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Opinión

Carlos Raúl Hernández

Lo ocurrido en Venezuela durante estas casi dos décadas trasciende el asunto de que un gobierno inepto debe irse después del milagro de convertir en mendigos a ciudadanos legendarios por su capacidad adquisitiva, llamada tiempo ha saudita. Hoy está muy claro urbi et orbi que se trata de un grupo aferrado con desesperación al poder por el explicable pánico de dar cuentas ante un país que se arrodilló frente a ellos y les concedió todo lo que pidieron (ese pánico es el punto clave a considerar en una estrategia para que lo suelten). Se trata del fracaso más aplastante, rotundo, y escandaloso de eso que llamaban socialismo, quimera que cada vez que la intentaron instalar fracasó, pero siempre tuvo una excusa funcional y aceptable, además de que estuvo rodeada de heroísmo, canciones, películas, novelas y poemas.

Habla mal de los venezolanos que mordimos el anzuelo cuando la utopía estaba piche luego del Muro de Berlín. Los bolcheviques establecieron uno de los regímenes más espantosos de la Humanidad, pero durante la Segunda Guerra Mundial ayudan a derrotar a Hitler, quien actuó con desquiciamiento y voracidad imperial como los que muy probablemente hubiera desplegado Trotsky si triunfara en la lucha interna sobre Stalin. De haber sido así, posiblemente hubiera lanzado la URSS a derrocar “los gobiernos capitalistas”, declara la guerra a “las potencias imperialistas” y termina como Adolfito. Pero la historia fue otra y Stalin aparece en Yalta a la izquierda de Zeús Roosevelt –Churchill a la derecha–, en el Olimpo del siglo XX. El mundo sabía que esperó impertérrito entre cañonazos en el balcón de su oficina, con las tropas alemanas a 12 Km. del Kremlin.

El neoliberalismo
Su coraje lo emularon los comunistas en la resistencia europea, en Asia, y contra las dictaduras en Latinoamérica, lo que los cubrió de gloria y con un manto de romanticismo en sus luchas. Después vino la larga y heroica marcha de Mao hacia el poder, el asalto de los jóvenes verde oliva comandados por Fidel Castro y luego la gesta del “poeta y campesino vietnamita Ho-Chi-Min”, los martirios del Che Guevara y Camilo Torres, la inmolación de Allende, el triunfo de “los muchachos de Daniel Ortega” contra la siniestra dictadura de Somoza. El estruendoso aplauso a los héroes y los poemas de Neruda, Alberti, Guillén, León Felipe, leídos en alta voz para que se oyeran en todos los continentes, ocultaban los gritos en las torturas y los llantos de las viudas de los fusilados por la revolución. Las elites culturales abrazaron el marxismo y le pulían la hebilla a Fidel mientras la opinión pública se hizo progre (ni comunista ni anticomunista).

La miseria en Cuba era culpa del “bloqueo”, es decir, un embargo económico que nunca se cumplió e inventaron un paraíso social que la “revolución” había creado, una de las mentiras publicitarias más brillantemente edificadas que se recuerden. Cada vez que el hambre apretaba, Castro hacía un discurso contra los yanquis y hervía la sangre de los antiimperialistas del continente. Pero la genialidad propagandística de la izquierda tuvo su epítome con la Caída del Muro de Berlín. Este episodio encarna la crisis general del socialismo y el intervencionismo, que enfrentan las reformas económicas de Deng-Xiao- Ping, Reagan-Thatcher, Felipe González y Mitterrand, y el salvaje de Latinoamérica por el FMI, para superar el colapso del gobierno de Carter, el naufragio de Europa y la debacle con la crisis de la Deuda incubada por Cepal. Pero ¡sorpazzo!

El Foro de Odebrecht-Sao Paulo
En vez de analizarse la revolcada del socialismo comenzó la extraña lucha contra otro fantasma kapitalista: el neoliberalismo, la revolución conservadora, el pensamiento único, y lograron escurrir el bulto. Como se puede apreciar siempre hubo épicas, añagazas, coartadas para el fracaso socialista. Siempre hubo Sarte, Richard Wright, Susan Sarandon, García Márquez, Oliver Stone. Pero el socialismo del siglo XXI se mató solo, se ahorcó con su propio ombligo. Obtuvo una votación abrumadora en 1998. Pidieron la constituyente, con lo que inocularon al país con un retrovirus que ha traído –y traerá, no lo olvide– muchos dolores, ganaron 15 elecciones, se hicieron de gobernadores, alcaldes, concejales y legisladores. Una talentosa oposición les regaló la Asamblea Nacional en 2005, tuvieron el precio del barril de petróleo a 120 dólares, pero aún así, aún así, aún así, aún así, fracasaron como nadie en nuestra historia.

