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Opinión

Gisela Kozak Rovero

María Corina Machado (Caracas, 1967) encabeza las encuestas para un improbable pero no imposible proceso electoral limpio en Venezuela. La ingeniera industrial con trayectoria empresarial y pieza clave de Súmate, una organización que trabajó en pro de unas condiciones electorales fiables en la primera década de este siglo, perdió su curul de diputada al denunciar la situación de Venezuela ante la Organización de Estados Americano (OEA) y decidió fundar su propia organización, Vente Venezuela. Tiene prohibido salir del país y ha sido inhabilitada para participar como candidata a cargos de elección popular. Fuertemente atacada por la Revolución bolivariana e incómoda, incluso, para sectores opositores, María Corina Machado es una importante lideresa liberal en el escenario de la crisis de la democracia en América Latina y en el contexto de la dictadura de Nicolás Maduro.

Se te califica de ultraderecha, al estilo de Jair Bolsonaro, Nayib Bukele y Javier Milei.

Soy liberal y Vente Venezuela, la organización política que dirijo, pertenece a la Internacional Liberal. Mi meta es recuperar la democracia en un país sometido a una mafia criminal en el poder, que califica de derecha y de fascista a cualquiera que se le oponga, independientemente de su definición ideológica. En favor de la pluralidad política es indispensable una mayor seriedad en estos asuntos. Lamentablemente, la hegemonía de la izquierda (democrática o no) en centros académicos, medios de comunicación y el mundo de la cultura no ayuda a desmontar esta idea sin fundamento dentro y fuera de Venezuela.

Lo que pasa es que provengo de la burguesía, soy ingeniera industrial con trayectoria empresarial y he tenido posiciones muy firmes respecto a la índole antidemocrática y criminal de la Revolución bolivariana y a las equivocaciones del liderazgo opositor. Una investigación seria sobre mi trayectoria, valores y propuestas echaría por tierra esa idea absurda de que soy de ultraderecha. Promuevo las libertades económicas, las libertades políticas y los derechos humanos; también un Estado pequeño pero fuerte, capaz de gestionar bienes públicos como la educación y la salud, no solamente la justicia y la seguridad personal. Trabajo arduamente para que ningún ciudadano sea injustamente tratado por razones que tienen que ver con el género, la raza, la religión, la orientación sexual, la identidad de género o la preferencia política. Libres e iguales ante la ley, con políticas dirigidas a hacer efectivos los derechos si es necesario. Acepto como necesario el aborto en caso de violación, malformaciones o peligro para la salud de la madre, pero sé que es un tema candente que hay que discutir con todos los sectores en favor y en contra.

¿El cambio climático es una mentira de la izquierda?

Considero los hechos científicos que son demostrables, los hechos factuales con los que vivimos cada día. Debemos ir a procesos de transición energética con el desarrollo de una energía cada vez más limpia, acompañada de procesos de captura de carbono económicamente factibles que permitan la rentabilidad del negocio petrolero. No se pueden prohibir las fuentes más baratas de energía ni oponerse a un crecimiento económico sostenible que permita superar la pobreza. ¿Cómo podemos aprovechar todo el potencial de producción de hidrocarburos con mecanismos que protejan el ambiente? Se puede, la ciencia está trabajando duro. Las definiciones izquierda-derecha me hacen ruido como liberal y sobre todo respecto a este tema: ha sido un gobierno de izquierda el que ha impactado el ambiente más que cualquier otro en la historia de Venezuela. Por ejemplo: los lagos de Valencia y Maracaibo están contaminadísimos, se pierde gas como para surtir a un país como Colombia, y el Arco Minero, un proyecto orientado a la explotación de oro y coltán, es un desastre ambiental, por no hablar de la penetración de bandas criminales en la región.

¿Cuál es el papel de la empresa privada en tu visión de país?

Vamos a trabajar con el sector privado venezolano y extranjero en favor de una mejor vida para la población. Por ejemplo, el capital privado debe acompañar al Estado en la resolución de los graves problemas de abastecimiento de agua y electricidad. La gente está pagando de manera informal precios absurdos; llegan a pagar 18 dólares por mil litros de agua transportada en camiones cisterna. Escucho constantemente a las bases de la sociedad: no quieren regalos, quieren buenos servicios, y están dispuestos a pagarlos a empresas que compitan entre sí evitando cualquier forma de monopolio. La bolsa de comida de mala calidad y entregada de manera irregular, si es que se entrega, no significa nada para personas en la pobreza que quieren trabajar y emprender, además de buena educación y salud para sus hijos.

En mis conversaciones con sindicalistas de la zona de Guayana, tan rica en la época del florecimiento de las industrias básicas como el hierro y el aluminio, la coincidencia es unánime: prefieren trabajar en una empresa privada. Y prefieren un gobierno que garantice la seguridad en una zona en la que han crecido exponencialmente la trata de blancas, el tráfico de órganos, el asesinato, el narcotráfico y la prostitución infantil, por no hablar de la infame y antiecológica explotación del Arco Minero. Son las duras lecciones de vivir con una inflación de cinco cifras, sin servicios públicos eficientes y un desabastecimiento brutal, en el contexto de un Estado atravesado por el crimen organizado que, para colmo, desprecia a los trabajadores y ha sometido al escarnio a sectores tan importantes como el de la educación pública en todos sus niveles.

¿Vente Venezuela y Vox son familia, políticamente hablando?

No, estamos en distintos lugares del espectro político. Ciertamente, tengo amistades en Vox. Amistades no significa coincidencia absoluta; simplemente, Vox se ha pronunciado en favor de la democracia en Venezuela, a diferencia de tantas organizaciones políticas de izquierda. No tiene nada de malo establecer lazos con demócratas liberales de diverso signo, al estilo de Cayetana Álvarez de Toledo u otros líderes. Al contrario, la pluralidad es esencial e inherente al pensamiento liberal. En política, las alianzas deben ser amplias; tengo buenas relaciones con la socialdemocracia, el caso de Felipe González, y guardo un gran respeto por Ricardo Lagos; también por Michelle Bachelet, aunque haya cuestionado algunas de sus actuaciones como Alta Comisionada de los Derechos Humanos (ONU). En cuanto a Estados Unidos, he tenido contactos con demócratas y republicanos. Mientras jueguen dentro de las reglas de la democracia, bienvenidos los apoyos.

¿Aliada del trumpismo y promotora de una invasión militar a Venezuela?

Todavía se dice que yo lo que quería es que bombardearan Caracas, entre otras mentiras. No es cierto, solo insistí en que los gobiernos aliados debían cercar al gobierno de Maduro con absoluta contundencia para obligarlo a celebrar elecciones y a parar las violaciones masivas a los derechos humanos.

Promoviste La Salida, junto con Leopoldo López y Antonio Ledezma. ¿Responsable de la inmolación de estudiantes universitarios en las protestas del año 2014?

Después de las elecciones del 2013 no se vislumbraba una alternativa a la hegemonía absoluta del chavismo. Comenzaron las protestas en medio de una situación económica que se deterioraba sin remedio; fue el gobierno el que persiguió, mató y torturó a quienes se atrevieron a enfrentarse a sus designios hegemónicos, no los líderes de La Salida. Denunciamos la naturaleza absolutamente antidemocrática del régimen, lo cual molestó a sectores de la oposición empeñados en ignorar aquello de lo que ahora nadie duda. Sumisión o violencia parecieran las únicas alternativas cuando no lo son; se trata de un proceso de acumulación de fuerzas en el que la protesta pacífica es necesaria.

Te acusan de voluntarismo, de no poder llevar a cabo tus objetivos al no tener los medios para hacerlo.

Sí, lo mismo me decían cuando aseguraba que el régimen es una estructura criminal y que nosotros no íbamos a poder salir de este sistema creyendo que es un sistema democrático. También me decían radical cuando denunciaba la deriva autoritaria del gobierno; extremista cuando señalé que es una mafia criminal; y belicista porque he hablado de construir fuerzas. Yo sigo pensando exactamente lo mismo: el poder no cambiará de manos hasta que se creen los incentivos reales para que se produzcan las fracturas dentro de la coalición dominante y se terminen de alinear todos los factores interesados en una misma dirección. Lo que pasa es que cuando se dice que hay que construir fuerzas, se confunde con la promoción de la violencia. La violencia es el instrumento de los que no tienen fuerza moral y política para influir en aquellos individuos y factores que son cruciales para que se dé un cambio político, llámese cuadros del chavismo, militares o sectores interesados fuera y dentro de Venezuela.

La revolución te inhabilitó por quince años para participar como candidata en cargos de elección popular. ¿Por qué te empeñas en seguir en la carrera de las elecciones primarias?

