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Opinión

Fernando Carrillo Flórez

Existe una generación de estómagos vacíos y corazones rotos que reclama soluciones inmediatas para derrotar el hambre, más allá de los discursos, promesas y documentos voluminosos de tecnócratas que asesoran a gobiernos obsesionados con ganar elecciones, malgastar los presupuestos y enriquecerse, con cero compromiso con el bienestar de la gente. Es tiempo de patear la mesa, preparar un menú de soluciones a la crisis alimentaria con pactos globales que obliguen a una acción inmediata de los Estados, para ganar la guerra contra la peor pandemia que azota al mundo y amenaza la sobrevivencia de la especie: el hambre. Un enemigo invisible para los insensibles, letal para los más débiles y vergonzoso para la humanidad.

Una de las vértebras centrales del discurso de posesión del presidente Lula, el pasado primero de enero, fue rescatar a 33 millones de brasileños del hambre y a 100 millones de la pobreza, después del desastroso gobierno de “destrucción nacional” que dejó Bolsonaro. El hambre es el problema más urgente que afecta la salud, la educación, el empleo; amenaza y deslegitima la democracia, genera violencia y es el legado más letal de la pandemia del covid-19.

Vivimos una época de graves retrocesos, de estómagos vacíos y corazones rotos. De ilusiones perdidas por millones de ciudadanos que ven la comida por televisión y pocas veces saborean la carta de derechos. Padecemos una “cascada de crisis” simultáneas, como bien lo señala el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, o la “permacrisis” reseñada por The Economist, que hoy afecta al mundo; todas ellas ―la económica, geopolítica, social, climática, energética― que terminan ahondando el drama de la inseguridad alimentaria y la desnutrición. Es una calamidad que se haya querido ignorar el carácter de derecho fundamental de la alimentación, tanto como su impacto en el paquete de derechos sociales y económicos, que golpean el crecimiento y el desarrollo y aumentan la desigualdad. Y no es culpa de las cifras desalentadoras de la FAO, UNICEF o del PNUD sino de la indiferencia, la indolencia, la falta de solidaridad y en no pocos caso de la aporofobia que bien ha explicado Adela Cortina en estas páginas editoriales. El problema del hambre es, sin duda, un problema de derechos y los tribunales constitucionales toman cada vez más cartas en el asunto.

No se trata de una crisis más. Su solución debe estar en el centro de la política social como prioridad de la agenda pública, y como eje de grandes acuerdos nacionales contra el hambre, partiendo del reconocimiento de la incapacidad del Estado para resolver solo esta megacrisis, y la sumatoria del sector privado, la academia y la sociedad civil en la construcción de escenarios que reconozcan que algunos políticos viven enamorados de sus errores. Alianzas, diálogo social, concertación incluyente, sinergias, asociaciones público-privadas son alternativas que comienzan a explorarse. Los bancos de alimentos, por ejemplo, han mostrado una eficacia mayor a la del Estado en la focalización de entrega de ayudas a los más necesitados.

A lo largo y ancho de América Latina, la pregunta es cuál va a ser la segunda generación de políticas sociales de los gobiernos que desde la izquierda se enfrentan a la madre de todas las crisis. Las ya clásicas transferencias monetarias hoy por hoy reclaman un replanteamiento y la renta básica universal no acaba de inventarse como herramienta de política social. Allí hay de todo como en un supermercado: desde pragmatismo con impactos incuestionables en reducción de la desigualdad y el hambre, hasta clientelismo, corrupción y falta de transparencia en programas de renta condicionados que se convirtieron en pagos de favores políticos o captura de nuevos electores.

Aún más, la gran pregunta es cuál sería un plan de choque efectivo que sepa diferenciar entre lo coyuntural y lo estructural, reconozca la centralidad del sector rural, vaya más allá del asistencialismo, con la soberanía alimentaria como premisa mayor, sin populismo ni imposición unilateral, con los derechos de los campesinos y pequeños agricultores marcando el ritmo de esta reforma tan postergada. Para no hablar por ejemplo de los programas de alimentación escolar que se han convertido en el plato más apetecido por los corruptos en algunos de nuestros países.

El sector agrícola, agroalimentario y campesino está desfinanciado, politizado desde lo público y debilitado desde lo privado, afectado por todos los males presentes ―recesión, devaluación, inflación, inmigración, cambio climático, centralización del poder― y marginalizado en los presupuestos públicos. En los organismos internacionales, tanto las políticas públicas como los expertos en economía agrícola fueron jubilados prematuramente en el marco de la fiesta neoliberal de los noventas y hoy se buscan con lupa por todas partes. Hoy se formulan de nuevo temas como el microcrédito campesino, la rentabilidad del campo en el ámbito de la reforma rural, el rol de la mujer rural, el hambre urbana y el hambre oculta, la brecha digital en el campo, la inversión en investigación y desarrollo, la sostenibilidad de los planes de acción contra el hambre, la reglamentación de los desperdicios de alimentos que llegan a niveles inaceptables del 34% que terminan en la basura, etc.

Y en la misma forma, como decía Tip O’Neill que la política es toda local, la política pública del agro y contra el hambre es más local y territorial que ninguna otra, y por ello gobernadores, alcaldes y mandatarios regionales son los primeros llamados a hacer parte de esos acuerdos por la seguridad alimentaria. Los denominados “mapas del hambre” son herramientas esenciales que deben llevar a priorizar y focalizar acciones concretas en los territorios con dimensión local articulada con lo nacional. Máxime cuando el karma del alza de los precios de los alimentos llegó para quedarse y la desnutrición infantil sigue causando retrasos en el desarrollo cognitivo, baja capacidad de aprendizaje y, lo que es una vergüenza, cobrando vidas.

Producir más alimentos y saberlos distribuir es sin duda una prelación inmediata del desarrollo, como lo ha señalado el nuevo presidente del Banco Interamericano de desarrollo, Ilan Goldfajn. Se trata en últimas de una exigencia ética que reclama prioridad absoluta en las agendas sociales de los gobiernos en un 2023 que comienza con el pie izquierdo para el mundo.

9 de enero 2023

El País

https://elpais.com/america-colombia/2023-01-10/el-hambre-un-virus-letal-...

 4 min


Eddie A. Ramírez S.

Coroneles y generales abundan en demasía en relación con el tamaño de nuestra Fuerza Armada y de los cargos disponibles. Chávez y Maduro, para comprar sumisión, han ascendido a oficiales por antigüedad y no por méritos, con la falsa premisa de que los ascensos son un derecho. Algo así como se promueven los niños del maternal al kindergarten. Solo queda uno que otro rezagado por no estar totalmente identificado con el régimen.

Muchos han ocupado u ocupan importantes posiciones. Ninguno ha realizado una buena labor, aunque tampoco los civiles. Igual sucede en todos los ámbitos.

Tenemos buenos profesionales y la mayoría de nuestra población es trabajadora, pero tenemos escasez de buenos ciudadanos. Gustavo Coronel es uno de ellos. Estos son los Coroneles que debemos formar.

Su reciente libro, Una fábrica de ciudadanos: Bases para la reconstrucción de Venezuela, nos

proporciona la pauta.

Gustavo, el incansable geólogo luchador por la democracia y en contra de la corrupción, asevera que “Venezuela ha experimentado durante casi toda su historia una tragedia que puede definirse como la carencia de una masa crítica de buenos ciudadanos activos”.

Acertadamente, predica que hay que ir más allá de ser un ciudadano que cumple las leyes y respeta las buenas costumbres, sino que es imprescindible que sea activo que contribuya al bien común. Recalca nuestra tendencia a exigir derechos, obviando los deberes. El bien del planeta debe prevalecer sobre el bien nacional, este sobre el local y el bien colectivo sobre el bien individual.

Nos recuerda que en nuestra historia varios compatriotas insistieron sobre la educación ciudadana. Entre ellos Cecilio Acosta y, recientemente, Antonio Luis Cárdenas y la Asamblea de Educación.

Menciona que hay virtudes cívicas, como ser activos y responsables, contribuir al bien común, civilidad, buen vecino, solidaridad social, espíritu de servicio, voluntariado, generosidad y disposición para compartir. También virtudes morales como compasión, gratitud, humildad, integridad, deseo de justicia, respeto al derecho ajeno, coraje para defender principios y honestidad. Sentencia que nuestra educación ha sido un fraude, que privilegia la instrucción sobre la educación ciudadana y que nuestra sociedad se ha edificado sobre el primer piso, el petrolero, sin las bases que garanticen la estabilidad.

