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No transformemos la tragedia en comedia

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Se sabe que el origen del teatro, tal y como lo conocemos, se remonta a la antigua tragedia griega, que según dicen los entendidos, se basaba en rituales para apaciguar a los dioses. A través de los años, el desarrollo de la interpretación de una ficción para entretener a la gente fue separándose de lo trágico o dramático para compensar la tragedia por algo más ameno para el público y se convirtió en comedia.

En nuestro país, los gobernantes fabrican comedias para ocultar la tragedia que vivimos, e intentan con nosotros aquello que los romanos perfeccionaron: pan y circo. El problema es que la harina para el pan está por agotarse y las arepas se han convertido en un lujo.

Lo preocupante, en estos momentos, es que lo que fue un aspecto jovial y característico del pueblo venezolano de tomar todo, lo bueno y lo malo, a chanza, ya no es útil para enfrentar seriamente a la dictadura y sus desplantes tragicómicos.

Ya no sirve de nada la burla contra la maniobra de algunos pseudoopositores que se prestan, por las razones que tengan, a tenderle la cama a un régimen agónico que está conduciendo al país a la paralización total de la actividad económica, con todas las consecuencias que ello trae consigue.

No es hora de risas, sino de apretar el rostro y decir de una buena vez, al unísono, ¡¡basta!! . Si, basta de indiferencia, de esperar que alguien nos resuelva la vida. Es hora de enseriarse y de luchar unidos contra la tragicomedia que quieren imponernos y hacer todo lo que esté en nuestras manos para desmantelar la farsa y ponernos a construir un futuro real, no otra ficción más.

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El cese de la usurpación no es una frase más

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El que la Asamblea Nacional aprobara continuar en la ruta política y que Juan Guaidó siga siendo el Presidente encargado hasta que ocurra el cese de la usurpación, denota una clara intención de la voluntad política unánime de los miembros del parlamento en dejar sentado que la crisis venezolana no se superará hasta tanto Maduro no salga del poder.

Esto no es un capricho, ni mucho menos una veleidad política, es una decisión basada en un razonamiento que entiende que las causas de la crisis humanitaria, económica y social, están enraizadas en un modelo político perverso que destruye todo lo que hacía viable a nuestro país para imponer un esquema societario que ha fracasado en todos los países que intentaron imponerlo.

En una primera etapa, la paz y la reconstrucción de Venezuela pasan por la constitución de un gobierno de transición lo más amplio posible, que prepare las condiciones necesarias para realizar, oportunamente, elecciones libres que permitan la designación de un gabinete, conforme a lo establecido en nuestra carta magna, que rija por 6 años los destinos del país.

Ese gobierno interino, además de asegurar que esas elecciones cumplan con todos los requisitos exigidos por las leyes, tendrá que adoptar medidas de urgencia para aliviar y resolver la crisis humanitaria, asegurar la aprobación, por parte de la AN, de las leyes requeridas para que puedan fluir los recursos financieros y las inversiones requeridas para iniciar el proceso de reconstrucción y enfrentar la desmembración del país que está ocurriendo por la presencia y actividades delictivas llevadas a cabo por las FARC, el ELN y diversas bandas delincuenciales, que pululan por diversos lugares de la geografía nacional.

Lamentablemente, todo eso sería imposible de continuar la situación actual. Por ello es indispensable que todos aquellos que crean que la democracia es el régimen político que el país necesita, deben obligatoriamente unirse y apoyar la lucha que lleva a cabo la Asamblea Nacional y el Presidente encargado Juan Guaidó.

Editorial

20 septiembre, 2019

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La negociación no es una fatalidad

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Lo que está hoy en el aire sobre la fórmula para resolver la situación venezolana son diversas exploraciones que conducen, eventualment,e a una negociación para resolver la crisis de gobernabilidad de nuestro país.

Por un lado, a nivel internacional, no se ocultan las aproximaciones sobre el tema, tal vez una de las más relevantes sean los diálogos entramados entre EEUU y Rusia. También son significativas en ese respecto las conversaciones entre Canadá y Cuba; y no se puede obviar la importante iniciativa del Grupo de Contacto de la Unión Europea, que después de haber llegado a acuerdos con el Grupo de Lima y aparentemente con China, viene a Venezuela para “ conversar” con las partes en conflicto, es decir, el régimen y la oposición.

Paralelo a esta movilización internacional sin precedentes, por su celeridad, hay rumores que confirman agencias de noticias tan importantes como Reuters, que habría habido algún tipo de aproximación en Noruega entre personeros del régimen y de la oposición, hecho este que ha sido negado por los principales exponentes del sector opositor.