Al día siguiente de ganar las primarias tendré la capacidad de negociar dentro y fuera de Venezuela, siguiendo la estela de las victorias que hemos obtenido. Se decía que era imposible que se celebraran unas primarias y tenemos ya una fecha, el 22 de octubre. Se decía que no podrían llevarse a cabo sin el Consejo Nacional Electoral y sí se puede, con la sociedad civil al frente. Se negaba la posibilidad de que los venezolanos residenciados en el exterior pudiesen votar y se logró. Se trata de una sucesión de luchas. Nosotros no tenemos fecha para las elecciones presidenciales del 2024 ni sabemos quiénes van a votar en esa elección, cómo se va a monitorear ni si va a haber o no haber observación electoral. Tenemos por delante meses de trabajo. No voy a renunciar a las primarias a favor de un candidato de “consenso” que le agrade al gobierno, cuyo único objetivo es el de quedarse en el poder. Cuando hablo de ir hasta el final me refiero a la disposición intelectual, física, emocional y espiritual necesaria para instaurar una democracia.

¿Antifeminista?

Claro que no, soy liberal; además, provengo de una familia de cuatro hermanas y mi madre nos crio para superar todos los obstáculos y lograr todo aquello que nos propusiéramos independientemente de nuestro género. Estudié ingeniería y recuerdo perfectamente haber recibido clases en salones con setenta y cinco alumnos, de los cuales apenas cinco éramos mujeres. He navegado siempre a contracorriente y cuando comencé mi carrera empresarial entendí que ser mujer significaba un límite, por no hablar de lo accidentada que ha sido mi carrera política, a lo largo de la que se me ha dicho en repetidas oportunidades que las bases de la sociedad venezolana jamás confiarían en una mujer como presidenta de la república, mucho menos si proviene de la burguesía. Imposible olvidarme de la desigualdad de género, sobre todo en el caso de una sociedad matricentrada como Venezuela, en la que tantas han tenido que criar solas a sus hijos con grandes dificultades. Cómo no voy a plantear estos temas como aspirante a la presidencia teniendo la plena consciencia de la desventaja que significa, por ejemplo, ser una madre adolescente pobre.

¿Es cierto que arrasarías con el chavismo de llegar al poder?

Las bases del chavismo están conmigo, tal como atestiguan las encuestas y mis giras por el país, pese a la violencia y las amenazas. Sé que en una transición hay que hacer concesiones respecto a los factores de poder en favor del bien mayor de la democracia, pero hay un límite: los crímenes de lesa humanidad y la corrupción descarada y desmedida. Cuando instauremos la democracia negociaremos con todos los interesados para garantizar no solo los derechos políticos de la población, chavistas incluidos, sino las condiciones jurídicas que atraerán las inversiones y permitirán el desarrollo de empresas de todos los tamaños y de un gran movimiento de emprendedores. En cuanto a los aliados internacionales del gobierno –Cuba, Rusia, China– no tienen solo ideología, tienen intereses; lo mismo vale para las empresas que quieren cobrar sus deudas y con las que llegaremos a acuerdos sensatos. Respecto a Estados Unidos, es un cliente insustituible para nuestro petróleo; es doloroso que Venezuela no pueda aprovechar la coyuntura energética actual a cuenta de la destrucción de Petróleos de Venezuela (PDVSA), destrucción que no tiene nada que ver con las sanciones internacionales, como quiere vender la propaganda del gobierno.

¿Por qué una persona tan racional se presenta en actos políticos como una lideresa moral que conduce una batalla espiritual contra el mal? Muy derechista, dirían algunos.

Me dejo llevar por la conexión emocional, lo cual es nuevo para mí, una mujer que preparaba minuciosamente sus intervenciones en público y que pensaba que dejarse tocar y abrazar era una maniobra populista. Ya no, es un privilegio tener una conexión profunda con la gente, la cual quiere trabajar y gobernar su propia vida, está llena de ideas y quiere recuperar a sus hijos, quienes han tenido que emigrar con todas las desventajas posibles. El mensaje central de mi campaña es reunificar a los venezolanos con sus familias y reunificar al país. Me han criticado cuando digo que militares y policías lloran en mi presencia: qué quieres que haga un hombre o una mujer al que su familia le reclama que pasan necesidades tremendas a cuenta de servir a un gobierno como el de Maduro. Me dicen derechista porque hablo de una lucha espiritual, una lucha que significa recuperar un sentido ético orientado por los valores liberales de la igualdad, la libertad y los derechos humanos. Me cuestionan por contar que la gente reza; sí, la gente reza, son evangélicos y católicos que se aferran a la fe religiosa porque no tienen más nada. En todo caso, soy una firme partidaria del Estado laico.

¿Por qué quieres ser presidenta de un país en quiebra, penetrado hasta la raíz por el crimen organizado, con un enorme sector de trabajadores del Estado en la mayor de las penurias y un sistema de pensiones destruido que ha dejado a una población mayor de cuarenta años sin jubilaciones a futuro y en el presente?

Las élites venezolanas de distinto signo ideológico, con las excepciones del caso, menosprecian a la sociedad al considerarla una simple masa que espera las migajas del Estado para subsistir, como si la única razón de sus vidas fuera el estómago. Se equivocan, lo sé porque he recorrido las zonas más pobres y deprimidas del país y hablo con gente en gran estado de necesidad que quiere una mejor vida, un mejor país, un futuro para sus hijos. Creo en el potencial de estas personas.

¿Por qué quiero ser presidenta de Venezuela? Porque es nuestro país. ~

No.264 / septiembre 2023

Letras Libres

https://letraslibres.com/entrevistas/gisela-kozak-maria-corina-machado/

 11 min


Pierre Lomba

Desde que lo acuñara el zar Nicolás I de Rusia a mediados del siglo XIX, hay un título que, como un cinturón de boxeo, ha ido cambiando de dueño con los años: el “hombre enfermo de Europa” (the sick man of Europe). Usado en su origen para evidenciar la decadencia del Imperio Otomano, este ha evolucionado en el calificativo predilecto para señalar a una gran economía que va a menos. Y, si en los últimos años el Reino Unido ha tenido el dudoso honor de ostentarlo, la guerra de Ucrania y sus consecuencias han destapado a un nuevo candidato: Alemania. La cuarta economía mundial y la primera europea atraviesa aguas turbulentas y se enfrenta a problemas estructurales que podrían suponer el final de casi dos décadas de bonanza para el motor económico del Viejo Continente. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), será la única economía desarrollada que no crezca este año.

Para encontrar la última vez que Alemania aspiró al título, hay que remontarse a comienzos de los años 2000, cuando su economía se desinflaba —el PIB marcó dos retrocesos consecutivos en 2002 y 2003—, acusaba una pobre demanda exterior y marcaba tasas de desempleo de dobles dígitos. Gerhard Schröder, canciller desde 1998 hasta 2005, inició entonces una serie de reformas que impulsaron un jobwunder (bum del empleo) y que, junto a la fuerte demanda exterior de economías pujantes como China, llevaron en volandas al pilar de la economía alemana: un sector manufacturero competitivo, gracias en buena parte al barato gas ruso y a la mano de obra del Este de Europa. Estos factores han sostenido al país germano durante casi dos décadas, haciendo de él la primera espada de Europa. Pero, advierten algunos expertos, su éxito puede haber hecho que Berlín se haya confiado demasiado.

La economía alemana se encuentra ahora lejos de la bonanza de la pasada década: en el segundo trimestre, su PIB se mantuvo estable (0,1%), después de haber entrado en recesión a principios de año, y no experimenta un avance real desde septiembre de 2022. Además, la inflación, el mal de moda en los últimos meses, se está mostrando particularmente resistente en el país germano, más afectado por la crisis energética. Alta inflación y ralentización económica: estanflación. Eso sí, tiene la tasa de desempleo más baja de la zona euro y, para economistas como Clemens Fuest, director del Instituto Leibniz de Investigación Económica (IFO), eso hace que el calificativo de “hombre enfermo” resulte una exageración.

Por el lado de los hogares, las señales son fieles a la mentalidad ahorradora alemana: mientras que los salarios subieron a su mayor ritmo histórico en el segundo trimestre (un 6,6%) —alimentando el miedo a que empeoren la inflación—, el consumo de los hogares se mantuvo estancado, y los indicadores de confianza del consumidor caen. El índice elaborado por la empresa de análisis de mercado GfK sufrió un nuevo retroceso este mes, y marca una tasa negativa de 25,5 puntos a las puertas de septiembre. Con todo, Marcel Fratzscher, presidente del instituto de investigación económica DIW Berlin, defiende que, de momento, no se perciben señales de efectos de segunda ronda —cuando las subidas salariales para paliar el impacto de la inflación acaban redundando en otro aumento de precios—, y confía en que puedan impulsar el consumo.

