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Opinión

Fernando Mires

Cada vez que Jürgen Habermas se pronuncia sobre un tema, sus palabras tienen para gran parte de la intelectualidad alemana un efecto parecido a una encíclica vaticana. Para muchos, no exagero, Habermas ejerce un carisma papal. Su Teoría de la Acción Comunicativa es obligatoria lectura en todos los institutos de sociología e incluso, aunque un poco menos, de filosofía. Pero además, para muchos sus palabras poseen una autoridad moral. Para otros, los menos, es el filósofo de la socialdemocracia bien pensante alemana. Y, por cierto, en estos momentos marcados por una guerra cuyo final no se divisa, sus palabras son esperadas con devoción

Nacional-pacifismo y filosofía social

Las palabras del filósofo social sobre la guerra en Ucrania coinciden en el tiempo con un muy divulgado Manifiesto por la Paz, escrito por la díscola izquierdista Sahra Wagenknecht y la veterana feminista, Alice Schwarz. Un texto redactado en estilo populista, dirigido a tres sectores del mundo político alemán: los pro-Putin (sobre todo los dos partidos extremos (la Linke por la izquierda y AfD por la derecha), el pacifismo fundamentalista (aún muy fuerte entre los Verdes y sus electores) y un conglomerado amplio de la sociedad alemana que siente un natural, lógico y comprensible miedo a la guerra.

El de ambas publicistas es una exigencia dirigida a no enviar más armas a Ucrania. El llamado Manifiesto condena de modo formal a Putin, pero es evidente que el mensaje es, «esta no es nuestra guerra». Demasiado basal para ser aplaudido por los partidos de centro. No extraña así que la extrema derecha (AfD) se haya sumado gustosa al manifiesto de Wagenknecht y Schwarz.

Habermas, no cabe la menor duda, es de otro calibre, y en ningún caso puede ser señalado como miembro activo del nacional-pacifismo alemán. Pero tampoco cabe duda que, de acuerdo al tenor de sus teorías y pese a su lenguaje cuidadosamente sociologista, termina coincidiendo, en estilo académico, con la vulgaridad de Wagenknecht y Schwarz. Su intención es repensar el hasta dónde y el hasta cuándo se puede «ayudar a Ucrania» , llamando a promover negociaciones (incluso sin los ucranianos) con la dictadura rusa. Ahí, en ese punto, quiera uno o no, hay una zona de contacto entre la prudencia culta y el pacifismo plebeyo. ¿Una objetiva «alianza entre la chusma y las élites» como observó Hannah Arendt en el origen de los movimientos totalitarios? No está descartado.

Miedo como factor político

Habermas continúa la línea iniciada en un artículo anterior en contra del belicismo, según él, dominante en la nación. Citemos: «Desde la perspectiva de la victoria a toda costa, la mejora de la calidad de las armas que entregamos ha adquirido un impulso propio que podría rempujarnos de manera más o menos inadvertida a traspasar el umbral de una tercera guerra mundial».

La verdad, no hay ningún partido político alemán que utilice consignas belicistas ni en el gobierno ni en la oposición. El canciller Scholz, siempre receptivo a la voz de la opinión pública, es quizás el gobernante de Europa que más cuida sus palabras, hasta el punto de que muchas veces no habla. La ciudadanía, por su parte, se encuentra, según periódicas encuestas, dividida entre una mitad que está por abstenerse de toda ayuda en la guerra y otra que está por apoyar la causa ucraniana aunque cuidando no escalar.

En ningún lugar del país domina un espíritu beligerante, como aduce Habermas. Todo lo contrario. El espíritu que predomina –en Habermas también– es miedo, un miedo legítimo y natural, pero miedo.

Es breve, no hay entusiasmo militarista. Pero, como si lo hubiera, Habermas nos habla del peligro del «rearme» frente a la Rusia de Putin. Cabría entonces preguntar: ¿Cuál es la alternativa frente al supuesto rearme? No lo dice Habermas, pero no hay otra respuesta: el desarme. Aquí no podemos sino advertir un signo de oportunismo.

La palabra «rearme», como es sabido, proviene del léxico de la guerra fría, cuando sectores predominantemente de izquierda se pronunciaban en contra del rearme europeo y alemán. Pero sacada de ese contexto, la palabra rearme adquiere otra connotación. Pues si hay algo que puede aumentar la ya de por sí alta cuota de miedo colectivo, sería una Europa desarmada. No deja de llamar la atención en ese punto que sean los sectores más antinorteamericanos los que condenen el supuesto «rearme» sin darse cuenta (o dándose malignamente cuenta) de que un desarme aumentaría la dependencia política de Europa con respecto a los EE UU.

Peor aún: un desarme, o un «abajo las armas», en las condiciones actuales, inhabilitaría radicalmente el propósito de Habermas destinado a encaminar negociaciones con la Rusia de Putin. ¿O creerá Habermas que es posible conversar con Putin –si es que se dignara a conversar– asumiendo una actitud pacifista? Putin, lo sabemos, piensa como Stalin cuando se refería al Papa. ¿Cuántas divisiones tiene Scholz, o Macron o Biden? Más no le interesa.

Las armas en una guerra no son argumentos, pero argumentos sin armas no sirven para nada en una guerra. Eso lo sabe muy bien Putin.

A Putin no lo podemos convencer haciendo uso de la lógica de la razón comunicativa habermasiana, concebida para ciudadanos políticos, pero no para dictadores sedientos de sangre. Para decirlo con Hannah Arendt -cuyo modo de pensar no pudo ser más lejano al de Habermas– el filósofo social confunde sus verdades de opinión con verdades de hecho. Putin –así han mostrado los hechos- no conoce más razones que las que provienen de la fuerza militar. En eso coincide la mayoría de los políticos que han tenido oportunidad de compartir con el dictador ruso.

De la fuerza, repetimos. De la fuerza que proviene de una nación invasora. Por eso, para ayudar a Ucrania hay que obligar a Putin a negociar. Y Putin solo podrá negociar cuando no pueda ganar (como han remarcado repetidamente politólogos como Herbert Münker y Carlo Masala) o cuando ganar tenga para él un precio impagable. Y bien, precisamente en ese punto es cuando Habermas nos habla con la voz de Wagenknecht y Schwarz, a quienes definitivamente no interesa que Ucrania pierda la guerra.

De acuerdo a las tímidas palabras de Scholz, Ucrania no debe perder. Dichas palabras son apoyadas por Habermas pero, al igual que Scholz, sin explicar que significa «no debe perder», aparte de un llamado a privilegiar negociaciones que nunca ha pedido Putin. Desde las humillantes mesas largas en las que recibió a Macron y a Scholz cuando ambos buscaban –todavía buscan– salidas diplomáticas, Putin ha renunciado explícitamente a todo tipo de negociación. El problema entonces no es convencer a Occidente de la necesidad de negociar, sino intentar convencer a Putin acerca de la necesidad de una negociación. Ciertamente, sobre eso Habermas no dice una palabra.

Por el contrario, Habermas culpa a las democracias europeas de la no existencia de una negociación. Que esa negociación será necesaria, estamos de acuerdo todos los que no queremos más guerra. Pero para que Putin llegue a negociar, es lo que no dice Habermas, hay que someterlo a presión, no a argumentos lúcidos. La entrega de armas en ese sentido, no son solo un medio para que Ucrania no pierda la guerra sino, sobre todo, para obligar a Putin a una negociación. Carlo Masala, que de lógica política-militar entiende algo más que Habermas, ha sido muy explícito: «Las condiciones para las negociaciones se crean en el campo de batalla. Ese es el punto»

La moral y la historia

De acuerdo a su interpretación deducida de la ética política predominante, las guerras, al cobrar millares de vidas de gente inocente son, para Habermas, altamente inmorales. Lo que no dice Habermas es que esta inmoralidad de la guerra no la están cometiendo ambos contrincantes, sino uno solo: el invasor. Ucrania no ha invadido a ningún país. Los muertos en la población civil no han sido rusos. La guerra es radicalmente asimétrica. Luego, los responsables no pueden ser, bajo ningún caso ambos contrincantes, sino quien ha provocado la guerra y, por la misma razón, el único que podría poner fin a esa guerra: Vladimir Putin.

El gobernante ruso, si quisiera, podría terminar la guerra en un minuto. Eso justamente es lo que no puede hacer el gobernante ucraniano. Si Putin detiene la guerra, nace la paz. Si Zelenski detiene la guerra, muere Ucrania. Los ucranianos están obligados a luchar a menos de negarse a sí mismos como ucranianos. En ese sentido debe ser entendida la frase de Scholz. «Ucrania no debe perder». Significa lisa y llanamente: Ucrania no debe perder porque no puede perder.

