Pasar al contenido principal

Opinión

La casualidad, que es el verdadero motor de la historia (no la lucha de clases, como sentenció Marx), me puso cerca de un grupo de personas, ninguna conocida mía, en plan, como yo, de realizar una nueva diligencia burocrática que el gobierno acaba de sacarse de la manga.

 8 min


Benjamín Tripier

El panorama que tenemos por delante está complicándose en lo político, y, como siempre pasa, lo político termina arrastrando a lo económico, y lo económico arrastrando a lo social. La radicalización política que ya estamos viviendo, resultado del reinicio de actividades de la oposición, es muy posible que se refleje en una radicalización económica. Podemos anticipar que se nos viene encima una nueva etapa de turbulencia, y que es bueno estar preparados.

Como siempre, anticipar lo que pueda pasar, está sujeto a ciertas premisas, las cuales, si son válidas, entonces, las proyecciones tienen alguna probabilidad de ser acertadas. Entre ellas, hay dos que tienen un peso como de separación de aguas, porque son sólidas, y si no son tenidas en cuenta en su integridad, entonces las perspectivas tendrán una baja probabilidad de cumplirse:

  • Para el gobierno de EE UU, somos “una amenaza inusual y extraordinaria para su seguridad interior”, debido a lo cual no permitirán que el gobierno de Venezuela tenga ningún excedente económico que –para ellos- pudiera ser usado en su contra, y
  • el gobierno de Venezuela no puede entregar el poder de ninguna manera, por la cantidad de amenazas vitales que se ciernen sobre sus funcionarios clave.

Con esos dos elementos como referencia, todas las noticias sobre alivianar sanciones, o sobre elecciones libres y justas, deben ser puestas en un nivel más profundo de análisis. Porque las más de las veces son titulares, que, cuando se leen en detalle, resulta que el “podría” se convierte en la palabra clave que debería ser leída como “no se podrá”.

Entendiendo lo anterior ya podemos poner en perspectiva el conjunto de posibilidades que tenemos por delante. En principio hasta fin de este año 2023, pero también la experiencia nos muestra que la inercia de lo que ocurra hasta diciembre suele sostenerse al menos hasta bien entrado el primer trimestre del año siguiente, en este caso, 2024.

Debemos estar claros en que el límite máximo que tiene nuestra economía para crecer está dado por la disponibilidad de energías primarias (gasolina, gas y gasoil) y por la disponibilidad de electricidad. Y no hablamos de generación eléctrica, sino de disponibilidad del servicio a nivel residencial, comercial, industrial, pesado y extra pesado (metro, agua, refinerías y siderúrgica, por ejemplo). El PIB de un país está dado por la electricidad que tiene… el PIB es la electricidad de la que dispones.

O visto desde otro ángulo, está limitado por la electricidad de la que no dispone. Y en nuestro caso estamos en un proceso continuado de desinversión que hace que nuestra disponibilidad real sea precaria e inestable, y está muy apalancada en la mística heroica de los trabajadores eléctricos en el campo. Sobre sus espaldas recae diariamente la continuidad del servicio.

Debemos combinar los resultados de la caída sostenida del PIB desde 2014 que alcanzó 80%, que se profundizó con la pandemia, que se reactivó un poco con la postpandemia, que nos llevó al efímero “Venezuela ya se arregló”, y que posteriormente nos trajo a una fuerte caída del consumo, que arrastró a la baja el nivel de actividad económica.

Porque la caída del consumo impactó en el aumento de inventarios, que se reflejó en la baja de importaciones y de producción nacional, lo cual, a su vez, impactó en el empleo, el formal y el informal. Lo cierto es que hoy nuestro PIB está en el orden de los 60 mil millones de dólares, el nivel de utilización de capacidad instalada está en el orden de 40%, pero donde más se nota, es en la construcción que está en el orden de 15% y en la industria con 30% de ocupación de planta.

La inflación puede evidenciarse con la caída del poder adquisitivo que “es tan pronunciada que actualmente se requieren 400 dólares para adquirir lo que a principios de 2019 se compraba con 100 dólares”. No obstante lo cual, y comparado con los niveles de inflación de 233,33% mensual al 1 de septiembre de 2018, al estar ahora por debajo de 10% mensual, puede pensarse que se ha mantenido acotada en ciertos rangos de razonabilidad (para nosotros aquí adentro, porque para el resto del mundo eso es híper). Pero del otro lado, la demanda posible luego de salarios congelados durante al menos dos años (más algunos bonos), hace que los precios suban muy por encima de los salarios congelados.

Lo cual ha ido consolidando una brecha que solo podrá comenzar a cerrarse si la oferta se va adaptando a las posibilidades de la demanda. Si un comprador tiene dinero para comprar 100 gramos y el vendedor solo tiene paquetes de 1 kilogramo, entonces ni el comprador satisface su demanda, y ni el vendedor mueve su inventario… ni su flujo de caja.

Hace falta mayor flexibilidad en los procesos de negocio, lo cual debe arrancar con un cambio en la mente del gerente y empresario; debemos reconocer que estamos en una nueva Venezuela que avanza a consolidarse en unos niveles de actividad como el que ahora tenemos, y cuyo crecimiento dependerá de si este modelo dirigista se consolida, o es reemplazado por uno de mercado y libertades.

El otro tema que hay que entender con respecto a la potencialidad de negociaciones similares a las que se han sostenido en el pasado en República Dominicana, Barbados, Oslo y México, es que cada una de las partes debe tener algo que la otra quiera, y que por eso están sentados negociando.

Hasta ahora, la oposición nunca ha tenido nada que ofrecerle al chavismo; y, en el otro lado, la oposición siempre le ha pedido algo al chavismo (p.ej. permitir elecciones libres y justas). En las mesas anteriores, para tener algo de peso, la oposición podía invocar una representatividad de EE UU, que era quien sí tenía para ofrecer cosas que el chavismo quería (p.ej. levantar sanciones).

Pero al haberse cortado el lazo formal que les daba el interinato, ahora el gobierno de EE UU se comunica directamente con el gobierno de Venezuela, sin necesidad de contar con la oposición. Lo cual significa que ahora no hay una motivación clara para reunirse a negociar con la oposición.

Y en cuanto a la relación entre el chavismo y el gobierno de EE UU solo está sostenida por el negociador de rehenes de la Casa Blanca, quien de cuando en cuando trata de concretar algún deal para liberar a alguien. En el pasado ha sido para liberar funcionarios o relacionados con el chavismo a cambio de algún prisionero norteamericano, o también algo relacionado con las sanciones. Pero en realidad, no hay negociaciones abiertas, ni vías de comunicación que pudieran dar alguna esperanza.

