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​José E. Rodríguez Rojas

El éxodo contribuye al desprestigio y aislamiento del régimen venezolano.

​José E. Rodríguez Rojas

El venezolano es el éxodo más importante en la historia reciente de la región, por el número de desplazados y el número de países involucrados. El éxodo es forzado por el colapso económico creado por la revolución bolivariana y la crisis humanitaria que éste generó. Ello ha desprestigiado al “socialismo a la venezolana” como marca, incluso dentro de la izquierda latinoamericana, contribuyendo al aislamiento del régimen. Con el Covid 19 algunos de los desplazados han tratado de regresar pero el gobierno venezolano los ha rechazado, tildándolos de traidores y vende patrias, pues pusieron en evidencia ante la comunidad internacional la tragedia humanitaria que atraviesa el país.

El 26 de junio pasado se celebró el Día Internacional del Refugiado. El número de refugiados a nivel global se ha incrementado en 9 millones de personas en el último año, evidenciando que el problema se ha agravado. Los refugiados venezolanos constituyen el segundo grupo en importancia después de los desplazados de Siria, un país en guerra. En el caso de los venezolanos la crisis de los refugiados fue generada por el descalabro económico y social ocasionado por la revolución bolivariana. Ello ha sido reconocido por las organizaciones internacionales, tanto centros de investigación como las ligadas al tema de las migraciones.

La Brookings Institution, un centro de investigación ubicado en Washington, señala que la crisis de los refugiados venezolanos ha sido creada por el colapso económico generado por el régimen de Hugo Chávez y su heredero. Provea y entes como la Organización de las Naciones Unidas para las Migraciones (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), confirman que las motivaciones de los refugiados para huir del país están relacionados con factores económicos como la hiperinflación y laborales como la carencia de empleos. En segundo lugar aparecen las carencias de alimentos y medicamentos. En tercer lugar los temas de inseguridad y violencia.

Los primeros forzados a abandonar el país fueron los de la clase media profesional, como los ingenieros de PDVSA, después de ser despedidos por el prócer de Sabaneta. Luego siguieron los empresarios que vieron sus empresas confiscadas. Sin embargo, los ingresos extraordinarios del petróleo permitieron correr la arruga, a pesar de los despropósitos cometidos. El problema se agravó después del 2014 con la caída de los precios del petróleo y el desbordamiento de la inflación. La capacidad de compra de las clases medias y de los sectores populares se desplomó generando una crisis humanitaria que obligó a una proporción cada vez más importante de la población a irse del país.

En el 2016 las estadísticas de los organismos que hacen seguimiento a las migraciones indican que 40.000 venezolanos residían en Colombia. La situación se agravó en el 2017 con el repunte de la inflación. En el 2018 la cifra superó el millón de desplazados y la más reciente llegó a 1.800.000 venezolanos residiendo en el país vecino. A partir del 2018 la dolarización comenzó a tomar forma como una manera de escapar de los estragos de la hiperinflación. Los migrantes en el exterior comenzaron a enviar remesas a sus familias lo que aliviaba la situación de estos, ello impulsó a los familiares de los grupos de bajos ingresos a incentivar la emigración de los más jóvenes a fin de que remitieran divisas a los que se quedaba en el país. Ello ha llevado la cifra total de refugiados a más de 5 millones y se espera que supere los 6 millones a finales de año-

La pandemia y el confinamiento cambiaron la situación. Un funcionario de ACNUR, entrevistado recientemente en el canal alemán DW, señalaba que la inserción de los emigrantes en las economías vecinas era precaria, pues se trataba fundamentalmente de empleos en la economía informal, incluso de los trabajadores de mayor calificación. Cuando llegó el Coronavirus, que obligó al confinamiento, esta situación eclosionó y muchos se quedaron sin trabajo, lo que obligó a algunos a plantearse el retomo a Venezuela. Sin embargo, según el funcionario de la ACNUR, esta opción fue elegida por una ínfima minoría ya que la gran mayoría estaba consciente de que no tenía nada que buscar en Venezuela, como lo manifestó indignada una joven madre en una entrevista del mismo canal. Se estima que de 1.800.000 venezolanos que residen en Colombia solo 70. 000 se están planteando regresar, lo que representa menos del 5% de os emigrantes. Sin embargo, a pesar del pequeño número, el régimen venezolano los ha rechazado, calificándolos de apátridas y traidores, pues pusieron en evidencia ante la comunidad internacional el colapso económico y la crisis humanitaria creada por la revolución bolivariana.

Si bien una proporción de los emigrantes son profesionales que han significado una contribución a los países que los reciben, muchos constituyen un problema en especial después de la crisis del Covid 19. Ello ha obligado a los países a una colecta de fondos para ayudar a las naciones receptoras de la emigración venezolana. La Unión Europea y España convocaron a una reunión con el propósito de recabar fondos que permitió comprometer casi 2800 millones de dólares en donaciones.

La crisis de los refugiados venezolanos ha puesto en evidencia ante la comunidad internacional el colapso económico y la crisis humanitaria generada por el régimen bolivariano. El socialismo venezolano como marca ha sido desprestigiado, lo que ha contribuido al aislamiento del régimen de Maduro. Los nuevos líderes de la izquierda latinoamericana como el presidente Alberto Fernández de Argentina han marcado distancia con las políticas implementadas por los socialistas venezolanos y niega que el derrotero de su gobierno siga la ruta trazada por estos. En las recientes reuniones de la izquierda latinoamericana, donde Fernández aparece con un liderazgo relevante, los representantes del socialismo a la venezolana brillan por su ausencia.

Profesor UCV

Las reservas petroleras se quedarán en el suelo

​José E. Rodríguez Rojas

En los últimos años los precios del petróleo han disminuido en forma sostenida, lo que ha reducido la rentabilidad del negocio petrolero global, haciendo que los inversores pierdan interés en la actividad y reorienten sus capitales hacia otras alternativas. Los países con elevadas reservas, como Venezuela, corren el riesgo de que tengan que dejar las mismas en el suelo, debido al poco interés de los inversionistas en explotarlas. Ello soporta el planteamiento de Conindustria sobre la necesidad de buscar alternativas a la producción de petróleo.

Durante los últimos años la producción petrolera se desarrolló en un entorno en el cual predominaba la idea de que las reservas se habían agotado, en consecuencia la producción se expandía en función de lo que producían los campos existentes. El temor por el agotamiento del petróleo creó el ambiente para nuevos proyectos y emprendimientos como fue el caso del fracking en los Estados Unidos y nuevos proyectos costas afuera en Noruega y Brasil. Ello impulsó la producción no Opep y posicionó a los Estados Unidos como el principal productor de petróleo a nivel mundial.

En este contexto Arabia Saudita inició una guerra de precios impulsando la producción a fin de provocar la salida de las compañías que laboran bajo el sistema fracking del mercado, sin embargo las inversiones que realizaron dichas compañías lograron sorprendentes incrementos de productividad que permitieron competir exitosamente y superar la guerra de precios planteada por los sauditas. Los precios bajaron a tal nivel que afectaron las finanzas de los árabes los cuales se vieron obligados a abandonar su estrategia y recortar la producción para impulsar los precios.

