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José Machillanda

La guerra

José Machillanda

La guerra termina cuando cumple su finalidad, siendo el Estado el gran y único actor que decide acabar con el enemigo e imponer, a cualquier precio, la paz. La guerra es un momento de valoración, examen y visión del liderazgo político y su responsabilidad única, crítica y prospectiva como clase política dirigente de dirigir la guerra. La guerra se convierte en el examen máximo y extremo de la clase política, habida cuenta la administración y conducción de ese evento supremo. La guerra es violencia real y máxima, se expresa con el combate, combate que obedece y apunta a la reconstrucción total.

La guerra como prueba máxima de la clase dirigente del Estado requiere -en extremo- un componente armado comandado por una masa profesional específica, consecuencia de un proceso de selección, entrenamiento y formación operacional, además de ética máxima, dada su responsabilidad como combatiente en la acción militar o batalla. La guerra tiene una definición trinitaria, que relaciona en extremo la política, el Estado y su misión: acabar con el enemigo. La guerra puesta frente al peligro, la lucha se convierte en un juego y la resolución, exige valentía por todas las consideraciones previas. Quizás la guerra en Venezuela en el siglo XXI como realidad creciente e increíble, nos recuerda un héroe venezolano: Neomar Lander cuando lleno de coraje fue capaz de citar lo siguiente: la lucha de pocos, vale por el futuro de muchos.

La guerra como opuesta al peligro exige valentía y, por ello el ciudadano venezolano, sobre todo durante los últimos 20 años ha participado en medio de un peligro instrumentado por un régimen militarista socialista que distante de ser un gobierno propio de una democracia “ha generado peligro al interior de la sociedad, y nunca ha asumido su responsabilidad de la seguridad”. La guerra en Venezuela, muestra grupos cercanos al régimen accionando haciendo las veces de enemigo, trastocando la política como voluntad inteligente que se atreve a activar la violencia sometida a la voluntad inteligente y sobre todo a la Constitución y a la moral ciudadana.

La guerra en Venezuela como momento de valoración, pareciera un momento de búsqueda para promover impulsos que conduzcan a un cambio, pero ese cambio a nueva sociedad tiene dificultades en la ejecutoria de los poderes de la sociedad venezolana. Por lo tanto, lo que se verifica en la Venezuela república es la “búsqueda de un posible equilibrio”, entre una mayoría amante de la libertad y grupos operando según la verticalidad, con lo cual la búsqueda del cambio tiene serias dificultades sobre los miembros de la sociedad toda, y se amplía la posibilidad del desequilibrio.

Desequilibrio en la aplicación del poder, lo cual invita a la reconstrucción de las estructuras y, con ello, un esfuerzo colectivo que pueda generar una más favorable realidad que impulse y robustezca la paz. La paz y el crecimiento del orden, la ley y un único esfuerzo colectivo. Esfuerzo colectivo para corregir o limitar la inseguridad que multiplican sectores político sociales esperanzados para dinamizar, mediar y mostrar como la reconstrucción inteligente, política se convierte en un producto concreto de reafirmación del esfuerzo colectivo frente a la paz y en contra de la guerra. Ese es un momento político de valoración y búsqueda.

La guerra en Venezuela dio origen al actual Estado-nación en este siglo de grandes realizaciones, descubrimientos y evolución en el cuerpo social, la guerra estimula la consecución de la seguridad, seguridad de los débiles, lo cual crea una necesaria idea y maniobras para la defensa, para la defensa de los débiles, no como una guerra auténtica, pero si para encausar el progreso, mejorar la conciencia de la seguridad y el fortalecimiento de la druida. Léase una acción y pretensión liberadora.

Así… la guerra y su presencia en la política y frente a ella la paz serán instrumentos de la democracia, y se convertirán en un gran valor espiritual que en el inicio corresponde a la responsabilidad del estamento militar que estructuralmente tiene que aplicar los principios de la polemología y la estrategia. La guerra en el siglo XXI tiende a ser vista como una acción para el desarrollo y la libertad, estrictamente custodiada por la política. En especial por un ciudadano político democrático, que cree en la política, por un ciudadano demócrata inteligente que practica sobre todo la responsabilidad de un liderazgo sabio, que comprenda que la guerra como acción divina deviene rigurosamente y se ajusta a las leyes que muestran inmediatamente el hecho extraordinario de la paz.

Es original,

Director de CSB-CEPPRO

@JMachillandaP

La guerra

José Machillanda

La guerra es el choque natural entre elementos de daño y defensa del que disponen dos poderes sociales del Estado que se encuentran en oposición de intereses, tal como lo explica Villa Martín. La guerra decretada por Rusia estremece al mundo, así como a múltiples e importantes actores globales que se dilatan en análisis prospectivos para reconocer sus impactos geopolíticos, geoeconómicos y estratégicos, con la gravedad que permea este grave conflicto. En consecuencia, reconocer los aspectos referidos a la guerra como la seguridad y la injusticia es la tarea dialéctica propia de quienes representan el poder político, que de manera simplista han tomado lo que se llama el poder político de Rusia.

La guerra hoy en el siglo XXI debe ser entendida como una amenaza para cualquier grupo social, habida cuenta sus características y capacidades para encima de la confrontación táctica-militar y el grave daño que padece una sociedad por la vía de la táctica al generar grave daño en espacios distantes y en áreas diferentes, como son la economía, las relaciones internacionales y -en especial- la geoestrategia en el inmediato futuro. Venezuela como país democrático, con una ubicación de basto interés estratégico, además de una producción petrolera importante, con una trascendente dificultad en el costado nor-sur-occidental y el costado norte tiene que darle la importancia que significa la guerra de Rusia. La guerra de Rusia nos muestra la invasión, deja claro lo que significa la confrontación y evidencia las consecuencias de esa guerra en la geopolítica y la geoestrategia dentro de este mundo globalizado.

