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Opinión

Pedro Raúl Solórzano Peraza

En el periodismo deportivo uno de los temas más apasionantes es el de los récords, de las marcas máximas o mínimas que son difíciles de superar. Además, en cada deporte hay eventos favoritos, como es el caso del home run, jonrón, o cuadrangular en béisbol; las cestas de tres puntos en baloncesto; los 100 y 200 m planos en atletismo; etc.

Algunos de esos records han sido considerados imbatibles en el tiempo debido a su característica y a la evolución de los deportes. Ejemplos de esto es frecuente en los lanzadores del béisbol, debido a los cambios significativos que han ocurrido como es el caso de las limitadas entradas que lanzan al ser sustituidos por relevos tempranos, o por el número de partidos que inician por temporada. Algunos de estos casos aparentemente imbatibles son los 5.714 ponches y 7 no-hitter propinados por Nolan Ryan, cuando históricamente sus más cercanos competidores han sido dos fenómenos del montículo como Randy Johnson con 4.875 ponches y Sandy Koufax con 4 no-hitter. Otro ejemplo interesante es el de Cy Young con 511 victorias en Grandes Ligas.

En los 100 m planos del atletismo, la impresión que dejó el jamaiquino Usain Bolt al correrlos en 9,58 segundos a una velocidad de 44,72 km/h es que parece que va a durar mucho tiempo; sin embargo, su otro record difícil de superar el impresionante 19,19 segundos en 200 m planos acaba de ser superado por un joven atleta de los Estados Unidos.

Volviendo al béisbol, en mi opinión hay otros records que parecen imbatibles. Es el caso de los 4.256 imparables conectados por Pete Rose en 24 temporadas, cifra que parece imposible de alcanzar si tomamos en cuenta que el más cercano ha sido Ty Cobb con 4.189 imparables también en 24 temporadas, y más recientemente, el gran Hank Aaron con 3.771 en 23 temporadas. Entre los venezolanos el record original fue de Luis Aparicio quien conectó 2.677 imparables en 18 temporadas para un promedio de 149 por año, luego superado por Omar Vizquel con 2.858 en 24 temporadas para un promedio cercano a 120 imparables por año.

En la actualidad, el record nacional lo mantiene Miguel Cabrera con 3.139 imparables en 21 temporadas, 2.762 encuentros y 10.223 turnos al bate; para un promedio alrededor de 1,14 imparables por encuentro y un imparable cada 3,3 turnos al bate. Este record puede ser muy duradero pero tiene dos acosos posibles, José Altuve y Ronald Acuña jr.

Altuve, en poco más de 12 temporadas ha logrado 1.978 imparables, participado en 1.618 encuentros y consumido 6.478 turnos al bate; con un promedio de 1,22 imparables por encuentro y un imparable cada 3,26 turnos al bate. Actualmente, Ronald Acuña jr., en 6 temporadas tiene 694 imparables, 621 encuentros y 2.409 turnos al bate, para promediar 1,18 imparables por encuentro y un imparable cada 3,47 turnos. Altuve tiene 33 años de edad pero Acuña tiene solamente 25.

Siguiendo con el béisbol existe un record muy sólido, el de Carl Ripken jr., quien participó en 2.632 encuentros en forma consecutiva entre el 30 de mayo de 1982 y el 19 de septiembre de 1998, más de 16 temporadas sin faltar a ningún encuentro. ¿Qué otro jugador de béisbol podrá ser tan saludable?

Regresemos a lo más apasionante del béisbol, el cuadrangular. En los sesenta, Roger Maris impuso una marca de 61 cuadrangulares en una temporada, record que se mantuvo, con deportistas totalmente aptos para los records deportivos, por más de 70 años. Sin embargo, en la temporada pasada de 2022, surgió Aaron Judge y terminó el año con 62 cuadrangulares. Lo que parecía muy difícil y duradero, un año después, ese record está en peligro con el acelerado ritmo jonronero de Oshei Ohtani en esta temporada de 2023.

Otro record de cuadrangulares que parecía difícil de superar es el de más cuadrangulares por un equipo en una temporada. Los NYY en el 2018 impusieron una marca de 267 cuadrangulares, pero apenas a la siguiente temporada, 2019, los Twins los superaron con 307. Ese mismo año los NYY llegaron a 306 cuadrangulares. Ahora están surgiendo los Bravos de Atlanta, equipo que en el 2022 conectó 243 cuadrangulares en 162 encuentros, para un promedio de 1,5 por encuentro. Este año, 2023, los Bravos han conectado 209 cuadrangulares en 107 encuentros para promediar 1,95 cuadrangulares por encuentro y una proyección de 316 en la presente temporada.

¿Los Bravos de Atlanta serán los nuevos Bombarderos de Truis Park, en sustitución de los Bombarderos del Bronx y de los Bombarderos de la Calle Blake donde hacía filas Andrés Galarraga? ¿Será Ohtani el sustituto inmediato de Judge?

Definitivamente, los records en el deporte existen para ser superados.

Agosto 2023

 3 min


Eddie A. Ramírez S.

El petróleo es un recurso cuyo valor es cero si no se extrae, procesa y comercializa. No brota solo, salvo en los llamados menes, de los que surgen pequeñas cantidades que no son aprovechables económicamente. Se requiere que los geólogos exploren para ubicar yacimientos para extraerlo. Una vez en la superficie su valor sigue siendo cero si no hay refinadores que lo transformen en combustibles, aceites y otros productos a los que los petroquímicos le agregan valor. El siguiente paso es comercializarlo. La viabilidad de las grandes inversiones requeridas la evalúan los expertos en finanzas. Es decir, es una operación muy compleja que requiere recursos humanos capacitados. Caso contrario, el petróleo no puede contribuir al desarrollo de los países.

Esto viene a colación porque hay mucha desinformación y poco conocimiento de la labor de los petroleros. Sea propicia la reciente celebración, el 1 de agosto, de los 65 años de la creación de la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo (SVIP), para expresar mi respeto y admiración por los ejecutivos, profesionales, técnicos , obreros y personal de apoyo que con mística hicieron posible que Venezuela llegase a ser el primer exportador y el segundo productor mundial de petróleo, que el proceso de nacionalización se realizara sin traumas y que Pdvsa se ubicara entre la segunda y tercera empresa mundial.

En general, el común de los venezolanos ha tenido una relación distante con los trabajadores petroleros, el sector político democrático los ha visto con cierta desconfianza y los políticos de extrema izquierda los han tenido como blanco de sus ataques. Las descalificaciones han sido desde ser arrogantes hasta traidores. Arrogantes los ha habido, al igual que en otras profesiones. Pitiyankis es el epíteto preferido de la gente de extrema izquierda que, como dice el chiste, cuando descubren infidelidad marital le caen a pedradas a la embajada estadounidense. Para lograr construir una empresa del primer mundo, los petroleros evitaron ser activistas políticos. Después de los sucesos de la defensa de la meritocracia en abril del 2002 y de la defensa de la democracia en diciembre de ese mismo año, emergieron los rojos agazapados que destruyeron a Pdvsa.

