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Opinión

César Menor-Salván

“A veces creo que hay vida en otros planetas y a veces creo que no. En cualquiera de los dos casos, la conclusión es asombrosa.”

Carl Sagan.

La posibilidad de que exista vida en otros planetas resuena en nuestra mente colectiva desde que empezamos a observar el cosmos desde un punto de vista científico. Descubrir que no estamos solos sería el mayor y más relevante hallazgo de la historia.

Por el momento, solo podemos especular sobre ello. Poco a poco vamos conociendo más sobre nuestra galaxia y sobre la vida y su evolución.

Este conocimiento es una guía (aunque muy limitada) para pensar acerca de si habrá vida en algún otro lugar, si podríamos detectarla o si formas vivas extraterrestres podrían detectarnos a nosotros.

Cuando hablamos de vida extraterrestre no nos referimos a vida inteligente sino a cualquier forma de vida. Nos interesa descubrir cuál fue el origen y la evolución de la vida en nuestro planeta, si tuvo lugar en otro lugar además de la Tierra y si hay lugares inexplorados que reúnen las condiciones para que la vida surja (a esto lo llamamos habitabilidad).

La astrobiología es la ciencia que se ocupa de dar respuesta a estas cuestiones.

La primera y única vida conocida

En el contexto terrestre, existe consenso científico en que la vida surgió hace unos 4.200 millones de años. Lo llamativo es que tuvo lugar en un periodo corto a escala geológica –

Esta velocidad de aparición hace pensar que, una vez existen las condiciones adecuadas, la vida puede desarrollarse de manera relativamente rápida.

Nuestros conocimientos sobre química prebiótica sugieren que los componentes de partida de la vida orgánica son universales y frecuentes. Las reglas de la química dirigen los primeros pasos, con lo que podemos asumir que la vida orgánica puede tener unas características reconocibles, surja donde surja.

Durante gran parte de la historia de la Tierra, la vida consistió en formas unicelulares y pluricelulares simples, como antecesoras de las algas modernas.

Los animales han poblado nuestro planeta durante los últimos 500 a 600 millones de años, sólo un 14 % de la línea de tiempo total de la vida.

Vida inteligente: aquella capaz de observar el cosmos

En nuestra observación del cosmos, podríamos acotar, con vistas a nuestras estimaciones, como “vida inteligente” a aquella con capacidad de observación astronómica o de mandar señales fuera de su planeta.

Si tomamos la Edad de Bronce como punto de partida para las observaciones astronómicas sistemáticas, la vida inteligente existe en la Tierra desde hace menos del 0,00012 % de la línea del tiempo.

La capacidad para mandar (y recibir) señales y explorar el espacio ha existido durante una ínfima parte del tiempo total de vida en la Tierra, por lo que la probabilidad de que alguien reciba esas señales, o nosotros recibamos las suyas, son muy bajas.

Con lo que sabemos, es probable que la vida –tal y como la conocemos– sea relativamente frecuente, aunque la vida inteligente puede ser rara. Los análisis matemáticos sugieren que hay alrededor de un 60 % de probabilidades de que la vida inteligente no llegue a surgir en planetas con vida.

Cálculos recientes sugieren que podría haber ahora entre uno y diez planetas con vida inteligente en nuestra galaxia. Es decir, si la vida es una consecuencia de la evolución del cosmos, no podemos afirmar que la inteligencia también lo sea.

Buscamos biofirmas extraterrestres

En la búsqueda de pruebas de vida extraterrestre, los científicos buscan biofirmas o biomarcadores, indicios de vida o evolución química, en exoplanetas y dentro de nuestro sistema solar.

Sin embargo, hasta el momento no se han encontrado evidencias de vida más allá de la Tierra (no, la fosfina de Venus no es una biofirma).

Una estrategia para encontrar vida extraterrestre es la observación de los planetas extrasolares (exoplanetas) de la galaxia.

Se han identificado 5.496 planetas orbitando 4.229 estrellas. El telescopio James Webb logró un hito: un perfil molecular y químico de la atmósfera de un exoplaneta.

Es posible que, en un futuro próximo, con la mejora de nuestra capacidad de observación, se lleguen a detectar biofirmas en alguno de los más de 1.800 planetas similares a la Tierra identificados por ahora.

Pero a día de hoy ningún planeta extrasolar ha sido confirmado como habitable o portador de señales de vida.

¿Hay seres inteligentes observando la Tierra?

No hay ninguna razón para descartar que nuestro planeta forme parte del catálogo de exoplanetas de una civilización extraterrestre. Si su tecnología es (o fue) un poco más avanzada, podrían haber descubierto biofirmas, como la coexistencia de oxígeno y metano en la atmósfera, o el espectro de la clorofila, biomarcadores detectables desde el espacio.

Incluso, si están ahí y están observando ahora desde unos 60 años luz de distancia, podrían ver evidencias de civilización tecnológica, tales como la presencia de clorofluorocarbonos, los famosos CFC que los humanos emitimos a la atmósfera.

La probabilidad de que haya vida en un exoplaneta es baja

Puede parecer que los astrónomos han descubierto muchos planetas extrasolares. Pero lo cierto es que es una muestra muy pequeña. Se calcula que sólo en nuestra galaxia hay unos 100.000 millones de exoplanetas.

En nuestro vecindario, hasta 50 años luz, se estima que hay unos 1.500 planetas y sólo se han observado aproximadamente el 10 %.

Con lo que sabemos, es fácil calcular que la probabilidad de que un exoplaneta recién descubierto no tenga vida está en torno al 99,98 %. Parece desalentador, pero la galaxia es muy grande; haciendo una estimación optimista, podría haber hasta unos 10 millones de planetas con vida.

¿Y si ya han venido por aquí?

Los testimonios recientes sobre supuesta tecnología extraterrestre y Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP, por sus siglas en inglés) presentados ante el Congreso de los Estados Unidos han generado gran atención mediática.

