Pasar al contenido principal

Opinión

Francisco Russo Betancourt

Estos son días para hablar sobre la navidad, que es un sentimiento para los encuentros familiares y de amigos, de regalos y de relajamiento social, pero el señor Maduro se ha empeñado en complicarle la vida al venezolano de a pie y hacer muy triste estos días, que debieran ser de regocijo y complacencia.

Con presos políticos, sin dinero, escasez de todo y una galopante inflación que se come el salario del trabajador, nos resulta difícil hablar de navidad. Nunca un Gobierno fue tan pésimo en la historia republicana del país como el que padecemos ahora. Podríamos compararlo con el gobierno del Cabito en lo despiadado para tratar al adversario político y en las bufonadas para referirse a los Estados Unidos de Norteamérica.

Provocadores, pendencieros y desafiantes, pero suerte de leones de alfombras. Antes, el paludismo y la fiebre amarilla diezmaron a la población, hoy con Maduro todas las enfermedades tropicales, a pesar de haber sido erradicadas, han reaparecido por ausencia de políticas sanitarias y por la brutal escasez de medicinas.

El señor Maduro (me resisto a llamarlo presidente porque su lenguaje y su conducta política son nocivos al ejercicio de la primera magistratura de la Nación), tiene una gran responsabilidad en el deterioro de la calidad de vida, la seguridad de los venezolanos y en el ejercicio abusivo del poder; a él corresponde la garantía de los derechos y libertades de sus conciudadanos, por ello no se comprende la abulia de la Asamblea Nacional para declarar el abandono del cargo y así mismo, concluir las investigaciones sobre la doble nacionalidad del señor Maduro, impedimento que se traduce en actos jurídicos y políticos de efectos establecidos por la ley, articulado al principio de legalidad, vale decir, la necesaria vinculación entre la actividad de la Administración y el ordenamiento jurídico de la Nación. Es lo que dispone la ley de leyes.

La lucha de este pueblo ha estado nuevamente, desde hace más de una década, dirigida a conquistar la libertad a que tienen derecho todos los ciudadanos que integran la sociedad venezolana, y esa libertad se comienza a conquistar, en términos democráticos y constitucionales, con un cuerpo electoral escogido con arreglo a nuestra Carta Fundamental que garantice la igualdad, la confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia de los procesos electorales, sin embargo, nuevamente incurre la representación popular opositora en el desatino de no designar a tiempo a los dos nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral. La conseja popular nos dice que pareciera no ser cierto aquello de que en la MUD priva la unidad en las diferencias y que son más las diferencias y el interés que la unidad.

Consabido es que el Gobierno aún controla los demás poderes públicos, sin menoscabo de una cúpula militar comprometida con los beneficios derivados del gobierno, por ello había que extremar los esfuerzos para la sustitución de las dos rectoras militantes del PSUV, cuyos cargos vencieron el pasado 3 de diciembre y designar a personas de probada independencia política partidista.

Un viejo aforismo legal nos enseña que la buena fe se presume y la mala hay que probarla, por ello no me arriesgo a calificar la conducta de los parlamentarios inasistentes a la sesión que designaría a los nuevos rectores electorales, pero no hay duda, que frente a un Gobierno bellaco, aquella designación debía producirse al día siguiente. Esta indecisión y la pereza para anular la ilegal elección de los magistrados del TSJ, son dos tareas en las cuales la MUD ha salido reprobada y ha dejado a la mayoritaria opinión opositora en el limbo de sus aspiraciones.

El silencio de la MUD ante la crisis monetaria que han sufrido los venezolanos en estos días es tambien insólito. Es navidad, pero la realidad es otra. El reclamo que se hace desde la sociedad civil no es pretensión inamistosa, es más bien la aspiración de ver una MUD que hable el mismo lenguaje del pueblo y haga un mismo esfuerzo en la acción y en la diligencia.

De modo que en la angustia que vivimos, la gente se pregunta cómo es que teniendo el 96% de los venezolanos dificultad para comprar comida y medicinas todos los días, que la inseguridad está a la vuelta de cada esquina, que la pobreza crítica ha crecido, que la corrupción desmedida e impune rompió los diques morales, que los ciudadanos se mueren por falta de medicinas y que cada día hay más venezolanos buscan comida en los pipotes de basura; que más del 65% pide que Maduro se vaya y sólo poco menos del 20% respalde su gestión, ese señor se mantenga aún en el gobierno.

Hay que decirlo, somos demócratas, creemos que la MUD, es una plataforma de partidos políticos con válidos intereses electorales,- para luego de la salida del Gobierno-, pero no ha sido afortunada en la empresa de unificar las aspiraciones mayoritarias de la oposición, cuando sentíamos la debilidad del Gobierno. Hoy sentimos una chamusquina en el alma y un sentimiento exhausto para construir la unidad que queremos los venezolanos.

Es tiempo de navidad, pero la tristeza del país se refleja en la ausencia de gaitas y aguinaldos, de luces y arbolitos en las casas de nuestros pueblos y ciudades, tambien de incertidumbre ante el caos y la anarquía que se avecina

frusbet@gmail.com

 4 min


John Carlin

Parece que 2016 nos sepultó con malas noticias pero la realidad es que vivimos el mejor momento de la historia

“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos.” Charles Dickens.