Porque se sigue con lo último que se puso sobre la mesa en México que era elecciones libres y justas a cambio de levantar sanciones. Y no ha pasado ni la una, ni la otra. Y todo indica que en mucho tiempo no pasará.

Político

El panorama político se va enrareciendo y tendiendo a radicalizarse, por lo de las primarias y los esfuerzos del gobierno para impedir que ocurran… o que si ocurren tengan poco peso. Esto último es poco probable, pero es posible.

El tema es que se ha ido despertando el ánimo político en la sociedad, y si bien en el pasado arrancó en la clase media y no fue posible incorporar a las bases de la pirámide socio económica, esta vez está ocurriendo al revés y son las bases las que están saliendo, y la clase media se va reanimando.

El click entre María Corina Machado y las bases populares está ocurriendo más allá de lo esperado. Es una permanente prueba de campo que va ocurriendo en el interior, y que se va moviendo a las grandes ciudades primero, y cuando la presión social haya sido suficiente, seguramente se moverá hacia Caracas, donde realmente se verá si las gigantescas marchas opositoras de clase media del pasado podrán ser reeditadas.

Y en realidad el caldo de cultivo para que la gente salga a la calle está poco influido por el liderazgo opositor, y se encuentra más en las terribles condiciones en la que está viviendo la sociedad de bajos recursos. Ese click entre el líder y su pueblo no se daba desde hace mucho tiempo ya. Y ahora está ocurriendo… el mensaje que antes no llegaba, ahora llega en forma atronadora, y la gente que no buscaba un líder, ahora la ha encontrado. Por eso la ecuación está funcionando con fluidez.

Desde principios de año (y para algunos temas desde antes que eso) yo les comentaba sobre la alianza entre Capriles y Rosales, como la fuente de la candidatura de oposición a la medida del chavismo, la cual, sin duda, va a ser derrotada, y asegurará su continuidad.

Pero está bien… porque es imposible que ningún candidato opositor gane esa elección… es impensable una salida del chavismo del poder. Por lo que, siempre será mejor que el que pierda sea un candidato con menos de 8% de aceptación, que ver como pierde alguien que comparativamente, dentro de la oposición llega casi a 70%, y tomando al país como un todo, se acerca a 35%. Siendo ella la candidata que supera a cualquier otro potencial candidato de gobierno u oposición.

Nos encontraremos con situaciones complejas que siempre será mejor anticiparlas, que evitar que nos exploten en la cara.

Social

En la trampa económica en la que nos encontramos, el factor de ajuste es la creación de nueva pobreza. Los números que circulaban el año pasado ya no son más creíbles, porque este principio de 2023, mandó por debajo de la línea de pobreza a una gran cantidad de gente que antes tenía algún ingreso, y que ahora la está pasando muy mal.

La figura de familias completas buscando su sustento en la basura, ya se ha vuelto algo cotidiano, y solo podrá ser mitigado con crecimiento económico del sector privado, porque el sector público está muy limitado de ingresos para tenderlos. Los comentarios sobre el CLAP son de una baja en la frecuencia, y también baja en los componentes… no solo en la cantidad, sino principalmente en el nivel proteínico.

La pobreza, que estadísticamente es un número impresionante, ya no puede esconderse en barrios y en el interior. Ahora están visibles, aunque aún debajo de la alfombra… y se nota el bulto. Hay que hacer algo pronto porque estamos perdiendo a la infancia y a la adolescencia que se quedó en el país. Porque crecer sin proteínas impide de plano que haya una capacidad para ser educados y entrenados para cualquier etapa de crecimiento económico que podamos tener en el futuro.

La pobreza es un problema para atender ahora. No dales algo para que sigan siendo pobres atendidos, sino para sacarlos de la pobreza… y en eso nos estamos jugando el futuro de Venezuela.

Económico

En este nivel de precario equilibrio inestable, pareciera que, si alguna variable se sale de los límites, sus valores se dispersarían y ya no podrían regresar al punto de donde salieron. Que, aunque no era un punto bueno, pero es el que vemos todos los días, con la inflación deslizándose hacia arriba, igual que el tipo de cambio, y en sentido opuesto, el nivel de actividad disminuyendo.

Y uno de los factores que le da una cierta homogeneidad al sistema, es el control de la liquidez, la cual, si de alguna manera se saliera de los parámetros, podría ocasionar daños irreversibles, y acelerar el desplome. Y algo así ocurrió en octubre de 2022 con la inyección de recursos, lo cual en conjunto con la medida del IGTF, y con el inicio de la campaña de desdolarización, revirtió el discreto progreso que se había logrado en los dos años anteriores.

Si se bajara el porcentaje de encaje y el crédito volviera por sus fueros, nos encontraríamos, rápidamente, con un disparo en la inflación y en el precio del dólar. Por eso mantienen la cautela en lo del encaje, y con la inyección de dólares para suavizar el ritmo de devaluación.

No hay que perder de vista el componente estructural de nuestra inflación con una muy limitada oferta de bienes y servicios al mercado, haciendo que cualquier monto con el que se cuente el lado de la demanda, por más restringido que trate de mantenerse, siempre superará a la oferta, convirtiéndose en la causa más dura de la inflación.

Sería deseable que hubiera mayor inversión y pudiéramos aumentar la producción, pero eso no es posible por la rigidez de la disponibilidad de energías primarias y eléctrica, por la falta de confianza, por las dudas sobre la seguridad jurídica, y en general, por el nivel de ideologización y politización de nuestra economía.

Y si bien es cierto que las sanciones afectan al sector privado indirectamente, de alguna manera nos las hemos ido arreglando para convivir con esa situación. Que, si nos ponemos a ver, una vez que hemos logrado adaptarnos y pagar los costos de su presencia, resultan menos grave que todo lo demás… no debería ser que todos los días haya que estar esperando a que el humor del alto gobierno y sus relaciones traumáticas con el resto del mundo hagan que las cosas se muevan para un lado, o que, de repente, se muevan para el otro.

La premisa en el gobierno es que los empresarios son opositores por esencia, y, así declaren lo contrario, si se acercan a la política será para atacarlos. Por eso es que las relaciones entre los empresarios y el gobierno deben manejarse con cuidado y en forma profesional. No pueden depender de que un dirigente empresario sea “talibán” o sea “complaciente” … debería ser una relación evaluada con herramientas formales como el análisis de entorno o una sala situacional, para que, en cada caso, y en cada declaración, se puedan anticipar las reacciones.

Por otra parte, el gobierno aún no quiere entender que cualquier posibilidad de reactivación pasa por un sector privado fuerte e independiente. Y el dirigente empresarial no quiere entender que si se acerca mucho a la política puede presentar un panorama confuso y que termine perdiendo.