Sin embargo, estos relatos carecen de pruebas sólidas. Los científicos no trabajamos con testimonios. Debemos mantener una postura escéptica, pero abierta, estudiar y discutir los datos de observaciones de UAP sin prejuicios, proponer explicaciones y poner a prueba todas las hipótesis.

Es necesario también definir cuáles son los límites que impone la física a las hipótesis más exóticas. Que existan tecnologías extraterrestres visitando nuestro planeta es sugerente, y en cierto modo esperanzador, aunque debemos considerar que es la hipótesis menos probable y desestimar testimonios y habladurías que no puedan sostenerse con pruebas y datos objetivos.

Es muy importante señalar que la falta de explicación de algunas observaciones de UAP no implica aceptar que es tecnología extraterrestre.

Por ello, con lo que sabemos, debemos aceptar la posibilidad de que, al menos en nuestra galaxia, seamos la única muestra de vida inteligente.

A medida que el conocimiento y la tecnología de observación continúan avanzando, con paciencia y rigor, quizá un día los científicos podamos dar una respuesta a la pregunta de si estamos solos en el universo.

La posibilidad de existencia de vida extraterrestre nunca dejará de emocionarnos.

2 de septiembre 2023

BBC

https://www.bbc.com/mundo/articles/c6pg0xwz81wo

 5 min


Javier G. Cuesta

A principios de diciembre del año pasado, uno de los grandes responsables de la primera misión a la Luna de la Rusia moderna, el exdirector de Roscosmos Dmitri Rogozin (2018-2022) resultó herido por una explosión mientras celebraba su cumpleaños en un restaurante de Donetsk. Seis meses antes había sido cesado por una larga lista de escándalos de corrupción y la tensión que había provocado con otros socios en la carrera espacial: llegó a amenazar con estrellar la Estación Espacial Internacional sobre Europa (Rusia maneja sus impulsores). Le interesaba más la política que la ciencia, aunque dirigiera la agencia espacial rusa. Desde su destitución, intentó recuperar el favor del Kremlin emulando al fallecido dueño de Wagner, Yevgueni Prigozin, con otra compañía “de asesoría”, esta vez drones en vez de mercenarios: Tsarskie Volki, los lobos del zar.

Meses antes de su destitución, en abril del 2022, Rogozin aseguraba en sus redes sociales que había reajustado el trabajo en una planta de cohetes militares tras descubrir “una pérdida colosal de dinero”. “He utilizado una escoba sucia con los empleados”, fue su respuesta a la noticia de la detención del jefe del departamento de Construcción de Roscosmos, Maxim Mámsurov, por un fraude a gran escala.

Rogozin representa la deriva en las últimas décadas de la industria cosmonáutica rusa, orgullo del país que presume de una lista interminable de hitos: el primer hombre y la primera mujer en el espacio, el primer satélite y la primera estación espacial en el cosmos, entre otros muchos, aunque su última victoria ha sido mucho más propagandística que científica:

El pasado 23 de agosto, la India fue el primer país en alunizar cerca del inhóspito polo sur de la Luna. El primer ministro, Narendra Modi, celebraba el éxito de la misión Chandrayaan-3 desde la cumbre de los BRICS de Johannesburgo, a donde no acudió el líder ruso, Vladímir Putin, por pesar sobre él una orden de arresto de la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra en Ucrania. Tres días antes, la misión rusa Luna-25 se estrellaba al intentar ser la primera en llegar a la misma zona del satélite.

Tres rotundos fracasos

El programa Luna-25 era el tercer intento de la Rusia postsoviética de enviar una nave a explorar el espacio. La primera, la Mars-96, diseñada con la colaboración de Europa y EE UU, se desintegró sobre el océano Pacífico en su lanzamiento. En 2011, la Fobos-Grunt debía dirigirse a Marte tras sufrir varios años de aplazamientos, pero se perdió en la órbita terrestre por un fallo informático. En su reentrada en la atmósfera también resultó destruida.

El pasado 19 de agosto, un día antes de que estuviera previsto su alunizaje, Roscosmos informó de que la nave “dejó de existir” tras experimentar “una situación anormal”. El jefe actual de la agencia espacial, Borís Yurisov, explicó que el sistema de propulsión del aparato se activó 127 segundos en vez de los 87 calculados por su sistema de control a bordo al intentar reducir su órbita en torno al satélite. Está en marcha una investigación para aclarar cómo se produjo esta “desviación de los parámetros de impulso reales de los calculados”.

“No tenemos nada que comentar, excepto que nuestros instrumentos mostraron su viabilidad durante el vuelo y en la órbita de la Luna, y funcionaron hasta el final”, responde a EL PAÍS Lev Zelioni, exdirector y actual supervisor del Instituto de Investigación Espacial de la Academia de Ciencias de Rusia, uno de los organismos que han participado en el programa.

“El accidente de la misión Luna-25 ha sido una gran tragedia para los desarrolladores de los instrumentos científicos y para todo el instituto”, lamentó Zelioni.

El lastre de las sanciones

La investigación continúa y aún se desconocen los motivos del accidente. Un conocido divulgador científico ruso, Vitali Yegórov, especuló en una entrevista concedida a Vazhnye Istorii con que podría tratarse de un problema con la unidad que permitía ubicar la posición de la nave espacial. El bloque, que iba a ser importado, tuvo que ser producido en Rusia debido a las sanciones de 2014 y Roscosmos reescribió los requisitos técnicos para llegar a tiempo a la fecha de lanzamiento.

La primera misión de Moscú a la Luna desde el año 1976 comenzó a planearse a principios de la década pasada, antes de que Rusia se anexionase ilegalmente Crimea e introdujera militares en Donbás en 2014. El plan original era que a Luna-25 le sigan en los próximos años dos misiones más que culminarán con una exploración más completa del satélite con el módulo Luna-27. La Unión Europea se desvinculó totalmente del programa el año pasado por la invasión de Ucrania.