El cambio del orden geopolítico, roto por la invasión de Ucrania, ha destapado las debilidades del modelo alemán. Este, apunta Wolfgang Münchau en uno de sus análisis para Eurointelligence, depende de tres ingredientes: competitividad de costes, liderazgo tecnológico en su industria y estabilidad geopolítica, y “todas ellas se han ido”, señala. Por un lado, el corte del gas ruso —que suponía más del 50% del gas consumido en Alemania— ha golpeado a la industria electrointensiva, obligando a compañías como la química Lanxess a reorganizar su negocio y cerrar plantas. Además, con China de capa caída, se ha puesto en evidencia la excesiva dependencia del comercio con el gigante asiático: en julio, de acuerdo con la agencia estadística alemana, las exportaciones a China —que ascienden al 3% del PIB germano— bajaron más de un 6% en tasa interanual.

“El mundo alrededor de Alemania ha cambiado”, defiende Münchau, “lo que ha irrumpido es una crisis de los precios de la energía, nuevas divisiones geopolíticas y choques tecnológicos que plantean interrogantes existenciales sobre el futuro del modelo”. Para Fuest, Alemania seguirá dependiendo de un alto nivel de exportaciones e importaciones, “pero las industrias que tuvieron éxito en las dos últimas décadas, en particular la química y la automovilística, no desempeñarán el mismo papel en el futuro”. Por lo pronto, el indicador de confianza empresarial que realiza el instituto que preside marcó en agosto su cuarto mes en negativo, y la la percepción de los empresarios alemanes se encuentra en niveles de agosto de 2020.

Las opciones de Berlín para darle la vuelta a la situación a corto plazo son pocas, y la situación política —una coalición tripartita en el Ejecutivo—no ayuda. A finales de 2021, socialdemócratas, liberales y ecologistas firmaron el acuerdo que dio comienzo a la era de Olaf Scholz como canciller de Alemania tras 16 años de un Gobierno liderado por Angela Merkel. En el seno del gobierno del semáforo se han planteado dos grandes medidas: el establecimiento de un precio energético unitario para la industria electrointensiva, liderada por el ministro de Economía, Robert Habeck —de Los Verdes— y la aprobación de un ambicioso paquete fiscal, propuesta por la parte más liberal de la coalición, liderada por el ministro de finanzas, Christian Lindner. En la primera reunión del Ejecutivo tras las vacaciones, las diferencias entre liberales y ecologistas impidieron sacar adelante la medida, que acabó siendo aprobada este martes: un paquete de ayudas fiscales por valor de 32.000 millones de euros para los próximos cuatro años.

Problemas estructurales

“El gran reto de la economía alemana es estructural”, defiende Fratzscher, del DIW. Los desafíos no son menores. El desempleo está en mínimos, pero esconde algo más preocupante: en el segundo trimestre, según Eurostat, la cifra de vacantes fue del 4,1%, un punto por encima de la media de la eurozona. Esto, con un paro casi inexistente, solo significa que la fuerza laboral no es capaz de cubrir los puestos que la economía necesita. Y se explica, como en muchas otras economías desarrolladas, por el envejecimiento.

El problema no es nuevo: hace ya diez años, el Instituto de Investigación del Empleo (Institute for Employment Research) advertía de que entre 2008 y 2050 la fuerza laboral se habrá reducido en 18 millones de personas solo por razones demográficas. El Parlamento alemán aprobó a finales de junio un plan para atraer trabajadores preparados al país.

A una fuerza laboral que adelgaza y a una excesiva dependencia en las exportaciones se suman varios shocks que apuntan directamente al corazón de la economía alemana: su industria. El principal es la transición energética, en la que el Ejecutivo está invirtiendo cifras milmillonarias, y que, calculan, tardará en moderar los precios energéticos para la industria por lo menos hasta 2027. Por ello, casi un tercio de las compañías están favoreciendo la inversión fuera de Alemania, según el barómetro de transición energética de la Cámara de Comercio e Industria. Además, señala el jefe de ING para Alemania y la eurozona, Carsten Brzeski, los incentivos recogidos en la Inflation Reduction Act estadounidense están atrayendo a empresas europeas, “debilitando de forma estructural a la industria”.

La potente industria automovilística se resiente especialmente de todos estos golpes, a los que se debe añadir uno, que apunta el analista Patrick Artus en un informe del banco de inversión Natixis: la competencia de las pujantes marcas chinas en el mercado eléctrico. El filo del gigante asiático para Alemania es, por tanto, doble. Por un lado, su debilidad en los últimos meses lastra las exportaciones; por el otro, el empuje de marcas como BYD amenaza a su industria. “China se ha convertido en una preocupación más estructural, pues ya no se limita a comprar productos alemanes, sino que se ha convertido en un competidor”, apunta Brzeski.

Por debajo de la excesiva dependencia de las exportaciones, el reto de la transición energética o una población envejecida, se esconde un mal endémico de la economía alemana, que los buenos resultados económicos han logrado tapar (hasta ahora): la infrainversión. “La pandemia y la guerra de Ucrania han cambiado el mundo, pero Alemania también se ha olvidado de invertir y de aplicar nuevas reformas”, señala Brzeski, que apunta como causa a una necesidad de “dar ejemplo” durante la austeridad de la crisis financiera. En un entorno estable, las carencias en inversión pública —con sus consecuencias para la infraestructura del país— han pasado desapercibidas, pero, roto el equilibrio, surge la urgencia.

Para Fratzscher, la industria “está rezagada en comparación internacional” y necesita gestionar una triple transformación: en primer lugar, tiene que acelerar la transformación ecológica; por otro lado, tiene “una de las peores infraestructuras digitales de Europa”, y muchas de sus medianas empresas han tardado demasiado en digitalizar la producción, por lo que se han quedado atrás en productividad. Y, por último, necesita reducir su dependencia de China. En ese proceso, y en línea con los planes de Bruselas, el Ejecutivo alemán está intentando atraer a grandes empresas tecnológicas con una lluvia de fondos: con una subvención de 10.000 millones, Intel invertirá otros 30.000 en la construcción de dos plantas de fabricación de chips en la ciudad de Magdeburgo. La taiwanesa TMSC hará lo propio en Dresden con una ayuda de 5.000 millones del Ejecutivo.

La transformación pasará por una conjunción de inversión pública y privada, apuntan los economistas, que advierten de que esta puede chocar con otro mal endémico del sistema alemán: la excesiva burocracia. “Estas inversiones se ven frenadas por procedimientos de planificación excesivamente complejos, normativas restrictivas y burocracia”, denuncia Fuest desde el IFO. “El Gobierno alemán tiene que abrazar la transformación y fomentar su implantación en lugar de intentar consolidar el statu quo”, apunta Fratzscher: “Para ello es necesaria una inversión pública masiva en infraestructuras y educación, así como una simplificación de la normativa y la burocracia”.

Este proceso, coinciden todos los expertos consultados, conllevará un esfuerzo financiero notable. Para Brzeski, de ING, la reversión de la pasividad inversora que sufre el país sólo será posible si Alemania cambia sus propias reglas fiscales —el freno constitucional de la deuda, suspendido en la crisis del covid—. Además, el año que viene vuelven las reglas fiscales de la Unión Europea, que pueden suponer otro obstáculo para que el país que durante años ejerció como policía fiscal del Viejo Continente dé el paso que sus economistas piden. Todo ello regado con el retorno del discurso de la austeridad por una parte del Ejecutivo, y con la ultraderecha germana asomando la cabeza. Curar al “hombre enfermo de Europa” no será fácil. Ni barato.

3 de septiembre 2023

https://elpais.com/economia/2023-09-03/alemania-se-asoma-al-final-de-su-...

 8 min


Demócratas y Republicanos

Honorable Antony Blinken Secretario de Estado

Departamento de Estado de EE.UU.

2201 C Street NW Washington, DC 20520

Secretario Blinken:

31 de agosto de 2023

Le escribimos para expresar nuestra preocupación por el continuo deterioro de los principios democráticos y del Estado de Derecho en Venezuela antes de las elecciones presidenciales previstas en ese país en 2024.

El pueblo venezolano no puede permitirse ver otras elecciones fraudulentas, que sólo traerán más sufrimiento a su nación y fomentarán una mayor inestabilidad en las Américas. Más de siete millones de venezolanos ya han huido del país desesperados, y más volatilidad política no hará sino aumentar esas cifras. Lamentablemente, con unas elecciones presidenciales previstas para 2024, el régimen de Maduro ya está haciendo todo lo posible para socavar las perspectivas de una votación creíble.