Lo anterior debe entenderse como una filosofía equivalente en cascada, donde el gobierno de EE UU no le deja recursos disponibles al gobierno de Venezuela por temor a que los use en su contra. Y al gobierno de Venezuela no le interesaría un sector empresarial fuerte que pudiera financiar a la oposición… y es por eso, y tantas cosas más… es que la economía privada fue interrumpida a finales del año pasado, todo de cara el proceso político traumático que estamos comenzando a vivir.

Internacional

Nuestra economía, medida en términos de PBI es un poco más grande que la de Haití, y un poco más pequeña que la de Guatemala. Comparación injusta, que no refleja una realidad en la que la infraestructura que tenemos es para un país con un PIB cinco veces más grande, aunado a las reservas de todo tipo que tenemos bajo tierra. Pero que no tenemos la inversión suficiente como para asumir por cuenta propia ese crecimiento.

Lo anterior es para hacer notar que cuando se habla de la importancia inmediata que tenemos como país, para solucionar los problemas de Europa, perdemos de vista que no podemos ni siquiera alimentar a nuestra gente, ni a los que se quedan, ni a los más de 7 millones que se fueron… por eso, entre otras cosas, es que se fueron.

Lo cual significa que no somos un factor determinante en la toma de decisiones de ninguna potencia; lo que sí seguramente quisieran es que nos organicemos y volvamos a la democracia y al mercado, para así, si ven que podemos reactivar pozos, que podemos restablecer los sistemas logísticos y de transporte, y que las reglas funcionan, entonces, tal vez, nos verían de otra manera, y podrían pensar en levantar sanciones. Pero ahora, por cómo están las cosas, es muy difícil sostener esa fantasía.

Recomendación

  • Al gobierno: que, en vez de transferir recursos a los diferentes planes y misiones sociales, realmente le acrediten los fondos a cada persona beneficiaria en una tarjeta; y que con eso pueda comprar un CLAP en cualquier supermercado del país, a los precios subsidiados. Y que la diferencia de precio entre el de mercado y el subsidiado, el comerciante la descuente del IVA mensual o de cualquier otro impuesto. Hay que hacerlo rápido porque la gente ya no tiene para comer. Y cuentan con el sistema patria, que resultó ser una herramienta muy poderosa.
  • A la dirigencia opositora: que mantengan la estrategia que han venido sosteniendo de forma tal de convertirse en la referencia institucional de la oposición. Y así dejar en evidencia a los que están por fuera, los cuales, así se llamen a sí mismos opositores, hay serias dudas de dónde están sus lealtades. Estaba claro que la estrategia era la unidad, y para eso estaban las primarias. Y los que se quedan por fuera, seguro que no están buscando la unidad… además de que sus números son escandalosamente bajos… entonces, ¿por qué lo hacen?
  • A la dirigencia empresarial: que se pregunte qué aprendimos desde la última tormenta, así como qué hacer para no repetir lo que pasó. Porqué algunas empresas se hundieron y otras no. Que se planteen la formulación de planes y hojas de ruta, y que refresquen sus estrategias. Esta nueva etapa de turbulencia le presentará al empresario una ruta con minas que no hay que pisar para no volar por los aires. Hay que pensar estratégicamente y formalizar las lecciones aprendidas.
  • E-mail: btripier@ntn-consultores.com
  • Instagram: @benjamintripier
  • Twitter: @btripier

https://www.elnacional.com/venezuela/analisis-de-entorno-se-nos-viene-en...

 13 min


Sadio Garavini Di Turno

En un reciente “pronunciamiento” del Alto Mando Militar, el general Padrino, ministro de la Defensa, afirmó que la Fuerza Armada “tiene un papel constitucional que cumplir”. En otra ocasión, el General Padrino dirigiéndose a la oposición democrática, ha dicho lo siguiente:” Mientras exista una Fuerza Armada como hoy la tenemos, antimperialista, revolucionaria, bolivariana, nunca podrán ejercer el poder político en Venezuela”. Ahora bien, el artículo 328 de la Constitución dice que: “La Fuerza Armada constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política…está al servicio de la nación y en ningún caso de persona o parcialidad política” y en el artículo 330 agrega que “los integrantes de la Fuerza Armada Nacional, en situación de actividad, no podrán participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo político.”

Sin embargo, la Fuerza Armada se está convirtiendo en una verdadera guardia pretoriana del régimen. La progresiva militarización de la sociedad y el Estado son evidentes. La Fuerza Armada dejó de ser apolítica, obediente y no deliberante y padece un constante adoctrinamiento ideológico-político. Recordemos el necrofílico saludo militar obligatorio: “Patria, socialismo o muerte”, que después del fallecimiento del caudillo se transformó en el “peculiar”: ”Chávez vive, la revolución sigue”.

La administración pública, las empresas del Estado, el Servicio Exterior, las gobernaciones y las alcaldías están siendo inundadas de profesionales militares. La Fuerza Armada está ocupando funciones que en toda sociedad democrática son civiles. En las regiones hay una subordinación de las autoridades civiles a las autoridades militares. A las Fuerzas Armadas regulares hay que agregar los centenares de miles de civiles regimentados e indoctrinados en las “Milicias Populares”, verdadero brazo armado del partido de gobierno. Con el nombre de “unidad cívico-militar”, se quiere encuadrar militarmente a la mayor parte posible de la sociedad civil con el objetivo de facilitar su adoctrinamiento, movilización y control.

A todo esto hay que agregar los llamados “colectivos”, grupos violentos y armados, parecidos a los CDR castristas, las “squadracce” del jerarca fascista Farinacci, las SA nazi de Ernst Röhm y los “tonton macoutes” haitianos, organizados por el partido de gobierno para hostigar y romper las manifestaciones pacíficas de la oposición. En las democracias avanzadas y “civilizadas”, en todos los sentidos de la palabra, las instituciones políticas son fuertes y las fuerzas armadas son profesionales, apolíticas, obedientes y no deliberantes. En cambio, el militarismo es cada vez más una característica típica de sociedades atrasadas y semi bárbaras, con graves carencias de gobernabilidad. El militarismo es una degeneración hipertrófica de la profesión militar, que tiende a convertirse en una usurpación, por parte del estamento militar, del poder de autodeterminación del pueblo, al utilizar ilegítimamente la fuerza de las armas que el mismo pueblo le otorga en custodia.

Como afirma el general Padrino, la Fuerza Armada debe cumplir el papel que le asigna la Constitución Nacional.

