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Opinión

Sabes mejor que nadie

Que me fallaste

Que lo que prometiste se te olvido

Sabes a ciencia cierta

Que me engañaste

Aunque nadie te amara

Igual que yo

Lleno estoy de razones

Pa'despreciarte

Y sin embargo quiero

Que seas feliz

Que allá en el otro mundo

En vez de infierno

Encuentres gloria

Y que una nube de tu memoria

Me borre a mi

Dile al que pregunte

Que no te quise

Dile que te engañaba

Que fui lo peor

Échame a mi la culpa

De lo que pase

Cúbrete tu la espalda

Con mi dolor

Ha sido una actitud permanente de la cúpula chavista, no asumir responsabilidades ante sus errores, equivocaciones y fracasos; sino, más bien, intentar eludirlas, adjudicándoselas a otros distintos factores de la sociedad. De chivos expiatorios han servido, factores internos, que han llamado: “endógenos”; pero, principalmente, factores externos que han denominado “saboteadores”, “golpistas”, etc. Por lo tanto, no es nada sorprendente ver como el gobernador de Aragua culpa al alcalde Guárate de las protestas de la gente de San Vicente, por el cierre del vertedero; como tampoco lo es, que Maduro achaque a los medios de comunicación la responsabilidad por las protestas realizadas en distintas regiones del país, a causa del engaño gubernamental al ofrecer y no cumplir con la venta de productos navideños.

Esto me hizo recordar una vieja canción, que ha sido interpretada por muchos cantantes a través del tiempo (desde que yo estaba muy pequeño); la cual conozco gracias a artistas contemporáneos como Ricardo Montaner y Luis Miguel, entre otros. Prácticamente, esta pieza musical forma parte de la cultura popular y su título es: “Échame a mí la culpa”. Su autor es el Sr. Ángel Espinoza Aragón, mejor conocido como “Ferrusquilla”. Su letra evidencia el despecho de un enamorado que acusa a su pareja de haberlo engañado, de haberle fallado, a pesar del amor que le entregó, pero, sin embargo, en vez de despreciarla (según él, con todo derecho), pide que le eche las culpas del fracaso para que ella pueda ser feliz.

A diferencia de este pobre enamorado, los enchufados no asumen sus culpas, pero, igualito, están sufriendo el abandono de sus afectos. Estos saben que les fallaron, olvidaron lo que prometieron; que fueron engañados y están llenos de razones pa´despreciarlos, pero, ni están esperando llegar al “otro mundo”, ni tener nubes en la memoria para borrarlos de allí, porque en realidad, han sido lo peor.

Maracay, 29 de noviembre 2015

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Jesús Elorza G.

El día domingo, Nicolás amaneció de lo más contento. Cantó a dúo con el difunto eterno el Himno Nacional. Una inmensa sonrisa, estuvo reflejada en su cara mientras desayunaba. Cilia, que tenía tiempo sin verlo con ese humor, se atrevió a preguntarle a que se debía esa alegría. Compártela conmigo, le dijo. No he podido dormir desde que el imperialismo secuestró a mis sobrinos.

- Es que ayer sábado, vi en televisión, la pelea por el Campeonato Mundial de los pesos pesados de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), la Federación Internacional de Boxeo y de la Organización Mundial (OMB).

No te entiendo mi amor, explícate.

Cáete pa tras mi Cilita, que el pugilista que ganó esa pelea lo hizo ¡¡¡¡Usando un short o pantalón que en su parte trasera decía Venezuela!!!!

-¿Y? repreguntó la Primera Combatiente.

Bueno chica, no le metas al bruto. Ese es un mensaje que nos está enviando nuestro querido y amado Difunto Eterno. A lo mejor se cansó de transformarse en pajarito y ahora lo hace como en verdad era él….un fajador.

-¿Y cuál es ese mensaje? Señaló Cilia sin ocultar su molestia por el calificativo de bruta.

Más claro, no canta un gallo (o el pajarito)…..El mensaje, nos está indicando el camino a seguir en la recta final de la campaña electoral. Debemos pelear con todas nuestras fuerzas, tal como lo hizo ese compatriota y propinarle un nocaut fulminante a la oposición.

-¿Compatriota? Ese tipo se llama Tyson Fury y creo que es ingles según lo que estoy leyendo en Wikipedia.