Los precios se recuperaron pero en abril del 2020 la pandemia y el confinamiento colapsaron la demanda de combustibles iniciando un nuevo episodio que llevó los precios a niveles que hacían poco o nada rentable la actividad petrolera. Ello provocó nuevos recortes que llevaron los precios a niveles cercanos a los 40 dólares el barril en el periodo más reciente.

Todos estos episodios marcaron una tendencia sostenida a la disminución de los precios del crudo de 2015 en adelante lesionado la rentabilidad del negocio petrolero, llevando la misma por debajo de los costos del capital o sea la tasa de interés que cobran los bancos por los créditos concedidos. Ello ha presionado a los inversionistas a alejarse de la actividad petrolera y buscar otras opciones generándose un colapso en la inversión en la actividad petrolera global.

La caída de la rentabilidad afectará a los emprendimientos como los del fracking. Existe un consenso que el crecimiento del fracking americano en la década del 2020 será débil en comparación con el boom previo. Las inversiones, que generaron impresionantes incrementos de productividad en el sistema fracking, han disminuido. Los inversores pueden obtener mejores retornos en otras partes.

El colapso de las inversiones que se inició antes de la pandemia, ha cambiado el panorama del mercado petrolero. La Agencia Internacional de Energía (IEA), un organismo internacional especializado en proyecciones a largo plazo, estima que la inversión en exploración este año caerá a su nivel más bajo desde el año 2005. El banco Golman Sachs espera que la producción de crudo no Opep se estanque en la década del 2020, no debido a la geología sino a la carencia de inversión. Bernstein, una firma de investigación, piensa que la oferta no Opep, la cual aporta el 60 % de la producción global llegará a un pico en el 2025 y luego se mantendrá a nivel del último año.

La caída de la inversión ha agitado el debate sobre el futuro de la producción de crudo. Bernstein examinó las 50 compañías de energía más grandes fuera de la Opep y el caso de la extinta Unión Soviética. En el año 2019 ellos reinvirtieron un promedio de 64% de su flujo de caja operativo. El promedio en el largo plazo fue de 87%. La pandemia ha agudizado el asunto. Los productores han cerrado campos, retardado proyectos y contraído drásticamente la inversión. Se estima que el 15% de los emprendimientos clausurados no se reiniciarán. La IEA estima que la inversión que se traduce en incremento de la oferta será 33% menor este año que en el 2019 y 62% más baja en comparación al elevado nivel que alcanzó en el 2014.

En el contexto descrito, “si el apetito por petróleo disminuye en el futuro debido a los cambios de hábitos, tecnologías limpias, o regulaciones ambientales, los países con vastas reservas (como Venezuela) corren el riesgo de tener que dejar sus reservas debajo del suelo”.

En el hipotético caso que un gobierno de signo contrario al actual desee recuperar la industria petrolera venezolana, actualmente en ruinas, tendrá la dificultad de conseguir inversionistas extranjeros interesados en participar en la reconstrucción de la industria los cuales no abundarán. Ello confirma lo planteado por Conindustria, la recuperación de la industria petrolera será lenta y llena de dificultades. Por ello es necesario priorizar otras actividades que provean las divisas que necesita el país para sustituir las que en el pasado suministraba la actividad petrolera, como la industria, el turismo, el sector agroalimentario.

Referencia:

La mayor parte de este escrito está basado en una síntesis de un artículo publicado recientemente por la revista The Economist: The Economist. 2020.“Investment in oil supply has collapsed, it may no roar back”. Jun 11th 2020.

Profesor UCV

La FAO entrampada en su relación con el régimen venezolano.

​José E. Rodríguez Rojas

La FAO quedó entrampada en una política de permanente reconocimiento de los logros del régimen bolivariano, ponderando las bondades de los programas alimentarios, a pesar de sus carencias; y generando reportes y estadísticas desactualizadas, que son de precaria utilidad para la caracterización y análisis de la crisis alimentaria que atravesamos. Esto se desprende de un documento suscrito recientemente por 54 organizaciones relacionadas con el sector agroalimentario.

Conocí a José Graziano da Silva hace varios años en un congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología Rural celebrado en Quito. Allí me enteré de que era uno de los cuadros profesionales, en el área agroalimentaria, del Partido de los Trabajadores de Lula Da Silva. Posteriormente, en el 2006, ascendió a Subdirector General de la FAO y representante de la organización para América Latina, estando el movimiento bolivariano en su apogeo. Luego fue designado como Director General. Como líder de esta organización comenzó una relación con el régimen chavista que se tradujo en varios reconocimientos al régimen por su lucha contra el hambre. Las últimas fueron en los años 2013 y 2015, siendo Maduro el presidente. Uno de los reconocimientos más notables fue el de otorgarle el nombre del Chávez a uno de los programas contra el hambre de la FAO. Estas distinciones probablemente fueron sugeridas por Lula Da Silva o algunos de los aliados políticos del movimiento bolivariano.

Mientras los precios petroleros se mantuvieron en alza la posición de la FAO reflejaba una realidad, el régimen chavista al igual que el de Lula en Brasil había emprendido un conjunto de programas sociales y alimentarios que aliviaron la situación de los más vulnerables y mejoraron sustantivamente la seguridad alimentaria, entendida como el acceso de la población a los alimentos. Después del año 2014 los precios del petróleo se desplomaron y todo el andamiaje que se había construido sobre los ingresos extraordinarios del crudo colapsó. La inflación se desbordó y los indicadores de pobreza y de la población en inseguridad alimentaria se dispararon. A pesar del desastre social y alimentario que el gobierno de Maduro ha generado, la FAO ha continuado su política de enaltecer los logros del régimen.

Ello se desprende del contenido del documento elaborado por 54 organizaciones gremiales, de investigación y consultoría relacionadas con el sector agroalimentario venezolano, en el cual se señala que la FAO sigue alabando las bondades de los programas alimentarios gubernamentales, a pesar de sus carencias y sigue generando estadísticas desactualizadas que corresponden al periodo de la bonanza petrolera (Tal Cual. 2020). A los burócratas de los organismos internacionales les es difícil elaborar estadísticas o visiones que contradigan las de los gobiernos que los financian, debido a ello la burocracia de la FAO no encontró otra solución que repetir la película de la bonaza petrolera una y otra vez para complacer al régimen que le da de comer y escabullirle el bulto a generar información que permita describir el desastre social y alimentario que atravesamos.