El medio ruso Agentsvo estima, por fuentes de contratación pública abiertas, que el proyecto Luna-25 ha costado en total unos 12.600 millones de rublos, alrededor de 120 millones de euros. Unos 50 millones de euros más que el programa indio, pero una cifra relativamente modesta para una gesta así. Por ejemplo, filmar la película Barbie supuso una inversión de 130 millones de euros. Si se compara con el coste de invadir Ucrania, la misión Luna-25 equivale al precio de 15 helicópteros de ataque Ka-52.

“Rusia seguirá implementando su programa lunar. Por supuesto, el fracaso del Luna-25 le afectará de un modo u otro, y no se excluye la posibilidad de que el accidente obligue a los dirigentes y a la industria del país a intensificar el trabajo en esa dirección”, responde a EL PAÍS el historiador de la cosmonáutica Alexánder Zhelezniakov, miembro de la Federación de la Cosmonáutica de Rusia.

“Rusia sigue siendo una gran potencia espacial, por lo que sus intereses no se limitan a unas áreas limitadas y cubrirá todo el espectro de las actividades espaciales”, agrega el miembro de la Federación de la Cosmonáutica de Rusia.

Otro escándalo golpeó la imagen de la agencia rusa en marzo. El Gobierno kazajo bloqueó los bienes de una filial de Roscosmos en Baikonur, el Centro para la Operación de Infraestructura Espacial Terrestre ruso, por no resolverse su disputa sobre un proyecto conjunto, los cohetes Soyuz-5 Irtysh, del que Kazajistán acusa a Rusia de no haber realizado su parte.

Por detrás en satélites

No obstante, la guerra y las sanciones replantearán la estrategia espacial del Kremlin. En opinión del experto, “lo más probable es que en un futuro próximo se preste mayor atención a aumentar las constelaciones orbitales de satélites de teledetección, de comunicaciones, los aparatos meteorológicos y otros satélites con fines aplicados”.

Rusia comenzó a trabajar en su propia versión de Starlink, la red de Internet por satélite de Elon Musk, en 2015. El programa Sfera preveía situar en la órbita terrestre un enjambre de 640 minisatélites hacia 2030, frente a los casi 5.000 que tiene ahora la empresa estadounidense (aunque planea contar con 12.000). Estos han sido claves en la nueva naturaleza de la guerra, donde la inteligencia y los drones son vitales, como ha demostrado la defensa de Ucrania.

Ya antes de la guerra, Rusia recortó el programa. Roscosmos anunció en 2021 que el enjambre se reduciría a 380 satélites, de los que hasta ahora solo han sido lanzados 162, apenas un 3% de la red tejida por Musk.

Otra incógnita es la participación de Rusia en la Estación Espacial Internacional (ISS), cuyo final está previsto para enero de 2031. El jefe de Roscosmos ha prometido que su país cumplirá su parte del programa hasta 2028, aunque la incertidumbre en la que se ha sumido el país preocupa a sus socios. El segmento ruso controla la dirección de la nave y su antecesor ya amenazó con hacerla caer en la Tierra.

Sin embargo, la comunidad científica rusa defiende la importancia de la exploración del espacio no solo para Rusia, sino para toda la humanidad.

“La práctica ha demostrado que la presencia de estaciones en órbita cercana a la Tierra es, de hecho, una condición necesaria para la exploración espacial”, afirma Zhelezniakov. “No solo aportan beneficios prácticos gracias a las investigaciones y experimentos que se llevan a cabo en ellas, sino que también son el vínculo que en los próximos años permitirá a la humanidad ampliar su hábitat y comenzar a explorar activamente el espacio circunlunar, para luego pasar a otros planetas”, enfatiza.

El Kremlin anunció la creación de su propia estación espacial nacional y su salida de la ISS en abril de 2021, al mismo tiempo que comenzaban los primeros movimientos de sus tropas en la frontera ucrania, aunque esta idea ya había sido barajada desde 2014.

Según el diseñador jefe de la Estación Orbital Rusa, Vladímir Kozhévnikov, su planificación concluirá este año y el primer módulo energético será puesto en órbita en 2027, al que seguirán otras cuatro partes, inspiradas en los módulos de la ISS, hasta 2030. El plan es contar con una estación espacial relativamente modesta que no necesite la presencia constante de una tripulación.

El futuro es incierto, especialmente en Rusia. Un astronauta estadounidense, Terry Virts, contó a The Guardian esta semana cómo se asomó a la Tierra desde la ISS en 2015. Orbitaban entonces sobre la guerra de Donbás, y junto a él estaba Alexánder Samokutiáyev. “Nos miramos y no nos dijimos nada”, recordaba Virts.

El 25 de febrero de 2022, un día después de comenzar la invasión de Ucrania, el excosmonauta y diputado Samokutiáyev advertía de que “Rusia siempre ha sido y será un Estado fuerte capaz de defender su punto de vista”. Y en junio de este verano condecoró a un militar herido en combate: “Cuando Rusia anunció una operación militar especial el año pasado, Aleksei se ofreció como voluntario para la zona de guerra en Ucrania. Mostró coraje y valentía. ¡Este es un digno ejemplo de patriotismo!”, recalcó el cosmonauta, distinguido por el Kremlin con la máxima condecoración nacional, el título de Héroe de Rusia. Hasta 2022, un reconocimiento que era más propio de científicos, artistas y deportistas que de militares.

1 de septiembre 2023

El País

https://elpais.com/ciencia/2023-09-02/la-corrupcion-los-recortes-y-la-po...

 7 min


Gerver Torres

Con frecuencia la oposición se siente obligada a hacerle ofertas a la población venezolana de mejoramiento en sus condiciones materiales de vida: más y mejores empleos, buenos servicios públicos, acceso a educación y salud de calidad, entre otras. Eso es comprensible dado el estado de postración y miseria en que se encuentra el país, con más del 80% de la población en situación de pobreza. Sin embargo, para cumplir con todo eso se necesita una enorme cantidad de recursos y tiempo. Se corre el riesgo de que, si la oferta electoral se concentra exclusivamente en esas dimensiones materiales de un posible futuro, de no lograrse estas a la velocidad y en la cantidad suficiente, se genere mucha frustración en la población, con todas las consecuencias políticas y de otro orden que ello puede implicar, especialmente en un contexto tan difícil como lo sería la transición a la democracia en Venezuela.