En particular, el 14 de junio, el régimen de Maduro exigió la renuncia de los miembros del Consejo Nacional Electoral (CNE). Un nuevo consejo acaba de ser nombrado a través de un proceso descaradamente encabezado por la esposa de Maduro, Cilia Flores (que ha sido sancionada por el Gobierno de EE.UU.). Además, durante varios años, el régimen de Maduro ha prohibido preventivamente a varios candidatos de la oposición presentarse a las elecciones, incluida la probable favorita María Corina Machado. Más recientemente, el régimen de Maduro anunció que no se permitirá la presencia de observadores electorales internacionales en el país para las elecciones generales del próximo año.

A pesar de estos contratiempos, los partidos de la oposición venezolana están tomando medidas para celebrar elecciones primarias en octubre con el fin de elegir democráticamente a un candidato que desafíe a Nicolás Maduro en las elecciones del próximo año. Dadas las dificultades con el desmantelado y desacreditado CNE, la oposición venezolana anunció que gestionará su propio proceso de primarias.

Dada esta dinámica y los persistentes esfuerzos de Maduro por destruir cualquier apariencia de un proceso legítimo de primarias o elecciones generales, los abajo firmantes queremos hacer hincapié en lo siguiente:

1) Se debe permitir que las primarias se lleven a cabo según lo previsto, según lo diseñado por la Comisión Nacional de Primaria, sin interferencia del régimen.

2) Se debe permitir la participación de todos los candidatos y el régimen de Maduro no puede escoger a sus propios oponentes (es inaceptable la práctica del régimen de emitir prohibiciones administrativas arbitrarias a los candidatos de su elección).

3) A quien gane las primarias se le debe permitir presentarse a las elecciones generales, en unas elecciones legítimas que observadores electorales internacionales creíbles confirmen que representan la voluntad del pueblo venezolano.

Agradecemos su atención a este importante asunto.

Atentamente,

Richard J. Durbin

Robert Menendez

Tim Kaine

Dianne Feinstein

Bill Cassidy, M.D.

Joni K. Ernst

Marco Rubio

Rick Scott

Michael F. Bennet

Benjamin L. Cardin

Alex Padilla

Peter Welch

Marsha Blackburn

John Cornyn

Jeffrey A. Merkley

Cory A. Booker

Christopher S. Murphy

Catherine Cortez Masto \

Traducido con www.DeepL.com/Translator (versión gratuita)

 2 min


Víctor Álvarez R.

¿Entregará Maduro el poder si pierde las elecciones? ¿Qué incentivos hay que ofrecerle al chavismo para que no se aferre al poder? ¿Cuáles son las condiciones que se deben crear para facilitar la alternancia en el poder en Venezuela?

El gobierno de Nicolás Maduro no tiene ningún interés en mejorar las condiciones electorales que estimulen a votar masivamente en su contra y lo saquen del poder. Mejorar las condiciones electorales a cambio de flexibilizar las sanciones es necesario más no suficiente para convocar unas elecciones libres y transparentes. Maduro necesita recuperar los fondos bloqueados para financiar los programas sociales que levanten su popularidad antes de las elecciones, pero lo que más le interesa es negociar las garantías políticas que impidan una cacería de brujas contra el chavismo, en caso de perder las elecciones y tener que entregar el poder.

El gobierno no dejará correr en la carrera presidencial a quienes luego se conviertan en sus verdugos. Maduro no quiere pasar por el mismo calvario por el que han pasado Rafael Correa, Lula Da Silva, Cristina Kirchner y Evo Morales.

Para destrabar las negociaciones que finalmente conduzcan a unas elecciones competitivas, a tono con los estándares internacionales, el oficialismo necesita negociar con anticipación las garantías políticas que impidan se desate una persecución judicial en su contra, una vez que pierda las elecciones. Por lo tanto, un tema clave para hacer posible la alternabilidad en el poder en Venezuela es el de las garantías que se le ofrecerán -tanto al gobierno como a la oposición- para que el resultado electoral no se convierta en una tragedia para los perdedores.

Un Pacto de Convivencia es la clave para destrabar las negociaciones. El respeto a los derechos políticos de los perdedores es un tema cardinal para avanzar hacia una solución del conflicto venezolano por la vía electoral y pacífica, que abra las puertas a la alternancia en el poder. Pero esta negociación no se puede dejar para después de las elecciones, tiene que realizarse antes y debe quedar constitucionalizada, legalmente blindada, y acompañada por garantes internacionales que faciliten el respeto y cumplimiento de los acuerdos.

Un Pacto de Convivencia es la base de un nuevo acuerdo nacional que asegure las garantías políticas para todos los actores, incluyendo a los sectores de la oposición que serían acusados, enjuiciados y condenados por traición a la patria al haber promovido internacionalmente el reconocimiento de un gobierno interino, solicitar sanciones económicas contra Venezuela y haber planteado la invocación del TIAR y una intervención externa. Este acuerdo es lo que puede hacer posible la liberación de todos los presos políticos y el retorno de los exiliados.

Un Pacto de Convivencia también es necesario para crear la viabilidad económica de la transición política. El nuevo gobierno recibirá un país con graves desequilibrios macroeconómicos que contraen la producción y generan inflación, recibirá una industria petrolera en ruinas; tendrá que hacerle frente al grave deterioro de los servicios públicos de agua potable, electricidad, gas doméstico, telecomunicaciones y escasez de combustibles; heredará una enorme deuda social en un país en el que los sistemas públicos de educación y salud están colapsados. Si quiere dar una pronta respuesta a esta problemática, el nuevo gobierno tendrá que aplicar medidas urgentes y drásticas, de lo contrario su base de apoyo se decepcionará y el malestar social atizará un clima de protestas y conflictividad que puede hacer ingobernable al país.

Un Pacto de Convivencia es necesario para crear las bases de la estabilidad y gobernabilidad post electoral. Si el gobierno es reelecto debido a la división y abstención de sus adversarios políticos, la oposición lo tiene que dejar gobernar en vez de reditar los episodios de La Salida violenta y la remoción anticipada del Presidente de la República por caminos distintos al electoral. Y si gana la oposición, el chavismo no puede promover una ola de protestas que obstaculicen las reformas económicas, políticas e institucionales que es necesario acometer para que el país salga de la crisis.

La clave para solucionar el conflicto venezolano no está en el canje de mejores condiciones electorales a cambio de flexibilizar las sanciones y liberar los fondos bloqueados. La clave para destrabar el juego y facilitar la alternancia en el poder en Venezuela es la rehabilitación de los precandidatos, la liberación de los presos políticos y el retorno de los exiliados a cambio de un Pacto de Convivencia que evite las persecuciones, juicios y encarcelamientos contra los perdedores.

Un Pacto de Convivencia pasa por una reforma constitucional para que el ex Presidente de la República y el candidato que resulte perdedor sean designados como diputados vitalicios, con inmunidad parlamentaria por delitos políticos. ¿Está la sociedad venezolana preparada para pagar este precio a cambio de unas elecciones limpias que faciliten la alternancia en poder por la vía electoral y pacífica?

Tengamos en cuenta que una eventual victoria de un candidato opositor en las elecciones presidenciales de 2024 tendrá que coexistir con los poderes legislativo, judicial, electoral, y ciudadano –así como la mayoría de las gobernaciones y alcaldías-, que quedarán bajo el control del chavismo. En tales circunstancias, un Pacto de Convivencia es necesario para avanzar hacia una cultura de la coexistencia política, de la cohabitación y cooperación entre los diferentes poderes públicos, para asegurar el respeto y la colaboración entre los diferentes niveles de gobierno nacional, estadal y municipal.

Un Pacto de Convivencia debe dejar claro el papel que le corresponde cumplir a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en el proceso de transición. No basta que la Constitución y la Ley establezcan que la FANB no es deliberante y está subordinada al poder civil, porque la opinión pública nacional e internacional sabe muy bien el grado de poder económico que tiene, así como la identificación política que muestra con el chavismo. En vez de execrar y perseguir a los mandos militares, a la FANB como institución hay que ofrecerle incentivos para que garantice el respeto al resultado electoral y respalde la alternabilidad en el mando político.

El principal obstáculo contra el que tendrá que lidiar un Pacto de Convivencia es la narrativa que se ha implantado nacional e internacionalmente de una Venezuela gobernada por un régimen dictatorial que viola derechos humanos y ha cometido delitos de lesa humanidad, con el cual no hay que negociar nada y cuyos responsables deben ser enjuiciados y condenados por la Corte Penal Internacional. La dirigencia opositora teme pagar los costos reputacionales de darle garantías a un gobierno acusado de narcotiranía aliada de las FARC y del crimen internacional. Por eso evade tocar este punto que es el que realmente tiene trancadas las negociaciones.

En consecuencia, el sensible tema de la Justicia Transicional será un componente clave para que el Pacto de Convivencia no sea desvirtuado como un Pacto de Impunidad, sino como un gran acuerdo nacional que permita avanzar hacia el esclarecimiento de la verdad, la justicia y reparación de daños a las víctimas, la no repetición de la tragedia, el perdón, la reconciliación y el reencuentro de la Nación venezolana para que así pueda retomar la paz política, la senda del crecimiento económico y del bienestar social.