Recalca que hemos tenido campañas excelentes, como las de Renny Ottolina, Marta Rodríguez Miranda, Guillermo Aristimuño, la del Metro de Caracas y la de la Pdvsa meritocrática. Sin embargo, dice nuestro amigo, se requiere un esfuerzo mucho mayor. Tiene que ser un compromiso nacional, con rango de política de Estado, con un equipo permanente, a largo plazo y dirigido a todos los venezolanos.

Coronel relata su experiencia y señala los pasos que hay que dar, entre ellos la formación de educadores, para establecer la fábrica de ciudadanos. Desde luego, nuestros educadores deben ser mejor remunerados.

El libro, de lectura obligada, lo publicó la editorial Dahbar y también se consigue en Amazon. Por cierto, este distinguido Coronel cumple este año nueve décadas de vida rica en experiencias, en las que renunció a cargos importantes, unas veces por defender principios, otras por querer contribuir a una mejor Venezuela y, hasta hace poco, era voluntario como camillero en un hospital en Estados Unidos. Es decir, que predica, practica y defiende los principios y valores de nuestra civilización.

Hay analfabetas que son buenos ciudadanos. Tener méritos académicos no es garantía de serlo. Un ejemplo es el diputado de Primero Justicia Juan Miguel Matheus, con buena formación profesional, pero que se expresa como un energúmeno al intentar descalificar a distinguidos juristas del Bloque Constitucional, tildándolos de “mentirosos y corruptos que manipulan la opinión pública para proteger intereses políticos”. Se puso al nivel de Mario Saliva. Gustavo Tarre y Carlos Vecchio, dos buenos ciudadanos, presentaron sus informes de gestión, como representantes en la OEA y en la embajada en Washington.

Este libro trajo a mi memoria el de Arnoldo Gabaldón, La enfermedad latinoamericana de la educación superior, quien predicó que, por privilegiar la educación superior, hemos sacrificado los recursos para la educación preescolar y primaria. Es interesante que, en países como Canadá, la educación universitaria no es gratis. Varios países consideran que la responsabilidad del Estado de dar educación gratuita llegahasta el bachillerato. En Costa Rica, los estudiantes universitarios pagan de acuerdo con el ingreso familiar. Sin duda es un tema polémico, pero que habrá que abordar. El Estado no tendrá suficientes recursos para atender todas las necesidades.

Cabe mencionar que en el pasado hubo mucha tendencia al derroche de los recursos naturales, que son un bien común, como el agua y la electricidad. También, muchos pretendieron vivir por encima de sus posibilidades solo para presumir, pensando que no vendrían tiempos de vacas flacas. Hoy sufren las consecuencias. Ojalá hayamos aprendido y, cuando recuperemos la libertad, practiquemos lo que aconseja Gustavo Coronel y apoyemos su iniciativa para formar una masa crítica de buenos ciudadanos.

Como (había) en botica:

Ojalá no terminen de poner la torta haciendo cambios indebidos en la directiva ad hoc de Pdvsa. Venezuela perdió la semana pasada un gran ciudadano. El Dr. Pablo Reimpell fue un buen ciudadano y baluarte en la Pdvsa meritocrática. Trabajador como el que más, honesto,

capaz, de trato afable, conocedor de varios idiomas.

La orden de captura de las tres integrantes de la directiva de la Asamblea Nacional, todas en el exilio, es otro atropello del régimen. Las declaraciones imprudentes de Marianela Fernández, vicepresidenta de la Asamblea, evidencian que no es la persona para ese cargo.

Mike López fue un compañero petrolero que recién falleció. Trabajó en la refinería de

Amuay. Fue despedido y junto con su familia desalojado ilegalmente de su vivienda. Lo sustituyó un amigo que no estaba preparado para el cargo. López consideró un deber apoyar al amigo a pesar de sus diferencias, por lo que lo ayudó a superar su falta de preparación. Eso es ser un buen ciudadano.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@Hotmail.com

10/01/23

 4 min


Benjamín Tripier

A medida que pasan los días de este nuevo año, el panorama político se va aclarando, dejando como ganador al chavismo en general y a Maduro en particular. La dirigencia de oposición hecha trizas, y las diferencias internas del chavismo, controladas… por ahora.

O sea que el chavismo comienza el año 2023 con pie firme, y sin competidores a la vista, teniendo como problema interno a resolver el perfil anti revolucionario de “dólar-Chevron-mercado” de este neo chavismo que aún no encuentra centro. Porque este triunfo arrollador que le dio la oposición al chavismo pudiera darles más fuerza a los grupos radicales para regresar al Plan de la Patria y a los controles.

Porque la piedra en el zapato que significaba Juan Guaidó ya no está, y difícilmente la dirigencia opositora podrá armar algo tan fuerte como lo fue el interinato… de hecho, es difícil que pueda armar algo… punto.

El “autosuicidio” de la oposición dejó al chavismo en una posición inmejorable como para comenzar a recuperar lo que el interinato le había arrebatado, que era el poder fronteras afuera. Porque hasta hace unos pocos días la ecuación era clara: el chavismo dominaba fronteras adentro y la oposición, liderada por Guaidó, lo hacía fronteras afuera.

Ahora con el campo exterior despejado, solo les queda comenzar a maniobrar como ellos saben hacerlo, apoyándose en los gobiernos de izquierda de la región que, si bien ya no son rojos, sino rosados, aún son solidarios y ayudarán a Maduro. Claro que ya no pueden contar ni con China, Irán o Rusia por lo de la guerra; pero si con Lula, Petro y Kirchner… porque con México es otra historia, y AMLO no es garantía abierta como los mencionados.

Se rompió el equilibrio de fuerzas que proporcionaba el interinato, que tenía entre sus capacidades, por diseño, lo de las sanciones; por lo que el peso del poder y de la iniciativa ahora pasa al chavismo, que estará libre de negociar —sin intermediarios— con el ala izquierda del gobierno de Biden, encarnada por Juan González. Sigue siendo la conquista de Venezuela que intentó Trump, pero ahora por otros métodos, que prescinden de la oposición y actúan directamente con su enemigo, como ocurre con Irán y China, donde no cuentan con “oposiciones” … enemigo es enemigo.

Porque para colmo, al haberse mudado al exterior el núcleo de la AN2015, ya no quedan actores formales en Venezuela, dejándole el campo libre al chavismo; que ya está en condiciones de adelantar las elecciones, con Maduro como candidato, y ganarlas en buena lid; porque la dirigencia de oposición está en desbandada, y la abstención será la respuesta por parte de la gran masa de opositores de base que hay en el país.

Con sus acciones, la oposición institucional se desarticula y tiene que mover el horizonte de cambio, del 2024 al 2030. Porque por ahora, las elecciones del 2024 (o antes, cuando el chavismo lo decida) las ganará Maduro.

Político

La carta de juego que está poniendo sobre la mesa la dirigencia de oposición post interinato es la de las primarias, como si fuera parte de un plan articulado que tiene como meta desplazar al chavismo. Porque tenía sentido de potencial cambio solo con las piezas de poder con que contaban; pero ahora ya no las tienen, y, entre tantas cosas que perdieron con la decisión, perdieron la confianza de las bases.

Pero no todos perdieron la confianza; según la calle, los únicos que se fortalecieron fueron Guaidó y María Corina. El primero porque aguantó los insultos y presiones de “compañeros” y adversarios, sin perder la compostura, sin insultos, y con el mismo estilo, completó y entregó la tarea encomendada. Y la segunda porque mantuvo la consistencia conceptual contra vientos y mareas; y eso no se ve con frecuencia entre los políticos venezolanos… al menos no entre los que cuentan y son relevantes… entre los que tienen algo que perder.

Si lo del interinato fue una mala idea, o no lo fue, ya es historia antigua; lo cierto es que fue la acción opositora más fuerte y contundente desde que comenzó el chavismo. El mundo supo de Venezuela, se interesó en la oposición y presionó de tal manera que hasta obligó al chavismo a abrirse al dólar y al mercado.