La SVIP la fundaron dieciocho destacados profesionales. Fernando Sánchez, quien fue su presidente, nos proporcionó un breve perfil de algunos de ellos. “Su primer presidente fue Juan Jones Parra (h), destacado investigador y profesor universitario, quien enfatizaba la importancia de la educación y los valores. Rubén Caro, pionero en la conservación y utilización del gas. Jesús Rafael Cabello, pionero de la industrialización de corrientes de refinación, fundador de Puramin para producir aceites y grasas. José Gregorio Páez, organizador de los Congresos Petroleros que realizaron aportes en los procesos de nacionalización e internacionalización. Humberto Peñaloza, fundador de la petrolera Mito Juan, de la Cámara Petrolera, Emisora Cultural de Caracas, Orquesta Filarmónica Nacional, tenaz predicador de la ética y los valores”.

Un experto petrolero como Gustavo Coronel ha escrito al respecto con la autoridad de un Ulises narrando la Odisea, como diría el escritor venezolano Eduardo Blanco. Quien esto escribe, ingeniero agrónomo, durante unos cincuenta años he estado relacionado con esta actividad. Entre 1971 y 1988, desde el Servicio Shell para el Agricultor, posteriormente Fundación Servicio para el Agricultor (Fusagri), organizaciones sin fines de lucro que realizaron importantes aportes al sector agrícola gracias al apoyo de la industria petrolera, lo cual me permitió conocer a gerentes y personal técnico. Los siguientes 18 años tuve el privilegio de trabajar en Palmaven, filial de Pdvsa, en el área de agricultura, ambiente y comunidades, por lo que pude conocer cómo se practicaba la meritocracia, discutían los proyecto y se evaluaban los resultados, así como relacionarme con directores y presidentes de Pdvsa y filiales. Desde el 2002 a la fecha, como miembro de la Asociación Civil Gente del Petróleo, he comprobado el elevado grado de compromiso con el país de los trabajadores despedidos ilegalmente de Pdvsa y filiales, y de los jubilados.

Para no cometer omisiones debería no citar nombres de petroleros a quienes admiro, pero no puedo evitar identificar a los que conocí más de cerca y que ya no están en este plano. Claus Graff y Pablo Reimpell fueron vice presidentes de Pdvsa; Samuel Wilhelm, Arévalo Guzmán Reyes y Joaquin Tredenick fueron directores de Pdvsa; Alberto Quirós Corradi y Carlos Castillo fueron presidentes de Maraven y Ramón Cornieles, director de esa filial. Juan Chacín Guzmán fue presidente de Pdvsa y cuando se jubiló tuvo la amabilidad de acompañarnos en las reuniones de la Junta Directiva de Palmaven, en las que nos brindó sabios consejos. El geólogo Aníbal Martínez tuvo mucho prestigio internacional y Efraín Barberíi , fue un excelente educador petrolero.

Hoy, los miembros de la SVIP, del Centro de Orientación en Energía (Coener), Gente del Petróleo, Unapetrol y otros profesionales elaboran planes para la recuperación de nuestra industria petrolera y para el proceso de transición del uso de energía fósil a fuentes renovables, con el objeto de contribuir a un futuro con mejor calidad de vida para los venezolanos. Los petroleros seguimos presentes y comprometidos.

Como (había) en botica:

El acuerdo político firmado por los candidatos a la Primaria es un excelente primer paso.

Felicitaciones a Miguel Henrique Otero por los 80 años de El Nacional, diario que sigue luchando contra los embates del régimen.

Gerardo Márquez, gobernador de Trujillo, es cobarde y delincuente. Instigar a la población a caerle a “coñazos” a María Corina Machado es bochornoso. Imita a Rafael Ramírez Carreño, de igual calaña, quien amenazó con “sacar a coñazos” a los trabajadores de Pdvsa que no fuesen rojos.

La sumisa e infeliz jueza Grendy Duque obedeció órdenes de Tarek Saab y de Maduro de sentenciar a dieciséis años de cárcel a seis luchadores sociales.

El general Elio Estrada Paredes, Comandante General de la Guardia Nacional incurrió en varios delitos al atacar al sector político de la oposición.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 4 min


Benjamín Tripier

Está visto que la política de Estado hacia Venezuela no tiene miras de aliviarse, y en general, sigue amenazando con hacerse más dura si no se logra un cambio de gobierno, o, por lo menos, mostrar compromiso por el cambio, y dar pasos sustantivos que lo demuestren.

Esta semana hubo un nuevo intento de convertir en leyes las sanciones ejecutivas que ha venido aplicado el gobierno de Estados Unidos sobre Venezuela desde el año 2015. Sería el tercer intento que se inició con:

  1. La Ley Verdad de 2019 (Venezuela Emergency Relief, Democracy Assistance, and Development Verdad).
  2. Siguió con la Ley Bolívar de 2022 (Banning Operations and Leases with the Illegitimate Venezuelan Authoritarian Regime Act) para la Prohibición de Operaciones y Arrendamientos con la Ley del Régimen Autoritario Ilegítimo Venezolano.
  3. Y ahora, con la presentada esta semana por el senador Menéndez, «Ley de Expansión de Ayuda de Emergencia, Asistencia a la Democracia y Desarrollo de Venezuela» (Venezuela Emergency Relief, Democracy Assistance, and Development (Verdad) Act of 2019 Expansion Act).

Habrá que esperar a que se reinicien las sesiones del Congreso de Estados Unidos, y ver hasta dónde llega, y si esta vez la pueden poner en práctica. En la argumentación, el senador Menéndez dice que, si no se logra una solución negociada para «restaurar la democracia en Venezuela en seis meses desde la promulgación de la ley», el proyecto contempla, entre otras cosas, más sanciones y la activación del Programa de Recompensas de Narcóticos del Departamento de Estado sobre funcionarios del gobierno.

En su argumentación, el senador Menéndez menciona que el gobierno “disolvió el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, impidió que la principal candidata de la oposición, María Corina Machado, se postulara para el cargo y bloqueó la entrada al país de observadores electorales internacionales”, como un argumento sólido y actual para impulsar la aprobación de esta ley. Menéndez considera que la iniciativa “servirá como una advertencia a los regímenes tiránicos de todo el mundo de que Estados Unidos no permitirá que sus acciones opresivas queden sin control”.

Está visto que la política de Estado hacia Venezuela no tiene miras de aliviarse, y en general, sigue amenazando con hacerse más dura si no se logra un cambio de gobierno, o, por lo menos, mostrar compromiso por el cambio, y dar pasos sustantivos que lo demuestren. Todo indica que, con solo declaraciones y manifestaciones de intención, como había sido hasta ahora, no será suficiente. Menéndez dijo que “si bien Estados Unidos apoya una solución diplomática pacífica a la crisis de Venezuela, nuestro apoyo a las negociaciones no es una invitación abierta ni un cheque en blanco”.

Porque están convencidos que, mientras el chavismo siga en el poder, seguirán considerándonos una “amenaza inusual y extraordinaria para su seguridad interior”, y no permitirán que el gobierno chavista tenga ninguna holgura financiera, como para que pueda convertir la “amenaza inusual y….” en hechos concretos.

Si esta ley se llegara a aprobar, le quitaría al presidente de Estados Unidos la capacidad de negociar flexibilidades, porque todo el peso recaería en el Congreso, y el presidente sería solo su ejecutor. Porque este proyecto de ley acumula los alcances de Verdad I, y los expande en Verdad II.