@sadiocaracas

https://www.analitica.com/opinion/la-constitucion-y-los-militares/

 2 min


Griselda Reyes

En Venezuela la Constitución y las leyes son muy claras. Consagran una República democrática en la que cabe desde la libre asociación hasta el derecho a la protesta pacífica. En este andamiaje llamado socialismo del siglo XXI con el paso de los años en el poder han logrado la fórmula de doblegar lo que los textos legales establecen y convertirlos en un traje a la medida, ya sea por estrategias para tales fines o por situaciones sobrevenidas. No somos irresponsables al decir que han deformado lo legal para usarlo a su conveniencia y lograr permanecer en el poder.
Quienes están en Miraflores se han valido de diversas artimañas legales que hoy ponen en tela de juicio la institucionalidad del país. Ejemplos sobran. La falta de independencia entre los poderes públicos del país, tras enlazarse en un solo Estado, Gobierno y partido es el más evidente de esto. En función de ello han ido socavando aceleradamente los derechos políticos de los ciudadanos.

Si entramos en los detalles minúsculos, voy con tres casos graves a propósito que está en boga en este momento el tema político-electoral: – *Inhabilitaciones políticas*: Si bien sabemos que los dirigentes que asumen cargos públicos deben cumplir con protocolos de contraloría para limitar los excesos en estos puestos, desde el poder han asumido las inhabilitaciones políticas, producto de presuntas fallas de corrupción, como un arma para sacar de juego a quienes aspiran sucederlos en el poder.

Lamentablemente no es algo nuevo, solo que hoy es noticia por afectar a dirigentes de la alternativa democrática que buscan asumir el control del Estado. Esto ha generado varias similitudes con el accionar de Daniel Ortega, quien arbitrariamente cercenó los derechos políticos de quienes pretendían sacarlo de la presidencia. La democracia se trata de votos, no de vetos ni exclusiones. Una tarea que parecen no tenerla todos claros después de tantos años. – *Operación morrocoy con la actualización del Registro Electoral* Por otro lado tenemos el arrebato de los derechos de los jóvenes que están próximos a cumplir 18 años de edad. Su deber ciudadano está siendo limitado por adelantado al cercar la posibilidad de inscribirse y/o actualizar datos ante el ente comicial.

Según estiman los entendidos en la materia, cerca de dos millones de jóvenes no tienen facilidades para entrar en el padrón electoral que escogerá al presidente de la República. ¿La razón?

Ineficiencia de este poder público que no permite municipalizar el proceso de inscripción. Desde esta tribuna saludamos a las comunidades universitarias que insisten al nuevo Poder Electoral, recién juramentado, para que lleve al CNE hasta las parroquias más alejadas del país, a universidades, estaciones de servicio públicos.

Es la forma de respetar la participación ciudadana. *Voto migrante* Por último, para no hacer demasiado extenso este tema, vemos con especial preocupación como el Estado venezolano, excusándose en el cerco internacional, no procura que los millones de ciudadanos que hoy están regados por el mundo puedan decidir sobre los destinos del país. Vale la pena mencionar que los temas consulares en el pasado fueron óptimos para salvaguardar este tema. Hoy, cuando hay restablecimiento tímido de relaciones con diversos Estados y Gobiernos, esto debe ser prioridad.

Venezuela no puede seguir avanzando a la consolidación de un Estado fallido que invisibiliza y viola los derechos fundamentales de sus ciudadanos. El voto es sagrado y debemos todos hacer respetar el derecho a elegir y ser elegido. Los corruptos que paguen lo que merecen, pero no podemos quedarnos callados frente a los excesos.

Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.

Twitter: @griseldareyesq

 2 min


Fernando Mires

Desde que tuvieron lugar las guerras médicas (Atenas contra los persas) y las del Peloponeso (las tres guerras entre Atenas y Esparta), pasando por las invasiones bárbaras que terminaron derribando a gran parte del imperio romano (cuyo espíritu continuó existiendo en los reinos y conventos de Europa) hasta llegar a nuestros días, cuando las antidemocracias (en sus más diversas formas) erigen a partir de la guerra de invasión a Ucrania un muro en contra de las naciones democráticas, la brecha parece ser la misma: la que separa a las naciones políticamente organizadas de los regímenes autocráticos y dictatoriales de la tierra.

Leyendo las guerras del Pelopenoso según Tucídides es posible llegar a la conclusión de que la derrota final sufrida por Atenas se debió en gran parte a que Esparta estableció un sistema de alianzas con naciones antidemocráticas (o bárbaras) formando la Liga del Peloponeso, algo que no intentó hacer la elitista Atenas en su bloque político-militar organizado en la Liga de Delos. La deducción general es que Atenas, como sucedería en versión ampliada con Roma después, fue derrotada por el avance de la barbarie en contra de la civilización política.

Atenas fue odiada por las naciones antidemocráticas del mundo antiguo, como hoy lo son los EE UU y los países europeos por los gobiernos de las naciones más antidemocráticas del mundo moderno.

Los tres niveles del desarrollo geo-estratégico

Escribo estas líneas en los momentos en que las dos principales dictaduras del siglo XXI, la rusa y la china, secundadas por un bloque de dictaduras y autocracias de diversos matices ideológicos (Irán, Corea del Norte, Arabia Saudita) y uno que otro gobierno tecnocrático de ese semi-Occidente llamado América Latina, señalan al Occidente político como enemigo fundamental al que será necesario doblegar en tres niveles: el económico, el ideológico y el militar.

En el nivel económico, los países dominantes del bloque antioccidental (en estricto sentido, antidemocrático) han sacado del baúl de los recuerdos las alianzas tercermundistas de las que se sirvieron en el pasado reciente la Rusia estalinista y la China maoísta. El objetivo de ambas potencias apunta –tanto hoy como ayer– a movilizar a diversas naciones económica y políticamente subsedarrolladas en contra de EE UU y sus aliados, ocultos esta vez en nuevos disfraces, como «el sur global» en lo geopolítico y Brics en lo económico. La meta del socialismo mundial que nunca iba a existir ha sido sustituida por la multipolaridad en contra de una unipolaridad que nunca existió.

Cabe recordar que durante la guerra fría el mundo fue bipolar (en su expresión norteamericana, «mundo libre versus comunismo», y en su expresión ruso-china- «socialismo versus capitalismo»). Después del cisma chino, fue tripular. Las revoluciones anticomunistas de 1989-1990 devolvieron al mundo a una bipolaridad expresada en dos economías capitalistas: la del capitalismo liberal euro-norteamericano y sus ramificaciones sudasiáticas, y la del capitalismo estatal, encabezado por China.