Compartimos la idea nosotros, la élite cosmopolita que lee diarios como EL PAÍS o que escribe en ellos, de que 2016 ha sido un annus horribilis. Mientras la guerra y el terror asolan Oriente Próximo, generando olas de refugiados, el populismo arrasa en dos de las más ancianas y venerables democracias, Estados Unidos y Reino Unido, y amenaza a buena parte del antiguo continente europeo. La idiotez vence a la inteligencia, los payasos a los sensatos, el cinismo a la decencia, las mentiras a los hechos. Nadie encarna mejor la era política en la que vivimos en Occidente que el ignorante, inestable, irresponsable Donald Trump.

Con semejante energúmeno al mando del arsenal militar más potente de la tierra puede pasar cualquier cosa en 2017. Pero no todo es oscuridad. Miremos, como nos encomendaban los Monty Python, el lado brillante de la vida. Si nos distanciamos de las circunstancias que seguimos en la noticias, aquellas que reconfirman nuestra fe en la congénita imbecilidad de la especie, si ampliamos la mirada a las tendencias que marcan el progreso material de la humanidad, detectaremos razones para pensar que lejos de vivir en el peor de los tiempos, vivimos en el mejor.

La desigualdad es uno de nuestros grandes temas de conversación y aunque es verdad que crece dentro de los países, también es verdad que la desigualdad entre los países disminuye. Los que tenemos la fortuna de haber nacido en los países ricos podemos sentirnos un poco menos culpables que antes. Las cifras de las Naciones Unidas demuestran que desde 1990 la enorme mayoría de los países en desarrollo han avanzado respecto a los desarrollados en cuanto a ingresos, longevidad y acceso a la educación.

El año 2016 no ha sido ninguna excepción: por primera vez, seguramente en la historia humana, el número de habitantes de la tierra que vive en la extrema pobreza ha caído por debajo del 10 por ciento. El hambre en el mundo ha descendido también a su nivel más bajo en un cuarto de siglo.

Las buenas noticias no se limitan a los países pobres. Hay una crisis general de expectativas en los ricos pero la demagogia catastrofista de, por ejemplo, Donald Trump ignora el hecho de que en Estados Unidos el desempleo descendió de 7,8 por ciento cuanto Obama llegó a la Casa Blanca a 4,6 por ciento hoy. En Reino Unido, donde la percepción de que los inmigrantes europeos se estaban llevando todos los nuevos empleos contribuyó al voto por el Brexit, el porcentaje de gente con trabajo no ha sido tan alto en más de una década.

España es un país en el que llama la atención la discrepancia entre la propensidad de sus habitantes a quejarse y una calidad de vida que es la envidia del mundo. El desempleo sigue siendo alto pero va a la baja y el crecimiento de la economía ha sido el doble del de la media de la Unión Europea en 2016. Un artículo en el Financial Times a finales de noviembre se titulaba: “Brilla la historia de la recuperación española”.

Volviendo al destino del resto del planeta, queda por ver qué harán los bárbaros de la futura administración Trump pero el hecho hoy es que por tercer año consecutivo se ha frenado la emisión mundial del dióxido de carbono producido por la quema de combustibles fósiles, la principal causa del cambio climático.

Los habitantes de la tierra, mientras, gozamos de mejor salud que nunca. La expectativa de vida sigue creciendo en todo el mundo y las enfermedades más letales cobran menos víctimas. Según la Organización Mundial de la Salud, el número de muertes ocasionadas por la malaria ha bajado en más de 50 por ciento desde el año 2000 y las víctimas mortales del VIH-SIDA se han reducido en similares proporciones. En enero de este año la OMS anunció que la epidemia del ébola en África occidental había sido erradicada. La mortalidad infantil mundial es la mitad de lo que fue en 1990.

En cuanto a las guerras, no son lo que eran. La de Siria es un espanto pero si apartamos la vista un momento de las imágenes de televisión que nos acosan cada día desde Alepo y abrimos los ojos al panorama global vemos que vivimos en una era de paz sin precedentes. Desde 1946 el número de víctimas de la guerra ha disminuido en proporciones gigantescas; los índices de homicidio en el mundo también bajan. La tendencia general, ejemplificadas por el proceso de paz de Colombia, dejan claro que el mundo es menos salvaje de lo que fue.

Lo cual quizá ayude a explicar el miedo que nos genera en la por lo demás pacífica Europa—más pacífica que en cualquier momento de su historia--el relativamente inocuo fenómeno del terrorismo del ISIS. Para los familiares de las víctimas de Berlín la semana pasada, y anteriormente de Bruselas, Niza y París la tragedia es total, por supuesto, y no hay consuelo posible. Pero tampoco lo hay para aquellos cuyos seres queridos mueren en accidentes de tráfico, como nos recordó la semana pasada Robert Neild, profesor de economía de la universidad de Cambridge. Neild señaló que según las estadísticas de la Unión Europea murieron 151 personas en atentados terroristas en 2015, un mal año, pero en los mismos 12 meses murieron 26.100 en las carreteras. Lo cual demuestra la irracionalidad de que nos asuste más irnos de vacaciones a París que conducir al trabajo cada mañana. El profesor de Cambridge hizo el cálculo: para un europeo la probabilidad de morir en un coche es 172 veces mayor que la de morir en un acto de terrorismo.