El documento suscrito por las organizaciones señaladas comienza haciendo referencia al “informe sobre los impactos potenciales de la pandemia del Covid 19” sobre la seguridad alimentaria en América Latina, preparado por la FAO a solicitud de la Coordinación Nacional de la Presidencia Pro Tempore de México ante la CELAC; en el cual se señala de forma adecuada la crítica situación alimentaria del país, pero luego celebra la “buena práctica” del sistema de abastecimiento gubernamental comprendido en los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (ClAP). Las organizaciones alertan que destacar los CLAP como una “buena práctica” resulta paradójico pues el propio gobierno de Nicolás Maduro reconoció que hasta un 88 % de la población venezolana presenta problemas para adquirir las cajas o bolsas de comida lo que ha originado protestas por parte de los beneficiarios. El valor nutricional de estas cajas también es un tema a considerar pues contienen productos que ofrecen nutrientes desequilibrados y predominan los carbohidratos y las grasas, además de que los productos alcanzan para que una familia se alimente solo por cinco días. Destacaron también las denuncias en torno a os CLAP y el negocio corrupto que mantendrían los gobiernos de México, Colombia y Argentina con el chavismo a la hora de adquirir los productos (Tal Cual. 2020).

Muchas de las estadísticas de la FAO sobre Venezuela tienen el problema de que están desactualizadas y corresponden al periodo de la bonanza petrolera o son proyecciones de ese periodo y pasan por alto la crisis alimentaria que sobrevino después del año 2014. Es el caso del Global Nutrición Report al cual se refieren las organizaciones mencionada en su documento, el cual descansa sobre cifras que tienen 11 años de retraso. Se trata de proyecciones de revistas científicas, basadas a su vez en modelos de cálculos que utilizan cifras que no son consistentes con la situación actual del país. Las organizaciones señaladas ponen en tela de juicio también el Reporte Mundial de Crisis alimentarias 2020, ya que se basaron únicamente en el reporte de Unicef sobre la situación humanitaria del país, que no recoge información completa sobre el estado alimenticio de los niños más vulnerables sino de los infantes beneficiados por los programas, que es un número muy limitado pues se circunscribe a 100.000 niños, lo cual no es representativo de la situación nutricional de los niños más vulnerables del país (Tal Cual. 2020).

Por otro lado en el documento de las organizaciones mencionadas hacen un exhorto al gobierno y a las organizaciones internacionales a monitorear, sin opacidad, las necesidades de la población. Por lo tanto exigen que se emprendan mayores esfuerzos para comprender, actualizar y difundir la verdadera crisis alimentaria y nutricional que sufre el país (Tal Cual. 2020); ya que como es evidente con la información desactualizada aportada por los reportes y estadísticas de la FAO, es imposible tener una visión razonablemente cercana a lo que sucede actualmente.

Nota: Entre las organizaciones autoras del documento mencionado en el escrito se destacan las dedicadas a la investigación y la consultoría como el CIAAL de la ULA(Mérida), el Cendes de la UCV, la Fundación Bengoa y la Red Agroalimentaria de Venezuela.

Referencia

Tal Cual. 2020. “54 organizaciones exigen más pericia en informes sobre situación alimentaria en Venezuela”. 26 de mayo.

Profesor UCV

Es tiempo de reiniciar las actividades laborales

​José E. Rodríguez Rojas

En líneas generales los países de Europa y Asia están reiniciando sus actividades laborales. En América Latina, Colombia y México han dado pasos en este sentido. En nuestro país Conindustria y Consecomercio han planteado la necesidad de actuar en esta misma línea. Sin embargo el gobierno decidió prolongar la cuarentena, en lo cual parece haber influido la crisis de combustible y probablemente la poca confianza del régimen en sus cifras de contagio, que le hace prever que la pandemia se complicará. Los economistas han sido particularmente críticos con esta decisión la cual condena a los ciudadanos y a las empresas al colapso.

Los países en Europa y Asia están reiniciando sus actividades laborales. Las implicaciones de la cuarentena sobre el desempleo han obligado a estos países a tomar esta decisión a pesar de que las cifras de contagios siguen siendo elevadas. El reinicio de actividades viene acompañado de la continuación de las llamadas medidas de bioseguridad: uso obligatorio de las mascarillas, lavado o desinfección de manos y el distanciamiento social.

En América Latina varios países han dado pasos en el mismo sentido. El gobierno de México anunció que reiniciarán actividades en algunas áreas, entre las cuales destaca la producción de partes de vehículos, que forma parte de una cadena integrada a la producción de vehículos en los Estados Unidos. Colombia también ha comenzado a reiniciar las actividades en la industria manufacturera y en la construcción. En estos últimos países la cuarentena ha hecho estragos en la economía informal incrementando el desempleo y la pobreza, lo cual es un acicate adicional para la flexibilización de la cuarentena debido al elevado peso de la economía informal en sus economías.

En Venezuela la Confederación de Industriales de Venezuela (Conindustria) ha exhortado al gobierno para que, de forma progresiva, inicie el proceso de restitución de la actividad empresarial en el país. El organismo señalo que el “estado de alarma” decretado en el mes de marzo ha acelerado el deterioro que ya venía presentando el sector manufacturero. Señala también que entre los efectos de la cuarentena destaca la paralización casi total de la industria, con la consiguiente pérdida de miles de empleos agravando la situación de hambre y necesidad por la que atraviesa un elevado porcentaje de la población venezolana. En abril el presidente de Consecomercio propuso levantar el confinamiento de forma gradual para que el resto de los sectores económicos se incorporen de manera progresiva.

Los planteamientos de los industriales y comerciantes parecen haber tenido repercusión en el gobierno. El ministro Tareck El Aissami anunció que el gobierno planeaba flexibilizar la cuarentena en algunos sectores considerados no esenciales, lo cual parecía indicar que Venezuela avanzaría en la misma línea de Colombia y México. La posición del ministro chocaba con las de otros relevantes miembros del tren gubernamental quienes habían manifestado que si la cuarentena se levantaba podía haber un repunte de los contagiados por el virus, echando por tierra los esfuerzos que el gobierno había hecho para controlar la pandemia. Al final el gobierno optó por prolongar la cuarentena por 30 días más.

La decisión del gobierno no luce coherente con las bajas cifras de contagio que el mismo gobierno presenta. Así lo afirma el diputado y economista José Guerra quien planteó que la medida no tiene que ver con el coronavirus pues las cifras de contagiados dadas por el gobierno son muy bajas. Señaló además, que la decisión de prolongar la cuarentena tiene que ver con la crisis de combustible, pues la economía se encuentra paralizada por la restricción impuesta por ésta.

Una razón adicional que debe ser considerada, además de la señalada por Guerra, es la poca confianza que el gobierno tiene en sus cifras de contagiados. El régimen parece estar consciente que las cifras de contagio son superiores y que el problema puede agravarse, como lo ha indicado la Academia de Ciencias Físicas Matemáticas y Naturales. La Academia ha señalado que en las cifras oficiales hay un subregistro que oscila entre 63 y 95% y que las cifras de contagiados se elevarán en las próximas semanas.