Sin heroísmo, sin derramar su sangre, sin una guerra civil, con una oposición que desapareció en 2005 y se recompuso trabajosamente, sin Estado de Derecho, fracasaron y ahora luchan para asirse de la última piedra antes del abismo. La izquierda internacional se esperanzó con la emergencia de lo que podríamos llamar el marxismo-leninismo- odebrechtsismo latinoamericano, fundado por Lula y el Foro de Sao Paulo, pero ya se comprobó una vez más que las utopías solo sirven para que los dictadores se laven la cara. A pesar de que los chulos españoles de Podemos hacen todo lo posible por hundir para siempre a Venezuela con su asesoría económica, ya no hay excusas: el socialismo es la peor tara de las sociedades modernas y esta es la prueba irrefutable de que se autodestruye incluso en las condiciones más propicias, se voltea en una recta.

@CarlosRaulHer

 4 min


No me he cansado de analizar los videos. Una vez soldados disparando a quemarropa sobre el pecho de un niño. Otra vez apiñados sobre el cuerpo de un estudiante al que patean hasta dejarlo casi muerto. Otra vez haciendo añicos el violín de un joven músico. Otra vez encerrando a un grupo de jóvenes en una cava para bombardearlos con “gas del bueno” (como decía el muerto Chávez) Otra vez, robando relojes y celulares a cualquiera persona. Y eso es solo lo que se ve. Nadie sabe lo que pasa en los recintos carcelarios de Nicolás Maduro. Se habla de maltratos, torturas, violaciones.

¿De cuál infierno salieron esos demonios? ¿De qué madera está hecha esa gente? ¿Quién les metió tanto odio en el cuerpo? ¿Dónde yacen los límites de la maldad? Maldad radical que no se esconde, maldad que no es banal como pensó una vez Hannah Arendt frente a la maldad de quienes reciben órdenes con los ojos cerrados.

Arendt no era socióloga y no trabajaba con tipologías. Sin embargo, hay en algunos de sus textos, particularmente en Orígenes del Totalitarismo, momentos en los cuales la filósofa no resistió la tentación de proponer tipos sociológicos a fin de lograr una mejor comprensión del totalitarismo antes de que los representantes del poder colonizaran los espacios íntimos del ser, tal como lo describiera Orwell en su siempre vigente 1984. La conclusión de Arendt fue que todo orden totalitario es precedido por una alianza entre elites y chusma (Mob)

LA CHUSMA

El concepto de elite no fue usado por Arendt en el sentido que generalmente conferimos al término, vale decir, a grupos selectos que aparecen en la política, la economía y la cultura. Para Arendt las elites son grupos de poder con acceso a las instituciones del Estado.

De la misma manera, el concepto de chusma no debe ser confundido con el de masa. Mientras este último hace referencia a multitudes que se articulan en torno a una ideología, institución o líder, bajo chusma debemos entender a grupos desarticulados, productos de la descomposición de un determinado orden social. En cierto modo la chusma limita con el concepto de Lumpenproletariat, o proletariado andrajoso, descrito por Karl Marx. Pero tampoco es lo mismo.

Mientras para Marx el lumpen se encuentra en los últimos escalones, la chusma atraviesa a todo el espectro social. No son los más pobres de los pobres. Alguien puede tener dinero y al mismo tiempo ser parte de la chusma (es el caso de algunos maleantes).

La chusma está formada por sectores ubicados fuera de las clases y de las estructuras. Se trata de seres desarraigados, sin leyes, sin conciencia grupal ni intereses definidos. Pueden llegar a ser miembros de bandas, traficantes de cualquier cosa y, en determinadas ocasiones, tropas de choque al servicio de un caudillo, de un partido, de una mafia y no por último, del propio Estado, ya sea bajo la forma de colectivos para-militares, asesinos a sueldo e incluso soldados.

LA SOLDADESCA

Las ideas de inspiración arendtiana ayudan a formular una tesis. Dice así: Cuando los soldados no cumplen una función establecida por la Constitución dejan de ser soldados y se transforman en soldadesca. Esa fracción de las tropas militares que aquí llamamos soldadesca, es la chusma militarmente organizada.

Decimos “esa fracción”. No todos los soldados son soldadesca. Hay los que solo cumplen órdenes pues así lo indica su profesión. Pero es imposible evitar, por otro lado, que entre los soldados de profesión aparezca la soldadesca, como ya ha ocurrido en el caso venezolano o como sucedió en las tenebrosas dictaduras del Cono Sur. Esa es la razón que explica la evidente sintonía establecida entre la soldadesca con la chusma civil de los colectivos armados, equivalentes maduristas de los camisas pardas hitlerianos.

En el asalto perpetrado a la AN, por los llamados colectivos, se vio una vez más como la soldadesca de la GNB hacía la vista gorda frente a las agresiones asesinas de sus colegas “civiles”. Uniformados de verde o de rojo suelen ser en Venezuela caimanes del mismo pozo.

