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Pedro García Otero

Rafael Simón Jiménez afirma que elecciones tendrán garantías exigidas en 2017

Pedro García Otero

Rafael Simón Jiménez, nuevo rector del Consejo Nacional Electoral (CNE) designado este 12 de junio por el Tribunal Supremo de Justicia, afirma que el régimen de Maduro aceptará gracias a la Mesa de Diálogo Nacional lo que no aceptó en 2017 en República Dominicana.

Según este exdiputado, cuya postulación como rector fue propuesta por Cambiemos, Copei, el MAS y Soluciones, las elecciones parlamentarias que podrían ser este año o quizás el que viene tendrán a todos los partidos legalizados y las 18 condiciones que presentó Vicente Díaz en la Mesa de Negociación de Santo Domingo, hace tres años.

Cuando se le pregunta por qué tendría el régimen que aceptar eso, señala que el mismo quiere reinsertarse en el sistema internacional con un proceso electoral que sea creíble para esta. Las elecciones para las que fue designado este CNE son las legislativas "como comienzo de una serie de elecciones que sean una soluciòn".

También señala Jiménez que es posible un diferimiento de las elecciones parlamentarias para 2021 en función de un acuerdo político.

¿Qué circunstancias rodearon su elección? ¿Cuándo supo usted que iba a ser rector del CNE y cuándo empezaron las negociaciones para que lo fuera?

Yo siempre dije cuando me interrogaron que no contaba pollos antes de nacer. Hasta ayer tarde, cuando vi al Tribunal Supremo nombrando al CNE, nunca quise hacer suposiciones de que iba a desempeñar el cargo.

Por supuesto, eso es parte de una negociación que desde hace algún tiempo viene llevando parte de la oposición, respetable, que no sé si tiene mayoría o minoría pero que para mí es respetable.

Y yo estoy convencido de dos cosas: en primer lugar que Venezuela no tiene una salida que no sea negociada, pactada, entendida, donde prevalezca la política, y en segundo lugar que esta salida debe ser electoral necesariamente.

Todas las demás salidas que se han intentado en estos 22 años no solo han sido un fracaso, sino que solo han servido para atornillar al régimen.

¿Concretamente, esas negociaciones empezaron cuándo y cuál es el "movimiento político respetable" que lo apoyó?

La Mesa de Negociación, que algunos despectivamente llaman "la mesita", donde están organizaciones como el MAS, Copei, Soluciones, Cambiemos... una serie de interlocutores gracias a los cuales por cierto se logró la incorporación del chavismo a la Asamblea Nacional.

Su primera declaración es: "yo reconozco a Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional". Esa "mesita" reconoce a Luis Parra como presidente de la AN...

Ellos tienen una opinión y yo tengo otra. Yo siempre he sido absolutamente autónomo en mis decisiones. La polarización ha estupidizado la política venezolana porque la ha puesto en blanco y negro.

Yo no estoy acostumbrado a eso, yo soy un hombre que ingresó a la política a los 10 años de edad, por ideales, nunca he seguido hombres. Quienes me eligieron saben que soy un personaje un poco difícil y no estoy subordinado a directrices, sino a mi conciencia y a lo que yo pienso de Venezuela.

¿Usted considera el proceso del 20 de mayo de 2018 como una elección legítima?

Bueno, yo apoyé a Henri Falcón. Te repito, la polarización es la muerte de la política, de la inteligencia. En un país donde 80% de la gente quiere un cambio, sometido a la tragedia colectiva que estamos viviendo no aprovechemos la oportunidad para ganarle unas elecciones al Gobierno (...) es desperdiciar una oportunidad.

Si la gente se hubiera volcado en masa a votar el 20 de mayo le hubiéramos dado una paliza al Gobierno y otra hubiera sido la situación...

La pregunta es si el proceso fue legítimo o no fue legítimo, en su opinión.

Allí es donde yo no me atrapo, porque esos son los temas de la polarización, sí o no... Las cosas tienen matices. Yo no aprendí a hacer política así. A mí es muy difícil que me encasillen.

¿En este momento estamos en un juego democrático o no estamos en un juego democrático? ¿Hay un sistema de derechos y de garantías o no lo hay?

Hay una mengua absoluta de los derechos y garantías democráticas, pero eso lo que constituye es un desafío para los que queremos cambiar las cosas.

Poniendo las cosas en blanco y negro, en Venezuela solo hay dos cosas de hacer. O tratar de involucrar al colectivo, tratar de participar, o tratar de mover a la gente, en todos los espacios, en todos los escenarios, o quedarnos en la casa languideciendo.

Todas las demás estrategias no tienen ninguna viabilidad. Olvídate de TIAR, todas esas cosas son alegrías de tísico.

O nos activamos, o luchamos contra el régimen, o nos quedamos como la famosa foto de los viejitos cubanos esperando el barco que les prometieron en 1959.

Cinco cosas concretas que usted propondrá en el CNE.

Las garantías electorales que se van a pactar con el Gobierno es un documento que expuso el rector Vicente Díaz en República Dominicana en 2017.

Allí el hizo una intervención de seis horas en la que se establecieron una a una cuáles eran las garantías que debían darse para que en Venezuela habría un proceso democrático creíble.

Ese mismo documento va a ser el documento que se va a discutir y que se va a aprobar. Lo puedes poner en mi nombre. El que establecieron en la mesa de negociación en Santo Domingo como las garantías electorales necesarias para ir a un proceso competitivo.

Pero sin los partidos que pedían eso... ¿Qué van a hacer, por ejemplo, con el tema de las ilegalizaciones o de los partidos paralelos?

Absoluta habilitación de todos los partidos que quieran competir en las elecciones...