En realidad, sea cierta o no esa aproximación, no sería una negociación sino, tal vez, una medida inteligente para fijar posiciones con respecto a los esfuerzos de mediación que estaría adelantando el Grupo de Contacto de la UE y todas las otras iniciativas internacionales destinadas a buscar fórmulas que permitan encontrar una salida al conflicto.

Lo más parecido a lo que está sucediendo ahora en Venezuela fue la actuación del Grupo de Contadora en la crisis nicaragüense, con la diferencia que aquello fue mucho más lento y no involucraron, directamente, a las principales potencias mundiales.

La negociación no es una fatalidad, es el mecanismo más eficiente para resolver situaciones que lucen irresolubles y muchas crisis internacionales que acarreaban consigo infinidad de muertes, se resolvieron cuando las partes en conflicto entendieron que el mal menor era buscar una salida negociada.

Lo que si resulta evidente es que a falta de una solución interna, bajo la modalidad que sea, quien va a diseñar y tal vez, imponer una fórmula, será la comunidad internacional ampliada, y esa probablemente no satisfaga plenamente a ninguna de las dos partes en conflicto.

MAYO 17, 2019

https://www.analitica.com/el-editorial/la-negociacion-no-es-una-fatalidad/

El trágico final de las dictaduras

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Editorial

No toda dictadura culmina de manera trágica, ejemplo de ellas fueron los finales de Juan Vicente Gómez en su lecho, Marcos Pérez Jiménez, que abordó en la Carlota el 22 enero en la tarde noche la famosa vaca Sagrada o Papa Doc, que abandonó pacíficamente Haití luego de la presión ejercida por los norteamericanos. Todas estas salidas incruentas tienen en común el entendimiento, por parte del dictador, que su tiempo ya estaba vencido y que lo más aconsejable para garantizar su integridad física era, como se dice en criollo, picar cabos.

Los ejemplos de finales trágicos, teniendo como resultado la muerte del tirano, son ampliamente conocidos y solo para recordar los más notorios están: Mussolini, Rafael Leonidas Trujillo, Sadam Hussein, Gadafi, Hitler (se suicidó, no le quedaba otra), Pol Pot, Mobutu y Ceaucescu. Otros, si bien no fueron asesinados fueron a prisión, como Milosevic y Noriega.

Es evidente que lo mejor para cada país sería que la salida fuese incruenta y que se hiciese, dentro de lo posible, en el marco constitucional o legal, pero eso sólo depende de la racionalidad y capacidad de entendimiento del dictador. Lamentablemente, en la mayoría de los casos, la sed de poder los envanece y terminan creyéndose que podrán seguir gobernando por siempre.

Esperemos que las lecciones del pasado sirvan hoy a los que pretenden perpetuarse en el poder y entiendan que es preferible una negociación que les permita irse en paz, en vez de jugarse la suerte -y tal vez algo más- si se empecinan en querer seguir mandando cuando el pueblo ya no los secunda.

Analítica

Marzo 25, 2019

https://www.analitica.com/opinion/el-tragico-final-de-las-dictaduras/

No hay vuelta atrás

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Todavía es recurrente escuchar menciones a las mal llamadas IV y V repúblicas, cuando en realidad solo deberíamos hablar de Venezuela.

La construcción de nuestra nación ha sido una labor preñada de sinsabores, aunque por momentos tuvo sus instantes de luz y de esperanza. Hoy, la mayoría de la gente no entiende lo que está ocurriendo, es como si un tornado hubiera arrasado con todos los referentes con los que nos identificábamos como país.

Algunos piensan, lamentablemente, que no hay futuro, que vamos inexorablemente de mal a peor y que nuestro destino es el de la pobre Cuba. Pues no, justamente porque lo ocurrido en los últimos años ha sido la destrucción y desintegración de nuestra nación, es que podemos y debemos empezar a pensar que aquí no hay vuelta atrás, que esta pseudorealidad que nos vendieron es contra natura y por lo tanto tenemos que aunar esfuerzos para dar el gran paso hacia adelante, que no es otro que reconstruir a una Venezuela en la que merezcamos vivir.

A veces, desgraciadamente, los pueblos tienen que atravesar períodos trágicos y llenos de calamidades para entender que la indiferencia, la pasividad y la falta de verdadero amor a lo que significa su nación, los condujeron hasta el borde mismo del abismo. Así fueron los casos de la Alemania nazi, de la URSS de Stalin, de la China de Mao y tantos otros ejemplos que podríamos enumerar, pero las circunstancias llevaron a estas naciones a reaccionar dando un giro a su realidad.

Hoy, los venezolanos de buena voluntad, debemos darle un alto a este proceso sistemático y absurdo de destrucción y desmembración y emprender la vía unitaria de la gran reconstrucción nacional, con una visión moderna de futuro, deslastrándonos de todos los mitos que nos llevaron a donde estamos en este momento y tener confianza que con esfuerzo, trabajo dedicación y sobre todo con amor, haremos de Venezuela el gran país que todos soñamos.