Todo puede cambiar en 2017. Quizá tengan razón los que temen que estemos, como en los años 30, en el umbral de una catástrofe. Pero no está mal recordar hoy, con el 2016 llegando a su fin, que la humanidad aún tiene más motivos para darse un pequeño aplauso que para hundirse en la desesperación.

El País. 26 de diciembre de 2016

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/12/25/actualidad/1482...

 4 min


Claudio Nazoa

No hay que ser adivino para hacer predicciones en Venezuela. Aquí, todo el mundo sabe y no sabe lo que va a pasar.

Nos acostamos con una cosa y nos levantamos sin ella, bien sea porque nos la chorearon en la noche o porque el gobierno declara ilegal, lo que antes había decretado legal.

En Venezuela, esto ocurre hasta con los presidentes. ¿Recuerdan cuando le dieron el golpe a Chávez? Esa noche, exhaustos por tanta angustia, nos acostamos tarde. Lo último que supimos antes de dormir, era que Chávez estaba preso.

No sé si a todo el mundo le pasó, pero a la mañana siguiente me levanté, encendí el televisor, ¿y adivinen? ¡Chávez era presidente otra vez! Toda una pesadilla kafkiana en un teatro de lo absurdo.

Estamos en la Navidad del año 2016. El presidente declara ilegal los billetes de cien, los de más alta denominación. Nos da tres días para depositarlos en los bancos. Transcurrido ese lapso, no tendrán valor. Irónicamente, el día anterior hicimos cola para sacarlos. Ahora, reanudamos las colas, pero para devolverlos.

Venezuela, desesperada, madruga. Nuevamente hacemos colas de varias cuadras para depositar. El dinero no se puede cambiar porque los bancos no tienen otra denominación. Sólo entregan un certificado de depósito. Tampoco se puede retirar efectivo del cajero, ya que sólo da billetes de 100 bolívares, la denominación de la que debemos deshacernos.

Molestos, pero satisfechos por haber logrado depositar, descansamos. En la noche encendemos el televisor. El presidente, ante la cara atónita de sus ministros, legaliza nuevamente pero por dos semanas los vapuleados billetes. Nadie los quiere ni los tiene, ya que, transcurrido ese tiempo, hay que volver a depositarlos. El banco tampoco otorga billetes de menor denominación ¡No hay! Ni millonarios ni pobres tienen efectivo. ¡Qué Navidad tan de pinga! ¡Y ni les cuento el año nuevo que vamos a tener!

Por eso, yo no cambio a Venezuela. ¿Ustedes creen que en Suiza, Japón o en Estados Unidos se divierten como nosotros? Noooo… Allí la moneda es estable y aunque usted sea limosnero, siempre tendrá dinero.

Nos convirtieron en un país de indigentes y de mendigos, sin la posibilidad siquiera de pedir limosna porque aunque hay gente bondadosa, ninguna tiene efectivo.

Por cierto, ¿qué será de la vida del Papa quien nos metió en este berenjenal y se quedó calladito?

Se supone que el Papa es el representante de Dios en la tierra. Al parecer, Dios está en todas partes, menos en Venezuela.

Fuente: http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/que-sera-vida-del-papa_72578

 2 min


Con ese humor siniestro del cual nunca he podido desligarme dije: “este es un lugar ideal para que los islamistas cometan uno de sus atentados”. “No digas esas cosas”– me respondió algo enojada mi esposa. Después de todo estábamos pasando un buen rato.

Habíamos ido de compras y antes de regresar a casa dimos un paseo por el Weihnachtsmarkt de la ciudad de Oldenburg. Siempre me ha gustado el mercado de Navidad. La forma, el lugar, el ambiente. El oscuro diciembre es plenamente iluminado bajo el cobijo de una catedral y en los pueblos más pequeños de una simple parroquia. Hay mucha historia antigua metida ahí.

Desde el siglo XV los campesinos elegían las vísperas de Navidad para mercadear. Allí concurren los habitantes de la ciudad con sus familias. Los niños felices a sus lugares de juego. Las infaltables ruedas giratorias, las calesitas iluminadas. Me sorprendió esta vez ver a niños turcos montados en los caballos de yeso, acompañados de sus madres, todas con pañuelo en la cabeza. Son de otra religión, pero agradecían el regalo que les daba la ciudad donde viven.

En los mercados de Navidad la gente cambia el gesto duro y severo que generalmente les acompaña y te saludan con una ancha sonrisa, aún sin conocerte. Desde las fábricas y oficinas concurren los grupos y ríen a coro, cerveza en mano o probando el vino caliente que tan bien viene en medio del frío. El Weihnachtsmarkt es definitivamente un lugar de alegría socialmente compartida. De alegría, entiéndase, no de felicidad. La felicidad es otra cosa.

La horrible noticia esperaba en la televisión de nuestra casa. En uno de los tantos mercados navideños de Berlín un camión había masacrado a los concurrentes. Hasta ahora, 15 muertos. Muchísimos heridos. Recordé entonces mi inoportuna frase cuando me referí al mercado de Navidad como un lugar ideal para un atentado islamista. ¿Por qué la dije? ¿Pensamiento pre-monitorio? En ningún caso. Yo no creo en esas cosas.