Pero la soldadesca no actúa de modo autónomo. Cuando comete delitos es porque así lo han determinado los altos mandos, o elites militares. No de manera explícita, pero sí tácita. Ningún general ha dicho a la soldadesca, disparen a mansalva, cometan atrocidades. Pero sí han dicho que los manifestantes son terroristas, enemigos del orden y, por lo mismo, deben ser combatidos con todos los medios.

Tampoco los generales de Milosevic ordenaron a las tropas serbias violar a las mujeres del Kosovo. Pero sí les dijeron que ellos eran amos y dueños de los territorios que iban a “liberar”. Se configura así, en determinadas ocasiones, una relación de comunicación implícita entre las elites del ejército regular y la chusma convertida en soldadesca. Por esa misma razón no debe extrañar que la soldadesca de Maduro actúe en su propio país como si fuera un ejército de ocupación.

De hecho son extranjeros sociales. Sin uniforme podrían ser atracadores, asaltantes de camino, matones de prostíbulos, en fin, chusma. Con uniforme, son soldadesca. Pueden cometer delitos, mas no serán castigados. Todo lo contrario. Serán elevados por el Dictador Supremo a la categoría de “defensores de la patria”. Más aún: recibirán condecoraciones y, por si fuera poco, armas de fuego. Licencia para matar. De pronto adquieren un poder nunca imaginado en sus perras vidas: decidir sobre la vida de otras personas. La soldadesca practica una suerte de cartesianismo pervertido. “Puedo matar, luego soy”.

El arma de fuego transforma la psiquis del soldado-chusma de la misma manera como el fusil –lo advirtió hace ya tiempo el psiquiatra Frantz Fanon- transforma la mente del oprimido (del colonizado). La diferencia es que el oprimido de Fanon descubría a través de un arma la posibilidad de matar al amo. La soldadesca, en cambio, es usada por el amo (el Dictador, el alto mando) no para matar al amo, sino a los oprimidos.

El arma de fuego libera a la soldadesca de modo negativo. La libera de la Constitución, de las leyes, de la moral, de su propia conciencia. La soldadesca puede dar rienda suelta a sus instintos de destrucción y muerte con impunidad. Pero sobre todo a sus odios. ¿Y hay algo que odie más la soldadesca que a los estudiantes?

Si entre soldados y estudiantes la animadversión es compartida, con mucha mayor razón cuando los soldados son transformados en soldadesca. Así nos explicamos por qué esa chusma uniformada experimenta un inusitado goce cuando dispara sobre esos jóvenes, propietarios, para ellos, de un saber extraño e inútil. Ellos son, como los llamaba Chávez -nunca pudo ocultar sus profundos resentimientos- “hijitos de su papá”. No hombres de verdad, como imaginan ser los miembros de la soldadesca.

LA ELITE

La alianza entre la soldadesca y los altos mandos es la expresión militar de la maligna alianza que se da entre la chusma y las elites. Esas elites, sin embargo, tampoco son autónomas. Han sido seleccionadas. Como miembros del poder forman parte activa del estamento político. Generales como Padrino López o Benavides Torres no son solo agentes armados de la dictadura. Junto a Maduro, Cabello y otros, son miembros de la clase dictatorial

La alianza entre las elites militares y la chusma militarmente organizada (o soldadesca) hace aparecer por momentos a la dictadura como un fortín inexpugnable. Efectivamente, desde el punto de vista militar lo es. No ocurre así desde el punto de vista político.

Por una parte, las elites militares conviven en el mundo social. Como tales son receptores del malestar que genera la dictadura. Con toda probabilidad hay entre ellos algunos que añoran los tiempos en los cuales podían ser dignos profesionales de las armas. Saben que tarde o temprano serán juzgados como crueles esbirros. No deja de ser sintomático el hecho de que, llamados a retiro se convierten en duros críticos de la dictadura. En Venezuela se dice que no hay nadie más demócrata que un general retirado. En suma, los miembros del alto mando viven con la conciencia dividida. Desean ser parte del poder político pero no quieren pasar a la historia como ejecutores de atrocidades innombrables.

Por otra parte, las elites militares no son homogéneas. No todos gozan de las dulces mieles del poder. Los mandos intermedios no quieren en muchos casos hipotecar su futuro profesional sirviendo a una dictadura en crisis, a una que tarde o temprano será derrotada. En breve, no son pocos los oficiales que acarician el legítimo deseo de asegurar la continuidad de su profesión en una era post-dictatorial. Esa es la razón por la cual los mandos intermedios constituyen el eslabón más débil de la cadena militar. Los dictadores lo saben. Y lo temen.

Nadie sabe con exactitud cuál será el comportamiento de los militares en los decisivos días que se avecinan. Lo único que se sabe es que la alianza entre las elites y la soldadesca no será eterna. El fin de esa alianza está condicionado por el crecimiento del movimiento constitucional. Eso quiere decir, mientras más tiempo pueda mantenerse la movilización democrática y mientras más amplia sea su magnitud, mayores serán las expectativas para que el ejército en su conjunto termine reconociendo a la Constitución de 1999, la misma que sus elites traicionaron en nombre de una revolución que nunca existió.