Los economistas han sido particularmente críticos con la decisión de alargar la cuarentena, por sus implicaciones sobre las empresas. Asdrubal Oliveros de Ecoanalítica señaló que “esto es tan grave como la pandemia”. Señaló Oliveros adicionalmente que “mantener paralizada la economía en medio de la peor depresión económica de nuestra historia y sin un Estado capaz de ofrecer algún estimulo, condena a los ciudadanos y a las empresas al colapso. La cuarentena debe empezar a levantarse”.

Profesor UCV

El ingreso petrolero en mínimos históricos.

​José E. Rodríguez Rojas

Los elementos determinantes del ingreso petrolero tienen plomo en el ala. La producción continuará disminuyendo. La demanda de petróleo global ha colapsado, lo que unido a las sanciones han presionado a la baja el precio de la cesta de crudo venezolana; el cual se ubica actualmente por debajo del costo de producción, por lo que la producción de petróleo es económicamente inviable. El ingreso petrolero tocará mínimos históricos agravando la crisis.

La cuarentena decretada por la mayoría de los gobiernos ha obligado a la población a guarecerse en sus madrigueras, así como al cierre de numerosas empresas. Ello ha provocado un colapso de la demanda de petróleo a nivel global que la Agencia Internacional de Energía (AIE) estima en 9%. La demanda de crudo se desplomará en 9 millones de barriles diarios. Ante esta caída los principales productores de petróleo OPEP y no OPEP acordaron un recorte de la producción de 10 millones de barriles diarios durante los próximos dos meses. Sin embargo este recorte resulta insuficiente, según la AIE, pues a pesar del mismo los inventarios globales seguirán acumulando un excedente de 12 millones de barriles diarios en la mitad del 2020. Este excedente está poniendo a prueba la logística de la industria petrolera global pues no hay donde almacenarlos. (Cinco Días. 2020).

La situación excedentaria creada por el coronavirus ha hecho que los precios colapsen. El precio del petróleo Brent del Mar del Norte, que es uno de los marcadores de la industria, se desplomó para luego recuperarse, después del acuerdo de los grandes productores; pero a pesar de la recuperación el Brent ha perdido dos tercios de su valor en lo que va del año. El otro petróleo marcador el West Texas Intermediate (WTI) se recuperó después de haber rozado el terreno negativo y se ubica en 15 dólares en el periodo reciente (El País. 2020). La perspectiva en los próximos meses es que los precios permanecerán deprimidos pues el recorte de producción señalado no permitirá drenar el excedente de petróleo existente en el mercado.

El presidente Trump ha prometido acudir en ayuda de la alicaída industria petrolera, por sus implicaciones sobre la producción de crudo en los Estados Unidos. Una salida probable es que la administración Trump y otros gobiernos acuerden comprar petróleo para incrementar sus reservas de crudo, lo cual podría disminuir el excedente de crudo y aliviar la presión sobre los precios. Sin embargo en la actual coyuntura los países petroleros verán su situación fiscal agravada. Los grandes productores como Rusia y Arabia Saudita verán sus ingresos petroleros disminuir y deberán hacer ajustes ante la nueva situación. Estos productores han mantenido su capacidad de producción y luchan por mantener sus cuotas de mercado en los grandes mercados como China.

Venezuela ha confiado en la intervención de la OPEP en el mercado para recuperar los precios y ha descuidado la inversión en la industria, lo cual ha provocado un colapso en la producción que la ha llevado a convertirse un actor marginal en el mercado petrolero. Al inicio del régimen chavista la capacidad de producción se ubicaba en 4 millones de barriles diarios; las informaciones más recientes indican que la producción actual se ubica en 500.000 barriles diarios lo que representa 12% de la capacidad de producción previa al régimen, un desplome cercano al 90% de dicha capacidad.

Los dos elementos que inciden en el ingreso petrolero de Venezuela en el año 2020 tienen plomo en el ala. En los próximos meses la debacle de la producción se agravará, pues la mitad de ésta es generada por las asociaciones de PDVSA con compañías extranjeras, bajo la figura de empresas mixtas. Algunas de estas empresas ya han comenzado a reducir su producción y están en el proceso de retirarse del mercado venezolano. La estadounidense Chevron no recibió la renovación de su licencia para seguir operando en el mercado venezolano, al igual que otras compañías que prestaban servicios, por ello de aquí a diciembre harán sus maletas. La española Repsol hará lo mismo para no ser objeto de las sanciones del gobierno de Trump [Bloomberg.2020(b)]

El segundo elemento que incide en el ingreso petrolero, el precio, se mantiene en niveles muy bajos presionado por la situación excedentaria del mercado y las sanciones del gobierno de los Estados Unidos. El precio de la cesta de crudo venezolana, después de rozar terreno negativo, se recuperó y actualmente se ubica por debajo de los 10 dólares el barril. Estos niveles de precios se ubican muy por debajo de los costos de producción según el economista Luis Oliveros B., agregando que este año el gobierno tendrá el ingreso fiscal más bajo de nuestra historia, si es que se logra obtener algún ingreso en divisas (Oliveros. 2020). Según el economista José Guerra se requiere un precio mínimo de 22 dólares, por debajo de este nivel de precios la producción de petróleo no es viable. Según Guerra si se mantienen los actuales bajos niveles de precios el país es inviable financieramente y debe replantearse si se sigue con el petróleo (Noticiero Digital. 2020). Ante esta situación, según el portal de negocios Bloomberg, el gobierno venezolano esté considerando cerrar pozos petroleros [Bloomberg. 2020(c)].

La situación global puede mejorar en el mediano y largo plazo si el gobierno de Trump y otros gobiernos deciden intervenir, sin embargo es difícil que el precio del crudo venezolano repunte significativamente, pues tiene una tasa de descuento de 20 dólares por debajo del precio internacional, ya que los compradores del crudo venezolano temen ser objeto de las sanciones de la administración Trump [Bloomberg. 2020(a)]. Un reflejo de las dificultades de colocación del crudo local es que actualmente Venezuela tiene cerca de 30 millones de barriles de petróleo almacenados que no tienen compradores [Bloomberg. 2020(c)].

La reducción del ingresos petrolero a mínimos históricos complicará la crisis económica pues el gobierno carecerá de las divisas para importar alimentos para los sectores más vulnerables de la población, como lo ha hecho en años previos, lo cual agudizaría aún más la crisis alimentaria y la tensión política. Por otro lado tampoco podrá importar gasolina para el parque automotor atizando la crisis de transporte. Ante estas restricciones será tentado a instrumentar políticas populistas como la emisión de dinero sin respaldo incrementando la inflación que se venía reduciendo.

Referencias

Bloomberg. 2020 (a). Maduro says oil Price crash is a “brutal blow” to Venezuela. 12 de marzo.

Bloomberg. 2020 (b). Chevron effectively barred from producing oil in Venezuela. 21 de abril.

Bloomberg. 2020 (c). Why one of the world’ s largest oil suppliers might be shutting wells. 25 de marzo.