Por ello es fundamental darle más peso del que hoy se le da a otras dimensiones de la oferta electoral que no implican recursos económicos pero que son igualmente vitales para el país. Estas otras dimensiones pueden tener una gran pegada política y conectarse emocionalmente con la población. Son además una suerte de precondición para lograr todo lo demás. Son cosas con las cuales se puede comprometer la oposición desde ya a ponerlas en práctica desde el primer día de su arribo al poder, porque estarán en gran medida bajo su control. Es decir, no dependerán de factores como la renegociación de la deuda externa, la asistencia financiera internacional o de la recuperación del crecimiento económico.

Esas posibles ofertas son al menos siete:

Un gobierno decente. Ofrecerles a los venezolanos que van a estar gobernados por gente digna, honesta, no asociada a conductas ni bandas criminales. Para buen entendedor pocas palabras. Eso en la Venezuela de hoy significa mucho, muchísimo. Sería un salto cuántico en relación a donde estamos. El gobierno podrá ser pobre, pero decente. Digámoslo así mismo.

Un gobierno competente que colocará a la gente más capacitada que consiga y no necesariamente a los miembros de su partido, al frente de los distintos despachos gubernamentales.

Un gobierno inclusivo. Esto es, un gobierno que no establecerá diferencias entre los que lo apoyan y los que no, a la hora de servir a los venezolanos. Que se imaginen los electores un gobierno que no le preguntará a nadie si está con él o no para darle un empleo. Que se imaginen un gobierno que no le pedirá a nadie que se ponga una camiseta del color del partido de gobierno o que vaya a un mitin suyo, para garantizarle algún beneficio al que pueda tener derecho. Todos los venezolanos serán tratados como iguales y punto.

Un gobierno que comenzará la reconstrucción del país. No sabemos cuánto tiempo tomará reconstruir el país; cuánto tiempo tomará volver a tener algunas de las cosas que hemos tenido y menos aún cuánto tiempo tomará estar mejor de lo que alguna vez estuvimos. No podemos ofrecer fechas. Lo que si podemos ofrecer es que vamos a detener la caída libre en la que venimos desde hace tanto tiempo, que la vamos a detener y que vamos a comenzar la reconstrucción del país; así sea de a poquito, así sea con las uñas, pero la vamos a comenzar. Esa es la promesa. Eso puede decirlo solo la oposición. Cuando los venezolanos sintamos que la reconstrucción ha comenzado, una gran esperanza y un gran alivio nos llenará.

Un gobierno de orden y de ley, descentralizado e institucionalista. Esto es, un gobierno que respetará y buscará fortalecer todos los órganos del Estado que sirven para el control ciudadano; las gobernaciones, los municipios, el parlamento, el sistema judicial. Es la promesa de un gobierno que no será arbitrario, personalista, centralizador ni caudillesco.

Un gobierno que reintegrará a Venezuela a lo mejor de la comunidad internacional. Esto significa un gobierno que estará aliado con las democracias más sólidas en las luchas más significativas que está dando hoy la humanidad. Eso por oposición a las alianzas en las cuales está Venezuela hoy, con los gobiernos más autoritarios y retrógrados del planeta.

Un gobierno que no buscará eternizarse en el poder. Nunca le diremos a los otros, “jamás volverán” porque respetamos el derecho de los contrarios a luchar y llegar democráticamente al poder. Nunca diremos “llegamos para quedarnos” o “gobernaremos por los próximos 200 años”, porque sabemos que ese no es el mandato que el pueblo le da a ningún gobierno.

Ninguna de esas siete cosas las puede prometer Nicolás Maduro. Por eso, en esta materia, de lo que puede uno y otro ofrecerle al país, la oposición tiene una gran ventaja. Debemos hacer mayor uso de ella.

22 agosto 2023

La Gran Aldea

https://lagranaldea.com/2023/08/22/siete-ventajas-de-la-oferta-politica-...

 3 min


Edgar Benarroch

EL HOMBRE Y LA HISTORIA

El hombre es la creación insuperable y magnífica del Padre Eterno, habita la tierra para conducirla, preservarla, mejorarla, para servir al Bien Común y luchar por el imperio de la Justicia Social.

Cuando empieza la multiplicación de los hombres en el globo terráqueo entra en acción su ingenio y dedicación para cubrir lo indispensable para su desarrollo y existencia: Comer y vestirse y simultáneamente se fue desarrollando su conciencia de su rol político e histórico.

El hombre a lo largo de los milenios ha venido cambiando notablemente hacia la perfección de su propio ser. La inteligencia, raciocinio y distinguir lo bueno de lo malo lo ha hecho el único animal creativo y creador.

Se puede afirmar que el objetivo histórico del hombre apunta a la idea de crear: Crear santidad, pedirá el místico. Crear riqueza, pensará el capitalista. Crear luz en los cerebros, pensará el maestro. Crear belleza, apuntará el artista, es decir, crear para ser feliz. La creación supone el ejercicio de la inteligencia y mucha voluntad. El objetivo histórico del hombre es, en última instancia, sus obras, que conforman y nutren la historia. El centro y protagonista, en exclusividad, de la historia es el hombre, además de ser su motor fundamental, contrario a la creencia marxista que apunta a que el motor de la historia es lo económico y que las guerras entre hombres también tiene en exclusividad motivaciones económicas . Afirmar lo dicho por Carlos Marx es desconocer “Las cruzadas” que fueron una serie de guerras totalmente religiosas, impulsadas por la Iglesia Católica en plena Edad Media, que fueron expediciones militares para tomar Jerusalén y recuperar para la cristiandad los lugares sagrados que estaban en manos de los turcos. No hay hecho que registre la historia donde no esté presente de manera decisoria el hombre. En la historia de una maquinaria, debemos preguntarnos quién la ideó, quién la estructuró y quien la puso en marcha, la respuesta es una: El hombre. En la historia de un pueblo, quien lo fundó, quienes lo integran, por qué existe, la respuesta es una: El hombre.

