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Opinión

Carlos Raúl Hernández

El conflicto entre contrarrevolucionarios de derecha e izquierda, entre radicales fundamentalistas, frena y devora la evolución pacífica de la democracia y los derechos individuales
La democracia atraviesa un camino oscuro en el que en vez de las fieras de Dante corren caballos encabritados y dirigidos por Biden, Trump, Putin, Zelensky y la señora Pelosi. Dos contrarrevoluciones globales, una de ultraizquierda identitaria y otra de ultraderecha se retroalimentan y destruyen los avances de la civilización. Semanas antes de las elecciones norteamericanas, escribí que Donald Trump intentaría un golpe de Estado, como en efecto ocurrió. Y fueron idénticos los tejemanejes de Trump y los de Evo Morales en las elecciones bolivianas de 2019. Ambos hicieron trapicheos golpistas subdesarrollados. Morales quiso reelegirse contra expresa prohibición constitucional, y “ordenó” al organismo comicial paralizar los escrutinios porque había perdido. Conviene recordarlo porque enjuagadores y lavagallos evistas usan las ignominias de Almagro para tapar las de Evo y es previsible que el actual presidente Luis Arce en algún momento tenga que tragárselo o escupirlo, a la manera de Sinatra.

Trump se dedicó en la campaña a desacreditar las bases del sistema político, a sus líderes, con abyectas calumnias personales y promovió que las autoridades estadales hicieran fraude. Su alumno Bolsonaro alabado por el cretinismo trasnacional, hizo lo mismo. Problemas impositivos y escándalos de abuso sexual, señalan a este tercermundista expresidente de la mayor democracia del planeta, hoy por reelegirse, como corresponde a esa condición. Su sombra no se disipa y la democracia tiene en Trump una prueba de fuego, así como la guerra más estúpida del mundo en Ucrania. Es palmaria su responsabilidad en el asalto del Capitolio Federal. Testimonios, declaraciones, videos demuestran que él lo dirigió personalmente para impedir la asunción de Biden y según su voz en las grabaciones, quería ponerse a la cabeza de la toma del capitolio.

Gran parte de los republicanos cree que les robaron las elecciones, entre otras porque era un partido agónico hasta que el populista radical los sacó de su catalepsia. Una figura histórica del país en el siglo pasado, Charles Evans Hugues, decía que “los magistrados estamos por debajo de la constitución, pero nosotros decimos qué es la constitución”. Ante la arremetida de la ultra izquierda, los dinosaurios que dejó Trump en el Tribunal Supremo hacen retroceder las libertades individuales, en una ruptura de la cohesión social que comparten las dos contrarrevoluciones globales. La democracia recibe rudos reveses, como poner en manos de los estados la legalidad de la decisión sobre el embarazo, aunque la experiencia demuestra que quienes están dispuestas a hacerlo lo harán, legal o ilegalmente, solo que ahora 36 millones de mujeres quedan desprotegidas, a merced de medios domésticos o clandestinos. Que la “defensa de la vida” es una mera excusa política para la contrarrevolución trumpista, se aprecia en la asimetría con una estruendosa amenaza, el derecho ilimitado de portar armas, pese a las masacres en escuelas y centros públicos.

Hay 300 millones de armas en las calles y siguen las matanzas colectivas. El control de armas requiere reformas constitucionales o mayorías complejas bipartidistas para reconocer cambios sociales producidos durante doscientos años y que la constitución no puede contemplar, como que no había ametralladoras, ni fusiles de asalto, y las armas era escopetas o revólveres y que la defensa de la vida y la propiedad dependían de los ciudadanos porque no existía el Estado. La “defensa de la vida” es un subterfugio porque se puede cargar cualquier arma en todo el territorio nacional y derogan la prohibición específica en el estado de NY, contra las gestiones de Reagan, Clinton, Bush y Obama, a la que Biden llamó trágico error. Atribuyen la decisión sobre el embarazo a acompañar la masiva religiosidad de la ciudadanía norteamericana.

Pero eso no tiene ni pies ni cabeza, porque la soberanía de la comunidad para practicar su fe no se afecta en nada, ni que 80% de los norteamericanos profesa una y 50% participa en oficios religiosos por lo menos a la semana. La democracia norteamericana se basa en un Estado laico que separa la religión del poder, y aunque es así, nunca el país eligió un ateo para la presidencia. Y quien entienda algo los Estados Unidos sabe que en materia religiosa tienen muy poco que ver los estados entre sí, California, Texas, Florida y Utah, por ejemplo. El magistrado ultraconservador Clarens Thomas quiere que se revisen disposiciones sobre parejas homosexuales y los seis jueces conservadores han impuesto leyes que van contra el desarrollo social alcanzado por el país durante los siglos XX y XXI. El aborto no es un derecho constitucional y se puede cuestionar el tope de seis meses de gestación para hacerlo, pero en casi todas las naciones democráticas, y en las otras, es un derecho de las mujeres en setenta países. La lucha entre contrarrevoluciones de derecha e izquierda, entre radicales fundamentalistas, frena y devora la evolución pacífica de la democracia y los derechos individuales.

@CarlosRaulHer

 3 min


Ismael Pérez Vigil

Resultó imposible sustraerme a la mefistofélica trampa de opinar sobre el tema del indulto a los “infaustos sobrinos”, convictos, confesos y condenados por narcotráfico en los Estados Unidos, y su posterior canje por un grupo de estadounidenses, encarcelados en Venezuela, acusados de corrupción, sin que hubiera todavía concluido el respectivo juicio, si es que se inició en algún momento, cosa de la que no estoy muy seguro, pero que ya no importa.