Actualmente el proyecto chino apunta a reconstruir una bipolaridad donde naturalmente China ocuparía un lugar dominante, partiendo desde su poderosa economía, hasta llegar a influir en los países más pobres de la tierra (casi todos gobernados por dictaduras) a fin de controlar las instituciones mundiales, no solo económicas (Banco Mundial) sino también políticas, incluyendo dentro de estas a la propia ONU. No deja de llamar la atención que gran parte de los gobiernos que buscan cobijo económico bajo China, en instituciones aparentemente tecnocráticas como Brics, han sido sancionados por la ONU por sus constantes violaciones a los derechos humanos.

En el nivel ideológico, las dos naciones hegemónicas en la actual guerra caliente y fría en contra del Occidente político, China y Rusia, encabezan una contraofensiva cultural de carácter global, disfrazada de anti- norteamericanismo, pero dirigida en contra de valores que hoy dan vida al occidente político.

Apelando a antiguas teorías occidentales (Spengler y Toymbee, reactualizadas por filósofos neofascistas como el ruso Alexander Dogin) las megadictaduras presentan la lucha en contra de las democracias bajo la forma de antioccidentalismo cultural. En gran medida se trata de anteponer los supuestos valores sacros del no-Occidente (nunca se definen como Oriente) en contra de lo que ellos llaman decadencia de las formas occidentales de vida, expresadas en el «libertinaje sexual», en la degradación de las costumbres, y en todo lo que sea producto de las libertades conquistadas durante el periodo de la modernidad euro-americana.

Según Xi Jinping, el ser humano no debe buscar la libertad sino la felicidad, entendiendo por ella lo que decida el PCCH como felicidad. Putin reivindica la ortodoxia cristiana, Orban el catolicismo fundamentalista. Los monjes iraníes y los príncipes petroleros saudíes, la pureza machista de un Islam ideológico. Y así sucesivamente.

De una manera u otra, y no es casualidad, las principales potencias antioccidentales apelan a los fundamentos prepolíticos de las antiguas teocracias en contra de las por ellas vista como perversa democracia occidental. Para el siniestro monje Xiril por ejemplo, el genocidio cometido por el régimen de Putin en Ucrania es un castigo a los infieles, o en sus propias palabras: una cruzada.

En el nivel militar, todos los poderes autocráticos del mundo han definido a la OTAN como el brazo armado del imperialismo norteamericano. En esa definición coinciden los sectores más reaccionarios con los harapientos restos de la izquierda «revolucionaria» occidental que sobrevivió a la gran revolución democrática y antisoviética de Europa del Este de los años 1989-1990.

Para Putin y los putinistas la guerra en contra de Occidente es una respuesta a la expansión de la OTAN, sin mencionar por supuesto que esa expansión fue la consecuencia de otra expansión: la de las democracias, en dos grandes olas europeas: la de Europa del Sur, que arrasó con las dictaduras militares española, portuguesa y griega, y la de Europa del Este, que todavía continúa en países como Ucrania y Georgia. Efectivamente, la expansión de la OTAN no comenzó, venía de antes, y con el fin de las dictaduras comunistas, solo continuó avanzando.

O de otro modo: La OTAN, desde los tiempos de Stalin frente a cuyo imperio surgió, ha vivido en permanente proceso de expansión, pero siempre a la zaga de la expansión de la democracia europea. Si no hubiera sido por la OTAN, Turquía y Grecia habrían sido partes del imperio soviético. Gracias a la protección de la OTAN, la democracia pudo renacer en los países anexados por la URSS. Pero, a la vez, los EE UU no han forzado a ninguna nación a ingresar a la OTAN, aceptando incluso la no incorporación de Ucrania a pedido de la condescendiente UE, contraviniendo las aspiraciones de tres gobiernos ucranianos.

Si Ucrania hubiese ingresado a la OTAN desde los momentos de su independencia (1991) Putin no se habría atrevido a invadirla. Los hechos hablan por sí solos: así como la OTAN nunca ha atacado a una nación europea, Putin no se ha atrevido hasta ahora a atacar directamente a ningún país miembro de la OTAN

Frente al nacimiento de la OTAN, como es sabido, surgió el llamado Pacto de Varsovia, destinado a defender al «socialismo» de las agresiones norteamericanas y europeas, aunque solo sirvió para aplastar revoluciones democráticas nacionales como en Alemania (1954) Hungría (1956) y Checoeslovaquia (1968) o, en su defecto, para amenazar a las disidencias de Europa del este, como ocurrió en Polonia.

La gran coalición anti-democrática mundial

Hoy las naciones antidemocráticas del mundo no se han dotado de un pacto «a la Varsovia», pero es evidente que existe una intensa cooperación militar entre cuatro dictaduras atómicas: China, Corea del Norte, Rusia e Irán. En estos mismos momentos, Rusia y China buscan, bajo el pretexto de la ampliación comercial, y contando con el visto bueno de gobiernos irresponsables (y económicamente dependientes de China, como el del brasileño Lula), una mayor relación militar con las dictaduras africanas.

Rusia e Irán mantienen además, no solo relaciones económicas sino también militares con regímenes antidemocráticos de América Latina, entre ellos Cuba, Nicaragua y Venezuela.

En términos directos: Occidente enfrenta no tanto a una expansión económica de Rusia y China sino –diríamos, antes que nada– una expansión militar proveniente en estos momentos de la Rusia de Putin y apoyada con poca discreción por la China de Xi Jinping. Todo eso significa que la OTAN, nacida como alianza atlántica, se verá obligada, más temprano que tarde, a asumir nuevas configuraciones geoestratégicas, más allá del espacio originario, construido para detener la expansión soviética. En palabras simples: frente a una amenaza militar global se requiere de una nueva alianza democrática militar global, la que de hecho existe, aunque de modo extremadamente informal. No está claro cómo y cuáles serán las formas de esa nueva alianza, pero, siguiendo una lógica geográfica, podríamos decir que, si bien la OTAN puede ser el punto originario, servir como modelo, y actuar como base de coordinación, no se trata en ningún caso de una expansión de la OTAN euroamericana, sino de formaciones políticas militarmente defensivas organizadas en espacios geoestratégicos diferentes.

Más allá de la OTÁN

La OTAN debe seguir cumpliendo sus tareas en el espacio atlántico, de eso no cabe duda. Pero hay otros espacios donde la OTAN no puede ni debe actuar porque simplemente no le corresponde. De eso son conscientes los gobiernos de países democráticos no afiliados a la OTAN. En esa dirección, el acuerdo trilateral de agosto del 2023 firmado por el presidente Joe Biden, el primer ministro japonés Fumio Kishida y el presidente surcoreano Yoon Suk-yeol, adquiere un carácter paradigmático.