La frase fue el resultado de una inevitable asociación. Mientras probábamos unos diminutos y deliciosos panqueques holandeses se me vino a la cabeza un pasaje de un libro que escribí poco después del 11-S norteamericano titulado “El Islamismo”. En ese libro hay un capítulo dedicado a analizar a la personalidad de los asesinos que cometieron el 11.S. Ahí me di cuenta de que en cada acto criminal que ejecutan los terroristas islámicos, atacan al Occidente, pero no al Occidente externo, sino a ese Occidente interno que desean pero al mismo tiempo reprimen y niegan. La destrucción de los símbolos occidentales puede ser así vista como la proyección de la muerte de sus deseos prohibidos, entre otros, del deseo de la alegría. No es casualidad que los lugares elegidos por los terroristas islámicos para matar sean por lo general lugares de diversión: una discoteque, un supermercado, un hotel de veraneo. O un simple mercado navideño.

¿Cómo explicar ese deseo de matar a la alegría? No intentaré hacerlo en estas breves líneas. Aunque no puedo dejar de recordar una explicación que una vez dio el papa Benedicto XVl. Con su reconocida precisión, dijo: “hay patologías de la política y hay patologías de la religión”.

Bajo las primeras Ratzinger se refería a las ideologías cuando en nombre de la razón se apoderan de las mentes de muchas personas, las programan y las inducen a cometer o ser parte de horrendos crímenes como el Holocausto y el Gulag. Bajo las segundas se refería a los crímenes cometidos en nombre de Dios.

Benedicto no hablaba solo del Islam. Ni tampoco solo del pasado de la Iglesia Católica (Las Cruzadas, las ”quemas de brujas”, la Inquisición y otras gracias). También en el pasado reciente un Franco y un Pinochet hicieron erigir capillas en sus propias casas donde junto a sus muy devotas esposas rezaban, se confesaban y comulgaban todos las domingos para dar órdenes de matar en nombre de Dios durante el resto de los días de la semana.

Hoy estamos nuevamente en presencia de una profunda patología de la religión. Es la patología de los islamistas, la predican los maestros fundamentalistas y la llevan a la práctica con profesionalidad y maldad sus discípulos. Dentro y en nombre del Islam ha nacido -ya casi nadie lo puede negar- una cultura de la muerte. Su expresión más organizada es el ISIS.

El hecho de que los lugares escogidos sean lugares de diversión si bien forma parte de la guerra declarada por los ejércitos del ISIS al mundo occidental, debe ser entendido de acuerdo a categorías que van más allá de la lucha militar. Los ejecutores, en efecto, no asesinan a policías o a soldados, sino a gente común, incluyendo a creyentes del Islam.

¿Cómo piensa un terrorista islamista? Con un poco de esfuerzo, tratemos de imaginar. Puede que se digan a sí mismos. ¿Qué derecho tienen esos infieles para pasarlo bien? ¿Por qué si nuestros territorios son invadidos y bombardeados hemos de respetar sus diversiones? Sí, nos gustaría divertirnos también; ir a una discoteca y reír y bailar, o a un mercado a conversar con nuestros amigos. Pero eso está prohibido a nosotros. Solo debemos hacer lo que nuestros grandes maestros nos indican: apagar el deseo de ser libres que nos acosa y matar a los demás. La alegría de ellos ofende nuestro eterno duelo.

En cada ser humano, lo sabemos bien desde Freud, anidan dos pulsiones: la de la vida y la de la muerte. En algunos la pulsión de la vida logra imponerse por sobre la de la muerte. En otros casos, no. Muchos, viviendo profundas depresiones, han aprendido a convivir con su propia muerte. Pero otros realizan la muerte a través de homicidios o simplemente de suicidios. En el caso de los terroristas no es raro que ejecuten los dos procedimientos. Primero matan y después se matan. La religión, concebida como una práctica destinada a elevar el espíritu hacia Dios se convierte en las manos de los terroristas en un ceremonial de la muerte.

Los mecanismos que llevan a la patología de la política no son muy diferentes. Suele suceder que así como las religiones son convertidas en ideologías, las ideologías son usadas como religiones. Y ambas patologías, las religiosas y las ideológicas, conviven en la Europa moderna.

Paralelamente a los terroristas religiosos cobran fuerza los grupos, partidos y hasta gobiernos neo-fascistas. Podría decirse que entre los asesinos religiosos y los asesinos ideológicos existe una relación inconsciente, o si se prefiere, una suerte de pacto no firmado.

Después de los crímenes en el mercado de Navidad en Berlín están programadas las acciones que ejecutarán los neo-fascistas. Ya aparecen dibujos de Ángela Merkel con las manos ensangrentadas. Muy pronto los albergues para refugiados comenzarán a ser incendiados. Matones con cabezas rapadas se aprestan a golpear en las calles a los primeros jóvenes musulmanes que se les aparezcan en el camino.

Son días de pre- Navidad. Yo nunca habría querido escribir estas líneas. Pero así son los tiempos que vivimos.

Son malos los tiempos que vivimos.

