la oposición con el resto del mundo.

La oposición se volvió complaciente y se acostumbró a la coreografía en la cual, al final de cada acto, siempre Maduro continuaba en el poder, y los opositores… bueno… haciendo como que se oponían… sin éxito… y con temor a un posible éxito… como si no tuvieran vocación de poder.

Y si a lo anterior se le suma que el gobierno está produciendo cambios impensables en lo económico, quitándole lo disruptivo a la oposición… bueno… más le vale a la oposición que se organice de una manera diferente, porque así, basando todo en las primarias, pues no solo no conseguirán la unidad, sino que terminarán mas divididos.

Porque del lado opositor aún sigue haciendo falta la oferta de cambio… qué es lo que se haría diferente, qué es lo que pasaría si no se llegara a un acuerdo interno, y terminaran, con o sin primarias, con varios candidatos. O si no lograran una buena participación y el candidato surgido del proceso no tuviera la legitimidad de base; o si finalmente se desconfiara de los resultados, tanto de las primarias, como de la elección propiamente dicha. Hay como muchas incógnitas y preguntas que se hace el pueblo llano, el cual, con tantos problemas para sobrevivir, ya fue perdiendo interés en buscar las respuestas. De hecho, el escepticismo es la sensación más frecuente.

Aún hace falta un líder que irrumpa, y a quien lo no le importe ser presidente sino cambiar las cosas. Y sin que sea la solución, el único que está haciendo esa tarea, en contra del resto de los dirigentes opositores es Guaidó… el elegido y apoyado por EE UU.

En lo económico estamos viendo un nuevo deslizamiento del valor del dólar, paralelo y oficial, podría responder a una estrategia de búsqueda del valor de equilibrio, pese a que, al haber inyectado nuevamente dólares a la economía, muestra que tratan de contenerlo, pero no tanto; porque al mismo tiempo, los pagos de la tesorería, especialmente los bonos comprometidos, ponen una presión adicional sobre el dólar, porque no hay otras fuentes de refugio transitorio. Y ya cuando se gasten, pues lo harán en dólares directamente, momento en el cual ya se le perderá el rastro, pero nunca se venderán como para que se logre un efecto contrario con una oferta privada de dólares.

Un dólar atrasado es un dólar que facilita e impulsa las importaciones; un dólar devaluado, si bien pudiera significar un impulso a las exportaciones, en nuestro caso, con una infraestructura productiva deprimida y estancada, en realidad podría inducir a inflación de oferta, que es el componente más importante de la inflación total que tenemos. Es cierto que ya no es la hiper que supimos tener, que fue el resultado de los controles y restricciones (principalmente cambiarias); pero aún sigue fuera de control la relación entre la oferta y la demanda de bienes y servicios.

Hace no mucho tiempo podíamos anticipar que para finales de año el tipo de cambio podría estar alrededor de los 10 bolívares por dólar; pero observando el comportamiento de estos últimos días, y estando en claro que el estado, buscando mantener la paz social y llevar las fiestas en calma, pues tendrá que incorporar a la economía los otros tres tramos del bono comprometido a pagarse en cuatro partes. Cosa que no ayuda a la deteriorada economía personal del venezolano promedio.

Mirando fuera de Venezuela, la segunda vuelta de las elecciones en Brasil pudiera presentar aristas diferentes a la primera vuelta, porque los minoritarios que no llegan a 10% no tienen el liderazgo ni la homogeneidad como para trasladar sus votos a quien ellos apoyen. El perfil de campaña cambia tanto que Lula tuvo que declararse en contra del aborto, cuando siempre había sido abortista. Lo que ocurre es que la distorsión de la izquierda los ha llevado a incorporar como característica estructural a los movimientos LGTBI, a los reclamos indígenas, a la identidad de género y al abortismo, lo cual choca de frente con las religiones cristianas, católica y evangélicas. Y eso, va a constituir el fiel de la balanza en la elección.

Una lectura comparativa a las redes sociales del Brasil muestra que en Facebook Lula tiene 5,1 millones de seguidores, mientras Bolsonaro tiene 14 millones, siendo Facebook más orientado a mediana edad. En Twitter, más comunicacional y de planteo de opiniones, Lula tiene 4,48 millones de seguidores, mientras Bolsonaro tiene 9 millones. En Instagram, la reina de las redes y la que, casi como Google, marca la existencia y la reputación de una persona, Lula tiene 7 millones, mientras Bolsonaro tiene 21,6 millones. Y en TikTok, la red incipiente, están más parejos con Lula 1,7 millones y Bolsonaro 2,6 millones.

Lo negativo, si ganara Lula, sería el regreso de la corrupción y la desconfianza en el gobierno, y que, como casi seguramente cambiarían la política económica exitosa de Bolsonaro, pues Brasil retrocedería. Y en nuestra Latinoamérica, si retrocede Brasil, retrocedemos todos. Bueno, tal vez Venezuela no tanto, porque estamos aislados como en una burbuja donde nada entra y nada sale.

La realidad de la guerra en Europa comienza a superar a las ficciones que veíamos en las películas. Estamos bajo amenaza de guerra nuclear táctica por parte de Rusia, y la OTAN arranca ejercicios nucleares en Bruselas. Es un juego de límites que, cuando uno lo veía en las películas, pues se ponía nervioso y se movía en el asiento… pero claro… era una película y sabíamos que no corríamos peligro, porque al final todo estaba bien.

Tristemente todo indica que el conflicto escalará aún más y que las armas atómicas tácticas pasarán a ser parte del arsenal de operaciones, y en vez de matar a cientos, como ahora, pues matarán a miles, o decenas de miles. Y la OTAN tendrá que intervenir porque sea o no Ucrania miembro de la OTAN, Rusia está vulnerando todas las zonas de seguridad que ellos tienen definidas.

Sin más, podemos anticipar que la guerra escalará, y que, miles de muertos después, terminará con la rendición incondicional de Rusia, con su desarme y desmilitarización, con su propio Nüremberg y el país dividido al menos en tres partes, donde China, tendrá la suya. Porque China terminará asociada a los aliados y reclamará su parte.

No hay que sacar del radar todo lo demás que está ocurriendo, especialmente las provocaciones de Corea del Norte, el delicado equilibrio del estrecho de Taiwán, y los movimientos reivindicativos en Irán. Así como las nuevas alianzas de Israel con sus vecinos, promovidas por EEUU, que le dan una mejor posición frente a su enemigo declarado, Irán, cuyo propósito de existencia es la destrucción de Israel.

Recomendación

  • Al gobierno: que continúe despolitizando la economía, y le termine de quitar el perfil ideológico. Porque ya pudo comprobar que cuando sale la ideología, entra el mercado y termina de ordenar las piezas del rompecabezas empresarial. Pero claro… hace falta la voluntad política clara que marque el sentido de dirección; que, de una vez, terminen de pasar al sector privado las actividades empresarias en manos del estado.
  • A la dirigencia opositora: que revisen su estrategia y su línea de tiempo. Porque si se adelantan las elecciones como parece que va a ocurrir, pues se producirá una desbandada y cada quien querrá hacer cosas por su cuenta. Lo cierto es que la rigidez burocrática con que se están manejando los opositores no auguran un gobierno flexible si llegaran a hacerse con el poder. Deben estar atentos porque cada vez escucho más gente desilusionada, más dirigentes que quieren ir por su cuenta.
  • A la dirigencia empresarial: que impulse fuentes privadas de financiamiento extrabancario, apoyándose en el mercado de valores como plataforma flexible para adecuar los excedentes de algunos, con las necesidades de otros. El mercado de valores es como una plastilina que poco a poco va haciéndose más maleable y más fácil de adaptarse a las necesidades de las empresas. De las empresas serias con buena institucionalidad y gobernanza, con buen patrimonio, y con generación de flujo de caja sólido y estable en el tiempo.
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Análisis de entorno: Despedirse como una reina

Benjamín Tripier

El fallecimiento de Isabel II de Inglaterra ha sacado a la superficie y puesto en su más amplia y clara perspectiva, que más allá de la institucionalidad, y de las tendencias o preferencias, el que hace las cosas bien, y encima lo sostiene durante 70 años, pues recibe el reconocimiento público, sin hacer diferencias y sin intereses particulares

Los temas van apareciendo como oleadas fogoneadas por necesidades de la coyuntura, por acceso a una especie de banco de ideas donde, me imagino que hay un menú de opciones, y también por incorporaciones de sugerencias que, al hacer click en el alto gobierno, pues se impulsan, y si no funcionan, pues se dejan morir.

Lo que ocurre es que, al ser impulsados por el alto gobierno en un país donde ese alto gobierno tiene un poder casi absoluto, esos temas mueven instituciones, presupuestos, relaciones internacionales, y por supuesto, algún que otro empresario que intuya una oportunidad y comience a acompañar.

Porque, a menos que de entrada se demuestre que ese tema no es viable, pues deberá avanzar hasta que se estrelle contra sus propias posibilidades, y se deje morir… silenciosamente… sin culpables, y sin responsables, y con alguno que otro daño colateral, del empresario que hizo el intento. Pero bueno… en definitiva ese es el rol del empresario… emprender… y a veces va bien, y a veces no tanto. Pero debe probarlo, porque solo los empresarios con buena cultura gerencial se asesoran primero y aprenden de la experiencia ajena; eso se llama bechmarking. Y el que no lo haga, perderá más que el que sí lo haga.

Ejemplos de lo anterior lo constituyen la Ley Antibloqueo, y la ley de Zonas Económicas Especiales, que tuvieron su boom, con su promoción y venta, pero no han tenido la aplicación práctica y orientada a soluciones que se esperaba, y ahí siguen esperando su momento.

Ahora estamos con lo de las tierras que están disponibles para que productores extranjeros las pongan a producir, los cuales, con una mirada rápida al terreno, llegan a la conclusión de que esas tierras –en nuestro caso casi cualquier tierra- tienen vocación agrícola o ganadera, y que es un desperdicio que no estén productivas.

Y con esa mirada at a glance, más unas ofertas gubernamentales sobre todo lo que podría hacerse, bueno, cualquier campesino genuino, de cualquier lugar del mundo, con amor a la tierra sin importar donde ésta se encuentre, se entusiasmará y comenzará a hacer planes.

Los globos de ensayo del gobierno

Todo comenzó con un globo de ensayo con el “millón de hectáreas para los iraníes”, desmentido por el gobierno de Irán, que puso sobre la mesa el tema. Porque el tema es bueno… en muchas partes se hace, y es un modelo de negocios probado. ¿Cuál es ese modelo? Pues el de alquilar tierras y ponerlas a producir, ya sea con inversión directa, ya sea con alquiler de equipos, infraestructura logística y sanitaria, y contando con mano de obra golondrina para la temporada fuerte, y con mano de obra fija, casi siempre local, pero especializada por el conocimiento de esa tierra, para el resto del tiempo.

Y tal como en otros casos, el discurso pasó de ese millón inicial, al entusiasmo de “estamos poniendo a disposición de 5 a 7 millones de hectáreas que tiene nuestro país por desarrollar, para llegar a 30 millones de hectáreas cultivables”.

Hay un perfil de inversionista extranjero que no llega a un nuevo país solo y por su cuenta, sino que busca socios locales (con el tipo de asociación que mejor les cuadre a las partes) que ya conozcan la zona… un sherpa que los guíe y acompañe y que les limite el derecho de piso que sin duda cualquier inversor extranjero debe pagar; el cual será muy alto o muy bajo, dependiendo de la propensión al riesgo que decida asumir; o a veces del encandilamiento del “negocio fabuloso” que le impide ver lo que el local ya tiene visto desde hace tiempo… y por eso es que se auto limita.

Pero quien te dice… tal vez ese extranjero, al ver el bosque en su conjunto y desde afuera, encuentra un camino que el local, de tanto ver árboles, se está perdiendo…y así pierde oportunidades. No hay que olvidar que quien mejor conoce las características y condiciones locales, es el campesino/empresario del campo venezolano.

La primera pregunta en la lista de chequeo para avanzar en la inversión, debería ser porqué el campesino/empresario del campo local no lo está haciendo él por su cuenta o con socios… y la segunda, ¿por qué el gobierno no les ofreció a ellos la misma oportunidad? Y en la respuesta a esas preguntas, seguramente encontrarán lo necesario para dar los siguientes pasos.