Eso ya lo resolví. Ordené a nuestra cancillera que le diera a ese boxeador la Ciudadanía Express y para que no quedara lugar a ninguna duda, al igual que a tus sobrinos, ordene también que le otorgaran pasaporte diplomático. Ese boche, de tener a un campeón mundial de los pesos pesados participando en la campaña electoral, no lo vamos a pelar.

Te imaginas, él y Yo en cadena nacional con los guantes puestos golpeando a la oposición…..eso no tiene precio.

Mañana le anuncio al país, la decisión de traer a este hijo ilustre para condecorarlo con la Orden Chávez-Libertador. También, se me ocurre que para el próximo domingo, cuando los resultados de nuestro triunfo sean irreversibles, que el anuncio lo haga Tibisay acompañada del camarada Fury para que no quede ninguna duda del KO que le daremos a la derecha imperialista.

Los ministros, al escuchar el plan cayeron en un estado de orgasmo colectivo y comenzaron a gritar ¡¡¡Date con Furya Nicolás!!!....somos invencibles.

Winston Valenilla, para ganar puntos con su jefe, sacó al aire una entrevista en directo que en ese momento le estaban haciendo al nuevo monarca de los pesos pesados y todos los presentes, quedaron como Condorito, cuando lo escucharon decir:

“Creo que las drogas, cualquiera sea su tipo, deben ser legalizadas” Puse, el nombre de Venezuela en mi pantalón, como reconocimiento a un país en el cual el narcotráfico tiene total y absoluta protección gubernamental.

En la calle, la mayoría de los venezolanos piensan que en el round 6 (de Diciembre) Nicolás y su combo de candidatos, no podrán levantarse de la lona…..la derrota electoral que recibirán, será fulminante.

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Entenderemos como dolarización, a los fines de los siguientes comentarios, el remplazo del bolívar por el dólar en las transacciones domésticas de la economía. Para algunos opinadores, sería la forma de salir del actual desorden macroeconómico que ha destruido la actividad productiva y nos ha empobrecido tanto. Argumentan que la eliminación de la moneda evitaría manejos cambiarios que impactan sobre los precios y sobre las expectativas de inversionistas y ahorristas, amén de que no habrían ataques contra el bolívar que agotarían las reservas internacionales; se erradicaría la política monetaria y, por ende, la expansión discrecional de los agregados monetarios; obligaría al fisco al equilibrio intertemporal de su gestión al no existir el financiamiento monetario; forzaría la alineación de las estructuras de costo domésticas con las del mercado internacional; y llevaría a que la remuneración salarial convergiera con el valor de la productividad laboral. Todo ello redundaría en que la inflación doméstica bajara drásticamente hasta equipararse con la de nuestros principales socios comerciales. Impondría la necesaria disciplina a los agentes económicos para que, en un ambiente sin controles, se promoviera la inversión productiva y el desarrollo de la competitividad.

No obstante, más allá del atractivo de estos argumentos, debe considerarse lo siguiente:

1. ¿A partir de qué tasa de cambio se “dolarizaría” la economía? El problema es que ahorita no hay dólares. La relación entre las reservas internacionales y la liquidez monetaria en poder del público da un tipo de cambio, para principios de noviembre, de 237 Bs/$. Esta tasa es muy superior a lo que se derivaría de la Paridad de Poder Adquisitivo (PPA) entre ambas monedas. Por tanto, empobrecería a todo aquel que percibe un salario en bolívares cercano al valor de su productividad[1]. De querer mejorar la relación, habría que contratar cuantiosos préstamos en dólares para respaldar la conversión a tasas menores (Bs/$). Con los elevados montos de deuda externa actuales y el elevadísimo riesgo-país, ello es prácticamente inviable. Es importante tener esto en cuenta, pues sospecho que, para muchos, existe la “ilusión monetaria” de pensar que, al percibir nuestras remuneraciones en una moneda fuerte como el dólar, éstas serían automáticamente mayores, cuando bien podría ocurrir lo contrario.

2. Luego está la dinámica monetaria. Al eliminarse la potestad del BCV de crear base monetaria, ésta habrá de depender de los saldos de la balanza de pagos. Saldos favorables expandirían la base, déficits la contraerían. Esto anula por completo la política monetaria como instrumento de estabilización económica o de fomento a la inversión y/o el consumo. En el caso de privar una contracción monetaria, las tasas de interés se elevarían, encareciendo los costos del dinero. Ello tendría efectos negativos sobre la inversión productiva y los balances de los bancos.