Fuente: http://www.talcualdigital.com/Nota/135852/guerra-a-la-alegria

 5 min


Gonzalo Himiob Santomé

Te confieso, querido Niño Jesús, que en estos días poco ha sido el ánimo que he tenido para sentarme a escribir. El ánimo navideño está, en general, ausente, y solo basta salir a la calle para comprobarlo.

De hecho, me tomé unos días, al lado de mi familia, para que sus sonrisas y sus abrazos, y el mar, una de las más majestuosas creaciones de tu Padre, limpiaran mi alma de las heridas y de las manchas que me dejó este año tan particularmente difícil. Nos fue bien, y en efecto el descanso rindió sus frutos, pero no pude escapar totalmente de nuestra realidad. En este país, por mucho que trates de evadirte, eso es imposible, sobre todo cuando el dinero no te alcanza para nada o cuando estás en un centro comercial con tu esposa y tus hijos y tienes que salir corriendo protegiéndolos porque a pocos metros de ti unos malandros sacan sus armas frente a todo el mundo para atracar a quienes estaban haciendo la cola en un banco para sacar o depositar, por estas medidas locas recientes del gobierno, el poco efectivo que puedan.

En fin, uno muchas veces escribe solo para contarse a sí mismo lo que vive. Es una manera de dominar el caos interno o externo poniéndolo en blanco y negro, como si así pudiese ser domado o, al menos, racionalizado. Algunos componen canciones, otros corren, cocinan o simplemente callan, a mí me da por escribir. Toma entonces, con toda humildad te lo pido, esta simple carta como lo que es: Un esfuerzo catalizador, un ejercicio de autoayuda. A fin de cuentas, no encuentro mejor destinatario de estas líneas que tú, y yo sé que, como a ti nada se te escapa, especialmente en estos días, seguramente ya sabrás, incluso antes de que yo la termine, qué es lo que contiene esta misiva. Y también sé que nunca dejas plegaria sin responder, aunque a veces la respuesta no sea la que nosotros esperamos. En ello, sin embargo, no encuentro sino consuelo.

No voy a pedirte nada material. La verdad no necesito mayor cosa y con lo que tengo me defiendo bastante bien. Quizás, si le preguntas a mi esposa, ella te diría que me trajeses un nuevo par zapatos o algunas camisas nuevas para que dejara de ponerme siempre las mismas, pero la verdad es que las suelas de mis “nipa” (así los llama ella), las que me han acompañado en aventuras y desventuras durante ya un tiempo bastante largo, y mis camisas un tanto descoloridas, aún aguantan un poco más, así que por mí no te preocupes.

Pero estoy angustiado. Mi país avanza hacia un oscuro despeñadero y no hay, al parecer, quien pueda detener la catástrofe que, si es que no ha llegado ya, se nos avecina “a paso de vencedores”. En el gobierno no existe la más mínima intención de brindarnos, así fuera por unos pocos días, un poco de paz. Ni hablar de concedernos la alegría de una Navidad sin presos políticos, que es lo que más me afana y tú lo sabes, eso ni siquiera está sobre el tapete. Lo que se ve y se vive son más ganas absurdas de restregarnos en la cara que esos pocos, los poquísimos que están en el poder y abusan de él, hacen y deshacen lo que les viene en gana. Cualquiera pensaría que en una situación como la nuestra, alguna persona inteligente en el gobierno les recomendaría bajar un poco la guardia y mostrar con gestos ciertos que existe en las cúpulas algún ánimo conciliatorio o, al menos, algún criterio de conveniencia política que les impulsara, aunque fuera por hipocresía, a ceder en algunos aspectos en sintonía con lo que anhela la abrumadora mayoría. Pero no, a Maduro y a sus secuaces les parece más importante mostrarse supuestamente fuertes enfatizando y reforzando, irónicamente, las que son sus más graves debilidades y fallas.

Por su parte, la dirigencia opositora, sencillamente, nos falló. Lo que comenzó como una profunda alegría, como una victoria democrática que en teoría cambiaría nuestro rumbo alejándonos de los arrecifes y de las rocas contra las que estamos ahora naufragando, terminó convertido en apenas un año, en una grave e inocultable decepción. Todo empezó con la asunción, en sus más conspicuos representantes, de un discurso y de unas formas de actuar muy parecidas a las que tanto nos disgustan en el gobierno. Pocos lo advirtieron, y decirlo era pecado capital, pero de la repetición del talante autoritario y de los desmanes oficialistas, ahora en los opositores, no cabía esperar nada bueno. Luego vinieron los juegos y las triquiñuelas, como aquella de aprobar una Ley de Amnistía que era radicalmente diferente a la que se les presentó, con la mejor buena fe, una vez electa la AN, esa que tardó meses en elaborarse y que contó con los aportes de más de cien juristas y de decenas de ONG que tenían años trabajando en ese tema. Sorpresivamente unos pocos, muy pocos, decidieron que el criterio de uno o dos abogados “cercanos”, algunos de los cuales obtuvieron luego y por ello cargos rimbombantes, era mucho más “elaborado” que el de decenas de juristas y especialistas que se habían dado durante meses a la creación de un documento que, a diferencia del que al final se aprobó, hubiera marcado un hito en la historia jurídica mundial y, lo que es más importante, no habría tenido los gazapos que luego al TSJ “se la pusieron de bombita”, como decimos acá, para declararlo inconstitucional. También se les informó, sustentado el criterio con sólidos argumentos elaborados por los constitucionalistas de más alta talla en Venezuela, que la Amnistía no necesariamente tenía que tener la forma de una Ley (sujeta a posibilidades de control abusivo por parte del Poder Ejecutivo), sino que también podría ser, como potestad exclusiva que es de la AN, promulgada de inmediato a través de un Decreto Legislativo, de inmediata vigencia y cumplimiento. Ya pasó un año, y estos argumentos, por razones que quedarán para el juicio histórico, no fueron siquiera considerados.