Unidad, persistencia y amplitud. Esas son las tres palabras que llevarán al fin de la dictadura.

TalCualDigital

http://www.talcualdigital.com/Nota/144789/la-chusma-la-soldadesca-y-la-e...

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Moises Naim

Es aún muy temprano para evaluar la presidencia de Donald Trump. No obstante, gracias a su conducta, a los resultados de su gestión y a sus constantes autogoles, algunas cosas ya están claras. Por ejemplo, hay ciertas ideas que antes de la llegada de Trump al poder eran comúnmente aceptadas. Ya no.

► La verdad: Trump, sus voceros y sus aliados en los medios y las redes sociales (incluyendo a Vladímir Putin) han demostrado que para ellos no existen hechos y datos incontrovertibles. No hay tal cosa como “la verdad”. Toda afirmación, dato científico y hasta evidencias visuales como, por ejemplo, fotos que muestran el tamaño de la multitud el día de la toma de posesión del nuevo presidente pueden ser cuestionados. Confrontada en una entrevista con lo que parecía ser una verdad indudable, Kellyann Conway, consejera del presidente Trump, la negó y ofreció en cambio lo que llamó “hechos alternativos”. El entrevistador le respondió que en ese caso los hechos alternativos eran simplemente una falsedad (no se atrevió a llamarlos “mentira”), a lo cual la Conway explicó que esa era la típica reacción de los medios de comunicación críticos del presidente. La idea de que hay verdades verificables a través de la razón y el método científico está bajo ataque. Y, como hemos visto, los políticos que defienden sus mentiras con “hechos alternativos” ahora cuentan con el invalorable recurso de las redes sociales. Es irónico que en esta era donde sobra la información, falte tanto la verdad.

► Dirigir una gran empresa enseña a dirigir un gobierno: Esta es una idea zombi: la creíamos muerta pero cada cierto tiempo revive. Es la creencia de que para ser un buen gobernante ayuda haber sido un empresario exitoso. “Soy muy rico”, “Soy un gran negociador”, “He creado muchos empleos” son algunas de las frases que Trump repite incesantemente y que, según el, garantizan su éxito como presidente.

Pero, tal como lo demuestran otros casos (ver Berlusconi, Silvio), las habilidades y el temperamento que llevan al éxito en el sector privado no aseguran una buena gestión pública. El caos y la ineptitud que hasta ahora caracterizan el Gobierno de Donald Trump son solo superadas por sus reveses en las negociaciones que ha tenido tanto dentro como fuera de Estados Unidos.

La próxima vez que un empresario aspire a liderar un país tendrá que lidiar con la lección que sobre esto casi seguramente nos dejará Donald Trump: El talento empresarial no viaja bien al sector público.

Donald Trump está demostrando que el éxito empresarial no garantiza el éxito en el gobierno

► El presidente de EEUU es el hombre más poderoso del mundo. Trump demostrará que esto no es así. Por supuesto que este presidente tiene a su disposición enormes recursos y miles de funcionarios—incluyendo los militares mejor armados que ha conocido la humanidad. Pero las fuerzas que limitan sus actuaciones son igualmente enormes --si no aún más potentes. Estas limitaciones al poder presidencial son domésticas y foráneas, legales y burocráticas, políticas y económicas. A pesar de ser uno de los presidentes con el temperamento imperial más pronunciado, pocas de sus órdenes se están convirtiendo en realidades. Esto no quiere decir que Trump no pueda tomar decisiones que tendrán enormes consecuencias –como la de sacar a EEUU del Acuerdo de París sobre el clima, por ejemplo--. Pero estas serán muchas menos de las que él supone. Y también está evidenciando que hay muchas iniciativas que desea impedir y no puede. Como la investigación sobre sus vínculos con Rusia, por mencionar una. También está descubriendo que obtener al poder le resultó más fácil que ejercerlo.

Con Trump morirá la idea de que el presidente de Estados Unidos es todopoderoso.

►La longevidad de una democracia la protege de la corrupción y el nepotismo. En las democracias defectuosas, el Congreso, los jueces u otras instituciones del Estado no logran impedir que un presidente venal use las prerrogativas del cargo en beneficio de sus negocios privados. O que nombre a sus familiares en importantes cargos públicos para los que no están calificados. En mayor o menor medida esto sucede en todas partes. En países de África y América Latina estos abusos llegan a ser frecuentes y extremos, mientras que en EEUU o en el Reino Unido son comparativamente menos graves. Hasta ahora.

Como sabemos, Donald Trump ha designado a su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner en altísimos cargos. Y 200 congresistas han demandado al presidente acusándolo de violar la Constitución por lucrarse de negocios con gobiernos extranjeros.

Queda por verse si las instituciones estadounidenses son lo suficientemente fuertes como para contener el asalto a las sanas prácticas de control al poder ejecutivo que han imperado allí hasta ahora. En todo caso, Trump también acabó con la idea de que la corrupción y el nepotismo solo florecen en repúblicas bananeras.