3. Lo anterior es tanto más preocupante por la excesiva dependencia de un solo producto de exportación –el petróleo- para los ingresos externos de Venezuela. La volatilidad en los precios del mercado internacional del crudo se transmitiría directamente a la actividad económica interna, a veces con efectos expansivos que pudieran verse favorablemente, pero en otras oportunidades deprimiendo la economía. En una economía diversificada, la volatilidad en los proventos de la exportación de un producto en particular serían compensados por el comportamiento de los otros productos en el mercado internacional. Pero no es nuestro caso.

4. Estos efectos, más los flujos financieros hacia el país, también serían afectados por la política monetaria de EE.UU. –el emisor monetario. El “quantitative easing” de los últimos años abarata el financiamiento externo y tendría efectos expansivos en la economía, pero una política contraria –que subieran las tasas de interés en EE.UU.- estimularía la salida de capitales desde Venezuela, obligando a subir las tasas domésticas, con efectos contractivos sobre nuestra actividad económica.

5. Al no poder apelar al ajuste cambiario como colchón ante shocks externos negativos -como la caída en los precios del crudo-, el equilibrio de las cuentas externas tendría que ocurrir vía depresión de los salarios, sobre todo si la caída en los ingresos petroleros es sostenida -como es la expectativa actual-, ya que el financiamiento externo para compensar los saldos adversos en la cuenta corriente tiende a “secarse” si el sector exportador permanece deprimido. Sólo con una creciente diversificación de la oferta exportable -que habrá de tomar algún tiempo-, se podrá neutralizar este efecto. En el caso del Ecuador, la, la fuente “compensatoria” de ingresos ante la caída en los precios del crudo han sido las remesas de ecuatorianos en el extranjero.

6. Una senda de crecimiento estable y sostenida en el tiempo dependería, entre otras cosas, de que la productividad de nuestra economía aumentase a la par con la de nuestros principales socios comerciales, a la vez que nuestra tasa de inflación no podría superar a la de ellos. De no cumplir con estas condiciones y sabiendo que recurrir al financiamiento externo tiene sus límites, la variable de ajuste ante los desequilibrios externos serían –nuevamente- los salarios.

7. La mayor vulnerabilidad de la economía doméstica ante el comportamiento de variables no sujetas a nuestro control –precios del petróleo, tasas de interés en EE.UU.- obligaría a acumular reservas internacionales como colchón, todavía mayores que bajo las condiciones actuales. Esto tiene un costo en recursos inmovilizados y/o de bajo rendimiento.

Para los defensores de la dolarización todos estos efectos obligarían a que los agentes económicos domésticos “entraran en cintura”, es decir, se “disciplinarían”. Con ello, nos convertiríamos en una economía responsable y seria. Pero la competitividad no viene simplemente por añadidura, pues el dominio tecnológico, la capacidad de innovar, la mayor destreza y competencia de nuestros trabajadores, la reducción de los costos transaccionales, el aprovechamiento de las economías de escala y otras consideraciones de naturaleza estructural, no ocurrirán de la noche a la mañana.

Los costos sociales, económicos y políticos podrían ser muy altos si nos confiamos exclusivamente en el piloto automático de la dolarización para enderezar nuestros entuertos: mayor desempleo, caída de salarios y de la inversión, y con una menor capacidad de respuesta local por carecer de la variable cambiaria como factor de ajuste. En lo personal, prefiero un proceso bien diseñado, con financiamiento externo, que nos permita salir del berenjenal actual pero contando con nuestra propia moneda. Es lo que han logrado –salvo Argentina (Ecuador se dolarizó)- nuestros vecinos suramericanos. ¿Por qué nosotros no?

Economista, profesor de la UCV, humgarl@gmail.ccom

[1] No obstante, favorecería la competitividad externa y, con un mercado laboral flexible, los salarios –en teoría- tenderían a elevarse en el tiempo a “sus valores de equilibrio”.

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Lester L. López O.