El belicismo mostrado por Rusia revela que todo Estado -por este hecho de grave connotación- proceda a revisar su seguridad y, mediante métodos específicos, pueda esclarecer su situación en la complejidad que implica la guerra, cómo pudiera proyectar en dirección inimaginable propia de todo conflicto posmoderno. El belicismo del siglo XXI está anclado en la híper-tecnología y en las agrupaciones de Estados según su credo político, además de intereses geoeconómicos que, al colocar la guerra como instrumento de defensa, obliga a entender la necesidad de ponerle límites. Es allí cuando se sostiene que la guerra como fenómeno político no tiene límites, sino extremos. Impone a los Estados y a sus naciones la necesidad de una clara comprensión y gran prudencia, en especial en el caso específico de Venezuela.

El Estado venezolano y su gobierno encuéntrense en el continente americano y su realidad está vinculada a la más importante potencia nuclear del mundo en cuanto a la economía y a la técnica, lo cual determina una conducta de responsabilidad, previsión e inteligencia ajustada la Ciencia Política, especialmente la Geoeconomía. El Estado venezolano tendrá que definir un modo de reacción. Modo de reacción que tiene que comprender no quiero o quiero la guerra, sino el Estado defina ese modo de relación. Quienes son responsables por el Estado venezolano hoy tendrán que emplear la Ciencia Política y la Geoeconomía, pero también la Geoestrategia, tendrán que utilizar a sus expertos para tomar el mejor camino con la mejor resolución frente a la complicada realidad, como la que se corresponde con la situación de guerra internacional que conmueve a mundo con sus gravísimas consecuencias.

El Estado venezolano frente al mundo real tiene que tener en cuenta que la guerra de Ucrania es compleja por sí misma, lo cual merece ser visto como una referencia que requiere estudio, necesita análisis para que cualquier decisión no comprometa al Estado-nación sin un previo análisis, sin un previo estudio prospectivo de esta complejidad. Cualquier declaración por parte de alguna autoridad del Estado venezolano, frente a esta delicada situación de muerte y dolor, debe ser previamente analizada. Por lo tanto, el Estado tiene que considerarse bajo la óptica de la ciencia que aproxima el estudio de la guerra, estudio multidisciplinario, estudio que prevén las organizaciones internacionales, estudio que conduce al surgimiento de voces que puedan aproximar la posición del Estado venezolano.

Cualquier otra exposición y/o anuncio realizado por diferentes vías, resulta contrario al pensamiento del cuerpo socio-político venezolano, ya que por incapacidad o ignorancia pudiera haber orillado los estudios sobre conflicto, sobre la ciencia que auxilia al pensamiento y el saber que es la polemología, que se ocupa el problema bélico. La conflictología y la tarea de ese grupo de trabajo multidisciplinario sería la única forma que permitiría que el Estado venezolano, jamás y nunca ningún otro actor o grupo, pudiera expresarse en cuanto al conflicto que ha venido ocurriendo en espacios distantes a Venezuela, que nada tienen que ver con la república, su democracia y la complejidad de ese tema hoy, convertido en un elemento medular y crítico en Europa, totalmente distinto a lo que pueda acontecer en el territorio americano.

Esta guerra de Ucrania, brutal, dolora y destructiva impone a los gobiernos democráticos del globo se enfrenten a la delicada controversia entre Rusia y otros Estados. Las democracias, en especial la venezolana, tienen que tener profundo juicio y responsabilidad frente a la necesaria conducta que resguarde y defienda el territorio, pero además están impuestas de entender de geopolítica y relaciones internaciones. Obliga a quienes gobiernan tengan la precisa responsabilidad en el saber sobre la guerra, así como en el qué y cómo de la guerra, contenidos que deben ser estudiados en función de la conflictología, para que con ese saber, puedan ser inteligentes y oportunos en su función de gobierno en explicar, enunciar la posición del Estado venezolano frente a la complejidad de la guerra internacional.

Es original,

Director CEPPRO-CSB

@JMachillanda

Caracas, 3 de marzo de 2022

Persecución política y exclusión social

José Machillanda

La persecución política, el abuso policial y la vigilancia militar crece exponencialmente por parte del régimen, coincidiendo con un exponencial desempleo y la nueva pobreza de la vida nacional, factores todos que potencian la desesperanza en Venezuela y de los venezolanos, dibujando a un régimen autocrático que impone la exclusión. Esa exclusión ha potenciado la migración venezolana a otras latitudes, declarando que en Venezuela hoy no se puede vivir quedando clara la estrategia perversa de este socialismo militarista, para aumentar su control y persecución sobre grupos y familias de venezolanos. He allí la barbarie socialista, que no comprende que en la democracia el individuo está por encima de comunidad y del Estado.

Este régimen farsante no ha podido entender que su propaganda de máxima violencia lo delata cuando crea un ambiente de persecución sobre muchos venezolanos, que prefieren huir. El régimen hace de la miseria, de la violencia, de la persecución, y -sobre todo- de la mentira sistemática un modo de acción sobre la venezolanidad. La tesis de la exclusión sobre específicos grupos venezolanos crece exponencialmente. En consecuencia, el líder político emergente, democrático, clase media, está impuesto ha convertirse en un líder clave que accione sobre el cuerpo social, que fortalezca con conductas y acciones la confianza para la recomposición en el ambiente social.

