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Opinión

Griselda Reyes

En las calles de Venezuela, sobre todo en el país profundo y devastado por el socialismo, el ánimo —sin duda alguna— es de sobrevivencia. Los venezolanos siguen haciendo cola para surtir sus vehículos de gasolina y condenados a interminables racionamientos de los servicios básicos. Frente a ello, es poco o nada, el entusiasmo que genera el tema político electoral.

La economía, el pobre bolsillo desmantelado por las desacertadas medidas del Ejecutivo nacional, sumado a las sanciones y al grave saqueo que han hecho del erario; han dejado a los venezolanos sin mayores opciones que huir hacia adelante viendo cómo llevar el pan a su mesa.

Es un cuadro muy complejo frente al reto de las elecciones presidenciales que se vislumbran, de acuerdo a la Constitución de la república, para el año 2024.

Esta oportunidad obliga a sentarnos —todos los que tenemos actividad política, social, gremial y empresarial— a estudiar el país que queremos y cómo lo construimos. No puede imperar la improvisación si realmente aspiramos rescatar la confianza de la inmensa mayoría del país que anhela un cambio.

Son tiempos en los que con honda responsabilidad debemos sentar las bases de la Venezuela que desarrollaremos los próximos 30 años. Un plan sensato y concretable empezando por temas tan álgidos como lo que ha sido polémica en los últimos años: corrupción, qué hacer con la principal industria del país, Pdvsa, o el Esequibo.

Venezuela no puede seguir siendo el país de oportunidades perdidas. Hoy ganarnos los corazones de los venezolanos pasa por presentar una política seria, con un candidato a la cabeza que sea capaz de —primero que nada— reunificar al país y luego devolver la calidad de vidas a quienes tantas penurias han pasado los últimos años.

No hay tiempo que perder. La utopía debe dejarse de lado, el país que debemos ser debe incorporar a los mejores. Una nueva clase política sin rayas de negocios turbios es lo que todos anhelamos. Un hombre o una mujer que deje los sectarismos y las facturas políticas atrás y convoque a los mejores venezolanos, cada quien en su área.

No podemos, el país no lo perdonaría, que el gabinete de la transición que debe venir en 2024, sea un club de amigos o, peor aun, cuotas partidistas.

Faltan menos de 200 días para un proceso de primarias de un sector de la oposición venezolana. Este debe ser el primer decantador de la vuelta electoral. Necesariamente posterior a este evento comicial debe haber sinceridad entre todos los actores políticos, entre quien resulte electo, el resto de los aspirantes y el grueso de quienes decidan no medirse.

Las presidenciales no pueden ser una carrera para ver quién es el segundo mejor lugar. No estamos hablando de una elección de reina de Carnaval. Estamos hablando de un quinquenio más condenando a los venezolanos a todo lo que bien sabemos supone el socialismo y la tan mencionada revolución.

El cambio de los destinos de este país, su integración al resto del mundo y el reencuentro de la familia venezolana… Para todo ello hay una oportunidad de oro, y pasa por dejar de perder el tiempo y la unificación de la mayor cantidad de criterios posibles en torno al o a la mejor.

¡Vamos a recuperar a Venezuela!

Twitter: @griseldareyesq

Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.

 2 min


Fernando Mires

La visita vía Zoom hecha por el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, al Senado chileno no marca ninguna era histórica. Pero no deja de ser importante. Por una parte, Chile es el único país de América Latina que ha dado su apoyo a Ucrania. Segundo, esa relación no ha sido el resultado de una acción coordinada de las fuerzas políticas que apoyan al presidente Boric. Más bien ha sido el mandatario quien, haciendo valer las prerrogativas propias a un sistema político presidencial, ha impulsado la posición de Chile frente a la invasión de Putin en Ucrania. Así, la posición de Boric frente a Ucrania ha tenido por efecto marcar una línea demarcatoria, tanto a nivel nacional como continental, con respecto al tema de la democracia cuando este debe ser elevado al plano internacional.

Izquierda reaccionaria

A nivel nacional, la división de la clase política chilena fue ostensible ante la presencia digital de Zelenski. Las principales fuerzas de gobierno, los comunistas y FA, decidieron hacerse presente por medio de una estridente ausencia. De este modo las sillas vacías del senado pasaron a ser una metáfora del vacío democrático que impera en una parte de la izquierda chilena. Esa es la razón por la que Boric, en materia de política internacional, no gobierna con su coalición sino con el centro político (centro izquierda, centro centro y centro derecha)

Los contactos establecidos por Boric y un sector democrático de la clase política con Zelenski concuerdan con la condena abierta hecha por Boric a las tres autocracias continentales, las de Cuba, Nicaragua y Venezuela. En ese punto, Boric no solo se ha distanciado de sus fuerzas originarias de apoyo sino también de gobiernos de izquierdas no autocráticos como los de Fernández, Lula y Petro, los que tampoco han querido dar un respaldo decidido a Ucrania, condenando de modo candoroso a la guerra (como si fuera un fenómeno de la naturaleza) y clamando paz, como si se tratara de un conflicto de poder entre dos naciones y no de una genocida invasión.

Hay evidentemente una tendencia que atraviesa a las izquierdas, más presente por cierto en la que algunos llaman izquierda extrema. Una tendencia formada principalmente por sectores antidemocráticos y antioccidentales que, retornando a la lógica de la Guerra Fría, han reducido su izquierdismo a un antinorteamericanismo ideológico y no político, razones por las cuales podemos catalogarla sin problemas como izquierda reaccionaria. Menos que un insulto, es una caracterización.

Apoyar a Putin es apoyar a un gobernante que intenta legitimar su agresión a Ucrania apelando a razones culturales, a lazos de sangre, en nombre de una confesión religiosa como es la ortodoxia cristiana y levantando como ideología un «rusismo» antioccidental. En breve: el régimen más semejante al nazismo de todos los aparecidos después de la Segunda Guerra Mundial.