Perdóneme el escepticismo, pero ¿por qué deberíamos creerle, ya no a usted, sino digamos, a la magistrada Indira Alfonzo, que emitió la sentencia que suspendió la proclamación de los diputados de Amazonas y luego de forma irregular cercenó la posibilidad del revocatorio?

El tema no es que el Gobierno sea bueno, que se ha arrepentido, que está dispuesto a dar unas concesiones. Son realidades.

El Gobierno venezolano está acorralado por unas sanciones que le están causando, además de la ruina que ya ha causado el Gobierno en todos los servicios y toda la infraestructura de país.

Evidentemente el Gobierno sabe que su única manera de recuperar espacios es reinsertándose en el sistema internacional. Ese es un objetivo prioritario para ellos.

Lo segundo es que ellos saben de antemano que habrá una reacción instintiva de rechazo. Son absolutamente predecibles. La posición del G4 siempre me ha recordado a la reacción de los reflejos condicionados de Pavlov.

¿Lo que va a pasar ahora es: Habilitación total de partidos políticos y aceptación total de las condiciones presentadas en Dominicana?

En relación a las condiciones electorales.

¿Para hacer unas elecciones parlamentarias?

Que son las que están previstas en la Constitución. Para mí si en Venezuela hubiera elecciones de todo sería mucho mejor. Las elecciones parlamentarias serían el comienzo de la solución de la crisis, pero no es cualquier cosa.

Nosotros hemos podido sostener esta batalla porque hemos tenido la Asamblea.

Así fuera para llegar al día final y retirarnos cuestionando la elección, el proceso electoral es una extraordinaria oportunidad para activarse y movilizar a la gente, de sacarla de la molicie y la desesperanza.

Todo eso que usted dice que va a pasar toma tiempo. ¿Entonces es que las elecciones no son este año? La Ley Orgánica de Procesos Electorales, si quieren aplicarla bien, fija como mínimo seis meses de plazo para convocar una elección.

Hay unas pautas constitucionales, eso es como que Maduro quisiese quedarse más allá de su tiempo. Ahora, si hay un acuerdo político... Maduro por ejemplo ha dicho que el tema de la pandemia es prioridad para Venezuela.

Todo eso es parte de una negociación política, y tengo que decirlo: nadie está excluyendo de la negociación a nadie. La gente se autoexcluye, porque si tú me dices que no puede haber elecciones si no se va Maduro, entonces viene la preguntica: "¿Cómo haces para sacarlo?".

El proceso de su designación se produjo en tres días. Los venezolanos nos enteramos ayer de que ustedes iban a ser designados rectores del CNE. ¿Eso es un proceso legalmente sólido, habiéndose realizado en la más absoluta opacidad? ¿Qué garantías le puede brindar al país un CNE designado en semejantes condiciones? Usted es abogado, ¿le parece esa designación normal?

No me parece normal porque Venezuela no vive una situación normal. Un país que tiene dos presidentes, tres asambleas, dos fiscales y dos tribunales supremos no puede ser un país donde tú analices las cosas con la racionalidad jurídica.

Yo soy profesor de Derecho Constitucional en la Unimet. En Venezuela lo político tiene que prevalecer sobre lo jurídico y sobre todo porque no hay manera de reconstruir el país sino mediante un acuerdo político.

Aquí es imposible aplicar la letra de la Constitución porque ha habido un desmadre, donde no hay instituciones ahorita.

Fíjate la manipulación que hay: lo lógico hubiera sido que la Asamblea Nacional eligiera al CNE. A pesar de que tres de los cuatro Consejos Electorales han sido designados por este mismo procedimiento...

Pero disculpe: en las dos veces anteriores, la hegemonía política del PSUV no estaba en riesgo...

Nadie que esté bien informado puede creer que la Asamblea Nacional de Juan Guaidó, a la que yo reconozco, y acato, y si quieres me le hinco enfrente, puede elegir a un Consejo Nacional Electoral porque no tiene las dos terceras partes de los diputados, menos después de este desprendimiento de los diputados encabezados por Luis Parra.

Esta Asamblea tuvo mayoría de dos terceras partes en 2015 y por cierto, debo insistir, su nueva compañera, Indira Alfonzo, cercenó esa mayoría en el propio diciembre de 2015...

Bien bueno que lo recuerdas. En 2016 la Asamblea fue a elegir el nuevo CNE. Y el lapso para que el Comité de Postulaciones integrado por VP y PJ debía hacerse antes del 4 de diciembre de 2016.

No se cumplió ese lapso porque no se pusieron de acuerdo en el nombre de los rectores y el 15 de diciembre el TSJ activó la omisión legislativa.

¿Qué le ofrece usted a Venezuela, cuál es su mensaje? ¿Compromete su palabra en los cambios que mencionó?

No dos cambios. Dieciocho cambios. Dieciocho garantías que se le van a dar a los ciudadanos. Pero mira. Hay que esperar, ser responsable. Esperar cuáles son las condiciones electorales.

Si tú tienes el disco rayado de que para que haya elecciones se tiene que ir el señor Maduro primero, dime cómo lo vamos a sacar. Yo lo que he visto en 22 años es el gobierno cada vez más atornillado y la oposición cada vez más dividida y el país cada vez más desesperanzado.

¿Usted está en el CNE para que haya un juego electoral limpio?

Para poner mi granito de arena. Yo no sobrevaloro. Ojalá dependiera de mí. Pero voy a poner todo mi esfuerzo. Si en algún momento me convenzo de que eso es imposible, tampoco tendría ningún problema en irme.