Hay y habrá más acuerdos similares, entre los EE UU, Australia y Nueva Zelandia. Incluso, si Cuba, Nicaragua, e incluso Venezuela continúan recibiendo apoyo y asesoría militar de las dictaduras rusa, china, e iraní, no está descartada la posibilidad de que los EE UU intensifiquen sus relaciones militares con los gobiernos más democráticos del subcontinente.

Naturalmente, para los representantes de la lumpen-izquierda-global, la presencia de los EE UU en las diferentes configuraciones militares defensivas, constituyen una prueba de la expansión del imperialismo norteamericano. Sin embargo, hay un hecho objetivo: así como China hegemoniza en este momento al bloque antidemocrático mundial en un sentido económico que quiere ser político y militar, el bloque democrático no puede renunciar a la hegemonía militar norteamericana, aunque sea por una simple razón: EE UU es la primera potencia económica y militar del mundo y, por el momento, una nación democrática con la que la mayoría de las naciones democráticas, no solo occidentales, mantienen vínculos históricos de larga data.

Por esa razón hay que tener en cuenta otro hecho objetivo: no todas las naciones democráticas tienen los mismos intereses y luego, no todas tienen los mismos enemigos inmediatos. En ese punto no se equivoca Emmanuel Macron. Europa no puede ni debe seguir todos los pasos geoestratégicos que emprendan los gobiernos de los EE UU, más todavía si, como ya sucedió con Bush Jr., esa nación puede llegar a ser gobernada por gobiernos erráticos, como podría ser el de un impredecible Trump o el de un fanático fundamentalista cristiano como De Santis.

Hegemonía, dicho en términos gramscianos, no significa dominación sino primacía. Pero a la vez, si como piensa Macron, Europa requiere de una mayor autonomía geoestratégica de los EE UU, debe al menos cumplir con sus tareas en el plano militar. Probablemente una Europa Unida nunca será una enorme potencia militar, pero debe, por lo menos, llegar a la altura suficiente como para emprender tareas defensivas frente a amenazas como son las que provienen de la Rusia de Putin, sin requerir siempre de la ayuda norteamericana, posibilidad que han comprendido perfectamente los países bálticos, los países escandinavos, Holanda, e incluso la tímida Alemania, al aumentar notablemente los presupuestos destinados a la defensa militar.

Es lamentable decirlo: la paz es un valor supremo, pero precisamente porque lo es, debe ser también, se quiera o no, una paz armada.

Eso al menos lo sabían los atenienses, maestros en el arte del pensar, pero también en el de la guerra. Nunca –es un ejemplo- hubo un ser más pacífico que Sócrates. Pero cuando llegó el momento, no vaciló en alistarse en los ejércitos de su amada polis.

Vivimos un instante de la historia muy parecido al que se dio en el mundo griego antiguo, el de la contradicción entre democracias y autocracias –en ese punto Joe Biden tiene razón– lo que no significa por supuesto que las naciones democráticas deben declarar hostilidad a todos los gobiernos no democráticos de la tierra. El desarrollo político de la humanidad es extremadamente desigual y en ese desarrollo las democracias siguen siendo minoría.

Como señaló Alexis de Tocqueville en De la Democracia en América, las luchas por las necesidades no llevan necesariamente a la democracia sino, muchas veces –hay tantísimos ejemplos– a regímenes más dictatoriales que los anteriores. Las luchas por las libertades –como ocurrió en Europa del este– son las que pueden llevar a la democracia.

El gobierno chino lo ha entendido perfectamente. Después de asegurar un núcleo de semipotencias regionales organizadas económicamente en el Brics, China se apresta a integrar en ese bloque a naciones pobrísimas a cuyos gobiernos otorgará créditos a bajo interés a cambio de apoyo político en las instituciones mundiales (además de asegurar posesión sobre una enorme cantidad de materias primas). En el área de la política internacional –como la Esparta de ayer– China está demostrando poseer más habilidad que las Atenas de hoy, privilegiando alianzas con naciones en bancarrota, o con democracias muy precarias, a las que los griegos y después los romanos llamaban «pueblos bárbaros».

La política internacional también es política, y la política hay que hacerla no solo con los que más nos gustan sino –sobre todo– con los que menos nos gustan. Más todavía si se piensa que el sector democrático global tiene muchos más recursos que China o Rusia para atraer hacia sí el apoyo de los habitantes de las naciones rezagadas. Las grandes migraciones de nuestro tiempo, es un ejemplo muy claro, enfilan hacia los centros democráticos, nunca lo harán hacia Moscú o Peking. Muchos solo quieren sobrevivir, y nadie puede criticarlos por eso.

Pero también hay quienes se sienten atraídos por la libertad de un mundo donde todas las culturas y religiones pueden convivir; donde existe la posibilidad de decir lo que se piensa; donde el sexo, tanto el biológico como el electivo, no es monopolio de fanáticos entronizados en el poder; donde la vida es un bien y no una maldición.

La libertad de ser lo que se es o se quiere ser, nacida en occidente, es una pandemia muy contaminante. Por lo mismo, la democracia es un enorme capital político. La democracia (o sea la libertad políticamente organizada) es una forma de gobierno, pero es también un modo de vida. Eso lo saben las potencias antidemocráticas. Por eso buscan suprimirla, tanto dentro como fuera de sus naciones.

La paz deberá ser una paz política, así lo pensó Kant en Paz Perpetua. Pero también, mientras la libertad política no sea universal, deberá ser una paz armada. Hay veces en las que los tiranos –Putin es hoy uno de ellos– no entienden ningún otro idioma que no sea el de las balas.

Si quieres recibir el boletín semanal de POLIS dirígete a fernandomires13@outlook.com agregando tu dirección electrónica.

@FernandoMiresOI

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

https://talcualdigital.com/paz-armada-por-fernando-mires/

 12 min


Alejandro J. Sucre

En la década de los noventa los gobiernos escondían su culpabilidad en la generación de inflación, culpando al sector privado de especuladores. No solo los políticos hacían el daño de emitir dinero inorgánico a través del BCV para repartir liquidez monetaria del país clientelarmente, comprar votos y para enriquecerse personalmente, sino que para colmo usaban como chivo expiatorio al empresario, culpándolo de una inflación que ellos no podían generar, sino solo el BCV. Usando el gasto fiscal para beneficiar a ciertos grupos de pseudo empresarios, tergiversaban todo el sistema de incentivos de la sociedad para, en lugar de crear nuevos productos, el dinero se hacía haciendo pleitesía en los ministerios. Desde los años de Caldera I hasta Maduro I se ha culpado al empresariado como causa de las devaluaciones, cuando era todo lo contrario : el uso de la liquidez monetaria para fines clientelares de la clase política de tanto la IV como de la V República. La hiperinflación del año 2018 demostró que los políticos son los que causan la devaluación ya que ninguna empresa puede subir el precio de los productos en 1000 ó 1.000.000 % en un año. Sólo desde el BCV se puede inundar al país de dinero inorgánico y elevar el precio de todos los productos a la vez. Y se demostró que sólo el gobierno puede crear inflación cuando emite dinero inorgánico sin contrapartida en bienes y servicios.