El tema de los emprendedores está resultando una vía más para subsidiar y transferir capacidad de demanda a gente que, en una proporción muy baja, aportará al PBI del país. En general presionarán con una demanda adicional sobre una oferta de bienes y servicios a la que ellos no están contribuyendo a expandir. O sea que confirmarán la profecía que se cumple sola, de consolidar la inflación estructural por déficit permanente de oferta.

En realidad, habría que separar el subsidio del emprendimiento. Regresar a las incubadoras, al capital semilla y al capital de riesgo, que es de riesgo y no de pérdida. Para los verdaderos emprendimientos buscar algo sólido que acompañe y le de viabilidad al intento, midiéndose el éxito no por los fondos recuperados, sino por los emprendimientos que resulten exitosos.

Porque lo ideal, con esa parte que en definitiva será un subsidio, es pedirles que se formen en algo… que estudien… y pagarles por las notas obtenidas… en casi cualquier cosa; pero que estudien, se formen, y puedan demostrarlo. Porque es difícil que alguien sin estudios pueda ser exitoso en un emprendimiento. Hoy en día, con el estado del arte, hay que estar formado para encarar un emprendimiento. Así sea con una máquina de coser o un carrito de chicha; si se quiere que el país progrese hay que darle formalidad. Así, a este paso, la informalidad y el mercado negro terminarán por arropar a toda la economía…que de hecho eso ya está ocurriendo.

Porque de otra manera seguirán siendo pobres estructurales, así por un tiempo limitado les baje la pobreza de ingresos.

Meseta cambiaria

En lo económico estamos transitando una meseta cambiaria con pendiente positiva que nos debería mantener durante un tiempo en el entorno de los 8 bolívares por dólar, deslizándose suavemente hacia los 9, para saltar nuevamente un escalón, cuando algún evento perturbe este equilibrio inestable en el que vivimos.

Podría decirse que estamos en una transición hacia el establecimiento de una nueva era económica que va en sentido inverso al Plan de la Patria original, y que debería conducir a una nueva versión acorde con los cambios que se van produciendo de hecho, y que le confirman al gobierno que el rumbo económico es el correcto, así les cueste políticamente aceptarlo.

Pero parece un hecho que deberán profundizar el rumbo. Es insostenible mantener las empresas públicas sin participación del sector privado. Y como el tema de asociarse con el estado en empresas mixtas es prácticamente inviable, por asuntos de sanciones, overcompliance y falta de credibilidad, pues tendrá que ser vía el traspaso de la propiedad. Porque la alternativa, que es que el estado mantenga la propiedad y que un privado reconocido asuma la operación, va a ser difícil que ocurra por las mismas razones que para el caso de la asociación.

Y si no se da ese traspaso de propiedad pues todo el rumbo que están trazando, comenzará a perder la poca confianza que se ha ido construyendo. En capitalismo, es mandatorio crecer; y en las condiciones actuales, a lo sumo, podemos aspirar a mantenernos…que, en este ambiente, es ir achicándonos un poco más.

La apertura de la frontera con Colombia tendrá un acto simbólico el 26 de septiembre, pero tomará más tiempo convertirse en algo real. Es posible que la reapertura de las rutas aéreas sea el primer paso concreto, pero hacen falta muchos más, que integren las realidades de los dos sectores privados con las posibilidades políticas que habiliten los dos gobiernos. Este juego recién está empezando, y si bien hay ansiedad y temor entre los empresarios, tomará el tiempo que la política indique: “el tiempo político es perfecto” (Iván Gutiérrez + dixit).

En cuanto al mercado de capitales, ya está formalizado el anuncio de que, además de BDV y CANTV, podremos ver partes específicas de Pdvsa colocadas en el mercado. Es importante la señal de aceptación del capitalismo que implica un mercado de valores, como un sentido de dirección que por un lado le podría dar vida al mercado local, y por otro podría servir para que el gobierno se anime a colocar cada vez más acciones en el mercado, hasta que comience a parecerse a una privatización.

Isabel II

Cambiando de tema, el fallecimiento de Isabel II de Inglaterra ha sacado a la superficie y puesto en su más amplia y clara perspectiva, que más allá de la institucionalidad, y de las tendencias o preferencias, el que hace las cosas bien, y encima lo sostiene durante 70 años, pues recibe el reconocimiento público, sin hacer diferencias y sin intereses particulares.

La cantidad de gente de su propio país, de la comunidad de naciones a la que pertenecía, y del resto del mundo, que le está rindiendo tributo, no es más que una muestra de que solo los resentidos sociales pueden negar que lo ha hecho bien… que lo ha sabido hacer.

Y es posible que sea una vara muy alta para medir a cualquier dirigente, quien, al quedarse solo consigo mismo, debe sentirse comparado y evaluado. Cada uno debería pensar: ¿qué pasaría si yo muero ahora? ¿cómo me evaluaría la gente? Y estoy seguro que, más allá de la megalomanía y la soberbia que suele atrapar a los que alcanzan (de una u otra forma) la conducción de un país, deberían hacer un mea culpa y hacer los correctivos del caso.

Porque la gente, los cientos de millones de personas que asisten al espectáculo de las exequias de la Reina, deben comparar, consciente o inconscientemente, con las personas que los dirigen actualmente en sus países, y deben ya, haber sacado sus propias conclusiones. Lo otro que llama la atención, es el tema de las planificaciones, los protocolos, la institucionalidad y el orden que se percibe en una sociedad que es mucho más socialista que la nuestra, pero más organizada. Y nuestra gente lo nota…

Y no tiene que ver con democracia, porque al ser una monarquía constitucional con dos cámaras, la representatividad está asegurada… tanto para seguir como van, como para dar un golpe de timón como con el Brexit.

Ahí debe haber un aprendizaje para nosotros; porque seguir como vamos no nos lleva a ningún lado, y más bien nos hace retroceder. Y el principal medidor para nosotros debe ser la cantidad de gente que sigue prefiriendo irse de Venezuela ante la alternativa de quedarse. Según la ONU, ya estamos cerca de los 7 millones de venezolanos que han tenido que irse por no encontrar futuro aquí…un goteo diario que nos pone cada vez más vulnerables.

La relación con EE UU sigue atada a los dos elementos críticos que les vengo anticipando desde hace meses. Cualquier flexibilización será a cambio de rehenes y/o de salida democrática con miras a un cambio de gobierno. Por consiguiente, hay que poner los pies sobre la tierra y adecuar las expectativas. Ni siquiera los resultados de las elecciones de medio término cambiaran esas premisas. Lo que sí podría cambiar, son las condiciones de esa negociación, pero siempre dentro de las bandas de la política de estado que arrancó Obama, profundizó Trump, y mantiene Biden.

La posible tercera visita de una delegación de la Casa Blanca, tendrá ese mismo propósito… lo que sí es seguro, es que no vienen a comprar petróleo.

Recomendación

  • Al gobierno: que se aboque a la actualización del Plan de la Patria y lo haga circular reconociendo el nuevo rumbo de la revolución. Lo que he dado en llamar el neo chavismo de Nicolás y Delcy. No se puede seguir en la economía “de hecho” hay que comenzar a anclar las bases.
  • A la dirigencia opositora: que tome ventaja de que cada partido ya ha ido seccionando sus candidatos, para hacer un ejercicio conjunto entre los candidatos y representantes de cada fuerza, como para revisar la estrategia y adecuarla a los cambios que se van presentando. Seguir trabajando como compartimentos estancos, solo profundizará la división y no habrá primaria en el mundo que los unifique. En nuestro caso venezolano, consenso es más importante que elección.
  • A la dirigencia empresarial: que utilice la información de base obtenida en las giras por el interior de Venezuela por la dirigencia de Fedecámaras (enfoque bottom up), para desarrollar un ejercicio estratégico top down para diseñar una estrategia de alto nivel que rescate los elementos críticos identificados, y los coloque en una perspectiva de tiempo hacia el futuro, en un sentido de dirección compartido por todos los actores privados. Y luego de contar con ese instrumento, proponer algo similar con el alto gobierno para poner las acciones estratégicas resultantes, en la perspectiva de importancia y urgencia. Y a partir de allí continuar por un camino común, sin sorpresas y lo más previsible posible.

Análisis de entorno: Esperanza sí, pero con los pies sobre la tierra

Benjamín Tripier

Si bien es cierto que la esperanza es el gran motor de la supervivencia, es importante tener claras las bases que la sostienen. Desde hace meses nuestra economía –y la esperanzas asociadas- vive alimentada de informaciones y rumores que tienen visos de realismo y que generan un conjunto de acciones orientadas, en unos casos a anticipar decisiones, y en otros a posponerlas. Y cuando terminas dándote cuenta de que la información que circulaba, ni siquiera era posible que ocurriera, entonces aterrizas en que siempre, algo de dinero perdiste, por no verificar las fuentes.

Los tres puntos de referencia internacional que hoy tiene Venezuela están relacionados con Colombia, EE UU e Irán; cada uno por diferentes razones, pero todos atados por el mismo patrón de aislamiento que nos caracteriza. Porque con Irán logramos apoyo en lo petrolero, con EEUU estamos atados a su poder, y con Colombia, atados (y a veces desatados) por la vecindad.

Y de los tres, EE UU es el que tiene el poder de permitir y no permitir, casi cualquier cosa; mientras los otros dos son válvulas de descompresión, que a veces funcionan y a veces no.

Esperanza… con los pies sobre la tierra

Para entender la relación con EE UU, y poner los pies sobre la tierra, debe ponerse en primer plano, y como una restricción dura que supera cualquier relato, que para ellos somos “una amenaza inusual y extraordinaria” contra la seguridad interna de EE UU; y que además tenemos unos rehenes americanos que ahora, últimamente, están claramente tipificados por una orden ejecutiva específica de Biden.

Mientras esos dos elementos estén vigentes, toda conversación o acercamiento, siempre tendrá como objetivo, liberar a los rehenes primero, y conjurar la amenaza inusual, después. No hay que perder de vista que no se trata de un tema del poder ejecutivo de EE UU, sino de una política de estado, apoyada por los dos partidos, que trasciende presidentes.

Es interesante como Europa en su conjunto, por una cuestión de principios, y por la historia, decidió enfrentar la falta de combustible, sometiéndose a penurias, con tal de no apoyar la brutal invasión de los rusos a Ucrania, que es percibida como solo el principio de una embestida más fuerte, tratando de correr las fronteras de Rusia a las que, en el pasado, definieron la cortina de hierro.

Ahora, imagínense a EE UU vulnerando las dos anclas que les mencioné más arriba, por unos pocos barriles de petróleo que pudiera proveer Venezuela, y que para colmo no son estables por los temas de falta de energía y de mantenimiento en nuestro país. Porque podrá producirse algo de petróleo, pero convertirlo en gasoil, ya requiere de la infraestructura de refinación y electricidad, que están deterioradas e inestables.

Lo del petróleo con EE UU, entonces, sería un subproducto de los temas ancla: democracia para lo de la “amenaza inusual…”, y liberación de los rehenes.

La esperanza como política de Estado tiene la dificultad de que a medida que se van cayendo las zanahorias que la representan, deben ir siendo reemplazadas por otras, todo de acuerdo a una realidad cambiante y conflictiva. Desde los trascendidos y rumores infundados sobre Chevrón y Siemens, que la lectura esperanzadora convierte en posibles (aunque nunca terminen de ocurrir), hasta los empresarios optimistas, pasando por el “Venezuela ya se arregló”, pareciera que están de acuerdo en esconder debajo de la alfombra los niveles brutales de pobreza que, según la UCAB, superan 90%, con casi 80% de indigencia.

Solo cuando en la ecuación hagamos visibles todas las variables, podremos hacer que la esperanza sea un camino, y no una quimera.

Lo social se está convirtiendo en un plomo en ala de nuestras posibilidades. La descompensación de la matriz de RR HH disponibles, versus necesidades a ser satisfechas, nos está llevando a que la población activa que permanece en el país, no tiene las habilidades (y a veces ni la edad) para cubrir las necesidades de un posible crecimiento. Si como dice la ONU, casi 7 millones de personas han emigrado en los últimos años, el gran peso de esa emigración está en lo que nos enorgullecía, que era el bono demográfico.