Entre los temas relevantes se encuentran:

  • Posibilidad de remate de los activos venezolanos, incluyendo legalizar que el dinero que le quita a corruptos pueda ser utilizado por Estados Unidos. “Los activos venezolanos ya no estarían solo congelados, sino que Estados Unidos los usará para pagar a estadounidenses”.
  • Expansión de sanciones personales a los incluidos en las sanciones de la UE, Canadá y UK que no estaban sancionados en Estados Unidos.
  • Confirmar el programa de recompensas por el tema narcóticos (“la recompensa ahora sería por ley”), instruir al presidente Biden a activar las alertas rojas de Interpol, y continuar con la Corte Penal Internacional por lo de lesa humanidad.
  • Continuar con sanciones a la deuda venezolana, la minería y comercio de oro y el uso de criptomonedas.
  • Organizar el tema de la ayuda humanitaria y expandir la respuesta humanitaria.

Cabe resaltar que quedan en manos del gobierno las sanciones relacionadas con la energía y el petróleo, que son las que regulan el flujo de caja de Venezuela que ellos intentan mantener al mínimo, acotando la disponibilidad. Tanto el caso Chevron como las comfort letters que vaya a emitir la OFAC, quedan a discreción de la Casa Blanca… con influencia importante de Juan González, que representa la antítesis política del senador Menéndez.

Pero en esta pre campaña presidencial de Estados Unidos, ni siquiera Juan González puede apoyar flexibilizaciones, porque el tema Venezuela se ha convertido en un factor relevante. Si con solamente las declaraciones no radicales de Juan González, ya les hizo perder Florida a los demócratas, imagínense el alcance diferenciador a nivel nacional: una declaración favorable a Venezuela puede convertirse en un punto menos.

En cuanto al impacto interno de las sanciones, desde hace un tiempo se activó una campaña haciendo ver que la mayoría del pueblo venezolano está en contra, apoyada por algunos factores de oposición, y por la cúpula empresarial. Claro que, con todo lo mencionado más arriba, es difícil que cualquier opinión interna tenga peso en las decisiones de Estados Unidos.

Son todos temas internos, donde dos grupos radicalizados y en conflicto han llevado a que, al que rechaza las sanciones lo consideren chavista u opositor light, y al que las apoya, un opositor de pura cepa. El país está polarizado en la práctica y en lo concreto, aunque la retórica comunicacional pretenda hacer ver algo diferente.

Político

La política interna está comenzando a trascender fronteras, y, en el exterior, ya comienzan a sustituir el nombre de Juan Guaidó por el de María Corina Machado; ya su nombre está en la UE, en Mercosur y la Celac, y ahora también en Estados Unidos.

Y todo comenzó a tener más sentido cuando, implícitamente, se acordó que, más que un candidato presidencial, en las primarias, se estaba eligiendo al líder de la oposición. Que es quien deberá guiar los siguientes pasos, a partir de ese momento. Porque la legitimidad de ese/a líder estaría consolidada, y, a partir de allí, ya la vista internacional, estaría focalizada, y todo el instrumental de apoyo a la elección podría habilitarse en términos más concretos.

Luce difícil que de aquí al 2024, las condiciones internacionales, totalmente adversas a los actores del chavismo, puedan mejorar como para que la entrega del poder sea una opción viable. Más que nada porque el riesgo para la integridad de esos actores que hoy detentan el poder en Venezuela, no depende de la voluntad de ninguna persona o gobierno, sino que están envueltos en institucionalidades independientes, las cuales difícilmente pudieran alinearse como para asegurar lo que se ha dado en llamar una justicia transicional.

Y menos aún si gran parte del paquete sancionatorio se convierte en ley en Estados Unidos, complicando cualquier tipo de negociación. No cabe duda de que es una situación de “juego trancado” y que no augura una transición por la vía electoral en 2024. Por eso, y en la consciencia de que quien quede como candidato habilitado debería perder frente al oficialismo, es tan importante la legitimidad del/la “líder de la oposición”: ya sea que pueda o que no pueda competir como candidato, a su rol de liderazgo surgido de las bases, no habrá quien se lo quite.

Frente a esta situación de rechazo creciente, donde todas las encuestas le dan una minoría al chavismo frente a los que quieren un cambio de gobierno; y con una muy mala situación económica y de servicios públicos que afecta directamente a la gente, es probable que el gobierno se radicalice y retornen los controles como en la época más dura del chavismo.

Debido a lo anterior, es posible que hasta las primarias se vean obstaculizadas abiertamente, y que terminen no realizándose de la forma que estaban previstas, llevando a que la oposición acuerde un plan B asociado a otros métodos de medición, como, por ejemplo, hacerlas totalmente por internet, usando una VPN y así llegar a identificar la persona que va a liderar a la oposición.

Ahora, las elecciones del 2024, ya son otro tema que deberá tratarse por separado, por la cantidad de factores involucrados, y porque realmente podrían –en fair play– significar un cambio de poder.

Social

La cantidad de gente que creyó en el proceso revolucionario, en una situación de “optimismo no informado”, donde había confianza ciega y la certeza de que todo iba a estar bien; a la vuelta del tiempo se encontró con unos resultados desastrosos que los llevaron a desconfiar primero y a desilusionarse después; entrando en una categoría de “pesimismo informado”, poniendo en duda todo lo que se les había prometido que sería la mejora de su calidad de vida.

Y la duda no solo los hizo replantearse el apoyo al proceso, sino que “emocionalmente, se retiraron” del proceso: Unos siete millones de personas, abandonaron el país; de los creyentes que se quedaron, unos desertaron abiertamente de su militancia o de sus simpatías, y otros, decidieron, por diferentes razones, continuar apoyando el proceso; muchos de ellos, sabiendo ya, por los resultados a la vista, que eso no tenía sostenibilidad.

El chavista de base que se quedó, tocó fondo y se encontró con que las cosas no podían seguir así y que había que producir cambios, y entraron en lo que se llama “realismo esperanzador” buscando maneras de mejorar. Una parte se inclinó por el dólar y el mercado, y otros por continuar como venían, con la radicalización y centralización de controles.

Y cuando se creyó que ya se había encontrado un nuevo camino, y habían entrado en la fase de “optimismo informado”, con la fantasía de “Venezuela ya se arregló”, volvió un golpe de timón para hacerlos retroceder al “pesimismo informado” con las dudas correspondientes… sabiendo que ya nunca más volverían al principio, cuando creían que todo iba a ir bien.

Poco a poco vamos perdiendo viabilidad como sociedad, porque las opciones se van cerrando, y las que quedan no tienen la fuerza para sacarnos de donde estamos. Los siguientes pasos deben, necesariamente, ser de reflexión y de corrección. Porque pese a que es cierto que es difícil que el chavismo entregue el poder en 2024, por lo menos deberían revisar más profundamente el impacto social de las decisiones.

Nuestra sociedad se va empobreciendo y nos estamos encontrando con que aun los que tienen trabajo, y un ingreso de 150 dólares (que es la gran mayoría de los empleos privados) pueden entrar en cualquier momento en la categoría de pobres. Porque con el brutal aumento de los precios, es difícil que con 5 dólares diarios se pueda vivir… y ni hablar de los 5 dólares mensuales de la administración pública.