@victoralvarezr

 5 min


Ismael Pérez Vigil

La Campaña Electoral para la Elección Primaria del 22 de octubre se inició el 22 de agosto de 2023, a partir de las 8:00 a.m., y concluirá el 20 de octubre de 2023 a la media noche, de acuerdo con el cronograma y con el Reglamento en Materia de Propaganda, Publicidad y Mensajes Electorales en la Campaña Electoral, conocido como Reglamento de Propaganda

La Reglamentación de la campaña.

Las normas que rigen esta Campaña, están establecidas en el llamado Reglamento Marco de la Elección Primaria, promulgado en octubre de 2022, que en tres artículos y un Título, resume las normas fundamentales que después desarrolló la CNdP en el Reglamento de Propaganda mencionado.

Lo más importante de estas normas es que comprenden todas las actividades de la Campaña, dentro y fuera de Venezuela, y están sujetos a ellas los candidatos y candidatas a la elección Primaria, así como los partidos políticos o factores políticos y las demás agrupaciones políticas o sociales que los postulen o apoyen.

Por supuesto, ambos reglamentos aluden a que la campaña electoral “debe realizarse conforme a los principios de igualdad, convivencia, respeto mutuo y consideración a las otras candidaturas y a la ciudadanía, observancia de las reglas acordadas, austeridad y equilibrio…” y a partir de allí, desarrolla las directrices por las cuales se regirá la Campaña, directrices que son las usuales en cualquier campaña electoral que hemos conocido y desarrollado.

Las directrices para la Campaña.

Pero, aunque son las usuales y son bien conocidas, no está de más recordar esas directrices, de acuerdo a lo establecido en el artículo 5 del Reglamento de Propaganda:

a. La equidad entre los participantes en la campaña electoral, que implica la prohibición de privilegios a favor de alguno de ellos.

b. Atenerse a la buena fe y a la verdad, abstenerse de promover noticias falsas, respetar los derechos de autoría sobre la propaganda de las otras candidaturas y no interferir en otras campañas.

c. Rechazar todo tipo de violencia durante la campaña electoral y no incitar a la violencia o a comportamientos delictivos.

d. Respetar el derecho de los electores a obtener información objetiva, veraz y oportuna sobre los fundamentos y el avance de la campaña, y abstenerse de presionarlos indebidamente para votar por alguna candidatura en particular o de intimidarlos por secundarla.

e. Respetar el derecho de los medios de comunicación a cubrir las campañas y difundir información libre, plural, veraz y oportuna.

f. Facilitar el trabajo de los observadores electorales durante la campaña.

g. Respetar la dignidad, privacidad, honra y reputación de las personas y, en particular, de los demás candidatos.

h. Respetar las diferentes ideas y promover la transparencia, la convivencia pacífica, el pluralismo político, la democracia y los derechos humanos.

i. Respetar las instituciones.

Sin embargo, una nota característica de este proceso de Primaria, es que se insiste en que las campañas de las candidaturas harán énfasis en el Programa Mínimo de Gobierno acordado y del cual ya hemos hecho mención en oportunidades anteriores. (El Programa Mínimo, 12 de agosto de 2023, ver https://bit.ly/47qaqQl)

Lo prohibido en la Campaña.

Desde luego, las prohibiciones y las cosas que no se permiten son también las habituales: anonimato, ofensas personales o a la moral pública, promoción de la desobediencia a normas, ofensas al honor, promoción del odio y la violencia, deterioro o destrucción de propaganda de otros candidatos, utilización de símbolos de la patria, imagen de El Libertador, colores de las banderas Nacional o regionales, etc. El artículo 15 del Reglamento de Propaganda claramente establece que no se permitirá la propaganda electoral que:

a. Se realice de forma anónima, o de manera que no pueda identificarse con facilidad a quién se refiere.

b. Ofenda la moral pública o que tengan por objeto promover la desobediencia a las normas.

c. Atente contra la dignidad, honor, vida privada, intimidad, propia imagen o reputación de las personas.

d. Promueva el odio, la discriminación o la violencia contra cualquier persona, grupo de personas u organización.

e. Contenga expresiones obscenas, denigrantes o irrespetuosas contra cualquier persona, grupo de personas, u organización.

f. Utilice los símbolos e imagen de otro candidato sin su autorización previa.

g. Desestimule el ejercicio del derecho al voto.

h. Utilice la imagen, sonido o la presencia de niñas, niños o adolescentes.

i. Use los símbolos de la patria y el nombre, retrato o imagen de El Libertador y de los próceres de la independencia, así como los colores de las banderas Nacional, Estadal o Municipal, de modo que pueden inducir semejanza con dichos pabellones.

j. Contradiga manifiestamente el Programa Mínimo de Gobierno acordado.

Naturalmente, bajo el principio de equidad, también se regula la contratación de espacios, la frecuencia de la publicidad, en TV y Radio; dejando únicamente libre los denominados “medios alternativos” (Twitter, Facebook, Instagram, YouTube, etc.), norma que incluye volantes, pendones, vallas, propaganda móvil, material POP, con la única recomendación −que también me parece novedosa en algunas campañas− que en su elaboración se utilice preferentemente material reciclable y biodegradable que no contenga sustancias tóxicas o nocivas para la salud y el ambiente, como el papel o cartón y plástico biodegradable o tintas a base de agua.

Las sanciones establecidas.

Por supuesto se prevén sanciones para quienes violen estas normas: Amonestación verbal o escrita por parte de la CNdP, suspensión temporal de la propaganda electoral y en caso de reincidencia podrían ser objeto de suspensión definitiva de la propaganda. Pero bien sabemos que la principal sanción y presión es la moral, que puede ejercer la CNdP; yo me imagino que a ningún candidato o candidata le gustará verse sometido a un reclamo de la CNdP por violación de las normas de la Campaña Electoral. La CNdP podrá emitir exhortaciones públicas o requerimientos individuales, dirigidos al autor del contenido inapropiado, destinados a recuperar el clima de tolerancia y mutua consideración entre los aspirantes que debe caracterizar la Primaria.

Conclusión.

Esperamos una campaña de verdadera altura, con propuestas para el cambio político del país, que lleven al electorado a involucrase en ese cambio. Irene Vallejo, la formidable escritora española, que pareciera que labra cada una de sus palabras y frases, describe perfectamente cual debe ser la aspiración de los electores en esta campaña electoral: “Con demasiada frecuencia los políticos practican la insistencia obsesiva, olvidando que, en el debate público, se intenta agotar los temas, pero no a la ciudadanía.” (La conjura de los pelmas, 10/08/2023, en la página de Cesar Miguel Rondón; ver https://bit.ly/3R8xEoF)

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Nitish Pahwa

Hay una gran razón por la cual cada empresa que espera tener algún tipo de relación con la inteligencia artificial está gastando o recaudando miles de millones de dólares en este momento, y no es solo el entusiasmo desbordado de los inversionistas. Estas enormes sumas de dinero son necesarias para cubrir los costos de construir, entrenar y mantener generadores de contenido que consumen mucha energía y recursos, como ChatGPT, así como los conjuntos de datos, redes neuronales y grandes modelos de lenguaje, o LLM, usados para entrenarlos, y que también consumen mucha energía y recursos. Un ejemplo es el GPT-4 de OpenAI, cuya interfaz de programación de aplicaciones (API) fue recientemente puesta a disposición de clientes dispuestos a pagar con experiencia de programación.

Alguien que comprende muy bien el problema de la energía es el propio presidente ejecutivo de OpenAI, Sam Altman. En mayo, mientras testificaba ante el Congreso de Estados Unidos sobre los desafíos causados por la carrera armamentista de la inteligencia artificial que su empresa había iniciado en el mundo, Altman admitió algo curioso: que preferiría que su popularísimo bot ChatGPT, en ese momento la aplicación de crecimiento más rápido en la historia, tuviera menos usuarios. “No estamos tratando de lograr que lo usen más“, afirmó. “De hecho, nos encantaría que lo usen menos, porque no tenemos suficientes GPU”.

Por “GPU”, Altman se refería a las unidades de procesamiento de gráficos, que son los procesadores especializados utilizados para renderizar imágenes en videojuegos, minar Bitcoins y potenciar varios tipos de inteligencia artificial. Debido a la gran popularidad de estos tres sectores, es difícil encontrar GPUs asequibles. Ejecutivos interesados en la inteligencia artificial como Mark Zuckerberg y Elon Musk están acumulando grandes cantidades de GPU en sus empresas, y los inversionistas están buscando fabricantes de chips que puedan producir suficientes unidades para satisfacer la demanda.