Debemos hacer un esfuerzo desde la empresa privada (y también personalmente aquellas personas que puedan hacerlo) para incorporar cada uno a la gente que pueda, ya sea capacitándola, ya sea ayudándola; y en el caso de los menores, asegurándonos que asistan a la escuela… que estudien.

Podemos llegar a perder toda una generación si no actuamos coordinadamente entre todas las fundaciones, asociaciones y ONG que hoy, gracias a Dios, trabajan en forma denodada y desinteresada por el bienestar de los demás.

La Responsabilidad Social Empresarial Extendida –RSEX- pudiera ser una respuesta, si cada unidad de producción, por pequeña que sea, y en el sector al que pertenezca, pudiera asumir una metodología común de establecer áreas de influencia, y asumir un mecanismo de aproximación a las comunidades que rodean a cada una.

Lo económico

Pasando a lo económico, la corrida cambiaria de la semana pasada, con un deslizamiento importante del dólar oficial y del paralelo, no fue una crisis, pero si fue una alerta de que hay distorsiones de fondo que pueden hacer que hasta el más común de los problemas pueda resultar en la desestabilización de todo el sistema.

El deslizamiento del valor del dólar del último mes significó la subida de un escalón más en el camino que lleva de devaluación indetenible. Hubo una meseta de varios meses –entre octubre 2021 y mayo 2022- por debajo de cinco bolívares por dólar, que se logró con una inyección semanal importante de dólares por parte del BCV, pero sabiendo que se estaba controlando/reteniendo una presión inflacionaria muy fuerte; además de los elementos intrínsecos de la moneda ancla, que es el dólar americano, como la inflación en EE UU, y la escasez del billete usado de baja denominación, cuya provisión al mercado depende de factores exógenos y fuera de control.

Porque si bien la cotización y disponibilidad de dólares son importantes en la construcción de la inflación por el lado monetario, no hay que olvidar que por las condiciones estructurales que limitan la posibilidad de aumentar la producción, el lado de la oferta tiene una influencia decisiva como generador de la inflación de precios; la cual volvería a las dimensiones de varios miles de puntos de inflación al año, si no se hubiera derogado la ley de ilícitos cambiarios, y se hubiera permitido, informalmente, la libre circulación del dólar en nuestra economía (“una válvula de escape que yo la veo como positiva” Maduro dixit).

Él dólar, entonces, alcanzó un nuevo piso en el entorno de los ocho bolívares, con presión orgánica hacia los nueve bolívares por dólar… o sea que se mantendrá, como una meseta con pendiente positiva, en la parte baja de esa banda por un tiempo, hasta que un nuevo disparador, generalmente inyección grande de bolívares por parte del Estado, lo impulse a un siguiente escalón.

El anuncio presidencial sobre que la Navidad arranca en octubre, normalmente va acompañado de una inyección de bolívares, los cuales, al no estar respaldados por reservas, ni por actividad económica, presionarán directamente sobre el valor de dos inventarios escasos: los bienes y servicios, y los billetes de dólar. Y saltaremos al siguiente escalón, antes de que termine el año, el cual, dependiendo de la disponibilidad de los dos inventarios mencionados, podría superar los 10 bolívares por dólar.

Isabel II

Hablando del fallecimiento de la Reina de Inglaterra. La seriedad y el prestigio que en forma sostenida ha tenido Isabel II, han sido el soporte de la continuidad de la monarquía británica y de haber mantenido unida a la Commonwhealth.

Mantenerse durante 70 años en el tope de aceptación y popularidad personal es algo envidiable en un líder de estos tiempos. Y eso, tal vez sea, porque no era un líder de estos tiempos…

25% del pueblo inglés que es republicano y no monárquico, tendrá su oportunidad de volver a la carga… hasta ahora no pudieron, porque el perfil de Isabel II era tan fuerte, que hasta ellos la admiraban. Mantuvo la estabilidad institucional en los mejores y los peores momentos.

Dios la tenga en la gloria.

Plebiscito

Cambiando de tema, el plebiscito chileno sobre la modificación de la constitución resultó en un contundente rechazo a la propuesta por 62,2% de consenso nacional, con una participación histórica de 80% de la gente inscrita que superó los 12 millones de votantes en un país de 19 millones.

Se están encaminando a un nuevo proceso constituyente, que podría, o bien leer la voluntad de los chilenos y eliminar los extremismos que esta tenía, o intentar (típico de las izquierdas latinoamericanas) forzar la voluntad del pueblo, pese a la claridad del mensaje. Lo que debería quedar claro es que “no es no” y mostrar lo que hasta ahora Chile había demostrado que es la madurez democrática que el resto de la región; con algunas excepciones, ha ido mostrando que es capaz la izquierda de aceptar los reveses. Y si fuera así, Chile volvería a ser referencia de democracia.

En el caso Colombia hay que estar atentos a la posición de Petro, cuya verdadera agenda aún no se adivina…se intuye, pero es difícil saber cuál será el recorrido. Los inesperados y sorprendentes comentarios que hizo sobre los resultados del plebiscito en Chile, más parecen un mensaje interno a Uribe, que a Pinochet, quien ya está fuera de la historia chilena, porque hasta la constitución que data de su época, no era de él, sino de la realidad política que caracterizaba a los chilenos en esa época, y que todo indica que se mantiene; no es Pinochet, sino que son los chilenos y su propio perfil antropológico y social.

Regresando a Petro, se encuentra, en relación a Venezuela, con la necesidad de reactivar esa frontera y bajar el nivel de amenaza que significa tener un enemigo cruzando el río; además de reactivar la economía regional, primero, y, poco a poco, y solo si es posible, reincorporar el mercado venezolano a la economía colombiana. Recordar que desde que Venezuela salió de la CAN, los colombianos se mudaron al Pacífico y orientaron su economía para ese lado; por consiguiente, pueden seguir viviendo sin nosotros; sería buenísimo para ellos que nos incorporemos, pero no tienen el apuro que deberíamos tener nosotros; así no lo demostremos, nosotros los necesitamos más a ellos que ellos a nosotros.

En fin. La relación con Colombia es aún impredecible pese al optimismo y la esperanza que una apertura está generando. Cuando ocurra –porque todo indica que sí ocurrirá- habrá que ver el cómo ocurrirá, porque en estos años, mientras estábamos enemistados, pasaron muchas cosas y esa frontera se informalizó de una manera rotunda y casi estructural. Habrá que ver si hay disposición de los grupos que hoy detentan el poder en la zona, de permitir que los negocios legales prosperen.

Recomendación

  • Al gobierno: que, ha llegado el momento de revisar el enfoque político, y reorientarlo para alinearlo en la misma dirección del resto de la región; países que, sin sacrificar soberanía, no andan peleando y distanciándose de todo el mundo. Porque vamos perdiendo cada vez más espacio, y nuestras relaciones integrales están seriamente limitadas.
  • A la dirigencia opositora: que entienda que, sin unidad activa y comprometida, no hay ninguna posibilidad de cambio, y sí una garantía de permanencia del estatus quo. Y con primarias, tal vez consigan un candidato (aunque lo dudo…siempre tendrán más de uno) pero no conseguirán ni líder, ni unidad. Las cosas están cambiando rápidamente, y la oposición no hace ajustes en su estrategia, cuando debería hacerlo. Eso se llama gerencia estratégica.
  • A la dirigencia empresarial: que continúe en la línea de aproximación directa con el empresariado colombiano, estableciendo, a priori, las líneas básicas netamente de negocios, para ser sometidas posteriormente al gobierno. Lo ideal –muy poco probable- es que se despolitice al máximo posible la relación comercial y de inversión. Facilitando las propuestas y pensando en forma innovadora y disruptiva. ¿Es posible pensar en un mercado de capitales extendido e integrado?

Análisis de entorno: La ola rosada

Benjamín Tripier

Esto que está pasando en América Latina no podría considerarse una nueva ola roja, sino más bien una ola rosada; que no parece que vayan a derivar en regímenes autoritarios, sino que serán capaces de convivir en un ambiente democrático.

Esto que está pasando en América Latina no podría considerarse una nueva ola roja, sino más bien una ola rosada; que no parece que vayan a derivar en regímenes autoritarios, sino que serán capaces de convivir en un ambiente democrático.

Los casos autoritarios que tenemos en la región tienen origen militar, mientras los otros, Arce, Boric, Castillo, Lula (si le ganara a Bolsonaro) y Petro, vienen de origen civil y democrático. Tal vez abriendo un compás de espera con el caso de Petro, porque si bien su origen es militar guerrillero, ha convivido en democracia y ha ejercido cargos democráticos. Y la inercia lo colocaría más cerca del juego democrático que del autoritarismo. Y si bien en campaña se prometen cosas que después no solo no se cumplen, sino que se hace todo lo contrario, Petro habló de capitalismo democrático, defendiendo el derecho a la propiedad privada.

En la campaña anterior, Petro perdió con Duque por sus nexos con el chavismo y con Nicolás Maduro. Mientras que en esta campaña se desmarcó y los criticó, rompió nexos con el madurismo, alineándose más con tendencias de la nueva izquierda. Y en lo internacional, se espera que no tome posiciones drásticas, sino que actúe en espacios ambiguos… veremos.

La izquierda rosada

El giro a la izquierda rosada de la región pareciera originarse en la magnitud de la pobreza, que es una fuente no informada de votos, que en definitiva son los que ponen presidentes. Claro son no informados, pero sufren lo que les toca y saben que, con solamente discurso ideológico, pues no se come.

Para anticipar el futuro comportamiento de estos nuevos izquierdistas que gobiernan, hay que considerar, país por país, la fortaleza de las instituciones, el peso de los que no votaron por ellos, y la capacidad que puedan tener, como opositores, de ejercer un contrapeso de conflicto positivo.

Podríamos anticipar que el riesgo de que quieran perpetuarse sería medio o bajo; el verdadero riesgo está en las políticas que impulsen, y en la manera que gobiernen la economía. Porque la economía es el condicionante más importante para las ofertas políticas, que tendrán o no aceptación, según su impacto social.

Porque más allá de lo pro mercado o pro estado que sean las posiciones de estos gobiernos rosados, está la posición de los inversores privados que son muy sensibles y rápidos para abandonar el país, pero muy lentos para regresar… si es que son capaces de cambiar de idea.

Por eso, el primer impacto, cuando ya se anticipa que estas izquierdas pudieran ganar la presidencia, hace que las inversiones bajen o se retiren del país; y hay un segundo impacto sucesivo, cuando ya ganan, que es la salida rápida de otras empresas, por las dudas que generan temas como las reglas del juego y la propiedad privada; así como los controles y la excesiva participación del estado. Y eso se verá día a día, por la manera cómo manejarán y se relacionarán con las inversiones que permanezcan.

Neochavismo

Por otra parte, Maduro y el neochavismo, como uno de los que quedan de la ola roja, llevan tiempo migrando hacia el liberalismo económico; como una señal positiva para la región, pues coexisten un gobierno hegemónico de izquierda, con un nuevo enfoque dirigido hacia el mercado.

Pero más allá de las motivaciones de Maduro para cambiar, se constituye en un ejemplo para las izquierdas de la región de que en lo económico hay que hacer las cosas de una forma diferente, con menos intervención del estado y menos controles en la economía.

El tema es si ese liberalismo económico va a hacer presión sobre lo social; y lo social va a presionar sobre lo político. Porque si el chavismo hubiera entendido esto antes, hoy tal vez se mantendría en el gobierno, pero con recambio democrático de nombres y sin necesidad de generar sospechas sobre el fair play.

Todo parece indicar que la guerra de Europa se va a extender hacia nuestra región, y va a obligar a que la izquierda rosada tenga que tomar posición; y es casi seguro que las que puedan hacerlo, preferirán la neutralidad, y las otras se alinearán con los aliados.

Mientras que los autoritarios tenderán a tomar partido por el enemigo y se profundizará el conflicto en la región. En contra de cualquier supuesto previo, el caso de Venezuela pudiera ser la excepción, por el pragmatismo demostrado por Maduro que parece no tener límites.