Económico

Es difícil que la situación económica desde aquí en adelante pueda dar un giro positivo, considerando que políticamente hablando se espera una radicalización, y desde el punto de vista social, una mayor cantidad de pobreza. Lo anterior debería reflejarse en la economía con más inflación y más recesión, regreso de controles que ya estaban olvidados, endurecimiento del tema de las importaciones, y una campaña anti dólar que aún no está claro hasta dónde llegará.

Porque habíamos fantaseado con que la economía podía haberse separado de la política con el repliegue que el gobierno había hecho con respecto de la economía, con mensajes contundentes apoyando al dólar y al mercado, y en ese contexto la velada oportunidad de que las empresas en manos del estado pudieran haber salido al mercado de valores.

Y hasta fantaseamos con que podría haber habido una legalización del dólar como moneda de curso legal, con clearing bancario en dólares, extensivo al mercado de valores.

Bueno… lo anterior se está convirtiendo en historia a pasos agigantados. Porque parecía que, a medida que el ambiente económico mejoraba, el gobierno sentía que perdía gobernabilidad y que la necesitaba toda completa para enfrentar la baja en la popularidad; más que nada porque la parte social se estaba complicando con precios inalcanzables para la gran mayoría de la sociedad, con aumento de inventarios, baja en las importaciones de insumos y productos, y lo mismo, aguas arriba en la producción.

La semana pasada les decía que estamos en un punto de decisión, que muestra dos caminos gruesos de salida:

1) radicalización política que arrastre a la economía, y

2) profundización de la liberalidad y el mercado.

Por el momento se puede anticipar mayor influencia del escenario 1), aunque pueden quedar activos algunos bolsones de dólar y mercado, pero ya sabiendo que ese no es el escenario que prevalecerá, porque la liberalidad está volviendo a ser reemplazada por dirigismo, y el mercado, distorsionado por los controles.

He escuchado rumores “de buena fuente” de que el IGTF iba a ser eliminado; en nuestro país, todo es posible; aunque resulta difícil que teniendo el Estado una herramienta como esa, flexible desde 2% a 20%, vaya a renunciar a eso, así como así. Pero, como les decía, todo es posible. Hay veces en que la lógica económica y el sentido común no pueden competir con ideología y oportunidad política.

Nuestra gran oportunidad está en fortalecer los bolsones de actividad y de buenas prácticas gerenciales, que nos llevaron a exportar casi 2 mil millones de dólares no tradicionales en 2022, con un fuerte peso de la industria del camarón.

Lo anterior sin tocar el tema de la deuda externa, la cual, a esta fecha, puede ampliamente superar los 250 mil millones de dólares, y que, en cuanto se entre en un proceso de reestructuración, volverá a tener peso entre las variables influyentes, porque no habrá posibilidades de despegue económico sin inversión extranjera y sin financiamiento externo, y eso no ocurrirá sin contar con el apoyo técnico y financiero del FMI. Sin el Fondo dando la bendición no habrá ni restructuración, ni nuevos financiamientos, ni inversión extranjera.

Internacional

El caso argentino ha tomado notoriedad por lo de los vencimientos de deuda con el FMI, siempre con la demonización política de la entidad, que no solo presta a las tasas más bajas del mercado, sino que permite pagar con el capital aportado (los Derechos Especiales de Giro DEG), y sin propósitos ulteriores, como no sea asegurarse la disciplina fiscal y monetaria de los deudores, para que puedan pagarle, por una parte, pero también para mejorar su desempeño económico.

Cuando el presidente Macri acudió al FMI, lo hizo para reemplazar tasas de 14% por tasas de 3%, en un momento en que las deudas adquiridas por gobiernos anteriores se estaban escapando de las posibilidades, y los mercados de deuda privada comenzaban a cerrarse… o peor, proponiendo tasas usurarias.

Lo cierto es que, después de cuatro años de gobierno, la deuda externa recibida, ha crecido, y las reservas y las posibilidades de financiamiento se han complicado. Hoy, con reservas negativas y sin fuentes de financiamiento, están nuevamente dependiendo de liquidaciones de tramos excepcionales por parte del FMI.

Los préstamos de esta semana de la CAF y los de Qatar, son de muy corto plazo, y deberán ser repagados una vez que el FMI les liquide el tramo de 7.500 millones de dólares, que en realidad serán destinados, casi en su totalidad, para pagar deudas. Ahora, los tramos del swap con China, son parte de cláusulas secretas que impiden poder hacer una evaluación comparativa.

En fin… el actual gobierno entregará el poder el próximo 10 de diciembre, y los nuevos se encontrarán con que tendrán acceso a esas cláusulas secretas, las cuales, al no haber pasado por el Congreso, pues tendrán algún tipo de reparo político.

Situación complicada la de Argentina pidiendo prestado para para pagar deudas… siendo la segunda economía de la región, con capacidad para alimentar a 400 millones de personas, con un potencial minero y energético gigantesco, entre otras cosas muy valiosas.

El próximo domingo 13 de agosto serán las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) donde quedará con claridad la situación que enfrentarán los candidatos que resulten ganadores, para las elecciones del domingo 22 de octubre de 2023, donde para ser electo presidente en primera vuelta, el candidato más votado debe obtener 45% de los sufragios o 40% y una diferencia de 10 puntos con el segundo postulante. Caso contrario habrá balotaje, que según la ley debe realizarse dentro de los 30 días de realizada la elección general.

En cuanto a la guerra en Europa, cada vez hay más reminiscencias y similitudes a la alianza entre Estados Unidos, Canadá y Europa, en la WWII. El desplazamiento del portaviones Gerald Ford para ponerse bajo el mando de la OTAN, y la responsabilidad de Italia y España en la vigilancia aérea del Mar Báltico, nos llevan anticipar que esa guerra, que hoy es una manera de hablar, pronto se convierta en un hecho real, con todo lo que eso significa.

Las fricciones entre Polonia y Bielorrusia, pueden verse como una extensión de lo que está pasando entre Rusia y Ucrania; claro que el potencial militar de Polonia es muy superior al de Bielorrusia; sin mencionar que ya estaríamos hablando de la OTAN.

Recomendación

  • Al gobierno: que revise su estrategia económica, porque las proyecciones que circulan no anticipan un futuro mejor. Algo comenzó a cambiar a mediados del 2022, y no se ha detenido. Algo no está funcionando bien: o bien realmente están cambiando el rumbo, o bien, las disputas internas están generando señales confusas. Hoy, a diferencia del año pasado, se siente una economía a la deriva.
  • A la dirigencia opositora: que si bien este proceso de primarias tiene fuertes características de ser endógeno, debería comenzar a internacionalizarse formalmente, desde ahora, para asegurar la realización de las primarias. Que la muy posible suspensión de las primarias, no resulte gratuita, sino que tenga algún costo para quien las suspenda. Las primarias son un derecho que no debería ser conculcado.
  • A la dirigencia empresarial: que prepare una hoja de ruta para los siguientes 18 meses, dividido en 3 segmentos de 6 meses cada uno. El primero de reacomodo a la nueva situación de regreso a los controles; el segundo de relanzamiento del sector privado, visto desde el punto de vista de un fondo de apoyo mutuo en temas de gerenciamiento y capital de trabajo; y el tercero de sostenimiento de lo alcanzado, con énfasis en evitar que cierre ninguna empresa más… las necesitamos a todas.

https://www.elnacional.com/venezuela/analisis-de-entorno-la-radicalizaci...