A una semana de las elecciones parlamentarias, el régimen ha desplegado todo tipo de recursos para ganarse el favor del electorado que alguna vez creyó en la propuesta revolucionaria promovida por el difunto eterno. Desastroso, porque no se puede catalogar de otra manera, ha sido el desempeño del presidente que contó con la aprobación del comandante para continuar su legado que, de por sí, ya estaba a las puertas de convertirse en la crisis que actualmente sufrimos los venezolanos. Muchas voces, a lo interno de su propio partido, le dijeron que se debían tomar medidas más racionales económicamente para afrontar el desplome de los precios del petróleo en el mercado mundial que ya estaba en ciernes, pero todo ha sido en vano, el cerco ideológico y los intereses de los grupos boliburgueses del régimen volvieron estas propuestas unas quimeras.

Así como quimeras son, el sin fin de promesas que ahora el presidente, y sus candidatos, ofrecen a un pueblo que en los últimos tres años solo ha observado como su poder adquisitivo se desvanece cada día más para comprar productos de primera necesidad que también, cada día más, escasean o aparecen con precios inaccesibles para la mayor parte de la población. Este malestar general se refleja en las diferentes encuestas a nivel nacional que anuncian una derrota inevitable para el gobierno a estas alturas del proceso eleccionario.

A falta de promesas creíbles, el régimen ha optado por el uso abusivo de todos los medios del estado, sin excluir la cooptación y las amenazas a muchos empleados públicos y beneficiarios de los escasos programas sociales que aún funcionan como la entrega de taxis, viviendas (a medio construir), tabletas electrónicas, etcéteras, para minimizar el éxodo de votos hacia otras opciones opositoras o la abstención masiva de sus otrora simpatizantes. La desesperación del régimen es tal, que en días pasados, en cadena nacional, el presidente ofreció tantas becas, pensiones y subsidios que los asistentes al acto eran los primeros que mostraban incredulidad en sus rostros.

Pero lo más lamentable son las acciones y actos vandálicos y violentos, que efectúan grupos armados y colectivos en algunos sitios donde los candidatos de la oposición democrática tienen previsto reuniones con sus copartidarios y simpatizantes sin que el gobierno, o el mismo CNE, se pronuncien en contra. Para este momento, esperando que sea el único, ya hay una víctima fatal atribuida a estos grupos “defensores de la revolución”. Aún el régimen tiene cartas que jugar, como alentar la violencia de estos grupos contra la oposición y tener la excusa para decretar un estado de excepción a nivel nacional. Con un gobierno desesperado, y con mucho que perder, cualquier cosa se puede esperar.

26/11/15

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Se ha cumplido una semana de campaña formal y nada de lo visto sorprende a los venezolanos, ni siquiera el uso de matones a sueldo. La proliferación de propaganda oficialista, alguna verdaderamente fraudulenta, particularmente pendones, a favor de sus candidatos y por supuesto, de sus otros candidatos, avergüenza por el fácilmente estimable costo de la misma (se habla de 3.000 a 4.000 bs. por pendón) y la absoluta seguridad que no ha sido pagado con recursos de los partidos postulantes, ni mucho menos por los candidatos en ellos fotografiados.

El uso de los espacios de radio y televisión ha alcanzado límites que no son extraños para nosotros, pero que pensamos deben llamar la atención a visitantes extranjeros, particularmente los de UNASUR. En los mismos se mezclan como si fueran cosas diferentes, propaganda propiamente dicha, con inauguraciones y entregas de bienes por parte de funcionarios del gobierno, acompañados de aspirantes al parlamento en el rol de “dadores”, como si construir viviendas (pocas), refaccionar otras pocas, inaugurar y volver a inaugurar espacios públicos, dotar a los estudiantes de tabletas personales, entregar taxis con luminarias propagandísticas y los ojos del difunto en el vidrio trasero, y cualquier otra cosa, como por ejemplo firmar unas supuestas contrataciones “colectivas” con empleados del Estado, fueran logros de la “revolución” y no, en el mejor de los casos, el simple y en este, muy restringido, cumplimiento de las obligaciones de cualquier ejecutivo en funciones.

Lo que hace más contradictorio todo esto es que, al mismo tiempo, aumenta el desabastecimiento y la escasez de productos básicos (de los otros tampoco hay) y los establecimientos gubernamentales que debería estar surtidos, según sus propias palabras, aducen “falta de sistema”, esperando la semana final para dar la impresión de que se está recuperando la normalidad, con una mercancía que se sabe que ingresó al país, y al depósito, pero que no ha sido puesta a la venta, todavía, con el mencionado propósito.