Ucrania no debe perder no es una consigna complicada. Significa que Ucrania no puede desaparecer como nación independiente y soberana.

Para los soldados rusos hacer la guerra es una obligación profesional, pero para los soldados ucranianos es una obligación existencial. Por eso, medir con la misma vara a agresores y a agredidos, o a invasores e invadidos, en nombre de una alta moralidad, puede convertirse en una alta inmoralidad. O en una moral de moralistas, para decirlo con Kant.

En ese marco debe ser entendida entonces la consigna de Biden (para Habermas belicista): “apoyaremos a Ucrania hasta que sea necesario”. Esa frase significa, apoyaremos a Ucrania hasta que Ucrania no necesite ser apoyada. Y esa necesidad de no ser apoyada comenzará, obviamente, el día en que la independencia geográfica, histórica y política de Ucrania, quede definitivamente asegurada.

Lo dicho no significa que la conducción de la guerra la deban asumir solo los EE UU. Tampoco significa que la debe asumir solo Ucrania. La conducción hasta ahora ha sido asumida de un modo colectivo, y probablemente así seguirá ocurriendo. No obstante, hay que tener en cuenta que EE UU. y Ucrania son los actores decisivos dentro de la alianza democrática. El primero, porque invierte más capacidad militar que Europa en su conjunto. El segundo, porque invierte su propio cuerpo nacional, incluyendo sus ciudadanos, expuestos cada día a la muerte.

Sin embargo, Habermas alerta sobre la posibilidad, hasta ahora nunca dada, de que sea Ucrania la nación que conduzca a todo el Occidente al abismo. Cito: “Caminar sonámbulo al borde del abismo se convierte en un peligro real sobre todo porque la alianza occidental no solo respalda a Ucrania, sino que no se cansa de asegurarle que apoyará a su Gobierno durante “el tiempo que sea necesario”, y que el Gobierno ucranio es el único que puede decidir el calendario y el objetivo de las posibles negociaciones“

Una salida negociada hecha a espaldas de los EE UU. no puede ser ni militar ni políticamente posible. Pero una salida negociada hecha a espaldas de Ucrania, atentaría contra la moral pura y contra la moral práctica. Mejor aconsejado por sí mismo estaría Habermas, si en vez de defender la posibilidad de una paz negociada al precio de la división de las fuerzas aliadas, hubiera puesto el acento en la unidad de los diversos intereses nacionales, como ha venido ocurriendo hasta ahora. Solo el hecho de descartar a Ucrania en una eventual negociación, debe ser rechazado de inmediato, no solo como un agravio a toda ética, sino además como una aventura divisionista. Habermas, si escribe sobre la guerra, no puede ignorar que Inglaterra, Polonia, Finlandia y los países bálticos, están dispuestas a apoyar a Ucrania hasta el final. Una negociación sin participación activa de Ucrania, dejaría afuera a un conjunto de países democráticos.

Astucias de la razón histórica

El argumento histórico de Habermas nos dice que la guerra, si es prolongada, no solo puede escalar, sino, lo que sería peor, podría escapar al control de sus participantes hasta el punto de alcanzar una situación similar a la guerra de 1914, cuando perdidos de vista los objetivos originarios, los países europeos se trenzaron en un aniquilamiento colectivo al que nadie podía poner coto. Habermas: “Porque a partir de la moderación interpreto la advertencia de que tampoco Occidente, que permite que Ucrania siga la lucha contra un agresor criminal, debe olvidar ni el número de víctimas, ni el peligro al que se exponen las víctimas eventuales, ni la magnitud de la destrucción real y posible que se acepta con el corazón encogido en nombre del objetivo legítimo”.

Sin embargo, al retroceder al año 1914, Habermas olvidó un «pequeño detalle»: En el espacio histórico en el que tuvo lugar la primera guerra mundial no existían legislaciones internacionales que reglaran la guerra, ni instituciones supranacionales que avalaran un foro público mundial (razón comunicativa a escala mundial, para parafrasear al mismo Habermas), ni acuerdos internacionales de carácter global (solo había relaciones bilaterales). Es decir, todo lo que ha desconocido Putin, antes y durante la guerra a Ucrania.

Si seguimos el hilo de la argumentación de Habermas, no podemos sino convenir en que ha sido Putin quien ha actuado de acuerdo a la lógica que prevalecía en 1914. A la inversa, el compromiso establecido por los actores europeos y norteamericanos ha estado desde un principio orientado a restablecer la legislación y el peso de las instituciones internacionales, que son a la vez, fundamentos de la política internacional europea y mundial.

De este modo, una derrota de Ucrania no solo significaría una derrota de Ucrania, sino un regreso a aquella Europa prepolítica y predemocrática de 1914. Significaría, además, echar por la borda todos los tratados y acuerdos firmados desde 1945, incluyendo la Carta de las Naciones Unidas, vale decir, todo eso que el propio Habermas llama «revolución del derecho internacional».

No hay comunicación ni diálogo, o sea, no hay discurso político sin instituciones políticas, aprendimos de los escritos de Habermas. Eso es justamente lo que no había en 1914, y esa fue la razón por la que los partidos de la guerra caminaban como “sonámbulos al borde del abismo”. Bien, a ese mismo abismo nos ha acercado Putin con su declaración de odio a Occidente: una declaración de guerra en contra de las instituciones que en su espíritu y materia nacieron desde Occidente después de dos guerras mundiales.

Putin, con su promesa de derrotar a Occidente, ha emprendido una guerra a favor del caos. Al revés de lo que dice Habermas, Ucrania y Occidente intentan restablecer el orden mundial alterado por Putin. Un orden que parecía haber emergido después de la debacle del comunismo mundial, cuando viejas-antiguas naciones reclamaron el derecho a vivir su propia historia. Contra ese orden ha iniciado Putin una revuelta que, si es apoyada por China, podría convertirse en una contrarrevolución antipolítica de carácter mundial.

Ese derecho a vivir en su propia historia es el que reclama Ucrania para sí, no desde ahora, sino desde 1991, cuando fue proclamada por decisión ciudadana y con una aplastante votación, la independencia de la nación. Independencia que está dispuesto Habermas a reconocer, pero no a defender. Por lo menos no hasta las últimas consecuencias. Hacerlo, opina el filósofo, significaría entrar a una guerra que solo puede llevar a la muerte colectiva. Para reforzar su posición, Habermas recurre a un argumento geopolítico. Afirma algo obvio: que no todas las naciones tienen los mismos intereses que Ucrania. En palabras no dichas por Habermas, pero así entendidas, los países europeos deben acompañar a los ucranianos un largo trecho, pero solo hasta la puerta del cementerio. Es evidente entonces que Habermas entiende el apoyo de Europa a Ucrania como un gesto de solidaridad a otro país, pero no como una actitud de defensa frente a un dictador que no ha vacilado en declarar que su guerra es contra Occidente, contra sus valores, contra sus instituciones y no por último, contra sus ciudadanos.

Fue la ministra del exterior alemana, Annalena Baerbock quien, llevada por la emoción, habló de una guerra en contra de Putin, precisamente la frase que Scholz y Macron querían evitar a todo precio. Evidentemente, ni Occidente, ni siquiera los EE UU han declarado la guerra a Putin, pero Putin sí ha declarado la guerra a Occidente. Eso fue lo que quiso decir Baerbock. Y es cierto. Ucrania es para Putin un momento de la guerra entre Rusia y Occidente y si así lo vemos, ayudar a Ucrania es ayudar a un bastión europeo, no a un “país lejano”, al margen de la civilización occidental, como parece pensar Habermas.

En el artículo de Habermas permanece como fondo oculto la intención de demostrar que, bajo determinadas condiciones, antes de caer en el abismo de una guerra mundial, sería necesario sacrificar a Ucrania. No de otra manera se entiende cuando afirma que Ucrania es (solo) una nación en ciernes (es decir, no una nación en forma). Cito el párrafo: “Esa toma de partido tiene que ver con la simpatía por la dolorosa suerte de una población que, tras muchos siglos de dominación extranjera polaca, rusa y austriaca, no obtuvo su independencia como Estado hasta la caída de la Unión Soviética. Entre las naciones europeas “tardías”, Ucrania es la más reciente. Podría decirse que es todavía una nación en ciernes”.

Tuve que leer de nuevo, no lo podía creer. ¿No nos encontramos aquí con una reformulación de la infeliz tesis de Hegel, hecha después suya por Friedrich Engels, de que hay naciones sin historia y naciones con historia? ¿No es claudicar frente a la premisa de Putin relativa a que Ucrania es un territorio ruso, convertido en nación como consecuencia de una catástrofe geo-política (el fin del comunismo)?