¿Tiene este hecho reprochables implicaciones morales? ¿Sienta un precedente negativo? ¿Debilita a la oposición y fortalece al régimen venezolano? estos y otros son los interrogantes que al menos yo me considero incapaz de responder y es que no es fácil referirse a un tema tan espinoso y además salir incólume, airoso, y sin unos cuantos insultos; pero, bajadas las aguas del acontecimiento −y también las de las tormentas que azotaron al país, que esas sí trajeron verdaderas pérdidas y desgracias− de todo lo que he leído, en artículos y grupos de WhatsApp, sobre el tema, extraigo las siguientes conclusiones:

Los hechos.

- Estados Unidos ha canjeado prisioneros o rehenes, convictos o acusado de delitos comunes, de narcotráfico, etc. en diversas oportunidades y con muy diversos gobiernos, todos ellos dictaduras y tiranías de diverso pelaje; de modo que, no es la primera vez que lo hace y seguramente no va a ser la última. Sobre eso hay abundante literatura y sobran los ejemplos que no vale la pena repetir.

- Aunque sea correcta, me parece una discusión estéril hacer distinción sobre si se trataba de rehenes, si se trataba de prisioneros, si los liberados eran narcotraficantes, hampones comunes, asesinos o lo que fuera; o si se trata de un hecho inmoral, porque la moral de los gobernantes norteamericanos queda, en su criterio, a salvo, por el hecho de que para ellos es más importante rescatar a sus conciudadanos en donde quiera que se encuentren que, por lo visto, cualquier otra consideración.

- En este caso, además, se trataba de dos reos que ya habían sido juzgados y condenados y habían cumplido parte de su condena; por lo tanto, para el criterio del presidente de los Estados Unidos, la justicia norteamericana estaba servida y si un indulto a estos señores y su liberación servía para rescatar a unos prisioneros norteamericanos, encarcelados en otro país, era razón suficiente para proceder.

La moral y la ley.

- De manera que, la decisión del presidente de los Estados Unidos se ajusta a lo que ellos consideran su práctica y su ley, pues hay en efecto una ley que regula esta actividad – la “Robert Levinson Hostage Recovery and Hostage -Taking Accountability Act” −. Estoy seguro que el presidente norteamericano cubrió los extremos de esa ley, de lo contrario sus rivales y enemigos políticos −que no son pocos ni tranquilos− ya habrían demandado la nulidad de ese acto, cosa que no ha ocurrido, se han limitado a hacer señalamientos y consideraciones morales y políticas, que al parecer poco importan a la mayoría del pueblo norteamericano.

- Por cierto, ya que estamos en los extremos legales, valga aclarar que los individuos que fueron indultados y liberados por el presidente norteamericano, los famosos sobrinos, no es que fueron indultados sin más, sino que firmaron un documento según el cual deben cumplir ciertas condiciones, que si no las cumplen se restituye la pena y tienen que cumplir el castigo al que fueron originalmente condenados.

Rechazo a la decisión

- Otra cosa es que la decisión haya sido del agrado de muchos o pocos, en diversas latitudes. Por ejemplo, a un sector de los norteamericanos no les ha gustado la decisión, sobre todo a los rivales políticos del presidente −particularmente en la Florida, y seguramente entre la población de origen cubano y venezolano−, porque piensan que es un acto político −sin duda lo fue− con miras a la campaña electoral que concluye el 8 de noviembre y es una acción a la que el presidente intentará sacarle partido electoral, al igual que sus enemigos tratarán de que pague el precio electoral correspondiente por haberlo hecho.

- Por supuesto, en nuestra parte, a la mayoría de los venezolanos −es decir a toda la oposición− no nos gustó ese indulto y ese canje. Pero lo ocurrido, es importante destacarlo, tal como dije, ya ha ocurrido en oportunidades anteriores, pero es la primera vez que nos afecta directamente. Valga decir que cuando se han canjeado prisioneros acusados de narcotráfico, incluso hampones comunes y hasta terroristas, por parte del gobierno norteamericano y otros gobiernos democráticos con diversas dictaduras y tiranías, en Venezuela nunca dijimos nada; no era nuestro asunto. sobre todo, porque no nos afectaba directamente.

- Como ya dije, la moral norteamericana está salvada, porque se trató de un acto que les permitió liberar a unos conciudadanos presos en otro país y se ajustó a sus leyes. Por lo tanto, no voy a evaluar el tema desde el punto de vista de la ética o los principios morales que pudieran estar en juego, y espero no sonar muy cínico cuando digo que hay que considerarlo, solamente, desde eso que algunos llaman la “realpolitik” o como un evento estrictamente político.

El desagrado en Venezuela.

- Y cuando digo lo anterior me refiero a lo siguiente ¿Por qué no nos gustó a los venezolanos lo ocurrido? ¿Fue por los aspectos morales, éticos, implicados en la decisión? Seamos sinceros, por supuesto que no. Porque si fuera así, como ya dije, nos hubiéramos referido y criticado duramente procesos similares, ocurridos en EEUU o en otros países, que como no nos afectaron no dijimos nada; con lo cual los principios morales esgrimidos con este caso, quedan bastante relativizados, por decirlo suavemente. Obviamente no creo que haya sido la moral la razón por la que no nos gustó lo ocurrido; por supuesto hablando en términos generales −sé muy bien que toda generalización es injusta y hasta grosera−, así que dejo a salvo algunas excepciones, que las hay, que se refieren a la ética y los argumentos morales, que entraron en juego.