 14 min


Luis Ugalde, SJ.

Muy pocos dudan de que Venezuela necesita un cambio profundo y una muy exigente reconstrucción. En eso coinciden los que simpatizaron con el “socialismo del siglo XXI” y los que se opusieron a él. En su reciente reunión la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) recogía este consenso en apretada síntesis: “Nos preocupa la pobreza generalizada; las fracturas de las familias producto de la migración forzada de millones de venezolanos; el creciente número de niños, adolescentes y adultos mayores desnutridos, con sus irreversibles secuelas para su vida; la inequidad social y económica; el deterioro de los servicios públicos y de salud; el desmantelamiento de las industrias básicas; la falta de seguridad jurídica; la corrupción administrativa e impunidad generalizada; las limitaciones para la movilización por la falta de combustible y de transporte; el deterioro ecológico de extensas áreas, que afecta principalmente a los pueblos indígenas; el control que en algunas zonas ejercen diversos grupos irregulares armados. Así mismo, la violación de los derechos humanos y políticos que lleva consigo persecución, inhabilitación, represión, torturas y supresión de libertades. Igualmente, la gravísima crisis educativa que se manifiesta, entre otras cosas, en la deserción escolar y docente, los bajos salarios de los maestros y profesores,el deterioro de las infraestructuras escolares” (Nos. 6 y 7).

Pero no basta el diagnóstico. Todos tenemos que examinarnos y movilizarnos para que en Venezuela vuelva a brotar la hierba de la esperanza y trabajo de todos retomemos el camino de una vida digna para todos.

Esta realidad es tan evidente que en ella coinciden también gobiernos latinoamericanos amigos del “socialismo”y la gran mayoría de los gobiernos democráticos de nuestro continente y del mundo. No podemos continuar como si no pasara nada. Es la hora de que nos preguntemos seriamente qué podemos hacer entre todos antes de que el naufragio de Venezuela se convierta en un desastre irreparable. En la reciente reunión de la Unión Europea y los gobiernos latinoamericanos del CELAC, un grupo de amigos de Venezuela manifestó su preocupación y exhortó a hacer los cambios, con diálogo y negociación dentro del camino democrático en el marco de nuestra constitución. La gran oportunidad son las elecciones democráticas de 2024. De ellas Venezuela saldrá atada por décadas con una dictadura de miseria y sumisión, o con ellas iniciaremos un camino extraordinario de entendimiento entre quienes hasta hoy se rechazan como enemigos. Ahora la mayoría sufre concentrada en sobrevivir sin mayor protesta porque no ve salida ni cree en políticas e instituciones fracasadas, pero empieza a resurgir la esperanza con las Primarias para escoger un candidato único democrático en las elecciones de 2024.

Venezuela preocupa a gobiernos de EE.UU. y Europa. También a presidentes latinoamericanos considerados de “izquierda” y amigos de Maduro, pero que necesitan diferenciarse del evidente fracaso venezolano. Esos gobiernos quieren ayudar a que nuestro país retome la senda constitucional y democrática, que abra las puertas a la reactivación acelerada con inversiones multimillonaria y que elimine las persecuciones de unos y las sanciones de otros; no son separables. En todo esto EE.UU. con sus políticas es clave. Parece que el gobierno de Biden quiere ese camino, que es imprescindible abrir en 2024 con elecciones competitivas con observación internacional. El desastre quedó en evidencia hace una década con el retiro de las inversiones privadas, increíble la pérdida de 75% del PIB y el éxodo de más de 6 millones de venezolanos. No habrá fuerte reactivación de inversiones, ni recuperación del PIB, si no hay apertura democrática.

Para convertir en acción el grito silencioso de millones de venezolanos empobrecidos, es necesario escuchar y recibir el apoyo eficiente de países democráticos y de gobiernos de “izquierda”, y la voz de la Iglesia el sentir de los venezolanos. Todos coinciden en exhortar al gobierno el camino electoral, antes de que la situación se agrave. El camino del diálogo y de la negociación desagrada al gobierno autoritario y a muchos opositores que quisieran rupturas, confrontaciones y castigos; pero el enfrentamiento resistencias de los que todavía están en el poder y dificulta la necesaria unión del país para la muy difícil reconstrucción.

Lo más sensato y conveniente para el país, sería que el propio gobierno reconociera el evidente fracaso de la prometida prosperidad socialista. Con ética y lógica, el Presidente y su gobierno debieran reconocer los hechos y abrir la puerta de la transición, por el bien de ese pueblo al que ofrecieron servir. No somos ingenuos ni nos hacemos ilusiones, pero no renunciamos a que prevalezca el bien del país con la renovación del poder al menor costo posible, con los equipos más competentes y el mayor apoyo internacional posible.

https://www.analitica.com/opinion/del-naufragio-a-la-esperanza/

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Sadio Garavini Di Turno

El influyente académico, especialista en política internacional, Walter Russel Mead, en una reciente columna en el Wall Street Journal titulada: “Russia, China and Iran in America’s Backyard. These adversaries threaten the U.S. with their moves into Latin America”, advierte que la creciente presencia de Rusia, China e Irán en una América Latina, políticamente inestable y afectada por recurrentes crisis socioeconómicas, se está convirtiendo en una seria amenaza de seguridad para los EEUU. Russell menciona la construcción en Cuba de una sofisticada facilidad china de inteligencia militar, claramente dirigida hacia los EEUU. Russell recuerda también las recientes visitas oficiales del Presidente de Irán Ebrahim Raisi a Venezuela, Nicaragua y Cuba, que fueron precedidas por visitas a esos tres países de buques de la Armada Iraní. Rusia también mantiene una estrecha cooperación militar y económica con Venezuela, Nicaragua y Cuba. China, por su parte ya es el principal socio comercial de América del Sur. El intercambio comercial de China con América Latina subió en estos últimos veinte años de 18 millardos de dólares a 450 millardos. Russell critica fuertemente el desinterés del gobierno de EEUU en relación a América Latina y afirma que la prosperidad y la seguridad de los países latinoamericanos deberían preocupar enormemente a los EEUU. Los también influyentes profesores Stephen Walt de la Harvard Kennedy School y John Mearsheimer de la Universidad de Chicago afirman que los EEUU, amparados en la “profundidad geográfica” de los dos océanos, deben dejar de desperdiciar tesoro, sangre y energía para ser el “policía mundial” y convertirse en el “off shore balancer”, el balancín externo que apoya a las coaliciones regionales que impidan el surgimiento de un hegemón regional, en las regiones estratégicamente fundamentales, como Europa, Asia nororiental y Medio Oriente. Pero para ejercer este rol, muy parecido al que la Gran Bretaña ejerció en el Siglo XIX, es necesario, según Walt y Mearsheimer, impedir que potencias extraregionales logren penetrar geopolíticamente en América. Las ideas de todos estos autores favorecen el resurgimiento de la llamada “No Second Cuba Policy”, que tuvo su auge en la Guerra Fría y que tenía como objetivo impedir el surgimiento de “una segunda Cuba” en el hemisferio. Recordemos la frase del Presidente Johnson en los días de la intervención en República Dominicana de 1965.” What we can do in Vietnam if we can’t clean up the Dominican Republic”.