La demanda colectiva de GPU ha aumentado tanto que Nvidia ha agotado valiosas unidades como la H100 por el resto del año. Mientras tanto, algunos entusiastas de las criptomonedas están readaptando sus máquinas de minería que consumen mucha energía para usarlas en el entrenamiento de inteligencia artificial, y Google está apostando por sus TPU (unidades de procesamiento tensorial, inventadas por Google específicamente para manejar los requisitos de cálculo para la tecnología de aprendizaje automático).

Ya antes de que la demanda de GPU se disparara, la tecnología no era barata. A principios de este año, Altman admitió a un colega ejecutivo de inteligencia artificial que un “gran margen” de los gastos de OpenAI estaban relacionados con “cómputo”, definido como los recursos técnicos necesarios para entrenar, ajustar y desplegar LLM. En 2018, OpenAI publicó un informe ahora citado con frecuencia titulado ““AI and compute”, que señala que “desde 2012, la cantidad de cómputo utilizada en las ejecuciones de entrenamiento de IA más grandes ha estado aumentando de manera exponencial” y señala que “más cómputo parece conducir de manera predecible a un mejor rendimiento“. El artículo también menciona que “creemos que las ejecuciones de entrenamiento más grandes en la actualidad emplean hardware que cuesta millones de dólares”, incluyendo GPU y TPU. Como es lógico, los modelos avanzados de IA no solo utilizaban cientos de esas unidades, sino que también empleaban versiones de estos modelos con un rendimiento más alto.

En otras palabras: la tecnología que permite a ChatGPT redactar escritos legales inadmisibles y publicaciones de blog llenas de errores en cuestión de segundos utiliza mucho hardware que consume mucha electricidad. Y si estas herramientas son efectivas en este momento, es porque los conjuntos de datos en los que se entrenan no hacen más que aumentar y aumentar –y la infraestructura física en la que funcionan también debe crecer y escalar en consecuencia.

Como es de esperarse, entonces, “los costos de cómputo son exorbitantes” cuando se trata del desarrollo de la inteligencia artificial, como tuiteó Altman en diciembre, explicándole a un usuario entusiasta por qué el ChatGPT, en su mayoría gratuito para usar, tendría que ser “monetizado”. Altman ha estado muy consciente de este hecho durante un tiempo y ha sido notablemente sincero al respecto. “Los costos de cómputo se vuelven significativos para nosotros“, le dijo a un usuario de Twitter en agosto pasado, explicando por qué el generador de imágenes DALL-E 2 de OpenAI aún no tenía un plan de precios más “generoso”.

Esto es clave para entender por qué el sector de la inteligencia artificial se presenta de la manera en que lo hace: está principalmente controlado por corporaciones tecnológicas gigantes que poseen recursos diversos y abundantes, dependen de grandes y constantes flujos de efectivo, tienen esperanzas en proyectos ambiciosos desde hace mucho tiempo en campos como la computación cuántica y la fusión nuclear, menosprecian a competidores más pequeños que no pueden esperar alcanzar los asombrosos avances de las empresas más grandes y son discretos acerca de los factores técnicos detrás de sus insumos energéticos.

Incluso Andreessen Horowitz, la firma de capital de riesgo cuyos fundadores son extremadamente optimistas sobre el futuro de la inteligencia artificial, ha admitido que “el acceso a recursos de cómputo, al costo total más bajo, se ha convertido en un factor determinante para el éxito de las empresas de IA. … De hecho, hemos visto a muchas empresas gastar más de 80% de su capital total recaudado en recursos de cómputo”. Aquí, OpenAI tiene una gran ventaja sobre cualquier competidor recién llegado gracias a miles de millones de dólares de inversión por parte de Microsoft, además de la disposición de esa empresa de invertir sumas considerables en supercomputadoras exclusivas hechas a la medida.

Con el mayor poder ha llegado una menor transparencia. La API de GPT-4 es visible para más partes del mundo, pero el conocimiento público sobre su funcionamiento sigue siendo limitado: cuando el informe de OpenAI sobre el modelo salió en marzo, controversialmente excluyó “detalles adicionales sobre la arquitectura (incluido el tamaño del modelo), hardware, cómputo de entrenamiento, construcción del conjunto de datos, método de entrenamiento”.

El temor constante hacia una conciencia robótica similar a la singularidad tecnológica a menudo no tiene en cuenta los límites físicos muy reales de la inteligencia artificial actual, y como resultado, su impacto muy real en el planeta. Sabemos mucho menos de lo que deberíamos acerca de eso, al tiempo que soportamos temperaturas récord causadas por el cambio climático. No es que no se haya estudiado ni advertido sobre la huella de carbono de la inteligencia artificial: en 2019, mi antigua colega April Glaser entrevistó a un investigador que había copublicado un destacado artículo académico ese año sobre los efectos climáticos de la inteligencia artificial. Pero ese mismo artículo, titulado “Green A.I.”, sigue siendo la principal fuente en la que se basan los reporteros tecnológicos hasta el día de hoy para cuantificar el problema de la inteligencia artificial y el clima. No hace falta decir que mucho ha cambiado en los cuatro años transcurridos desde entonces, en términos de capacidades tecnológicas, inversión y eficiencia energética (o la falta de esta).

Entonces, si OpenAI y otros actores importantes como Google se niegan a compartir detalles que podrían inspirar un escrutinio sobre su uso de energía en la inteligencia artificial y sus repercusiones ambientales, ¿cómo debemos percibir las capacidades en constante avance de la tecnología y sus contribuciones al cambio climático? Para responder a esta pregunta, desglosemos los componentes exactos de lo que sabemos sobre cómo funciona ChatGPT.

Primero, veamos el fundamento que representa el acrónimo “GPT”: un Generative Pre-trained Transformer o Transformador Generativo Preentrenado. El “transformador” que se señala aquí es “una novedosa arquitectura de red neuronal basada en un mecanismo de autoatención” que fue inventada por Google en 2017. Una red neuronal es, en términos muy simples, un modelo técnico formado por la interconexión de un conjunto de “nodos”, que básicamente son funciones matemáticas individuales, en un arreglo destinado a parecerse al del cerebro humano. (No te preocupes por esto.)

Las redes neuronales han existido por un tiempo, pero lo que hace único al Transformador es que, según Google, cuando se trata de detectar patrones y contextos en el lenguaje, “requiere menos cómputo para entrenarse” que los tipos anteriores de redes neuronales. Podrías alimentar a un Transformador con mucha más información que los modelos neuronales anteriores mediante la introducción de unidades de datos conocidas como “tokens”, que la red puede procesar, comprender y memorizar de manera económica, utilizando mucho menos energía, tiempo y dinero de lo que podrían requerir redes neuronales menos eficientes. Por eso los modelos de inteligencia artificial actuales tienen mejores capacidades predictivas y generativas: muchos de ellos están entrenados ahora en cientos de miles de millones de estos tokens, lo que establece así miles de millones de “parámetros“, también conocidos como las “sinapsis” de las redes neuronales (más sobre eso más adelante).

Eso es lo del “T”, pero ¿qué pasa con el “GP”? La innovación “Generativo Preentrenado” es lo que OpenAI añadió a la invención de Google para el año 2018. “Preentrenado” se refiere a que el Transformador de OpenAI ha sido alimentado con un conjunto de datos específico –en el caso de los modelos GPT, fragmentos de texto extraídos de libros y páginas web–, que el sistema procesa para establecerse como “aprendido” en varios patrones y contextos de lenguaje, expresados en parámetros. “Generativo” se refiere a la capacidad de estos modelos para, de manera natural, generar texto que es (a menudo) legible y (a veces) coherente, basado en lo que han sido preentrenados a través del Transformador.

Cada parte de este proceso requiere una cantidad considerable de energía. Algunos académicos, al discutir la huella de carbono de la inteligencia artificial, se centran en todas las etapas del desarrollo de la tecnología, desde la obtención de los materiales necesarios hasta su envío a través de cadenas de suministro, pasando por los vuelos que los investigadores individuales de IA realizan para colaborar entre sí o asistir a conferencias. Sin embargo, para nuestros propósitos, mantengamos las cosas simples y concentremos nuestra atención en el proceso que va desde el entrenamiento del sistema de texto hasta la salida final, probada y desplegada en un laboratorio con todas las piezas ensambladas y listas. (Para abordar la generación de imágenes, videos y audio se requeriría un análisis más detallado).

Primero, los datos. En inteligencia artificial, gran parte de los datos de texto se obtienen en línea de varios sitios web utilizando un método de recopilación masiva que a menudo aumenta bruscamente el número de solicitudes enviadas a un sitio específico y puede sobrecargar sus servidores, externalizando así el consumo de energía a los millones de sitios que están siendo rastreados. Los datos recopilados deben ser almacenados en algún lugar. Microsoft y otras empresas que incursionan en la inteligencia artificial están construyendo campus de centros de datos a “hiperescala“, a menudo en ciudades grandes o en regiones europeas con climas más fríos, lo que proporciona la ventaja de moderar naturalmente las temperaturas operativas de estos centros de datos.