La apatía política El Gobierno de Trump dejará dolorosamente claro para millones de estadounidenses que las elecciones tienen consecuencias muy concretas sobre sus vidas. La indiferencia, la desinformación, la falta de curiosidad y de participación en la política o el voto protesta sin mayor reflexión, tienen costos muy altos para los ciudadanos. Gracias a Donald Trump, hoy millones de personas saben esto y se han activado políticamente.

Twitter @moisesnaim

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Ranulph Fiennes

LONDRES – Hace ya treinta y cinco años, como parte de una expedición global, Charles Burton y yo cruzamos el Océano Ártico a través del Polo Norte, acampando durante tres meses en un témpano a la deriva. Para nosotros fue un viaje que definió nuestras vidas y formó parte de un duradero record mundial.

Sin embargo, otro record mucho menos estable pertenece al Ártico mismo: para marzo de este año, su capa de hielo se había reducido al menor tamaño jamás registrado.

El uso de combustibles fósiles es una de las causas de la desaparición del hielo polar, no solo porque contribuyen al calentamiento global, sino también por el efecto más inmediato de la dependencia generalizada del petróleo pesado (HFO) para repostar barcos. El HFO es barato y abundante, pero también tóxico y sucio. Cuando los barcos navegan por el Ártico, depositan sobre el hielo y la nieve contaminantes como el óxido sulfúrico y el carbono negro. La acumulación de contaminantes acelera el derretimiento de la nieve, lo que aumenta la temperatura de las aguas oceánicas y, a su vez, crea un círculo vicioso que causa más derretimientos.

Esta semana el mundo tiene una oportunidad de revertir estas tendencias, cuando se reúna en Londres el Comité de Protección del Ambiente Marino de la Organización Marítima Internacional (OMI). En tal ocasión, Canadá, junto con otros estados miembros árticos y no árticos, propondrá una estrategia para limitar el uso y transporte de HFO por barco en el Ártico. Es imperativo que cada estado que asista apoye esta crucial medida para proteger el frágil ecosistema ártico, que está desapareciendo rápidamente.

Desde los años 60, el HFO ha sido el “rey de los combustibles marinos”, pero solo en los últimos años ha sido objeto de un mayor escrutinio. En agosto de 2011, se prohibió el ingreso de barcos a las aguas antárticas, pero los estados árticos se han demorado más. En 2015, el HFO representó cerca del 60% del combustible marino consumido por barcos que se desplazan por el Ártico.

Las consideraciones económicas explican la popularidad del HFO, pero hoy se entiende ampliamente que sus costes humanos y para el medio ambiente superan sus beneficios. Cuando el HFO se derrama en aguas gélidas, se descompone con lentitud y puede devastar ecosistemas y la subsistencia de quienes dependen de ellos. Además, es una fuente importante de contaminación del aire. Por ejemplo, los efectos del carbono negro para el cambio climático son hasta cinco veces peores en el Ártico que en menores latitudes.

Existen combustibles alternativos para barcos. Por ejemplo, el petróleo diésel marino y el gas natural licuado son más rentables y limpios que el HFO. Se necesita la voluntad política para realizar la transición a opciones menos contaminantes. Por ahora, se han aplicado solo prohibiciones limitadas del HFO, como las del Océano Antártico y las aguas alrededor del archipiélago noruego de Svalbad. A medida que se derriten los hielos árticos se abrirán nuevas vías marítimas para embarcaciones de mayor calado, con banderas de más países, lo que hace que las normas para el HFO sean todavía más importantes. El Consejo Ártico ha advertido que con el aumento del tráfico naviero se elevará el riesgo de que se produzcan catastróficos derrames de petróleo.

Algunos países ya están tomando medidas. En 2016, Estados Unidos y Canadá anunciaron una “reducción gradual” del uso de HFO en embarcaciones que navegaran en el Ártico. Muchos otros países apoyan en silencio esta postura, pero no basta con el apoyo pasivo. Ahora que se realizará la reunión de la OMI, es necesario que más países den un paso adelante y sumen su voz a la creciente cantidad de estados que llaman a prohibir el HFO en el Ártico. Por su parte, el Parlamento europeo ya ha apoyado ampliamente este proceso.

La campaña para el abandono de los HFO en el Ártico está ganando fuerza. La Asociación de Armadores Daneses y la compañía de cruceros Hurtigruten de expediciones al Ártico son apenas dos de los actores que piden normativas más estrictas o, derechamente, la prohibición. Otras compañías navieras han destacado la necesidad de reglas para mantener una igualdad de terreno.

En enero de 2017, Hurtigruten se unió a la Alianza por un Ártico Limpio para lanzar el Compromiso con el Ártico. La iniciativa reúne a navieras, exploradores polares, ONG, comunidades y empresas para respaldar una eliminación gradual de los HFO, antes de cualquier aumento en el tráfico naviero en la zona, al tiempo que urgen al sector naviero en general a adoptar combustibles alternativos. (Firmé este año.)