Llevamos unos pocos días desde el desmantelamiento del interinato, y EE UU hizo solo dos menciones: sigue considerando que Maduro no es legítimo y que la AN2015 es el último vestigio de legalidad institucional; y que Guaidó (y otros como él) iban a ser parte de las relaciones futuras. Y digo “solo dos”, porque aún van a aparecer muchas declaraciones más, a medida que entre la Casa Blanca y el Departamento de Estado comiencen a caer en cuenta de los vacíos y cabos que quedan sueltos, y del desbarajuste institucional; especialmente en cuanto al manejo de activos y fondos en el exterior.

Lo que no va a cambiar es la posición de estado de EE UU con respecto a Venezuela mientras esté bajo un gobierno que se autoproclame antimperialista (anti EE UU); porque la posición es bipartidista y bicameral. Y en cuanto a que pueda aparecer una oportunidad favorable por la lucha interna entre republicanos, lo cierto es que, si Biden va a tomar ventaja de la situación, seguramente no será por el tema Venezuela; tiene muchos más frentes internos y externos en los cuales “gastarse” la oportunidad.

Por el contrario, con la desaparición del interinato es posible que la relación entre los dos países se deteriore aún más, porque quedará “en directo”, al desaparecer el buffer de descompresión que esa institucionalidad paralela proveía. Porque la estrategia de los “escorpiones” (grupo que disolvió el interinato) es tratar de hacerse con la administración de fondos y activos para utilizarlos de común acuerdo con el gobierno, lo cual pareciera difícil que ocurra, porque por más izquierdistas que haya en la Casa Blanca, difícilmente le permitirán al gobierno de Venezuela una recuperación económica que luego puedan usar en contra de EE UU.

Regresando al esquema político interno, la gigantesca masa opositora de base, queda sin referente formal; porque ante la pregunta sobre “¿quién es el líder de la oposición?”, antes, la respuesta —gustara o no gustara— era Guaidó. Ahora no hay cabeza formal, y los líderes tendrán que hacerse desde las bases. En estos dos o tres días, ante esa misma pregunta realizada en diferentes ámbitos, la respuesta se dividía entre Guaidó y María Corina… eso ya es un principio.

O es el final de una tanda de políticos sin credibilidad ni reconocimiento, y cada vez con más rechazo público o popular, que terminarán profundizando la abstención en el campo opositor, y asegurando la victoria del chavismo en la figura de Maduro. Cualquier estrategia democrática electoral de la oposición deberá ser postergada al 2030… porque para el 2024 ya se ocuparon de darle la victoria al chavismo.

Lo que aún no queda claro es si la AN2015 tiene la facultad para hacer lo que hizo. Habrá que ver hasta dónde llega todo esto, porque aún lo siento como prendido con alfileres. Aunque en la práctica, pase lo que pase después, ya el daño reputacional que se auto infligió la oposición no tiene retorno.

Social

En ninguno de los análisis de estos primeros días del año se le da un peso importante al tema social en general, y al de la pobreza en particular. Es posible que la gran diferencia con el pasado pre chavista, donde hemos tenido niveles altos de pobreza, es que, a la vista de hoy, realmente eran clase media baja. Porque tenían posibilidades de empleo, alimentación, salud y educación. Y había un esquema de valores que permitía la evolución social ascendente.

En los últimos tiempos de Chávez, él mismo reconoció que los indigentes, en números absolutos, eran 2,5 millones, lo cual, para la población de entonces, de 32 millones de habitantes, representaban menos del 8% de la población. Hoy, según Encovi, la indigencia está en el orden del 64% sobre una población del orden de los 26 millones de habitantes, para un total de 16 millones de personas. Y eso es mucha gente sin posibilidades de acceder a un trabajo, y sin acceso a ayudas estatales porque los ingresos públicos han disminuido sensiblemente… y ya no alcanzan como antes.

De allí la opción de la emigración que se reconoce, en cifras de la ONU, en un millón de personas solo en 2022, que forman parte de los 7,1 millones que emigraron desde 2015.

Económico

Siendo realista, no hay que tener muchas expectativas sobre el negocio petrolero en este 2023; es posible que la burbuja Chevron se convierta en una “tacita de plata” que pudiera llegar a los 200 mil barriles de producción a partir del 2024. Pero eso es hasta ahí. No se ve que otras empresas puedan entrar porque el espacio jurídico institucional creado a la medida de Chevron no alcanza para que entre alguien más.

Porque las expectativas de faltantes de petróleo que hicieran mirar hacia Venezuela como una alternativa, no se cumplieron; los precios no se dispararon y los inventarios siguen siendo altos. De hecho, estos dos envíos de petróleo de Chevron a EEUU, son de inventarios y no de producción nueva. Durante un tiempo no habrá producción fresca en Venezuela, por lo que los 650.000 barriles de promedio se quedarán ahí.

Si no se puede contar con ingresos petroleros extra en este año, entonces no habrá posibilidades de aumentar la inyección de dólares al sistema cambiario, por lo que el dólar oficial aumentará su brecha con el dólar de mercado. Es tratar de defender lo indefendible. Y así como al dolarizar y bajar los controles de precios la escasez desapareció y los precios se estabilizaron, habría que hacer algo similar con el sistema cambiario, unificando los mercados y dejándolos al juego de la oferta y la demanda. Porque, en definitiva, el dólar es un bien más al que deberían levantarle el control de precios.

Nosotros salimos de la hiperinflación al anclar (o semi anclar) nuestra moneda al dólar, levantar los controles de precios, y abrir las fronteras a la importación. Y lo de semi es porque el otro semi, el que no está anclado al dólar, es el que produce la inflación de demanda, estimulada por la emisión monetaria y el gasto público, que no han conseguido disciplinar. Pero la dura, la que no se puede bajar con o sin dólar, es la inflación de oferta, la inflación estructural resultante del proceso recesivo que no ha podido ser revertido, por razones de confianza (o de su falta) y por las restricciones de energía que mantienen anclada nuestra economía. Hoy no podemos enchufar al sistema eléctrico una nueva unidad de producción, sin desenchufar otra. Hoy lo máximo que podemos lograr es reacomodar nuestro sistema empresarial y de producción, sacándole la máxima productividad posible a cada Mw disponible, asociado a la producción.

Por eso mi reiterada insistencia en que hay que privatizar el negocio eléctrico, de forma tal que el estado mantenga su rol contralor y de políticas públicas, y deje de fungir como empresario, porque no lo es… de eso no sabe. No hay ni una sola de las empresas manejadas directa o indirectamente por el estado que no esté en serios problemas.

Ya liberamos, ya dolarizamos… ahora privaticemos.

Debo aclarar que lo de “dolarizamos y liberamos” no es del todo cierto porque el dólar aún no es de curso legal, y los controles están allí, como esperando a que los suelten a la calle nuevamente, y echen todo para atrás. Que, por cierto, es algo que perfectamente podría ocurrir si el gobierno se siente políticamente fuerte, y si la línea del chavismo radical termina de imponerse.

Este año va a haber que fortalecer el sistema empresario privado, reacomodando y optimizando primero lo que hay, y luego buscando la manera de dotarnos de la energía adicional para cada nueva unidad de producción.

El otro tema que funciona como una restricción rígida que inhibe las posibilidades de crecer es el de los RR HH. Hay que sacar gente de la pobreza e incorporarlos al mercado de trabajo.

En vez de ver con ojos negativos los Avantis y los Ferraris, habría que verlos como generadores privados de riqueza que siempre permea a las diferentes capas socioeconómicas de la sociedad; desde contadores e ingenieros, hasta limpieza, jardinería y mantenimiento. Desde tecnología hasta administración de inventarios. Necesitamos más de esas inversiones, las cuales están destinadas a no más de 400 mil venezolanos. Pero desde esos 400 mil saldrán de 2 a 3 millones de empleos, que a su vez gastarán en otros 2 a 3 millones de personas, que son los que componen el grupo activo que mueve la economía del país. Y así, poco a poco, los 20 millones pobres, incluidos los 16 millones de indigentes, podrían poco a poco ir incorporándose a la economía del país.

Este es el año para cuidarnos de la inflación y para ayudar a los que nos necesitan.