Es verdad, seguramente, más allá de cuál fuera el texto o la forma aprobados para la Amnistía, el gobierno se las hubiera arreglado para anularla, pero muy mal estamos, y el tiempo lo demostró, cuando algunos siguen creyendo que por encima del conocimiento y la experiencia deben ponerse los anhelos privados y personales, sobre todo en temas tan delicados como este.

El mismo ánimo equivocado los llevó a sentarse a dialogar con el gobierno, desarticulando la protesta ciudadana y las acciones prometidas sin consultarlo además con más que ellos mismos, en unas condiciones y bajo unas premisas que, todo el mundo se los advirtió, en esos términos no iban a servir para el logro de los objetivos planteados. Una vez más, a unos pocos, poquísimos, les pareció que temas como el de la liberación de los presos políticos o el del cese definitivo del uso del sistema de justicia como un arma de la intolerancia estaban mejor en manos de operadores políticos, sin credenciales ni experiencia en materia de DDHH, que en manos de quienes llevan años estudiándolos, registrándolos y analizándolos.

Lo peor de todo esto es que alzar la voz, o siquiera animarse cuestionar tales andanzas, le ganaba a cualquier atrevido motes que, por respeto, no voy a reproducir en esta carta. A ese pecado se le llama soberbia, y tú, Niño Jesús, sabes que en los operadores políticos, del bando que sea, es uno de los pecados más dañinos que existen.

Mientras tanto, entre promesas por cumplir, excusas y procrastinaciones obtusas, los presos siguen en la cárcel, los abusos y la inseguridad continúan y a nuestra economía ya no puede ni siquiera llamársele así. Por eso te escribo.

Quiero pedirte templanza, inteligencia, apertura y prudencia en nuestros líderes. Quiero pedirte que les abras los ojos y que les ayudes a terminar de entender que si están donde están, eso no es sino porque tienen obligaciones claras e ineludibles con la ciudadanía. Que vean con claridad que este no es el tiempo de cuotas ni de protagonismos estériles, sino el de la generosidad, el de las luces y el de la valentía.

Te doy gracias por todas las bendiciones que, en medio de todo, nos has concedido, y por mantenernos al menos en mi familia sanos y unidos. Aunque esta esta no será, al parecer, una Feliz Navidad, si nos concedes, que no es a mí solo sino a todo el pueblo venezolano, los regalos que te pido en esta simple carta, estoy seguro de que al menos podremos mantener la esperanza de que en un futuro, no muy lejano, a esta tierra en desgracia volverán la paz, la libertad, el progreso y la alegría.

@HimiobSantome

Fuente: https://www.lapatilla.com/site/2016/12/24/contravoz-una-simple-carta-por...

 6 min


Jesús Elorza G.