El problema para EEUU es que ahora ya hay tres “Cubas” en el Caribe y en el resto de América Latina muchos países se están orientando por un no alineamiento activo y pragmático frente al conflicto China- EEUU. Y aun cuando condenaron en la ONU la agresión rusa a Ucrania, no se han sumado a las sanciones contra Rusia. La invasión de Putin a Ucrania y la agresividad geopolítica de China en Asia han provocado el fortalecimiento de la OTAN y en general de las alianzas en el llamado “Occidente”, alrededor de los EEUU. Las pacifistas Alemania y Japón de la segunda posguerra han iniciado un importante proceso de rearme. En cambio, en América Latina parece estar fortaleciéndose de nuevo ese antiyanquismo arielista tanto de derecha, como de izquierda, recordemos las simpatías nazifascistas de los años 30 y neocomunistas en la Guerra Fría. Al respecto, recomiendo el excelente libro de Carlos Granés: “Delirio Americano.” En efecto, nuestra relación con Occidente siempre ha sido algo “peculiar”. Por eso, Octavio Paz dijo una vez que: “El latinoamericano es un ser que ha vivido en los suburbios de Occidente, en las afueras de la historia”.

@sadiocaracas

https://www.analitica.com/opinion/estados-unidos-sus-enemigos-y-america-...

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Griselda Reyes

El pasado lunes, sobre las 6:45 de la mañana, revisando lo que fue la red social Twitter, lo primero que veo es la lista definitiva de 153 aspirantes a rectores del Consejo Nacional Electoral. La difusión oficial fue hecha por el Comité de Postulaciones Electorales del Parlamento como paso previo a la designación del nuevo Poder Electoral.

Revisé minuciosamente nombre a nombre e inmediatamente reflexioné sobre lo que la Constitución dicta en materia del ente comicial.

_Artículo 296: «El Consejo Nacional Electoral estará integrado por cinco personas no vinculadas a organizaciones con fines políticos (…)»_

Si bien estas líneas no son para fustigar el rol del Parlamento en su tarea por ocupar el vacío que han dejado los cinco rectores principales y sus respectivos suplentes al renunciar al CNE; si vale la oportunidad para hacer algunas consideraciones sobre la independencia que el órgano rector merece.

La designación de un Poder Electoral equilibrado garantiza en buena medida la paz y la estabilidad del país en los años por venir, a la luz del proceso electoral presidencial 2024 y ejecutivo regional y municipal, junto a cuerpos legislativos en 2025.

Designar a cinco rectores principales y 3 suplentes incorporados con independencia real, permitirá que el ente rector fortalezca el voto como institución y no haya duda en la inmensa mayoría de los venezolanos que la participación política y el voto son la vía.

De acuerdo con el listado publicado, hemos visto que desde el poder dejaron atrás todos los amagues por poner a los funcionarios más «espanta-votos» de su staff, como había circulado anteriormente en redes sociales.

Pero si hay nombres que dejan en entredicho la independencia del organismo electoral, de lado y lado. Funcionarios de otros poderes, instituciones del Estado y militantes partidistas. Esto último también pasa con nombres de la oposición venezolana.

El Poder Electoral no puede ser reparto de cuotas partidistas. Necesitamos hombres y mujeres probas, expertos en la materia electoral para que garanticen la transparencia de los procesos por venir, todos definitorios del rumbo del país para los próximos años.

El ente comicial próximo a designarse debe además tener garantías de continuidad. Su permanencia no puede estar atada a ninguna negociación política, pues insisto, su rol garantiza la estabilidad del país.

Cuando hago mención específica a hombres y mujeres probos en la materia, me refiero específicamente al tema técnico que no deje lugar a dudas de transmisiones de datas irregulares. El nuevo CNE debe desmitificar, de una vez por todas, el tabú del fraude electoral, argumento del cual se afanan los más radicales para llamar a la abstención y canjear la ruta electoral por aventuras poco felices. Este es el tema medular que debe enfrentar la próxima junta directiva electoral.

Asimismo, en vista del reto electoral en el que el país se adentra, el ventajismo electoral debe conseguir en los nuevos rectores a sus principales enemigos. Una de las primeras tareas a atender es ese limbo jurídico en que han convertido por años la precampaña electoral.

Garantías, respeto, equilibrio… Eso es lo que los venezolanos aspiramos del venidero Poder Electoral. Ni más, ni menos.

Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.

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https://talcualdigital.com/el-cne-que-merecemos-por-griselda-reyes/

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Fernando Mires

No, no voy a escribir sobre España. Estamos recién en las puertas de lo que serán tanteos, conversaciones, guiños, negociaciones, y todo eso que forma parte del ajetreo gris pero necesario de la política cuando, dejado atrás el momento dramático de las elecciones, lo que viene es crear gobernabilidad. No voy a escribir sobre España, pero sí voy a escribir a propósito de España. Pues si mis conocimientos me alcanzan, España está en Europa y Europa está en el mundo. De modo que algo de lo que pasa por esos otros lares tiene que ver con España, y algo de lo que pasa en España nos toca a todos.

1. Como en toda democracia occidental, en España confluyeron las fuerzas de centro acompañadas cada una de su respectivo extremo: lo que quedó de Podemos en Sumar, y la que se suponía y no fue, arremetida furiosa de VOX. Pues bien, en España, si sumamos PP y PSOE, ganó el centro y ganó fácil y ganó bien. La decisión está ahora entre los dos grandes «partidos de estado», como llamó Núñez Feijoo al neobipartidismo. A un partido de estado no le alcanzan los votos pactando con su «amigo natural», VOX. Al otro partido de estado solo le alcanzan pactando con los que deberían ser sus «enemigos naturales», como los independentistas vascos y catalanes.

Y aquí nos topamos con un tema que nos hace mirar hacia fuera de España. Me refiero a la posibilidad cada vez más creciente de que los partidos de centro se vean obligados a buscar sus posibilidades de acceso al poder, cuando no lo pueden hacer por sí mismos, apelando a la colaboración de los partidos extremos. El dilema lo han vivido los países escandinavos, más Austria, Holanda y pronto comenzará a vivirlo Alemania con el ascenso espectacular de AfD. El presidente de la CDU, Friedrich Merz ya adelantó que una colaboración entre CDU y AfD (Alternativa para Alemania) es viable en niveles comunales. Por cierto, le cayeron todos encima. Pero eso es siempre así al comienzo.

Las posibilidades de reordenamiento político pasan, en la mayoría de los países europeos, aunque también de manera creciente en algunos de América Latina, por la integración de los extremos al orden político tradicional. La particularidad de España es que, mientras los demás países de la región enfrentan a dos extremos, uno llamado de izquierda, otro llamado de derecha, el país enfrenta una triada extremista: el extremismo de izquierda (Podemos o Sumar), el de derecha y el del separatismo nacionalista, cuyas ideologías van más allá de la geometría formada por los tres lados del triángulo clásico: conservador, liberal, socialista.

Lo cierto, lo inevitablemente cierto, es que en los países democráticos estamos viviendo un avance acelerado de los extremos hacia el centro, al que ocupan sin dejar de ser extremos, con lo que de paso se está diciendo que los extremos políticos no coinciden con los extremos geométricos, o lo que es igual: en política, ni el centro está en el medio ni los extremos están siempre en las puntas.