Apoyar a Putin significa, además, apoyar a un genocidio sistemático y programado a la población ucraniana. Y no por último, apoyar a Putin es renegar de la Ilustración, de los derechos humanos, de las luchas democráticas occidentales a las que pertenecen las reivindicaciones obreras, incluyendo las socialistas y sumando a las de género, todas violadas en la Rusia de hoy.

El antinorteamericanismo, fase senil del izquierdismo

Pero la izquierda reaccionaria, presente en las sillas vacías del Senado chileno, no solo apoya a la dictadura de Putin. Suele hacerlo con cualquiera antidemocracia que base su ideología en el antinorteamericanismo. Debido a esa razón, el trío autocrático de América Latina (puede ser cuarteto si sumamos a la Honduras de Xiomara Castro) cuenta con el pleno consentimiento de esa izquierda. Basta, en efecto, que un gobierno manifieste su aversión hacia los EE UU. para que esa nueva-vieja izquierda lo avive de modo automático.

El antinorteamericanismo ha llegado a ser la enfermedad senil del izquierdismo.

El antinorteamericanismo, soviético primero, rusófilo después, tiene una marca de origen profundamente estalinista. Vale recordar que Lenin, en su conocido «clásico», El imperialismo, fase superior del capitalismo, nunca habló del imperialismo como un fenómeno nacional, sino como uno sistémico, vale decir –y siguiendo al pie de la letra la teoría del marxista austriaco Rudolph Hilferding en su libro principal Das Finanzkapital– como una fase en el desarrollo del capitalismo mundial. Reinterpretando a Lenin, la globalización de nuestro tiempo sería la fase superior de la fase superior del imperialismo.

La noción del imperialismo norteamericano –es decir, «la nacionalización» del imperialismo– apareció recién en el léxico comunista cuando en 1949 fue creada la OTAN, cuyo objetivo originario era bloquear la expansión de la URSS de Stalin en el sector mediterráneo de Europa. Desde ese entonces los serviles partidos comunistas latinoamericanos comenzaron a repetir como papagayos la tesis de Stalin relativa al «imperialismo en un solo país». Los izquierdistas extremos de hoy, desde el Podemos español hasta gran parte del Frente Amplio chileno, también corean sin cesar la orden que Stalin les sigue impartiendo desde ultratumba. Los comunistas chilenos, así como el Frente Amplio, son en ese sentido ideológicamente estalinistas, y en el caso Ucrania, anti-leninistas (no olvidemos que la independencia de Ucrania fue lograda durante el gobierno de Lenin). Las fuerzas vivas del pasado siguen presentes en la izquierda latinoamericana. O como escribió William Faulkner «el pasado no es pasado, ni siquiera ha pasado». En Rusia, al menos, no ha pasado.

Putin reivindica a Stalin y no a Lenin. Y tiene sus razones. Lenin firmó un convenio de paz con Occidente (Paz de Brest Litovsk, 1918) y Putin, como ayer Stalin, declara la guerra a Occidente. Lenin permitió la independencia de Ucrania (1921) y Putin, como ayer Stalin, masacra a Ucrania. Y la izquierda comunista chilena, que fuera la más estalinista de América Latina, sigue a Putin quien a su vez sigue a Stalin. No exagero.

Con motivo de la visita virtual de Zelenski, me di a la ingrata tarea de leer las páginas que dedicara al evento el diario El Siglo, del Partido Comunista chileno. Fue una experiencia molesta, pero interesante. Punto por punto los comunistas chilenos de hoy reproducen las mentiras propagadas por la dictadura de Putin con la misma fidelidad como ayer reproducían las de Stalin y Jruschov. «Zelenski es un impostor». «El movimiento Maidan fue nazi». «Rusia está liberando del fascismo los territorios del Dombas». «La de Rusia es una guerra defensiva en contra de la expansión imperialista de la OTAN». Y suma y sigue.

Al leer ese cúmulo de falsificaciones llegaron a mi mente recuerdos del viejo pasado, cuando a los jóvenes comunistas de entonces nos era enseñado que el levantamiento húngaro de 1956 había sido fascista, que el muro de Berlín fue levantado para frenar el revanchismo militar de Alemania Occidental, que la invasión a Praga fue realizada para auxiliar al pueblo checoslovaco frente al avance de la OTAN (de originalidad, los comunistas no se mueren).

Fueron esas mentiras los que llevaron a algunos jóvenes comunistas a buscar alternativas políticas en otros lados de la política. Y bien, esas mentiras estuvieron de nuevo presentes en las sillas vacías del Senado chileno, ese día 4 de abril del 2023, cuando Zelenski habló en Chile.

El pasado ni siquiera ha pasado, tuvo razón Faulkner. Al menos, para el Partido Comunista chileno y sus ayudistas del Frente Amplio, no. La misma izquierda, fanática, intolerante, antidemocrática que creó las condiciones para el golpe de Estado de Pinochet, ha demostrado no haber aprendido nada de su propia historia.

Como el pinochetismo, el izquierdismo de los comunistas y de sectores del Frente Amplio chileno continúa siendo abiertamente antidemocrático. La mayoría de las dictaduras del mundo pueden contar con el apoyo de esa izquierda prorrusa de hoy. Ojalá nuevamente esa reaccionaria izquierda no termine por catapultar al poder a una derecha igualmente reaccionaria, como ocurrió el año 1973. Por mientras, si solo protestan con sillas vacías, no hay problemas.