Octubre 19, 2018

Analítica

https://www.analitica.com/opinion/no-hay-vuelta-atras-2/

Por qué el centro es la solución

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Durante gran parte del siglo XX, y desgraciadamente aún en el XXI, seguimos con el anacrónico debate ideológico-político de colocarnos ante el dilema de si es mejor ser de izquierda que de derecha, y lo peor es que los que proclaman esa dicotomía posiblemente no saben de qué están hablando.

Sin saberlo se sigue utilizando un concepto diferenciador surgido del seno de la Asamblea Nacional francesa en 1789, que de manera fortuita pretendía diferenciar las diversas posiciones de los legisladores según su ubicación en el recinto parlamentario.

El tema era si se admitía o no el veto real a las decisiones de la Asamblea, los que estaban de acuerdo con él, se ubicaron a la derecha de la presidencia y los que se oponían a la izquierda. Resulta que en la derecha estaban los aristócratas y en la izquierda la burguesía.

Lo curioso es que aparentemente no había lugar en el que se pudieran ubicar los del centro, es decir, los que no querían identificarse con ninguno de los extremos.

Ya sabemos que a partir de la revolución soviética, la izquierda era el partido comunista y la derecha todos los demás, por supuesto identificándolos con el fascismo. Pero eso, obviamente, no dejaba espacio para corrientes ideológicas como la socialdemocracia, el socialcristianismo, el liberalismo, que no se identificaban con los extremos: el comunismo y el fascismo o mejor dicho con cualquier fórmula de totalitarismo.

En nuestro país seguimos dejándonos llevar por esa absurda polarización que establece, a priori, que izquierda es sinónimo de bueno y derecha de malo. Y lo peor es que quienes hoy se califican de izquierda, que son la mayoría de los dirigentes del régimen, tienen mucho en común con la praxis del fascismo y del estalinismo, lo que poco tiene que ver con la idea de la bondad y más bien podrían perfectamente calzar en lo que peyorativamente se denominaba como la derecha.

Hoy Venezuela necesita centrarse, es decir buscar soluciones concretas a los problemas, no basados en ideologías del siglo XIX ó XX, sino en la realidad, que no es otra que hacer que el país vuelva a funcionar, que existan instituciones que velen por el bienestar de todos, que los servicios públicos sean eso y funcionen, que las libertades individuales sean respetadas y que la justicia no esté al servicio del gobierno, sino de los ciudadanos.

Es evidente que necesitamos cambios importantes, entre otros dejar de ser un país rentista para convertirnos en un país productor de riqueza. También es indispensable luchar por una mayor inclusión social y promover la educación como la principal palanca del cambio, ya que sin ella nada será sustentable en el tiempo.

Estos 19 años deben servirnos de ejemplo para entender lo que no se debe, nunca más, volver a hacer, que es producir un desastre económico y social escudándose en una presunta política de izquierda, que no es otra cosa que la máscara de un totalitarismo depredador.

Julio 25, 2018

Editorial de Analítica

http://www.analitica.com/opinion/por-que-el-centro-es-la-solucion/

¿Por qué no salimos de esto?

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La pregunta que todos se hacen dentro y fuera de Venezuela es por qué los venezolanos no logran ponerse de acuerdo para salir de la absurda e incomprensible situación que están viviendo.

La respuesta no es simple, ya que se combina diversos factores que nos han colocado en una situación de éxtasis virtual. Es como si la sangre de los venezolanos ya no fluyera y lo único que permanece es la esperanza que el cambio se producirá por un hecho divino o fortuito.

Esa situación es por demás preocupante ya que de continuar, inevitablemente, terminará en una tragedia descomunal, ya que colapsarán todos los mecanismos que aseguran el funcionamiento normal de una sociedad.

La discusión que se cierne sobre el país es ¿qué hacer con el cono monetario para que pueda funcionar la economía?, ¿basta con quitarle 3 o 6 ceros para que funcione? ¿y qué hay de los nuevos billetes, existirán a tiempo?, y si no, ¿cómo se transarán los intercambios?.

La otra interrogante es si se aprueba una nueva Constitución y, por lo tanto, correr el riesgo de someterla a un referéndum.

Y Maduro mientras tanto se aleja por algunos días y se refugia o busca ideas en Istanbul.

Quizás podríamos pensar que la única respuesta posible sea parecida a lo que se hizo con el nudo indesatable creado por Gordi, el labrador de Frigia, actual Anatolia -por cierto en Turquía-, que fue cortado por Alejandro Magno de una sola vez con su espada.

Pero tal vez la solución no está en la búsqueda de un héroe que nos resuelva el problema, sino en ponernos todos de acuerdo y, como en Fuenteovejuna, todos a uno, decir basta y dar al traste con lo que impide que el país recupere su funcionamiento normal.