La necesidad de tener en funcionamiento constante, mantener y estabilizar estos centros de datos libera cientos de toneladas métricas de emisiones de carbono. En climas cálidos, enfriar los centros de datos no relacionados con la inteligencia artificial requiere miles de millones de galones de agua. La firma de análisis tecnológicos Tirias Research estima que el consumo de energía global de los centros de datos podría aumentar en un 21,200 por ciento en cinco años, generando costos operativos que superen los $76 mil millones (en dólares actuales). Para satisfacer esta creciente demanda de energía de manera sostenible, necesitaremos mucha más energía renovable.

Está el asunto de mantener los datos que has recopilado a mano y listos en todo momento. Y luego está el proceso de entrenar realmente tu red neuronal, que te gustaría que fuera lo más grande posible, quizás incluyendo billones de nodos y parámetros y capas interconectadas. ¿Por qué tan grande? Porque, como señaló OpenAI en el informe mencionado anteriormente en 2018, cuanto más grande sea el modelo, más rápido y preciso será su resultado, o al menos eso es lo que parece demostrar el historial de OpenAI, desde su primer modelo GPT hasta su iteración actual GPT-4.

Como señalaron los investigadores de Meta y de la academia en un artículo de mayo, “los modelos de lenguaje grandes se entrenan en dos etapas: (1) preentrenamiento no supervisado a partir de texto sin procesar, para aprender representaciones de propósito general, y (2) ajuste de instrucciones a gran escala y aprendizaje por refuerzo, para alinearse mejor con las tareas finales y las preferencias del usuario”. En otras palabras: está el primer paso de incorporar montones de datos a partir de los cuales el modelo crece y aprende, y luego está la cuestión de afinar más el modelo después de que termina su primer “preentrenamiento”.

Esto incluye refinar y ampliar el modelo posteriormente, a través de procesos como el ajuste fino y el aprendizaje por refuerzo a partir de comentarios humanos, o RLHF. Lo primero se refiere a la práctica técnica de agregar más datos de ejemplos del mundo real para beneficiar al LLM, de modo que establezca un conocimiento más amplio sin comenzar el entrenamiento desde cero. El RLHF es la forma en que un entrenador humano asiste al entrenamiento, ya sea calificando ciertas partes de la salida o proporcionando datos refinados que (con suerte) ayudarán a producir un resultado deseado. Por ejemplo: ¿ves cuando le haces tus preguntas tontas a ChatGPT y luego haces clic en el ícono de pulgar hacia arriba o hacia abajo según lo que recibas, o le dices explícitamente a ChatGPT que hizo algo bien o mal y le ofreces una manera de corregirse? Eso es RLHF en acción, externalizado hasta tu escritorio o teléfono.

El ajuste fino se lleva a cabo en el extremo de la investigación y desarrollo, pero el RLHF tiene un alcance mayor: son los enorme grupos de trabajadores mal remunerados etiquetando fragmentos de datos para facilitar que la computadora aprenda cosas fácticas, y somos nosotros, los humanos, diciéndole a ChatGPT por qué su resumen de la historia de la energía estaba mal, mal, mal. De hecho, gran parte de la razón de existir de ChatGPT era para que OpenAI pudiera acelerar la mejora del modelo en el que estaba trabajando, en el caso del chatbot, GPT-3, y llevarlo al siguiente nivel.

Pero cuando se trata de hacer que ChatGPT sea más competente, contar con entrenadores voluntarios dispuestos no significa automáticamente un ahorro de costos. A diferencia del ajuste fino, que modifica directamente la mecánica de una red neutral, tener 100 millones de usuarios realizando RLHF significa que el modelo también se está desplegando simultáneamente para su uso, se está aplicando al mundo real a través de una acción conocida como “inferencia”.

Los GPT pueden tener su preentrenamiento, pero aún requieren cómputo y energía para producir respuestas y párrafos cuando se les solicita. Según el informe de la firma de investigación y consultoría en semiconductores SemiAnalysis, “los costos de inferencia superan con creces los costos de entrenamiento al implementar un modelo a cualquier escala razonable. De hecho, los costos de inferencia de ChatGPT superan los costos de entrenamiento semanal”. Según los cálculos propios de SemiAnalysis, “los costos de operación de ChatGPT son de $694,444 dólares por día en costos de hardware de cómputo”, lo que equivale a aproximadamente 36 centavos por interacción.

Todo eso se suma al costo que llevó simplemente preparar ChatGPT tal como lo conoces. Según el analista de inteligencia artificial Elliot Turner, el costo de cómputo para la ejecución inicial de entrenamiento probablemente sumó $12 millones de dólares, 200 veces el costo de entrenamiento de GPT-2, que solo tenía 1.5 mil millones de parámetros. A principios de 2021, investigadores de Google y la Universidad de California-Berkeley estimaron que solo el entrenamiento de GPT-3 consumió hasta 1,287 megavatios-hora de electricidad, suficiente para alimentar aproximadamente 360 hogares durante un año, y todo eso antes de entrar en la inferencia. Y todo esto es solo para la generación de texto, hay que tener en cuenta que los costos de energía y emisiones aumentan significativamente cuando se trata de generación de imágenes y videos.

Mapear todo esto nos ayuda a comprender la cantidad abrumadora de recursos monetarios y físicos que serán necesarios si se supone que la inteligencia artificial controlará el futuro.

Para muchos desarrolladores, el objetivo actual es asegurarse de que la inteligencia artificial generativa no necesite depender de una infraestructura tan masiva. Investigadores en la Universidad de Stanford en California están trabajando en el desarrollo de modelos neuronales avanzados que podrían ser aún más eficientes en términos de consumo de energía que los Transformadores, tanto en su entrenamiento como en su implementación. Google y Meta están esperando que un preentrenamiento lo suficientemente avanzado para los LLM pueda reducir la necesidad de un ajuste fino intensivo, lo que haría que la implementación fuera mucho más económica y accesible en formas más pequeñas de hardware. Diferentes partes del proceso de potencia de la inteligencia artificial, como la ubicación y eficiencia de los centros de datos, mejoras en la arquitectura de redes neuronales, atajos en el entrenamiento, obtención de electricidad de cómputo a partir de energía solar, eólica y conexiones nucleares, o de redes alimentadas por energías renovables, pueden ser ajustadas en el camino para reducir el impacto.

Sin embargo, lo que resulta alarmante es que la emoción, la competencia, la energía y el dinero que se están destinando a la inteligencia artificial en este momento amenazan con abrumar y socavar las inversiones que finalmente estamos realizando para mitigar las amenazas del cambio climático. Necesitamos esas fuentes de energía, limpias y sucias, para nuestras necesidades cotidianas mientras hacemos la transición de los combustibles fósiles a energías más verdes; necesitamos esos mismos semiconductores y chips utilizados en los centros de datos y la computación de inteligencia artificial para configuraciones de energía limpia y vehículos eléctricos; necesitamos esas extensiones de tierra que se dedican a los centros de datos de inteligencia artificial para la agricultura, el refugio y el mantenimiento ambiental; necesitamos el agua utilizada para enfriar esos centros de datos para el consumo, el riego y la protección de la vida silvestre; necesitamos aliviar la presión y la demanda en nuestras redes eléctricas, que ya están abrumadas en gran parte debido a eventos climáticos extremos provocados por el cambio climático.

En una línea de tiempo en la que la humanidad hubiera tomado medidas más tempranas y decisivas para prevenir y reducir los daños del calentamiento global, una versión más sostenible de esta carrera de desarrollo de inteligencia artificial podría haber sido posible. Pero en un momento en el que los costos de la inacción ya han contribuido a temperaturas récord, desastres climáticos frecuentes y crisis de biodiversidad que amenazan con trastornar los ecosistemas de la Tierra, la rápida manifestación de esta visión estrecha de la inteligencia artificial parece más difícil de justificar. ~

Este artículo es publicado gracias a la colaboración de Letras Libres con Future Tense, un proyecto de Slate, New America, y Arizona State University.

No.297 / septiembre 2023

Letras Libres

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Jason Horowitz, Ruth Graham

El papa Francisco ha manifestado, en términos inusualmente mordaces, su consternación por “una actitud reaccionaria muy fuerte, organizada” en su contra dentro de la Iglesia católica estadounidense, la cual está obsesionada con temas sociales como el aborto y la sexualidad y excluye el cuidado a los pobres y al medioambiente.