El liderazgo político democrático tiene que desarrollar, con fundamento de Reconstrucción, un discurso y acciones solidarias que neutralice la maniobra comunista socialista de imponer miedo y pánico a la ciudadanía, que como acción perversa muestra un modo de dominación. Ese modo de dominación está apoyado por el militarismo socialista que cree firmemente en el revolucionarismo instrumentado por el régimen, quehoy acciona como un despropósito que debe ser controlado por el liderazgo político. Hacer política tiene que ser la tarea impostergable del liderazgo democrático.

El liderazgo político emergente democrático vinculado con el saber, consciente de la necesidad de democracia tiene que hacerse entender y sentir ¡Ya! para que la barbarie del militarismo socialista entienda que Venezuela no es una isla, que su historia honor y práctica de la política obedece a la ciencia, a la rectitud y al cuerpo de leyes de la República. Son esos los instrumentos ideológicos y organizacionales de la democracia, en consecuencia, su actividad y su accionar debe facilitar crear una escuela pública, inmediata y general sobre la democracia y, como un solo cuerpo, defenderse frente a esta grotesca amenaza, entiéndase construir esquemas y articulaciones solidarias propias del Estado Providencia.

El liderazgo político emergente está impuesto a comprender la amenaza de la conducta militarista como un reto la paz social y la persecución de situaciones caóticas inhumanas, que tienen que ser contenidas mediante el genio del líder y el empleo de la ciencia política propias del Estado Providencia. El liderazgo político democrático está retado a interpretar frente a esta locura el rol histórico, que le toca frente a un régimen trastocado que poco le importa la venezolanidad, la paz social y el crecimiento generando al final una migración impuesta.

El liderazgo político democrático y la masa social atormentada por la persecución del régimen tienen que aproximarse al barrio, la comuna, la parcela para acercarse a hacer política de verdad. El liderazgo político emergente tiene que construir acciones inteligente y única que taponeen la perversión de migrar. Frente a la falsedad y maniobra perversa del régimen aparecerá la democracia, crecerán acciones y empeños entre el liderazgo y el cuerpo social para guarecer la familia y neutralizar la trampa y el engaño perverso que atiza un revolucionarismo inmoral.

Es original,

Director de CEPPRO-CSB

@JMachillandaP

Rehacer la Nación

José Machillanda

Rehacer la Nación constituye la más clara responsabilidad, urgente y necesaria tarea de la sociedad democrática después de haber odio las dos intervenciones del 4F de Maduro y Cabello, cuyos contenidos parecieran el de dos dictadores-profetas. Muestran su saña, violencia y militarismo socialista como dictadores y cobardes, que persisten en imponer el fusil y el plan de machete en una permanente guerra encubierta, criminal y primitiva.

Los dos contenidos del 4F imponen al Movimiento Político de Renacimiento Nacional que piensen definitivamente y ¡Ya! en la construcción política apropiada para organizar a los demócratas frente a la barbarie, como lo establece la Constitución y las leyes de la República.

Ese proceder llama a la activación de un Movimiento Político de Renacimiento Nacional que apunte a la activación del Estado Providencia. Estado expresión política, democrática. Contendiente que se nutre de la ciudadanía y lo multiplica un liderazgo político emergente que está en deuda con el sistema político democrático.

La ciudadanía democrática como Movimiento Político de Renacimiento Nacional tendrá que motorizar a una sociedad ya indignada. Indignada por tanto militarismo, abuso de envalentonados que se creen pueden accionar como dictadorzuelos y son capaces hasta de definir cuando serán los eventos electorales en la República. En consecuencia, los demócratas llenos de solidaridad activarán la participación política contendiente mostrando su máxima convicción democrática y disposición cívica deberán rescatar el Estado Providencia.

En consecuencia, los demócratas que después del 6D 2020 se mostraron contrarios al chavismo y se alejaron del golpismo militarista socialista, señalaron que se debía reforzar la democracia en Venezuela por la vía del voto como lo establece la Constitución. Desde entonces el liderazgo Político Emergente, más hoy 2022, tiene que orientar los intereses grupalistas y llamar la venezolanidad democrática para que, con virtud cívica, accione como organización política con planes y decisión desde el barrio hasta toda la geografía nacional para reinstalar la democracia.

Después del 4F es el liderazgo político emergente que está obligado a hacer política, léase preparar a la ciudadanía para que, con coraje cívico, después de estos dos discursos abusivos e inmorales el demócrata participe, se anime, crezca la fibra política y surja la acción política. La acción política que tendrá como tarea única instaurar la democracia, como aquella ecuación en la cual el individuo está por encima de la comunidad y del Estado. La ciudadanía exige democracia para cultivar la paz, el orden, y el desarrollo nutrido de venezolanidad. El líder político emergente después de esta grotesca y cobarde amenaza pública del militarismo socialista, habrá que enseñarle que la decencia democrática está lejana de la dictadura, esa misma que emplea plan de machete y el fusil como instrumento privilegiado por el bestiario socialista.

Rehacer la Nación es la tarea para la cual tendrá que acordarse con todos los ciudadanos prominentes, que están impuestos de apreciar y recordar lo acontecido en Barinas, un ejemplo de civismo. El liderazgo político democrático tiene la responsabilidad ya de reponer la democracia activando un Movimiento Político de Renacimiento Nacional.