A estas alturas de mi vida los cargos me importan muy poco, lo que no quiero es que mis hijos y mis nietos tengan que calarse un país en medio de esta tragedia que estamos viviendo.

13 de junio 2020

Caraota Digital

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De la gallina al prisionero: ¿Cómo se juega el desenlace de la crisis venezolana?

Pedro García Otero

Por un lado, parece seria la amenaza de EEUU contra el régimen de Nicolás Maduro. Por otro lado, parece creíble la advertencia de Maduro y Diosdado Cabello de desatar una "furia bolivariana".

¿Será posible que alguien, dentro o fuera de Venezuela, evite que tengamos un desastre fratricida? Posiblemente, todos los personajes anteriormente citados. Y al desenlace incruento apuestan todos; el régimen a sostenerse, y sus oponentes a quebrarlo. Ambos, por supuesto, con la amenaza implícita de la fuerza: la "amenaza creíble".

La oposición venezolana ha equilibrado un poco, con el padrinazgo de Estados Unidos, un "juego de la gallina" que el régimen de Nicolás Maduro jugaba en todas las oportunidades, porque competía usando una gandola Mack con mataburros, mientras la alternativa democrática lo hacía con una motocicleta, como se demostró en 2014, 2017 y muy especialmente en 2015, cuando la oposición aplastó al chavismo electoralmente, solo para ver ese logro perdido por el uso de la fuerza.

La teoría de los juegos explica lo que pasa en Venezuela y también las posibilidades de un cambio político real que se realice en forma pacífica. Ahora, EEUU intenta imponer, incluso literalmente, la agenda de otro juego a lo interno de la coalición dominante: el "dilema del prisionero".

¿Qué otra cosa es el intento de quebrar al chavismo a lo interno, ofreciendo eliminación de las sanciones, incluso (veladamente) olvido a la cúpula militar, si abandonan a Maduro, como lo hace el Marco para la Transición Democrática? ¿Qué "dilema del prisionero" más patente que las 15 imputaciones por narcotráfico al mandatario en disputa y buena parte de su entorno más cercano? La premisa de este juego es que el que primero que declara se lleva los beneficios, pero tiene que pagar el costo de salida a lo interno.

Cantidades limitadas

En la práctica, solo hay tres tipos de transiciones políticas, entendidas estas como un cambio amplio de institucionalidad y de actores en el poder, en un período no mayor de 18 meses.

O se produce una ruptura de la coalición dominante (o su desplome), por presión interna o externa (que puede ser o no violenta), o parte de la coalición dominante acuerda con sus contrapoderes una negociación, por voluntad propia o por presión; o hay una transición organizada desde lo interno de la coalición dominante, por supuesto, procurándose la mayor cantidad de garantías. Los teóricos afirman que no hay transiciones posibles si no se producen quiebres en la cohesión de la coalición dominante.

La respuesta esperada por EEUU a la presión que estableciendo contra el régimen de Maduro es justamente esa: que la cúpula militar abandone a Maduro y se abra un proceso de negociación con la oposición venezolana. Ese es el objetivo confesado, incluso, tanto en la presentación del Marco de Transición Democrática por parte de Mike Pompeo, como por parte de Elliott Abrams apenas este jueves. Un quiebre que abra paso a una negociación.

Un hueso duro de roer

Por supuesto, la amenaza militar creíble es el último medio que tiene a su disposición EEUU para forzar al chavismo a sentarse a una mesa con intenciones sinceras por primera vez desde que se convirtió en un movimiento político.

El chavismo, incluso en las peores circunstancias para sus propósitos, puede haber tenido desvíos tácticos, pero ha intentado avanzar hacia su fin estratégico: la construcción de un autoritarismo hegemónico, que ya está levantado luego de dos décadas y que ahora camina hacia la última etapa de la clasificación de regímenes políticos, el autoritarismo cerrado o totalitario.

Un proceso que pudo haber sido más rápido si, como dijo en alguna oportunidad Teodoro Petkoff, la sociedad civil venezolana no le hubiera puesto seguidamente, y en algún momento con mucha fuerza, las manos en el pecho para detenerlo. Para ese movimiento político, la razón de Estado y el uso de la fuerza como políticas de Gobierno han ido cobrando, en consecuencia, importancia, especialmente en la medida en que han perdido legitimación popular.

Algunos analistas políticos han considerado en medios que las sanciones de EEUU y, especialmente, las imputaciones por narcotráfico, han cohesionado a la cúpula dominante, que no ha sufrido resquebrajamientos de importancia desde 2017, cuando Luisa Ortega Díaz obligó, incluso más que las protestas, a la creación de la Asamblea Nacional Constituyente: sencillamente, Maduro no podía permitirse una Fiscal General que, en cualquier momento, podía decapitarlo. Su consigna siempre ha sido resistir, y todavía hoy muestra, con todos sus actos políticos y con todos sus discursos, que esa es su prioridad número uno, a (casi) cualquier costo.

El impacto de la pandemia

En este momento, también, el chavismo avanza en su proyecto autoritario, encontrando, paradójicamente, viento inicial de cola en el Covid-19. No solo porque neutraliza buena parte de la presión en su contra, sino porque le permite ensayar técnicas de control social con toda la población en casa.

Este impulso, sin embargo, será muy corto: primero, porque la pandemia está imponiendo un altísimo costo al mundo, y el financiamiento del régimen está casi por completo cerrado. La operación de EEUU en el Caribe apunta a cerrarlo totalmente y así aumentar las contradicciones a lo interno del régimen: Sin gasolina, sin producción de comida, por lo tanto, y con una población que en algún momento va a salir de su casa a exigir por lo menos alimentos, el panorama tampoco es favorable para el régimen, y lo será mucho menos si la pandemia del coronavirus se comporta como en los países que han sido castigados por esta enfermedad.