Esta vez hay, sin embargo, indicadores que la historia, ni como comedia ni como tragedia, se va a repetir. La razón es que ha ocurrido un pequeño milagro: las posiciones antidemocráticas de los comunistas y del FA han sido frenadas por un hombre emergido de sus propias filas: el presidente Gabriel Boric quien, haciendo una lectura correcta del pasado, ha logrado entender que un gobierno como el de Chile, país que ha vivido una de las más sangrientas dictaduras habidas en el continente, es el menos indicado para solidarizarse con una dictadura como la de Putin que, como la de Pinochet ayer, ha violado a todas las normas y leyes del derecho. Más las del derecho nacional, en el caso de Pinochet; más las del derecho internacional, en el caso de Putin. Esa actitud no lleva necesariamente a Boric a ponerse a las órdenes del «imperialismo norteamericano» como aducen sus examigos, los «campistas de la izquierda» (según Pierre Madelin).

La coartada del imperialismo norteamericano

Seguramente el presidente Boric condena los desmanes de las administraciones norteamericanas que en el pasado impulsaron guerras de ocupación en Vietnam, en Afganistán, en Irak (sobre todo en Irak). Pero precisamente por esas mismas razones no puede ni debe apoyar a las invasiones que comete Rusia, ayer en Siria, Georgia y Chechenia y ahora en Ucrania.

Probablemente Boric también sabe que, si bien Estados Unidos ha cometido agresiones imperdonables, ha recibido también fuertes críticas internas, sin que los portadores de esas críticas hayan ido a parar al cadalso, como ocurre hoy en Rusia, en China, en Irán, es decir que, pese a estrategias geopolíticas abominables, priman en EE UU. las normas del derecho (lo estamos viendo recientemente en el juicio a Trump como lo vimos también en el procedimiento que destituyó a Nixon).

Esa es precisamente la «leve» diferencia que existe entre los gobiernos democráticos y los autocráticos. Mientras en los primeros, los gobernantes están sometidos al derecho, en los segundos, el derecho está sometido a los gobernantes. En pocas palabras, puede que Boric haya advertido que entre una potencia internacional como EE. UU. y un imperialismo anexionista como el de Rusia, median grandes diferencias internas y externas.

EE UU., no está de más reiterarlo, nunca ha estado en guerra en contra de una democracia, solo contra dictaduras. La Rusia de Putin, en cambio, es apoyada por la mayoría de las dictaduras y autocracias de la tierra.

Como potencia internacional, EE UU ha realizado agresiones imperiales, pero en sentido estricto, al no llevar a cabo una política anexionista, no puede ser definido como un imperio. Ninguna nación latinoamericana, algunas enemigas a muerte de los EE. UU. como Cuba, teme a una invasión norteamericana, como sí temen a una invasión rusa naciones como Moldavia, Georgia, los países bálticos y los países del Asia Central.

Al fin y al cabo, con todos sus excesos militaristas, y no son pocos, EE.UU. ha contribuido a proteger a muchas naciones de los dos más terribles imperios del siglo XX: el de Hitler y el de Stalin. De la misma manera, es el país que más contribuye, con dinero y armas, a la defensa de Europa, la que comienza por la defensa de Ucrania. Como dijo el conocido escritor búlgaro Giorgi Gospodinov, la guerra a Ucrania es una guerra a Europa.

Hoy, frente al peligro que constituye la coalición de tres potencias atómicas, China, Rusia e Irán, EE. UU. está llamado más que ningún otro país a defender al Occidente político en contra de un siniestro orden mundial en ciernes. Un nuevo orden donde una entente de tres países: una dictadura capitalista-esclavista (China), una dictadura militar y mafiosa (Rusia) y una dictadura de fanáticos monjes patriarcales (Irán), lograría adueñarse de las instituciones internacionales y dictar reglas al resto del mundo. Para que eso no ocurra, hay que defender a Ucrania.

No sé si ese tipo de pensamientos cruzó por la mente de la mayoría parlamentaria cuando, poniéndose de pie, aplaudió las palabras del presidente legal de Ucrania, Volodomir Zelenski, en ese país llamado Chile, situado en el concho del mundo. Lo importante es que ese acto tuvo lugar en el espacio latinoamericano, continente de asonadas militares, populismos demagógicos, derechas e izquierdas antidemocráticas. En fin, un acto tremendamente simbólico. Y si tenemos en cuenta que la realidad, la única que tenemos, es simbólica, no deja de ser un acto importante.

¿Y las sillas vacías? Ah, sí. Ojalá que continúen vacías.

Twitter: @FernandoMiresOl

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

 9 min


Alejandro J. Sucre

Corregir la corrupción debe ser asunto de los venezolanos, no de Estados Unidos. Y menos imponiendo sanciones a la venta de petróleo, principal fuente de ingresos del país. Las sanciones a la venta de petróleo venezolano son una gran crueldad contra los empresarios y trabajadores del país. Si se utilizan para atacar la corrupción de algunos funcionarios públicos, es como tratar de eliminar roedores en una casa impidiendo que todos sus habitantes, ayudantes e hijos, coman o compren alimentos. Y esto mientras los gobernantes de la casa están tranquilos en una sala aislada y protegida con todas sus necesidades cubiertas. Y es aún más grave, ya que al pedir a EEUU que imponga sanciones a la venta de petróleo para combatir la corrupción, se está poniendo en manos de otros países lo que compete solo a los venezolanos. ¿O es que Estados Unidos va a estar poniendo sanciones al petróleo cada vez que haya corrupción en Venezuela?. Un asunto distinto es pedir a EEUU y a los europeos que impongan sanciones a los individuos y políticos venezolanos que violan derechos humanos y corrompen el sistema financiero e inmobiliario global. Esa ayuda de sancionar individuos sí puede ayudar, como cuando los ratones se van de nuestra casa ya que empezó una fumigación y se alerta a los vecinos para que se protejan y nos ayuden a erradicar a los roedores infecciosos que huyen con nuestros alimentos.