En la reunión del Comité de Protección del Ambiente Marino, los estados miembros de la OMI deben aprovechar los avances ya logrados, apoyando el abandono gradual del HFO propuesto por Canadá. En particular, se deben comprometer a hacer cumplir las medidas de la OMI que se originen en el encuentro y asegurarse de que el HFO acabe por prohibirse en las aguas árticas. Tenemos tiempo de que los récords del hielo ártico queden como tales, pero debemos actuar rápido.

Traducido del inglés por David Meléndez Tormen

JUL 3, 2017

http://prosyn.org/JSQl2RUes

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Sadio Garavini Di Turno

Frente a la pérdida del apoyo popular y al desastre socioeconómico, el directorio feudalizado que gobierna el país ha optado por un aumento impresionante de la represión, ya son más de 80 las víctimas mortales, y la implantación de un régimen totalitario, similar al modelo cubano, a través de una asamblea constituyente electa de forma parecida a una mezcla de los soviets de la extinta URSS, el Congreso Corporativo fascista de Mussolini y los ”bantustans” del apartheid surafricano. En el chavismo existen sectores que no acompañan la intención totalitaria y colectivista de la mayoría actual del directorio. Es evidente que la Fiscal General no está sola en sus denuncias de violación del orden constitucional y de las atrocidades cometidas por la Guardia Nacional y los paramilitares del régimen. En la comunidad internacional hay una creciente conciencia de la vocación totalitaria del régimen y de la gravedad del desastre socioeconómico, que podría crear una emergencia humanitaria, con miles de potenciales refugiados buscando amparo en los países vecinos. Todas las transiciones no violentas de un gobierno autoritario a uno democrático en el último medio siglo, como España, Polonia, Chile, Sur África, Nicaragua, Brasil, entre otras, se han dado por una “pinza” eficiente de presiones nacionales e internacionales. El fin del régimen autoritario, en estas transiciones, no se da hasta que por lo menos un importante sector del mismo percibe que la salida negociada es la única manera de evitar consecuencias muy negativas para el país y su futuro político y personal. Por tanto hay transición democrática y pacífica si hay segmentos del régimen que se convencen que la transición es conveniente o por lo menos es el mal menor para ellos. La oposición debe reforzar estos elementos del régimen dando garantías políticas, económicas y personales. Las garantías deben incluir al sector militar que prefiera ser garante institucional de la Constitución y rechace el rol de guardia pretoriana de un gobierno ilegítimo.

En el caso venezolano, dado el violento enfrentamiento actual, cualquier posible transición pacífica implica necesariamente la participación de la comunidad internacional. En las exitosas transiciones centroamericanas, que acabaron con terribles guerras civiles, fue esencial la formación de los Grupos de Amigos, integrados por un número limitado de gobiernos americanos y extra hemisféricos, aceptables para ambas partes, aunque algunos podían tener mayores “simpatías” con una de ellas. Los integrantes de un Grupo de Amigos deben ser, preferiblemente, países con “peso específico” y “auctoritas” relevantes y por tanto con capacidad de influencia sobre las partes. Maduro ha invitado a los gobiernos de El Salvador, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas, Nicaragua y Uruguay para activar una mediación que contribuya a una salida pacífica a la crisis venezolana. Uruguay ha declarado estar dispuesto a participar siempre y cuando se amplíe el Grupo con otros gobiernos que tengan la aceptación de la oposición democrática venezolana. El Presidente del Perú ha propuesto un Grupo integrado por dos gobiernos cercanos al gobierno Maduro, dos a la oposición y un quinto seleccionado por los cuatro anteriores. Considero que el gobierno de Uruguay y la S. Sede, que mantienen comunicación positiva con ambas partes del conflicto, deberían asumir un rol más activo para la formación del Grupo de Amigos, recordemos que los Grupos en Centroamérica se formaron sólo por la voluntad de sus miembros y la aceptación de las partes, sin necesidad de la intervención de la OEA.

La tragedia venezolana se está acelerando en una carrera hacia una especie de totalitarismo fallido, donde se combina la vocación totalitaria del gobierno con su incapacidad de evitar el caos y la anarquía y de controlar los desmanes de sus órganos represivos estatales y paramilitares. La Iglesia Católica, tanto como actor con “auctoritas” en Venezuela y como miembro de la comunidad internacional, tiene un papel fundamental para facilitar las comunicaciones necesarias y evitar un desastre humanitario mayor. A la comunidad internacional le recuerdo de nuevo:” Vigilia Pretium Libertatis”

@sadiocaracas

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Francisco Russo y Luis Alfonso Bueno

Crónica suscrita a dos manos

Este 8 de julio, marca un nuevo aniversario del fallecimiento de Jóvito Villalba, ocurrido en el año 1989. Militante estudiantil en 1928 contra la tiranía de Juan Vicente Gómez. Militante toda la vida a favor de la democracia y del pueblo venezolano.