El papa lamentó lo “reaccionario” de algunos conservadores estadounidenses quienes, según él, insisten en mantener una visión reducida, obsoleta e inalterable. El pontífice afirmó que esas personas se rehúsan a reconocer todo el alcance de la misión de la Iglesia y la necesidad de que, con el tiempo, la doctrina cambie.

“A estas personas quiero recordar que el ‘indietrismo’ es inútil”, dijo Francisco usando un término que creó para referirse a una reacción contra lo moderno, que idealiza el pasado (proviene de indietro que en italiano significa “que mira hacia atrás”). “Pero entonces se pierde la verdadera tradición y se acude a las ideologías en busca de un apoyo y sostén de cualquier tipo. En otras palabras, la ideología suplanta a la fe”, afirmó el líder católico, de 86 años, a un grupo de compañeros jesuitas en una reunión por las celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud realizada en Lisboa a principios de este mes.

Sus palabras se hicieron públicas esta semana cuando La Civiltà Cattolica, una revista jesuita autorizada por el Vaticano, publicó una transcripción de esa conversación.

Sus comentarios fueron una declaración inusualmente explícita de la vieja queja del papa acerca de que la inclinación ideológica de algunos líderes católicos estadounidenses los ha convertido en guerreros culturales en vez de pastores, ofreciéndoles a los creyentes una visión distorsionada de la doctrina de la Iglesia y no una religión saludable e integral. Uno de los temas principales del papado de Francisco estriba en el hecho de que el pontífice considera que está haciendo avanzar a la Iglesia, mientras que sus descarriados críticos conservadores tratan de frenarla.

En 2018, en un documento muy importante llamado la exhortación apostólica que se enfoca en el tema de la santidad, Francisco escribió explícitamente que la atención a los migrantes y a los pobres es una labor tan sagrada como la de oponerse al aborto. “La defensa del inocente que no ha nacido, por ejemplo, debe ser clara, firme y apasionada”, escribió. “Pero igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación”.

El papa ha exhortado a los sacerdotes para que acojan y atiendan a las personas homosexuales, divorciadas y vueltas a casar, y ha hecho un llamado a todo el mundo a combatir el cambio climático, calificándolo como un tema moral. Francisco tiene programado ir a Mongolia el jueves en un viaje que pondrá de relieve el diálogo entre las religiones y la protección al medioambiente, temas que están muy alejados de la lista de prioridades de muchos conservadores estadounidenses.

Durante casi una década, los críticos conservadores del papa Francisco lo han acusado de llevar a la Iglesia por un mal camino y debilitar la religión con un énfasis pastoral confuso que difuminó —o en ocasiones borró— las tradiciones y los preceptos fundamentales de la misma. Algunos obispos estadounidenses han emitido, con diversos grados de alerta, advertencias públicas sobre la dirección del Vaticano, y han tenido discrepancias con el papa sobre cosas que van desde la liturgia y los estilos del culto, hasta la importancia fundamental de oponerse al aborto dentro de la religión católica, pasando por la política estadounidense.

En el prefacio de un libro publicado este mes, el cardenal Raymond Burke, un exarzobispo estadounidense y funcionario del Vaticano que se considera un líder de los conservadores católicos, escribió que Francisco corría el riesgo de llevar a la Iglesia a un cisma, a una ruptura definitiva. Burke escribió que el peligro era un próximo sínodo de obispos que se realizará en octubre, convocado por el pontífice para promover la inclusión, la transparencia y la rendición de cuentas, el cual incluirá a personas laicas, entre ellas algunas mujeres.

En el libro, que insinúa que esta reunión abrirá una “caja de Pandora” de problemas, Burke escribió que una colaboración así desde los cimientos origina “confusión y error, además de sus frutos, sin duda el cisma”.

El obispo Joseph Strickland, quien lidera una pequeña diócesis en el este de Texas y se ha convertido en uno de los críticos más acérrimos del papa, lo ha acusado de debilitar la religión católica y ha exhortado a Francisco a que lo despida. El obispo está bajo investigación por parte del Vaticano por su conducción de la diócesis.

En una carta pública difundida la semana pasada, Strickland advirtió que muchas “verdades fundamentales” de la doctrina católica serían cuestionadas en el concilio e insinuó de manera ominosa una ruptura irreversible. Quienes “propongan cambios a lo que no puede ser cambiado”, advirtió, “son los verdaderos cismáticos”.

En ocasiones, los obispos conservadores han confrontado directamente a los políticos estadounidenses, en particular a los demócratas católicos. En 2021, presionaron para que se emitieran directrices que negarían el sacramento de la Comunión a los políticos católicos que apoyaran y promovieran públicamente el derecho al aborto, como el presidente Biden —quien asiste habitualmente a la iglesia y es el primer presidente católico desde la década de 1960— y la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

La Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos se alejó de un conflicto directo sobre ese tema, luego de que el Vaticano advirtiera contra el uso de la Eucaristía como arma política. Francisco ha predicado que la comunión “no es la recompensa de los santos, sino el pan de los pecadores”.

Pero algunos obispos han persistido de manera individual. El arzobispo Salvatore J. Cordileone de San Francisco, un crítico abierto del papa, dijo el año pasado que a Pelosi no se le permitiría recibir la comunión en su arquidiócesis a menos que estuviera dispuesta a “repudiar públicamente” su postura sobre el aborto.

Los enfrentamientos entre el Vaticano y los obispos conservadores estadounidenses a menudo son amplificados y alentados por los medios de comunicación conservadores. Populares animadores de radio y pódcasts cuestionan periódicamente el liderazgo del papa y plantean dudas sobre su legitimidad. Sitios web combativos independientes como Church Militant y LifeSite News cubren de cerca lo que consideran son errores de Francisco y atacan a las instituciones eclesiásticas a las que describen como corruptas y profanas.

Muchos de los líderes conservadores actuales fueron promovidos en la Iglesia más doctrinaria de San Juan Pablo II y del papa Benedicto XVI. Ellos han acusado a Francisco, de origen argentino, de ser antiestadounidense y anticapitalista, y de alejar a la Iglesia de sus preceptos básicos.

Pero, en su década como papa, Francisco ha argumentado de manera constante que la Iglesia era parte de la historia y no un baluarte derivado de ella, y que tenía que abrirse y estar en medio de la gente para recoger sus problemas y responder a ellos.

Al hablar con los sacerdotes portugueses este mes, Francisco señaló que, a través de los siglos, la Iglesia ha cambiado sus posturas en cuanto a temas como la esclavitud y la pena de muerte.

Francisco afirmó que la visión de la doctrina de la Iglesia como un monolito es errónea. “Cuando uno se va hacia atrás, forma algo cerrado, sin conexión con las raíces de la Iglesia”, lo que erosiona la moralidad.

Sus comentarios fueron una respuesta a la pregunta de un jesuita que dijo que, cuando estuvo un año en Estados Unidos, se quedó sorprendido por las duras críticas hacia el papa de parte de algunos católicos, incluso obispos.

Para algunas personas, “la situación de los migrantes, por ejemplo, es un problema menor”, comentó. “Algunos católicos lo consideran un asunto secundario comparado con las ‘graves’ cuestiones bioéticas”.

Pero concentrarse en temas de moralidad sexual y despreciar los asuntos de justicia social va en contra de su visión de la verdadera Iglesia, aseveró.

“Se entiende que un político que busca votos diga eso”, añadió. “Pero no que lo diga un cristiano”.

Francisco ha ido reduciendo y aislando constantemente al clero conservador estadounidense más ruidoso, y en algunos casos agresivo, negándose a promover a algunos arzobispos a cardenales y negándoles así el derecho a votar en el cónclave que elige al papa. En otros casos, simplemente se limitó a esperar y a aceptar sus renuncias cuando alcanzaron la edad de jubilación obligatoria.

Pero la conferencia episcopal estadounidense sigue siendo un reducto del conservadurismo católico, mucho más conservador que Francisco y muchas de las otras iglesias nacionales.

En un viaje a África en 2019, Francisco pareció reconocer un esfuerzo estadounidense bien financiado y respaldado por los medios para socavar su pontificado, al afirmar que “es un honor cuando los estadounidenses me atacan” cuando se le preguntó sobre el complejo conservador-mediático estadounidense.

En el viaje de regreso, le preguntaron sobre la oposición constante de los conservadores católicos en Estados Unidos, quienes lo habían acusado de impulsar a los tradicionalistas a romper relaciones con la Iglesia. Francisco dijo que esperaba que no llegara a eso, pero que tampoco estaba aterrorizado ante esa posibilidad.

“Rezo para que no haya un cisma”, dijo Francisco en ese momento. “Pero no le tengo miedo”.

1 de septiembre 2023

NY Times

https://www.nytimes.com/es/2023/09/01/espanol/papa-francisco-conservador...

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