- Otra de las razones por la cual no nos gustó lo ocurrido es porque no se trataba de cualquier reo; se trataba de los sobrinos de la esposa del presidente Maduro. Muchas −de nuevo, no todas−, las consideraciones que se hicieron en este caso, y mucho del escándalo que se armó −y que, por cierto, ya parece haberse enfriado− fue bastante mayor que el que se armó, por ejemplo, cuando se puso en libertad al llamado “tuerto Andrade”. O cuando se retrasa ad infinitum y no se termina de concretar la extradición del señor Carvajal, detenido en España. O cuando se liberó de sanciones de la OFAC a otro “sobrino”, de la esposa del presidente Maduro, pero que fue un caso menos sonado que el de estos sobrinos, detenidos y acusados de narcotráfico. Y los ejemplos mencionados son solo por referirme a los casos más notorios, ocurridos últimamente y no a los casos de otros venezolanos que cometieron delitos. Algunos se fueron a los Estados Unidos, donde fueron juzgados y están ya libres; otros están viviendo allá o en Europa, tras cumplir condenas o tras haber sido indultados, por proporcionar “información”. La mayoría están libres y disfrutando de sus fortunas, supuestamente mal habidas, sin que nos hayamos rasgado las vestiduras como ha ocurrido en esta oportunidad.

- Otra razón por la cual no nos gustó −es mi caso− seguramente tiene que ver con habernos dado cuenta de la pérdida de importancia relativa que la situación venezolana tiene ante la llamada “comunidad internacional”. Brutalmente nos dimos cuenta como nuestros problemas, de absoluta y obvia prioridad para nosotros, como sería de esperar, no son de la misma importancia y prioridad para los gobiernos de otros países. Esos países piensan antes en resguardar sus propios intereses y en obtener sus propios beneficios, independientemente de cuál sea nuestra suerte en ese proceso.

Otro ejemplo.

- Abundando en el tema del punto anterior, otro buen ejemplo es nuestra reacción de rechazo cuando el presidente Petro de Colombia decidió normalizar relaciones y abrir las fronteras, en función de sus intereses −y posiblemente por otras consideraciones políticas−. De igual manera, hay que considerar la invitación que hizo al presidente venezolano de servir de intermediario en el diálogo con el ELN; son decisiones que no hacen muy feliz a la oposición venezolana, aun cuando seguramente, la primera de ellas −el normalizar las relaciones con Colombia−, podría favorecer a muchos Venezolanos que están en ese país como inmigrantes o refugiados, que no tienen documentación y que por eso no han podido regularizar su situación o continuar su tránsito, desde Colombia hacía otro destino.

En síntesis, de lo ocurrido y las reacciones, caben las siguientes interrogantes:

- ¿Afectará esto la popularidad del presidente de los EEUU, hasta el punto de incidir negativamente en sus resultados electorales del 8 de noviembre?, este punto solo lo podremos evaluar cabalmente tras los resultados de las elecciones de ese día; pero personalmente, lo dudo. Pensando racionalmente más bien creo que lo beneficia, pues una buena parte de la población norteamericana considera que el primer deber del presidente de su país es proteger a sus ciudadanos. Entre la población de origen cubano y venezolano, que seguramente está molesta por lo ocurrido, posiblemente los radicalizará más, pero ese es un voto que ya está decidido, dada la extrema polarización que vive el pueblo norteamericano.

- ¿Lo ocurrido debilita a la oposición democrática venezolana, al fortalecer la posición del gobierno de Nicolás Maduro, que logra la libertad de esos detenidos?, seguramente sí, pues la frustración y el impacto de esa decisión que hemos visto, expresada en la opinión de calificados analistas, y en general en la oposición democrática venezolana, es notoria e inocultable.

- ¿Afectará el futuro, si es que hay tal, de las negociaciones entre el régimen y la oposición democrática, que supuestamente se reanudarían en algún momento en México?, a pesar de que el gobierno norteamericano lo niega y sigue presionando por su realización, posiblemente sí se vean afectadas, toda vez que parece haber una línea sólida de negociación directa entre el gobierno venezolano y el norteamericano −que siempre fue un objetivo del régimen venezolano− y por el hecho que el diálogo en México tiene ya un año paralizado.

Conclusión

¿Qué fuerza tiene la oposición democrática para presionar ese diálogo, ahora que su aliado más notorio parece haber decidido negociar directamente? Esa pregunta nos martilla y flota en el ambiente.

Para responderla, digerida la normal molestia que un acontecimiento como el ocurrido nos pudo causar, se hace necesario asimilar la lección, de la cual ya hemos hablado en oportunidades anteriores: Si nosotros, opositores democráticos, no nos unimos para hacer frente a nuestros propios problemas, mejor y más eficazmente de lo que lo hemos hecho hasta los momentos, nadie nos va a venir a “rescatar” de nuestro calvario particular; pues, parafraseando al poeta Campoamor, en este “mundo traidor…todo es según el color del cristal con que se mira” y cada quien se ocupa, en primera y última instancia, de sus propios problemas.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

 8 min


Aragua en Red

Se aproxima el fin de este 2022 y ya es evidente el fracaso de los intentos del gobierno de Maduro para refrescar su imagen mediante un aparente cambio de conducción económica, que no política; cambio que ha sido solo de forma, manteniendo intacto el andamiaje de controles que en definitiva es lo que caracteriza al régimen, sin formalizar legalmente el clima de libertad económica que sería lo que pudiera dar garantías a las inversiones realmente productivas y no meramente comerciales, sobre todo, las basadas en la transacción de productos hechos en el exterior y que ingresan al país libres de impuestos y de otros requisitos formales, que si les son aplicados a la ya golpeada producción nacional quitándole a ésta cualquier oportunidad de ser medianamente competitiva.

Si Venezuela no se arregló en lo económico, mucho menos lo ha hecho en lo político, espacio en el cual se ha reforzado la represión selectiva sobre todo aquello que huela a democracia y libertad que pueda representar un peligro al régimen, anteponiendo sus conveniencias a los derechos de los ciudadanos, desde los más básicos para la vida tales como salud, alimentación, trabajo y educación de calidad, hasta los no menos importantes relacionados con la preservación del ambiente, el acceso a la cultura y el reconocimiento de lo fundamental que es el deporte y la recreación para los seres humanos, todos los cuales solo se ejercen plenamente cuando existe libertad.