Al final, podría ser incluso el coronavirus el que lleve a Maduro a tener que hacer concesiones que nunca ha querido hacer, incluyendo la entrada masiva de ayuda humanitaria manejada por instituciones cercanas a la oposición, o incluso provocando la fractura de la coalición dominante. A abrir el canal por donde se le puede ir la (su) gobernabilidad y el pase a un eventual "Consejo de Estado", como ha propuesto EEUU, secundado por ahora por casi 30 países.

La crisis del coronavirus va a tener un impacto determinante en las finanzas, en la vida humana y en la política. Ya se está hablando de un golpe mayor para el mundo del que causó la gran recesión de 1929. Y eso es un "tumbagobiernos", aquí y en Pekín.

Mucho más cuando la gran válvula de escape que encontró Maduro (la emigración masiva, que comenzó en 2017) no solo está paralizada hasta nuevo aviso, sino en fase de retorno. Eso, más la amenaza de cárcel, más los incentivos a sus camaradas... será muy difícil que Maduro resista tanta presión, más cuando tiene la ficha dorada: si se va, conseguirá quien quiera negociar con él cómo hacerlo. Problemas tienen los que no cuentan con fichas de negociación, y son conocidos por todo el mundo. ¿Quién cede primero, también a lo interno del chavismo? ¿Qué prisionero se lleva la absolución y cuál la condena? ¿O todos logran resistir juntos?

Las próximas semanas, con el coronavirus y encerrados en casa, no van a dejar de tener intenso movimiento político. Hay que estar pendientes.

10 de abril de 2020

En el día 24 de la crisis se retoma la represión

Pedro García Otero

En algún momento, el régimen de Nicolás Maduro iba a tener que intentar retomar la iniciativa política. La historia de estos 20 años lo ha demostrado. Y además, ha resistido el primer y más fuerte envión de la coalición internacional que lo adversa sin sufrir fracturas militares

Hasta ahora, y a diferencia de 2017, el régimen ha evitado ofrecer una foto que sirva como símbolo mundial sobre la represión en Venezuela, y aunque ha reprimido, y muy duro (40 muertos) lo ha favorecido, desde el punto de vista de las relaciones públicas mundiales, el hecho de que estos no hayan caído en Altamira, sino en el barrio José Félix Ribas. E incluso luego de la reacción represiva inicial, el régimen, incluso, ha tratado de bajarle dos a su imagen. Ha permitido las manifestaciones opositoras, y cuando ha detenido civiles por ellas, los ha liberado rápidamente.

“A quien le queda un solo instante de vida, no tiene nada que disimular”
Edgar Allan Poe, Manuscrito hallado en una botella

Esa tendencia al disimulo se rompió en el día 24 de la crisis. En la medida en que arrecia la campaña opositora para la entrada de la ayuda humanitaria, la represión, aunque selectiva, empieza a mostrar otros dientes: en Valencia se detiene al presidente de una ONG, con lo que se le manda un mensaje a todas las ONG; en Táchira se cierra la frontera y se detiene a dos maestras, con lo que se le manda un mensaje a los gremios que ayer se reunieron con Guaidó.

En Caracas, en tanto, la Dgcim toma el Ministerio Público, mandan a los empleados a su casa y prenden y analizan todas las PC: no puede uno concebir un mensaje mayor de sumisión de lo civil a lo militar, ni un temor mayor en un cuerpo colegiado (el de la Fiscalía) que, por el contrario, tendría que sentir mucha seguridad de que su información sensible no va a ser violada.

Se dirá que en comparación con 2017, esto es casi una anécdota, una vez que se retira el número de víctimas de la ecuación. Pero el régimen comienza a mandar mensajes, porque, por supuesto, tiene absolutamente limitados los demás campos.

Las decisiones cuidadosamente medidas del Tribunal Supremo, los retruécanos dramáticos de un Tarek Saab aparentando una legitimidad, incluso ética, de la que carece, son inefectivos en tanto y en cuanto Guaidó sigue en la calle, y cada vez con más poder y reconocimiento.

Dispuesto a todo

En todo caso, si el Gobierno apuesta al camino de la represión, tiene un largo camino por recorrer aún. Pero en ese terreno encuentra reacción, encuentra respuesta a sus dudas existenciales. En ese y en el de llevar a los límites su intromisión en la vida privada de los ciudadanos.

Las mismas técnicas fraudulentas que llevan a cabo los que clonan claves de bancos la ha llevado adelante el régimen, y no solo a la página voluntariosxvenezuela.com, sino a Twitter, Facebook, Gmail…

Es la respuesta a cómo se le han venido dando las cosas desde que esta crisis comenzó. Porque desde el 5 de enero, el régimen ha venido perdiendo terreno. Primero en lo simbólico y ahora en lo fáctico. La fecha límite del 23 de febrero comienza a preocupar enormemente al régimen. Le reduce las opciones y la violencia siempre es un terreno en el que se ha sentido cómodo.

A la oposición, en cambio, le preocupa el 24 de febrero. Cómo administrar las inmensas expectativas que se han colocado en la fecha. Cómo presentar tres posibles resultados (la ayuda entra, no entra o se la roban), ante una parte de su público que no se imaginaba que la ayuda humanitaria entraría con un concierto, sino con algo como la Operación Overlord.

La crisis entra en territorios desconocidos, en paridades de fuerzas, en “terreno de muerte”, como diría Sun Tzu. El terreno donde hay que “pelear enérgicamente”. Y no se está hablando necesariamente en sentido literal, pero también; ¿qué está dispuesto a hacer Maduro para frenar la ayuda humanitaria? ¿Qué están dispuestos a hacer la coalición y la oposición venezolana para introducirla al país y hacerle entender a los pocos que aún creen en el madurismo que el balance de fuerzas cambió?