Caso Venezuela

La explicación para el caso Venezuela, volviéndose pro EE UU, se encontraría en que, al no poder dejar el poder por los riesgos personales, se ven obligados a transformarse para intentar bajar la presión que se hace sobre ellos para que se vayan. La idea de que “Venezuela ya se arregló” la impusieron creando la burbuja liberal que, si bien solo favorece a un porcentaje bajo de la población, logró que en marzo hubiera una misión de EE UU, liberó un par de presos norteamericanos, y EE UU le levantó las sanciones a un exfuncionario del chavismo.

La guerra va a forzar a potenciar las capacidades productivas de la región y alinearlas con las cadenas productivas de EE UU y la UE. Y como se supone que la guerra va durar varios años, entonces las inversiones de adecuación pueden durar también algunos años; tiempo suficiente como para que EE UU pueda influir decisivamente en la región; sin que se descarte la intervención militar. Las revoluciones que quedan, se transforman, o se extinguen.

Nos vamos a encontrar con una nueva izquierda sin poder político en sus países, con oposiciones fuertes y con pueblos saturados de que las cosas no les vaya bien:

  • Chile retrocede en muchos indicadores como resultado de la elección de Boric, y solo él puede revertir esto con el ejemplo
  • Perú, ha retrocedido poco con Castillo, por la separación entre lo económico y lo político. Sus indicadores siguen buenos
  • Brasil, con Lula –si gana- podría no afectar sus números, porque en el pasado no afectó negativamente a la economía; pero Bolsonaro lo está haciendo muy, pero muy bien en lo económico
  • Argentina con el kirchnerismo llevó al país a un límite peligroso que toda la población resiente, y lo más probable es que haya un golpe de timón, con cambio hacia un gobierno opositor
  • Colombia vivirá una nueva experiencia de izquierda, y habrá que esperar a ver qué hace Petro, y qué paciencia tienen los mercados. Será tal vez el presidente con menos capacidad de maniobra de los últimos años.

Cambios en la región

En cuanto a cambios en la región, tomada como un conjunto, aún no hay alguna pista que muestre integración; porque la Celac es un espacio solo político, y porque el Mercosur, único espacio formal de integración, no opera como se esperaba. El acuerdo con la UE, por ejemplo, lleva años sin concretarse. O sea que no debe esperarse que actúen como un cuerpo, sino siempre atomizados, país por país.

“Esto es lo que hay” parece ser la posición necesaria e inevitable de cualquier persona, natural y jurídica, frente a las diferentes circunstancias que el liberalismo neo chavista nos va presentando. Y no es tan importante si las medidas que van tomando, aceleran o frenan las posibilidades de tener una economía más o menos abierta al mercado.

Nos baste comparar con lo que teníamos en 2017 cuando por el solo hecho de tener dólares ya podíamos terminar presos, y que hoy casi toda la transaccionalidad está en dólares… y eso, parece irreversible; así haya un paso para adelante y otro para atrás, lo cierto es que ya, culturalmente, pensamos y actuamos en dólares americanos. Y tampoco importa mucho considerar los sectores que aún están rezagados, porque más pronto que tarde, serán absorbidos por la ola dolarizadora.

Lo cual no quiere decir que no se hagan llegar propuestas y sugerencias al gobierno, pues está ávido de recibirlas y ponerlas en el pipeline de temas para digerir políticamente primero, y adaptarlas para adoptarlas.

En línea con lo anterior, está pendiente la propuesta de modificación de la Ley del Mercado de Valores que habilitaría un campo de acción, principalmente relacionado con el dólar y con el manejo de la deuda pública interna. Además, tal como vengo insistiendo desde hace tiempo, de formalizar una cantidad de situaciones de hecho que han ido funcionando positivamente, pero que requieren de la tranquilidad de que no serán anuladas en el futuro. La palabra clave es confianza.

De repente, el tema del avión iraní con bandera venezolana retenido por la justicia argentina, y ahora solicitado por la justicia de EE UU, cobró una importancia que afectó múltiples instancias y dimensiones, desde las bilaterales con Argentina, hasta las multilaterales con EE UU e Irán.

Relaciones

En la relación con Argentina es difícil que se pueda retroceder en las declaraciones y epítetos públicos contra la institucionalidad argentina, tanto de parte del presidente, como de la AN y del partido de gobierno. Es difícil que la cancillería argentina no responda, aunque podrían no hacerlo.

Lo cierto es que la relación de Venezuela con Argentina se complicó, justo cuando se relanzaban con el nombramiento de embajadores, y posibilidades de nuevo comercio.

No se pueden perder de vista los temas Rusia-Ucrania, China-Taiwán/EE UU, Israel-Palestina, y tal vez Irán con alguno de los tantos enemigos que tiene como ser EE UU, Israel o los árabes. Lo cierto es que el mundo está entrando en una nueva conflictividad global que no ocurría desde el fin de la WWII, y va cambiando las referencias y los alineamientos.

Debemos prepararnos para tiempos inéditos, porque los tiempos y las tecnologías han cambiado desde entonces. Y ya los baby boomers están de salida, y casi no hay gente que haya vivido la última gran guerra.

Recomendación

Al gobierno:

  • Que reactive para nuevas consultas el proyecto de modificación de la Ley de Mercado de Valores; porque podría resultar en un dinamizador general de la economía, pero también en una fuente para las finanzas públicas, con la posibilidad de emitir deuda interna en dólares que pudiera ser canalizada a través del mercado de valores.

A la dirigencia de la oposición:

  • Que revisen la estrategia a la luz de la nueva fuente de retraso a las negociaciones, originada en la retención del avión iraní con bandera venezolana, en Argentina. Antes fue el caso Saab, ahora éste, y así podrán venir muchos otros. Tienen que buscar ganar peso específico, a prueba de excusas. Porque de la manera como están oponiéndose, pues no es el camino… think, think, think.

A los dirigentes empresarios:

  • Que revisen el sistema de remuneración de los trabajadores, pues se están empobreciendo muy rápidamente. Ya no basta pagar en dólares, sino aumentarles en dólares, pues el sistema de precios de referencia en dólares se está deslizando al alza. Y se reflejará muy fuerte en el tema alimentario.

Análisis de entorno. Ya no hablemos de petróleo: en Venezuela tenemos que reinventarnos

Benjamín Tripier

El pragmatismo que ha mostrado el gobierno de Venezuela pareciera no tener límites, y, de alguna manera, pareciera que está dando resultados.

Ya el tema de la flexibilización de sanciones petroleras está sobre la mesa. El gobierno dice que trabaja sobre eso; los petroleros privados venezolanos solo hablan de eso y desde Estados Unidos, hay un sector que vería con buenos ojos una apertura para Venezuela. Y después del “puñito” de Biden con el príncipe, en Arabia Saudita, por qué no especular con un “puñito” con Maduro.

Pero es un paso adelante y otro para atrás; por un lado, pareciera que hay un compromiso en ciernes de alinearse con Estados Unidos proveyendo petróleo a los aliados, y por otro, se juguetea con los enemigos de Estados Unidos, que son Rusia e Irán. Tal vez ese sea el estilo de negociación del chavismo; pero sigue pareciendo una estrategia arriesgada.

Claro que hasta que no se declare la guerra, y esta se mundialice, a nosotros no nos van a obligar a tomar partido. Pero eso viene, eso va a ocurrir, y el pragmatismo indica que deberíamos quedarnos con los aliados.

Pero dentro del gobierno mismo hay fuerzas antinorteamericanas que no ven bien ni siquiera la oferta que hacen Maduro y Cabello de volverse proveedores de petróleo. Claro que sería más potable si fuera a Europa que a Estados Unidos. Pero no se sabe.

Este primer semestre ha sido todo de especulaciones sin ningún resultado concreto y seguimos en un limbo petrolero, porque en Estados Unidos son más los que se oponen que los que apoyan aliviarnos sanciones; y las elecciones de medio término están a la vuelta de la esquina. Pero insisto, después del “puñito”, todo es posible.

Y si el gobierno se orienta al pragmatismo, bueno, los “gringos” son expertos en eso. Lo que no está claro hasta donde podrán, desde la Casa Blanca, intervenir en la justicia y en el congreso.

Pese a que, de hecho, en la práctica, en Venezuela, ya estamos en la economía pospetrolera, pareciera que los actores económicos aún no se han dado cuenta, y todas las expectativas siguen alrededor del petróleo, tanto por las sanciones, como por la producción. Nos ponemos contentos con cada rumor de levantamiento, y nos entristecemos cuando no ocurre. Hasta ahora, todo ha sido tristeza.

Ya más o menos está claro que entramos en una inercia en la cual los cambios mayores (emisión de acciones, devolución y venta de empresa) están postergados hasta nuevo aviso, y que nada llamativo va a pasar en lo económico. La “zanahoria” que nos mueve está alrededor del petróleo, cuando sabemos que eso podrá dar algún oxígeno al gobierno, pero que no reactivará la economía.

Porque la reactivación y su potencial, está en manos del sector privado…de las empresas privadas. Por eso, desde hace tiempo insisto en que el sector privado, a través de las cámaras, debería emprender la elaboración de un plan estratégico para Venezuela, identificando, con los pies en la tierra, las fortalezas, las debilidades, cuáles son las oportunidades y qué es lo que nos impediría aprovecharlas.

Y no es tan fácil ni trivial. Porque aún hay empresarios que viven en el pasado, como esperando a que una máquina virtual del tiempo nos regrese adonde nos quedamos…a algún momento alrededor de 1.999. Y eso no va a pasar, hay mucha destrucción y el costo de la reconstrucción es un sinsentido; porque la tecnología cambió, la gente cambió y las condiciones del mundo cambiaron.

Todo lo que nos queda es mirar hacia adelante como una especie de “borrón y cuenta nueva”: oportunidades y amenazas. Porque el punto de partida, que es hoy, donde estamos parados, tiene una cantidad de fortalezas concretas, pero también grandes debilidades. A estas últimas, está en nuestras manos corregirlas, porque de otra manera siempre estaremos arrastrando problemas; que ya sabemos cuáles son, y no deberíamos repetirlos. Y una vez corregidas las debilidades, debemos buscar puntos de apoyo…puntos de palanca, sólidos, duros, seguros; que son las fortalezas en las cuales hacer pie para lanzarnos al futuro.

Pero si elegimos mal o no identificamos adecuadamente los puntos de apoyo, entonces todo se derrumbará y tendremos que arrancar de nuevo. Caso similar, si no corregimos las debilidades.

Hay que mirar y hablar del futuro, porque solo allí están las oportunidades.

Y en esa visión de futuro, el petróleo debe ser un componente más; y no el más importante. Ya hoy es menos importante…pero nos negamos a verlo y a internalizarlo. Claro, el facilismo del “pitillo” con el que sacamos el crudo del subsuelo, multiplicado por el precio del barril, por poco que sea, ya es algo para este pobre país pobre.

Me gusta mencionar el caso de Aruba cuando cerró la refinería de los árabes, que daba empleo a toda la gente. Y lejos de caer en la depresión, se pusieron a trabajar, principalmente la cámara de comercio, como para repensar el futuro y reinventarse. Y la solución estaba a la vista, pero por la ceguera petrolera, no lo veían…corrido el velo, se dieron cuenta de que eso ya no estaba más; que sí, que había una que otra inversión, Exxon, Citgo dando vueltas, pero que ellos no podían depender de eso.

Y formaron a su gente, desde los niños hasta los adultos, buscaron inversores y patrocinadores, y en menos de 20 años, dieron la vuelta el futuro. Y fue tan sólido lo que plantearon, y de tanta excelencia y calidad, que cuando la pandemia terminó (aún reciben coletazos) recuperaron sus mercados, porque lo primero que hizo su mercado objetivo fue viajar a Aruba.

En lo económico: Seguid el ejemplo que Aruba dio.

La desventaja que tenemos en Venezuela de ver todo a través del lente petrolero es que estamos perdiendo de vista en panorama más amplio; el conjunto de lo que está pasando en el mundo con esto de la guerra. Limitada por el momento, mundial un poco más tarde…diría más pronto que tarde.

El haber llamado la atención a tiempo sobre la recesión por venir, hará que finalmente no ocurra; o al menos que no ocurra en la magnitud de los pronósticos, y que no ocurra en todas partes como se piensa.