Durante uno de sus acostumbrados almuerzos, en el Restaurant Japonés “Ávila Tei”, luego de ordenar sus platos de Kareraisu( Arroz y Curri), Wagyu (Ternera), Katsu (Fritanga de Cerdo) y un combo de Sushi.-Sashimi los comensales, dirigentes deportivos, comenzaron a intercambiar opiniones sobre el caso de Alex Cabrera.
Creo, que antes de entrarle a ese tema deberíamos ordenar una botella de Sake para aliviar las tensiones, dijo uno de ellos.
– Tienes toda la razón amigo Alberto, respondió el acompañante, secos no vamos a ir a ningún lado.
Luego del brindis inicial, entraron en materia. Yo pienso, que el Samurai ha debido ser más cuidadoso con ese problema de los esteroides, señaló Tulio, el segundo en la mesa.
-Claro que si, después del escándalo y la suspensión en la Liga de Béisbol Mexicana, ese muchacho ha debido someterse a un tratamiento de recuperación y limpieza de su organismo y alejarse definitivamente de esas sustancias prohibidas.
Recuerdo que en el año en 2014, Cabrera firmó con los Rojos del Águila de Veracruz de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB). Tiempo después, el equipo anunció la suspensión de por vida de Cabrera.
– Pero, el sostiene que gano la apelación de su caso, dijo Alberto.
Si, pero no regresó a la liga mexicana. Se vino para acá y fue contratado por Los Tiburones de La Guaira y en enero de este año se volvió a presentar el problema del dopaje. A Cabrera le hicieron una prueba de rutina en enero de este año y salió positivo y la liga abrió el procedimiento disciplinario al jugador y le aplicó una suspensión por 25 juegos para la próxima temporada.
-Tengo entendido, expresó Alberto, convertido en abogado del diablo, que el alegó sufrir de trastornos por déficit de atención con hiperactividad diagnosticado por el psiquiatra David Figueroa Flores en 2014, le fue recetado el medicamento Aderall 20 miligramos y el mismo contiene anfetaminas. Por algún motivo, dichos documentos no llegaron a la Liga de Béisbol Profesional de Venezuela (LVBP), y eso provocó todo lo que conocemos ahora.
Pero eso no es suficiente desde el punto de vista legal, amigo Alberto.
-Explícate.
El Programa Antidopaje de la LVBP está basado en los mismos estatutos de las Grandes Ligas, ligas menores, la NBA, entre otros, auspiciados por la WADA (Agencia Mundial Antidopaje). Allí esta establecido que el pelotero que consuma “Aderall” (sustancia prohibida) debe renovar el permiso anualmente, de no hacerlo puede ser suspendido de dar positivo en una prueba, y no será tomado en cuenta si tenía anteriormente un permiso. Por lo que destaca, que los peloteros y los equipos deben conocer el Programa Antidopaje y es una falta de ellos, el obviar el reglamento.
“Cuando el pelotero forma parte de una liga (deporte profesional) que tiene políticas antidopaje, y si está consumiendo una sustancia que está prohibida, entonces tiene que ir a buscar un permiso de la liga. No sólo es entregarle los papeles a la liga, esta liga debe revisar el informe médico y luego es que autoriza al jugador. El proceso no es sólo entregar papeles, el proceso es, entrego papeles y recibo autorización, y entonces sí puedo consumir la sustancia prohibida”.
– Bueno, entonces se jodió.
Claro que esta jodido, dijo Tulio después de echarse un palo de Sake. En primer lugar, no ejerció en el tiempo estipulado su derecho a la apelación. La determinación de no someterse al examen de orina que le fuera requerido la semana pasada por miembros de la Comisión Antidopaje de la LVBP es considerada automáticamente un nuevo caso positivo por dopaje de su parte
. Colorín colorao, señaló Alberto, ese juego se acabó.
-No vale, como dijo Yogui Berra, el juego no se acaba hasta que se termina. El jugador consiguió un amparo de la Corte Segunda en lo ContenciosoAdministrativo que levantó la suspensión de 25 encuentros que le impuso la liga en febrero, tras su primera violación al reglamento.
– ¿Y como hizo eso?
En este punto, entró en juego el factor político. Recuerdas aquel video que mostraba al Samurai Bachaqueando.
-Claro que lo recuerdo. Pero que tiene que ver eso con lo que estamos hablando.
Dicen en los corrillos, de los tribunales, que el jugador se encompinchó con camaradas revolucionarios para logar el dictamen favorable del TSJ.
-¿Y quienes son esos bichitos?
Se comentan los nombres del gobernador de Aragua y del presidente de la Fundación Tigres de Aragua.
-¿Y ahora como queda ese peo?
Bueno, la LVBP tendrá que apelar la sentencia del tribunal. Debe fundamentar su apelación en lo establecido por la Agencia Mundial Antidopaje AMA:
… El negarse a someterse a un control de dopaje conlleva la misma sanción que un resultado positivo….
El procedimiento que se le aplicó a Alex Cabrera para la toma de muestra de la prueba de seguimiento, por haber salido positivo durante la temporada 2015-2016, es el que está estipulado en el Programa Antidopaje de la LVBP. Como asegura en sus declaraciones, la muestra del miércoles 21 de diciembre, fue la primera que se le tomó. Antes la Comisión Antidopaje de la LVBP se trasladó a Barquisimeto, el 28 de octubre, para tomarle la muestra y se negó. Luego, Alex Cabrera aseguró que iría al laboratorio y no se presentó. Más tarde se envió una notificación a los Tigres de Aragua para tomarle la muestra a finales de noviembre y solo se logró contactar a Cabrera el 2 de diciembre en Maracay y no se tomó la muestra. Postergó el procedimiento para el 6 de diciembre y no asistió al Estadio Universitario. Al día siguiente, 7 de diciembre, no estaba en el Estadio José Pérez Colmenares. Por último, 20 de diciembre, representantes de la Comisión Antidopaje de la LVBP lo esperaron en el Estadio Universitario y no se presentó.
Además, en este caso hay una expresa violación de la Ley Orgánica del Deporte, la Actividad Física y la Educación Física en su Capitulo II Articulo 79 Numeral 6.
– Tienes razón, amigo mío, pero vas preso. El TSJ es el brazo armado del régimen para imponer la defensa de sus camaradas y la impunidad de sus violaciones a las leyes. Seguro, ahora nos vienen con el cuento que el jugador se va a hacer el examen y si vuelve a salir positivo ya tiene el permiso medico y apelará a la “Exención por Uso Terapéutico” …..y aquí no ha pasado nada…..todos felices y contentos….los camaradas revolucionarios, continuaran con su consigna “Así es que se gobierna” y seguirá la “nota” del samurai.