Es original,

Director de CSB-CEPPRO

@JMachillandaP

El RR no es la solución… somos los ciudadanos

José Machillanda

El anuncio sobre un Referéndum Revocatorio controlado por el Ejecutivo, negándole el derecho a la sociedad a una participación política plena es muestra evidente del pánico que estremece al régimen, frente a la toma de decisión del cuerpo social que se orienta a reinstalar la democracia, tal como lo prevé la Constitución y la cultura política de la mayoría de los ciudadanos. No obstante la violencia implantada por el socialismo militarista, con lo cual queda claro que quienes prevén el referéndum revocatorio están muy distantes de comprender que el referéndum revocatorio constituye otra vía, un cambio de vía firme que determine salida de los venezolanos demócratas para hacerse de la democracia.

El cambio de vía, entiéndase, es parte del conocimiento y dominio político de la masa democrática que, con conocimiento la brutal dictadura y en su interior como ciudadano, están determinado a lograr la unificación político-social, de acción y disposición para el cambio político que bloquee régimen con las bocas de fuego y el plan de machete -arbitrariedades propias de la brutal dictadura- pero también del miedo a la Constitución de la República democrática y a la decisión demostrada desde ya hace tiempo, el 6D del año 2020. El Referéndum Revocatorio como cambio de vía, se muestra como una acción de turbulencia política que será muy efectiva, habida cuenta el ambiente político real de inmiseración que ha impuesto este gobierno retrógrado, lo que obliga a los demócratas mostrar su fuerza social.

El referéndum revocatorio y el cambio de vía en curso expresan inequívocamente un proceso similar a lo acontecido en Barinas, cuando sus ciudadanos decidieron el nombre y la persona de su Gobernador, echaron de Barinas a todos aquellos intrusos y politiqueros, que no quieren aceptar que el saber político del venezolano hoy está decidido nacionalmente a cambiar el poder ejecutivo. Constituyen, indiscutiblemente, una condición propia de un venezolano que entiende de la democracia, ¿Qué democracia? La democracia donde el individuo está por encima de la comunidad y el Estado.

La ciudadanía venezolana y el gen democrático llaman y entienden al Referéndum Revocatorio, por cuanto lo comprenden como un derecho político que interviene en la ejercitación que muestra el poder, permite alcanzar sus metas a los ciudadanos tal como ocurrió desde el año 2017 cuando, reclamando desde su domicilio y desde la plaza pública, fueron capaces de establecer el poder propio del ciudadano. Es la ciudadanía venezolana, la que reclama el referéndum revocatorio que, según la Constitución, no es un capricho sino un derecho, derecho que tendrá que aceptar el régimen socialista, militarista, aún con fusiles y plan de machete, como un derecho de la ciudadanía civil que está presta a solicitar y a lograr el cambio de poder político en Venezuela.

La ciudadanía tiene otra arquitectura para ejercer poder político, esa arquitectura está regida por las leyes, por la cultura política, por la noción de la libertad y el empleo de la ética para proteger la historia democrática de Venezuela República, y la más clara mayoría de sus habitantes. La ciudadanía comprende la importancia del Referéndum Revocatorio, como lo expresa el saber político, no obstante está dispuesto a mostrarse como un MOVIMIENTO POLÍTICO DE RENACIMIENTO NACIONAL, léase, la ciudadanía venezolana democrática que como masa social, con todo cuanto ello significa, apunta a alcanzar el poder. Alcanzar el poder de manera civilizada, para conducir el Estado-nación con dominio de la política, con conocimiento de la geopolítica y la geoestrategia, pero dentro de lo que establecen las leyes y lo que señala la norma politológica

La ciudadanía está consciente que el madurismo militarista es un adefesio, lleno de violencia y de trampas, en consecuencia afina su percepción para crear una masa máxima. Masa máxima que tenga fortaleza organizacional, liderazgo político pleno por parte de los venezolanos, mujeres y hombres ciertos que tengan clara noción de la necesidad del cambio político, con ello definir la variable tiempo de manera precisa. Ese momento será, entonces, el momento de la NUEVA CLASE POLÍTICA distante del partidismo, consciente del retraso de 20 años de militarismo perverso, brutal, primitivo, situaciones que demandan genio, asertividad histórica y decisión ciudadana.

La ciudadanía será capaz de diferenciar este llamado a referéndum revocatorio, que no produce cambio político y que está interferido e intervenido por el régimen, y un verdadero referéndum revocatorio que persiga un cambio de la ecuación política del país, con organizaciones capaces de entender que este país destrozado, que las mafias brutales y primitivas que aún creen en el partidismo, terminen por comprender que Venezuela no es un isla del Caribe. La ciudadanía está clara en el barrio, en los grupos de instituciones que son abarcados en los municipios, en las instituciones que rigen el Referéndum Revocatorio.

El Referéndum Revocatorio es sólo posible por una vía de aproximación política que apunte a un cambio político, con una nueva clase política que entienda esta gravísima crisis política y la intervención del elemento armado de la guerra psicológica, más la inmoralidad practicada por este régimen que persigue contener y detener al ciudadano acción. El ciudadano acción, el venezolano demócrata, está distante de la barbarie, distante del socialismo militarista y cercano a la organización política y a la demostración del coraje y de la participación de toda Venezuela para poder hacer el cambio político, que requiere la república

Es auténtico,

Director CEPPRO-CSB

@JMachillandaP

Caracas, 26 de enero de 2021

El RR: instrumento de pacificación social

José Machillanda

El dislocamiento al cual ha sido sometido el sistema político venezolano y con ello el cuerpo social, es responsabilidad de una quebradiza clase política bien pudiera ser motorizado el ambiente politológico en Venezuela, por parte de un referéndum revocatorio. Ese referéndum revocatorio previsto en la Constitución y desconocido por un cuerpo de operadores político-partidistas que aún no entienden lo que significa hacer política. Ese grupo de líderes, de manera irresponsable, no han sabido responder a la política y a la ética ciudadana del venezolano, en consecuencia el Referéndum Revocatorio en esta oportunidad accionaría como un motor, con una fuerza política única, que podría darle al sistema político venezolana una expresión de participación sin que haya un proceso de manipulación. El Referéndum Revocatorio se convertiría en la vía para motivar y para motorizar a la sociedad política venezolana que reclama un cambio para modificar y crear un nuevo sistema político.