Lo peor es que Habermas, al dejarse llevar por su espíritu pacificador, no parece darse cuenta del anacronismo por él formulado. Eso fue también lo que no lo dejó ver que Ucrania no solo es una antigua nación (con un Estado más antiguo que el de Alemania) como han demostrado historiadores de la talla de Andreas Kappeler, quien al referirse a una posición similar a la de Habermas («dudo de que exista una nación ucraniana») emitida en el 2014 por el ex canciller Helmuth Schmidt, dijo: «Helmuth Schmidt estaba profundamente equivocado. Pero esta declaración ilustra cuán omnipresente ha sido la visión de Ucrania en Occidente. Desde nuestro punto de vista, Ucrania era un espacio en blanco, supuestamente un país sin su propia cultura, lengua e historia. Ese punto de vista, que se alinea perfectamente con el de Vladimir Putin, estuvo muy extendido hasta hace poco y, lamentablemente, a menudo no fue cuestionado» (Entrevista en t-online, 16.02.2023 )

Ucrania es una nación acreditada en las Naciones Unidas, vale decir, una nación con todos los derechos y deberes que corresponden a todas las naciones del mundo. Una nación que no es menos nación que Alemania. ¿No se da cuenta Habermas de que la misma Alemania, de acuerdo a su criterio sería una nación «en ciernes», una que posee incluso la misma edad cronológica que Ucrania?

Tanto Ucrania como Alemania son naciones que debieron hacerse de nuevo después de la debacle del comunismo. Ucrania no era una nación independiente, pero la parte del este alemán tampoco lo era. La reunificación, después de la caída del muro, llevaría a la formación de una nueva nación. Alemania occidental ya no sería más la RFA, como Alemania del este ya no sería más la RDA. Alemania es definitivamente, después de 1991, solo Alemania. Como la República Popular Ucraniana es, después de 1991, solo Ucrania.

Hay entre Alemania y Ucrania una comunidad de destino (para usar un concepto de Otto Bauer). Romper esa comunidad de destino dejaría librada a Ucrania a su suerte (no a otra cosa podría llevar una negociación en medio de una confrontación militar que no ha perdido Rusia). Eso llevaría a su vez, a negar el sentido histórico de las revoluciones democráticas que impulsaron a muchas naciones a liberarse del yugo soviético entre 1989-1990.

Putin, sin duda, ha entendido el dilema mejor que Habermas. Para Putin la guerra en Ucrania es contra Europa y Occidente a la vez. Habermas piensa que esa guerra es solo contra Ucrania. De ahí viene su mal oculta predisposición a negociar sobre Ucrania, partiendo de la falsa premisa de que los intereses de Ucrania y Alemania no son los mismos.

Habermas ha sido fiel consigo

Puedo imaginar que hay más de algún seguidor de Habermas que comparte las diferentes tesis formuladas por el autor en sus muchos libros, pero no está de acuerdo con sus opiniones con respecto a la guerra en Ucrania. Defendiendo en cierto modo a Habermas, creo estar en condiciones de afirmar que no hay en su artículo ninguna ruptura con su pensamiento socio-filosófico y sus actuales posiciones frente a la guerra. Habermas ha sido fiel consigo.

El pensamiento de Habermas nació en una sociedad democrática. Por eso, el suyo, es parte de un discurso democrático no hecho para entender los antagonismos que se dan a escala mundial entre democracias y antidemocracias.

La lógica discursiva que lleva a la configuración y a la vez surge de una sociedad moderna, hecha a partir del debate público a través de sus más diferentes canales, precisa de seres racionales, con conciencia ciudadana, en condiciones de argumentar y discutir de acuerdo a sus intereses, ideas e ideales. Sin embargo ese discurso no es aplicable, o por lo menos no lo es en su totalidad, a naciones no democráticas, más aún, antidemocráticas y antipolíticas como es la Rusia de Putin.

O dicho en breve: la filosofía social de Habermas no fue concebida para entender la barbarie, sino la civilización. Por eso, durante el periodo de dominación comunista, Habermas no se interesó por lo que sucedía al interior de los países europeos del este. No manifestó solidaridad con el Solidarnosc de Walesa y mostró escasa preocupación por las luchas disidentes que tuvieron lugar en la Alemania del este y en otras regiones dominadas por el imperio comunista, ni tampoco por los acontecimientos que llevaron al colapso de la Rusia comunista. Como consecuencia de sus propias teorías tampoco ha logrado Habermas entender las intenciones de Putin y, por lo mismo, a los putinistas que habitan en su propio país, Alemania. Su pensamiento es cosmopolita, sin dudas. Pero no es universal. No está hecho para esa multitud de naciones representadas en las Naciones Unidas en muchas de las cuales la lógica de la guerra predomina por sobre la lógica de la paz.

El pensamiento habermasiano para desarrollarse en plenitud, requiere de la paz, no de la guerra. Esa es la razón por la que afirmo que en tiempos como los que ahora estamos viviendo, situados frente a una barbarie organizada por autocracias -de las que Putin solo es la más agresiva- podemos prescindir del pensamiento de Habermas.

Solo queda entonces rescatar un solo acuerdo con Habermas: Hay que negociar. Pero cuándo y dónde, y sobre todo quienes, lo decidirán los acontecimientos de la guerra. Y sobre eso nadie, ni siquiera Habermas, puede adelantarnos nada. La política y la guerra son realidades contingentes.

Después de todo, los seres humanos estamos condenados a caminar siempre como sonámbulos al borde del abismo (o entre el ser y la nada). Es nuestra condición.

El artículo de Habermas puede ser leído en español en

Jürgen Habermas – NEGOCIAR LA PAZ (polisfmires.blogspot.com)

y en inglés en

https://www.sueddeutsche.de/projekte/artikel/kultur/juergen-habermas-ukraine-sz-negotiations-e480179/

Twitter: @FernandoMiresOl

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

 18 min


Carlos Raúl Hernández

Periódicamente reaparece la bestia negra “neoliberal”, igual que el Yeti, la Sayona y el Fin-fin, estos dos muy perjudicados porque la electrificación de los campos ya no deja tantos caminos oscuros y Florentino y el diablo se quedaron sin seis por derecho para batirse. El término tiene un origen interesante. Las hecatombes de los 80: soviética, crisis de la deuda latinoamericana, del modelo rooseveltiano en EE. UU y de la moderación socialista europea, parecían el final del izquierdismo ideológico, causante de aquellos naufragios, cuya razón quedaba clara: producir los bienes necesarios en cantidad y calidad suficientes, requiere un esfuerzo de la sociedad en conjunto, en el que cada uno aporta para intercambiar, ganarse la vida y mejorar la de todos. La represión, violenta o moderada a los productores multiplica la pobreza. El Estado tiene discapacidades como factor productivo, no busca la rentabilidad sino el bien público, y propende a quebrar las empresas, convertirlas en beneficencia o agencias de empleo. El terremoto de los 80 devela de nuevo esta polvorienta y firme verdad

Las funciones del Estado son estratégicas: asegurar el equilibrio institucional y la cohesión social, mantener la seguridad nacional, los incentivos al bienestar. Un ensayo de Jean-Francois Revel sobre los estertores del período soviético, analiza que 95% de los trabajadores se ocupaban en el gobierno a cambio de una miseria. Mucho antes del colapso, el diablito que recorre las oficinas rusas de El maestro y Margarita, la genial novela póstuma de Mijaíl Bulgácov, comprobó que pocos iban al trabajo y los que lo hacían, pasaban el día jugando ajedrez o parloteando. Inquirido por él, un funcionario le respondió “y qué quieres. Nosotros fingimos que trabajamos y el gobierno finge que nos paga”. Vino el huracán global y la recuperación comienza con los programas anti inflacionarios de ajuste y reforma estructural que salvaron a occidente del desastre (ya la China de Deng lo había prevenido). La izquierda anacrónica respondió “hábilmente” con grandes movilizaciones.

Sacudieron Roma, Washington, París, Seattle, Madrid, Londres, México, Brasil, contra “el neoliberalismo”, “el neoconservatismo”, “el dogma del mercado” y otras astucias, para disimular su propio fracaso y culpar a las reformas del desastre. En Latinoamérica aparece el simpático Sub-comandante Marcos, Fidel Castro convoca el Foro de Sao Paulo para discutir la debacle ideológica y de allí sale la nueva política de ofensiva contra FMI y el estamento dirigente que aplicó las reformas estructurales. Mientras se superaba el vendaval hiperinflacionario, los causantes denunciaron en movilizaciones callejeras las privatizaciones y la ordenación del gasto público. Alguna vez comenté que es como si después de un incendio, la gente atribuyera los destrozos a los bomberos. La magia revolucionaria hizo que los graves desarreglos pasaran a ser producto de las políticas correctoras y no de la hiperinflación, las megadevaluaciones, el desempleo y la pobreza, engendrados la ideología benefactora.