 5 min


Todos los venezolanos, fuera y dentro del país, estamos entre rejas aunque algunos no se percatan. Quienes estamos en aparente libertad padecemos de ¨carcere duro¨ y quienes están en las ergástulas del régimen sufren ¨carcere durissimo¨, como diría Silvio Pellico. Este escritor fue un preso político que estuvo entre rejas entre 1822 y 1830 acusado de conspirar en contra del imperio austríaco por supuestamente pertenecer al grupo carbonario que luchaba por la independencia y unificación de Italia. Hace muchos años, cuando me encontraba ¨donde toda incomodidad tiene su asiento¨, como decía el inmortal manco de Lepanto, tuve oportunidad de leer ¨Mis prisiones¨, libro en el que Pellico narra su experiencia carcelaria.

Gracias a Google, hoy pude rescatar uno de los pasajes de Pellico que me permito dedicar a los 108 presos políticos que, según el diligente Foro Penal Venezolano, hay en Venezuela: Que la desgracia no degrada al hombre si este no se apoca, antes le sublima; que si pudiéramos penetrar los juicios de Dios veríamos muchas veces que eran más de compadecer los vencedores que los vencidos, los exaltados que los caídos, los poderosos que los despojados de todo; que la amistad particular demostrada por el Hombre-Dios hacia los desventurados es un gran hecho; que debemos gloriarnos de la cruz después que fue llevada a hombros divinos.

Efectivamente, debemos compadecer a quienes hoy llegaron a vencer por la aberrante decisión de jueces y fiscales, rectoras del CNE y Alto Mando militar. Afortunadamente, nuestros presos políticos fueron despojados de la libertad, pero no de su dignidad. La historia los recordará como adalides de la democracia y condenará a sus verdugos por esbirros e intelectualmente deshonestos.

El trabajo del Foro Penal impide que olvidemos a nuestros presos políticos, dificulta al régimen el ocultamiento de sus torturas y pone en evidencia las violaciones del derecho a la debida defensa. Gonzalo Himiob, Alfredo Romero, Alonso Medina, Robiro Terán, Tamara Sujú, Enrique Prieto Silva, Omer Figueredo y Néstor Gutierrez coordinan un grupo de 106 abogados ubicados en todo el territorio nacional, entre ellos 49 damas, que abnegadamente luchan por la libertad de quienes están presos injustamente por defender la democracia. A ellos nuestro eterno agradecimiento.

Un recuerdo especial para las damas presas políticas: María Francisca Graterol, Yelut Naspe Inciarte, Betty Grossi, Andrea Susana González de León, Carmen Alicia Gutiérrez Acevedo, María Elena Uzcátegui, Skarlyn Duarte y Laided Salazar. También para Araminta González, hoy recluida en un centro de tratamiento mental por la secuela de las torturas.

Debemos igualmente recordar que hay presos 18 miembros de nuestra Fuerza Armada, quienes junto con las varias docenas de militares exiliados y los cientos pasados a retiro evidencian que nuestra oficialidad no ha sido indiferente ante el totalitarismo.

Desde el 2003 están presos aun habiendo cumplido una condena injusta y tener derecho a la libertad los policías metropolitanos que impidieron una mayor masacre propiciada por el difunto presidente el 11 de abril del 2002: Erasmo Bolívar, Marco Hurtado, Arube Pérez, Héctor Rovaín y Luís Molina. Iván Simonovis está preso en su casa. Desde el 2004 están presos Rolando, Otoniel y Juan Bautista Guevara solo con la declaración del ¨testigo estrella¨ presentado por el hipócrita Isaías Rodríguez, en el caso del asesinato del Fiscal Anderson.

Un saludo muy especial para Antonio Ledezma, preso en su casa, quien fue el primer político que denunció la presencia de presos políticos y que estábamos ante una dictadura. También para Oswaldo Álvarez Paz, quien también enfrentó al régimen desde sus inicios y tiene prohibición de salida del país.

Estos días navideños son difíciles para todos los presos, no solo por estar privados de la libertad, sino por las condiciones inhumanas que imperan en nuestras cárceles. Igualmente difíciles son para los familiares cercanos. Los únicos presos que están cómodos son los pranes protegidos de la ministro Iris Varela. Es difícil decir feliz Navidad, pero seguimos siendo optimistas de que está cercano el nacimiento de la democracia.

Como( había) en botica: Ayer lunes, después de dos muertos y 150 negocios saqueados en Bolívar y también en La Fría y Guasdualito, Chuo Torrealba declaró que hubo ¨intencionalidad¨ en la ausencia de tres diputados de la MUD a la sesión para designar rectores del CNE y criticó enfrentamiento de partidos por las redes. Ante las irresponsables medidas tomadas por el presidente de facto, la Conferencia Episcopal señaló que las mismas han agudizado la crisis y golpeado especialmente a los más pobres; además critica que ¨salvo individualidades la oposición tardó mucho en pronunciarse colectivamente¨. Por el primer asesinato cometido en febrero del 2014, el de Bassil Da Costa, fue sentenciado a 29 años el policía (Sebin) José Perdomo Camacho y por el de Geraldine Moreno los guardias nacionales Albín Bonilla a 30 años y Francisco Barroso a 16años. ¿Seguirá el régimen culpando a Leopoldo López? Falleció exiliada la distinguida abogada Gisela Parra, ex presidenta del Consejo de la Judicatura y luchadora democrática. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

Fuente: http://www.analitica.com/opinion/navidad-entre-rejas/

 3 min