Cinco Dias. 2020. La AIE advierte de que hay demasiado petróleo incluso para almacenarlo. 15 de abril.

El País. 2020. El petróleo Brent se recupera tras registrar mínimos de 1999. 22 de abril.

Noticiero Digital. 2020. Venezuela puede quedar inviable financieramente, advierte José Guerra. 21 de abril.

Oliveros B., Luis. 2020. Venezuela y sus tres crisis. El Nacional, 24 de abril.

Profesor UCV

La vida continúa

​José E. Rodríguez Rojas

Cuando examinamos la situación en China y en Europa podemos concluir que la vida continúa y que en muchos sitios la pandemia está siendo contenida y se están dando los primeros pasos para regresar a la normalidad. China es un actor global y el confinamiento generalizado es insostenible por sus consecuencias sobre las empresas. En España el confinamiento ha revelado ser socialmente costoso por sus repercusiones sobre el desempleo, por lo que el gobierno ha decidido convocar al reinicio de las actividades laborales en algunas áreas. En los países del norte de Europa se está llamando a clases a niños, que son los más resistentes al virus. Epidemiólogos alemanes lo aconsejan en el marco de una estrategia de inmunización de la población.

En los diversos noticieros internacionales se ha hecho evidente que en China, donde se originó la pandemia, la situación ha mejorado. El confinamiento ha culminado en la provincia de Wuhan, la más afectada, así como la prohibición de viajar de dicha provincia a otras regiones. Las fábricas de las transnacionales están retornando a su antiguo ritmo de trabajo; la empresa donde se ensamblan las tabletas de Apple funciona a ritmo normal. En otras, los gerentes están tomando medidas para evitar que se repitan nuevos contagios, pero el ritmo de producción está retornando a su normalidad. Las personas están evitando tomar el transporte público y usan sus vehículos, por lo que la congestión del tráfico ha retornado quizás con más fuerza. China no es cualquier país, es la nación hospedera de innumerables transnacionales que no se pueden dar el lujo de mantenerse paralizadas por un largo tiempo. Alberga a una población de cerca de 1.300 millones de personas a las cuales hay que darles empleo. Alimentar a dicha población es también una tarea demandante.

En Europa algunos países están dando los primeros pasos para retornar a la normalidad. En España, si bien el gobierno mantiene el Estado de Alarma, han decidido convocar a reiniciar labores en algunas de las actividades no esenciales como la industria y la construcción. Según reporta la prensa española, se ha considerado reiniciar estas actividades pues las cifras de contagio se han reducido. Además, mantener paralizadas las actividades no esenciales como la industria y la construcción es muy costoso socialmente por sus repercusiones sobre el empleo.

En el marco del Estado de Alarma el gobierno español decidió mantener cerrados todavía los bares, la hotelería y todo lo relacionado con el turismo. Las personas que no tienen que ver con la industria y la construcción deben mantener el confinamiento. A la industria y la construcción se unen una relativamente larga lista de actividades que incluyen clínicas veterinarias, ópticas y productos ortopédicos, productos de higiene, prensa y papelería, combustible para la automoción, estancos, equipos tecnológicos y de telecomunicaciones, alimentos para mascotas, comercio por internet. El gobierno plantea que las empresas que puedan recurrir al teletrabajo lo hagan. Adicionalmente recomiendan implementar turnos o entradas y salidas escalonadas para que la gente no coincida o se aglomere. Se sugiere el uso de mascarillas aunque no es obligatorio. Paralelamente a ello se mantiene la lucha contra el virus aplicando los tests a la población, ubicando a los contagiados y aislándolos para evitar la difusión del Covid19, adicionalmente a ello se focaliza la lucha en la protección a los ancianos.

El gobierno socialista de Pedro Sánchez es un buen ejemplo de lo complejo de las decisiones que enfrentan los gobiernos en la actualidad, por un lado deben lidiar con los elevados niveles de contagio y mortalidad que ha provocado el virus y por otro con las presiones de los que han perdido su trabajo o han visto quebrar sus empresas. Por ello ha decidido actuar en los dos frentes manteniendo la lucha contra el flagelo por un lado y llamando al reinicio de las actividades laborales en algunas áreas, por otro.

Según la BBC y otros noticieros europeos, como el canal alemán en español DW, en los países del norte de Europa, como Dinamarca se están dando pasos que van más allá de los dados por España, pues se está convocando a los chamos a clase. La primera ministro danesa anunció que se proponen abrir guarderías y escuelas para niños hasta quinto grado a partir del 15 de abril como parte de un plan de reapertura controlada y prudente. Las medidas incluyen también la posibilidad de que los empleados en el sector privado puedan ir al trabajo. Otros países vecinos están tomando las mismas acciones. Ello está presionando a Alemania, cuyos dirigentes están discutiendo si siguen el mismo camino de sus vecinos del norte. Algunos epidemiólogos alemanes consideran que es conveniente reiniciar las clases de primaria y secundaria pues allí se ubica una población que es resistente al virus y podría contribuir a incrementar la inmunidad de la población contra este flagelo.

Los países como China y Alemania son actores globales por su rol como exportadores, por lo cual el confinamiento generalizado de los trabajadores es una medida insostenible por sus repercusiones sobre las empresas y su posición global. Además deben considerar la repercusión que ello tiene sobre el desempleo interno. Por ello es necesario pasar la página lo más rápido posible al tema del coronavirus y dar los pasos para un retorno a la normalidad. En este contexto se entienden el planteamiento del presidente Iván Duque de Colombia: la cuarentena generalizada no es sostenible por largo tiempo, y en algún momento hay que decidir convivir con el virus y diseñar una estrategia para ello.

Profesor UCV

La cuarentena es de limitada eficacia en el combate del Covid19

​José E. Rodríguez Rojas

La eficacia de la cuarentena para combatir el Covid19 en los países de América Latina es limitada. Una considerable parte de la población trabaja en la economía informal y no tiene la opción de detener su actividad y quedarse en casa. Debido a ello, la cuarentena es una medida con un incumplimiento elevado, en especial en las barriadas populares. Es además insostenible en el corto plazo. En nuestro país se requiere de medidas adicionales como la aplicación de los tests en forma masiva, como lo aconseja la OMS. Sin embargo, el gobierno venezolano no contempla la implementación de los tests como una tarea inmediata. Aparentemente considera que la instrumentación de la cuarentena ha sido un éxito y no cree necesario medidas adicionales.