Muchos venezolanos tienen la tendencia de poner en manos extranjeras la solución de nuestros problemas. Es una especie de tara. Unos la ponen en manos de rusos, cubanos, iraníes, chinos y turcos. Otros la ponen en manos de EEUU y Europa. Muy pocos ponen las soluciones de los problemas en manos de los propios venezolanos. Los que piden a Estados Unidos que pongan sanciones al petróleo para frenar la corrupción no se están dando cuenta de varias cosas: que sus mismos agentes federales, encargados de batallar el dinero ilegítimo que llega de Venezuela, se quedan con grandes tajadas y nada regresa al fisco venezolano para resarcir los daños, pagar maestros y médicos. Los agentes federales de EEUU hasta negocian con los capturados y los dejan tranquilos en Estados Unidos con parte del botín que pertenece a los venezolanos.

Mientras tanto, las sanciones al petróleo venezolano hacen un enorme daño al empresariado nacional, ya que les obliga a vivir con menos ingresos petroleros, un bajísimo PIB que afecta a cada trabajador, profesional e industria del país. La infraestructura y la población no puede mantener sus gastos con un PIB de $70.000 millones. Cuando no había sanciones al petróleo y había corrupción el PIB estaba en $400.000 millones. Un PIB tan bajo producto de las sanciones al petróleo implica menos ventas, menos sueldos y menos actividad económica. Si bien hay una corrupción infinita en Pdvsa, esta no se frena matando a la empresa sino eliminando a los roedores. Incluso las sanciones a la venta de petróleo incrementan la corrupción en Pdvsa al obligarla a vender el petróleo a piratas y no a clientes registrados y solventes, a usar proveedores improvisados y a usar cuentas bancarias no reportadas y hasta en criptomonedas difíciles de hacer seguimiento.

Las sanciones individuales sí pueden ayudar a reducir la corrupción en el país. Las sanciones a la economía petrolera no. Debe haber sanciones individuales si los individuos corrompen el sistema financiero internacional. Para eliminar las cucarachas no hay que incendiar la casa. Hay que atacar a los roedores en operaciones que apunten bien. Y no tiros de perdigones dispersos que maten a todos menos a los roedores. Los venezolanos debemos luchar sin esperar que otros países y que EEUU sancionen a toda la nación. EEUU no tiene por qué luchar contra la corrupción en Venezuela y menos matando al pueblo de hambre. Estados Unidos tampoco debe sancionar la venta de petróleo de Venezuela para lograr fortalecer la democracia. El efecto es contrario. En Barinas, en la pasada elección de gobernador, se demostró que la oposición en el terreno, unida, le puede ganar al oficialismo aún cuando las condiciones no sean idóneas.

El impacto económico de las sanciones al petróleo venezolano es de $300.000 millones en PIB. Y el impacto de la corrupción es mayor. Venezuela, aun con corrupción y con los precios del petróleo menores, llegó a producir un PIB en 2014 de casi $500.000 millones. Hoy, después de las sanciones, produce solo $60.000 millones. Ese es el costo de las sanciones de EEUU al petróleo venezolano. Entre la corrupción, el gasto fiscal de Venezuela y las sanciones al petróleo, hoy el país produce 33 veces menos que Texas con la misma población y con más recursos naturales. Es hora de crear un círculo virtuoso de reorientar el gasto fiscal eficaz y levantar las sanciones para levantar el PIB per cápita, dejar atrás la economía del deterioro y lograr una economía de prosperidad.

Twitter @alejandrojsucre

 3 min


Carlos Raúl Hernández

Durante el período de Jimmy Carter (1977-81) EE. UU se desploma como potencia mundial, en el eclipse del modelo económico rooseveltiano: populismo, protección a las “empresas nacionales”, obstáculos a la competencia, regulaciones a granel, altas tasas impositivas, Estado propietario-agencia-de-empleo, reticencia a las inversiones globales, copiado con fidelidad en Latinoamérica. Nixon y Carter controlan precios de alimentos y medicinas y fracasan, mientras a las líneas aéreas no permitían bajar los costos de los boletos para no perjudicar a “las pequeñas”, con inflación de dos dígitos, recesión y alto desempleo, stagflación. Sin el incentivo de la competencia para mejorar, la base de la industria norteamericana, entonces el automóvil, se estanca en pesados dinosaurios de hierro, caros, ineficientes en el uso de los combustibles y altamente contaminantes. El mundo, en cambio, se llenaba de ligeros carros japoneses de aluminio y nuevos materiales, sistemas de sonido high tech, computadoras más pequeñas y poderosas, televisores, made in Japan. La URSS se apropia del planeta, avanza el autoritarismo en Asia y África bajo su control, adquiere cabezas de playa en Latinoamérica, y crecen las euroizquierdas.

Derrotados en Vietnam y Camboya, bullían libros, foros, folletos, debates en círculos intelectuales y académicos, sobre “el final” de EE. UU ante la superioridad tecnológica de Japón y militar de la URSS. El marco lo conformaban la crisis energética de 1973, la dramática evacuación de la embajada en Saigón (1975), el auge terrorista árabe y europeo, el secuestro de diplomáticos norteamericanos por el fundamentalismo islámico en Teherán y el fracaso en su rescate (1979). Triunfa el sandinismo (1979) y la violencia se extiende a Guatemala, El Salvador, Honduras y viene la debacle en Iberoamérica por la crisis de la deuda (1984). Paul Kennedy publica Auge y caída de las grandes naciones, mil densas páginas sobre la decadencia imperial, que este servidor devoraba en noviembre 9 de 1989 y ¡asombro! cae el Muro de Berlín, sin que por días pudiera recuperarme del estupor. En medio de la lectura de aquél libro erudito, profundo, que preparaba las exequias de EE. UU, el cadáver es de su adversario. Asombro en los sacerdotes de la sabiduría convencional.