Ante esta realidad, los llamados a ejercer la conducción política de las mayorías deseosas de un cambio, se han enfrascado fundamentalmente en la organización burocrática de una estructura directiva, que no ha incluido ni incluye a todos los factores partidistas y que además deja por fuera la opinión de otros elementos de la sociedad civil como los gremios, sindicatos, academia, juntas de vecinos y asociaciones deportivas y culturales, las cuales tienen mucho que aportar en cuanto a la sensibilidad de los ciudadanos ante los diferentes problemas que nos aquejan.

En este momento, más importante que el candidato a enfrentar al madurismo en las elecciones presidenciales, es plantearle al país, -y convencerlo-, que se ha construido un acuerdo político de gobernabilidad que, más allá del reemplazo de las personas en el gobierno, garantice que la sustitución de lo actual será verdaderamente por algo distinto, con una visión del país deseado que para ser alcanzado tienen que comprometerse con la tarea de erradicar la pobreza, seguros de que lograrla es posible solo a través de la igualdad real de oportunidades para acceder a educación, salud y trabajo, todo ello respaldado por un marco jurídico cuyo cumplimiento descanse en un sistema judicial capaz, eficiente y sobre todo honesto.

Para votar por una determinada opción tenemos que ser convencidos de que finalmente los intereses de todos, en conjunto, están por encima de los de algunas individualidades, por muy valiosas que ellas puedan ser, y que más que acceder a cargos, lo que se persigue es el poder para transformar las inequidades que nos agobian y erradicar de verdad y no de palabra, la corrupción que se ha instalado pretendiendo ser aceptada como una condición innata, cuando en realidad representa la forma más brutal de expoliación que se le puede imponer a una sociedad.

Venezuela cuenta con personas de reconocida solvencia moral, capacidad y trayectoria comprobables. Por eso estamos seguros que para entender y poner en practica una conducción sería y eficiente de nuestro país, no requiere un iluminado, sino de alguien capaz de unir a los venezolanos de bien, de escuchar recomendaciones, coordinar equipos y tomar decisiones de acuerdo a lo que dictan las normas elementales de una sana administración del Estado, resolviendo problemas de hoy, pero con la vista puesta en el mediano y largo plazo. Un futuro en el que el petróleo y el gas seguirán teniendo importancia por unos cuantos años más pero a los que hay que buscarles reemplazo como elementos centrales de nuestro desarrollo, reconociendo que para este propósito la riqueza biológica y las condiciones de nuestro entorno natural, con un apropiado aprovechamiento, representan una oportunidad que no puede seguir siendo destruida ni ignorada.

Primero el acuerdo de gobernabilidad, después la elección del candidato. Lograr ese acuerdo o pacto facilitaría grandemente la escogencia de la individualidad que pueda coordinar ese equipo de trabajo indispensable para los años de transición que se avecinan.

Ya habrá tiempo para diferenciarnos en matices; por ahora, lo urgente es definir lo que queremos y lo que estamos dispuestos a aportar para su logro.

Si no hay acuerdo en torno a quién y persisten los cálculos y expectativas tanto personales como grupales, las primarias podrían ser una herramienta muy útil, siempre y cuando sean amplias, de cara al país y abiertas a todos, inclusive a aquellos que no nos agradan y con los que no compartimos afinidades.

Esas primarias con esas características necesarias, no son las que se han anunciado, cuyo reglamento ya está elaborado sin la participación formal de esa “sociedad civil” que aparentemente será llamada a regir ese proceso. Entonces nos preguntamos en este punto: ¿eso que llaman sociedad civil sólo es buena para votar y organizar eventos electorales sin que se le haga ningún tipo de consulta previa? Además, ya se adelantó la decisión según la cuál las primarias deberán ser sin la participación del CNE, (por cierto, el mismo CNE que regirá las elecciones del 2024 y 2025), cuando en realidad lo que debería decirse es que las primarias utilizarán la plataforma técnica del organismo electoral para la captación de la voluntad de los que concurran al proceso, pero que este estará dirigido exclusivamente por sus convocantes.

En fin, es hora de hablarle al país con claridad, despejando dudas, reconociendo realidades y demostrando en la práctica que de verdad pretendemos hacer las primarias y no usarlas como distracción hasta que “las condiciones objetivas obliguen” a la escogencia de un candidato mediante un consenso alcanzado en cenáculos, cómo ya ha sucedido.

Esta declaración ratifica nuestra constante prédica a favor de la unidad, de esa unidad basada en acuerdo de propósitos y no en reparto de cargos, entendiendo que el momento demanda claridad y grandeza si queremos que la mayoría de los venezolanos recupere la confianza en la democracia, si esperamos que esos jóvenes que solo han conocido lo que hoy llaman política, comprendan que ésta representa una noble oportunidad de servir y no un instrumento de lucro personal y que, en definitiva, nos comprometamos a construir una nueva Venezuela a la altura de los tiempos que estamos viviendo.

Si no logramos esa unidad total tan deseada, siempre tendremos la opción de acompañar a grupos que nos merezcan respeto y aunque no conformemos un sector de opinión absolutamente homogéneo en cuanto a pensamiento, -cosa que no deseamos-, concurriremos a las contiendas electorales por venir, inclusive sin las condiciones ideales, porque ya basta de dejarle libre los espacios a los adversarios. Los venezolanos tenemos que saber y sentir que no estamos solos y que existen mujeres y hombres dispuestos a seguir persiguiendo sueños factibles, seguros de que algún día serán realidades.