En el fondo, entre esas dos resoluciones se dirimirá todo en los próximos días. Si la coalición está más resuelta, prevalecerá; si Maduro y los que están alrededor son los más dispuestos a inmolarse, vendrán tiempos muy oscuros. Mucho más que los actuales. Esto es una alarma de tsunami ante la que la comunidad internacional reaccionó. Y ese tsunami son 7-8 millones de personas saliendo de Venezuela en los próximos meses.

Pelea de lodo

Mientras esto sucede, la comunidad internacional, que ha guardado evidencias durante más de diez años, empieza a sacarlas, a mostrar barajas. A la embajadora venezolana en Inglaterra, Rocío Maneiro, le “encuentran” 4 millones de dólares en Andorra; a la exembajadora en Alemania, le “encuentran” en una casa que ocupó (aunque no es diplomática desde 2017, se advirtió) 686 plantas de marihuana.

Estamos hablando de una hermana de Alfredo Maneiro, referente histórico del chavismo, y una hija de Alí Rodríguez, Laura Medina. El mismo día, un tribunal obliga a pagar a Rafael Ramírez 1.400 millones de dólares, como si eso fuera cosa que se pudiera cancelar con una tarjeta de crédito.

Este es el tipo de noticias que van a comenzar a proliferar, porque el madurismo-chavismo ha dejado demasiadas evidencias del gigantesco latrocinio que ha cometido, de cómo ha violado todas las reglas, aunque arme un “Grupo de Derecho Internacional” con países violadores del derecho doméstico (e internacional) y en ese grupo de las dictaduras del mundo, ha pasado de aspirante a miembro destacado. Cada día, al régimen le tocará atender cuatro o cinco incendios.

Mientras tanto, Estados Unidos asoma, además, que sí, que es cierto, que sus unidades militares andan merodeando por la región. Y agrega sanciones. Y CNN dice que el Gobierno de EEUU, en efecto, quiere sentarse con Maduro… para negociar su salida. Lo llama “expresidente” en una declaración oficial.

Todo parece un acomodo de posiciones para dar un ultimátum muy pronto.

Y el régimen, en tanto, se atrinchera, ahora sí, de verdad.

Y el 23 empieza a parecer, de verdad, una fecha límite.

Aunque después venga el 24.

Análisis Noticiero Digital

Las cinco contradicciones del plan de ajuste de Maduro

Pedro García Otero

Esta noche, Nicolás Maduro anunció algunos detalles sobre el “Programa Económico de Recuperación”, su plan de ajuste macroeconómico. Habló repetidamente de “anclaje revaluador”, de “transición tardía” (al socialismo) y de “mercado”, palabra que mencionó en varias oportunidades.

En su plan de ajuste, sin embargo, el mandatario olvidó temas claves, y dónde podría haber generado confianza (como en el programa de ajuste fiscal o el de los combustibles) fue excesivamente vago; donde, en cambio, el programa puede convertirse en una bomba, como en el desbocado aumento general de salarios, fue extremadamente concreto, y las primeras reacciones a los anuncios han sido muy negativas.

Más allá, el programa tiene una serie de contradicciones: La más importante de todas es que es un programa que carece de financiamiento. Es como si un tuberculoso se lanzara a conquistar el Himalaya desnudo. Las posibilidades de éxito tienden a cero. Al menos cinco grandes contradicciones se desprenden de los anuncios del mandatario este viernes 17 de agosto:

1) Disciplina fiscal vs. pago de bonos

Este es, sin duda, el punto más álgido de las contradicciones de los anuncios de Nicolás Maduro en el plan de ajuste: En la misma alocución en la que puede anunciar un “bono de reconversión monetaria” de Bs. S. 600 (Bs. F. 60.000.000) a 10 millones de personas (es decir, la friolera de 600 billones con doce ceros de Bs. F.), y ofrecerse a pagar todos los sueldos del país durante tres meses, el mandatario puede señalar que se necesita una “disciplina fiscal draconinana” que “frene la emisión de dinero inorgánico”.

El único equivalente que se le puede ocurrir a uno es el de un alcohólico que decide anunciar que va a dejar la bebida, pero antes se va a tomar 30 botellas de ron. Y me perdonan lo crudo del símil, pero es que el Estado venezolano, bajo el chavismo, decidió gastar hasta morir, como Nicholas Cage decidió beber hasta morir en Leaving Las Vegas. Pareciera, más que a recuperarse, decidido a suicidarse.

Con semejante inicio, la promesa de disciplina fiscal no es más que eso, una promesa. Y la parte de “no emitir dinero inorgánico” un chiste. No solo porque esa ha sido históricamente la política del madurismo, sino porque no hay fuentes de financiamiento.

La ya crítica situación del sector privado del país se verá agravada si, como es previsible, el programa económico de Maduro acelera la crisis.

Al llegar al cómo se va a financiar este programa, Maduro fue (por necesidad) vago: Habló de aumentar la producción y la productividad, sin explicar cómo. Porque el cómo en este momento, y con este Gobierno al frente, no existe. Imploró por la necesidad de incrementar la producción de petróleo, sin una sola propuesta; y habló de un aumento de la tributación para un sector industrial y un país exhaustos, y que de ninguna manera están en condición de financiar a un Estado tan voraz como este.

2) El salario aumentado vs. la realidad

El mismo Maduro que promete austeridad fiscal no se da cuenta de que al ofrecer un salario mínimo de 180 millones de bolívares de los actuales, está desafiando todo su programa.