Por desgracia todavía sobreviven políticas e ideologías vacuas que le impiden a la gente trabajar, a las que llaman socialistas, contra políticas normales que estimulan la gente a trabajar y producir. El pensamiento anacrónico llama neoliberal cualquier espacio del globo terrestre donde el Estado genere prosperidad para su gente al no ejercer hegemonía económica. Compare la estabilidad de precios, la abundancia, la distribución y el acceso a bienes necesarios en países donde no hay coacción a la actividad productiva, con las ruinas de aquellos que expropian empresas y redes de distribución; Uruguay y Cuba, por ejemplo. “La fatal arrogancia” de la que hablaba Hayek, podría permitir que reaparezca la hiperinflación, que asoma de nuevo su hocico y ni el Estado, ni la sociedad civil, ni los partidos políticos, parecen calibrar este peligro y afortunadamente circula que despidieron a unos asesores de la región que divide los hemisferios sur y norte, inductores de disparates como el IGTF. Ojalá sea cierto.

El gobierno debería contar con asesores chinos, uruguayos, vietnamitas, dominicanos o mexicanos, whatever, probados en el éxito y no buscar a Dios por los rincones, porque las pocas respuestas endógenas que aparecen son de polvorosa, imposibles fácticos, como la dolarización formal de la economía, que requiere un acuerdo con la Reserva Federal norteamericana y cuya conveniencia es muy dudosa. Hemos sufrido uno de los ajustes más implacables conocidos desde Rómulo y Remo, que destruyó el ingreso de los destinatarios del socialismo, los trabajadores. Un profesor universitario titular, máximo escalafón, Ph. D, con 30 años de faena, gana 40 dólares y perdió 99.7% de su fondo de retiro. Ni Satanás al frente del FMI ajustaría tan duro y es necesario que no lo siga pagando la gente y le toque ahora al gobierno ajustarse a sí mismo. La inflación, además, es un ajuste perpetuo. “Dolarizar” (no sé si el verbo existe) impediría desarrollar una economía exportadora con costos competitivos en el mercado internacional y lo pertinente sería el crowling peck.

Italia con la lira flotante, era la segunda economía de Europa, crecía 18% anual y cuando adoptó el euro, esa ventaja se desplomó y hoy es una nación casi damnificada, con 40% de desempleo juvenil, la mayor deuda externa del mundo y tres millones de empleados públicos ociosos. Pero recuperar el bolívar no se logra por una gestión de mi bisabuelo José Gregorio Hernández, sino con medidas monetarias específicas. El bolívar es una moneda al rojo vivo que todos arrojamos de inmediato antes que la incinere la inflación y la gente corre al dólar, que sube por eso cada hora. Fijar tasas de interés positivas evitaría varios de esos males: protege la capacidad adquisitiva, frena la devaluación, fortalece la banca y reinventa el crédito, como ha ocurrido siempre en condiciones parecidas. Al tiempo, quien quiera seriamente recuperar el país está obligado a racionalizar el Estado. Cifras realengas indican que 13 millones de personas devengan erogaciones del Estado y de ellas, al parecer, 3.5 millones son empleados públicos.

Al salario destruido junto a las prestaciones, hay que añadir qué 80% de los funcionarios públicos no viven de sus falsos empleos y los pocos dólares de su sueldo. Son cuentapropistas o emprendedores, y la administración pública es una gigantesca nómina de ausentes que se ganan la vida en la calle y por eso nunca será más barato y menos doloroso racionalizar el Estado. Devolver las propiedades confiscadas daría darle un impulso a la actividad económica y a la confianza, como se comprobó con el caso Sambil, igual que licitar empresas públicas que dan perdidas, que pervierten el gasto público, e impiden que los recursos vayan a los hospitales y las escuelas. Son medidas posibles en medio del bloqueo internacional, las “sanciones”, la confiscación del oro, las reservas internacionales y la parasitosis de los recursos nacionales en manos de los despojos de la “presidencia provisional”.

En la crisis mundial del 29, Argentina sufrió una escasez de capitales extranjeros que creó circunstancias difíciles, aunque no comparables con las nuestras. Lo llamaron insuficiencia dinámica, porque los obligó a desarrollar iniciativas no convencionales para cubrir el déficit de capital (hoy las llamarían “neoliberales”) Si abandonan fobias ideológicas y reemprenden la relación con los productores, que tuvo buenos momentos recientes, podrían elaborar con ellos un plan contra las barreras a la inversión privada interna que culmine en derogar el batiburrillo colectivista de medidas, normas, reglamentos que asfixian la inversión y la producción, en un entendimiento entre el Estado, la sociedad civil, los partidos, la Iglesia. Deben aprovecharse las perspectivas comerciales con Brasil, Colombia, Curazao, la región andina. En vez de tirarle piedras a la luna, los venezolanos deberíamos ponernos en emergencia contra la hiperinflación, el peor enemigo de los pobres (y de los menos pobres) que ahora también viene en dólares, otro fenómeno que los economistas debían explicar

@CarlosRaulHer

 6 min


Ismael Pérez Vigil

Tras una larga discusión y argumentación la oposición democrática venezolana decidió que una elección primaria sería el método para elegir su candidato, al proceso de elección presidencial de 2024.

Algunos, cuyas propuestas de otros métodos no fueron las seleccionadas, han insistido en el “consenso”, como mecanismo alternativo; no voy a repetir, por bien conocida la discusión, ni a entrar a analizar de nuevo el tema, ni las ventajas de la primaria sobre el “consenso”, mucho menos a analizar o calificar −menos aún descalificar− el trasfondo de esa propuesta, baste con citar lo dicho por J.M. Casal, Presidente de la Comisión Nacional de Primaria (CP), quien, en su informe de balance del 12 de diciembre de 2022, señaló: “…el consenso es la primaria”. Con esa afirmación y la actuación de la CP, queda zanjada la discusión, estamos en un proceso de elección primaria, que concluirá el 22 de octubre de este año, con la elección del candidato, unitario, de la oposición democrática.

Hoy transitamos ese camino y los anuncios del 15 de febrero, de la fecha y cronograma del proceso, por parte de la CP, han despertado a muchos del aletargamiento e iniciado un proceso de movilización política en el país. Vale la pena, entonces, recordar y destacar algunos de los aspectos y entresijos de este proceso y me parece que la forma más adecuada es hacerlo a través de tres discursos de J.M. Casal, Presidente de la Comisión y algunos de sus comunicados y declaraciones. Para facilitar la lectura e información que resumiré en este artículo, citaré entre comillas y cursivas sus palabras en el discurso en el acto de instalación el 15 de noviembre de 2022 (Instalación), en el primer balance del 12 de diciembre de 2022 (Balance), en el discurso del 15 de febrero de 2023, al anunciar la fecha y cronograma de la elección (Anuncio) y finalmente, haré referencia a algunos de los comunicados o declaraciones oficiales de la Comisión.

Surgimiento de la Comisión de Primaria.

La Plataforma Unitaria (PU), que reúne al grupo más numeroso y representativo de la oposición democrática del país, tras meses de discusiones, aprobó un Reglamento de Primaria y procedió a designar una Comisión para llevar adelante ese proceso. Entre casi un centenar de postulados, la PU seleccionó cinco principales y cinco suplentes, todos independientes de compromisos políticos y partidistas, para integrar la Comisión Nacional de Primaria e hizo el anuncio en el mes de noviembre de 2022.

Esa Comisión, rápidamente se “adueñó” del proceso, abrió un período de consulta y señaló, como toda Comisión de este tipo debe hacer, que se mantendrá independiente de los partidos que la designaron, pues su tarea es incorporar al proceso a todos los partidos, a todas las organizaciones de la sociedad civil, a toda la sociedad venezolana que desea un cambio político en el país: “A partir de este momento no es la primaria de un grupo determinado de partidos políticos, sino quiere serlo de la ciudadanía toda.” (Instalación)

La CP, en apenas tres meses de actividad, ya ha rendido cuenta dos veces ante el país, los precandidatos o aspirantes a candidatos y los factores políticos de oposición; la primera el 12 de diciembre, transcurrido escasamente un mes de su gestión, en la cual informó de los avances del proceso de consulta hasta ese momento; y la segunda el 15 de febrero, cuando anunció la fecha de elección −22 de octubre− y dio a conocer el cronograma detallado del proceso.

Discurso de Instalación.