Octubre 2022

 5 min


Werner Corrales

Que algunos lideres democráticos de Venezuela sigan actuando como si nuestra crisis hubiese nacido en 2015 o con la llegada de Chávez al poder en 1999, no sólo es erróneo y demuestra un déficit notable en su comprensión de la realidad, sino que puede arrastrarnos a cometer errores muy serios y a poner nuevamente en grave riesgo a la democracia, casi inmediatamente después de que se logre recuperarla al salir del presente régimen, cuando logremos desembarazarnos de él.

Estas reflexiones vienen al caso porque nuevamente la mayor parte de los líderes políticos están llamando a la sociedad venezolana a participar en un proceso eleccionario, alimentando en ella, una vez más, la expectativa de que la recuperación de las libertades y el progreso está a la vista, al alcance de nuestras manos. Al margen de que se logre antes de 2024 obtener las garantías necesarias para que esos comicios sean limpios y se respeten sus resultados, trámite nada fácil, no se observa en la mayoría de esos líderes que entiendan cómo salir de la crisis, para lo cual no basta con desplazar al chavismo del poder, sea por elecciones o por cualquier otra vía.

Las lecciones a aprender hoy, en octubre de 2022, para poder recuperar la libertad y el progreso y para lograr que ellos se mantengan irreversibles en el futuro, incluyen fundamentalmente tres cosas: la necesidad de acordarnos para que la nueva democracia que construyamos sea una democracia plena, que asegure para todos justicia, oportunidades para el progreso y el bienestar, y no se limite a asegurar elecciones limpias; en segundo lugar que los liderazgos se comprometan de verdad con objetivos y estrategias para el desarrollo del país y no sólo para administrar los fondos públicos; y por último que hoy, y no en 2024, se construya una unidad de los liderazgos en función de los principales objetivos de desarrollo, incluyendo los económicos, los de equidad social, los de protección del ambiente natural, y los de gobernanza democrática, trascendiendo la búsqueda de una “unidad táctica” para participar en los comicios.

El compromiso de los liderazgos en el auge y el desplome del Proyecto de País de la Democracia

El progreso continuo habido en todos los niveles sociales hasta 1978 había hecho realidad muchos de los objetivos del Proyecto de País de la Democracia con el que se habían comprometido sus líderes en 1958, cuyos resultados ya se expresaban para los primeros años 70, antes del boom de precios del petróleo, en una clase media en continuo progreso y expansión, educada y políticamente activa.

El retroceso que se inició en 1979 y se agravó hasta los años 90, resultó del funcionamiento de una democracia que se apartó progresivamente de los compromisos con el cambio social y el desarrollo con los que se había iniciado, y se redujo gradualmente a garantizar la alternabilidad en el poder; es decir una democracia solamente electoral y no una democracia plena.i

El intento fallido de revertir el deterioro del desarrollo en la última década del Siglo XX

En un intento de revertir el deterioro comentado, a partir de 1989 el segundo gobierno del presidente Pérez inició reformas y nuevas políticas dirigidas a corregir deformaciones del estilo de desarrollo ya caduco, entre ellas una reforma institucional orientada a desaparecer vicios de excesivo centralismo político y administrativo, y reformas económicas que incluían un programa de ajustes dirigido a detener el deterioro progresivo que se había iniciado diez años antes en el bienestar económico y social de las mayorías.

Pero, no habiéndose construido un nuevo compromiso político que diese sustento a las reformas, los liderazgos fundamentales del partido de gobierno se opusieron a partes importantes de ambas líneas de transformación, mientras muchos dirigentes empresariales y laborales adversaron las reformas económicas y muchas figuras de las élites intelectuales, económicas y políticas se abstuvieron de ofrecerles el apoyo que necesitaban.

La “antipolítica”: último eslabón y no el primero de una cadena, ni la causa principal de la debacle

El Caracazo de Febrero de 1989 y su represión por las Fuerzas Armadas, el primer golpe militar de 1992 y el debate habido sobre el mismo en el Congreso Nacional, así como las disidencias existentes en el seno de los liderazgos de AD y Copei, fueron empleadas por importantes medios de comunicación para lanzar campañas muy negativas para la imagen del sistema democrático, como fueron algunas novelas de gran audiencia en TV y coberturas tendenciosas en diarios de gran circulación. También fueron amplificados los efectos de esos eventos por iniciativas de personalidades prestigiosas como fue la de “Los Notables”, quienes criticaron de manera abierta deterioros que eran reales en la democracia, en medio de una gran debilidad de las instituciones.

Pero no perdimos la democracia por la “antipolítica” practicada por esos medios y personalidades, esos hechos eran el último eslabón de una cadena que comenzó con el deterioro en el desarrollo del país evidenciado desde finales de la década de los años 70.

La degradación de la democracia de Venezuela y el debilitamiento de sus partidos que ya observábamos en la última década del Siglo XX eran dos expresiones de ese deterioro, que se fue haciendo importante en lo social en los años 80, hasta expresarse fuertemente en la esfera política con el Caracazo, los golpes militares de 1992, la interrupción del mandato del Presidente Pérez en 1993 y las campañas mediáticas que terminaron de minar la credibilidad del sistema democrático.

Toda esta secuencia erosionó el apoyo popular del que habían disfrutado los dos partidos mayoritariosii y deslegitimó a sus liderazgos en las bases de la sociedad, lo cual abrió las puertas por las que entró el chavismo para instalar y consolidar el actual Régimen Populista Autoritario, cuyas ejecutorias llevaron al clímax actual de la crisis.

Una nueva visión compartida de país, una estrategia de desarrollo y una democracia plena

En resumidas cuentas, la crisis no se resolverá si la comunidad política sigue jugando solamente a la democracia electoral. El estilo rentista de desarrollo de Venezuela se agotó hace más de 40 años, no solamente por seguir viviendo casi exclusivamente de unos ingresos que dependen de eventos internacionales que no controlamos, sino porque los partidos democráticos hicieron que el Estado siguiera manteniendo funciones que deberían haber asumido los ciudadanos, ya preparados para ello, y porque los lideres no renovaros su compromiso con el cambio social y el desarrollo, haciendo de nuestra república una democracia puramente electoral.