Maduro es el principal patrono del país, el mismo que no puede subir los salarios de miseria actuales por los cuales médicos, enfermeras, trabajadores de empresas de servicio, empleados en general del sector público, llevan dos meses en la calle.

¿Qué cambió del 16 de agosto (día en el que, cobardemente, Maduro impidió que enfermeras y médicos marcharan a Miraflores) en relación con el 17, para que de un día al otro el, insisto, principal patrono del país decidiera otorgar un incremento general de salarios de 3.362% a los mismos a los que el día anterior se los negaba? Porque no se descubrió petróleo en Los Teques, ni el Gobierno acordó una restructuración de la deuda y una línea de crédito de $60 milllones. Las circunstancias son las mismas.

Y el anuncio no solo es demagógico: da miedo. Que en un momento como el actual, un Gobierno sin límites como este se ofrezca a pagarle el sueldo de sus empleados a un sector privado noqueado por tanta inquina durante dos décadas, debería provocar, como mínimo, un enorme arqueo de cejas de cualquier empresario.

De ahí a la estatificación masiva de empresas, luego de un fracaso anunciado, del que culparía al sector privado, maluco, saboteador, no hay más que un paso. Y el Gobierno podría intentar una maniobra así de artera, a pesar de lo evidentemente débil que luce en todos los campos.

3) Anclaje vs. flotación y tasa Dicom / casas de cambio autorizadas

Habla Maduro de que es el momento de que el bolívar flote, que compita con otras monedas, de “respetar el mercado”; todo esto suena bien. Pero entonces dice que el bolívar soberano estará anclado al petro, y que como cada petro tiene un valor aproximado de 60 dólares, un dólar serán 6.000.000 de los actuales, o 60 soberanos.

¿Por qué? ¿Quién lo decidió así? Evidentemente, no “el mercado”. Mucho más cuando anuncia que habrá tres subastas Dicom, sí, Dicom, semanales, hasta llegar a una diaria en tres meses. Y que se “autorizarán” tres (3) casas de cambio para todo el negocio de cambio del país. “Subastas Dicom”, “anclaje”, “casas de cambio autorizadas” y “mercado” no parecen caber en la misma frase.

Eso, por no mencionar lo mismo, el mismo error de diseño: ¿Con qué se financia esto? ¿Qué recursos sustentan “una subasta diaria de Dicom” para un Gobierno que no las hace regularmente desde 2014?

Y obviemos el siguiente detalle, ligeramente vergonzoso: en la misma cadena en la que Maduro se refería al “dólar criminal”, colocar el dólar, de salida, en 6 millones de bolívares, supera todos los guarismos de Dólar Today, Dólar Promedio, Air TM et alter. Quizás con la intención de que al ser la tasa alta, en los primeros días tienda a bajar y crear un shock de optimismo. Amanecerá y veremos si lo lograron. Pero no parece factible.

4) Incremento de la tributación vs. exenciones

Maduro sube en cuatro puntos el IVA, pero la hiperinflación significa, entre sus múltiples efectos perversos, que la recaudación real baja. Y que la la evasión se multiplica, porque llegado un momento, el despelote monetario es tan grande que se pierden las referencias.

En un entorno tan depauperado como el actual, lo que pueda recoger con cuatro puntos de IVA es marginal para sus necesidades, pero abre otro boquete en la línea de flotación de los más pobres y las clases medias.

Más allá del IVA, sin embargo, el Gobierno anuncia una serie de medidas para aumentar la tributación por Impuesto Sobre la Renta, sin recordar que uno de los anuncios que despertó más interés cuando Maduro comenzó a hablar del tema, fue, precisamente, el de una exención en términos muy generosos del ISLR por un año que al final pareció diseñada para que Pdvsa no tuviera que tributar en 2018 (acabando con el único ingreso en serio del Estado venezolano). ¿A quién le vas a cobrar si acabas de hacer casi una amnistía general?

Finalmente, está la creación del Impuesto a las Transacciones Financieras, que pudiera ser atractivo para el Gobierno porque se indexa a la hiperinflación. Pero igualmente, en medio de este desbarajuste y sin una política en serio de “cero emisión de dinero inorgánico”, las medidas tributarias no son más que wishful thinking.

5) Carnet de la Patria vs. aumento de la gasolina

El jefe de Estado anunció que se prorrogaba el censo de transporte para el nuevo mercado de la gasolina, el que (ahora sí) acabará con el contrabando a Colombia. Sus anuncios fueron deliberadamente vagos y casi evasivos (“ya veremos”, “yo no tengo apuro”, “plan piloto”, etc.).

Es decir, el anunciado aumento de la gasolina no se ve en el horizonte. Seguirá siendo regalada: Decir “yo no tengo apuro” cuando apenas minutos antes habías dicho que “cada año perdemos $10 mil millones por contrabando”, solo está al alcance de un chavista.

La extensión de plazos, también, indica la resistencia de buena parte de la población a inscribirse en el censo, por lo que el video donde muestra que solo se podrá obtener gasolina con el carnet de la Patria es parte de una estrategia, para decirlo sin ambages, de intimidación. La verdad es que incluso en Venezuela, negarle la venta de gasolina a quien no tenga el carnet es tan discriminatorio que no resiste un análisis.

Sin aumento de la gasolina, el contrabando solo crecerá. Y a pesar de que ha sido deliberadamente vago en sus anuncios, lo que se sabe del funcionamiento del mecanismo es que se le depositará a cada inscrito en el censo de transporte del carnet de la patria un monto para comprar un número determinado de litros de combustible (y esto es, como ha señalado acertadamente Maduro, un subsidio directo).