En el discurso del 15 de noviembre, se marcaron los principios de lo que sería el trabajo de la CP: “…una primaria para la democracia…(para)… canalizar las aspiraciones presidenciales de todos aquellos que defiendan la necesidad del cambio político…(una)… elección al servicio de toda la sociedad democrática, de todos los líderes y organizaciones que procuran la democratización del país y pretenden institucionalizarlo bajo los parámetros de un Estado de Derecho, con derechos garantizados para todos.” (Instalación) Se señaló igualmente lo que sería la orientación general de la Primaria: “… una experiencia democrática que sirva de modelaje para la elección presidencial e ilustre sobre el sistema democrático que se quiere instaurar mediante el cambio político…” (Instalación) De igual manera, se marcó la pauta del trabajo de la Comisión, y se anunció: “… un proceso de consulta con todas las organizaciones políticas y sociales interesadas en aportar elementos a fin de robustecer el proceso de la elección primaria.” (Instalación)

Por último, para concluir con los aspectos más importantes de este discurso, el Presidente de la comisión destacó en el mismo que la misión, el elemento importante que pretende la Comisión, es: “…rescatar el valor del voto, con toda su significación de ejercicio de ciudadanía y de libertad política… para contribuir … a que nuestros hijos o nietos vivan en democracia en su país; para que quienes injustamente están detenidos recuperen su libertad, para que retornen los exiliados, los migrantes forzados, para que sean investigadas y sancionadas las graves violaciones a derechos humanos o crímenes de lesa humanidad, para que los jóvenes recobren la esperanza.” (Instalación)

Discurso del Primer Balance.

En el mes de diciembre la CP informó acerca de la distribución interna del trabajo de la Comisión, de los criterios para designar las Juntas Regionales y del alcance de las consultas realizadas desde que asumió frente al país el compromiso de organizar el proceso.

Con respecto a las Juntas Regionales, se informó que la CP definió el perfil de sus integrantes: “… para garantizar su independencia e idoneidad, y está recibiendo las postulaciones correspondientes…”, entre los componentes de ese perfil destaca la “… Independencia política…” de sus integrantes y la necesaria vinculación con la sociedad civil de su zona. Ese proceso continua en desarrollo y concluirá a mediados de marzo con la instalación y juramentación de las Juntas.

Durante el proceso de consulta se informó que: “… Fueron recibidas 112 organizaciones políticas o sociales, más algunas sesiones con individualidades. Ello en un total de al menos 45 sesiones o reuniones realizadas entre el 19 de noviembre y el 10 de diciembre.”, y se detalló quienes participaron en las consultas.

Pero el informe no versó únicamente sobre problemas operativos y la actividad de consulta; es necesario destacar también que en ese informe la CP resaltó:

Uno, los principios fundamentales que rigen su labor:

“1.- La Primaria como ejercicio del derecho de participación política y de la libertad de asociación con fines políticos consagrados en la Constitución

2.- Autonomía de la CNP respecto de cualquier presión gubernamental o de factores políticos

3.- Compromiso inviolable de proteger la identidad de los electores que participen en la Primaria

4.- La CNP como órgano rector de la elección primaria; la CNP controla y dirige el proceso en todas sus fases.” (Balance)

Dos, la Primaria como un proceso abierto de participación y despertar democrático dirigido por la ciudadanía, entre los que destaca:

“…rescatar el valor del voto como instrumento para la democratización … Necesidad de crear espacios de encuentro entre distintas organizaciones de la oposición democrática… (y)…la significación de la incorporación de factores políticos que respaldan el proceso de Primaria, desde esta fase inicial, con o sin intención de presentar una candidatura. (Balance)

Tres, el compromiso de la Comisión con los derechos humanos y especialmente con los presos políticos, pues estos:

“… deben ser un elemento transversal, así como la exigencia de liberación de los presos políticos y de cese de la persecución política. Es preciso denunciar las situaciones concretas vejatorias de la dignidad humana y el absoluto desprecio al orden jurídico del que son víctimas estos venezolanos… También por ellos y para construir instituciones que impidan estos desafueros se promueve la elección primaria.” (Balance)

Con respecto a algunos temas específicos, como la posibilidad de participación en el proceso de Primaria de organizaciones nacionales e internacionales, como prevé el Reglamento de Primaria, en el punto 7 del artículo 16, se destacó:

En cuanto a la observación del proceso:

“Se ha avanzado en la definición de la Observación Nacional de la Primaria y el posible acompañamiento o apoyo técnico internacional… (se resaltó las)… Organizaciones especializadas recibidas en las consultas, como VOTO JOVEN, OEV y el OE de la Asamblea de Educación…” (Balance)

En cuanto al Registro Electoral (RE) y la participación del CNE:

“Se requerirá al CNE la realización de operativos o jornadas especiales de actualización o inscripción en el RE. También se solicitará la activación y ampliación en los consulados de Venezuela en el exterior de los procesos de inscripción de nuevos electores y de registro de la migración de quienes actualmente están inscritos, pero con dirección en el territorio nacional… En lo concerniente a la votación en territorio nacional, nos dirigiremos al CNE a fin de requerir que los Centros de Votación, que son de todos los venezolanos, sean utilizados en la Elección Primaria.” (Balance)

Los anteriores, conjuntamente con la solicitud de la designación de una Comisión Técnica o de Enlace con ese organismo, son los únicos puntos decididos en cuanto al apoyo logístico del CNE al proceso de Primaria.

En cuanto al voto de los venezolanos en el exterior, continua la evaluación de alternativas en cuanto a las modalidades y alcance de esa participación; ante un tema tan complejo y delicado se reiteró lo establecido en el artículo 5 del Reglamento de Primaria, en cuanto a promover “mecanismos viables” de participación:

“Se elaborará e implementará un Plan de promoción de la participación electoral de los venezolanos que se encuentran en el exterior, para incorporarlos a la Primaria y luego al RE con su dirección actual… se están definiendo las características y alcances de un registro auditable para el ejercicio del derecho al voto de venezolanos que se encuentran en el exterior, que les permita votar presencialmente en la primaria y marque un camino para su participación en la futura elección presidencial.” (Balance)

La próxima semana concluiré este resumen de principios y aspectos fundamentales de la Primaria, a través de los discursos, con el tercer discurso de la Comisión y algunas comunicaciones oficiales con respecto a este proceso.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

 7 min


Guillermo Mendoza Dávila

Todos los cristianos en general, pero muy especialmente aquellos más aficionados al mundo de la farándula, hemos vivido muy de cerca la separación de la colombiana y el culé. Y es que las noticias no cesan. Las últimas semanas han sido particularmente intensas con un bombardeo incesante que mantiene la atención del mundo entero centrada en lo que de otra manera hubiera pasado mayormente desapercibido.

En realidad, siendo muy honestos, a quién le puede interesar cuál de ellos hizo qué, los intríngulis de su relación anterior o actual, las verdaderas razones de su divorcio o si ahora se mudan para Miami. Solamente a los muy aficionados al mundo del espectáculo y por unos pocos días.

Cabe entonces la pregunta, si no nos entretiene (para nada) el show business, por qué abordamos el tema. Entremos entonces en las verdaderas razones de mi escrito. La agencia de Publicidad y Mercadeo encargada de manejar la imagen y los negocios de la cantante ha dado al mundo una clara demostración de lo que ello involucra, de por qué cobran lo que cobran, y por qué hay que invertir en la promover imagen del producto. Estrategia comercial.

Estamos en presencia de un fantástico caso de estudio que ya muy pronto recogerá y publicará el Harvard Business Review y que sin dudas será objeto de clases magistrales, estudiado y analizado en las aulas de los mejores MBA en muchas universidades.

Porque sabemos que no estamos leyendo acerca de un caso más del fin de una mala relación entre dos famosos. No se trata solamente de unas canciones pegajosas. Porque no es así. Estamos presenciando una extraordinaria lección de mercadeo y ventas. Una que tomó muchas horas de preparación en las oficinas de una agencia muy profesional; seguramente de las mejores del mundo. Porque ni siquiera el divorcio de Lady D y el ahora rey generó tanto dinero.

En las 24 horas siguientes a salir al aire la primera de las ya famosas piezas musicales, Te Felicito, la habían escuchado 4 millones de personas. Luego lanzaron otra y después una tercera, hasta la estocada final de la primera temporada, la que canta a dúo con otra colombiana, Carolina Giraldo Navarro, la popular Karol G. Por cierto, esperemos lo que viene, porque sin dudas y como dicen los musiús, more to come.

No olvide mi querido lector que cada vez que las muy notorias canciones se escuchan, por cualquiera de las múltiples plataformas, la Patrona cobra su parte. El mundo de la música lo dominan ahora los servicios de streaming, tales como Spotify, Amazon music, Apple music, You Tube y tantos otros. Esos que nos cobran una tarifa mensual a los suscriptores y le pagan una chivita por cada reproducción a los artistas.