Internacional

El país más influyente en nuestra vida diaria en Venezuela es EE UU. Por lo que hace, por lo que no hace, por lo que nos deja hacer y por lo que nos prohíbe. Bien visto, prácticamente no tenemos capacidad de maniobra internacional, y solo nos dedicamos a administrar nuestra burbujita, más pequeña que Guatemala, y un poco más grande que Haití. Claro que la comparación es injusta porque tenemos una infraestructura, apagada, sin uso y mal mantenida, equivalente al tercer país más grande de la región, detrás de Brasil y Argentina. Porque la Venezuela que fuimos y que la ideología apagó, sigue estando allí, esperando para servir de base para volver a crecer. Pero en números de PBI, tristemente, sí entramos entre las cotas de Guatemala y Haití.

Decía lo de EE UU, porque es un país que se está preparando para entrar en guerra. Porque el tamaño de sus ejércitos estaba destinado a amedrentar y evitar tener que entrar en guerra. Ese delicado equilibrio que mantuvo con la URSS y que, a fuerza de armar ejércitos equivalentes, fue lo que hizo que la guerra fuera “fría” y que no llegara a calentarse.

Pero lo que está ocurriendo ahora, más se parece a los prolegómenos de la WWII, que a la guerra fría, que era más información, espionaje, inteligencia y contra inteligencia, más alguna que otra escaramuza militar. Esto que está pasando, los gigantescos presupuestos para teatros de operaciones y despliegue de armamentos cada vez mássofisticados en Ucrania (que es la puerta de entrada a la guerra) nos anticipa que una vez más, EE UU irá a la guerra muy lejos de sus fronteras, y considerará un enemigo a todo aquel que pueda atentar su homeland security. Y nosotros, mucho antes de que comience esa guerra, ya estamos en esa lista de enemigos.

EE UU necesita tener en orden su área de influencia geográfica. Nosotros somos los únicos díscolos de la región y debemos prepararnos para sentir de alguna manera adicional a la actual, la presión para alinearnos. Ya Trump probó de una forma, y este presidente está probando con otra, que aún no llegamos a descifrar. Es difícil pensar que se queden tan tranquilos con nosotros y nos esperan hasta el 2030.

Como les decía, EE UU se está preparando para la guerra, y las relaciones cambian en tiempos de guerra… y el más grande, casi siempre termina imponiéndose.

Recomendación

  • Al gobierno: que permita y oficialice al dólar como moneda de uso legal, sin que sea la moneda oficial. Y que de esa manera puedan dolarizarse los flujos bancarios, el mercado de valores, los encajes, y en general toda la economía. Deberíamos llegar a una economía formalmente bi monetaria
  • A la dirigencia opositora: que el vacío de información que ha generado la decisión de desarmar el interinato está siendo llenado por el gobierno, por María Corina y por Guaidó. Hoy no se sabe a quién dirigirse como oposición. Porque los 80 votos entre los 72 a favor y las 8 abstenciones ya pasaron a engrosar el grupo de los escorpiones, que se suma a los alacranes y a la mesita. Alguien debe asumir la conducción de las bases con un discurso claro y sin ambigüedades. Un discurso que la gente entienda, y que se sienta representada. Que quede claro que todo se trata del país y su bienestar, y no de ventajas personales
  • A la dirigencia empresarial: que el tema más importante que debe enfrentar una empresa en este 2023 será la inflación, con una estrategia que proteja activos, evitando pasarlos por el segmento financiero del proceso. Bienes contra bienes… lo que está pasando, cada vez se parece más al trueque. Porque hasta en el mercado de valores se comienza a redimir en especies. Atentos a las nuevas emisiones

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 13 min


Humberto García Larralde

El año que comienza encierra un formidable desafío para los venezolanos demócratas: construir una fuerza política lo suficientemente amplia, incluyente y enraizada en las aspiraciones de las amplias mayorías que asegure su confianza, requisito para forjar una victoria electoral en 2024, y poner así fin a lo que ha sido, sin duda, el peor gobierno de Venezuela desde que los proventos del petróleo permitieron la consolidación del Estado nacional.

Elemento importante habrá de ser, desde luego, la culminación exitosa del proceso de primarias entre las fuerzas opositoras para escoger un candidato unitario que pueda encarnar las esperanzas de esas mayorías. Habrá de resultar, necesariamente, de una conducción certera del liderazgo político, capaz de capitalizar las ventajas inherentes a la propuesta de cambio y reducir las vulnerabilidades que ha permitido a la dictadura prolongar su poder.

Lamentablemente, el año arranca con mal pie. Una representación mayoritaria de la Asamblea Nacional electa en 2015, conformada por los partidos AD, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, acordó cesar la Presidencia Interina (PI), obviando la importancia de conservar la legitimidad constitucional frente al régimen de facto. Al violentar el ordenamiento de nuestra Carta Magna, éste se convirtió en dictadura.

Recuperar la democracia implica, por tanto, apelar a la Constitución para rescatar las instituciones que fundamentan los derechos que le dan contenido. Dado el fraude electoral de 2018, la fórmula residió, como sabemos, en su artículo 233. Establece el nombramiento provisional del presidente de la Asamblea Nacional en ese cargo ante la inexistencia de un presidente (legítimo).

Por tanto, como han reiterado meritorios juristas, el interinato que recayó en Juan Guaidó no deriva de las atribuciones de la Asamblea Nacional, sino de la Constitución. No corresponde a aquella cesarlo si aún persisten las condiciones que le dieron origen. Es inconsistente, además, que una Asamblea que argumenta legitimidad en términos similares al de la PI –alegando que la elección de la Asamblea madurista no fue válida (constitucionalmente)— ignore tal fundamentación cuando se trata de deshacerse de la PI. Peor aún, en su decisión crea un Consejo de Administración y Protección de Activos que pretende arrogarse potestades de resguardo y ejecución de activos nacionales mantenidos en el extranjero, propias del poder Ejecutivo. Al quebrantar el precepto básico de la división y autonomía de poderes, viola de nuevo la Constitución. ¿Ante quién rendirá cuentas este consejo, quién lo controlará?

Para superar de manera expedita el problema del deterioro percibido en la legitimidad política de Guaidó en la PI, los tres partidos deciden acabar con uno de los elementos decisivos que deben distinguir la opción opositora ante el gobierno de facto de Maduro: su legitimidad constitucional. No pretenden estas líneas hacer un balance del interinato. Coincido, con muchos, en que se cometieron graves errores que terminaron atrincherando más a Maduro. En retrospectiva, es relativamente fácil señalarlos.

Está el caso del pretendido alzamiento del 30 de abril de 2019 sin contar con las condiciones que asegurasen su éxito. Se entiende que una acción de esta naturaleza no puede someterse a la consulta democrática, ¿Pero fue una decisión exclusivamente personal? Porque es también fácil olvidarse, interesadamente, del entusiasmo y apoyo que, en sus comienzos, suscitaron muchas de las posturas asumidas desde la PI. Al asumirse como poder legislativo legítimo, la Asamblea electa en 2015 debía haber evaluado y controlado la acción de la PI para reducir su vulnerabilidad ante el asedio antidemocrático. Por ejemplo, los señalamientos en torno a la gestión de Monómeros –nunca bien aclarados–, no dio lugar a medidas. Se evidencia, por ende, que la pérdida de legitimidad política se extiende a la oposición en general.

Repito, es fácil, en retrospectiva, señalar yerros, más cuando se comenta desde la distancia. Pero ello no impide exigir un mínimo de consistencia cuando se tome una decisión de trascendencia política, como la tomada por los tres partidos en cuestión, en vez de echarle todo el muerto a Juan Guaidó.

Si la Asamblea electa en 2015 se considera legítima, es porque reclama el derecho a asumir las responsabilidades que conciernen al poder legislativo, a pesar del desconocimiento del gobierno de facto. Entre éstas estaría designar un nuevo presidente (de la Asamblea) y, por tanto, a quien le toca ejercer la PI, o fijar límites claros a su gestión, sujetos a la rendición adecuada de cuentas. La caída en la aceptación popular de todas las fuerzas opositoras, no obstante, el hecho de que la inmensa mayoría sigue rechazando al gobierno de facto, es señal clara de que comparten la pérdida de legitimidad política. Se perciben incapaces de conectarse con las aspiraciones y problemas reales de la gente. Inspiran poca confianza. Y menos ahora cuando su incapacidad de procesar diferencias políticas en su seno sin desestimar el orden constitucional, dejan entrever la prevalencia de intereses subalternos.