En principio, que Maduro busque que la mayor cantidad de gente posible sea subsidiada no tiene ningún sentido, porque está demasiado urgido de recursos. Nuevamente, lo atrasado del precio relativo tras 20 años de demagogia hace muy difícil un aumento que le permita al mercado interno del combustible ser rentable, o por lo menos, estar cerca del equilibrio.

En conclusión

Los anuncios de Maduro son irreales desde el momento en que ancla todo al Petro, un criptoactivo que la gente no comprende y que en la realidad no existe, porque también lo controla el Gobierno.

Pareciera un compendio de pensamientos mágicos (en algún momento de la alocución Maduro habla de “hicimos magia”), deseos, invocaciones, pero no un programa económico.

Sus aspectos perniciosos, sin embargo, son gravísimos. Fundamentalmente, porque el país, que estaba en hiperinflación, puede entrar en un proceso desconocido en las próximas horas. Y la hiperinflación, sumada al caos de servicios públicos, pueden desencadenar situaciones muy complicadas en los próximos días. Es un programa que, en resumidas cuentas, no contribuye a mejorar la situación, por el contrario, la empeora.

Además, es un programa que requiere un ingente respaldo económico. Uno que, aparte del FMI, solo podría prestar China. Y China no luce interesada. Por lo menos no en este momento. Tampoco se comprometería a establecer un satélite tan evidente en la costa sur del Caribe.

Quisiera uno ser optimista, pero esto parece condenado a un agravamiento muy rápido, y probablemente, a una presión social insoportable. Este Gobierno está demasiado entrampado, carece de credibilidad e internacionalmente es un paria. Nadie se quiere sacar una foto con él. Y los que pudieran querer no tienen cómo costear esto.

Así que lo que viene hará palidecer lo que hemos pasado.

17 de agosto de 2018

Noticiero Digital

http://www.noticierodigital.com/2018/08/analisis-nd-viernes-rojo-sin-par...

La Venezuela pospetrolera y el último tren antes del precipicio

Pedro García Otero

I

Este domingo, 24 de septiembre, el diario español El País publicaba un trabajo titulado Energías Renovables: ¿Se acabó la gasolina?, en el que se dan, en el primer párrafo, diversos ejemplos de cómo las principales economías del mundo se hacen cada vez menos dependientes del petróleo, no solo por razones financieras, que ya en sí son suficientemente importantes, sino por razones climáticas: Europa se ha comprometido, para 2050 (una fecha que está en el horizonte, aunque muchos de los que leemos esta nota hoy quizás no estemos para vivirla), a reducir entre 85 % y 90 % la emisión de gases invernadero.

Alrededor de 170 países han establecido políticas de reducción de gases, incluida China, la gran usina del crecimiento económico mundial, y esto, evidentemente, provoca reacciones en el mercado petrolero. En 2013, cita el mismo diario El País, en otra información, el peso del petróleo en el consumo mundial de energía había caído a los niveles de 1965; y, según el Anuario BP de Energía 2016, desde entonces, ha habido una pequeña recuperación.

De hecho, la demanda de petróleo (como parte del consumo mundial de energía primaria, de acuerdo con el mismo anuario), en el último cuarto de siglo, ha crecido de unos 4.000 a 4.500 millones de toneladas equivalentes de petróleo (MTEP), un 12 % aproximadamente, mucho menos de 1 % por año; en un mercado total que ha crecido de 9.000 a 14.000 MTEP en el mismo lapso, es decir, más de 50 %.

En este escenario, el gran sostén del crecimiento de la demanda de energía del mundo es el gas, que prácticamente ha crecido en la misma proporción, y el carbón ha tenido también (paradojas) un incremento sensible desde 2003 y hasta 2012, sin duda apoyado por los altos precios del petróleo, y que ahora debe tender a caer. Un experto, en el precitado trabajo del país, señala que “no olvidamos el carbón cuando comenzamos a producir petróleo, solo lo montamos encima”. Sin embargo, en ocho años cerrará la última mina de la legendaria industria carbonífera inglesa.

Aunque las energías renovables no aparecen con un crecimiento sensible, por haber empezado muy por debajo de los combustibles fósiles, su crecimiento interanual es de 20 % en MTEP, hasta 2015, fecha de los últimos datos disponibles para la Agencia Internacional de Energía renovable.

El peso de la renta petrolera en el PIB mundial, igualmente, luego de alcanzar casi 3 % a mitad de la década pasada, ha caído a menos de 0,5 % del Producto, según datos del Banco Mundial. Es decir, para el funcionamiento de la economía planetaria, el petróleo es un producto cada vez menos importante, aunque no puede soslayarse su efecto agregador para otros sectores, como transporte, producción de bienes y servicios, e incluso, como generador eléctrico.

II

Un amigo de juventud y gran periodista, Marco Tulio Socorro, decía, en la década de los 90, que su gran miedo como venezolano era levantarse un día por la mañana y ver que el periódico decía “ya no se necesita más la gasolina”. Él terminó yéndose de Venezuela, como casi toda mi generación, a sociedades más funcionales. Pero yo siempre le comentaba que eso era imposible, que no iba a suceder. Por lo menos no así.

Lo que está pasando en el mundo es que la dependencia de la gasolina (principal derivado del petróleo) es cada vez menor, aunque hay opiniones en contrario (sobre ellas hablaremos más adelante). Ya hay países que prohibirán el motor de combustión interna tan pronto como en 2025; Inglaterra lo hará en 2040.