Otro compromiso, basado en una nueva visión compartida de país, tiene que surgir entre los liderazgos de partidos y sociedad civil, para cambiar de estilo de desarrollo y construir una democracia plena. Eso nos hace falta como pactos de hoy, y no los compromisos tácticos que se ven en preparación para participar nuevamente en comicios.

NOTAS

i Una selección de ocho indicadores relevantes de desarrollo muestra la variación de la calidad de vida de la sociedad venezolana entre los años 1958-1978 y los que van de 1978 a 1998 en términos económicos, sociales e institucionales: i) el salario real del trabajador se multiplicó por más de 2 entre 1958 y 1978 (año más alto) para llegar en 1998 a ser 25% más bajo que el inicial de 1958; ii) el índice de precariedad laboral (suma del desempleo abierto y el empleo informal como % de la Población Económicamente Activa PEA) era de 59% en 1958, cayó a 43,6% en 1978 y llegó a ser 60,1% en 1998; iii) los homicidios al año por cada 100.000 habitantes pasaron de 13 en 1963 a 11 en 1978 a 17 en 1993 y a 20 en 1998; iv) la población en situación de pobreza de ingresos pasó de representar el 27% de la población total en 1971 a 35,2 % en 1989, 38,6% en 1993 y 64.3% en 1998. En términos absolutos, se pasó de 4.7 millones de pobres en 1978 a 10.9 millones en 1989 y a 14.9 millones en 1998, se triplicó el número de pobres en los últimos 20 años de la democracia; v) El índice de calidad del régimen de gobierno (Polity IV, de -10 para la autocracia absoluta a +10 para la mejor democracia) pasa de -3 en 1957 a +9 en 1975 para caer a +8 a partir de 1992; vi) el índice mundial de libertad (Freedom House, de 0 a 10) pasa de mantenerse en 9.2 entre 1976 y 1987 a mantenerse en 6,7 después de 1993; vii) en libertad económica (Fraser Institute) Venezuela es percibida en 1980 por encima del percentil 90 de todos los países del mundo, para caer al percentil 67 en 1990 y por debajo del percentil 25 en 1995; y viii) el número de protestas ciudadanas (Base de Datos El Bravo Pueblo, López Maya), crece desde 1980 y las protestas violentas pasan de ser el 40% del total en 1984 a representar el 80% del total a fines del siglo.

ii Los votos recibidos por AD y Copei en las elecciones generales, en porcentaje del total de inscritos, habían pasado de ser un 50% en 1963 a superar el 80% a partir de 1973, coincidiendo con la rama ascendente del progreso y cayeron a 32% en 1993 y a 6,6% en 1998, siguiendo la tendencia del retroceso social de la década de 1980 y el descrédito de los partidos y liderazgos de los años finales de la democracia.

 7 min


Rocío Montes

Los intelectuales publican el resultado de las conversaciones por videconferencia que mantuvieron cada viernes entre julio de 2020 y abril de 2022

Fue una iniciativa de Ricardo Lagos, el socialista que gobernó Chile entre 2000 y 2006. Arrancaba la pandemia de la covid-19 cuando convocó al mexicano Héctor Aguilar Camín, figura clave del mundo intelectual de su país y de la región, para conversar sobre un asunto que al chileno le inquieta: la falta de un espacio común de conversación para América Latina, un lugar que alguna vez ocupó el Grupo de Río, donde quizás no se lograban grandes acuerdos, pero se discutía sobre los principales problemas de la región. Aguilar Camín aceptó la propuesta –”no puedo decirle que no a Lagos”–, y decidieron convidar a un tercero: Jorge G. Castañeda, que fue secretario de Relaciones Exteriores de México entre 2000 y 2003 y acababa de publicar Estados Unidos: en la intimidad y a la distancia. Lo que resultó de estos diálogos por videoconferencia de cada viernes entre julio de 2020 y abril de 2022 –desde Santiago de Chile, Ciudad de México y Nueva York, donde vive Castañeda– fue el ensayo La nueva soledad de América Latina (editorial Debate, disponible en libro electrónico). El libro fue presentado el pasado jueves en la capital chilena por sus tres autores y la coordinadora, la politóloga Mireya Dávila, académica de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Chile.

El socialista chileno Luis Maira, reconocido experto en relaciones internacionales, que fue embajador en México y Argentina, contó que ha leído mucho sobre el impacto de la covid-19 en el sistema internacional y en especial en América Latina y que tiene “la completa certeza de que este libro se trata de lo mejor” que ha tenido entre manos. Maira apuntó al corazón de la problemática que trata el texto: la pandemia volvió a cambiar el sistema internacional y encontró al mundo sin nada sólido, por lo que “el desorden internacional está en el primer lugar de la agenda”.

Dávila abrió la conversación con dos preguntas estimulantes: ¿Podemos hablar de una nueva Guerra Fría? ¿Y de una sola izquierda en América Latina? “¿Colombia de Petro, Fernández en Argentina y Boric en Chile, son la misma izquierda?”, se preguntó la politóloga chilena en una presentación realizada en el Centro de Estudios Públicos (CEP).

Aguilar Camín recogió el guante de las izquierdas, un asunto que se trata profundamente en el ensayo. “Hay quienes dicen que América Latina está llenándose de Gobiernos de izquierda, pero si uno compara los Gobiernos, difícilmente cruzan por cualquier análisis que exija conceptualmente lo que es un Gobierno de izquierda. Hay tres dictaduras puras y duras que no tienen nada que ver con la izquierda –Cuba, Venezuela y Nicaragua– y luego hay sí, unos atisbos de izquierdas democráticas que están en condiciones de ver el mundo moderno sin una visión anacrónica”. Para el escritor, historiador y periodista, estos nuevos gobiernos de izquierda no tienen el boom de commodities que tuvo la marea rosa a comienzos del siglo XXI, “por lo que tienen que inventar otra cosa”, diferente a “los programas de entrega de dinero en efectivo” a la población.