En otras palabras, los extremos en Europa y en América Latina ya no están situados en los márgenes de la política oficial. Por el contrario, forman parte, se quiera o no, del paisaje político. Hecho que nos plantea la necesidad de contar con ellos, e incluso, en determinadas ocasiones, como comienza a ser tendencia en Europa, hacer política no solo en contra de ellos, sino con ellos. En España por ejemplo las acciones concertadas ya son practicadas a nivel comunal y regional: el PP con VOX, el PSOE con la izquierda extrema y en cierta medida con los nacionalismos separatistas.

En el espacio de la política internacional habrá también que contar con países gobernados por extremos y por lo mismo hacer política con ellos. Europa, como ha detectado Timothy Garton Ash, ya no es una comunidad de democracias liberales. Italia, Turquía, Hungría, Polonia, Serbia, ya no lo son. Francia puede dejar de serlo con un triunfo no imposible del lepenismo .

En América Latina, continente de extremismos, los extremos –dícense de izquierda- gobiernan en Venezuela, Nicaragua y Bolivia, y de modo parcial, en Honduras, Colombia, Argentina (cristinismo) y Chile. A su vez, los extremos de derecha han sido gobierno en Brasil con Bolsonaro (cuyas fuerzas se mantienen intactas) y hoy lo son en el Salvador de Bukele. De modo muy perceptible ya se insinúan hacia el futuro con Milei en Argentina, con Kast en Chile e incluso recientemente con Corina María Machado en la Venezuela de Maduro. Y no por último, está aún presente la experiencia ya vivida en los EE UU con Trump, donde la historia no ha terminado.

Hoy nuevamente amenaza una reedición de un gobierno de extremos con la posible sucesión de Biden, sea con el mismo Trump, sea con Ron de Santis, o sea con cualquier otra cosa parecida. Demasiados ejemplos para hablar de tendencias aisladas. Por el contrario, hemos de admitir que la instalación de los extremos en la política occidental es parte de una realidad global. Probablemente, más de algún historiador titulará en el futuro los tiempos en que vivimos como el de “la invasión de los extremos”.

2. A primera vista, lo sé, puede parecer discordante hablar de extremos políticos al referirme a fuerzas que en muchos países están convirtiéndose en mayorías o han llegado a ser gobiernos, o a partidos que no están al margen e incluso son mayoritarios en sus respectivas naciones. Conviene entonces precisar qué entendemos aquí cuando usamos el concepto de extremos políticos:Pues bien, bajo el concepto de extremos políticos me refiero a movimientos, partidos y gobiernos cuyo propósito deliberado es romper con modos y formas de convivencia política largamente establecidas a través de consensos e incluso de leyes.

¿Nos referimos entonces a lo que otros autores llaman neopopulismo? Solo en parte. De los populismos tradicionales, los extremismos políticos han tomado la referencia al pueblo, la relación de comunicación directa entre líder carismático y pueblo, y el estilo épico o heroico de los discursos de sus líderes. Hay, sin embargo, algunos puntos que diferencian al extremismo político de los conocidos momentos populistas. Uno de ellos, quizás el más ostensible, es que, a diferencia del carácter mesiánico de los movimientos populistas del pasado, los movimientos extremistas de nuestra era, son reactivos, vale decir, han surgido como rabiosa reacción defensiva no en nombre de un nuevo orden, sino en nombre de la preservación de supuestas tradiciones perdidas.

O, lo que es parecido, en nombre de la conservación de valores en vías de desaparecer, supuestamente arrasados por una posmodernidad global que ha escapado al control de los estados nacionales (Trump dixit). Es por eso que los extremismos, sean de izquierda o derecha, son en su mayoría nostálgicos. Otros dicen conservadores. Algunos opinadores los llaman «pasadistas» (en contraposición a los progresistas).

Los extremos de izquierda usando un vocabulario correspondiente al de los movimientos obreros de la sociedad industrial, y los de derecha apelando a supuestos valores conservadores –entre ellos orden, patria y familia– coinciden en disparar hacia el mismo blanco: la democracia liberal. Mientras los primeros ven en la sociedad liberal la dominación del trabajo por el capital (neoliberalismo económico), los segundos ven en el liberalismo político (no así en el económico) la fuente de degradación de los modos tradicionales de vida, declarándose antiliberales (o, con el nombre positivamente asumido por el húngaro Orbán, i- liberales)

3. Estamos hablando de un nuevo conservadurismo, un conservadurismo plebeyo, cuyo lenguaje va dirigido no a una clase elegida sino a las masas. Así se explica por qué el extremismo de nuestro tiempo ha establecido una relación de empatía internacional con gobiernos ultra reaccionarios como es el de la Rusia de Putin.

El dictador ruso, siempre audaz, ha captado esta nueva convergencia y ha procedido a apoyar a movimientos como Agrupación Nacional (AN), AfD y a otros movimientos y partidos reaccionarios europeos a los que ofrece –en las irónicas palabras del citado Garton Ash– «una permanente pensión alimenticia». A Putin, además de la comunidad de valores con estos movimientos (nacionalismo, culto a la religión, patrioterismo y homofobia) lo cautiva el nuevo «antieuropeísmo europeo» –sobre todo anti-UE y anti-OTAN– del que hacen ostentación líderes como Marine Le Pen en Francia y Alice Waidel en Alemania, pero también propio a los movimientos de izquierda que comandan Melenchon en Francia, Pablo Iglesias en España, Sahra Wagenknecht en Alemania, y otros.

Con ojo avizor, Putin ha entendido que los neoextremistas –no importa si se llaman de derecha o izquierda– pueden llegar a ser parte de aquel fenómeno que en otros textos hemos llamado «contrarrevolución antidemocrática de nuestro tiempo». En efecto, tales movimientos, partidos y gobiernos extremistas han logrado ser para Putin similares a los que fueron los movimientos y partidos comunistas para Stalin: caballos de Troya destinados a desestabilizar el orden democrático occidental. Pero esta vez, no en nombre de un futuro luminoso, sino en el de un pasado heroico al que –según la partitura de la derecha extremista– progresistas, liberales y demócratas intentan destruir. Por cierto, al igual que durante la URSS, Putin debe aceptar algunas disidencias.

Así como en el pasado reciente, Ceausescu en Rumania, Tito en Yugoeslavia, Hoxha en Albania, se oponían a la hegemonía de la URSS, también hay partidos extremistas que no se dejan conducir desde la Rusia de Putin, entre ellos el propio VOX de Abascal, Hermanos de Italia de Meloni (no así, Forza Italia de Berlusconi, Liga de Salvini) y Ley y Justicia del gobierno polaco. Pero a Putin eso no parece importar demasiado. Lo importante es que, con o sin su apoyo, cumplan una misión objetiva: horadar los cimientos sobre los cuales están edificadas las democracias occidentales.

4. Los partidos extremistas del presente, a diferencias de tiempos pasados, no se declaran abiertamente antidemocráticos. Más bien se declaran partidarios de un nuevo tipo de democracia. Una democracia donde –de acuerdo con Yasha Mounk– primaría una comunicación directa entre líder y pueblo, más allá de las instituciones. De ahí se entiende por qué, cuando están en el gobierno, sea en Turquía, en Polonia, en Hungría e incluso en Israel, los gobiernos extremistas practican una suerte de inconstitucionalidad desde el propio estado, esto es, en contra de los tribunales de justicia, en contra del parlamento y, por supuesto, en contra de la libertad de opinión y de prensa.