En el caso de México 30 millones de personas se dedican al comercio informal, señala un artículo sobre el tema publicado en el diario El País de España, la misma fuente señala que el comercio informal representa el 56% de la economía según el Instituto Nacional de Estadística de este país. Está integrado por personas que trabajan por cuenta propia a través de negocios de comida, venta ambulante o prestación de servicios, La mayoría de estas personas viven al día con lo que ganan y no tienen acceso al servicio de salud pública. Su actividad genera el 22% del Producto Interno Bruto del país de los mariachis. La economía informal ha adquirido una especial importancia con la crisis que atraviesa México en estos momentos, por el descenso del precio del petróleo y el freno a la manufactura, pues la informalidad actúa como un amortiguador de la crisis. Debido a la caída de las ventas por la cuarentena la actividad de los informales ha sido afectada, por lo que el gobierno ha aprobado un millón de microcréditos para estos pequeños negocios. Quedarse en casa por la cuarentena no es una opción para estos trabajadores y así lo afirma una vendedora de frutas en una entrevista citada en el artículo mencionado : “no podemos estar en cuarentena, sino podemos trabajar en esto tendremos que buscarlo por otro lado” [El País (a)]. Esto probablemente explique la resistencia del presidente López Obrador a implementar una cuarentena de forma compulsiva.

En Venezuela se presenta una situación similar a la de México, un reportaje del mismo diario estima que más del 60% de los venezolanos dependen de la economía informal la cual se ha visto afectada por la cuarentena que ha reducido sus ingresos. No pueden parar pues viven al día de ingreso que le genera esta actividad. Debido a ello el incumplimiento de la cuarentena en las zonas populares es muy alto. En la prensa nacional e internacional se reporta como en las barriadas populares de Catia y Petare, las áreas tradicionalmente dedicadas al comercio informal siguen repletas de comerciantes y de clientes, a pesar de la cuarentena. El reportaje citado señala el caso de “un policía con un megáfono en la redoma de Petare enfrentando la indiferencia de un mar de personas a las que le pedía volver a sus casas por la salud de todos”. La policía ha intentado desalojar a los comerciantes informales que vendían productos en la barriada de Catia, pero ello derivó en protestas de los afectados [El País (b)].

La cuarentena tiene fecha de expiración para los que laboran en la informalidad. En el reportaje mencionado se cita el caso de un mototaxista con capacidad de ahorro que logró acopiar una cierta cantidad de provisiones a fin de acogerse a la cuarentena, pero el trabajador señaló que ello le alcanza hasta el 13 de abril cuando termina la cuarentena, luego tiene que trabajar [El País (b)]. Ello parece ser una situación generalizada pues el presidente de Colombia Iván Duque señaló, en días pasados, que la cuarentena no puede prolongarse más allá del 13 de abril y que hay que aprender a convivir con el virus.

Ante esta situación se ha planteado, en Venezuela, la necesidad de instrumentar ayudas a las familias que dependen de la economía informal y a las más necesitadas, pero lo que se ha aprobado es un bono de 350. 000 bolívares que en la actualidad no alcanza para comprar un kilo de carne.

Incluso en los países más desarrollados la cuarentena está llegando a un límite, en Italia después de tres semanas de cuarentena las familias más pobres están al límite. Muchos negocios han cerrados y el desempleo se ha incrementado. Hay personas que se niegan a pagar en los supermercados y se perciben amenazas de saqueos y disturbios según un reportaje reciente del canal alemán en español DW.

Son necesarias medidas más focalizadas para incrementar la eficacia de la lucha contra el Covid 19. La organización mundial de la Salud ha aconsejado la realización de tests masivos para localizar a los contagiados, ponerlos en tratamientos y aislarlos. Según un reportaje de la BBC, la aplicación temprana de esta estrategia en Alemania es uno de los factores que explica el bajo índice de mortalidad por coronavirus en este país, frente a los casos de España e Italia. Esta estrategia enfrenta dificultades para su implementación por la limitada disponibilidad de máquinas utilizadas para estas pruebas, según el gobierno de Colombia. En Venezuela esa no parece ser la limitación pues Nicolás Maduro manifestó su disposición de regalarle algunas máquinas a Colombia, en solidaridad con el hermano país. Sin embargo señaló también que existen planes del gobierno para una aplicación masiva de los tests a la población, pero que ello se realizará en dos o tres meses. Aparentemente el gobierno considera que la instrumentación de la cuarentena ha sido un éxito y no cree necesario medidas adicionales.

Referencias:

El Pais. 2020 (a). “Sin ahorros ni provisiones: Venezuela en cuarentena”. El País 31 de marzo.

El Pais. 2020 (b). “O nos morimos del coronavirus o nos morimos de hambre, habrá que elegir una”. El Pais, 20 de marzo.

Profesor UCV

Una visión sesgada de la seguridad alimentaria

​José E. Rodríguez Rojas

Una misión del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU visitó el país en el año 2019 y llevó a cabo una evaluación sesgada de la seguridad alimentaria que subestimó el problema. El informe de la misión va a contracorriente de las evidencias presentadas por estudios conducidos por las universidades y otras fuentes. En segundo lugar no es congruente con sus propios hallazgos que coinciden con los de la Encovi 2017. Finalmente la misión plantea que la mayoría de los venezolanos desarrolla una estrategia alimentaria que les permite compensar las carencias generadas por el colapso en su capacidad de compra y satisfacer sus requerimientos nutricionales. Este planteamiento no es coherente con la realidad y las estimaciones de los especialistas que revelan que la ingesta tanto calórica como proteica se ubica abiertamente por debajo de los requerimientos mínimos, generando una sustantiva pérdida de peso en la mayoría de la población.

Durante el periodo previo al régimen chavista se consolidó una fuerte relación entre la seguridad alimentaria como acceso y el componente externo del abastecimiento. Las políticas del régimen chavista durante los años 1999-2014, potenciaron esta relación. La aguda caída de los ingresos petroleros después del año 2014, ocasionaron el colapso de las importaciones y generaron una crisis de acceso alimentario, debido a la cual el 80% de la población cayó en situación de inseguridad alimentaria. En el año 2019 la crisis de acceso se mantiene con todas sus implicaciones. La dolarización mejora la capacidad de compra de parte de la población, pero no altera sustantivamente la situación de inseguridad alimentaria que enfrenta la gran mayoría de la población (Rodríguez Rojas, José E. 2020).

De tal modo que cuando la misión del PMA de la ONU realiza su sondeo, en el año 2019, todas las fuentes indican que la crisis de acceso se mantiene y continúa el escenario descrito por la Encovi en el año 2017. Sin embargo la misión concluye que la inseguridad alimentaria involucra solamente a la tercera parte de la población (AP.2020) En consecuencia el informe va a contracorriente de las evidencias presentadas por fuentes confiables como Encovi 2017, el estudio conducido por las universidades, que señala que el 80% de la población ha caído en situación de inseguridad alimentaria.

Adicionalmente a lo señalado, el informe no es coherente con los hallazgos que realizó la misión del PMA. Según estos el “74% de las familias han implementado estrategias alimentarias para hacer frente al problema, como la reducción en la variedad y calidad de la comida que consumen”; en la misma línea de pensamiento el informe señala que “el 60% de las familias reportaron haber reducido sus porciones” reforzando la idea de que la gran mayoría de las familias han reducido la cantidad y calidad de la dieta. Adicionalmente a ello el informe menciona que “siete de cada 10 personas reportaron que siempre es posible localizarlos (los alimentos que requieren), pero indicaron que es complicado adquirirlos debido a los altos precio” (AP.2020). En otras palabras el 70% de las personas manifestaron que tienen dificultades para adquirir los alimentos que requieren debido a los elevados precios, lo que indica claramente que la gran mayoría de las familias tienen su seguridad alimentaria comprometida. Estas evidencias coinciden con las mostradas por la Encovi; en consecuencia afirmar que la inseguridad alimentaria afecta solo a una minoría de la población no es coherente con la realidad, ni con los hallazgos que reporta el informe de la propia misión.