Las fuerzas democráticas enfrentan a un régimen que abdicó de su legitimidad al conculcar, con la complicidad de un tsj írrito, las potestades del Poder Legislativo electo en 2015 y al pretender perpetuarse con procesos electorales amañados que niegan la alternabilidad. Este atropello a la institucionalidad democrática fue acompañado de un despliegue de acciones represivas ante la protesta ciudadana, con saldo de muertes, torturas y persecuciones. Este irrespeto abierto a los derechos humanos ahondó aún más su ilegitimidad, ahora también en términos éticos y de justicia.

Finalmente, la ausencia de contrapesos y la anuencia de un poder judicial cómplice les allanó el camino a muchos «revolucionarios» para entrarle a saco a las arcas públicas, destruyendo los servicios básicos a la población y condenando a las mayorías a niveles de miseria impensadas en un país con los recursos petroleros de Venezuela. La «tapa del frasco» dictatorial ha sido al atropello o cierre de medios de comunicación independientes, más de 100 radiodifusoras en los últimos meses.

La violación abierta del orden constitucional por parte del régimen de facto de Maduro ha provocado su rechazo por parte de gobiernos democráticos de Europa y América. Ello se ha concretado, entre otras cosas, en sanciones a quienes han sido señalados como violadores de derechos humanos y de atentar contra la democracia, o de estar incursos en lavados de dinero o tráfico de drogas. Pero también en negarle a la actual gestión de Maduro, en atención a su ilegitimidad, el manejo de recursos de la nación ubicados en algunos de esos países. La legitimidad constitucional de una representación nacional alterna, la de la PI, ha sido factor tomado en cuenta para esta determinación.

Es obvio que los países desarrollados tienen sus propios intereses, pero también –al menos entre las democracias más importantes—que la defensa de valores y principios liberales de convivencia y respeto a los derechos humanos constituyen un activo que aprecian, pues aumenta su ascendencia (softpower) ante aquellas naciones que buscan, de ellas, liderazgo e inspiración. No siempre logran conciliar ambos aspectos, pero en el caso venezolano, el apego a la Constitución por parte de las fuerzas democráticas les facilitó asumir una postura consistente con la defensa de los activos de nuestra nación en el exterior ante la voracidad de los apetitos expoliadores de quienes controlan el poder. Limó en algo el alcance de la acusación de injerencia parcializada proferida por parte de regímenes dictatoriales amigos de Maduro.

Ahora que las circunstancias internacionales se han alterado por la invasión rusa a Ucrania y por la amenaza percibida por algunos en el empoderamiento de China, cabe preguntarse si, ante los avatares de la lucha democrática en un país de menor importancia, seguirán prevaleciendo decisiones que amparen los bienes nacionales de la voracidad chavo-madurista o se impondrán cambios en razón de otros intereses estratégicos en EE.UU. y la UE. Estamos hablando de Citgo, del oro de las reservas venezolanas custodiado por el Banco de Inglaterra y de otros activos.

No ayuda en nada reclamar soberanía sobre estos activos a partir de un ente que consume la violación del ordenamiento constitucional, como es el Consejo de Administración y Protección de Activos. Tampoco la pretensión de superar las incomodidades e insuficiencias de una PI poco presta a una gestión consensuada, recurriendo a procedimientos reminiscentes de la politiquería que tanto daño causó a nuestra democracia en el pasado. ¿Así se construye la unidad que desplazará al fascismo?

Mail: humgarl@gmail.com

Humberto García Larralde es economista, Individuo de Número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas. Profesor (j) de la Universidad Central de Venezuela.

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Fernando Mires

Si no necesitamos recurrir a Einstein para saber si el tiempo es relativo, menos lo requerimos para saber si atravesamos un tiempo histórico. A veces este último suele ser muy largo (o muy lento) cuando no está marcado por acontecimientos gravitantes como son los que aparecen en las páginas de la historia, sea esta individual o colectiva. Otras veces, en cambio, irrumpen muchos acontecimientos, y el tiempo se nos va volando. Como en ese diciembre del 2022. Señal inequívoca de que no es el tiempo el que pasa –así dijo Agustín en la Ciudad de Dios– sino nosotros somos los que pasamos en el tiempo. No existe, en verdad, ningún tiempo medible a escala no humana. Somos en el tiempo y, muchas veces, somos el tiempo.

1. Comencemos por lo más espectacular y masivo. Con ese día 18 de diciembre de 2022 cuando la selección de fútbol argentina se tituló campeón mundial con Messi a la cabeza.

Un hecho que quedará grabado en la historia del fútbol y probablemente más allá del fútbol. Entre otras razones porque fue el primer mundial jugado en territorio musulmán.

No faltarán quienes medirán el curso de sus vidas entre antes y después del mundial de Qatar. El mejor mundial de fútbol habido hasta ahora. Incluso quienes no siguen el fútbol con devoción no olvidarán jamás esa tarde cuando dos equipos estelares, Francia y Argentina, midieron sus fuerzas, imponiéndose la supremacía sudamericana después de una tarde de goles, de emociones, de movidas inesperadas, de penales dramáticos, de la lucha secreta entre Messi y Mbappé, y de la coronación del capitán argentino como el mejor jugador del mundo en estado activo. Entendimos entonces por qué el fútbol no solo es el rey de los deportes, sino, además, por qué no solo es un deporte.

El fútbol, creo haberlo dicho otras veces, es un simulacro de la vida. Allí actuamos, aunque sea imaginariamente, con los nuestros y contra los otros, haciendo uso de buenas y de malas artes, con el objetivo de vencer y, si no vemos a la eternidad, logramos al menos presentirla en el curso de esa contienda que proyectamos en 22 hombres que luchan en nuestro nombre.

Luego vendrán las discusiones en la familia, en la cafetería, en la cantina. Y las inevitables controversias inútiles, pero por eso mismo tan importantes: si Messi ha desplazado a Maradona en el imaginario popular, o si cada uno ocupa un sitial diferente en la historia, o si el gesto de Dibú Martínez al final del partido fue una grosería penable por la ley, o tantos otros temas parecidos que llevan a pensar en que, cuando hablamos de fútbol, estamos hablando a la vez de otras cosas que nada tienen que ver con el fútbol.

Dime cómo hablas de fútbol y te diré quién eres, podríamos afirmar: o eres un canalla disfrazado de buen padre de familia, o un nacionalista enfermizo, o un intelectualoide que piensa en la tragedia de la vida, o un comentarista deportivo fracasado, o miles de otras posibilidades. El fútbol y su habla es un espejo del ser. Quizás por eso nos gusta tanto. Sobre esa superficie que es el campo de juego, son proyectados deseos y pasiones, ideales y esperanzas.

2. Hay quienes prefieren vivir sobre la superficie de este mundo y no en sus alturas ni bajuras. Y a veces, como es el caso de los futbolistas, tienen buenas razones. Eso no significa que sean seres superficiales. En eso pensaba cuando los periódicos anunciaron, el 28 de diciembre, el fin de la relación entre el escritor Mario Vargas Llosa y la ya veterana diva, la periodista Isabel Priesley. Dos personas de las cuales nunca me habría ocupado si es que esta separación no hubiese sido asumida por la prensa mundial de un modo tan espectacular y tronante. Como si la Reina de Saba se hubiera separado del Rey Salomón.

Priesley dio a conocer la ruptura a través de la revista Hola. Luego vinieron las declaraciones del escritor. Enseguida los artículos de opinión. La mayoría de ellos apresurados en señalar que el conflicto de la pareja venía desde hace más de dos años, pues ambos personajes públicos compartían mundos irreconciliables. Bien, eso lo sabíamos de antemano. ¿Para qué se juntaron entonces?

El escritor lo explicó así en su ya famoso cuento titulado «Los Vientos», publicado en Letras Libres: «fue un enamoramiento de la pichula, no del corazón, de esa pichula que no me sirve para nada, salvo para hacer pipi».

Eso está claro, todos los grandes enamoramientos son con pichula. Puede haber amor sin pichula, pero enamoramiento sin pichula, no. La pregunta entonces es, ¿por qué, para darle el gusto a la pichula, Vargas Llosa abandonó a su esposa a la que en el cuento decía tanto recordar? Pues, y aquí llegamos al hueso del problema: en su enamoramiento Vargas Llosa no podía hacer otra cosa pues la pichula es la representación popular del falo, y el falo es la representación del más atávico poder de la humanidad, me refiero al ejercido por el macho alfa sobre los demás hombres del clan totémico.