El Referéndum Revocatorio bien puede ser una expresión civilizada, una expresión civilizada superior que como camino y como vector democrático superior, estimule y anime a importantes masas democráticas para desplazar esta vergüenza que se llama Madurismo. El régimen ahora está acobardado, pero además acusado internamente y bajo vigilancia, teniendo que enfrentarse internamente al Referéndum Revocatorio. La masa democrática venezolana se abstuvo el 6D del 2020 y luego el 21N del 2021, pero frente a esta oportunidad, empleando el Referéndum Revocatorio crecería el gen democrático harto, expresión democrática para generar un protagonismo al inicio del año 2022 que podría orientar el camino definitivo del cambio político que requiere la República.

La sociedad democrática tiene claro que el Referéndum Revocatorio ganará tiempo, permitirá que crezca un momento político para que los demócratas decidan cívicamente la paz social. En consecuencia, orillará al partidismo, a la política de compra, se dimensionará como una fórmula cívica y civilista distante de la corrupción. La sociedad democrática tiene claro que con el Referéndum Revocatorio crearía un nuevo momento político para la Venezuela democrática. La sociedad democrática, además de ganar tiempo, potenciará nuevas agrupaciones, organizaciones cívicas y civiles, y hasta podrá enviar un mensaje claro y categórico al sinsentido de las bocas de fuego empleadas como medio para contener a los demócratas y a la democracia.

El Referéndum Revocatorio más la masa democrática pudieran ser dos grandes actores, políticos, reales y ciertos para reactivar la participación política contendiente de una nación democrática, subyugada por un régimen inmoral que ya no puede ni tiene argucias para hacer política. Y ello si será posible con el Referéndum Revocatorio como institución acoplada a la Constitución, a la política y cercana a la venezolanidad que está convencida que la democracia, es aquella ecuación donde el individuo está por encima de la comunidad y el Estado.

El Referéndum Revocatorio se convierte desde ya en la vía posible para representar a la mayoría democrática de la opinión, opinión que quiere decir vigilancia, vigilancia que tiene que ver con la libertad de prensa, libertad de prensa que tiene que ver con el sentido crítico de una masa de venezolanos que exigen, se comprenda, que la mayoría de los venezolanos en su sentimiento político y en su voluntad personal y grupal apuesta a la democracia. Democracia para un gobierno representativo, ajustado a la constitución, responsable porque Venezuela crezca y se desarrolle en paz y en armonía política, económica y moralmente. Esa masa cree definitivamente en la decencia y en la decencia de la política como ciencia y como arte y nunca más en la brutalidad, en el primitivismo, las bocas de fuego y el plan de machete y fusil.

La sociedad durante el doloroso y accidentado año 2021, se ha recordado del contrato social que recuerda y anima a la importancia de la ratificación de la igualdad y el complemento de la Constitución más el derecho a la desobediencia civil, si fuese que alguna porción, por creerse dentro de la nación estado poderosa, pudiese intentar perturbar o aplastar la voluntad ciudadana.

El Referéndum Revocatorio puede encausar un nuevo momento político para la democracia venezolana y para un importante y significativo número de venezolanos, que como líderes políticos emergentes, llenos de fe, ánimo y venezolanidad, emergen como líderes políticos para que con genio, se aparten del partidismo y desarrollen una nueva estructura política que tiene la responsabilidad, en este crítico y peligroso iniciar del año 2022, de motorizar a venezolanidad democrática. La sociedad venezolana es capaz de parar importante y crucial realidad nada fácil… pero sí un reto y una necesidad para la salud, desarrollo y evolución de la democracia en la Venezuela estado/nación que nació y debe recuperar su libertad apoyado en la real democracia.

Es auténtico,

Director de CEPPRO-CSB

@JMachillandaP

El 21N motoriza el gen democrático

José Machillanda

El 6D 2020, cinco millones o más de venezolanos demócratas desertaron del revolucionarismo militarista, este 21N -según lo muestra el Ambiente Político Real Electoral- el interés y la motorización de la ciudadanía es tal, que por la vía del voto, expresando su rechazo al revolucionarismo armado habrá una positiva masa de venezolanos eligiendo a Gobernadores y Alcaldes. Lo demócratas en ejercicio de la decencia cívica se plantean un renacer del ciudadano como actor político, con visión superior al partidismo, con decencia cívica para elegir Gobernadores y Alcaldes demócratas que faciliten el encaminamiento de la nación a la reconstrucción de la democracia liberal.

Democracia liberal mediante la aplicación de la decencia cívica propia de la ciudadanía. Ciudadano que se crece en responsabilidad y, como tal, se encamina siguiendo la Constitución a crear grupos afines, respetuosos de la ley, para cambiar un Ambiente Político Real Violento en un Ambiente Político Real Electoral que garantice la elección de Gobernadores y Alcaldes demócratas. Gobernadores y Alcaldes nacidos de la decencia cívica por la vía del voto como práctica democrática, lo cual les imprime garantía y fuerza política a ambos funcionarios para mostrar la diferencia entre la democracia y el perverso revolucionarismo militarista.