La misión del PMA la ONU define la inseguridad alimentaria como la incapacidad de una persona para obtener sus requerimientos dietéticos básicos. En este contexto plantea, como resultado de su estudio, que la población venezolana ha desarrollado estrategias alimentarias para compensar las carencias que sufre; como consecuencia de esas estrategias la gran mayoría ha logrado satisfacer sus requerimientos nutricionales y solo una minoría cayó en situación de inseguridad alimentaria (AP. 2020). Este planteamiento no tiene base en la realidad pues las estimaciones de los especialistas indican que la reducción en la cantidad y calidad de las porciones, así como la disminución del número de comidas diarias ha provocado una reducción de la ingesta, la cual se ubica lejos de los requerimientos mínimos. En el caso de las calorías la insuficiencia calórica se ha estimado en 75% es decir la ingesta se ubica en promedio 25 puntos por debajo de los requerimientos mínimos (Gutiérrez, A. 2019). Esto revela que en el caso de los sectores de bajos ingresos la insuficiencia es mayor y debe ubicarse 35 puntos por debajo de los requerimientos mínimos. Adicionalmente a ello Encovi encontró que el déficit calórico y protético condijo a una pérdida del peso en 64,3% de la población estimada en 11,4 Kgs.

Referencias:

AP. 2020. ONU. 1 de cada 3 venezolanos enfrenta condiciones de hambre. Febrero, 24.

Gutiérrez, A. 2019. El sistema alimentario venezolano en tiempos del chavismo. (disponible en: www. saber.ula.ve)

Rodríguez Rojas, José E.2020. La seguridad alimentaria en la coyuntura actual. Dígalo Ahí. número 2, marzo 7.

Profesor UCV

La seguridad alimentaria en la coyuntura actual

​José E. Rodríguez Rojas

Durante el periodo previo al régimen chavista se consolidó una fuerte relación entre la seguridad alimentaria como acceso y el componente externo del abastecimiento. Las políticas del régimen chavista durante los años 1999-2014, potenciaron esta relación. La aguda caída de los ingresos petroleros después del año 2014 ocasionó el colapso de las importaciones y generaron una crisis de acceso alimentario, debido a la cual el 80% de la población cayó en situación de inseguridad alimentaria. Ello va a contracorriente de las afirmaciones de una misión del programa de alimentos de la ONU que señala que solamente una minoría de la población se encuentra en inseguridad alimentaria.

Una misión del Programa de Alimentos de la ONU estuvo en el país para evaluar la situación alimentaria y concluyó que solo un tercio de la población se encontraba en situación de inseguridad alimentaria, en otras palabras 9,6 millones de personas (Noticiero Digital.2020). La visita de la misión de la ONU tuvo un efecto positivo al colocar sobre la mesa el tema de las carencias alimentarias que sufre una importante parte de la población venezolana, lo cual ha sido ampliamente difundido por la prensa nacional e internacional y ha sido tema de artículos de opinión y declaraciones de políticos de la oposición. Sin embargo, como veremos en este escrito la misión subestima el problema de la inseguridad alimentaria al señalar que solo una minoría de la población lo sufre.

La seguridad alimentaria es un concepto polifacético, en algunos momentos se le asimilaba al abastecimiento interno, en particular a la producción agrícola y a todo lo relacionado con ésta, como la disponibilidad de insumos, precios, factores climáticos etc. De las diversas facetas del fenómeno la que se enfatiza actualmente es la propuesta por la FAO. En dicha perspectiva se hace hincapié en el acceso de la población a los alimentos, lo cual depende de la capacidad de compra de ésta y es influida a su vez por el ingreso de los consumidores y el precio de los alimentos. En esta visión la inflación, como la que padecemos, es un factor determinante de la seguridad alimentaria, pues tiende a deteriorar la capacidad de compra de los consumidores, ocasionando que parte de éstos queden en situación de inseguridad alimentaria, es decir que no tienen la capacidad de compra para adquirir los alimentos que requieren.

A lo largo de la historia reciente del sistema alimentario venezolano se ha establecido una estrecha relación entre el acceso o seguridad alimentaria y el componente externo del abastecimiento. La condición petrolera de la economía y la relativa abundancia de divisas que ello implicaba, posibilitó una política de subsidio cambiario a través de la concesión de dólares preferencia a los sectores importadores, que convirtió a estos en elementos claves del Sistema Alimentario Venezolano (SAV). Ello se tradujo en que durante el periodo previo al régimen chavista (1973-1998) entre 40 y 45% de las calorías consumidas fueran de origen importado. Las políticas del chavismo durante los años de 1999 a 2014 potenciaron esta situación, gracias al boom de los ingresos petroleros y al endeudamiento externo. Esto permitió prolongar el subsidio cambiario a través de la asignación de dólares preferenciales a los sectores importadores y a la importación de alimentos que abastecía los programas de asistencia alimentaria, como Mercal. Los sectores importadores vivieron un periodo estelar. La dependencia del aprovisionamiento externo tomo nuevos bríos al incrementarse las importaciones agroalimentarias por seis. Los alimentos con elevado componente externo acentuaron su rol como elementos claves de la dieta del venezolano [Rodríguez Rojas, José E. (a)]). Debido al esfuerzo distributivo el acceso alimentario mejoró reflejándose en una disminución de los niveles de pobreza según la CEPAL. La mejora en el acceso no se debió a un incremento en el abastecimiento de origen interno sino al elevado crecimiento de las importaciones. La estrecha relación entre el acceso o seguridad alimentaria y el componente externo se fortaleció durante estos años.