No debemos dejar pasar en este recuento, el constante esfuerzo para rescribir la historia venezolana, últimamente retomado con fervor apropiado para causas mejores, dándole reconocimiento a quienes no hicieron nada digno de mención, salvo haber intentado golpes de estado fallidos, que no fueron juzgados, lo que se ha demostrado como otra de las muchas ingenuidades y complacencias de nuestros períodos democráticos. Preguntémosles a los oficiales, activos y retirados de la aviación venezolana ¿qué día marca el inicio de su fuerza? y tendremos otra prueba más de la forma torcida con la que intentan seguir engañando a la gente.

Entendemos la perversa intención, la creemos fallida y confiamos, sin triunfalismo, que el próximo 6D comienza el cambio en Venezuela, no para regresar a un pasado que hay que poner en su justa perspectiva, pero si para empezar a caminar hacia el futuro que nos merecemos como sociedad.

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I.

Dentro de unos días los venezolanos asistiremos a los centros de votación, un evento en el que, por cierto, tiene puestos los ojos una buena parte del planeta. Nos toca elegir a un nuevo Parlamento, cosa que haremos convencidos, la mayoría de nosotros, de que el CNE nos ofrece una plataforma tecnológica que es de fiar pero, por lo que llevamos visto, igualmente convencidos de que no pareciera ser un arbitro que sabe guardar la imparcialidad a la que está legalmente obligado, sobre todo porque no pone mayor empeño en garantizar la paridad en las condiciones de participación de los distintos candidatos, basta con observar como el Presidente Maduro se ha tomado para sí la tarea electoral del PSUV y la manera como se emplean los recursos públicos con fines proselitistas.

II.

Si miramos los diferentes comicios ocurridos a lo largo de una decena larga de años, los próximos del 6D resultan inéditos. En efecto, es la primera vez que, en una fecha tan cercana al día de la elección, las principales encuestadoras anuncian un probable triunfo de la oposición. Son las mismas, es bueno recordarlo, que en anteriores ocasiones informaron con antelación que la aritmética favorecía al chavismo, como en efecto terminó sucediendo. La posibilidad de que esta vez ocurra un triunfo de los sectores agrupados en torno a la MUD, ha suscitado elucubraciones de la más variada índole, gran parte de ellas girando en torno a si el oficialismo aceptará los resultados salidos del vientre de las computadoras e, igualmente, si acatará las consecuencias que de allí se desprenden.

III.

Supongamos, pues, que los sondeos llevados a cabo aciertan el 6D y que la oposición se alza con una victoria clara, tanto medida por al voto nacional, como por número de diputados obtenidos. Así las cosas, no hay duda de que el contexto político nacional quedaría dibujado de otra manera, con trazos muy distintos a los que prevalecieron desde finales del siglo pasado. El 6D pudiera ser, entonces, el epilogo de un período histórico. Y el 7D tal vez pudiera ser el prólogo de uno nuevo.

Si se cumple el vaticinio numérico, podría hablarse, digo, del epilogo de un período. En efecto, el chavismo dejaría de ser por vez primera la mayoría política del país, estableciéndose una nueva correlación de fuerzas (incluyendo a las agrupaciones que jugaron a no polarizarse), al tiempo que la Asamblea pasaría a ser un importante contrapeso para el poder ejecutivo. Ambas cosas se sumarían a la ausencia del Presidente Chávez - reemplazado por una dirigencia debilitada y en pugna - y a una grave crisis nacional expresada en múltiples planos (es peligroso pensar que sólo es económica y que, por ejemplo, dejar de advertir que el linchamiento del prójimo, como método de justicia, no asombre a nadie). En semejante escenario, el gobierno ha empezado a constatar que tiene limitaciones y que la terquedad ideológica ya no es posible.

IV.

Ante esta situación, al día siguiente comienza, entonces, a escribirse el prólogo de un nuevo tiempo. Habrá una nueva composición del cuadro político venezolano, con claros efectos tanto en la MUD como en el PSUV (es posible que se reagrupen las diversas fuerzas políticas, que haya separaciones, que cambien los liderazgos y surjan nuevas figuras, en fin).