Revolucionarismo violento, primitivo y armado que después de 20 año continúa amasando desgracias, crímenes y robos cercanos a la droga, las trampas, la inmoralidad plana y el numeroso grupo distante de la política, ya que está fuera de la decencia cívica. Decencia cívica que, como vía para convocar políticamente a un hecho electoral, cree firmemente en las leyes y en la Constitución, en especial la ciudadanía. El ciudadano ya harto de tanta fechoría desenmascarará al revolucionarismo y le impone su voluntad, la mayoría… los demócratas.

El hecho electoral del 21N ya dibuja la derrota del revolucionarismo militarista, el 21N amanecerá la democracia y de una manera plena, con operadores políticos ciertos se generará un cambio en las Gobernaciones y Alcaldías. Los operadores políticos están dispuestos a generar un cambio radical mediante una acción política social transformadora, ello será posibles con la participación política de los ciudadanos, que por vía de la decencia cívica rechazan la corrupción, los arreglos y la antipolítica, prefiriendo la decencia del voto.

El hecho electoral del 21N ya en movimiento clama para que los demócratas creen una real esperanza política, para quienes les corresponde gobernar convencidos deben estar de una necesaria e impostergable transición política, que incluye hasta el referéndum revocatorio. La motorización del hecho electoral para el 21N es una acción motorizadora de la clase política democrática, a través de la práctica de una acción transformadora en Venezuela para que a través de la resistencia civil se alcance la decencia cívica que active a los demócratas responsables.

El hecho electoral del 21N mostrará la madurez, sobre todo el saber político del líder político emergente junto a una ciudadanía participativa, decidida a reinstalar la democracia. El hecho electoral del 21N impone inteligencia, decisión y coraje cívico de la ciudadanía, todo ello servirá como el motor donde prohombres, ciudadanos y líderes apuntan con la nación los nuevos Alcaldes y Gobernadores para que coronen el cambio político en contra del revolucionarismo militarista.

Referéndum revocatorio para hacer la república con democracia liberal, motorizada por una ciudadanía que cree y crecerá creyendo como clase política, distante del partidismo obsoleto y antipolítico. En este estadio, la ciudadanía comprende y mostrará a la política como ciencia. Cuanto se aparte de la ciencia forma parte de la perversión, de la politiquería y de la Antipolítica, es decir, del atraso y la incertidumbre. El 21N tiene un trazado político: hacer política, lo cual es igual a participar en política. Política contundente, no violenta, que potencie la decencia cívica, que conduzca la decencia civil la cual facilitará la transición política para el reagrupamiento de las fuerzas democráticas de la república en pleno siglo XXI.

Es original,

Director de CEPPRO-CSB

@JMachillandaP

Caracas, 8 de noviembre de 202

La decencia cívica como partera de la democracia

José Machillanda

El ciudadano venezolano está sometido, casi humillado, por la torpeza y violencia del revolucionarismo militarista y la incapacidad e indolencia de unas grupos políticos todavía anclados en el partidismo, desconociendo el valor y la importancia del ciudadano y la ciudadanía. Obvio, el Ambiente Político Real Violento impuesto por el revolucioarismo ha conmocionado al ciudadano que, además, tiene que maniobrar para subsistir frente a la inmiseración, todo esto parte de la realidad política que se acerca la 21N y aún algunos de los políticos no han entendido el valor de la ciudadanía que se moviliza hacia la decencia política.

La esencia política que se manifestó ya el 6D de 2020 y todavía el egoísmo de operadores partidistas no lo han comprendido, en consecuencia ellos no entienden y menos se aproximan a la otra vía. La ignorancia y torpeza de esos operadores es exponencial. La ciudadanía reclama se presenten como supuestos operadores, están reclamando que se haga política, que se supere el Ambiente Político Real Violento en el cuerpo societal y vía liderazgo se pase active el Ambiente Político Real Electoral, que no es sólo votar sino re-enrutar la masa democrática no partidista de la república: sobra ignorancia política y grupalismo perverso.

La decencia cívica para una sociedad civil es aquella que requiere de una Ambiente Político Real Expectante y no Confuso, por eso el ciudadano avanza hacia la decencia cívica para que como fuerza motora ciudadana en franca resistencia civil, si fuese necesario, construya política como la participación política conteniente ejecutara de los cambios ciertos en las Gobernaciones y Alcaldías, que es lo que asumimos permitirá que una masa crítica harta del encajonamiento de la imposición partidista motorice a partir del voto, y nunca más de grupalismos inmorales y politiqueros.

Decencia cívica es cuanto reclama la ciudadanía desde el 6D. ¿No se han dado cuenta todavía? La sociedad así como desprecia y niega, no tolera la infamia armada, ladrona, inmoral, es incapaz de tampoco aceptar la imposición primitiva del color. Quiere el ciudadano en el 2021 mediante la fuerza cívica alcanzar la virtud de la decencia política, crearse la posibilidad como ciudadano y prepararse para el revocatorio, muestra de la vergüenza más grande que conoce el mundo político en el hemisferio y en Venezuela.

En cuanto, de cuanto y de lo que se habla en la sociedad es de una democracia liberal. Democracia liberal como acción transformadora, léase un ejercicio de poder político que nunca más emplee el Estado Cuartel y el hiato grotesco y primitivo del plan de machete y las bocas de fuego. La democracia liberal a la cual apunta y aspira la ciudadanía es aquel gobierno que produce un Ambiente Político Real Expectante con ejecutorias del poder ancladas en la constitución y las leyes, peros sobre todo teniendo como guía la decencia cívica, la tarea de los operadores políticas que representarán la ética y la fuerza moral de quienes gobiernan para transformar con acciones conjuntas, que tienen como centro al ciudadano y al propio operador de la política.