Así pues, existen teorías y opiniones que estiman que no es el hombre el centro y motor de la historia, entre ellas el marxismo comunista.

El hombre además es un ser cambiante para ajustarse a las realidades políticas, económicas, sociales, culturales y técnicas. La aparición de la computación, el internet y el inmenso mundo digital, obligaron al hombre a cambiar para estar al día con los avances. Bueno es anotar que la computación, internet y lo digital es de la exclusiva creación e invención del hombre que la concibe para lograr desenvolverse en la vida con menos problemas, mayor claridad y mejores facilidades.

Al final, debemos afirmar que está universalmente aceptado que el inicio de la historia es la aparición de la escritura. Cuando el hombre pudo poner por primera vez sus ideas e impresiones por escrito, nació la historia y ello ocurrió hace más de 5.000 años, a fines del cuarto milenio antes de Cristo.

2 de septiembre 2023

LA EDUCACIÓN

Educación es el magnífico proceso de facilitar la perfección, o su tendencia a ella, y adecuación de habilidades o capacidades que le son propias al individuo, mediante el aprendizaje o adquisición de conocimientos y virtudes, creencias, hábitos u otras características del ser humano.

Cuando nos informamos que el 90% de los alumnos de primaria que llegan a secundaria carecen de los más elementales conocimientos para asimilar como debe ser los de la nueva casa de estudio, nos produce mucha alarma e inmensa preocupación, porque lo aprendido en los primeros años es fundamental para un adecuado desenvolvimiento en las siguientes etapas de la educación y formación. Esto está ocurriendo en nuestro país de ahora que es cuna de letrados, científicos y gente estudiosa y bien formada que han aportado inmensos bienes a la Republica y más allá de nuestras fronteras.

Leí copia de una indicación de un médico egresado de una universidad llamada bolivariana, donde instruye al paciente hacerse un “Urocultivo del oído”, cuando se sabe que ese es un examen de laboratorio para analizar si hay bacterias u otros microbios en una muestra de orina. Estas cosas nos llevan a presumir que los egresados de esas universidades llamadas bolivarianas dejan mucho que desear puesto que cité un solo caso, pero existen muchos en distintas especialidades.

La educación es base y palanca del desarrollo de los países y de las sociedades humanas y si esa base es inconsistente y la palanca no es útil, lo seguro es que el proceso de aprendizaje no produzca buenos resultados y quienes egresen de él serán seres carentes de inteligencia, que según el Dr. Luis Alberto Machado, es como una semilla buena y nueva que al caer en tierra fértil da un inmenso árbol frondoso de hermosos frutos que no mueren, sino que dan nuevas semillas y renovados frutos. Saquen sus conclusiones.

29 de agosto 2023

LOS MILITARES Y LA POLÍTICA

No recuerdo, desde mi conocimiento y razón, de un tiempo como éste en el que los militares incursionen en la política y en el partidismo como en ésta era que lleva más de dos décadas.

El apoliticismo, que yo llamaría más bien “apartidismo”, de nuestra Fuerza Armada está clara y taxativamente establecido en nuestra Constitución y por lo tanto debe ser de fiel cumplimiento y acatamiento de sus integrantes mientras estén en actividad sin que hayan pasado a retiro. Es un deber ineludible absolutamente de todos los militares, desde el soldado raso hasta el más encumbrado en grado o cargo, respetar y acatar la referida disposición constitucional.

Pero en estos últimos años, más de veinte, la intromisión en la política partidista de militares de alto rango y cargo es bastante notoria y pública, como todos hemos podido observar. Cuando ellos opinan y se meten en lo que no deben, en la política, nos dan derecho a nosotros los políticos e inclusive a quienes no lo son a opinar sobre lo desplegado por ellos. Entonces nuestra opinión es calificada de apátrida, traición a la Patria y subversiva.

El señor Ministro de la Defensa Nacional dijo que no aceptan que quienes opinamos sobre lo dicho por algún integrante de la Fuerza Armada, sea utilizando la figura de la Fuerza “para propósitos partidistas”.

En el Salón Simón Bolívar del Ministerio de la Defensa se reunió el Estado Mayor Superior de la Fuerza Armada con el Ministro a la cabeza y el Comandante Estratégico Operacional y allí se sostuvo que se fraguaba un golpe de Estado, según se desprende de las declaraciones suministrada a los medios de comunicación social por Antonio Ledesma, quien representa a María Corina Machado en el exterior.

Que esté informado, Ledesma confirmó que hablaba con militares, lo que creo no es delito, además dijo que ante la arbitrariedad e inconstitucionalidad del régimen quedaba el camino de la “desobediencia civil” perfectamente contemplada en nuestra Carta Magna en el artículo 350.

En la referida reunión se declararon chavistas (partidismo puro) y acusaron a la “derecha” de golpista, “de adelantar una insurrección”. Además, se refirieron a la reacción negativa que provocó el discurso politizado del Comandante de la Guardia Nacional en el aniversario de ese componente y el Ministro manifestó su total respaldo a lo dicho por el Comandante de la Fuerza y agregó que “eso es lo que vamos a hacer y no nos lo puede impedir nadie”.

Dijo que quienes criticaban la Fuerza Armada eran unos “personajes tristemente recordados en el escenario político nacional”. Concluyó con “independencia y patria socialista”, “leales siempre, traidores nunca”. El definirse socialista lo hace beligerante en la política y en el partidismo y si quiere hacer política lo adecuado es que se quite el uniforme y solicite su retiro y allí en el escenario político nos veremos la cara de igual a igual.

En todo caso, en próximas notas hablaremos con mayor profundidad de este tema que nos preocupa y alarma, máxime cuando la gente de uniforme militar de alto rango y cargo, se pronuncia dando como bueno y firme lo que está en plena discusión política y jurídica, como es el caso de las inconstitucionales inhabilitaciones políticas resueltas administrativamente.