Todos los días vemos señales de cómo se van estabilizando y descendiendo los precios del petróleo. Desde los alarmistas que vaticinaban 300 dólares por barril, hasta una realidad que lo terminará colocando en 70 dólares, o hasta menos. Esto hará que la falta de combustible no sea tan grave, y que, en cuanto a nosotros, no seamos la salvación de nadie. Es que, en realidad, nuestro aporte, en nuestras condiciones actuales y proyectadas a un año, no son significativas como para incentivar una jugada política riesgosa por parte de los demócratas, que no lo están pasando bien. Perderán las de medio término, y habrá que ver si Biden termina su gobierno…porque no lo está haciendo bien…y la edad le está jugando una mala pasada.

Y el punto fuerte no será la energía, sino los alimentos.

Recomendación

Al gobierno:

Que formalice la libre circulación del dólar como un mecanismo para frenar la inflación que hoy está contenida por medios artificiales, y que puede desatarse nuevamente. Porque la base de todo es la confianza, y la gente tiende a desconfiar de la continuidad de este modelo, por tener bases relativamente precarias, que pudieran cambiar diametralmente de un momento para otro. Así como pasamos al dólar de un solo salto, podemos regresar a como estábamos antes.

A la dirigencia de la oposición:

Que organice mesas redondas entre dirigentes de diferentes extracciones de la oposición y que traten de llegar a algún tipo de papel de trabajo básico como para que cada organización haga sus aportes y se llegue a compromisos primarios. Creer que la elección de un candidato por primarias mejorará la situación, es no comprender que no se trata de personas, sino de modelos…o de personas con modelos que logren rescatar la credibilidad que solo muy pocos opositores aún conservan.

A los dirigentes empresarios:

Que pongan énfasis en la cadena de suministros y la logística para fortalecer y consolidar los niveles de actividad que se van logrando. Muy buen trabajo de los dirigentes empresarios recorriendo el país; hay que contar con un diagnóstico real de nuestras capacidades físicas; porque la voluntad y las ganas de trabajar siempre estuvieron en el ADN del empresario venezolano.

Mail: btripier@ntn-consultores.com

Instagram: @benjamintripier

Twitter: @btripier

Análisis de Entorno. Pies sobre la tierra: de rumores no se vive

Benjamín Tripier

En política todo es posible; incluso que alguien que cree firmemente en algo, de un momento para otro piense algo diferente. Claro, esa práctica es más frecuente en algunos países de Latinoamérica que en otras partes del mundo con un poquito más de fortaleza institucional y de seriedad personal. Y a veces tendemos a juzgar a las decisiones de esos países serios con la misma vara con que nos manejamos nosotros. Porque no en todas partes pasas, de un solo golpe, de la extrema izquierda al extremo liberalismo sin que se te mueva una pestaña, ni se lo expliques a nadie.

Lo anterior es para poner en perspectiva lo del alivio de sanciones por necesidad del petróleo venezolano. Si un gobierno como el de Venezuela y algunas instituciones están sancionados por Estados Unidos; y algunos de sus máximos funcionarios, además de estar sancionados, tienen recompensa por su captura por parte del sistema de justicia norteamericano; y si algunos de ellos ya están presos, ya sea que aún estén en juicio o ya condenados; es difícil pensar que llegarían a desandar esas medidas, y negociar con esas personas, a cambio de petróleo; ya sea mucho o poco petróleo. Es un tema de valores y jerarquías.

Las dos visitas del gobierno norteamericano –la de marzo pasado y la de la semana anterior- estuvieron encabezadas por Carstens, que es el negociador de rehenes de la Casa Blanca. En la primera se sumó Juan Gonzáles y estuvo presente el embajador Story; mientras que en la segunda lo acompañó solo Jimmy Story. La carta fuerte que tiene Estados Unidos para negociar por sus rehenes son las sanciones; y si bien en general no suelen prestarse al chantaje, sí pueden negociar; y negociar requiere gestos de buena voluntad, como la liberación de un par de presos en Venezuela, y el levantamiento de sanciones a Malpica Flores.

Y así, es de imaginarse que se explorarán otras vías de negociación e intercambio, en esta operación de rescate de rehenes que fue el foco principal de las dos visitas, lo cual también podría incluir el petróleo. Pero darles un carácter de negocio petrolero es perder de vista el conjunto de sucesos que llevaron a considerar a Venezuela una “amenaza inusual y extraordinaria” para la seguridad de Estados Unidos; y que llevaron posteriormente a incrementar la caracterización negativa y someternos a las sanciones que ya son parte de nuestra vida diaria. Porque en realidad, debido a las sanciones para un grupo, terminamos todos afectados.

Por supuesto que un alivio a las sanciones, cualquiera sea el origen del alivio, pondrá en movimiento un conjunto de procesos en el campo jurídico, empresarial y de negocios; entrarán los mercados objetivos, y, principalmente la verdadera capacidad de producir petróleo, en qué cantidad, en cuánto tiempo, con qué costo de inversión… y quiénes serían los inversionistas.

Si queremos realmente entrar en una nueva era no rentista, debemos mirar hacia otros productos y mercados; y, cuando miremos al petróleo, verlo desde ángulos y marcos diferentes a los que hemos sostenido hasta ahora. Seguimos aplicándole al petróleo las mismas estructuras y referencias de cuando producíamos 3,3 millones de bpd. Hoy estamos en una producción estable de 550.000 mil bpd (los picos son excepcionales), y es como una megaestructura para manejar lo que tenemos o podemos.

Profundizando un poco, cuando le damos preeminencia a lo petrolero, a las sanciones y a lo político electoral, estamos descuidando que todo lo anterior está apoyando en un colchón de pobreza que deja lo anterior para una minoría de personas. Reconocer el 94% de pobreza, con 76% de pobreza extrema, de Encovi debe llevarnos a coincidir que hay que tomar medidas urgentes y simultáneas desde los otros ámbitos mencionados.

Cada vez hay más gente pidiendo en la calle; cada vez son más jóvenes los que piden; cada vez hay más desnutridos y mostrándonos en forma descarnada que tuvieron que salir de las zonas donde viven para escarbar en la basura de lugares donde la basura tenga algún contenido que les sirva para alimentarse, porque es sus zonas casi no hay basura. Es un drama, pero que se esconde debajo de la alfombra.

El tema importante es la pobreza, y en él deberíamos poner todo el foco…lo cual no quiere decir descuidar lo otro, sino ponerlo en esa perspectiva.

Por cada punto del PBI que recuperemos, bajemos la pobreza un cuarto de punto. Y eso no es abstracto, porque, un poco más o un poco menos, todos intentamos contribuir al crecimiento del producto, porque en eso nos va la supervivencia propia y de nuestras familias.

Vamos a mirar a los costados, y ayudemos a todo aquel que lo necesita; y si tiene esas terribles características de ser adolescente, malnutrido, que pide en un semáforo, pues hagámoslo más aún.

En lo económico, el deslizamiento acelerado del valor del dólar es la consecuencia natural de haberlo tenido retrasado a presión, durante mucho tiempo, desde octubre de 2021. Esa presión era como mantener presionado un resorte que, cuando se soltó, saltó a los valores en que está hoy; no obstante, no saltó tanto como se suponía, y todo indica que aún se mantiene retrasado, y distintas estimaciones colocan el valor de equilibrio por encima de los 10 bolívares por dólar; dándole a la economía un perfil importador; y desalentando las exportaciones.

El mercado de valores aún sigue representando una oportunidad de futuro que en cualquier momento puede convertirse en presente. Las emisiones de renta fija -compitiendo, en los grandes tomadores que son los bancos, con los títulos de resguardo emitidos por el BCV- esperan por la modificación de la Ley del Mercado de Valores para que la opción dolarizada los coloque en una dimensión que sea más atractiva para el inversor común.

Mientras que la renta variable, que forma parte de varios portafolios y carteras, espera su momento para ser el lugar de las finanzas corporativas, de fusiones y adquisiciones, , y sean el campo a través del cual se logre la optimización de la capacidad instalada existente, y donde puedan hacerse las inversiones de aporte de tecnología y capital que tanto nos hace falta.

Estamos en los albores de una guerra mundial que pudiera escalar hasta límites inconmensurables, porque de un lado, hay gobiernos democráticos que consultan sus decisiones en forma colegiada; mientras del otro hay gobiernos tiránicos y con el poder concentrado en Putin y en Lukashenko…o más bien, solo en Putin. O sea que está prácticamente en sus manos la decisión de cuándo transforma su “operación especial”, en una declaración de guerra, y a quién se la declarará primero; y si lo atacará primero y declarará la guerra después.

El flujo de comercio cambiará, habrá ajustes en las rutas, y los países proveedores de materias primas volverán a tener un rol relevante que puede hacer que sus economías se fortalezcan, si ya estaban bien administradas; mientras que los que lo estaban haciendo mal, empeorarán; porque la guerra no solo no será un colchón de flotación, sino que se convertirá en un lastre que los hundirá más.

Y también habrá una dicotomía de amigo-enemigo, sin espacio para puntos intermedios. Y dependiendo del nivel de amenaza que cada país represente, es que será tratado como tal. En Venezuela tenemos que elegir de qué lado estaremos, porque la consecuencia será grave.

No hay que olvidar que nosotros estamos jugando en los límites de la democracia, y apelando a las reglas de tiempos de paz. Bueno, eso va a cambiar; en términos prácticos la OTAN sustituirá a la ONU, y la ley será la ley de tiempos de guerra, donde las ambigüedades son muy riesgosas, pues pueden ser mal entendidas (o bien entendidas en algunos casos) y costarnos caro en términos concretos.

Cada país de Latinoamérica ha ido buscando su inserción en este nuevo contexto; hasta Argentina que tiene un gobierno pro chavista fue alineada con los aliados, y lo manifiesta en cada foro donde puede; de hecho, el presidente Alberto Fernández se reunirá con Biden en Washington, el próximo 26 de julio. Mientras, nosotros seguimos jugando con los “chicos malos”. Juegos militares con rusos e iraníes, avión iraní acusado de terrorismo volando bajo bandera venezolana por la región, visita del canciller a Moscú en el momento de mayor crueldad de los rusos contra Ucrania, y ahora Bielorrusia.

En cuanto a Colombia, nuestro vecino para siempre, tendremos que buscar la mejor manera de relacionarnos en esta nueva etapa. El Petro que hemos escuchado declarar es el Petrocandidato en campaña, y también al Petro presidente electo; habrá que esperar a escuchar -y ver qué hace- al Petro presidente en ejercicio, donde tendrá que manejarse en un entorno donde los miembros de su gobierno, que se parece mucho a una coalición, comenzarán a tomar decisiones que pueden afectarnos…como país, y como gobierno chavista.

Lo que sí podemos anticipar es que, a menos que el gobierno de Venezuela se oponga, el comercio y la movilidad de gente será más flexible, y podría significar una bocanada de aire fresco para un país aislado como el nuestro; podría ser una válvula de descompresión para nuestro acceso al resto del mundo.

Recomendación

Al gobierno:

Que renueve los mensajes masivos para la prevención de esta nueva ola de contagios covid y que advierta sobre el tema dengue, que pareciera también estar presente. Este es un momento en que la salud pública debería recuperar la preeminencia que tuvo en 2020 y 2021, al menos hasta que podamos ver que los números de contagios vuelven a retroceder. Es cierto que los números no son tan altos, las internaciones son menores y que la letalidad es muy baja, pero la gente falta al trabajo y la actividad económica incipiente se debilita.

A la dirigencia de la oposición:

Que no dejen sola a Bandera Roja justo en un momento donde son -junto con Guaidó- los únicos opositores que están “poniendo el pecho” en la calle, en la necesaria (en cualquier país) tarea de oponerse. El resto de los dirigentes no pasa de declaraciones altisonantes que no afectan al gobierno “ni con el pétalo de una rosa”; todo lo contrario: atacan más a Guaidó que a Maduro.

A los dirigentes empresarios:

Que pongan énfasis en la cadena de suministros y la logística para fortalecer y consolidar los niveles de actividad que se van logrando. Muy buen trabajo de los dirigentes empresarios recorriendo el país; hay que contar con un diagnóstico in situ de nuestras capacidades y posibilidades reales; porque la voluntad y las ganas de trabajar siempre estuvieron en el ADN del empresario venezolano.