Hay que alertar ahora que la conflictividad política en Venezuela también es creada por patología de nuestros dirigentes políticos y no es lo normal. El dividir a la sociedad unos contra otros es una enfermedad social destructiva. La violencia entre nuestros dirigentes políticos , presos, marchas a Miraflores, muertos, uso de sanciones de EEUU y de cárceles e inhabilitaciones, no es normal. Toda la sociedad debe estar consciente de esto y contribuir a buscar armonía social y política. La violencia política en Venezuela proviene de las filas del Chavismo pero también de las de la oposición. Incluso ambos grupos de poder se han aliado a potencias en conflicto geopolíticos para defender sus intereses sin importar las consecuencias sobre los 30 millones de venezolanos.

La disfunción política y el declive económico son dos temas interconectados que tienen inmenso impacto negativo en nuestro país o sociedad: La disfunción política se refiere a la incapacidad de un sistema político para abordar y resolver de manera efectiva los problemas sociales debido a diversos factores, como la corrupción, la polarización, la falta de transparencia, la gobernanza débil y el estancamiento partidista. Aquí hay algunas características clave y consecuencias de la disfunción política: a) Corrupción: La corrupción generalizada erosiona la confianza pública, desvía recursos del bienestar público y socava el estado de derecho. Puede conducir al declive económico, ya que los fondos destinados a proyectos de desarrollo son desviados por funcionarios corruptos. b) Polarización: Cuando hay una polarización política extrema, la cooperación y el compromiso se vuelven difíciles, lo que dificulta el progreso en temas importantes. Las sociedades polarizadas a menudo experimentan estancamientos legislativos, parálisis de políticas y dificultades para implementar soluciones efectivas. c) Falta de transparencia: La falta de transparencia en los procesos de toma de decisiones y operaciones gubernamentales genera desconfianza entre los ciudadanos. Puede conducir a una falta de rendición de cuentas, mala asignación de recursos y políticas ineficientes. d) Gobernanza débil: Los sistemas de gobernanza ineficaces, caracterizados por ineficiencias burocráticas, instituciones débiles y una prestación inadecuada de servicios públicos, pueden impedir el crecimiento económico y el desarrollo. La infraestructura inadecuada, los entornos regulatorios inestables y las políticas inconsistentes pueden desalentar la inversión y obstaculizar el progreso económico. El declive económico se refiere a un período sostenido de declive económico o desempeño económico estancado. Varios factores pueden contribuir al declive económico:
a) Altos niveles de deuda: El exceso de deuda pública y privada puede ejercer presión sobre la economía, limitando la inversión y obstaculizando la expansión económica. El servicio de la deuda puede desplazar el gasto en sectores vitales como la educación, la atención médica y la infraestructura. b) Desempleo y pobreza: El aumento de las tasas de desempleo y el aumento de los niveles de pobreza indican un declive económico. La falta de oportunidades laborales y la desigualdad de ingresos pueden provocar malestar social y una disminución de la productividad económica general. c) Inflación y devaluación de la moneda: La alta inflación erosiona el poder adquisitivo de las personas y las empresas, lo que les dificulta cubrir las necesidades básicas. La devaluación de la moneda puede encarecer las importaciones, lo que afecta tanto a las empresas como a los consumidores. d) Disminución de la productividad: una disminución en el crecimiento de la productividad, como resultado de factores tales como infraestructura obsoleta, falta de innovación e inversión inadecuada en educación y tecnología, puede conducir a un declive económico.

La disfunción política y el declive económico a menudo se refuerzan mutuamente en un círculo vicioso.

Es importante que todos los ciudadanos del país tomemos conciencia y no participemos en el enfrentamiento .

X: @alejandrojsucre

https://www.eluniversal.com/el-universal/163340/exceso-de-confrontacion-...

 4 min


Carlos Raúl Hernández

Estudiante de sociología, tuve unos semestres discutible inclinación por el pensamiento de Teodoro Adorno y la escuela de Fráncfort: Marcuse, Adorno, Horkheimer, Fromm, los marxistas culturales, cuyo daño es hoy apreciable. Para un profesor de entonces, Adorno era paradigma de la ciencia social, porque conjugaba “profundidad filosófica con suficiencia de instrumentos estadísticos”. Aludía los dos tomos de La personalidad autoritaria, que Adorno concibe, dirige, edita y publica en EE. UU (1950). Con la edad y juicio crítico entendí que era una bola de disparates filosóficos, sicoanalíticos y estadísticos, simiente de la actual cultura woke. “Demuestra”, por ejemplo, que la esquizofrenia es producto de la propiedad privada, al dividir los bienes entre tuyo y mío. Según la antropología, la noción de propiedad aparece en la hominización avanzada y deja fuera cromagnones y neandertales que, así vistos, debían ser precursores del marxismo leninismo. Para la puerilidad de este libro, la personalidad autoritaria es efecto de la propiedad porque la “… sociedad industrial avanzada…alienta prejuicios, tendencias antidemocráticas, estereotipos y sumisión-agresión autoritaria”. Trapecismo argumental sin red protectora, como si la esquizofrenia hubiera sido desconocida en la Rusia del gulag, la Cuba del paredón y en la media humanidad que sufrió los horrores de la utopía.

Así los beatniks y la izquierda cultural americana de los 50s atribuyeron las clínicas siquiátricas a inventados disidentes de la democracia y. no donde ocurría, el comunismo. La cinta clásica Atrapado sin salida de Milos Forman, recrea una novela inspirada en Carl Salomón, un intelectual beatnik cuyo odio al “capitalismo” era tal que se hospitalizó y exigía que lo lobotomizaran, cosa que los médicos no hicieron, aunque la película lo cuenta al revés. Hacía muy poco, EE. UU había rescatado a Adorno y a la humanidad del totalitarismo nazi, mientras en la URSS comenzaba otro. Para tabular su “estudio”, Adorno fija como extremo de personalidad autoritaria la derecha y en el otro, la personalidad no autoritaria, la izquierda. Los enfermos serían Hitler, Mussolini y Goebbels, y sanos como manzanas Stalin y Mao. De nueve indicadores de personalidad autoritaria de la hipótesis, los reos de Núremberg, apenas cuadraban con tres o cuatro, pero Adorno desestimó el detalle. Torpezas de la realidad, podría haber dicho. Vivía en EE. UU como varios connotados comunistas alemanes fugitivos, Horkheimer, Erich Fromm. H. Marcuse, B. Brecht que odiaban la democracia capitalista, y sus contrarios, Hannah Arendt, Thomas Mann, Arnold Shonberg, Stefan Zweig, Leo Strauss, pero cuando la crítica académica mordió el libro, Adorno arranco para Alemania.