Cumplió los 20 años de edad recluido en una prisión dictatorial, en las más crueles condiciones; en ambos tobillos le quedó secó el hueso por la tortura vil de los grillos. Su rebeldía no se apagó jamás para servir con dignidad e inteligencia a la causa de la libertad, la justicia y el progreso social de su país.

Hombre de Derecho justo, fue un constitucionalista de profundas y modernas ideas que en esencia eran la doctrina de los Derechos Humanos, de los cuales en Venezuela puede considerársele precursor visionario.

Honra del foro y la tribuna, del trabajo político para darle al ciudadano cauce y herramientas en la lucha por un destino de superación nacional y de auténtico bienestar, dentro de una vida fecunda y enaltecida, Jóvito Villalba es hoy un símbolo viviente y verdadero de la Democracia venezolana. El conocido escritor y premio Nobel, Gabriel García Márquez, que lo estudiara cuando vivió en Caracas y pudo conocerlo, observó en su personalidad a un líder con nobleza y sin rencores; tres condiciones extraordinarias destacó en él, “optimismo, dinamismo y pobreza”. Y es que su esencialidad humana era superior a sus detractores, a los tiranos de mayor o menor cuantía, a los olvidadizos de la patria que cargan esta palabra en la boca, porque para ellos la Patria es un negocio.

Cuando en 1952, la dictadura de aquel entonces-, que asesinaba y torturaba como toda malignidad hecha gobierno-, desconoció el clamoroso triunfo de la Unidad liderado por Jóvito Villalba, en las elecciones de ese año, sólo una trampa contra la buena fe y la decencia política y moral, contra la Constitución y las leyes, pudo arrancarlo de su presencia junto al pueblo en las amargas horas de su destino. Después del duro y forzado destierro de años que los militares aventureros le impusieron, Villalba regresa a su trinchera cívica, pacífica y nacional, fiel a la Democracia y a la Ley, y es un ardoroso y consciente propulsor de una gran unidad de la nación venezolana para lograr estabilizar y desarrollar la Democracia.

El mismo verbo insuperable del brillante orador que en 1952 proponía una concertación política de todos los demócratas, “sin perseguidos ni perseguidores”, para enrumbar la Nación a la merecida altura de un mejor destino, reitera su consigna de la Unidad, de la unión honorable de fuerzas y voluntades del pueblo en todos sus estamentos, en pro de la democracia y del avance de sus instituciones, de sus contenidos políticos, de su cultura y de su constancia moral conforme a la civilización y el Derecho. Por eso solamente valdría haberlo colocado, por voluntad del pueblo, en la máxima dirección de la República; explicables eventos y azares impidieron que sucediera así, pero la gran personalidad histórica, el convicto y fehaciente venezolano, el abnegado luchador, ejemplo de desprendimiento y de la honestidad de hombre público, siguió siendo, a contraluz de infortunados avatares-, el símbolo viviente del ideal histórico de una grande y eficiente unidad para la democracia real.

Sus palabras de premonición e intuición social, sociológica, política y humana, encontraron el eco suficiente y necesario en la historia que venía desde 1928, cuando desde el Panteón Nacional, los estudiantes, por la voz de Jóvito Villalba, dijeron junto al sepulcro del Libertador: Que tanto como el aire que es indispensable para que respiremos, la libertad no puede faltar nunca, pero eso sí, tambien la de justicia, techo, cultura y pan; jamás, una caricatura infame consistente en “el derecho a la libertad de la miseria”.

Jóvito Villalba fue quien,-como José Martí-, emplazó la memoria de Bolívar para que no abandonara a su pueblo: “¡Libertador!, ha llegado de nuevo la hora de que tu acción coincida con nosotros en este momento de definirnos ante el destino y ante nosotros mismos”. Era con respeto, con sinceridad, sin cálculos obscuros, cómo esa convocatoria al héroe salía de aquella voz juvenil e incontaminada, para que siguiera alumbrando con su alto pensamiento y su valor, la atrasada realidad del país.

Hoy vive Venezuela una dolorosa depresión de su destino histórico; 2017 ha marcado la realidad oprobiosa de un régimen que con delirio patológico de lo maligno, en términos humanos y políticos, se ha convertido en insólito verdugo. El pueblo victimado y escarnecido con vileza, ha visto regresar la tortura, los presos políticos y la represión de todo medio que informe la verdad. La carencia de bienes y servicios hace imposible hasta el menor bienestar. En ese cuadro pavoroso, de insólita ruptura del poder con la población, el régimen pretende abolir la Constitución Nacional sancionada en elecciones populares, mediante una inconstitucional constituyente para sustituirla por otra, prefabricada en tenebroso laboratorio del totalitarismo, con el propósito de establecer un aberrante sistema político, a sabiendas de que su favoritismo popular no pasa una mínima anuencia de un 10 o 15 por ciento, que cuando más, sería el piso político de tan impresentable dictadura. Tal despropósito deviene en aberración y fraude.