Después del año 2014 descienden pronunciadamente los ingresos petroleros; todo el tinglado que se había montado en los años previos, basado en subsidios, que fueron posibles gracias a los ingresos extraordinarios del petróleo, colapsa. La inflación se desborda. Se produce una abrupta caída en la capacidad de compra de los venezolanos que genera una crisis de acceso la cual se refleja en el pronunciado descenso del consumo y la elevación de la pobreza; ésta se incrementa por encima del 80% según la Encovi del 2017; estudio conducido por las principales universidades del país, que se orienta a estimar los niveles de pobreza e incluye también los aspectos relacionados con la seguridad alimentaria ([Rodríguez Rojas, José E. (b)]. De acuerdo con la Encovi, en su edición del 2017, 80% de la población ha caído en situación de inseguridad alimentaria, lo que significa que han tenido dificultades para adquirir los alimentos que requieren. La gran mayoría de los entrevistados manifestaron acostarse con hambre, otros recortaron sus porciones y el número de comidas, todo ello como un reflejo de las dificultades que tuvieron para adquirir los alimentos que requerían. Debido a ello la Encovi reporta, al igual que la misión de la ONU, que la dieta se ha deteriorado en cantidad y calidad. La harina de maíz enriquecida ha disminuido su aporte, así como también se ha reducido el consumo de carnes, lácteos, hortalizas y frutas lo cual ha contraído el aporte de proteínas de alto valor biológico y el aporte de minerales y vitaminas claves. Ello se ha reflejado en una pronunciada contracción del consumo proteico y calórico, éste último representó, en el año 2018, un 49,4% de la ingesta calórica del año 2011 [Gutiérrez, A.,2019, Rodríguez Rojas, José E.(c)]. Ha derivado también en una pérdida del peso en 64,3% de la población estimada en 11,4 Kgs.

En el año 2019, diversas fuentes sostienen que continuó la contracción de la economía y del consumo de alimentos. El grueso de la población carecía de la capacidad de compra para cubrir la canasta alimentaria estimada en 300 dólares por el Cendas, un organismo de la Federación Venezolana de Maestros (Tal Cual. 2019). Ello incluye a los empleados públicos, docentes y trabajadores de la salud. El salario básico de un profesor universitario con categoría de titular rondaba los 20 dólares al mes lo que equivalía a menos de un 10% de la canasta alimentaria.

Referencias:

Gutiérrez, A. 2019. El sistema alimentario venezolano en tiempos del chavismo. (disponible en: www. saber.ula.ve)

Noticiero Digital. 2020. 1 de 3 venezolanos enfrenta dificultades para alimentar a su familia. 24 de febrero.

Rodríguez Rojas, José E. s.f. (a) La dependencia alimentaria de Venezuela y sus implicaciones en la política agroalimentaria. Dígalo Ahí.

Rodríguez Rojas, José E. s.f. (b)El empobrecimiento de la sociedad venezolana. Dígalo Ahí.

Rodríguez Rojas José E..(c) El deterioro de la situación alimentaria. Dígalo Ahí.

Tal Cual. 2019. Cendas. Venezolanos necesitan 600 dólares mensuales para cubrir necesidades básicas. 13 de noviembre.

Perspectivas económicas 2020

​José E. Rodríguez Rojas

El tamaño de la economía se contraerá aunque en forma más moderada que en el año 2019. Se prevé una desaceleración de la inflación, aunque se mantendrá en la fase de hiperinflación. Los ajustes en la tasa de cambio entre el dólar y el bolívar serán más moderados, continuando la apreciación cambiaria que abarata los productos importados en detrimento de la producción nacional. Se espera que el valor del dólar supere el millón de bolívares en diciembre de este año. La economía subterránea se fortalecerá incentivando la reactivación de algunas actividades económicas, en particular en la esfera comercial, y la lealtad de los militares al régimen. Se prolongará el fraccionamiento de la economía y del territorio que se ha venido dando hasta el presente, incentivando la migración interna hacia la capital.

Según Asdrúbal Oliveros de la firma Ecoanalítica se prevé una contracción del tamaño de la economía en general que continuará reduciéndose, estimándose una contracción del 10%, menor a la del 2019 que fue del 39%, lo cual suma seis años en declive. Los señalamientos de Oliveros coinciden con los del Fondo Monetario Internacional que estima una cifra similar. Esta contracción se traducirá en cierres de empresas y mayor desempleo.

Al lado de la contracción se perfila una prolongación del ciclo hiperinflacionario aunque entrando en un proceso de desaceleración. La inflación se estima en 3.857% por debajo del 18.000% del 2019. Ello es consecuencia de la contracción del gasto público, del crédito bancario y la intervención del Banco Central de Venezuela a través de la venta de euros. El costo de esta política se tradujo en una reducción del PIB de 39% en el año 2019.

Se prolongará la danza de inflación y devaluación con ajustes en el tipo de cambio por debajo de la tasa de inflación. En el contexto de la elevada hiperinflación el ajuste del tipo de cambio ha sido menor a la tasa de inflación, durante al año 2019, lo que ha ocasionado una apreciación del mismo que hace más barato importar; lo que continuará en el 2020, desincentivado la producción interna. Esta apreciación se moderará en el 2020 aunque no desparecerá. La danza de hiperinflación y y devaluación continuará, por lo que es de esperar ajustes en el tipo de cambio que llevarán al dólar a superar el millón de bolívares en diciembre del 2020.

A lo largo del año 2019 se ha estado desarrollando una economía ilícita que integra tráfico ilegal de oro, narcotráfico y lavado de dinero. Según un trabajo conjunto de Econométrica y Transparencia Internacional la economía paralela ilícita es de 15 mil millones de dólares la cual es controlada por los militares. Esta economía subterránea o ilícita cobrará mayor fuerza en el 2020. Ya representa (a finales del 2019) más de un tercio de la economía total. Según Luis Vicente León de Datanalisis y Asdrúbal Oliveros ello representa un incentivo para que los militares permanezcan al lado del régimen de Maduro, el cual les garantiza que sus negocios continuarán viento en popa.

Los dividendos provenientes de la economía subterránea o ilícita no pueden ser depositados en cuentas en el exterior o invertidos en bienes inmuebles en Florida o España, por las sanciones internacionales que pesan contra el régimen y sus funcionarios. Como consecuencia de ello deben ser invertidos y lavados en el país, lo que es uno de los factores que está detrás de la proliferación de bodegones y negocios de delicateses que han proliferado en el periodo reciente y alimenta adicionalmente el proceso de dolarización que se ha producido. Ello, aunado al proceso de liberalización de la economía que se ha dado ha alentado la reactivación económica que se concentra en la región central del país, en especial en la ciudad capital.

Ha habido un desmantelamiento brutal del Estado que no está en capacidad de proveer bienes y servicios. Ello se refleja en la crisis de servicio públicos que se mantiene, en particular en el interior del país como sucede en el Zulia y otros estados como Mérida y Táchira. El gobierno hace lo imposible por regularizar los servicios en Caracas, en particular el de la luz eléctrica, por razones político electorales. Ello ha contribuido a generar un fraccionamiento del territorio en regiones menos agobiadas por la crisis de servicios y que son beneficiarias del proceso de reactivación y otras agobiadas por las carencias de agua y electricidad como el estado Zulia, Mérida y otros estados del interior. Este fraccionamiento del territorio y de la economía se prolongará en el año 2020 incentivado la migración interna hacia la capital.

Nota: este escrito sintetiza, en su mayor parte, los planteamientos de Luis Vicente León de Datanalisis y Asdrúbal Oliveros de la firma Ecoanalítica, realizados en el evento “Perspectivas 2020” promovido por el Centro de Estudiantes de Economía de la Universidad Católica Andrés Bello a finales del año 2019.

Profesor UCV