Puede haber sido que Vargas Llosa, a través de la pichula, en representación del mítico falo, hubiera intentado probar que, pese a los años, de los efectos devastadores del tiempo, de su robusto bastón de madera, seguía siendo un hombre sexualmente poderoso. En cierto modo fue la misma intención que buscó simbolizar Dibú, el arquero de la selección argentina, al hacer la figura de un falo para celebrar la victoria frente a Francia. Al futbolista no le bastaba ser campeón mundial, del mismo modo como al escritor no le bastaba ser premio Nobel. En lo más profundo, cada uno anhelaba otro poder: el del macho alfa que muestra su fuerza viril sobre las hembras y los demás machos.

Un poder no solo machista pues si vemos la lista de hombres que exhibe el currículum de la Priesley, encontramos a un cantante famoso, a un conde de no sé cuánto, y a un conocido político. Vargas Llosa, en esa fila, solo fue su más reciente trofeo. Un premio Nobel, nada menos. Háganme eso amigas; ni la Ava ni la Marilyn pudieron tanto (a la Isabel solo le falta Messi en la lista, escribió un travieso tuitero)

Vargas Llosa ha demostrado de modo intrafísico que, en el fondo de cada alma, incluso de las más sublimes, habita un inquilino paleolítico dispuesto a defender sus posesiones, desafiando al público con su fálico poderío. Por eso es que en la separación de Vargas Llosa no veo una tragedia personal: pero sí veo la tragedia de la vida que, queramos o no, avanza hacia el lugar donde avanzan todas las vidas: el de la nada. En otras palabras, Vargas Llosa nos ha dado a conocer la tragedia del ser que no quiere dejar de ser lo que fue, o lo que quiso ser.

Fiel a su profesión ha hecho de su persona un personaje de novela. La de un intelectual que habiendo escrito en contra de «la sociedad del espectáculo» entró en los laberintos de esa misma sociedad, para retirarse hastiado de ella. La de un viejo que, en lugar de acogerse al tibio cobijo, decidió mostrar hasta el último su fálica voluntad de ser. Puede que Vargas Llosa, como todos los humanos, sea también un ser errático. Pero inconsecuente, no ha sido.

3. Lamentablemente, hemos de volver al fútbol. Digo lamentablemente porque un día después de la separación de Isabel y Mario, el 29, murió el Rey del fútbol, Edson Arantes do Nascimento.

Pelé tuvo el tino de morir después de finalizado el mundial. Si hubiera muerto un poco antes, habría producido un tajo profundo en medio de la algarabía. Murió justo cuando comenzaba la discusión acerca de quien había sido el mejor jugador del mundo: si Messi, Maradona –algunos agregaban Di Stéfano– o Pelé. La muerte de Pelé puso fin a la discusión. No como una señal de duelo, sino debido al hecho de que a nadie se le recuerda más y mejor que cuando ya no está.

La presencia de la ausencia es la más intensa de todas las presencias. Pelé nos obligó a mirar hacia atrás, hacia aquel mundial del 58 en Estocolmo, cuando aun siendo niño, la bajó con el pecho al muslo, dio una media vuelta y la clavó en el arco sueco a través de un ángulo imposible. Todos lo supimos: ese día había nacido un genio.

Para precisar: El título de genio era reservado en la antigua Atenas a quienes por una u otra condición estaban situados más cerca del reino de los dioses que el común de los mortales. De acuerdo a ese genio llamado Sócrates (el filósofo, no el futbolista), todo genio debía ser literalmente mediocre. Mediocre, pues está situado en el medio, entre lo divino y lo humano. Pelé, en sentido griego, habría sido un perfecto mediocre. De eso han quedado, afortunadamente, testimonios.

Me pasé media tarde contemplando no solo sus goles, también sus jugadas, sus fintas, sus pases y, sobre todo, sus cambios de ritmo. Nunca he visto a un futbolista cambiar de tantas velocidades por segundo en el transcurso de una jugada cuyo desenlace parecía adivinar antes de ser iniciada. El mismo Pelé se dio cuenta del fenómeno que él había sido: mirando algunos videos, no pudo sino exclamar: «Yo fui el mejor». «Después de mí se paró la máquina». Lo dijo como si hubiera estado viendo a otro que no era él.

De vez en cuando aparecen en este mundo los llamados genios. Puede ser un Shakespeare o un Cervantes, un Miguel Ángel o un Leonardo, un Bach o un Mozart, un Einstein y hasta un Pelé. Todos seres de este mundo pero que, por momentos, parecieran haber sido tocados por una mano que no es de este mundo.

Como si Alguien hubiera querido mostrarnos que en lo humano se esconde una potencia superior, algo más allá de lo humano. Algo que está sobre el falo y, por supuesto, mucho más más allá de la pichula.

Dios está en todas partes, y si somos en Dios, podemos ser Dios. La frase no es mía. Fue una de las más discutidas de ese pensador de Dios, el papa teólogo Benedicto XVI, alias Joseph Ratzinger.

4. El último día de diciembre y del año, el 31, murió Benedicto XVI, el primer Papa que no quería ser Papa. Probablemente dedujo que podía pensar a Dios, situado más cerca de la muerte que de la vida. Sí: digo pensar. Porque para Benedicto, el pensamiento nos lo dio Dios para que nos pusiéramos en comunicación con Él, no solo como en un acto de contemplación, o de pasividad, sino en la vida activa. ¿Fueron esas las razones que llevaron a Benedicto a aceptar el nombramiento que nunca había buscado, el de Papa?

El Papa fue durante el Renacimiento, Rey de la Cristiandad. En la era moderna, su influencia es más espiritual que terrena. A diferencia de muchos teólogos, Benedicto, calificado de conservador, asumió plenamente el legado de la Ilustración. Para vivir en el espíritu es necesario separar la lógica de la fe (del pensamiento que lleva a la fe) de la razón política. Así lo especificó en diversas ocasiones. Fue, por lo mismo, enemigo de las ideologías integristas (que hoy intentan reactivar mandatarios como Putin y Orban) pero también de quienes, amparados en la fe, intentaron convertir el mensaje del crucificado en una ideología revolucionaria.

Jesús podría haber sido Barrabás, el guerrillero que también murió en la Cruz, pero su misión era otra, escribió Benedicto. Jesús era Dios. Hecho hombre, pero Dios. Su voz nos llega fuera de este mundo, pero va dirigida al mundo en donde somos y estamos. Lo importante –repetía hablando en términos agustinos– es no «olvidar» a Dios. El mal solo aparece ante la ausencia de Dios, el mal es un producto del «olvido de Dios». (Heidegger, recordemos, nos hablaba del «olvido de ser»).

Benedicto no solo pensaba en este mundo, pero la Iglesia, su iglesia, sí era de este mundo. Reorientarla, aunque fuera en parte, hacia el reino de Dios, fue su propósito. Persiguiéndolo, estaba destinado a fracasar, como fracasó el mismo Cristo sobre la tierra. Con seguridad sabía que el ser humano solo puede llegar a la verdad fracasando, vale decir, cometiendo errores.

Pues nuestro ser es errático. Por eso, cada vida, aún la más divina, es una simple búsqueda. Después de todo vinimos a este mundo a buscar lo que nunca encontraremos pero sabemos que existe. El ser es un animal metafísico, no recuerdo quien lo dijo. No todos, por supuesto. Hay algunos que son muy intrafísicos. Pero ya escribí sobre Dibú Martínez.

5. Diciembre del 2022 fue un mes de muchas historias. Sin embargo, en Europa, no solo climáticamente, esas historias han sido ensombrecidas por una guerra criminal desatada desde el Kremlin por un malvado dictador quien, en nombre de la Santa Rusia, arrasa con una nación europea reconocida desde 1991 por las Naciones Unidas como libre, independiente y soberana.

Alucinado por un pasado imperial supuestamente glorioso, por un cristianismo anticristiano, por una concepción delirante de la vida, Putin busca anexar a un país vecino, ante el espanto de todos los seres honestos del planeta.