En esta hora de agonía venezolana, de agravios a la Nación y sangrientos ultrajes a la Democracia, se hace indispensable una grande y efectiva Unidad venezolana, para una defensa propia de nuestra vida como República, como país y como pueblo.

Surge entonces, el respetuoso y emocionado recuerdo de Jóvito Villalba y su infatigable discurso por una verdadera Unidad Nacional.

No pretendemos prorrogar visiones del pasado, ni volver a hechos y circunstancias que ya pudieran ser parte del olvido, pero el recuerdo afirmativo de Villalba en esta hora, se parece al que el propio Jóvito dedicó al Libertador en una hora tiránica de Venezuela, en verdad menos escandalosa pero cruel como ésta, que osa consolidarse.

Este saludable buen recuerdo reconforta el propósito de la unidad de los venezolanos de hoy para librarnos de la dictadura del presente, y, de mañana, para la gran causa de la convivencia democrática y de un destino mejor para Venezuela. No es evocación solamente, es defendernos del escarnio actual.

Jóvito Villalba, prócer civil, insobornable demócrata, luchador esclarecido, voz que aún puede clamar a nuestro lado, sin impertinencias ni excesos, visionario y promotor de la unidad como herramienta eficaz de la democracia, la libertad y el Estado de derecho, bien vale un gran recuerdo.

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Edgar Alfredo Quero

Parece que el único gas capaz de repartir este régimen es el gas “del bueno” que decía el finado supremo. Es más, lo reparte con carácter selectivo, solo para los jóvenes, adultos y toda persona que por su condición de demócrata se mantenga en las calles luchando por la libertad, por sus derechos constitucionales secuestrados por Maduro y su cúpula cívico militar. Tan evidente muestra de ese guion de violencia y atropellos se puso de manifiesto el pasado miércoles cuando al pelotón de la Guardia Nacional que tiene a su cargo la custodia de la Asamblea Nacional, se le desaparecieron las bombas lacrimógenas para dispersar a los paramilitares colectivos, del mismo modo que al pueblo venezolano no le llegan las bombonas de gas doméstico que le permita cocinar lo poco que consiguen para el sustento familiar.

Por supuesto, a Maduro y su cúpula no le interesan las necesidades de la población. Sólo le preocupa mantenerse la mayor cantidad de tiempo en el poder. Por eso no le importa descaradamente mostrar su incapacidad para gobernar al no ser capaces de distribuir el gas a los hogares venezolanos, repartir esas bombonas que han pasado a ser artículos de primera necesidad. Y saber que todo eso pasa en momentos que PDVSA es de todos, cuando se hace alarde de que Venezuela tiene las más grandes reservas de petróleo y gas, a las cuales el maldito imperio norteamericano quiere ponerles la mano, en conchupancia con la derecha fascista. La espera por el necesario gas doméstico ha llegado a extenderse por semanas y hasta por más de un mes, mientras los usuarios en esta regresiva realidad que nos atosiga optan por el fogón de leña, o se sacrifican para comprar una cocinita eléctrica que poco resuelve dados los frecuentes apagones.

Por supuesto que el otro gas, el de las bombas lacrimógenas, abunda y es repartido a diestra y siniestra por las fuerzas represivas del régimen, no sólo las de los organismos militares o policiales, sino también por paramilitares colectivos que, amparados por los cuerpos uniformados y no uniformados del régimen, con la pretensión de impedir la legítima protesta democrática y no violenta mantiene al pueblo en la calle. Tal entendimiento entre militares y colectivos se puso de manifiesto el pasado miércoles 5 de julio en el recinto parlamentario, cuando colectivos armados, dispararon, golpearon y atracaron a diputados, trabajadores y periodistas, ante la indiferente y complaciente mirada del pelotón militar encargado de la custodia de la Asamblea Nacional. Mientras, Maduro, quien dio la orden para este atropello, con su característico caradurismo, hablaba de un “hecho anormal” y señalaba que no toleraría ese tipo de acciones, que lo suyo es la paz. Será la paz de los sepulcros del casi centenar de muertes causada por la mayor represión jamás vivida en la vida republicana de Venezuela.

En fin, tenemos un compromiso al cual nos convoca Venezuela. Mantener la lucha en la calle y en todos los escenarios. Poner todos los esfuerzos para la realización de la consulta democrática del próximo domingo 16 de julio, paso fundamental para las acciones que seguiremos para derrotar a Maduro y su cúpula, para cerrar el camino a la fraudulenta constituyente, para alcanzar la libertar, la democracia consagrados en la vigente Constitución de 1999. No es un reto y una aspiración de un sector. Es un compromiso de todo venezolano que cree en la democracia, que está contra la dictadura, que sueñan con una Venezuela de oportunidades, sin diferencias, con libertad de expresión, donde todos seamos iguales ante la justicia.

Guanare, 06/07/2017

@edalque1

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