Escribe necedades tales como que el trauma de los campos de concentración nazis es tal que a la humanidad “ya no quedaba capacidad de amar…ni habría más vida”. Pero entre 1945 y 1960 explotan la natalidad, el baby boom, los derechos civiles y la liberación femenina sube la minifalda yl mundo mejoró radicalmente. Aunque con familia de recursos económicos, Adorno es fibionita, pobretólogo y considera la riqueza un crimen, tirria que nace con la civilización, dice Antonio Escohotado, con los Manuscritos del Mar Muerto, obra de la secta judía iracunda, los esenios de San Juan Bautista, que además de su manía de bañarse todo el día, calificaban el dinero de pestilencia. Muchas herejías cristianas quisieron destruir a la Iglesia porque no era pobre y hasta San Francisco de Asís pisó la antesala de la hoguera. Para algunas era pecado apenas tocar oro o plata y los husitas enterraban solo a los muertos cuyas armaduras tuvieran incrustaciones de perversos metales preciosos. Los demás se pudrían libremente en el campo de batalla. En el siglo XX los fibionitas más famosos son tal vez Walter Benjamin, Marcuse, Jean Paul Sartre y Adorno, contra la malignidad de la sociedad de consumo.

La abundancia material, el confort y la cultura de masas “embrutecen” y enajenan, generan autómatas acríticos, unidimensionales, seudocultura para “la señora de la limpieza”, según Adorno y no para revolucionarios sofisticados. Su amigo Walter Benjamin, igual de delirante, poseía una gran colección de muñecos, como una escena de Chucky, que adquiría para sacarlos del pecaminoso mercado, congelar su condición de mercancías. Adorno explica: “el niño, no corrompido…busca salvar en su trato con las cosas, lo que las hace buenas para los hombres y no para comprar y vender”. Le molestaban el intimismo y la sensualidad del jazz y el blues, creaciones universales de la negritud, porque eran (no hay nada más pringado que la pureza revolucionaria) “música de esclavos sadomasoquistas”, que no llamaba a una rebelión porque “los negros estaban ansiosos de venderse y conseguir contratos con las disqueras blancas”: Para su íntimo amigo el pajihielo Horkheimer, el jazz y el blues son “fondo musical de masas obedientes a la jerarquía social del capitalismo salvaje”. Pensar que discutíamos en pasillos estudiantiles semejantes imbecilidades y que aún quedan profesores que las recomiendan.

El pensamiento líquido se amolda al envase, al entorno cultural, según Zygmunt Bauman, y el post marxismo es el frasco. Parecía que la conseja de -tecnología-contra-la humanidad, yacía en el basurero de las futilidades, novelerismo de Hollywood de apasionantes distopías. Desde El gabinete del Dr. Caligari (Wiene:1929), Frankenstein (Whale:1931) y Metrópolis (Lang:1927), hasta 2001:Odisea del espacio (Kubrick: 1968), Terminator (Cameron:1984) y Matrix (Wachonsky: 1999). El surcoreano-alemán Byung Chul Hal, una especie de Paulo Coelho de la filosofía, es autor de La sociedad del cansancio (2010), La agonía del eros (2012) La sociedad de la transparencia (2013), horda de lugares comunes y estamos en hora de pasar facturas. En un artículo rococó, sin entrada ni salida cognoscitiva, sugiere que Asia demostró superiorioridad a las democracias frente al coronavirus, por la “herencia autoritaria de Confucio”, quien no lo fue más que Platón y Aristóteles cuando no existía pensamiento democrático. Que “el autoritarismo gobierna mejor” es una necedad cuando la administración china provocó la pandemia por su manejo politiquero, caótico y secretista del problema, el e igual el norteamericano, que ocultó su letalidad.

Asia es el autoritario Irán, tan torpe ante la epidemia como la democrática Italia pero lo manejaron bien las democráticas, orientales y prósperas Taiwán, Japón y Corea. El autor considera positivo que el gobierno chino tenga acceso a la información sobre la ciudadanía No existe capacidad para centralizar la big data, una masa inimaginable, ciclópea, de datos, pero el Estado chino puede disponer de la información `privada que se le antoje. Los gobiernos democráticos y las empresas están bloqueados técnica y legalmente para usar la información de los ciudadanos, atesorada en millones discos duros y servidores descentralizados y su manejo sometido a escrutinios. Hay duras sanciones para su uso ilegal o simplemente opaco: Facebook, carga una cicatriz por ello en el face, a Hillary Clinton la perjudicó en su campaña y Google recibió una penalidad en Europa. Para tener idea: la big data, que se calcula en zettabytes; si se imprimiera toda la información producida por la humanidad hasta 2022, sería una torre de libros como el Empire State hasta el sol ida y vuelta. Los mencionados Marcuse, Adorno y Horkheimer, cuestionaban los medios unidimensionales porque imponían ideología enajenante, convertían gente en masa. Lo qué defiende Hal es simple galimatías, porque el papel aguanta todo.

Le molesta la democracia informativa, el flujo multidireccional en las redes “neoliberales” (?), porque es tan amplio, biunívoco, continuo, abrumador, que le parece “pornográfico” y ahora el sujeto “se esclaviza a sí mismo”, porque la “transparencia” de las redes estimula el “narcisismo”, las ganas de “hacerse ver”. ¿Testigo de Jehová o filósofo? El libre flujo de ideas, opiniones, imágenes, obras, informaciones, dice, ¡es una nueva forma de totalitarismo! (esta vez “malo” a diferencia del control estatal, que es “bueno”). Stalin con kalé heideggeriano: la libertad de información es burguesa. Defensor de la información elitesca frente a la “globalización neoliberal”, es un tejedor de caprichos, manías, tonterías autoritarias. Cita de apoyo a una colega post marxista. Naomi Klein, que porta sin licencia uno de los cerebros más alocados, conspiranoides, desde Lex Luthor y el Jocker, que vio en el coronavirus la siniestra maniobra para crear el totalitarismo neoliberal. Según García Márquez, cada vez que alguien falla en billar una impelable jugada bola-a-bola, aquí va a pasar algo.

.@CarlosRaulHer

https://www.eluniversal.com/el-universal/163339/solo-para-idiotas

 6 min