Había que “deconstruir” la estrategia de Ronald Reagan (1981-1989), sepultado de infundios por la izquierda mundial sin entender (o tal vez sí) lo que hacía. “Neoliberal” o “neoconservador” según el gusto, “desnacionalizaba la industria norteamericana”, al bajar aranceles de importación, lo que Schumpeter llama “destrucción creativa”, con invasión de productos baratos importados, que puso a correr las industrias para actualizarse o morir. Hollywood era antijaponés, y la izquierda plañía por las siderúrgicas y metalmecánicas, por General Motors, Ford, Chrysler, contra los malditos “autos enanos amarillos”. En alguna cinta, De Vito llora por la quiebra de una fábrica que era el “alma” de su pequeña ciudad. Y hasta Sean (nuestro San) Connery protagonizó una “que develaba la conspiración” tecnológica japonesa. Al revés de la caterva de inútiles vaticinios de la intelectualidad “antineoliberal”, el efecto dinámico reconvirtió la industria, que fue al gimnasio y salió a producir competitivos automóviles, computadoras, televisores.

Reagan conjuga altas tecnologías de EE. UU, Alemania, Inglaterra, Francia, Japón, en el escudo misilístico espacial la Iniciativa de Defensa Estratégica o Guerra de las Galaxias, forzó a la URSS a invertir 60% de su presupuesto en defensa, y la desbarató. Luego Bill Clinton (1993-2001) delega en Al Gore la revolución tecnológica que pasmó a Japón, creó 20 millones de empleos y colocó a EE. UU de nuevo en la cima. Por fortuna para la humanidad, Reagan ni Clinton pusieron en ascuas al planeta en guerras con la URSS y Japón. Pero en adelante los norteamericanos se sienten seguros, subestiman que hay que actualizarse cada día (“lo que no crece comienza a morir” dijo Darwin) y se dedican a la guerra. Entre tanto China, su hija adoptiva, hizo exacta y silenciosamente lo que Reagan y Clinton: crear un supermercado de capitales. China: India, Suráfrica, Indonesia, Vietnam, México, Uruguay, Brasil, Surcorea, Taiwán, Chile, Indonesia, que asumieron la “reaganomía”, hoy son potencias mundiales o regionales. Las que lucharon contra el “neoliberalismo”, al dogout.

EE. UU y sus aliados montan meticulosamente una guerra proxy con Rusia y, como en una película de Groucho Marx, todo sale al revés y mal, evidencia del colapso intelectual del liderazgo en 2022. La guerra viene a nombre de los “valores de occidente”, excluyen semióticamente Asia y África y dejan en la cuerda floja a Latinoamérica que no sabe muy bien qué es. Se inicia una cadena de errores, presididos por un extraño suicidio económico ritual, que eyecta del poder en un año once mandatarios europeos que la apoyaron, y los que faltan. La liquidación del paradigma Reagan-Clinton, comienza con Trump, seguido por Biden: aranceles a Europa y China, para el ilusorio “retorno de las inversiones a suelo norteamericano” y “sanciones”, es decir, proteccionismo por las malas. Once morrales de ellas carga Rusia, hoy más bien fortalecida por el esfuerzo, pero Biden reinicia la receta con China, el verdadero objetivo. Mientras Reagan-Clinton fueron progresivos (no “progresistas”, ¡por Dios!), estos gobiernos se tornan el más poderoso factor de involución actual, luego de EE. UU encabezar todas las revoluciones económicas en dos siglos.

China avanza a toda máquina –como Japón otrora- al podio de primera potencia mundial y Trump quiso impedir sus avances en vez de superarlos. Quiere detener el desarrollo tecnológico y la globalización, como el proyecto llamado Made in China. Y el mayor complejo de conexiones comerciales de la historia, conocido como la Ruta de la seda, tres sistemas comerciales China-Europa: uno por el Ártico, otro por el territorio continental y un tercero por el mar de China. Vías para trenes de 1000 kms/h, aeropuertos, carreteras, comercios, internet, puertos, navegación, nuevas ciudades. Con apoyo de Canadá, los norteamericanos bloquean Huawei que impulsa el 5G, cuando pueden hacerlo ellos, porque tienen todo lo necesario. Obstaculizan EMA, la red submarina de fibra óptica de los chinos que unirá por internet a bajo costo Asia, Europa y Medio Oriente, en vez de multiplicar proyectos como los de Elon Musk. La auténtica razón es que, de acuerdo con agencias globales, para 2030 China producirá 63% del PIB mundial, EE. UU 32% y Europa 7%, aunque estos pronósticos son de antes de la guerra, con energía rusa barata y la caída de Europa amenaza ser mayor.

Según el FMI y el Banco Mundial a Europa la acosan estancamiento, inflación, precio de la energía y desindustrialización. Las “sanciones” dañan a Europa y no a Rusia, fortalecen el rublo y aherrojan la alianza estratégica de China, Rusia, India, Suráfrica, Brasil (BRICS) que representan la mayoría del PIB, de la población y del territorio mundiales, decidida a sustituir el dólar, y otro grupo solicita ingreso, encabezado por Arabia Saudita que con la OPEP plus, golpean a EE. UU al recortar la producción, burlan sanciones contra Rusia. Inglaterra endurece su posición anti China, pero a última hora los mandatarios europeos desfilan para visitar a Xi Jinping, y Macron declara de manera que pone en crisis la OTAN. África y Latinoamérica guardan silencio porque su socio comercial principal es China. La invitación norteamericana a las empresas europeas tiende a colapsar porque su política exterior gesta una gran crisis. La Reserva Federal sube violentamente las tasas de interés para frenar la inflación y engendra una crisis financiera. Para sortearla, el gobierno de Biden concede auxilios a los bancos con emisión (¿inorgánica?) de dólares que vuelve aserrín las medidas de la R.F.