La decencia cívica se constituye en una meta útil y fundamental para el cambio político que se avecina desde ya, teniendo en cuenta que después del 21N al país político le corresponde activar el referéndum revocatorio. Ese es el camino político que debe transitar una sociedad angustiada y harta del revolucionarismo golpista. La sociedad venezolana hoy deprecia al bestiario, la ideología totalitaria y al secuestro del socialismo militarista. En consecuencia, en rigor los demócratas han enviado un mensaje a quienes aún no se han dado cuenta de la capacidad de la decencia política como acción masiva específica para desplazar la barbarie del militarismo.

La democracia liberal sin ataduras, con el imperio de la decencia cívica para crear un Ambiente Político Real que evolucione de Confuso a Expectante, en el cual los demócratas definirán el motor, motivación, dirección y sentido de la ecuación política del Estado venezolano. El 21N apunta al 5E del 2022, desde ya una ciudadanía plena de juicio y expresión de participación política contendiente anuncia que se terminó el desgraciado espacio del militarismo, la corrupción y el asalto al poder político cese. La decencia cívica responderá por una democracia política real donde se imponga la ecuación en la cual el individuo está por encima de la comunidad y el Estado, y el partidismo se considera una mueca de fracaso político democrático en Venezuela.

Es original,

Director CSB-CEPPRO

@JMachillandaP

Caracas, 28 de octubre de 2021

El Subteniente Raúl Baduel

José Machillanda

La violencia, inhumanidad e indecencia del régimen en contra del General en Jefe Raúl Isaías Baduel, quizás una pretensión de ese grupo político de subestimación al jefe militar, al gerente responsable y sobre todo al ciudadano demócrata, visionario y objetivo crea prontamente un motor de masa política creciente dispuesta a reclamar en todo el espacio político, que se acelere ya el cambio de régimen que resulta impostergable. La sociedad democrática venezolana no tolera más el exponencial fracaso de este revolucionarismo militarista, vergüenza, exposición de magias, pérdida de respeto al cuerpo de leyes e irrespeto a la sociedad política toda.

Raúl Isaías Baduel les recordó a quienes le mantuvieron como preso político, ofendido como ciudadano y jefe militar que Venezuela es un país y que no aceptará más la violencia, el engaño y el asalto a la idiosincrasia democrática del venezolano. Raúl Isaías Baduel está vivo y arengando a todos los venezolanos para que se reforme la conducta equívoca, arbitraria de un grupo y que se ajusten la Constitución y a las leyes. Raúl Isaías Baduel ha recordado que ingresó a la Academia Militar, que se graduó y fue Subteniente, que se diplomó de Estado Mayor, fue General en Jefe, pero antes que nada ha sido un hombre decente, libre y dispuesto a construir un sueño: la República de Venezuela.

La República de Venezuela se avergüenza de ser conducida por un chófer arbitrario y simplón, que no sabe qué es la política y menos qué es la ética utens y la ética docens. Por lo tanto, yerra como actor desde el amanecer y se eleva en un tormentoso, errático de todo cuanto toca. Así, todo el gobierno -o casi todo- lo hace muy mal y la República no tolera más. Venezuela Estado-Nación está exigiendo un cambio ya, sí, eso lo ha motorizado luego Raúl Isaías Baduel cuando el eco de la ciudadanía se hace sentir para que crezca la iniciativa que consolide el cambio.

Cambio político que hizo público, comunicacional y notorio desde cuando el General en Jefe Raúl Isaías Baduel uniformado expresó de manera pública, comunicacional y notoria en el patio de honor de la Academia Militar su concepción sobre Venezuela como Estado-Nación democrática. Cuando lo hizo, pecó de ingenuo. Hoy, cuando ya es un vector de opinión, será la cultura política y la clase política democrática quienes conduzcan el necesario cambio que no recordó el jefe militar, que le quedó grande a este revolucionarismo vergüenza y regresión del sistema político venezolano, a tal extremo que el mundo no sale de su asombro ante la destrucción que produce el revolucionarismo y el cubanismo en Venezuela.

En cambio, político entonces ya con base a la postura de Baduel, llama a operadores sociales y sobre todo a ciudadanos a hacer política para acometer el cambio. Hacer política en toda la sociedad y la geografía verá a Baduel y a su concepción para que nazca la República. ¡Manos a la obra! Cada ciudadano ha de operativizar su acción política para abrazar al país, a un país que se merece una sociedad democrática y nunca más esta torpeza, arbitraria y cobarde revolución podrida y nefasta.

El cambio político que impone el planteamiento de Baduel es un referente o cruce de camino que apunta a la reconducción de la democracia, eso que intentó el temerario golpe de Estado y que se volvió en la desgracia del revolucionarismo militarista cubano. Es democracia lo que pide el grito de Baduel es democracia. Será real democracia cuando de manera histórica los venezolanos, que hoy se avergüenzan del maltrato y de la violación del régimen, repongan la Constitución y aparezca la ciudadanía rechazando a la mafia y a las atrocidades que ha realizado este grupo retrógrado incluyendo vejar o intentar vejar al General en Jefe Baduel.