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Análisis de Entorno. Optimismo y confianza: la mezcla necesaria

Benjamín Tripier

Si ya estamos claros que “Venezuela no se arregló”, al menos debemos admitir que se respira un aire diferente; hay una especie de optimismo dudoso, no convencido, pero optimismo al fin; el cual genera endorfinas, que “son neurotransmisores opioides producidos en el sistema nervioso central”, que nos predisponen para cosas buenas. Tendemos a ver el vaso medio lleno, así la cantidad de agua sea poca.

Y hay un efecto contagio por derrame, que hace que, si la parte de arriba de la pirámide está optimista, algo de la parte de abajo tenderá a hacer lo mismo, pero sin estar muy seguros de por qué. Lo importante es que esa actitud permite ser constructivos y ver oportunidades en medio de los problemas, que, en nuestro caso, son muchos.

Porque los espacios de oportunidad siempre estuvieron allí. En la medida que caía en barrena el PBI desde 2014, se iban abriendo espacios que eran abandonados. Y como la desconfianza en el gobierno era –y sigue siendo- mucha, entonces la tendencia no era a tratar de ocupar y cubrir esos espacios, sino a abrir nuevos, por el éxodo y la incertidumbre.

Pero en 2019 comenzó una manera diferente de hacer las cosas por parte del gobierno, que, con algunas idas y vueltas, ha mantenido la consistencia. La dolarización, el control de la inflación, la liberalización de precios, la emisión monetaria, la licuación del gasto público, y las señales de disciplina fiscal; en un entorno de apertura al mercado de valores, ha hecho que cualquiera que estuviera medianamente informado, le diera un segundo pensamiento a la tendencia a irse, versus la posibilidad de quedarse.

Por lo que el segundo pensamiento generó también una segunda mirada a las oportunidades y los espacios vacíos. Y si bien el incremento de la actividad económica sigue concentrado en lo transaccional de última milla, y muy apalancado en importaciones, hay que observar un leve aumento en la utilización de la capacidad instalada de plantas industriales. Débil, pero cierta y real.

Sin desconocer nuestros inhibientes estructurales de falta de energías primarias y limitaciones de electricidad y gasoil; de problemas en las telecomunicaciones y en las carreteras y el transporte; en el suministro de agua y gas. Y si utilizamos productivamente lo que sí tenemos (sin poner tanto énfasis en lo que no tenemos) es posible que encontremos un camino para consolidar nuestra muy pequeña economía; y utilizarla como plataforma para buscar incrementos reales de la actividad, que vayan más allá del rebote pospandemia.

Desde el FMI que cree que vamos a crecer 1,5% este año, hasta CreditSuisse que cree que creceremos 20%, todos deben aplicarse sobre una base del 20% del PBI que teníamos en 2014; o sea que, si fuera 1,5% del 20%, daría un crecimiento del 0,3%; y en el mejor de los casos, significaría 4%. Pero cualquier crecimiento es mejor que ningún crecimiento.

Porque se trata de un crecimiento orgánico, financiado por el accionista y sin crédito, ni nacional ni internacional; y en medio de un aislamiento al que estamos siendo sometidos por el posicionamiento ideológico del chavismo. Con lo cual podríamos inferir que, con un cambio en las condiciones, nuestro crecimiento podría ser explosivo.

El siguiente paso en este camino al optimismo informado sería la consistencia y continuidad en las políticas públicas, reforzándolas con un marco jurídico que ofrezca garantías mínimas del respeto a la propiedad privada y a los derechos de las personas, las naturales y las jurídicas.

No se puede perder de vista que parte de los factores que impulsaron el optimismo fueron los relacionados con los rumores de levantamiento de sanciones y reactivación de la producción petrolera, los cuales nunca probaron ser ciertos.

A partir de las dos visitas del gobierno de Estados Unidos a Venezuela, se tejieron esos rumores, que perdieron de vista que el propósito principal de las visitas fue el rescate de rehenes; pues en las dos estuvo Carstens que es el negociador de rehenes americanos por parte de la Casa Blanca. El resto, lo de los diálogos y lo del petróleo, nunca pasó del campo de las especulaciones, siempre amarradas a alguna declaración aislada de algún funcionario de Estados Unidos.

La realidad es que nuestra distancia con Estados Unidos, que a veces pareciera que se acorta, está tendiendo a alejarse, tanto por lo de la cercanía con Rusia (visita del canciller a Moscú) como por el caso del avión iraní con bandera venezolana retenido en Buenos Aires, que nos retrotrae a las épocas de Obama con lo de la “amenaza inusual y extraordinaria”. Sin mencionar las noticias sobre maniobras militares conjuntas con Irán y Rusia; pareciera hecho a propósito para incomodar e irritar.

Cada vez se les hace más difícil a los demócratas de Biden que quieren el acercamiento lograr sus propósitos. Porque hoy en día la cantidad de petróleo que pudiéramos aportar al sistema mundial no es suficiente como para compensar el precio político que tendría que pagar el gobierno de Estados Unidos de cara a las elecciones de medio término.

La Ley de Zonas Económicas Especiales, como una continuidad de la Ley Antibloqueo, y de los anuncios de apertura al mercado de valores del capital de las empresas del Estado, es una manifestación clara de la búsqueda, por parte del gobierno, de inversiones para la reactivación del país.

Si hubiera que pensar en capas u olas de inversión, las primeras deberían apuntar a la infraestructura energética, pues esta se constituye en la plataforma habilitante de inversiones en cualquier otra área. Una vez avanzadas las inversiones en energía, ya se puede pensar en la industria y en el agro.

Desde el año 2019 el gobierno se encuentra construyendo una plataforma de confianza que va estructurando paso a paso, pero aún no a la velocidad que hace falta para atraer inversores. Porque es diferente decir “tengo confianza, pero las sanciones me impiden invertir”, a que “no invierto porque no tengo confianza, sin importar si hay sanciones o no”. La confianza es esencial y se construye con acciones que no vayan solo en lo económico, sino que se trata de algo integral, donde un ámbito realimenta al otro.

En sociología y psicología social la confianza es la creencia, esperanza y fe persistente que alguien tiene, referente a otra persona, entidad o grupo, en que será idóneo para actuar de forma apropiada en una situación o circunstancia determinada; la confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones y los valores.

Es difícil tener confianza solo-en-lo-económico, pero tener desconfianza en lo político, lo social o lo internacional.

Esa integralidad debe ser construida para poder aspirar a que, si se aliviaran las sanciones, las inversiones podrían llegar. Con un riesgo país de 33.000 puntos, habría que ofrecer una cantidad muy grande de ventajas para atraer un inversor.

Tal como ha venido ocurriendo, las inversiones que han ido llegando han sido para el segmento transaccional, de ciclo corto de recuperación, y provistas por venezolanos con fondos afuera. Porque hay que estar claros: solo venezolanos con dinero afuera serán los primeros en aventurarse… y siguiendo el camino que ellos abran, es que vendrán los demás.

En cuanto a la política interna, estamos en una meseta en la cual pareciera que no está pasando nada; pero la realidad, es que la “procesión” va por dentro. Tanto en el gobierno como en la oposición sacan cuentas y juegan nombres de cara al 2024, que pareciera el nuevo punto focal con elecciones presidenciales.

Sin olvidar que el gobierno, con el poder absoluto que tiene fronteras adentro, no tiene ninguna necesidad de ponerlo en riesgo, para darle la oportunidad de que lo tomen personajes que nunca han asumido riesgos para ganárselo.

Por supuesto, con la excepción hecha de los que estuvieron –y los que aún están– presos, y de Guaidó que expone su vida diariamente, llevando el catecismo de la democracia y la libertad. El gobierno no se prestará a elecciones si existe la remota posibilidad de perderlas, porque en eso les va la vida.

Pero también hay que asumir que un día de elecciones, cualesquiera que sean las condiciones, siempre puede deparar una sorpresa. Y mucho más en el ambiente de controles en el que vivimos donde se siente el poder del gobierno en cualquier ámbito de la vida del país; pero ese mismo control va generando zonas ciegas que no pueden ser vistas por el gobierno, y desde allí pueden venir las sorpresas.

Los números que le dan las encuestas al gobierno han mejorado desde que comenzó la sensación de optimismo. Aún el rechazo sigue siendo muy grande, más de 60%; pero la aceptación ha ido creciendo. Según la encuestadora de la que se trate, lo positivo pasó de 12% a 20%; de 18% a 25%; y de 30% a 38%; lo cierto es que habiendo abierto las compuertas de liberalidad que abrió, puede observarse un reflejo positivo en la percepción de la gente.

El mayor reflejo positivo está en el lado del chavismo y el menor en la oposición. Y si bien siempre se dice que lo económico es un gran condicionante del voto en una elección, en nuestro caso, por más “cosas buenas” que hagan, un opositor siempre tenderá a votar en contra. En pocas palabras, es poco probable que el gobierno pueda ganar una elección.

Profundizando un poco más en el pensamiento de la gente, en un mundo ideal, hay una tendencia a que ninguna de las ofertas existentes sea lo que la gente querría. Están como en votar por el menos malo, que para la gran mayoría es la oposición.

Pero si tuvieran la opción de algo diferente, disruptivo y novedoso, casi 70% se inclinaría por esa opción. Sería una opción no estatista, de libertades y respeto, muy apoyada en la empresa y en los mercados, y muy clara y transparente con relación a que el rentismo (y toda la filosofía asociada) ya se acabó y no volverá.

Quien se plante con una oferta de ese tipo (y nadie aún lo ha hecho) tiene todo el chance de quedarse con el 70% de una elección. Porque ya está claro que los pobres, si dependen del gobierno, nunca dejarán de serlo; mientras que el sector privado, que necesita imperiosamente que dejen de ser pobres y se conviertan en consumidores, hará todo lo que esté a su alcance por disminuir la pobreza.

Pasando al campo internacional, la reunión de la OTAN en Madrid dejó como corolario que las relaciones internacionales que pasaban por la ONU ahora pasarán también por la OTAN, que actuará como una opción paralela. La lectura ya no será solo pacífica, sino también militar…y las palabras, podrán ser consideradas como armas, y generar una respuesta militar si ese fuera el caso. El ámbito de acción se vuelve global, y el enemigo puede estar en cualquier parte.

Es posible que haya conflictos focalizados en paralelo al tema Rusia-Ucrania, como asegurando los laterales del canal principal que es el nuevo “eje” Moscú-Teherán-Pekín. Hay un antes y un después de Madrid.

Las comparaciones entre Hitler y Putin, y entre los prolegómenos de la II Guerra Mundial, y esta guerra que se nos viene, comienzan a parecerse; pero con el aditivo de las lecciones aprendidas. A Putin no le darán el voto de confianza que Chamberlain le dio a Hitler, y que le dio la oportunidad de reforzarse y conquistar territorios. A Putin ya no le creen.

La cohesión europea y mundial en contra de Rusia no tiene precedentes, y la reunión de Madrid sirvió para posicionar el concepto de 360 grados que les permite mirar hacia Latinoamérica, Norte de África y Medio Oriente.

No hay que olvidar que en marzo pasado los rusos nos pusieron, a nosotros los venezolanos, en el mapa de la guerra cuando su vicecanciller mencionó que ellos podrían poner misiles en Venezuela. Para los escenarios de la OTAN somos esa posibilidad y con ese lente nos observan.

La visita del canciller venezolano a Moscú, y el mencionado anuncio de maniobras militares conjuntas (¡sumando a los iraníes!) nos refuerza en esa posición. Que tal vez en el corto plazo no signifique mucho, pero cuando la guerra esté en desarrollo, nuestra posición, la de nuestro pasaporte y de nuestro pueblo, no será cómoda… de hecho será complicada.

Recomendación

Al gobierno:

  • Que extienda al ámbito político la estrategia de credibilidad que va logrando en lo económico. Es importante abandonar la estrategia de los compartimentos estancos y comenzar a trabajar en forma integral manejando, en conjunto, las variables económicas, políticas, sociales y económicas…y alinearlas con el campo internacional que hasta ahora ha sido la principal fuente de problemas y limitantes.