Luego vienen todas las otras fuentes de ingreso asociadas, como las presentaciones en vivo, los patrocinantes, las redes sociales, la radio, la mercancía y otras más. La infinita genialidad de la ya mencionada agencia se evidencia cuando le encarga a un buen compositor, que claramente todos saben bien quien es, una letra. Le dan el guion, le dicen que incluya por algún lado unas marcas de artículos mundanos y proceden a subastar esa estupenda gema.

No sabría decir cuanto fue, pero imaginan ustedes lo que pagó Renault por aparecer allí. Fundada en 1899, ningún aviso publicitario en la historia de la fábrica había producido tantos dividendos. Casio no perdió la oportunidad de estar junto a Rolex en boca de cientos de millones de personas. Al costo que sea, eso no les importó ya que el resultado de su inversión fue lo que la habilidosa agencia les había garantizado y les cumplieron con creces.

El mundo de la música está en su mejor momento comercial. Allí se insertó con increíble acierto esta sencilla muchacha latina con grandes habilidades artísticas para explotar, en el mejor de los sentidos, su proyección universal. El otro no sabe todavía qué le pegó, y es que cada vez que él abre la boca ella no llora, pero sí factura. Así se mata un despecho. Chapó Shakira, me quito el sombrero.

guillermomendozad@gmdconsultor.com

 3 min


Jesús Elorza G.

El 8 de marzo se conmemora “El día Internacional de la Mujer”. Esta fecha se utiliza para visualizar la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona, en pie de igualdad con el hombre. En particular, en el deporte, podemos observar que la mujer ha tenido que abrirse camino, a menudo, mediante hazañas épicas y enfrentándose a unas normas hechos por los hombres y para los hombres.

Sirve de ejemplo a esta afirmación, lo ocurrido con Kathrine Virginia "Kathy" Switzer primera mujer en correr un maratón, prueba que estaba destinada exclusivamente a los deportistas varones, cuando en la maratón de Boston de 1967 logró, inscribiéndose como KV Switzer, partir de la línea de meta identificada con el número 261 y llegar a cruzar la línea final después de 5 horas. Ese día vimos a Jock Semple, comisario juez de la maratón, intentar sacar a empujones de la carrera a Kathrine Switzer por ser mujer, no pudo lograrlo por el apoyo que le dieron a la corredora otros participantes en el evento. Las gráficas de ese hecho fueron difundidas en el mundo entero y pasaron a representar un símbolo en la lucha contra la discriminación de la mujer.

La participación de la mujer en los deportes ha sido un largo camino lleno de dificultades, por ser este sector un área con predominio del hombre no solo en los eventos competitivos, sino también en la organización, dirección y gerencia del sector. La historia de los Juegos Olímpicos (JJOO) de la era moderna refleja fielmente la historia de la desigualdad y a su vez la historia de lucha de la mujer contra la discriminación.

Los Juegos Olímpicos, de la era moderna, nacen en 1896 gracias al empeño de un aristócrata y pedagogo francés, el Barón de Coubertin, que tras varios intentos convenció a los miembros del Congreso Olímpico para instaurar este evento internacional y reproducirlo cada 4 años en un lugar distinto del mundo.

Los ideales olímpicos, en esos momentos, incluían la paz mundial, el hermanamiento entre los pueblos y la educación integral de la juventud, sin embargo, dejaban de lado a las mujeres. El lema “Citius, Altius, Fortius” representaba el ideal masculino en el deporte. La mujer no tenía cabida en un mundo de hombres que desde la antigüedad venían imponiendo su concepto de superioridad.

El propio Barón de Coubertin, con su falso humanismo, argumentaba que la presencia de la mujer en los estadios resultaba aberrante, contrario a la salud pública, antiestética, poco interesante e incorrecta, mostrando así un rechazo manifiesto hacia la participación femenina.

Transcurrido más de un siglo, desde que se inauguraron los JJOO de Atenas, la mujer ha transitado en el tiempo por un camino con luces y sombras, luchando para alcanzar la igualdad en el deporte. En primer lugar, para no quedar excluida de un fenómeno social que representaba la modernidad, el principio de una nueva democracia y la igualdad entre los seres humanos. En segundo lugar, para demostrar que no es inferior al hombre, para hacer visibles su competencia y sus cualidades. Como pioneras de ese movimiento contra la discriminación podemos nombrar a:

- Stamata Revithi, mujer griega que en 1896 intentó correr la maratón junto a los hombres y fue excluida. Sin embargo, en señal de protesta, corrió sola al día siguiente.

- Alice Milliat ha sido considerada la abanderada de la lucha por la inclusión de la mujer en los JJOO. Fundó la Federación Internacional del Deporte Femenino en 1921 y fue la precursora de los JJOO femeninos que se celebraron en varias ediciones, destacando las de 1930 en Praga y 1934 en Londres. Su influencia fue decisiva para que el Comité Olímpico incluyera, en Amsterdam (1928), las pruebas de atletismo femeninas en el programa olímpico.

- Charlotte "Chattie" Reinagle Cooper, fue una tenista británica y la primera mujer campeona olímpica de la historia.

Lento y duro ha sido el camino para alcanzar la igualdad de la mujer en el deporte. Una muestra de ello la vemos en el siguiente cuadro, en donde, se puede observar la diferencia de tiempo entre el debut de un deporte en la rama masculina y el tiempo de espera para ver la participación femenina:

Deporte

Debut
masculino

Debut
femenino

Años de
diferencia

Boxeo

1904

2012

108

Halterofilia

1896

2000

104

Waterpolo

1900

2000

100

Futbol soccer

1900

1996

96

Ciclismo de pista

1896

1988

92

Ciclismo de ruta

1896

1984

88

Pentatlón moderno

1912

2000

88

Remo

1900

1976

76

Hockey sobre pasto

1908

1980

72

Tiro deportivo

1896

1968

72

Lucha grecorromana

1896

1968

72

Básquetbol

1936

1976

40

Handball

1936

1976

40

Atletismo

1896

1928

32

Gimnasia artística

1896

1928

32

Esgrima

1896

1924

28

Judo

1964

1992

28

Béisbol

1992

2012*

20

Natación

1896

1912

16

Canotaje

1936

1948

12

Clavados

1904

1912

8

Softbol

1992

1996*

4

Tenis

1896

1900

4

Tiro con arco

1900

1904

4

En el deporte venezolano, cabe destacar el papel de las mujeres en su permanente accionar por lograr derribar los muros de la discriminación y la desigualdad de condiciones con respecto al hombre. En esa historia podemos citar a una serie de atletas que jugaron un destacado papel en abrir las puertas de la actividad deportiva para permitir el ingreso masivo de mujeres en distintas edades que hoy concurren a los escenarios deportivos.

Entre las pioneras del deporte contemporáneo podemos citar a: Josefina Navarro, Ursula Selle y Belkys Leal en esgrima. Cristina Egui en tenis, Gisela Vidal, Sheila Leiva, Benilde Ascanio y Dalia Quintero en atletismo, Carmen Teresa Brea, Mery Tenorio y Priscila Conopoy en voleibol, Ana y Maria Victoria Carrasco en esquí acuático, Luisa Alvarado y Yubirí González en baloncesto, Analiesse Rockemback en natación, Mercedes de García en Tiro, Flor Isava en ecuestre, Amalia Hernández en ajedrez, Natacha Hernández en judo, Carmencita Hernández, Gloria Alfonzo, Gregoria Torres y Zuleima Cirimele en softbol, Tiziana Petrangeli, Nieves Sansonetti, Any y Luna Woyzechowsky, Raíza Ojeda, Norma Briceño y Carmen Cabrera en gimnasia.

Todas ellas y muchas otras que escapan a mi memoria, lograron con su esfuerzo y dedicación abrir el camino del deporte a los miles de personas de diferentes edades que hoy participan del deporte como atletas, entrenadores, personal de apoyo o dirigentes deportivos.

El largo camino de las dificultades para las mujeres en los deportes está lejos de llegar a su etapa final. Hoy vemos el surgimiento de nuevos problemas que suscitan un debate permanente en el mundo deportivo. La inclusión de las mujeres transgénero en las competiciones deportivas femeninas, es una cuestión compleja en la que han de conciliarse el derecho a la identidad y a la no discriminación de las deportistas y el juego limpio, entendido como la igualdad de oportunidades de las participantes.

El debate está encima de la mesa y es objeto de fuertes polémicas. La profundidad del debate es tal que lleva a cuestionar incluso la concepción binaria del deporte, aquella que divide la competición en las categorías hombre-mujer.