China se asume como gran potencia mundial de paz, adalid del libre comercio contra el ahora proteccionismo norteamericano, reconcilia a Irán, Yemén y Arabia Saudita, y Rusia demuestra su potencia militar. En el nuevo capítulo, con la dedicación que adobaron la guerra Rusia-Ucrania, van con China-Taiwan, pero tienen que ser antes de los nueve meses que faltan para las elecciones parlamentarias y presidenciales en la isla. La reputada encuesta de la universidad taiwanesa de Chengchi, dice que 90% de la ciudadanía quiere mantener el status y que hoy ganaría ampliamente el Kuomintang, partidario de buenas relaciones con China continental y perdería el Partido Progresista de la mandataria Tsai Ing-wen. Llevamos tiempo presenciando las debacles del proteccionismo y el mundo pasó de “el fin de la historia” a la caldera del diablo. Las encuestas registran bajón de Biden y aunque en entornos interno y global complejos, Estados Unidos tiene un as, asociado con el ascenso del gobernador de Florida, Ronald DeSantis, quien hace su estado el más próspero de Estados Unidos, y podría restablecer los equilibrios en su país y el mundo.

@CarlosRaulHer

 6 min


Redacción de Alnavio

El episodio de El Niño, que los científicos prevén se desarrolle en los próximos seis meses, traerá probablemente inundaciones y sequías más severas a nivel mundial, así como «picos importantes» de calor, pues al aumento de temperatura global causado por los humanos se sumará este fenómeno de calentamiento oceánico.

El fenómeno climático El Niño-Oscilación del Sur (ENSO) consta de dos fases -la fría, llamada «La Niña», y la cálida, conocida como «El Niño»- y supone “la variación de temperatura más importante a nivel global”, según explica a EFE Carlo Buontempo, director del servicio de Cambio Climático de Copernicus, el programa de medición satelital de la Unión Europea.

Este físico precisa que la oscilación ENSO, si bien alterna una fase fría y una cálida, no es regular ni necesariamente cíclica, como sí son otros fenómenos climáticos, y alega que puede haber varios años consecutivos en una misma fase, como de hecho ha ocurrido en los últimos tres años con La Niña, que acaba de terminar.

La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos dio por finiquitada esta fase fría en marzo y ahora, en un periodo neutral de ENSO -en el que no hay La Niña pero tampoco ha llegado aún El Niño-, augura que hay un 62 % de probabilidad de que El Niño se asiente entre mayo y julio de este año, y un 80 % de probabilidad de que lo haga en otoño.

Precisamente el fin de La Niña y el desarrollo de El Niño -junto al calentamiento global originado por el hombre- es uno de los argumentos que los especialistas ofrecen para explicar el máximo histórico de temperatura de la superficie marina registrado a principios de abril, cuando los océanos marcaron 21,1 ºC de media, superando el anterior récord de 21 ºC, alcanzado en 2016.

FENÓMENOS CATASTRÓFICOS

El Niño aumenta la temperatura de la superficie oceánica -que puede en la región tropical del Pacífico central ascender al menos 0,8 ºC-, un calentamiento que altera la variación de precipitaciones en todo el planeta y, según Buontempo, eleva el riesgo de fenómenos extremos como sequías e inundaciones.

Este experto aclara que las consecuencias de El Niño afectarán sobre todo a la región del sudeste asiático y a Australia, pero también a partes de Latinoamérica y del continente africano y, de manera menos intensa, al resto del mundo.

Por ejemplo, apunta que El Niño puede incidir en la formación de huracanes en el Atlántico, ya que “modula la dirección del viento en la alta atmósfera”.

CAMBIO CLIMÁTICO

Aunque son fenómenos que se pueden percibir como independientes, Buontempo aclara que el cambio climático tiene un impacto sobre El Niño y viceversa, y sostiene que “tanto a nivel de temperatura como de precipitaciones, los extremos que vamos a ver durante El Niño o La Niña serán más fuertes de lo que han sido hasta ahora”.

En conjunto, los últimos ocho años han sido los más cálidos en la historia de la humanidad y “lo verdaderamente sorprendente”, para este especialista, es que de éstos, muchos han coincidido con La Niña, la fase del fenómeno ENSO que refresca las aguas del Pacífico.

«Normalmente la temperatura global suele ser más baja en estos años de La Niña y aún así hemos tenido extremos de temperatura, lo que indica que la tendencia del calentamiento global es muy fuerte», expone el científico.

Sin embargo, los mayores picos de calor han sucedido durante El Niño (en años especialmente cálidos como 1998 o 2016, por ejemplo), apunta Buontempo, y es previsible que en los próximos meses -a finales de 2023 o ya en 2024- se registren nuevos máximos en la temperatura media global.

«Si a esa tendencia de calentamiento del planeta le sumamos el efecto de El Niño, es muy probable que tengamos un pico importante», advierte el especialista.

15 de abril 2023

AlNavio

https://alnavio.es/el-nino-provocara-sequias-mas-severas-y-picos-de-calo...

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Beatriz De Majo

La rivalidad entre los dos gigantes planetarios, Estados Unidos y China, pasa uno de sus peores momentos. Taiwán es el motivo. Pekín acaba de dar un paso contundente: demostrar en la escena global su determinación a cercar y bloquear militarmente a la isla en el caso de que Taipei active y acelere su aspiración independentista.

Lo que los enfrenta esta vez es el encuentro programado de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen y una delegación parlamentaria de los dos partidos representados en el Congreso de los Estados Unidos junto con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.