Pero, más allá de que como se termine de dibujar el panorama, lo que uno pide es que el país vuelva a la política, desaparecida durante diez y seis años, arrinconada por tanto caudillismo y tanto petróleo a más de cien dólares y también por la reiterada tentación de las salidas rápidas. Uno aspira que el dialogo sea la tarea que nos tomemos más en serio los venezolanos. Que el acuerdo sea una palabra imprescindible, exigencia de una realidad compleja que amenaza literalmente con desbordarnos. Que la coyuntura no lo sea todo en la vida nacional y tengamos ojos para ver un futuro que hasta ahora sólo encaramos con la retórica. En fin, ¿será mucho pedir que el día 7 empiece a escribirse el prólogo de los próximos años asomando un país que, dentro de su heterogeneidad, funcione a partir de ciertas claves compartidas?

HARINA DE OTRO COSTAL

Malo lo que está ocurriendo con la selección nacional de futbol. No me refiero solo a las cuatro derrotas seguidas que nos alejan del viaje al mundial de Rusia, ni a la manera como lucio el equipo, a su juego descolorido, ejecutado con cierto desgano, con poco orden y gobernado por el despiste táctico, causa de la mayoría de los goles que encajo. Me refiero, también, a la atmosfera que rodea la actuación de la vinotinto. Al malestar que se percibe. A la incomodidad que parecer envolver a los jugadores, también al cuerpo técnico y seguramente a los directivos de la FVF. Y me refiero igualmente, al misterio que rodea las causas de lo que está ocurriendo y, así mismo, a las consecuencias que podían derivarse de ellas. Creo que se nos deben muchas explicaciones. No puede ser que dependamos solo de rumores y chismes.

Digo lo anterior porque el pasado lunes se reunió Noel San Vicente, el DT del combinado criollo, con la dirigencia del balompié venezolano y por lo que trascendió de lo que conversaron, al parecer no está pasando nada de lo que pasa. Seguramente son fantasías de la gente.

El Nacional, miércoles 25 de noviembre de 2015

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Las primeras palabras del Presidente Electo de los Argentinos: “No es hora de revanchismos ni de ajustes de cuentas” me hicieron recordar uno de mis modestísimos artículos escritos para mis amistades en Facebook que deseo transcribirles de nuevo:

Si la reconciliación permite dejar atrás las peleas para rehacer amistades que han estado interrumpidas por desavenencias personales o colectivas, entonces presumo que la probabilidad de que los venezolanos se reconcilien es directamente proporcional al cumplimiento de los siguientes supuestos:
PRIMER SUPUESTO: aceptar que lo pasado ya pasó y que nada podemos hacer para cambiarlo salvo no sea perdonar para que sanen las heridas y queden atrás los malos recuerdos.
SEGUNDO SUPUESTO: responsabilizar de la grave crisis que padece la República, a: “Fuente Ovejuna” y a nadie más; pues de no ser así y dedicarnos a buscar “Chivos Expiatorios” giraríamos en 360 grados para regresar al mismo punto de partida y no en 180 que obviamente nos alejaría del lugar donde nos encontramos capeando los embates de la crisis.
TERCER SUPUESTO: transformar la mentalidad de los venezolanos al demostrársenos que los únicos responsables de la crisis que padecemos somos nosotros mismos, no la conquista española ni el imperio norteamericano como históricamente lo ha promocionado la leyenda negra.
CUARTO SUPUESTO: elevar la autoestima de los venezolanos al convencernos de que somos capaces de superar la crisis, porque siempre hemos sido del tamaño del problema que se nos presente, lo que sucede es que tenemos dormido el gigante que llevamos dentro.
QUINTO SUPUESTO: aglutinar a los venezolanos alrededor de un proyecto de país diseñado con la participación activa de todos, es decir, sin excluir a nadie y de acuerdo a la capacidad intelectual de cada quien.
Este proyecto debe sustentarse sobre un modelo económico que se caracterice por la mutua solidaridad entre el empresario dueño del medio de producción y el obrero dueño de la fuerza de trabajo para que unidos produzcan mercancías, bienes y servicios, cuya posterior plusvalía debería distribuirse equitativamente entre el empresario y los trabajadores.
Ahora bien, en este orden de ideas relacionadas con la reconciliación y la unión, es válido recordar una de las últimas recomendaciones de Simón Bolívar: ¡¡¡Uníos…Uníos!!! “o la anarquía los devorará”
Para concluir, presupongo que al margen de estos cinco supuestos, todo cuanto pueda hacerse no pasará de ser más que vapores de la fantasía que dan a la lejanía una engañosa percepción de cercanía….

Colaboración para “Quinto Día”

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