A la dirigencia de la oposición:

  • Que mejoren la estrategia de comunicaciones y redes de forma tal de difundir cuál es la estrategia del Grupo Guaidó, y cuál la de la Plataforma Unitaria. En qué coinciden y en qué difieren. Porque hoy pareciera que son lo mismo y que persiguen lo mismo, y la realidad no es así. Para evitar las confusiones en las bases opositoras que siguen desinformadas.

A los dirigentes empresarios:

  • Que hay que evitar que sigan cerrando empresas. Hay que armar fondos privados de rescate que aporten, más que financiamiento, prácticas gerenciales y finanzas corporativas para lograr optimizar recursos vía fusiones, adquisiciones y reestructuraciones, y evitar la improvisación del empresario quien, hasta ahora, en muchos casos, había mantenido su empresa por inercia y por olfato. En este tipo de circunstancias país hace falta gerencia profesional.

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Análisis de Entorno: Esperando al outsider

Benjamín Tripier

Las dos ofertas estratégicas de energía que Latinoamérica puede ofrecerle a los aliados son Vaca Muerta en Argentina con gas y Venezuela con petróleo pesado. En ambos casos hay que hacer inversiones muy importantes que tomarían no menos de 3 años para comenzar a entregar algo. En Argentina tienen, además, el tema mapuche; y en Venezuela, las sanciones al gobierno.

Y los horizontes de evaluación son: uno, mientras dura la guerra; y dos, para después de la guerra. Si esto se da así, la geografía del suministro habrá cambiado radicalmente para cuando, dentro de diez años (por decir una fecha), la guerra haya terminado y se hayan consolidado los nuevos polos económicos.

La otra oferta estratégica de la región es la de los alimentos, para la cual tanto Brasil como Paraguay y Uruguay están preparados, mientras que Argentina, principal opción en otros tiempos, no solo no está preparada, sino que los tributos internos funcionan como un lastre que inhibe las posibilidades.

Es más probable (y posible) que los productos argentinos salgan de contrabando hacia Paraguay y Uruguay, para ser exportados al mundo, que la posibilidad de que Argentina los exporte directamente. Eso además de la falta de gobernabilidad y la anarquía interna en el gobierno kirchnerista.

A Venezuela la percibirán como una opción energética, pero solo si se logra consolidar y asegurar la fuente de suministro, cosa que es difícil que ocurra en las condiciones actuales. Por lo que las opciones de participar se ven bastante reducidas; porque el aporte que pudiera hacer una Venezuela sancionada, es marginal, y en la relación de bdp por problemas políticos internos, la relación, definitivamente, es negativa para el gobierno de Biden: en Estados Unidos son más los que presionan para profundizar sanciones, que los que presionan para flexibilizarlas o levantarlas.

La situación muy incómoda en la que se ha puesto Venezuela a sí misma, no cambiará de un momento para otro; y hasta es posible que, aun habiendo un cambio de gobierno (poco probable), la desconfianza continúe, porque, así como el chavismo no vino del espacio, tampoco se irá al espacio ni desaparecerá con un cambio de gobierno.

Debemos comprender que, a futuro, la inercia nos está llevando a una distribución política de tres cuartos distribuidos entre PSUV, VP y Primero Justicia; y el resto, entre partidos que, habiendo sido mayores y hegemónicos en otros tiempos, hoy son menores y sin fuerza, ni propuestas. Claro, siempre y cuando no aparezca un outsider que nos cambie la vida, y que en diez años seamos un poco más que la inercia positiva de una realidad calamitosa. La esperanza está puesta en el outsider.

La presión de los aliados sobre Venezuela puede ser un factor que repita las experiencias de invasión de la época Trump, más que nada porque es posible que, ya avanzada la guerra y siendo Rusia y Putin (o quien lo suceda) el enemigo indiscutible, Trump recupere la presidencia y sigamos postergados.

Esta oportunidad de volver a ser proveedores confiables de las fuerzas aliadas en contra de un jerarca que se cree que puede conquistar al mundo, pues parece que la perderemos.

Tenemos dos Guaidó, el percibido por el gobierno de Venezuela, por grupos opositores y por el resto del mundo, como el líder de la oposición venezolana; y el percibido por algunos de sus “compañeros” dirigentes y parte de las bases opositoras, como alguien que debe ser reemplazado. Al gobierno no le interesa que se reemplace a Guaidó porque toda su estrategia está alrededor de él y de lo que representa de cara a Estados Unidos; y seguramente no apoyará a quienes quieran reemplazarlo porque le costaría encontrar a alguien con tantos atributos “anti”.

Lo anterior tiene que ver con una especie de ebullición silenciosa que hay en las filas opositoras, y que no han logrado despertar entusiasmo en las bases, así ahora las visiten buscando votos para las primarias. Una vez más se trata de algo entre las cúpulas, donde el pueblo y sus necesidades parecen ser lo de menos.

No se ha escuchado a ningún líder opositor hablar de problemas concretos, proponer alguna línea conceptual, o alguna solución. Creen que con decir “cambio de gobierno” ya está todo dicho. Y no es así, aún hay dudas importantes sobre el desempeño que tendrían gobernando, y si no sería más de lo mismo, pero con signo diferente.

Aún hace falta que alguien proponga ideas que no pasen solo por rescatar Pdvsa o Sidor, que no signifique paternalismo o rentismo, en definitiva, hace falta alguien que genere una esperanza y ese alguien aun no apareció…y si apareció, pues lo disimula muy bien.

La reunión del G7, como últimamente ocurre con casi todas las reuniones que involucran a la geopolítica, tendrá el foco puesto en la guerra Rusia-Ucrania. Ese es el tema que dominará al mundo en los próximos años, y todo lo que se haga o deje de hacer tendrá algo que ver la guerra. La cual, lejos de mantenerse focalizada o de terminar, todo indica que se ampliará, profundizará y nos arrastrará a una nueva geopolítica que hará que las proyecciones que había hasta febrero pasado, queden obsoletas; y que países que parecían “ganadores” se vuelvan “perdedores” y también al revés.

Nuestra región latinoamericana no quedará ajena al conflicto, porque será vista como el repositorio de reservas de alimentos y energía, para cuando el mundo consumidor que es el que está en guerra, nos necesite. No ahora, no pronto, pero nos necesitará.

Y ya no importa mucho lo que nosotros en Latinoamérica pensemos, sino que todo será desplegado desde el punto de vista de Estados Unidos y de la UE. Porque ellos saben, mejor que nosotros, qué es lo que podemos y qué no podemos; no es necesario que el presidente de Argentina, en representación de la Celac diga u ofrezca, porque ellos están claros con qué pueden contar, y apretando qué clavijas pueden lograrlo. Lo que sí es seguro es que no se prestarán al juego político interno de cada país, no debemos menospreciar su capacidad de análisis.

Por el momento, lo más seguro es que vayamos a una guerra más amplia y que nuestra región sea alineada con las necesidades de los aliados. Y esa alineación será voluntaria, o forzada, pero no permitirán un juego ambiguo de ningún gobierno de la región. En tiempos de guerra, la soberanía queda sujeta al peso de las armas y al poder de los ejércitos. Hay que comenzar a “poner las barbas -o bardas- en remojo”.

El caso de Petro como vecino es un hecho ya consumado –solo falta que tome posesión– y solo tenemos que anticipar escenarios para minimizar el factor sorpresa. En ese sentido, lo primero es considerar que lo más probable es que el comercio se reactive, y que si el gobierno de Venezuela sigue actuando con pragmatismo, evitará politizar el tema, ni a favor ni en contra de la revolución; replegarse y dejar que el mercado actúe. No olvidar que mientras estuvo “cerrado” se creó una red informal, en negro, que no desaparecerá con la apertura; por lo que el pragmatismo deberá extenderse a no interferir con el nuevo rumbo.

En lo político ideológico, no hay manera de que Petro pueda desligarse de su pasado y del impacto que significa en los capitales que mantienen en buena forma económica a Colombia. Ese miedo que genera no podrá ser disipado con palabras (aunque las palabras mal utilizadas pudieran desencadenar consecuencias), si no con acciones concretas, con lo que haga, y con lo que no haga: debe cuidar muy bien sus decisiones. En los siguientes meses veremos cómo se desarrolla la relación entre Petro y el capital.

Recomendación

Al gobierno

  • Que evite politizar la nueva relación con Colombia, porque no le aportará nada bueno; todo lo contrario. No hay que obligar a Petro a opinar sobre Maduro; hay que dejar que el comercio fluya y que el Estado cumpla su rol fiscal y de control de calidad.

A la dirigencia de la oposición

  • Que revisen las relaciones internas, y eviten el “show” de las peleas acusatorias; porque una vez que terminen las primarias deberán estar todos del mismo lado. Y si no cuidan las agresiones, habrá heridas que no sanarán.

A los dirigentes empresarios

  • Que reactiven las relaciones de negocios con Colombia, pues pudiera ser el buffer zone por donde tengamos acceso a productos originales; y además los puertos colombianos pudieran ser las entradas de productos, y que aquí nos lleguen por tierra. Hay que trabajar sobre eso y contribuir para que todo salga bien. Y hacerle propuestas al gobierno para facilitar el cruce de frontera de transportes colombianos

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Análisis de Entorno: Borrón y cuenta nueva

Benjamín Tripier

Al aparecer en escena informaciones que parecen contradictorias entre sí, cuando pareciera que las cosas pueden cambiar, es conveniente antes de aceptarlo volver a las bases y a las premisas duras que nos vuelvan a poner en la realidad.

Las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos comenzaron a enturbiarse durante el gobierno de Chávez (aquí huele a azufre), y terminaron de romperse en el gobierno de Maduro. En el ínterin, el presidente Obama nos declaró una “amenaza inusual y extraordinaria” por el riesgo que significaba nuestra relación estrecha con China, Irán y Rusia; pero especialmente por la presunta presencia, en nuestro territorio, de elementos vinculados al terrorismo iraní y sirio.

Luego vino la era Trump, quien realmente se interesó por nuestro caso y nos habilitó las condiciones como para que hubiera una renovación política, que no fue aprovechada por la oposición, y que puso al chavismo a la defensiva, pero que logró sortearlas.

El levantamiento de las sanciones a Malpica Flores tiene como lecturas, entre otras, un gesto de buena voluntad –convirtiendo en ciertos los rumores improbables de la visita de marzo pasado– a cuenta de reacciones positivas de cara al diálogo, y que si no se cumplieran, bueno, “hay más peces para freír” (Story dixit); y también un mensaje, como dice un amigo, a tantos millonarios sancionados, mostrándoles que de las sanciones hay salida, pero que de la justicia no… para que no permitan que sus casos lleguen a la justicia, que se cambien de bando antes, porque de la justicia no hay vuelta atrás.

Porque ese levantamiento de sanciones produjo una ola de inseguridades en los opositores de base (que son millones) que lo vieron como una victoria del chavismo, y una debilidad de Estados Unidos; es tal vez un movimiento de piezas que, eventualmente, pudiera mover el juego en otra dirección, poniendo foco en el chavismo, que está atravesando una transición generacional, por una parte, pero pragmático-ideológica por la otra.

Volviendo a las bases y referencias duras de la situación, no ha habido cambios en la apreciación estructural que el establishment norteamericano tiene del chavismo, porque en realidad los gobiernos (Obama, Trump, Biden) tienen un limitado margen de maniobra, porque las decisiones de fondo son decisiones de Estado y suelen contar con el respaldo de los dos partidos; y eso, en el caso de Venezuela, no ha cambiado.

El caso del avión iraní con bandera venezolana detenido en Buenos Aires, está tomando un color diferente, porque todo indica que el tema va por terrorismo y espionaje; pensando que el piloto es el director de logística de la fuerza Quds (brazo logístico para transporte de armas, equipos y personal para acciones en el extranjero de la guardia revolucionaria de Irán), y el copiloto, dicen desde Argentina, que es un iraquí, miembro de la inteligencia de Hezbolá del Líbano.

Toda la sospecha recae en la posibilidad de un atentado antijudío en territorio argentino, ya sea sobre instituciones o sobre personas… de hecho, hay un abogado amenazado por ellos, que hoy está bajo protección policial.