De acuerdo al autor de La guerra de Galio, como “el espíritu de la historia es lo inesperado” no hubo viernes de encuentros en que los hechos no se les adelantaran a gran velocidad en las conversaciones que sostuvieron entre julio de 2020 y abril de 2022: la pandemia misma, el fracaso de Trump, la esperanza Biden, la invasión rusa a Ucrania y la política misma latinoamericana, con el hito de la crisis chilena. Entonces, se preguntó el mexicano, ¿qué preocupaciones quedan por encima? “La preocupación original de la necesidad de un sitio donde conversar en América Latina y hacerse oír, la complejidad de la geopolítica del nuevo mundo y un asunto crucial: la noción de que la democracia es una materia muy frágil ante las nuevas condiciones del mundo digital”.

Es un libro de 230 páginas con un título que hace un guiño evidente a la novela de Gabriel García Márquez y que sugiere que hoy en día, ante la falta de espacios comunes de conversación, al margen del signo de los gobiernos de turno, América Latina y sus países sufren de soledad. Castañeda se refirió a esta nueva soledad o silencio que tiene esta región frente a los grandes temas: la pandemia, el cambio climático, la corrupción, la violencia… Concordó con Lagos sobre las causas: se debe a un “proceso de ideologización de la política exterior de distintos países de América Latina desde finales de los noventa y comienzos de siglo”.

De acuerdo a Castañeda, “hoy en día esta idea de dispersión y división producto de la ideologización está más presente que nunca, más allá de la retórica” y ejemplificó con resoluciones en el marco de la OEA o la ONU sobre, por ejemplo, la invasión de Rusia a Ucrania, que no contaron con los respaldos de los países de mayor importancia de la región, que se restaron por diferentes motivos.

Lagos, en un tema que lo obsesiona, contextualizó la discusión: a comienzos de los 2000 las coordenadas del mundo seguían siendo las de la revolución industrial, mientras que las de hoy son las coordenadas de la revolución digital. En este nuevo mundo, por lo tanto, ¿cómo nos vamos a entender los latinoamericanos, cuando el mundo planetario se nos achica y del Estado Nación pasamos al Estadio regional, porque solos nadie nos escucha? Puso el ejemplo de la Unión Europa y a los acercamientos China-India. “¿Y nosotros queremos pesar cuando no hablamos entre nosotros? Éramos más eficaces antes, cuando hablábamos por teléfono”, reflexionó Lagos el jueves.

Lagos insistió en que nos encontramos en una época diferente y que en América Latina nos estamos tardando mucho en darnos cuenta de la nueva matriz, que posiblemente estará marcada por la importancia del Asia-Pacífico. En este cuadro, el entendimiento regional resulta fundamental, aseguró Lagos, pero para este entendimiento existe una condición clave: las credenciales democráticas. “¿Cómo una región se pone de acuerdo para ser escuchada en el mundo, porque el tiempo de las soberanías individuales de cada país está quedando atrás? Tenemos que dar paso a un nivel muy superior para lograr ser escuchados” en temas tan relevantes como la migración y el narcotráfico, aseguró Lagos, en una conferencia que se puede encontrar hoy en Youtube.

15 de octubre 2022

El País

https://elpais.com/chile/2022-10-15/ricardo-lagos-jorge-g-castaneda-y-he...

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Elda Cantú

Migración y petróleo inyectan urgencia a un impasse diplomático y otras lecturas para el fin de semana.

Seguramente ya la viste: la fotografía de Federico Rios que acompaña el reportaje de Julie Turkewitz sobre las dificultades que enfrentan miles de familias venezolanas al atravesar a pie la selva del Darién. Es un retrato poderoso de una grave situación.

Pero si la imagen conmueve, también despierta una serie de interrogantes: “¿Qué se está haciendo para atender la crisis humanitaria que se está generando por la migración ilegal?”, escribía una lectora de Colombia hace unos días.

La Casa Blanca anunció esta semana un programa parecido al que se ofrece a los refugiados ucranianos, pero más limitado. El plan busca otorgar la oportunidad de migrar legalmente hasta a 24.000 venezolanos que postulen de forma remota y luego vuelen a Estados Unidos. La idea es desalentar a los grupos masivos de personas que intentan hacer el peligroso recorrido hacia la frontera a pie.

Detrás de estas decisiones no solo hay una preocupación por el asunto migratorio.

Nuestros corresponsales Natalie Kitroeff y Anatoly Kurmanaev reportaron que en el gobierno de Joe Biden se ha renovado el interés por lograr avances en la guerra energética contra Rusia. Venezuela es el país con las mayores reservas comprobadas de petróleo en el mundo y desde hace unos años es objeto de sanciones que impiden las exportaciones a EE. UU. y sus países aliados.

Natalie y Anatoly informaron, con testimonios de fuentes con conocimiento del asunto, que el gobierno estadounidense analiza la posibilidad de flexibilizar algunas sanciones y permitir que la petrolera Chevron, que sigue en Venezuela con operaciones mínimas, reanude las exportaciones para paliar la escasez del combustible.

La medida, revela la nota, solo se implementaría si el gobierno venezolano se compromete a emprender acciones que restablezcan la democracia. Algunos expertos dudan que Maduro acepte si no hay ganancias económicas para su gobierno, pero también indican que Washington busca alternativas a su enfoque de línea dura.

“Hay una conciencia cada vez mayor de que debe haber un cambio en la política estadounidense hacia Venezuela”, dijo Dany Bahar, un experto en migración venezolana en la Universidad de Brown en Rhode Island. “Ya no puede ignorarse que ha sido un fracaso”.