El cambio político que instrumentará toda la sociedad democrática corresponde a la segunda República que soñó y diseñó Baduel General en Jefe, como parte de una institución que parió oficiales convencidos del valor de la Constitución, de la decencia y convencidos del honor de los hombres de uniforme. Es un todo político cuanto solicita el discurso de Baduel, está pendiente por realizarse sin violencia, pero con rectitud política, es decir, abrazado a la Constitución. Será la real democracia seguramente con un componente militar que tendrá que entenderse como un verdadero profesional. Así, se habrá cumplido con la eternidad creándose la República que soñó el General en Jefe Raúl Isaías Baduel.

Es original,

Director de CSB-CEPPRO

@JMachillandaP

Caracas, 19 de octubre de 2021

El 21N no es un asunto de los partidos políticos

José Machillanda

Votar el 21N ya ha sido internalizado como una acción política definitiva por la masa democrática cuantificable venezolanista, decisión de los demócratas para categóricamente -y desde ya- desplazar la vergüenza y desgracia del revolucionarismo militarista. Expresión política perversa que vive del conflicto que intenta asfixiar la República. En consecuencia, la sociedad ya desde el 6D del 2020 oteó el daño y perversión del revolucionarismo militarista, se apartó de esa locura de un proyecto perverso y cobarde que sigue al cubanismo amparado por la violencia armada: fusil y plan de machete.

La sociedad decente y democrática no quiere más conflicto ni las bocas de fuego, por ello el 21N se convierte en otra oportunidad para Hacer Política reafirmando el gen democrático del venezolano, distante del partidismo y como decisión de una sociedad democrática. No es un problema de la participación política, ¡No!, es una responsabilidad plena y total de mujeres y hombres que tienen como color la República. República que sostiene que el poder reside en el pueblo, en la sociedad, léase en el venezolano demócrata, participativo y consciente del cambio que se propone: elegir a Gobernadores y Alcaldes demócratas el próximo 21N.

La sociedad está convencida que el poder reside en el pueblo, en sus ciudadanos y desde allí que será el vector de participación política contendiente creador de máxima energía para definir a los gobernadores y alcaldes. En consecuencia, la sociedad está actuando y mostrando un mensaje diáfano, inteligible y sensato: elegir Gobernadores y Alcaldes que constituirán la masa política con poder a partir del 21N para confrontar a la tiranía revolucionaria militarista perversa que ya conoce, desprecia y rechaza el cuerpo societal venezolano.

El votar el 21N como participación política contendiente es, entonces, un deber y obligación cívico-democrática, es además un signo de salud política, pero más importante aún muestra la madurez y capacidad política del demócrata que desde el 6D del 2020 descifró e interpretó el valor del gen democrático. El votar el 21N muestra a las claras el interés y la decisión de la venezolanidad por resolver y restaurar la democracia abriendo después del 21N una posibilidad cierta para aplicar el revocatorio.

La sociedad democrática lo tiene claro, votando masivamente los ciudadanos tanto de Venezuela como del mundo verificarán el gen democrático, la energía y la fortaleza de la ecuación en la cual el individuo está por encima de la comunidad y del Estado, la virtud de la venezolanidad y sobre todo la certeza de accionar y votar ante el llamado del Revocatorio. La participación política contendiente de la ciudadanía que alerta sobre la fuerza democrática de la venezolanidad y la posibilidad cierta y categórica del Revocatorio, son un hecho real a partir del 21N, será el 21N el partero de Gobernadores y Alcaldes demócratas y una expresión masiva para la conducción cierta del revocatorio.

La sociedad democrática venezolana está clara y decidida. Clara y decidida a hacer política el 21N y después se mostrará como masa política cuantificable que cumplirá histórica y políticamente como grupo social democrático el reponer y reconstruir la democracia de Venezuela. Democracia vía el hecho electoral según el cuerpo de leyes vigente. La sociedad democrática está enrumbada y decidida desde ya, e impone vía el voto un orden sano y decente el sistema político venezolano. Por ello, ha decidido hacer política en perspectiva y en prospectiva que habla de una sana y fuerte democracia.

Votar el 21N muestra clara y evidentemente la supra responsabilidad ciudadana democrática. Significa que sufragar define el nuevo porvenir democrático, el futuro del ciudadano cívico que hoy se abraza a la miseria, la inseguridad y la violencia… pero con su voto cierto y definitivo abrirá el camino difícil pero cierto de la ley y de la decencia política. Basta de violencia y arbitrariedades, a partir del 21N la reacción del cuero societal desde ya esperado, descubrirá una raza cierta digna y valiente que, con gran conciencia y máxima racionalidad, distanciado del partidismo, estará presta y decidida a realizar una tarea histórica: motoriza un cambio político ejerciendo el voto y proyectándolo hasta el revocatorio como pareciera necesario.

La ciudadanía democrática y su convicción de validar el voto le permite, como parte del sistema político venezolano, resolver un conflicto que el revolucionarismo militarista cansado y harto de robar no puede interferir. El revolucionarismo lleno de conflicto y acusaciones deberá otear que el 21N la masa democrática cuantificable distante del partidismo obsoleto y cobarde, se convertirá en el gran actor y fuerza política. En ambos roles será capaz el venezolano demócrata de reconducir una primera fase: el regreso de la ecuación democrática. Finalmente, quedará claro que la política no es guerra ni es conflicto y que sus instituciones como la sociedad civil serán capaces de reponer por la vía constitucional la democracia en Venezuela. Venezuela es una sociedad vigilante y está dispuesta a hacer historia lejos de la violencia, la fuerza y la conflictividad, solo ejerciendo la sagrada exigencia y acción de votar.

Es original,

Director de CSB-CEPPRO

@JMachillandaP

Caracas, 04 de octubre de 2021