Toda la información anterior es parte de lo que se llama “inteligencia abierta” (que se consigue en Internet y en los medios), alimentada por inteligencia directa de las agencias internacionales de Estados Unidos (CIA y FBI) y de Israel (Mossad). O sea, que lo del avión era un tema que ya se había anticipado, que países como Brasil, Paraguay y Uruguay conocían, pero que Argentina no; por eso es que el avión entró y salió como quiso, y finalmente fue detenido en Argentina, donde permanece bajo investigación, con el avión y los pasaportes de los tripulantes retenidos, y una causa bajo investigación que pudiera terminar en:

  • Libertad absoluta para todos por falta de méritos
  • Prisión para todos por espionaje, por el perfil de los implicados, y los hallazgos que se pudieran obtener de los datos recabados (caja negra, celulares, computadoras y tablets)

Y la opción que resulte, dependerá del grado de presión política que sean capaces de ejercer, y de recibir.

Entre la cercanía que podría inferirse con el levantamiento de la sanción mencionada más arriba, y el alejamiento resultante de la participación de un avión venezolano en el affaire iraní en Argentina, podría pensarse un saldo negativo para la relación bilateral con Estados Unidos. Tan cerca, por un lado, y tan lejos por el otro.

Nuestra política interna aparenta estar en calma, cuando por debajo están pasando cosas en los dos bandos. Todas las encuestas muestran una caída muy grande en la credibilidad de la dirigencia, chavista y opositora, dejando para repartir entre los dos 30% de las preferencias. El 70% restante no quiere a ninguno, pero si tuviera que votar, se inclinaría por la oposición. Son pocos los que creen que el gobierno puede arreglar esto y sacar al país adelante, así haga esfuerzos para intentarlo.

Entonces, ambos lados de la fuerza tratan de aparentar que tienen una solución, como para atraer al electorado. Y hay campañas, y recorridos por el país como no los había habido en años; y lo hacen convencidos de que lo que están ofreciéndole al país es lo que creen que el país necesita. Y no es así.

Este es un mercado de compradores, que no encuentra una oferta que les haga click. Y esa brecha, deja claro que la dirigencia se desconectó –hace ya mucho tiempo– de las bases y será difícil que con la inercia conceptual que arrastran puedan cambiar la oferta. Porque esa oferta es más de lo mismo, ambos estatistas y rentistas a ultranza, y con el chavismo asustando con neoliberalismo, y la oposición mostrando lo que el gobierno chavista ha destruido en 24 años.

Hay un espacio enorme para la disrupción, para una oferta distinta y novedosa. Que no prometa lo imposible…porque rescatar las empresas del estado. Tal como están,difícilmente pueda suceder. Ya la tecnología cambió, las condiciones del entorno cambiaron; las grandes refinerías y las grandes acerías, están siendo reemplazadas por plantas más pequeñas y modulares, más cerca de los mercados que de las minas o los yacimientos.

Quien pueda ofrecer lo diferente, lo posible, y lo que nos pueda volver a conectar con el resto del mundo, es quien se quedará con ese espacio. Porque así parezca contradictorio, estamos casi en condiciones de comenzar de nuevo desde cero…de un “borrón y cuenta nueva”.

Pareciera que internamente aún no se ha tomado consciencia de la dependencia que tenemos de los países que están en el conflicto europeo que, según sus líderes, derivará en una guerra mundial. Porque el sector privado depende de lo que proveen los aliados, mientras que nuestro sector público depende los otros. Hacemos lobby político con los aliados y firmamos acuerdos con los otros.

Sería interesante hacer algunos ejercicios de tormenta de ideas para evaluar el impacto que la guerra europea que se viene, tendrá en nuestros espacios vitales. En la cadena de suministros, en el abastecimiento interno; en los insumos importados para lograr todo lo que se produce aquí, en el sistema financiero. También en el impacto que tendrá en nuestra burbuja, la recesión global combinada con inflación que se profundizará en nuestros proveedores, no solo de bienes y servicios, sino también de medios de pago.

Lo anterior sin considerar el impacto político que estará asociado a nuestro alineamiento al momento en que no tengamos más opción que definirnos como aliados o como enemigos. Y de esa definición dependerán muchas cosas.

El nuevo comandante en jefe del ejército británico, durante su acto de toma del cargo, instó a las tropas a prepararse para la tercera guerra mundial, que tendrá características similares a la Segunda Guerra, en Europa continental y con preeminencia de combates en tierra, infantería y blindados; y que duraría varios años.

Biden en su cierre de la Cumbre de la semana pasada, les advirtió a los presidentes latinoamericanos sobre la inminencia de la tercera guerra mundial, tema que ninguno mencionó al regreso de su viaje. Los alemanes, el jefe de la OTAN y el propio Papa, coinciden en que habrá guerra. Y Putin, en su última intervención cerró el circuito, como recogiendo el guante.

Si de los dos lados están de acuerdo en comenzar una guerra, pues entonces comenzará. Porque los dos principales, uno de cada lado, Biden y Putin, están de acuerdo…pues entonces comenzará.

Y si bien la guerra será en Europa, aquí en nuestra región habrá que prepararse desde el punto de vista de los cambios en el comercio, en la inversión y en la necesidad de los alineamientos, ya no con la ideología, sino con el pragmatismo del amigo-enemigo. En una guerra, los enemigos son tratados muy mal, y sin reglas ni democracia, ni derechos humanos; sino el derecho de guerra… la ley del más fuerte. Y si no ajustamos nuestra posición, pues lo pasaremos mal.

El chavismo nos ha mostrado, últimamente, una capacidad de mimetización importante. Con un amigo revisábamos por qué Maduro no se había reunido con Putin, estando tan cerca, y siendo evidente y hasta necesario; y no llegábamos a una conclusión si había sido Putin que no lo recibió, o si, por el contrario, fue un gesto de Maduro hacia Estados Unidos, y decidió no hacerlo.

Cualquier acercamiento es bueno para que la guerra no nos agarre del lado equivocado de la ecuación, y terminemos invadidos; pero no por lo que creíamos, sino por lo que -seguramente para los gringos- debíamos… por las malas juntas y la “amenaza inusual y extraordinaria”.

Recomendación

Al gobierno:

Que complementando la intencionalidad que se manifiesta de reactivar con apoyo privado las empresas del Estado (“necesitamos inversión y tecnología”, Maduro dixit), inicie una reforma del Estado para hacerlo más ágil y que cueste menos. Es un Estado muy grande para un país que se volvió muy pequeño. Y le daría más profundidad y consistencia a la voluntad de mejorar la economía.

A la dirigencia de la oposición:

Que se preparen para convertirse en una fuerza opositora capaz de ofrecerle a la sociedad un cambio casi radical que rompa la continuidad, pues ofrecer más de lo mismo beneficia al chavismo, que es el que detenta el poder. Y no renunciará a ese poder, de ninguna manera.

A los dirigentes empresarios:

Que revisen su estructura patrimonial y tecnológica al cierre del primer semestre. Hoy más que nunca, tal vez, hay que buscar alianzas, tanto de integración vertical, como de integración horizontal, vía las finanzas corporativas. Cada uno por sí solo –salvo honrosas excepciones– no logrará superar esta etapa. Hay demasiada capacidad subutilizada como para no pensar en optimizar las inversiones y hacerlas más sólidas y competitivas.

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Análisis de Entorno: Fantasías electorales

Benjamín Tripier

La oposición venezolana está en un proceso interno de reacomodo, de intentar entenderse entre sus integrantes y de entender los procesos sociales y económicos que están desarrollándose aquí, en la región, y en el mundo. Y para eso, se desconectó del exterior… están inmersos en sus cosas, en los equilibrios internos, y en las posibilidades reales de cada uno, de tomar una parte del poder que, una vez más, se están disputando sin tenerlo aún.

Lo están arrancando desde cada organización política, cada uno a su manera, y tratar de llegar a algo que les permita integrarse con el resto de las fuerzas opositoras. Lo cual no significa que lo estén arrancando desde abajo hacia arriba, bottom up; porque el fondo está mucho más abajo y se encuentra en cada pueblo o municipio de Venezuela, donde pueda haber habido una seccional de ese partido. Porque la realidad es que en ese fondo, cada militante ha ido perdiendo identidad partidista o ideológica, y andan buscando a quién seguir, porque saben que en Venezuela, si no están afiliados a algún centro de poder, tienen una efímera vida política.

Por eso los disturbios cuando VP llegó al Zulia; porque allí, con un gobernador de oposición, es de imaginarse que él cree que todo ese territorio es propio… y no lo es; porque al haber votado por él, como el candidato opositor, todos votaron por él, sin que necesariamente sean de UNT, que es su partido. Porque esa experiencia no se repetirá en las primarias, y cada dirigente de base votará por su propio candidato opositor; que habrá tantos como fuerzas decidan saltar al ruedo electoral.

Un tema interesante es que los que están en este proceso de primarias no son todos los que son. Porque están los “mesita” y los alacranes, que no fueron invitados a participar, y que posiblemente presenten sus propios candidatos –o su candidato único– al momento de la elección. Y en ese momento, como su discurso no es motivante, y como no tienen seguidores de base, entonces no obtendrán votos. Y los votos irán al candidato que salga elegido de ese proceso de primarias.

Pero también hay otros dirigentes opositores, que sin ser “gobierneros” como los mencionados, tampoco irán al proceso de primarias. O sea, que se quedarán fuera del padrón, pero ellos sí tendrán un discurso, no solo motivante, sino diferenciador.

Para hacer referencias cruzadas y que tomemos conciencia de que no estamos solos, y que lo que nos pasa también ocurre en otros países, vamos a tomar los casos de Argentina y Colombia.

Cristina, Petro y Maduro son un bando; y, Macri, Uribe y el resultante de nuestras primarias opositoras serían el otro bando, cada uno en la realidad de sus propios países. Pero en Colombia apareció Hernández, en Argentina apareció Milei, y en nuestro caso, sabemos que anda por ahí, pero no sabemos quién es, qué está haciendo ahora, y cuándo y cómo se manifestará, nuestro emergente desconocido.

Hay quienes dicen que podría ser María Corina o Pedro Pablo Fernández, o hasta el Conde del Guácharo. Lo cierto es que es muy posible que entre los verdaderos opositores que se queden por fuera de las primarias –y no sean los gobierneros– podría estar quien finalmente alcance el poder que vaya a sustituir al chavismo. Porque el chavismo sabe pelearse con la oposición, los opositores conocen a su adversario chavista; pero ninguno de los dos conoce al emergente que pueda aparecer y barrer con todo.

Un tema que hay que considerar es que en Venezuela no hay segunda vuelta, que el chavismo tiene un piso –bajo– de votos propios, y que la oposición debería tener más votos que el chavismo. Entonces, uno se pregunta, de dónde es que sacará sus votos el emergente, o mejor dicho, a quién se los quitará.

Todo lo anterior es una fantasía que solo podría ocurrir en un mundo paralelo donde el chavismo decida arriesgarse a perder el poder, cosa que sabemos que no ocurrirá; porque en eso les va la vida y la libertad. Pero siempre es bueno explorar escenarios, por si acaso.

Recomendación

Al gobierno

Que deberían trabajar en una nueva versión del Plan de la Patria que ya incorpore los movimientos que se están haciendo. No solo para adaptarlo a las nuevas realidades, sino para dar ciertas referencias estables sobre que este camino no será reversible y que la revolución como la conocíamos ya no puede regresar. Claro, eso si realmente es la voluntad política que así sea. Porque en realidad a quien deben convencer es al chavismo de calle, que se quedó sin referencias.

A la dirigencia de la oposición

Que considere la opción de un candidato de transición por consenso para esta etapa acelerada que, aparentemente, está proponiendo el gobierno de adelantar las elecciones. Porque el tema de las primarias requiere aún de una aceptación interna que difícilmente lograrán en forma acelerada. Porque la vulnerabilidad institucional de la oposición es tan grande, que acelerar esos pasos podría hacer que el chavismo logre dividirlos aún más y termine ganando las elecciones.

A los dirigentes empresarios

Que le den importancia al mercado de capitales e impulsen campañas para que todas las empresas afiliadas a los organismos gremiales empresariales tengan la posibilidad de conocer cuáles son las oportunidades que ese espacio representa.

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