Julio 13, 2018

Analítica

http://www.analitica.com/opinion/por-que-no-salimos-de-esto/

Calma y cordura

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El Editorial

“Calma y cordura”, esas fueron las sensatas palabras con las que el general López Contreras inició el período de transición a la muerte de Juan Vicente Gómez, cuando comenzó el camino hacia la democracia que, fue en su primera etapa, controlado por dos generales del gomecismo. En cierta medida cumplieron bien su tarea, salvo que el ritmo que imponían era tal vez un tanto lento para la sed de democracia plena que tenía gran parte del país.

Otro ejemplo, este si mucho más largo que el venezolano, fue el que se adoptó en República Dominicana después del tiranicidio que acabó con la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. En ese país, paradójicamente, la transición la llevó a cabo Joaquín Balaguer, quien fuera ministro del tirano e incluso presidente encargado.

En Venezuela, aún no se vislumbran los acuerdos necesarios para lograr los cambios fundamentales que darían viabilidad económica, política y social al país, ya que la actitud cerril de los que dirigen nuestros destinos hace que en vez de abrir caminos se cierren, pues parecieran convencidos que cualquier apertura los borraría del mapa político.

Frente a esa actitud quienes desean que se produzcan cambios y se restablezca la institucionalidad deben actuar con calma y cordura, y tratar principalmente de recomponer la unidad en las diversas expresiones que componen a la oposición democrática, dejando de lado el protagonismo y el personalismo de pequeños líderes y elaborar con sinceridad un gran acuerdo nacional, en el que tengan cabida todas las corrientes democráticas y sobre todo plantear las medidas indispensables para solucionar la crisis, así cómo se podrán llevar a cabo y en qué lapso se podrían ver sus efectos.

La banalización de la política, basada en promesas demagógicas que nunca se podrán cumplir, tiene obligatoriamente que ser sustituida por un verdadero programa de transformaciones que no debe ser edulcorado, sino presentado tal como tiene que ser. La verdad es la única garantía de que el pueblo entienda y apoye un verdadero cambio en Venezuela.

Analítica

http://www.analitica.com/opinion/calma-y-cordura-6/

Billetes con nueva denominación no garantiza mejoras económicas

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Oscar Torrealba resaltó que el monto del cono monetario no determina una mejora en la depreciación de la economía venezolana, sino que se reduzca la cantidad de papel moneda que se imprime desde el BCV

Este martes se conoció que, a pesar de ser información extraoficial, debido a que no ha sido oficializada por el Banco Central de Venezuela (BCV), a partir del 15 de diciembre de este año saldrán en circulación billetes con nuevas denominaciones.

Hasta la fecha se han estado rumorando dos tipos de montos. El primero de ellos sería la impresión de billetes de 500 y 1.000 bolívares. El segundo, sería el de distribuir en el mercado papel moneda con montos de Bs. 5.000, Bs. 10.000 y hasta Bs. 20.000.

Según la información, que se espera se haga oficial por el BCV, esta medida sería uno de los mecanismos que ayudaría a bajar los índices inflacionarios en el país. Sin embargo, esto no es garantía de que haya una mejoría en la economía.

Según el economista, Oscar Torrealba, el cono monetario no es indicativo de que la inflación disminuya, sino la impresión desmesurada de billetes sin tener un respaldo económico.

“Lo que diga el papel moneda no es relevante, lo que importa es la cantidad de dinero. Esta es una medida que el BCV estaría tomando para evitar que las personas tengan que sacar dinero de los cajeros automáticos muchas veces, debido al alto costo de las cosas en el mercado”, dijo el economista en una consulta realizada por El Nacional Web.

Torralba explicó que es indiferente si se tienen 100 billetes de Bs. 100 o uno de Bs. 10.000 si no existe respaldo económico.

No obstante, el economista estipula que si el BCV aplica la medida podría haber indicio de “mejora” en la economía si hay una disminución del papel moneda en el mercado.

“Un ejemplo es el de los cajeros automáticos. Los bancos tienen un límite para dispensar diariamente, a pesar de que la gente necesita mayor cantidad de billetes para comprar cosas debido a que los costos son muy altos. Lo que la nueva circulación de billetes puede ayudar es a disminuir el ‘costo transaccional’, que no es otra cosa que el intercambio económico. Esto sinceraría un poco el costo de los precios en bolívares”, concluyó.

A pesar de que la impresión de nuevos billetes puede aligerar un poco la carga inflacionaria en el país, aún se está a la espera de un anuncio oficial por parte del BCV con respecto a la impresión de nuevos billetes, según reseñó El Nacional.

Fuente: http://www.analitica.com/economia/billetes-con-nueva-denominacion-no-gar...