28 de agosto 2023

DESOBEDIENCIA CIVIL

El artículo 350 de nuestra Constitución establece: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos”. Es lo que se entiende como “El derecho a la desobediencia”, que me atrevería a llamar ciudadana más que civil, porque los militares y eclesiásticos o religiosos, no considerados civiles, no deben estar obligados a cumplir órdenes o disposiciones inconstitucionales, que afecten su dignidad o menoscaben sus derechos inalienables.

La desobediencia es una de las instituciones de carácter jurídico y filosófico surgida como excepción a la obligación moral, política o jurídica de obedecer siempre a todo evento la ley y resoluciones oficiales. Clara e inequívocamente el articulo indicado al inicio, 350 constitucional, indica que cuando una decisión del régimen contraría las garantías democráticas o menoscaba los derechos humanos, no estamos obligados y no es de nuestro deber cumplir o acatar y nos otorga el derecho a revelarnos con la desobediencia que se puede expresar públicamente con manifestaciones de ánimo.

Consiste la desobediencia en un mecanismo que accionan los ciudadanos para oponerse al cumplimiento de una ley o resolución del régimen injusta, que atente contra la dignidad del ser humano o menoscabe derechos fundamentales.

Ahora bien, una resolución administrativa que inhabilita los derechos políticos y democráticos consagrados en la Constitución a un ciudadano, además dictado por un órgano absolutamente incompetente, contraria a la ley y sin ningún fundamento jurídico valedero y hasta carente de sentido común, ¿Es contraria a los principios y garantías constitucionales o no lo es? Pues claro que lo es y como no existe voluntad de rectificación, solo nos queda el camino de no acatar tan repudiable decisión y expresar nuestro ánimo públicamente.

Si este horrendo régimen no deja sin efecto las inconstitucionales inhabilitaciones políticas, el camino que nos queda es el que nos abre la desobediencia civil, que expresaremos en las calles del país sin retorno hasta tanto predomine la justicia.

Corrigen o lo hacemos corregir. Tenemos como lograrlo si nos lo proponemos con firme e indoblegable voluntad.

27 de agosto 2023

EL “NUEVO” CONSEJO NACIONAL ELECTORAL

La dirección del Consejo Nacional Electoral (CNE) recién designado, lo único que tiene de nuevo son los nombres, el régimen tiene, de los cinco integrantes, tres que le son incondicionales rodilla en tierra. Esa correlación no es nueva, viene ocurriendo en los últimos veinticuatro años. Lo sensato y deseado sería escoger cinco venezolanos insignes, respetables, idóneos, capacitados y si es posible probados.

Pero bien, es bueno recordar que con esos CNE hemos ganado importantes gobernaciones de Estado y Alcaldías. En el año 2015 ganamos con más de dos tercios de sus integrantes la Asamblea Nacional. Así que esa composición mayoritaria del régimen para nada debe amilanarnos, hemos superado cuestas mucho más altas, y al contrario debe ser incentivo para intensificar la lucha y estar muy atentos.

Una montaña gigantesca de votos no puede ser desconocida por nadie ni por ente alguno y con plena seguridad afirmo que en las próximas elecciones del año que viene inmediatamente, por lo menos la oposición triplicará los votos del régimen y ello será el despertar de un nuevo día cargado de esperanza y optimismo.

El meollo de todo esto, ganar y cobrar, consiste en estar muy bien representado en la totalidad de las mesas electorales del país con gente insobornable y de una sola pieza que tenga en el alma la convicción que la Patria deposita en él la esperanza de un futuro inmediato muy distinto y mucho mejor. Donde estemos bien representados no pasará nunca la trampa, ella ocurre por nuestra ausencia o complicidad ganada de manera inmoral. Por ello mucho ojo con quienes nos representarán en las mesas. Desde ya debemos encargarnos de la selección y adiestramiento del personal que en nombre de todos estará en las mesas electorales y en todos los organismos electorales.

Si estamos atentos y vigilantes, el fraude no pasa y cobramos. Sino estamos nos hacemos cómplice de todas las maniobras sucias del régimen. Tenemos suficientes meses para hacer el trabajo, pero no nos extrañe que el régimen mueva el tiempo de las elecciones, por ello la tarea hay que cumplirla desde ya.

26 de agosto 2023

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Humberto García Larralde

Los resultados de las elecciones primarias para presidente en Argentina arrojaron un nuevo fenómeno político en la figura de Javier Milei, economista y diputado, quien, sin maquinaria partidista, sorprendió aventajando a sus contendores de centro derecha (Juntos por el Cambio) y peronista (Unión por la Patria). Con lenguaje tremendista y provocador, ofreció acabar con la “casta política” que, según él, se ha enseñoreado en los gobiernos de ese país, reducir ministerios, planes sociales y aportes a los fondos de jubilación, eliminar el Banco Central (dolarizando la economía) y permitir el libre porte de armas, entre otras cosas. Rebajaría impuestos y eliminaría subsidios diversos, como las indemnizaciones laborales, proyectándose como neoliberal puro, campeón del empresariado y la libre iniciativa. Aún más, su fobia a toda norma estatal le permite autodesignarse como anarcocapitalista y presumir de libertario. Sin pretender calificar tal postura, es obvio que puede resultar atractivo para la población de un país como Argentina, cuyo enorme potencial ha sido frustrado por el despilfarro populista de sus gobiernos y la subordinación de la economía a una serie de controles políticos contraproducentes.

