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Para que el sol y la luna también sean felices

Artículos de opinión
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Leí a un poeta amigo, que en medio de su particular manera de expresarse, escribió que el malestar y la indignación nacional eran tan inmensos que emitía fluidos que llegaban al sol y a la luna, entristeciéndolos. Tomando como pie lo dicho por el poeta y en medio de mi intervención en la gran asamblea popular realizada con nuestro candidato Edmundo González, en la urbanización Base Aragua de Maracay, el pasado 28 de junio, dije que nuestra lucha era para superar la inmensa y horrorosa crisis que nos abate a todos y para que “El sol nos ilumine con alegría y la luna nos de su brillo sin llorar”.

Este régimen nos ha traído a algo que se parece a un infierno, solo falta literalmente que incendien el país como Nerón lo hizo con Roma para acabar con los cristianos. Someter el 90% del pueblo a la pobreza y al hambre es obra de Mefistófeles, máxime cuando éramos el país más rico de Latinoamérica y ahora somos uno de los más pobres del mundo. 

Con la criminal, inadmisible, intolerante y por supuesto totalmente inconstitucional persecución a la disidencia que encarcela, tortura y hasta asesina, al lado de una inseguridad personal y de bienes no conocida, y como si fuera poco una corrupción desatada en todos los órdenes de la administración pública, que se concreta en robo y asalto a las riquezas nacionales, han pretendido transformarnos en una sociedad de odios y rencores para vernos todos con malos ojos y así poder manejarnos con mayor facilidad.

Demasiado en demasía hemos soportado, nunca pensé que fuéramos capaz de aguantar tanto y continuado, pero afortunadamente y gracias al Señor Padre Eterno, llegó y estamos en plena hora de sacudirnos toda la maldad y el inmenso daño causados por seres malignos parecidos al diablo. 

Este 28 de este mes de julio se producirá ese gran sacudón nacional sin precedentes que elegirá a Edmundo González Presidente de la República para adelantar el cambio que el país demanda a gritos, superar la profunda crisis que nos abate a todos, colocar el país en vías de su desarrollo integral y proporcionar bienestar y felicidad a todos, particularmente a los más pobres, necesitados y descuidados criminalmente por este régimen totalitario y oprobioso.