No hay soluciones únicas: hay quien aboga por negar la participación de las deportistas trans en competiciones femeninas al considerar que tienen superioridad física y dejan en desventaja a sus compañeras y quien solicita la integración de toda aquella persona que se sienta mujer. En el medio, voces que piden un estudio caso por caso y otras que sugieren superar las categorías sexuales en pro de otras divisiones más afinadas que tengan que ver con la talla o el peso. En fin, un problema latente que hay que resolver bajo el principio de la no discriminación.

 5 min


Ignacio Avalos Gutiérrez

Luego de un largo tiempo, la UCV vuelve dentro de poco a las urnas de votación para elegir a sus autoridades. Un largo tiempo, digo, y no entro en las razones y circunstancias que motivaron tamaña demora, pues son de sobra conocidas, todas envueltas en la negligencia interna y, principalmente, en la arbitrariedad y sectarismo por parte del gobierno.

Buena noticia, pues, y esperemos que se vaya repitiendo en las demás universidades públicas. Necesitamos nuevas caras para abrirle la puerta a otras miradas, otros objetivos y otras formas de desempeño que sepan interpretar los signos de los tiempos.

Menuda tarea la que le espera a quienes resulten nombrados, se oye decir en los pasillos ucevistas. Y ciertamente la situación de nuestra institución deja mucho que desear en todos los sentidos, cualquiera lo sabe. Pero empezamos mal si creemos es una responsabilidad sólo de ellos y no entendemos que es un trabajo que nos toca a todos, al margen del espació institucional en el que nos desenvolvemos.

“Cambio epocal”

Se nos han roto, según es moda decir, los paradigmas mediante los que entendíamos el mundo. Los límites más o menos trazados y claros que antes nos permitían una cierta ubicación, ahora se nos mueven o se nos hacen borrosos, complicándonos la existencia, tanto individual, como colectivamente. Los mapas mentales de los que se disponía no alcanzan para orientarnos y ni siquiera tenemos, creo, el consuelo de las ideologías, a través de las cuales explicábamos (más o menos) la historia y el futuro. En fin, ahora todo se torna inestable en nuestro derredor y pareciera no haber lugar ni tiempo para sedimentar explicaciones, normas o criterios que nos sirvan de guía. Los hechos se nos vienen encima.

En el transcurso de los últimos años ha cobrado forma lo que sin exageración se ha evaluado como una explosión del conocimiento científico y tecnológico, dando pie a transformaciones que van reconfigurando profundamente la existencia humana, haciendo de ésta una experiencia cada vez más distinta de lo que era hasta hace no hace mucho. Adicionalmente, dichas transformaciones acontecen aceleradamente y nos sorprenden “fuera de base”. No en balde se afirma que vivimos en la era de la perplejidad, refiriéndose al desconcierto ante una metamorfosis que alude a todos los escenarios de la vida social, modificando, incluso, aspectos que parecían esenciales de los seres humanos, como sus capacidades físicas y mentales, su longevidad e incluso su posición como especie dominante, cuestionada, se dice, por máquinas cada vez más inteligentes y ubicuas.

Dibujan, así pues, un “cambio epocal” y tienen el efecto de plantearnos temas nuevos, de crearnos problemas nuevos, de trazar situaciones nuevas, de generar, en fin, dilemas nuevos. Hoy en día sabemos más de muchísimo más tópicos y, por tanto, se va ensanchando el campo de la decisión humana. Los avances en el conocimiento nos ponen, tanto en el plano individual como colectivo, en el trance de tener que juzgar sobre cosas sobre las cuales jamás cupo escogencia alguna. Nos traen disyuntivas inéditas frente a las cuales pareceríamos estar desguarnecidos de valores, normas y criterios que nos sirvan para conducirnos frente a ellas.

Las universidades

Las universidades se encuentran dentro del contexto esbozado en las líneas precedentes. Les toca emprender, así pues, la crucial e impostergable tarea de modificar, entro otros muchos aspectos, sus estructuras, sus normas de organización, el contenido de las carreras, los modos de enseñar e investigar, de conectarse con otras organizaciones tanto nacionales como internacionales, todo lo cual precisa la generación de un nuevo modelo de conocimientos fundamentado en la integración las ciencias naturales, las ciencias sociales y las ciencias humanas, entre ellas y dentro de ellas.

Esto significa que la labor pendiente para nuestras universidades no es sólo reconstruirse, que desde luego lo es, sino construirse de tal forma que pueda plantarse frente a condiciones muy disímiles .

El ChatGPT

En estos días han proliferado las noticias que hablan de la inteligencia artificial, a propósito del ChatGPT, un dispositivo tecnológico ideado para realizar tareas con el lenguaje, capaz de procesar y generar textos que parecieran elaborados por seres humanos

Su aparición ha generado un amplio debate que ventila las ventajas y las desventajas, así como los peligros y las amenazas. Hay, en consecuencia, quienes se sitúan a favor de promover su uso y los que consideran que debe manejarse con extremo cuidado y hasta prohibirse. Entre estos último se ubica el propio Elon Musk, quien lo ha calificado como “un peligro para la civilización”.

El ChatGPT ha sacudido el mundo educativo en todos sus niveles y en todo el mundo. La palabra plagio (pecado mortal en el medio académico), tal vez sea la que resuma de la manera más gráfica y simple - a sabiendas de que se incurre en una exageración- las discusiones que ha suscitado en torno a los procesos de enseñanza e investigación. Con respecto a las universidades, es un factor que se suma a los ya referidos al principio del artículo, situando sobre el tapete su redefinición institucional.

Ciertamente, el ChatGPT pesa más bien poco si se calibra desde la evolución que se observa en el área de la Inteligencia Artificial y no digamos de la llamada Inteligencia Artificial Generalizada. Pero lo traigo a colación porque, su reciente figuración en la opinión pública me sirve de pretexto para ilustrar la necesidad de que veamos las próximas elecciones como la oportunidad de empezar un proceso, seguramente difícil y prolongado, con el fin de enrumbar a la UCV según otras perspectivas, haciéndose valer como la Casa que vence las Sombras, ante los desafíos que pone este siglo XXI.

Posdata

Por si acaso, juro que soy el único autor del presente artículo, elaborado sin la participación de alguna inteligencia que no sea la mía

El Nacional, jueves 2 de febrero de 2023

 4 min


Maxim Ross

Percibimos a nuestra sociedad envuelta en un sin número de eventos que, por mínima lógica podemos llamar “trampas”, unas de carácter económico, otras de tipo político y las demás, que es lo peor, una gama de ellas insertas en la sociedad misma, que van desde la precariedad económica y la creencia al bienestar temporal, hasta el desasosiego, la desesperanza y los temores a la movilización y la protesta. Creemos que describen nítidamente la Venezuela de hoy y la inhiben para encontrar salidas.

Por consecuencia, parece tener sentido intentar una caracterización que pueda contribuir en la búsqueda de soluciones para luego identificar como se vinculan unas a otras y se articulan para mantenernos inmovilizados, porque vemos a Venezuela apresada por nudos que le impiden edificar una solución de País, de Nación, de Estado para la gran sociedad que somos.

Pertinente puede ser, entonces, examinar cada una de esas trampas, ver como se combinan para entrampar a Venezuela toda. La primera que nos paraliza es el inmediatismo.

Inmediatismo y juego táctico

Asombrará a los lectores que comencemos por esta. Nos referimos a esa perspectiva temporal que forma parte de nuestra cultura y que, por lo que vemos, compartimos todos los venezolanos. El inmediatismo, el corto plazo y medidas tácticas nos dominan para resolver problemas.

En el Gobierno es evidente con el manejo de la crisis económica, porque nunca ideó una solución estratégica y descansó en los ingresos que, espontáneamente, le proporcionaron las remesas recibidas[1] y el aumento de los precios petroleros originados por la invasión rusa. Obligado por esas circunstancias y por la convicción de que el método anterior lo llevaba al colapso se adhirió a la apertura y a cierta creencia en el mercado. Aranceles e impuestos a discreción para importar, permitieron bodegones y tiendas que animan y crean esa sensación de bienestar que se está viviendo. Espectáculos y recreación completan el juego táctico.

Centrado como está en el tema de las sanciones su única expectativa es que estas se alivien o se liberen y se aprueben más licencias que atraigan inversiones y aumenten la producción y las ventas del crudo, porque todo se apuesta a la inmediatez y los beneficios de esa salida, dejando a Venezuela, otra vez, enganchada y subordinada al milagro petrolero.