La mandataria taiwanesa fue la primera en declarar a la prensa que Taiwan “no está sola gracias al apoyo estadounidense” pero fue más lejos aún al decir que “Encontraremos vías para que los pueblos de Estados Unidos y Taiwán colaboren para promover la libertad económica, la democracia, la paz y la estabilidad”.

China ya había advertido el malestar que tal encuentro les producía por ser Taiwan una de las prioridades nacionales. Inmediatamente después del impasse tanto la Cancillería como el Ministerio de la Defensa dejaron saber que la reunión citada «vulneró gravemente el principio de una sola China» de acuerdo con el cual ningún país puede mantener relaciones simultáneamente con Taipéi y Pekín.

Por su lado, los americanos no solo auparon y programaron la reunión desde su poder legislativo. El Ejecutivo esta vez también se pronunció a través de su Canciller argumentando que “Pekín no debería utilizar este encuentro como excusa para tomar medidas que incrementen las tensiones, que presionen un poco más para ir cambiando el status quo” entre Pekín y Taipéi. Las represalias chinas no tienen para Washington, pues, un asidero razonable.

La hora no es buena para que otro desaguisado venga a ahondar las diferencias entre las dos potencias. Nada está ocurriendo por obra del azar. Washington tiene bien claro que el tema de la independencia de Taiwán es el núcleo de los intereses fundamentales de China. Mas de una vez la alta oficialidad del coloso de Asia ha manifestado que se trata de una línea roja que no debe cruzarse en las relaciones sinoestadounidenses. En Norteamérica se hace caso omiso de este requerimiento.

Taipei, desde su trinchera, se vale del serio malestar que viene fraguándose en el ánimo norteamericano por la posición de apoyo que China adelanta a Vladimir Putin para poner a los partidos a jugar peligrosamente de su lado.

Y en Washington no dejan pasar la ocasión para hacerle saber a Pekín que a pesar de que no apoyan abiertamente la independencia de la Isla, le seguirán proporcionando armas para la defensa de su integridad territorial. No es un secreto que en enero de 2022 fueron tan lejos como aprobar su Taiwan Security Assistance Initiative para acelerar la capacidad de respuesta militar asimétrica de la isla e impedir una eventual invasión de China.

No cabe duda que en esta ocasión el Partido Comunista ha querido ir mas lejos que nunca. El actual simulacro es considerado por los expertos militares como un ensayo general de un bloqueo territorial desde el mar. Este busca convencer a Taipei de la inutilidad de un despliegue militar de su lado y a terceros de la inconveniencia de interferencias externas en lo que consideran un tema puramente doméstico.

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Ismael Pérez Vigil

El proceso de celebración de una elección primaria el 22 de octubre de 2023, para escoger un candidato o candidata, unitario, de la oposición, continua inexorablemente; pero no es cualquier oposición, ni es cualquier candidato.

Se trata del candidato de la oposición democrática, la que se caracteriza por querer un cambio político en el país, que nos lleve a la redemocratización del mismo, a la solidificación de sus instituciones democráticas −Asamblea Nacional, Tribunal Supremo de Justicia, Contraloría, Fiscalía, Poder Electoral, etcétera−, para que controlen al Estado y se restituya el Estado de Derecho; pero sobre todo, para que se proteja adecuadamente al ciudadano y se resuelvan sus problemas más acuciantes, producto de las políticas económicas y públicas durante este último cuarto de siglo.

Tampoco es, como ya dije, la elección de cualquier candidato, sino aquel ciudadano que, compartiendo los valores anteriores, mejor represente el anhelo de cambio político que hay en el país y que obviamente, tenga opción de derrotar al candidato del régimen y de unificar a todo el país, para que se respete el resultado de esa elección, que no dudamos que lo favorecerá.

No está de más decir que lo que le corresponde a la Comisión Nacional de Primaria (CNdP) −con los recursos disponibles y escasos, valga la aclaratoria− es poner la “estructura”, la organización, las reglas que todos respeten, para que se expresen, los electores y los candidatos; contar los votos y proclamar al ganador. Corresponde a los candidatos y los grupos que los apoyan, sean partidos u organizaciones de la sociedad civil, atraer, motivar a la gente, para que él que resulte ganador, no sólo sea el que obtenga más votos, sino que tenga también el suficiente respaldo para llevar adelante su programa de transformación del país.

Veamos entonces y aclaremos dos de los pasos más recientes, dados y en curso, por parte de la CNdP:

Nombramiento de las juntas regionales.

Al momento de ser publicada esta nota, ya están juramentadas las Juntas Regionales, que prevé el Reglamento de la Primaria, en los 24 estados del país. Son 240 venezolanos que se incorporan activamente a las actividades de la CNdP para llevar adelante el evento electoral.

El proceso de selección y juramentación de estas Juntas sufrió un retraso de tres semanas, con respecto a la fecha pautada en el Cronograma, que era el 19 de marzo; todo retraso es indeseable, pero, ese retraso, no compromete el desarrollo del evento previsto para octubre de 2023, toda vez que la designación de las Juntas y su juramentación, no es un evento crítico. Fue y es, sí, un evento importante, significativo, un paso que había que dar con extrema rigurosidad y de allí que la Comisión se tomó todo el tiempo necesario para darlo con solidez.