Se venden cada vez más y cada vez mejores autos eléctricos, o híbridos (eléctricos-gasolina, eléctricos-gas natural, sobre todo esto último); en las ciudades del primer mundo, además, hay cada vez mejores sistemas de transporte público, más eficientes en cuanto a costo-volumen de personas y carga transportada.

Es decir, evidentemente, las perspectivas del petróleo no son buenas, en el mediano o en el largo plazo. Los que han apostado contra las nuevas tecnologías, desde los Ludditas —aquellos que destruían las máquinas de la revolución industrial—, hasta Kodak, han perdido. Sin excepciones.

III

Desde que el Gobierno de Nicolás Maduro cayó en la consecuencia inevitable de un modelo fallido en 70 países y durante más de un siglo —la bancarrota financiera y el estallido social—, ha venido acuñando el término “sistema económico pospetrolero”.

Como es su costumbre, el chavismo le pone eslóganes de pertinencia a proyectos de los que no tiene ni idea de su implementación. Para el chavismo, el “sistema económico pospetrolero” puede suponer (de acuerdo a lo poco que han esbozado, probablemente porque no tienen ni idea de cómo desarrollarlo), dos cosas: O más comunismo, puro y simple, con lo cual el fracaso está garantizado de antemano; o un sistema tipo chino, de férreo control político mezclado con capitalismo de amigotes, del más salvaje, en un país en el que su población está ganando salarios de hambre.

Que Maduro y la cúpula inepta y corrupta que lo rodea hablen de “modelo pospetrolero” en un momento en que el petróleo está todavía a 40 dólares y en el que el Gobierno controla, y asfixia, la mínima inversión independiente, no controlada por él, ni siquiera llega a risible.

Pero en algo sí tiene razón el mandón: Al menos con su Gobierno, el modelo petrolero está acabado para Venezuela. Porque si el petróleo, como industria, tiene cada vez menos peso en el PIB mundial, Venezuela, como proveedor, es cada vez más insignificante en ese mercado. Sus 1,9 millones de barriles de producción diaria han hecho que, al elaborar recientemente un perfil del futuro del petróleo, The Economist no haya mencionado a Venezuela ni siquiera en una ocasión.

IV

No siempre fue así. En 2005, un exultante Hugo Chávez, recién ganador de un referendo revocatorio y con el camino político despejado hacia el futuro, ofrecía, canibalizando la figura de Arturo Uslar Pietri (quien calificó al mandatario de “ignorantísimo”, apenas llegado al poder) el plan “Siembra petrolera” que prometía un objetivo económico (llevar la producción a más de seis millones de barriles en 12 años, es decir, en el año que vivimos ahora), y cuatro objetivos políticos, promovidos por sus delirios geopolíticos y apoyados en los altos precios del crudo:

“Apalancar el desarrollo socioeconómico nacional para construir un nuevo modelo de desarrollo económico más justo, equilibrado y sustentable para combatir la pobreza y la exclusión social; impulsar el proceso de integración energética de América Latina y el Caribe; servir de instrumento geopolítico para propiciar un modelo pluripolar que beneficie a los países en vías de desarrollo y a la vez constituya un contrapeso al sistema; y defender la cohesión y la articulación de la política petrolera de la OPEP”.

Ustedes juzgarán cuáles de estos objetivos se cumplieron. Por supuesto, el del incremento de la producción nacional es un fracaso rotundo. Pero se garantizaron varios votos de la Caricom en este momento, como lo demuestran las sucesivas discusiones de la Carta Democrática Interamericana al régimen autoritario de Nicolás Maduro.

V

Seguimos pagando —y pagaremos por muchos años, como hemos venido haciéndolo desde los 70— el precio de tomar al petróleo como sinónimo de la soberanía nacional, como una especie de patriotismo del subsuelo, que a la larga —y a la corta también— solo ha servido para hacer de quienes capturan el poder una suerte de semidioses, de quienes depende la suerte o la desgracia, el bienestar o el padecimiento, del resto de la sociedad.

Quienes quieran construir la sociedad post-petrolera venezolana, deberán, sin embargo, apoyarse en el petróleo durante muchos años más. No todas las visiones sobre la industria son apocalípticas; más bien, hay expertos de peso en la industria que dicen que no solo la demanda de petróleo va a seguir incrementándose hasta la próxima década, sino que puede haber una crisis de suministro del crudo hacia finales de los 2010. Y que, adicionalmente, la baja de los precios desalienta otras tecnologías, haciéndolas inviables a la larga.

Pero si no nos desprendemos de la visión de que todo lo que produce riqueza (y muy especialmente el petróleo) debe estar en manos del Estado, Venezuela dejará pasar esta y todas las próximas oportunidades que pudieran presentarse.

Solo en la libertad económica, solo en un ambiente de total apertura, se encuentra la posibilidad de construir una Venezuela post-petrolera, e impulsada por el petróleo. De seguridad jurídica, de Estado limitado, y de estabilidad monetaria, la cual, en este momento, solo es posible a corto plazo con una dolarización de la economía venezolana.

Aquella “siembra” de la que hablaba Uslar Pietri en 1936, y que hoy, casi un siglo después, sigue sin hacerse, amenaza con convertírsenos en la más grande frustración de la historia contemporánea del país, someterlo a una larga noche de dictadura, y finalmente, a su desaparición como una nación independiente. Las reservas petroleras de Venezuela son de 150 años, según proclama el chavismo a cada rato.

¿Alguien puede pensar que la necesidad de petróleo seguirá existiendo dentro de 50 años? A hoy, se ve difícil.

Estamos a tiempo de reaccionar.

Pero puede ser, ahora sí, el último tren.

https://es.panampost.com/pedro-garcia/2017/09/26/venezuela-pospetrolera-...