Para algunos en Venezuela, víctima de un chavo-madurismo hermanado en tantos aspectos negativos con la conducta irresponsable del kirchnerismo argentino, pero llevado a extremos aún peores, la fórmula de Milei aparece como la varita mágica que hará desaparecer el proyecto “socialista” --o capitalista de Estado-- que ha destruido nuestras libertades y los medios de vida de las grandes mayorías. El tiro de gracia para tan oprobioso ensayo sería la reducción drástica del Estado, como ofrece Milei. Ciertamente, las 9 vicepresidencias, los más de 30 ministerios, la proliferación de centros e institutos creados ad hoc ante problemas coyunturales con los cuales no sabe lidiar este (des)gobierno, invitan a desmontarlos para “liberar las fuerzas productivas” y devolverles a sus ciudadanos oportunidades para desenvolverse. Hay que entender, empero, que esa pretensión intervencionista, hasta el extremo de invocar un mítico y absolutamente inviable, “Estado Comunal”, lo que hizo fue destruir las funciones básicas del Estado.

La tarea sine qua non de la transición democrática será reconstruir al Estado venezolano para que pueda asumir la producción de los bienes públicos que requiere la nación para la realización plena de sus pobladores y generar las externalidades en materia administrativa, jurídica y política, con base en los cuales afianzar el imperio de la ley, los derechos y garantías del ordenamiento constitucional, la convivencia pacífica en libertad y una gestión sana, auditable y responsable de los recursos públicos.

Bienes públicos, en economía, son aquellos cuyos beneficios no pueden ser capturados en exclusividad por nadie. Ergo, no hay incentivos para su producción suficiente por parte de particulares. El principio de “no exclusión”, asimismo, posibilita que, una vez producido un bien público, pueda ser aprovechado (consumido) sin pagar por él (free-rider). ¿Entonces, quién lo sufraga, cómo se financia? En respuesta, su provisión adecuada suele recaer en el Estado, capaz de conjugar los medios para ello (producción conjunta). También puede delegarla, con el financiamiento y las regulaciones del caso, a entes privados. Los más importantes son los servicios de educación, salud, seguridad, infraestructura de transporte y comunicaciones, y la provisión de agua, electricidad y otros servicios esenciales. Algunos son bienes públicos “impuros” --su consumo puede cobrarse--, pero ello no exime al Estado de su responsabilidad.

En Venezuela, lamentablemente, la ruina de su economía, la destrucción de Pdvsa, las corruptelas y el aislamiento (por default) de los mercados financieros foráneos, ha dejado al Estado sin los recursos para producir y mantener estos bienes públicos, más con la parafernalia de atribuciones adicionales que asumió con la excusa socialista. Recurrió, entonces, al financiamiento monetario (emisión de dinero del BCV), desatando una de las peores hiperinflaciones conocidas en América Latina. Y, para empeorar las cosas, instrumentó como solución un severo ajuste para reducir la liquidez, achicando el crédito con encajes prohibitivos, anclando el precio del dólar y contrayendo los salarios públicos, lo que perjudicó aún más la producción interna. Asimismo, ahuyentó parte del talento requerido para la función pública.

Las externalidades, por su parte, se refieren a los efectos de uno o de varios agentes económicos sobre otro(s), no recogidos en los precios. Por ejemplo, la contaminación, una externalidad negativa, perjudica a la población (y al ambiente), sin que la fábrica contaminante pague por tal daño (costo), a menos que el Estado intervenga, obligándola a instalar filtros o imponiéndole una multa. Un parque provee una externalidad positiva en la forma de un entorno más agradable, aire fresco, trino de pájaros, etc., sin que el residente o usuario pague directamente por ello. Es decir, las externalidades producen efectos --costos y/o beneficios sociales-- que no son reflejados como costos y/o beneficios privados. Luego el cálculo privado no coincide, necesariamente, con el óptimo social. Un buen sistema de salud, por ejemplo, reduce las enfermedades y mantiene a la población más sana, mejorando, con ello la productividad, beneficios que van más allá de lo que puedan pagar pacientes concretos por tratarse. Igual la educación: fomenta la ética y la conciencia ciudadana y contribuye con la generación y divulgación de conocimientos útiles a la sociedad, conectándola con los avances de la humanidad en otras partes del globo.

En Venezuela, un sistema de salud colapsado, sin recursos, con fuga de talento, implica un enorme costo para la sociedad, como para los individuos. Obviamente, ello ataña también a la educación y a los servicios públicos en general: electricidad, agua, etc. Y la descomposición del Estado obliga a empresas y a ciudadanos a tomar previsiones ante las arbitrariedades, ineficiencias, deterioro de la infraestructura, la incertidumbre y la inseguridad. La no rendición de cuentas, la corrupción y la falta de transparencia, potencian estos efectos negativos. Un Estado responsable debe procurar la maximización del beneficio social, produciendo bienes públicos que aumenten las externalidades positivas, y reducir las negativas. Pero el Estado de terror chavo-madurista tiene como misión generar males, no bienes públicos.

Los derechos civiles y políticos pueden considerarse externalidades (positivas) básicas, pues permiten el empoderamiento ciudadano y, con ello, su participación activa en la búsqueda de soluciones a los problemas de la sociedad. Para su cumplimiento se requiere un Estado fuerte, capaz de hacer respetar el ordenamiento constitucional, en un marco de justicia y equidad compartidas. Ello añade otro aspecto a tomar en cuenta desde una perspectiva liberal, los derechos socioeconómicos, pero divide este campo de pensamiento entre “derecha” e “izquierda”. Esta última enfatiza que la igualdad de los ciudadanos ante la ley no es tal si no se procura igualar las oportunidades con políticas sociales y asistenciales que doten a los menos favorecidos con los recursos para cubrir sus necesidades básicas, incluyendo salario mínimo y subsidios variados. La derecha señala que ello lleva a prácticas intervencionistas que alteran el funcionamiento de los mercados, limitando la libre iniciativa individual y reduciendo el tamaño de la torta. Los llamados “libertarios” aborrecen de tales ayudas; cada quien debe valerse por sí mismo.

Discrepo. Una batería de políticas sociales bien concebidas e instrumentadas, al beneficiar a los más necesitados, genera externalidades positivas de gran impacto en la seguridad de las familias y de la población, reduciendo una variada gama de costos sociales y fortaleciendo las libertades ciudadanas. En la Venezuela depauperada de hoy, serán decisivas para la incorporación activa de las mayorías a la democracia. Son temas que las fuerzas democráticas deben plantearse con profundidad en conexión con los demás problemas e insuficiencias del país. Precisamente por ello, ¡no nos empatemos, a cuenta de las posturas de Milei en Argentina, a plantearnos como panacea la eliminación del Estado!

Economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela

humgarl@gmail.com

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Matías Bianchi

La reciente victoria de Javier Milei en las primarias argentinas es un episodio más de la oleada de líderes de ultraderecha que van ganando protagonismo en Latinoamérica (y en todo occidente). No hay originalidad allí. Con matices, este es un fenómeno similar a lo que expresa José Antonio Kast en Chile, Jair Bolsonaro en Brasil, Luis Fernando Camacho en Bolivia o Rodolfo Hernández en Colombia. Estas figuras, con distintos grados de éxito, logran catalizar en discursos y propuestas incendiarias que culpan de todos los males a la élite política, al Estado, los migrantes y a los feminismos.

En estas semanas se han volcado ríos de tinta que intentan interpretar esta oleada. En su mayoría, han prevalecido las miradas autoflagelantes sobre los fracasos de la política tradicional para interpelar, incorporar y brindar soluciones a una sociedad cada vez más precarizada y empobrecida.

Esa es una mirada incompleta. Creo que culpar a la democracia y a su dirigencia es quedarnos en el epifenómeno. Lo que está por detrás de esta crisis política son transformaciones estructurales que han ido erosionando el modelo de organización social sobre el que se han construido nuestras democracias. Si bien no son tendencias exclusivas de la región, tienen sus especificidades en estas tierras.

El primero es la consolidación de un modelo económico cada vez más injusto. Según la CEPAL, América Latina desde hace una década que se encuentra en una trampa estructural de bajo crecimiento (más bajo que en la década perdida de los ochenta) y alta desigualdad. Asimismo, los Estados cuentan con una gran debilidad para cobrar impuestos, se encuentran muy endeudados y con una enorme demanda social por las consecuencias de la pandemia. Por ende, los líderes políticos tienen muy poco margen para implementar políticas sociales, de promover el empleo, y la inversión productiva. Como señala el politólogo Steve Levitzky, con Estados débiles es muy difícil gobernar.

El segundo factor clave es la revolución digital que nos tiene permanentemente conectados a dispositivos y a plataformas que inyectan consumo, aislamiento y confrontación. Estudios han demostrado que los algoritmos de las redes sociales incentivan el parroquianismo, el enfrentamiento y el odio. Una noticia falsa tiene cuatro veces más posibilidades de ser compartida que una verdadera, y los mensajes de odio y confrontación tienen el doble de posibilidades de recibir like (me gusta). Las consecuencias culturales son enormes. Los estudios globales de valores han mostrado que nuestras sociedades hoy son más anómicas, individualistas y parroquiales. Particularmente entre las juventudes, existe un desapego creciente por “el otro” y participan en grupos más pequeños y homogéneos.

Lo que sucede, entonces, es que las instituciones de la política democrática –principalmente partidos políticos e instituciones representativas– no han podido o sabido dar respuestas a un mundo en transformación. Esta debilidad (e impericia) de la política, y sociedades más anómicas, son factores que han sido hábilmente capitalizados por los discursos antipolítica radicalizada.

No hay inocencia en la propuesta libertaria. Estos son movimientos cada vez están mejor organizados, con redes globales, con estrategias claras, apoyo de los poderes de facto y fogoneados por los medios de comunicación. La receta que proponen es simple, siguiendo las palabras de Margaret Thatcher, “la economía es el método, pero el objetivo es cambiar el alma”. Es decir, logran aglutinar su mensaje en los problemas de la élite política y en un Estado poco eficiente, pero la agenda de fondo va contra las ideas de comunidad, de solidaridad e igualdad que propone la democracia, y las sociedades basadas en derechos y y respeto a la diversidad.

Es por ello que la respuesta no puede ser resignación ni el autoflagelo. Hay que trazar una línea en la arena para defender las instituciones, los derechos y las conquistas logradas. El método es recuperar a la política para lograr cambiar la correlación de fuerzas de poder y volver a dar un sentido democrático a nuestra organización social.

Propongo tres ejes para recuperar la agenda democrática en América Latina. El primero es revitalizar a los partidos políticos como canales de intermediación. El politólogo Peter Mair nos señalaba que el problema de los partidos es que el poder ya no reside allí, pero, sin ellos, nos ha ido peor. El desafío no es volver atrás, sino llenarlos de ciudadanía, democratizando procesos internos, recuperando territorialidad, y salir de silos sectoriales, tendiendo puentes con los sectores empresariales y la sociedad civil.

Segundo, generar mecanismos de gobernanza colaborativa. El historiador Pierre Rosanvallon nos alerta de que un enorme problema de las democracias recientes es que no se gobierna democráticamente. La pandemia nos demostró que ningún Gobierno o institución tiene los recursos ni los instrumentos para resolver los desafíos públicos que tenemos enfrente. En un estudio reciente de Asuntos del Sur demostramos que los gobiernos que colaboraron con otros actores sociales son los que menos sufrieron las consecuencias de la pandemia.

Por último, el debate sobre la democracia debe ir más allá del régimen político. Asuntos como los algoritmos de inteligencia artificial o los modelos de transición energética afectan a nuestras sociedades y, por ende, necesariamente deben ser debates de la democracia. Requerimos que los liderazgos públicos tengan herramientas para ser protagonistas en estas decisiones y promuevan un debate público sobre los mismos.

Con partidos fortalecidos, instituciones gobernando con la ciudadanía, y politizando agendas fundamentales, la política podrá producir bienes públicos más justos, legítimos, inclusivos y sostenibles en América Latina. En definitiva, ¿no se trata de eso la democracia?

https://elpais.com/argentina/2023-08-30/recuperar-la-iniciativa-democrat...

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Comité Editorial de Dígalo ahí Digital

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Agosto 29 de 2023

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