Buena parte del retraso se debió al alto número de postulaciones, más de 1200, para más de 800 postulados −pues algunos recibieron más de una postulación− que había que revisar y evaluar cuidadosamente para llenar 240 posiciones. En algunos casos la CNdP se encontró que faltaban datos para evaluar adecuadamente a los postulados: números de C.I, teléfonos o correos para contactarlos; algunos de los propuestos no habían sido consultados o no habían aceptado la postulación; en otros casos se tenía que comprobar su independencia política, de partido político o posible candidato; en otros casos algunos de los posibles seleccionados no disponían del tiempo para dedicarse a la actividad; en fin, el examen de las credenciales de cada uno tenía que ser muy cuidadoso para evitar errores y enmiendas posteriores y obtener el resultado que se obtuvo, que si bien algunos de los postulados con credenciales y currículo suficiente no fueron seleccionados, la experiencia con los seleccionados y el entusiasmo durante la juramentación nos demostró que todos ellos son inobjetables.

Por ello, en el documento que se publicó dando a conocer la designación de las Juntas, la CNdP no tuvo ninguna duda en afirmar que:

“… hoy podemos decir que hemos completado el gran equipo que desde las regiones nos acompañará en la tarea de organizar este proceso y llevarlo a la mayor cantidad de electores posible dentro del territorio nacional… A partir de ahora contamos con estos 240 miembros de las Juntas Regionales y también con ustedes, ciudadanos, que en los estados se acerquen con entusiasmo y compromiso a estos equipos y ofrezcan su esfuerzo a su junta regional para la Primaria.”

Juramentadas las JR −se les hizo además entrega de su Reglamento de funcionamiento y los Lineamientos de Comunicaciones que deben tomar en cuenta− la CNdP visitará cada una de las regiones para reunirse con las Juntas e iniciar el trabajo de: seleccionar los centros de votación, el número de mesas, los miembros de mesa y otros importantes detalles de la logística para un exitoso proceso electoral el 22 de octubre: “…En los próximos días, previa juramentación por medios digitales, comenzaremos a trabajar de forma coordinada, para lograr una elección transparente, confiable y plural en cada entidad federal del país.” (Ver en este vínculo los integrantes de las Juntas Regionales: https://t.co/jMLPIlIOSJ )

Formato para inscripción de candidatos por iniciativa propia.

La segunda decisión reciente de la CNdP, que creo importante mencionar y aclarar, fue la publicación de un Formulario para la recolección de firmas o manifestaciones de voluntad, para proponer candidatos para el proceso de Primaria. (Ver: https://t.co/i9vUB8PfeN) Ese formulario, establecido en los artículos 8.8 y 27 del Reglamento Marco de la Primaria, tal como dice en su encabezado, es para los candidatos que se postulan por iniciativa propia; es decir, aquellos que no son propuestos por alguno de los partidos políticos que apoya el proceso de elección Primaria, puesto que la CNdP no se rige por las normas del CNE o el TSJ para considerar quienes son y quienes no, los partidos políticos que pueden participar en este proceso electoral.

En algunos casos, ese formulario generó dudas y confusiones, algunas de las cuales son genuinas, pero otras pretenden desconocer o negar la labor de la CNdP. En todo caso, las dudas fueron aclaradas mediante un video, que circuló por las redes sociales de la CNdP (ver: https://t.co/BSA5bv40yz), en el cual el presidente de la Comisión aclaró las diversas formas en que se pueden proponer candidatos para participar en la primaria de la oposición democrática:

“La primera es la de los factores políticos proponentes de la primaria o que respaldan el proceso, los cuales pueden realizar postulaciones sin necesidad de recoger firmas. Allí se encuentran todas las organizaciones de la Plataforma Unitaria y también otros factores políticos que se han sumado al proceso, como UPP89, Vente Venezuela, y Fuerza Vecinal, entre otros”. La otra vía es la de la recolección de firmas o manifestaciones de voluntad de un porcentaje de los electores inscritos en el Registro Electoral (RE); pero que, en opinión de la CNdP, expresada por su Presidente, ese porcentaje “… se refiere al 0,5% del RE, como también puede considerarse cumplido el requisito si se presenta esa manifestación de voluntad de al menos 0,5% de los electores inscritos en al menos 12 entidades federales.”

Algunas de las “dudas” de personas que hicieron referencia al Formulario, se centraban en el temor de que esas firmas, nombres y cédulas de quienes apoyan la inscripción de algún candidato, pudieran caer en manos inescrupulosas y ser utilizados para intimidar y chantajear a los electores, como bien sabemos que ocurrió en el pasado. En ese sentido, el Presidente de la CNdP, Jesús María Casal, aclaró que: “La identidad de los electores quedará resguardada, ese es un principio inderogable de nuestro reglamento y de los factores que guían nuestra actuación… [pues] … las firmas serán protegidas desde su recepción, tras lo cual se procederá a la verificación de los requisitos y las rúbricas serán destruidas.”

En cualquier caso, sea que el candidato lo postule algún partido político que haya manifestado su apoyo al proceso de primaria, o sea que lo hace mediante la recolección de firmas para postular candidatos por iniciativa propia, en el cronograma de la CNdP se fijó un Registro Preliminar de los precandidatos a la Primaria desde el 8 hasta el 23 de mayo, período tras el cual se discutirá con los candidatos su aporte económico al proceso de Primaria y se comprometerán con: un Programa Mínimo de Gobierno, el respeto de las normas y reglamentos del proceso y a reconocer sus resultados y apoyar al que resulte electo. Una vez concluido ese proceso, los candidatos a la primaria podrán postularse desde el 24 de mayo al 23 de junio.”

Conclusión

Aún con retrasos, que no afectan el desarrollo del proceso y que, al contrario, la rigurosidad con que se dan esos pasos lo fortalecen, como dijimos en el párrafo introductorio, sigue la marcha inexorable del proceso de Primaria y en una próxima entrega comentaremos los pasos que se están dando con el Registro Electoral, la elaboración de los Reglamentos de la Primaria y el voto de los venezolanos en el exterior; si es que antes no se produce alguna decisión con relación a la participación o no del CNE, en el proceso de Primaria.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

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