El ideal de gobierno de los extremismos ya no es, como en el pasado, una dictadura, sea fascista o «del proletariado», sino el de gobiernos fuertes y autoritarios, pero al mismo tiempo, populares.

No deja de ser interesante constatar que en Alemania, donde más ha crecido AfD ha sido en los territorios de la ex RDA, a cuya población el comunismo les inculcó un modo de pensar ligado a la obediencia del colectivo frente a una autoridad superior. Como dijo recientemente el cantante Wolf Biermann, quien fuera activo disidente durante la dictadura comunista, «el comunismo les dejo a esa gente la cabeza dañada». Seguramente no es así, pero el ideal autoritario de la política, continúa prevaleciendo ahí con una porfía digna de mejores causas.

No importa a los seguidores de partidos extremistas que el autoritarismo sea de izquierda o de derecha. Lo importante es que exista una autoridad que los libere de los supuestos males que padecen. Una autoridad que ponga coto a dos realidades percibidas como problemas: la «invasión» de los extranjeros y la disolución de la familia patriarcal frente a la “degeneración de las costumbres” provenientes de los movimientos de género como LGBTQ. La agitación de esos dos temas ha bastado a los partidos extremistas, sobre todo a los de “derecha”, para ganar muchas elecciones, sean comunales o regionales.

Naturalmente, los partidos extremistas antes de alcanzar el gobierno actúan de acuerdo con normas establecidas por el derecho constitucional. En la práctica han llegado a ser parte legal de la actual democracia occidental, hecha para quienes piensen y actúen de modo diferente al orden establecido, siempre que no contravengan la constitución y las leyes. El dilema, para las formaciones democráticas es entonces el siguiente: ¿cómo actuar en defensa de la democracia frente a fuerzas emergentes que amenazan sustituir el orden democrático apelando a medios democráticos?

Más difícil es encontrar una respuesta simple a ese complejo problema si se tiene en cuenta que, en su gran mayoría, el nuevo extremismo conservador no proviene desde fuera del paisaje político, sino desde sus patios interiores. La diferencia es que en el pasado existían dentro de los partidos tradicionales y hoy existen fuera de ellos. Muchos de los cuadros y dirigentes de AfD o de VOX, por ejemplo, provienen de las alas de la derecha de partidos como la CDU/CSU o el PP. Eso significa que mantienen vínculos con los partidos conservadores no extremistas. En cierto modo, en el caso del extremismo de derecha europeo, se trataría de un extremismo endógeno y no exógeno con respecto al orden democrático imperante.

Frente al desafío mencionado no hay por cierto una receta única. En Francia, pese a ser un partido mayoritario, el lepenismo ha podido ser bloqueado mediante la formación de agrupaciones democráticas, pero ideológicamente muy heterogéneas entre sí. En Alemania, España y otros países, hay empero comunicaciones entre «los partidos de estado» y los partidos extremistas. En Latinoamérica, en el caso chileno, observamos como las fuerzas extremas del «kastismo» (pinochetismo constitucional) no solo provienen sino, además, convergen con la derecha tradicional sobre la cual ya ejercen cierta conducción hegemónica.

En breve, el extremismo de hoy, más el conservador que el de izquierda, no está desligado del tronco histórico de la política de cada nación. Aislarlo, como ha ocurrido hasta ahora en Francia (nadie sabe hasta cuándo), no será siempre posible. Intentar prohibirlos, significaría negar los propios principios de la democracia liberal. Solo quedan entonces dos alternativas. O integrarlos o competir con y en contra de ellos.

Hay casos, el italiano es uno, en los cuales se demuestra que los partidos extremistas ya no lo son tanto cuando contraen alianzas con partidos no extremistas o cuando se ven obligados a gobernar sobre una ciudadanía que no comparte mayoritariamente todas sus posiciones. Pero también hay casos que demuestran que, en cuanto se hacen del poder, como en Hungría, Polonia y Turquía, tiene lugar –a veces en cámara lenta- un desmontaje de la construcción democrática de esas naciones.

Definitivamente hemos de llegar a la conclusión de que el extremismo político existente en diferentes regiones del mundo occidental, si no es mayoritario, es un factor de poder con el que –más para mal que para bien– hay que contar.

Pero también debemos deducir que, si en algunas zonas ha logrado crecer, no es solo porque operen en base a mentiras sino porque seleccionan verdades a las que recanalizan en función de sus objetivos de poder. El crecimiento migratorio por ejemplo, es innegable, y en diversos países constituye un problema social. Lo peor que se puede hacer sería ocultarlo o, como es usual, minimizarlo. De lo que se trata es de enfrentarlo con decisión, nombrando y no callando la dimensión del fenómeno.

Del mismo modo no es lo mismo agitar las legítimas demandas de género –correspondientes a una verdadera revolución cultural y sexual del siglo XXI– en las grandes urbes, que hacerlo en zonas agrarias y semiagrarias, regidas hasta ahora por normas tradicionales de asociación familiar. Las relaciones patriarcales datan de siglos y los movimientos de género ya están aprendiendo que no pueden ser erradicadas en semanas o meses. A veces se requiere el paso de una generación a otra.

Lo peor en fin, es ocultar los problemas. En el pasado, el fascismo llegó a triunfar no porque hubiera inventado la desocupación laboral, la crisis económica, la inflación, el avance del comunismo estaliniano: Todos esos problemas y peligros existían. Pero los sectores democráticos, en lugar de explicarlos y buscar soluciones, preferían esconderlos debajo de la alfombra.

5. Me propuse no escribir este artículo sobre España. Sin embargo, lo que ha pasado en las elecciones en España tiene un innegable carácter paradigmático. De hecho nos confronta con una cantidad de preguntas que no solo tienen que ver con España. ¿Deben ser integrados a la estructura política partidos extremistas como VOX? De hecho ya están integrados. De la respuesta adecuada a esa pregunta dependerá el destino inmediato de esa nación. Sánchez, pagando un alto precio político, integró al extremismo de Podemosotorgándole espacios de gobierno que, naturalmente dilapidaron. Pero si no lo hubiera hecho, Podemos habría crecido desde la oposición mucho más de lo que creció en el gobierno. ¿Debe negociarse con autonomías antiestatales? Probablemente no. Pero no por eso sus demandas van a desaparecer del mapa político y frente a ellas hay que levantar ciertas alternativas.

¿Debe haber en una democracia partidos parias, excluidos de toda posibilidad de asociación? Probablemente sí, pero hay que aceptar que, si no rompen con la Constitución, ellos forman parte legal de la sociedad política. Al fin y al cabo uno tampoco elige a sus vecinos. ¿Debe haber tabúes cuando llega el momento de estabilizar un determinado gobierno? Quizás: la política no es la gobernabilidad, pero sin gobernabilidad no hay política. En fin, todas estas son preguntas que los actores políticos deberán responder a su debido tiempo. Y no es fácil.

La política es, en primer orden, un espacio de confrontación, pero también lo es de diálogo, de compromiso, de negociación. Cada una de estas prácticas requiere de momentos y de lugares específicos. Lo fundamental es no equivocar el momento ni el lugar. Después de todo en política –creo que en la vida también– nadie obtendrá siempre lo que quiere, solo lo que puede. Los límites del poder son los del no-poder. Pero hay que saber reconocerlos a tiempo.

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

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