Rusia, la Santa Rusia es una proyección enfermiza de Putin. Cada vez que habla de Rusia, de sus derechos naturales, de sus espacios vitales, solo habla de él mismo. Como suele suceder con los dictadores, cuando escapan a todo control constitucional, Putin ha confundido a su país con su miserable persona.

Rodeado de lacayos cree ser heredero de los zares y de Stalin, a quien intenta reivindicar. Persiguiendo ese objetivo, ha conferido –gracias al apoyo de la oscurantista iglesia ortodoxa rusa– a su programado genocidio, el carácter de una cruzada religiosa. Ha logrado así catalizar en torno a su persona a la mayoría de las dictaduras del mundo.

Se muestra una vez más que la historia, en contra de lo que imaginan las ideologías positivistas y marxistas, no sigue ningún plan determinado. La historia está sujeta a la contingencia, incluyendo la aparición de dictadores que cada cierto tiempo se erigen en representantes del principio de la muerte por sobre el de la vida. Ese es precisamente el nexo que une a Hitler, Stalin y Putin. Contra la hegemonía de ese principio, lucha hoy Ucrania, apoyado por la inmensa mayoría de los países democráticos del planeta. No es todavía una guerra mundial, pero sus dimensiones son mundiales.

Ucrania es, o ha llegado a ser, la vanguardia de las democracias del mundo. Por eso mismo, los gobernantes de los países democráticos, han visto en Volodomir Zelenski, el anti-Putin.

El 21 de diciembre de 2022, Zelenski viajó a los EEUU, no a recibir órdenes de Biden, como difamaban los putinistas, sino a sellar un pacto de unidad interoccidental con el presidente de un país que, se quiera o no, ha sido un baluarte en defensa del espacio democrático mundial.

EE UU. está muy lejos de ser una nación de ángeles. Algunos de sus gobiernos han cometido pavorosos errores. Nadie puede negar que la guerra en Vietnam adquirió formas genocidas, que la segunda guerra a Irak destruyó a una nación cultural para convertirla en lo que es ahora, un nido de terroristas, que la ocupación de Afganistán fue una aventura sin pies ni cabeza (sus resultados están a la vista).

EE UU. está condenado, por su poderío militar y económico, a ser un imperio global. Pero, hasta ahora, ha seguido siendo, a pesar de todo, una nación democrática. En los tres grandes conflictos mundiales, ayer contra los imperios de Hitler y Stalin, hoy contra el imperio de Putin, los EE UU. han sido una garantía en la defensa de la democracia. No deja de ser un mérito histórico.

Hacia EE UU. viajó Zelenski el 21 de diciembre, el primer viaje emprendido por el presidente ucraniano desde la invasión rusa. No solo por eso tiene una enorme fuerza simbólica. Zelenski viajó a los EE UU. donde rige la democracia más antigua de la modernidad, en su calidad de presidente de Ucrania, donde rige la última (es decir, la más reciente) democracia de la modernidad. Pero, además, Zelenski, viajó como representante de las naciones liberadas del imperio ruso después del colapso de la URSS. Todas esas naciones, con la excepción de la Hungría de Orban, han logrado conformar el núcleo duro de la resistencia internacional a Putin, rango que seguramente será proyectado hacia el futuro. Y no por último, el encuentro entre Zelenski y Biden dio un nuevo vigor a una unidad que, bajo los tiempos de Trump, estaba en franco deterioro: la unidad política y militar trasatlántica.

Biden parece haber entendido perfectamente el mensaje de Zelenski. La guerra de Ucrania es y será decisiva para el futuro del mundo democrático. Putin no puede ni debe ganar.

Twitter: @FernandoMiresOl

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

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Alejandro J. Sucre

El gobierno y la población están angustiadas y en ánimo de reproches una vez más y justo en diciembre debido a la fuerte devaluación de la moneda nacional en las últimas semanas. Habiendo reducido la hiperinflación de más de 6 años había producido cierta estabilidad económica en el 2022, pero sin crédito y con alto desempleo y muy bajos sueldos. El Petro y las monedas digitales se hicieron polvo cósmico en estos meses también debido al colapso de las criptomonedas. El Euro y todas las monedas han caído aunque en pequeños porcentajes en comparación con el bolívar a finales del 2022. La única moneda fuerte es el Dólar Americano. EE.UU. tiene una combinación de factores que la hace una superpotencia de moneda dura como lo era la Venezuela de la primera mitad del siglo XX. Estos factores son primero que tienen unos recursos naturales abundantes, tierras agrícolas de las mas fértiles del planeta, y ríos fluviales que hacen muy económico el transporte interno y que la cruzan a toda la nación facilitando la movilización de productos en su interior, tienen políticas que promueven el emprendimiento y la propiedad privada y no el colectivismo; celebran, incentivan e invierten en los descubrimientos y la investigación; los profesores y los empresarios son héroes por que crean puestos de trabajo, escriben libros y el estado entiende que son la fuente de riquezas y no pueden ser substituidos o atacados por el estado; desde el estado no se promueve la envidia al exitoso sino que estimulan a todos los ciudadanos en todas las áreas; controlan sin tanta corrupción el gasto fiscal para que sea productivo y enfocado en las áreas de mayor impacto en el PIB, tienen una democracia con políticos que se alternan en el poder y hacen su dinero en otras profesiones como ciudadanos, no se convierten en dueños y amos de la nación como ocurre en Rusia y China o muchas veces en América Latina por que crea competencia desleal entre el estado y los ciudadanos, una especie de guerra civil. EE.UU. hay un acuerdo social de atraer ahorros y talento humano excepcional de otras naciones para impulsar la actividad económica, como hace un equipo de beisbol o de futbol atrayendo a los mejores talentos para ganar partidos.

La única defensa del mercado cambiario venezolano son la productividad y el manejo del gasto fiscal y de la política monetaria que se alinee con el crecimiento del PIB. La devaluación siempre es consecuencia de un crecimiento monetario por encima de la producción nacional. Venezuela, por hacer todo lo contrario a lo que hace EE.UU. en los últimos años, se ha llenado de necesidades de su población y no de producción. Lo que presiona al gobierno de turno a inyectar dinero inorgánico como papelillo para calmar el hambre con billetes de monopolio, lo que genera la devaluación, y para tapar sus errores, culpan a los pocos empresarios que quedan.

Los gobiernos venezolanos desde 1970 no han tomado medida contundentes para reducir la corrupción del gasto fiscal, e imponen impuestos que desincentiva la inversión privada.

También hay que agregar a este panorama que también las sanciones de los EE.UU. hacia la actividad petrolera venezolana ahora hace imposible controlar la devaluación. Venezuela es un país cuya principal industria es el petróleo y aunque tiene potencial en otros sectores, no habrá inversiones en ninguna otra industria si hay antagonismo con EEUU y con Europa. Chávez intento traer inversión Rusa y China y no llegó a tener el impacto positivo en la sociedad que tuvieron las inversiones alemanas, inglesas, suizas, italiana, españolas y estadounidenses. Eliminar la corrupción y las sanciones a la economía venezolana son pasos esenciales que no deben ser diluidos en el engaño.

El impacto de la corrupción en Venezuela es de más de $1,5 trillones en el PIB anual. Este número lo sacamos al comparar la economía venezolana a la de Texas que produce $2 trillones de PIB anual con el de Venezuela que producía $500 mil millones antes de las sanciones. Ambas naciones tienen una población de casi 30 millones de habitantes, un territorio casi del mismo tamaño y recursos petroleros significativos. Hace unos cuarenta años Venezuela tenía la sexta o séptima economía más grande del mundo. Venezuela está toda dentro de los trópicos, sin desierto o semidesierto como el tercio occidental de Texas. En consecuencia, Venezuela cuenta con vastos recursos hídricos, enormes ríos importantes, bosques y riquezas minerales además del petróleo.