14 de octubre 2022

NY Times

https://www.nytimes.com/es/2022/10/14/espanol/washington-pone-la-mira-en...

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Ignacio Avalos Gutiérrez

Han sido muy fuertes las lluvias durante estos días, a largo y ancho del país. Se trata de los típicos aguaceros de este mes, cuyo origen es, se dice, el denominado Cordonazo de San Francisco, que se muestra cada 4 de octubre con cierta extraña puntualidad. Es muy común que este fenómeno se repita en diversas partes del mundo en las mismas fechas, por lo que existe una gran variedad de versiones y leyendas al respecto. En buena parte de América Latina predomina la creencia de que ese día el santo sacude el cordón de su túnica para quitarle el agua que allí se ha acumulado y, al hacerlo, deja caer el chaparrón sobre la tierra.

En Venezuela, al igual que en muchos otros lados, los daños han sido graves, siendo la expresión más trágica y penosa de lo que ha ocurrido, Tejerías, una pequeña ciudad aragüeña, con apenas más de 50.000 habitantes, resquebrajada por las inundaciones, los daños en las vías de comunicación, las viviendas arruinadas, los damnificados y una cifra aún no determinada, de personas desaparecidas y fallecidas.

El reclamo de la naturaleza

Al margen de ésta y otras interpretaciones, lo ocurrido debe ser comprendido como una señal más del desbarajuste ambiental del planeta.

Las evidencias que arrojan, desde hace un buen rato, numerosas y variadas investigaciones sobre el Cambio Climático, son cada vez más rotundas. En el marco del escenario del calentamiento global, las condiciones meteorológicas extremas (fuertes lluvias, sequías, olas de calor, tormentas tropicales…) son cada vez más impredecibles, intensas y frecuentes. Y cono cabe imaginar, la biodiversidad está sufriendo claramente los efectos de lo anteriormente señalado. Pero no está demás advertir que la relación entre ambos fenómenos es de mutua dependencia, visto que las consecuencias generadas por la explotación desmedida y hasta brutal de los recursos naturales, empeora las condiciones climáticas.

El nudo problema se encuentra en la forma como nos entendemos y actuamos como especie. Los humanos no terminamos de asumir la tarea de rediseñar nuestros vínculos con la Tierra bajo un nuevo formato que implique interdependencia e interrelación. Encaramos, pues, la crisis de un modo de vida, afincado en la visión antropocéntrica, conforme a un modelo de desarrollo cuyo dogma es, en dos palabras, el “crecientismo económico”.

El problema ambiental está siendo reconocido como uno de los más graves y se han logrado acuerdos y medidas globales para enfrentarlo, importantes, cierto, pero insuficientes. En buena parte ello se debe a que las instituciones encargadas de la gobernanza planetaria se encuentran en mora respecto a las radícales transformaciones que necesitan para tener la capacidad de hacerlo. En suma, deben “aggiornarse” con respecto a la época actual, en la que, como se ha afirmado, “todos somos vecinos”, incluso en los riesgos.

Venezuela, muchas normas y pocas nueces

Nuestro país cuenta con un menú amplio de leyes, reglamentos y diversos cuerpos normativos e igualmente ha respaldado más de cincuenta acuerdos e instrumentos vinculados con asuntos que conciernen al medio ambiente y al cambio climático. Sin embargo, no se han traducido en medidas que mitiguen los problemas ambientales, quedando muy lejos de lo que marca la propia Constitución Nacional. Y para muestra de ello basta un botón, el Arco Minero.

Este proyecto fue desarrollado a pesar de los múltiples reparos (ecológicos, económicos, étnicos, legales…) que se le hicieron. El Presidente Maduro le dio fundamento describiéndolo como una iniciativa “profundamente soberana, ecologista y con una visión de desarrollo integral", dando a entender que se cumplía con el compromiso de llevar adelante un “socialismo ecológico, basado en una relación diferente entre los seres humanos y la naturaleza, garantizando el bienestar de las generaciones presentes y futuras”. Al contrario, lo que ha venido siendo es la explotación sin límite - ni en la intensidad ni en las maneras de hacerlo -, de los recursos naturales

Pero como dije, el Arco Minero es un solo botón. El registro de daños ambientales recoge otras muchas experiencias que explican por qué Venezuela ocupa los últimos lugares de América Latina, en lo que concierne a la protección ambiental en sus múltiples dimensiones. Y mejor no hablemos del proyecto de las Zonas Económicas Especiales, recientemente anunciad, remedo del capitalismo es su peor interpretación.

Razón tiene Juan Carlos Sánchez, profesor de la UCV y coganador del Premio Nobel de la Paz en 2007, como integrante de un equipo orientado hacia la protección del medio ambiente, dirigido por Al Gore), cuando señala que “Venezuela se comporta como si el cambio climático no existiera, o existiera solo para dar declaraciones en la ONU

“No estorben”

Como es lógico suponer, los periodistas de los distintos medios de comunicación se acercaron a Tejerías a fin de reportar lo sucedido, pero las autoridades militares les cerraron el paso. “No estorben”, se les dijo. Para informar están los medios públicos, se les señaló, sin que mediara ni siquiera un mínimo pestañeo.

Creo que sobran los comentarios. Sólo espero, pues, que el presente artículo no sea considerado como un “estorbo”, sino, apenas, el relato de un ciudadano de a pie, conmovido por la situación que ocasionaron las lluvias y preocupado porque el país, y muy en particular su gobierno, no atiende el asunto ecológico con un mínimo de sentido común, pensando en el futuro de los jóvenes, para que no sean ellos los encargados de pagar una factura que no les corresponde cancelar.

El Nacional, jueves 13 de octubre del año 2022.

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