En lo político su juego se centra en ganar tiempo en las Negociaciones, en ese “tira y encoge” que utiliza reiteradamente para acercarse a unas elecciones en que reine ese ambiente de bienestar que aludimos. El cambio, bien significativo de la simbología del “rojo rojito” y la República Bolivariana, al muy bien calculado énfasis en el nombre Venezuela y al “Juntos Podemos”, ilustra un intento de reconciliar que pareciera estratégico, pero si se le suman presos, control político, amenazas y ataques revela su apuesta táctica. No hay, en el Gobierno, repetimos, señales de un proyecto nacional que extraiga a Venezuela de la inmediatez y que ponga la mira en el encuentro de todos.

En los partidos políticos, de un lado y del otro, lo que se percibe es el ataque continuo, la descalificación y la exclusión como regla del juego. Desde el lado de los gubernamentales, abandonados están todos aquellos mensajes estratégicos de los “motores de la Revolución”, de la Venezuela “potencia energética”, para aterrizar en meros cambios ministeriales y en la clara intención de lograr un cuadro electoral favorable a su permanencia en el poder. Encerrados en sus misiones, en sus CLAPs o en el subsidio, el asunto es mantener a la población subordinada y sin respuestas al mundanal de miseria, miedo y conformismo que crearon.

Del lado de la oposición democrática el cuadro no puede ser peor, enfocados únicamente en el tema de las primarias. Algunos haciéndole “carantoñas” al Gobierno y otros claramente enfrentados a este, pero dejando la imagen de grandes discrepancias en el terreno meramente táctico, sin dejar saber que se proponen hacer con el país, más allá del 2023. Obviamente, la confusión y la desconfianza reinan en el plano de la opinión pública y en la población en general. La pregunta vuelve a ser: ¿votas o no, te abstienes, con o sin CNE? y paremos de contar.

Del lado del resto de la sociedad se observa una situación similar, porque el más de los ricos disfruta esta bonanza inesperada que lo lleva a hurgar en cuanto negocio o “emprendimiento” acomete para aprovecharlo y extenderla cuanto se pueda. El lema “hay que sobrevivir” está por encima de todo y con toda razón. La consigna es dejar eso de la política para otros, aunque la democracia esté en juego. La conjura “Venezuela abierta al futuro” se va imponiendo.

Mientras tanto el más de los pobres tiene que agenciárselas para sobrevivir en el mundo de las pensiones, del salario mínimo, las subvenciones o el Carnet de la Patria. Si es cierto, como lo indican los datos de ENCOVI, que los niveles de pobreza siguen estando allí, que no han disminuido, mal se le puede pedir que piensen en algo más allá y esa gran masa de población se atenga solo a sobrevivir. Enfrentamos un inmediatismo sobre determinado por la precariedad económica que, como vemos, nos atrapa e inmoviliza. A ello se agrega nuestra clásica cultura inclinada a soluciones simples y únicas

La conducta de la “carta única”

Otra de las trampas en la que estamos envueltos es esta la de asumir una carta política para todo. Con las primarias y las elecciones del 2024 volveremos a la normalidad, sea quien sea quien gane, pero sin saber que nos depara el destino. Del lado del Gobierno, sabemos, que su única carta es mantenerse en el poder, del lado opositor destronarlo. Todo encerrado dentro del terreno táctico de lo político, porque este no parece dar más de sí mismo. Eso que debería ser su interés primario, sus ideas y programas sobre el presente y el futuro de Venezuela, está fuera del juego.

Lo más grave es que esa “trampa” la creamos nosotros mismos cuando delegamos toda solución país a los partidos políticos. Esta sistemática conducta de la sociedad civil ha conducido al falso dilema de participar o no en la política, como si esta fuera predio solo de los partidos, cuando la suerte del país está más en nuestras manos, que en la de ellos. La confluencia del Estado petrolero y el interés de los partidos políticos conllevan a una entrega total del poder en sus manos.

La sociedad civil ha renunciado a ejercer sus derechos como Nación, como dueños que somos del trabajo, del capital, de los recursos y del talento venezolano. Si la política es el buen manejo de un país en algo le incumbe a la sociedad civil ocuparse de ella, sin pretender, lo hemos dicho, sustituirlos, pero si complementarlos debidamente, hacerle seguimiento efectivo a cada gobierno. Salir de la trampa de la política como única herramienta es indispensable para encontrarle una ruta duradera al país que proporcione bienestar para todos. Lo que pasa y pueda suceder en el terreno económico es vital para encontrar esa ruta.

La economía

Ni el Gobierno puede sacar a Venezuela del marasmo económico que el mismo creó, ni puede hacerlo la oposición. No pueden solos y necesitan el concurso de empresarios, profesionales, trabajadores, empleados y todo eso que bien se llama sociedad civil. El Gobierno no puede porque requiere de unos recursos financieros que no tiene y que están siendo limitados, no solo porque los despilfarró groseramente y por el régimen de sanciones, sino porque la comunidad financiera internacional no tiene confianza en él. No puede endeudarse ya que ha incumplido con demasiadas obligaciones y contratos que bien lo identifican. Acreedores, expropiados y tenedores de bonos lo confirman.

Tampoco se atreve a abrirle camino sano y completo al sector privado venezolano porque le tiene “ojeriza” y lo considera su enemigo estratégico, al menos mientras mantenga su diluida tesis del socialismo del siglo XX. Como sabemos, sin agricultura, agroindustria, manufactura y comercio no hay país que se sustente y, también sabemos, que con solo petróleo no basta para crear una economía sostenible y duradera.[2] El Gobierno está entrampado porque no admite de verdad poder trabajar con todos.

La oposición democrática, obviamente tampoco puede porque no maneja recursos. Podría, de ganar las elecciones, reconstruir la confianza y la pluralidad política y así recurrir a la comunidad internacional en busca del apoyo financiero necesario para reparar los daños e iniciar una era de reconstrucción, pero tiene que ganarlas y otra vez regresamos a la trampa de la “carta única”.

Para que la economía tome el rumbo que todos deseamos, el de una visión amplia y compleja, ese proceso no puede quedar solo en manos de partidos y gobiernos. Esa responsabilidad vuelve a recaer en quienes poseen el talento, el capital y el trabajo, esto es en la sociedad civil organizada, pero esta tiene que desprenderse de sus atávicos hábitos y de su extrema subordinación al Estado. Tiene que salir de esa trampa en que está hoy de cooperar, enfrentarse o asociarse con los nuevos actores y, para ello, tiene que tomar la iniciativa de proponerse una poderosa alianza cívica que vaya más allá de lo cotidiano, salga del inmediatismo y la táctica y se concentre en una estrategia y un programa realista para el presente y el futuro de Venezuela.[3]

Intereses foráneos

Para colmo de males estamos entrampados en el juego político y económico de las grandes potencias o de sus apéndices, del que sabemos no podemos escapar, pero que si podríamos atenuar si no todo queda en manos de gobiernos y partidos. De nuevo, una Venezuela más autónoma es posible, si logramos como hemos repetido incesantemente, reducir nuestra dependencia del drama petróleo que parece ser nuestro único destino. La oportunidad de mitigar o moderar ese status quo proviene de la capacidad y la participación de la sociedad civil organizada en crear una economía mucho más diversificada.

No sabemos si hemos logrado el objetivo de transmitir a la opinión publica los argumentos que sustentan esta idea del cómo estamos entrampados, porque a ello se une el clamor de lo que escuchamos todos los días: La desesperanza que arropa un sentimiento de resignación, el exilio y la diáspora que poco pueden hacer desde lejos, las manifestaciones de calle que se convierten en la única vertiente de protesta civil y que, tan pronto como aparecen, son apagadas por el ataque policial o por las ofertas monetarias. A ellas se añade el excesivo peso individualista de las redes sociales que limitan la creación de opiniones más colectivas y, al final, algunos intentos que presumen de analíticos de la situación que vivimos y que terminan en meras descripciones de hechos.

Venezuela atrapada

Concluimos estas reflexiones con el convencimiento de que nuestro país no podrá alcanzar el largo y complejo camino de la recuperación si no logra levantar las restricciones que imponen las trampas que hemos descrito. ¿Cómo hacerlo? No lo tenemos claro, pero si creemos, que identificándolas podríamos, quizás, contribuir a encontrar soluciones.

También ratificamos la opinión de que el “juego” está en las manos de nuestra sociedad civil, de las iniciativas propias que pueda tomar, sin la pretensión de sustituir partidos o gobiernos, pero si ofreciéndole a ellos y a todos los venezolanos un programa y una Visión que nos extraiga de ese universo de trampas en que estamos envueltos.

[1] Fue esa economía privada la que, paradójicamente, le ayudó a salir de su crisis de ingresos.

[2] Ver mi artículo sobre los riesgos económicos y políticos de una Venezuela Petrolera. recién publicado en los medios nacionales.

[3] Las asociaciones empresariales han presentado varias veces planes en esa dirección, pero no terminan de evidenciar en su práctica más autonomía frente al Estado.

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