Y el impacto económico de las sanciones al petróleo venezolano es de otros $300.000 millones en PIB. Venezuela aun con corrupción y con los precios del petróleo menores llego a producir un PIB en el 2014 de casi $500.000 millones. Hoy después de las sanciones produce solo $60.000 millones. Ese es el costo de las sanciones de EE.UU. al petróleo venezolano. Entre corrupción en el gasto fiscal Venezuela hoy produce 33 veces menos que Texas con la misma población. Esto hace inevitable que el gobierno de turno inyecte dinero inorgánico ejn la economía: las necesidades son muy altas y la producción muy baja. Es hora de crear un círculo virtuoso de reorientar el gasto fiscal eficaz y levantar las sanciones para levantar el PIB per cápita y dejar atrás la economía del lamento, del reproche y de la venganza para encaminarnos hacia una economía de celebraciones

Twitter: alejandrojsucre

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Carlos Raúl Hernández

1.“La presidencia provisional” como todo acto disruptivo, revolucionario, es una aberración ética, política, y constitucional sin medida, en síntesis una imbecilidad redonda, que revela severa merma en esos órdenes, desde haberla apoyado cuando lo racional era arrojarla como una brasa ardiente, por las terribles efectos para el país y para las fuerzas involucradas. Cuando apareció, alerté a una persona a la que apreciaba, que por su propio cuidado no llamara así tal bachillerada y recibí una ráfaga de bofetones verbales. Y cualquier ápice de sentido político quedó en el camino al montar los despojos sobre el burro hasta diciembre de 2022, casi cuatro años ¿Será recuperable el daño? La abscisa no es un interés político sino económico y lo que está en juego hoy es cómo queda el sustento de unas diez mil personas que se mantienen de eso. Vivimos el fin del socialismo y la enferma etapa de insultos, maltratos, amenazas, expropiaciones, acosos, terminó para dar paso a una reforma económica con altibajos, pero que permite a millones salir de la indigencia y trabajar. Según CEPAL, Venezuela es este año es el país con más alto crecimiento en Latinoamérica, en el orden del 12%, música celestial porque es el segundo año, (el Dr. Tonto, economista, se esmerará en retahilar lo obvio: que se crece con respecto al año pasado) pero, aunque cede la hiperinflación, no logran cortarle la cabeza y pugna por crecerle de nuevo. El Dr. Tonto debería dejar de encadenar vaciedades como la “burbuja” y estudiar en serio los errores del gobierno para decir algo que valga la pena.

2. El antihumanismo comienza con Robespierre, el primer moderno que gobierna basado en la ideología de que la vida no tiene valor frente a “la causa”, tradición de marxistas y otros que no lo son, Marx, Lenin, Spengler, Max Scheler, Nietzsche, Hitler, Michael Foucault, Althusser, Merleau Ponty. Parte de que las personas reales son “briznas de paja en el huracán revolucionario”, sacrificables, porque los individuos, familias, sus vidas, muertes y dolores, son epifenómenos frente “grandes empresas humanas”. Foucault, escribe que el hombre solo es “una invención fracasada del Renacimiento”. ¡Qué pueden importar el terror, la tortura, la muerte, si fines superiores de la historia los requieren¡ Para Nietzsche la decadencia de la civilización es producto del humanismo, la piedad cristiana por los débiles y el imperio romano lo derribó el amor al prójimo. Pero es demostrable que más bien fue la esclavitud, el trabajo gratuito sobreexplotado, que funda el ocio de los grupos de poder y frena el desarrollo de las fuerzas productivas, la ciencia, la tecnología, la creatividad, y todo se pudre de improductividad.

3. Cualquier discurso de guerra tiene sentido en la guerra y fuera de contexto es fidelismo, demagogia confrontacional que encubre la incompetencia para resolver problemas. Pensadores alemanes del siglo XX, en evocación de Esparta, denunciaron la falta de disposición de dar la vida por la patria, derramar la sangre en batalla, por obra del confort kapitalista, el comercio, el aburguesamiento. Max Scheler escribe que “los hombres se habrían devorado pacíficamente si no fuera porque la dignidad de la guerra ha justificado la violencia”. Acude al rescate de la decencia Kant y escribe que la condición humana solo se define a partir de las decisiones, que los actos humanos fundan leyes universales, y asesinar o maltratar grupos, razas o naciones, no puede ser ley universal. La acción política, dice Helmuth Plessner consiste en saber actuar, es “el arte del momento adecuado, la ocasión favorable”. Lenin se inspiró para su obra ¿Qué hacer? en el Catecismo Revolucionario del anarquista ruso Sergei Nechayev, maestro de Stalin, Mao, Hitler, Mussolini, Castro, Guevara y cualquiera que los quiera emular. Sus frases resuenan casi textuales en boca de muchos revolucionarios que he conocido, que son bastantes, muchas veces suavizadas, pero idénticas.

4. No se piense que Nechayev fue un teórico de cafetín. Dirigió una célula terrorista de nombre Venganza del Pueblo y por diferencias personales y políticas con uno de sus miembros, lo ajustició a tiros con su propia pistola, tal como hizo el Che Guevara cien años después. Tanto aterrorizó a Dostoievsky la personalidad de Nechayev, que le inspiró una de sus grandes novelas políticas, los Endemoniados, que narra los espeluznantes debates de los círculos anarquistas europeos de finales del siglo XIX. Ricardo III, Nechayev y el Che hoy son encarnación perfecta del hombre nuevo. Los invito a comprobar cómo cada atrocidad debe algo a este abuelo, creador del concepto del hombre nuevo, que queda perfectamente descrito en El catecismo revolucionario.“El revolucionario…no tiene intereses personales, relaciones, sentimientos, vínculos o propiedades, ni siquiera tiene un nombre. Todo en él se dirige hacia un solo fin, un solo pensamiento, una sola pasión: la revolución…

“… ha roto… toda relación con el orden social y con el mundo intelectual y todas sus leyes, reglas morales, costumbres y convenciones. Es un enemigo implacable de este mundo, y si continúa viviendo en él es sólo para destruirlo más eficazmente… Él conoce una sola ciencia: la ciencia de la destrucción… La meta es una sola: la más rápida y más segura destrucción de este sistema asqueroso… …Para un revolucionario, un amigo es sólo aquél que ha probado con sus actos que también él es un revolucionario. La amistad, dedicación u otras obligaciones hacia ese amigo dependen de su utilidad para la causa revolucionaria… Cuando un camarada tenga problemas, y haya que decidir si salvarlo o no, el revolucionario no se guiará por sus sentimientos personales, sino solamente por los intereses de la causa. Por tanto, debe sopesar cuidadosamente la utilidad del camarada en problemas contra el costo del esfuerzo necesario para salvarlo, y debe decidir qué tiene mayor peso…”

Un revolucionario entra al Estado y al mundo intelectual, y vive en ellos, solo para destruirlos rápido y totalmente. No será un revolucionario si experimenta alguna simpatía por algo de ese mundo, o si se detiene ante la destrucción de algún estado de cosas, relación o persona que pertenezca a ese mundo en el cual todo debe ser odiado igualmente. Peor para él si tiene familia, amigos o relaciones amorosas; no podrá ser un revolucionario si eso detiene su mano… Toda esta sucia sociedad tendrá que ser dividida en varias categorías. La primera categoría es la de aquéllos que deberán morir sin demora… harás listas de los condenados, tomando en cuenta el daño potencial que puedan hacer a la revolución, y eliminarán en primer lugar a los primeros de la lista… Al unir esas listas, y agrupar ordenadamente a los condenados, no se tomará en cuenta la maldad personal del hombre ni el odio que éste provoca entre los camaradas o el pueblo.”

La tercera categoría incluye animales que no tienen gran inteligencia ni energía, pero poseen riqueza, posición social, conexiones, influencia y poder … las mujeres. Debes explotarlas de todas las maneras posibles, implicarlas, confundirlas, y conocer, hasta donde sea posible, sus secretos más sucios con el fin de esclavizarlas… hay que dividirlas en tres categorías…las "cabeza hueca", inconscientes y desalmadas, hay que utilizarlas… igual que las apasionadas, devotas y talentosas, pero no son propiamente nuestras…La maldad y el odio pueden servir temporalmente para provocar la sublevación de las masas. Es necesario tomar en cuenta el grado de utilidad que la muerte podría dar a la causa revolucionaria. Ante todo, debes destruir a aquellos que más daño pueden hacer a la organización revolucionaria, o a aquellas otras cuya muerte súbita y violenta provocarán el mayor terror en el gobierno, debilitando su poder y privándolo de sus miembros más enérgicos e inteligentes… El segundo grupo está compuesto por aquellas personas a quienes se les permite vivir temporalmente, porque sus actos terribles conducirán al pueblo a una sublevación inevitable…”

@CarlosRaulHer

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