Pasar al contenido principal

Opinión

Carlos Raúl Hernández

La democracia contemporánea surge de la asociación de dos principios contradictorios: la democracia clásica, basada en la voluntad autoritaria de la mayoría, y la libertad de los modernos de Benjamín Constant, que preserva a las personas individuales, las minorías y sus derechos, frente al poder de los muchos. Esa fusión es la democracia representativa, liberal, o constitucional, conquista del siglo XIX, que rechazaron marxistas, anarquistas, comunistas y parte de los socialistas en los últimos dos siglos, y los difusores de ideas de segunda mano, que ven en la fuerza el mecanismo expedito de gobierno. El autoritarismo “participativo” es la ficción de una dictadura del proletariado, consejista, “a nombre del pueblo”, pero ejercida por los jefes revolucionarios, y finalmente por el jefe, como bolcheviques, nacionalsocialistas, fascistas. Estas ideológicas utópicas, finalísticas, seudo “plebeyas”, fueron las más terribles porque se proponen cambiar la naturaleza humana y sociedad para crear hombres nuevos por la vía del poder total. Otros ejercen la autocracia pura y simple del déspota normal o ilustrado, sin adornos ideológicos.

Es exactamente lo mismo proclamarse comunista que nacionalsocialista. Es abrazar ideológicamente la violencia, la persecución, el poder total y la muerte como sistema de vida. Ambos coinciden en acabar de raíz con la sociedad abierta, y la primera tarea es destruir sus valores, hacer que la ciudadanía los repudie y se proponga hacer una nueva sociedad, con el castigo a los “culpables”. Desde la reacción antidemocrática “de derecha”, F. Nietzsche escribe que el cristianismo corrompió las bases de la civilización al reivindicar a los pobres, débiles, enfermos, impidiendo así que la ley natural los exterminara para que reinara el super hombre, el revolucionario. Habló de “la transvaloración de los valores”, demoler los fundamentos morales del orden, invertir los contenidos del bien y el mal, lo legal y lo ilegal, lo moral e inmoral, justo e injusto, generoso y egoísta. El nacional-socialismo aplica a su gusto los planteamientos. Nietzsche no era antisemita y para él los débiles eran una categoría mucho más amplia que los judíos, y por ello se distancia de su maestro Wagner.

Hitler convenció a los alemanes de que la sociedad estaba podrida y con el pueblo haría la transvaloración de los valores. La misma idea pero desde la izquierda revolucionaria, es lo que llama Antonio Gramsci la revolución intelectual y moral, pre requisito para el triunfo del socialismo. Consiste en que, la revolución se impondrá cuando una masa crítica de la ciudadanía desprecie la “vieja sociedad”, sus principios políticos, sociales y morales, y se convenza de la necesidad de una nueva. Ambos autores entienden que la estabilidad del orden político no depende de variables económicas (riqueza o miseria, progreso o estancamiento) o sociales (bienestar, distribución de la riqueza, satisfacción de necesidades) sino de qué los revolucionarios logren poner en cuestión esos valores y romper el “consenso” que sostiene la sociedad. El pensamiento último de Gramsci conduce prácticamente a la socialdemocracia, pero esta tesis ayuda a entender acontecimientos actuales de otra manera inextricables.

Por ejemplo, que el factor determinante de los procesos de cambio no es la economía sino la política, que el partido de la revolución logre convencer a la gente de que vive en el infierno. La desestabilización de la democracia venezolana se produjo durante su primavera, entre 1989-93, cuando corregía errores y florecía en lo político, económico y social. Todavía hay gente ilustrada y de buena intención que cree recordar a la Venezuela democrática como un país aberrante y corrupto y piensa que su fin de alguna manera se explica por los vicios, sin captar que la desestabilización no fue contra éstos, sino contra el programa rectificaciones que rechazó parte de las élites. Crecimiento económico más alto del mundo, un gabinete éticamente impecable y altamente calificado, reformas democratizadoras esenciales, elección de gobernadores y alcaldes, reforma del régimen municipal, apertura económica, reconversión industrial ocupación masiva de la mano de obra.

Pero un grupo de bachilleres semi ilustrados dirigido por notables doctores, empresarios, políticos realengos y gerentes de medios, convencieron a los factores de poder de que el país era un burdel y decapitaron la democracia. La carencia de liderazgo medianamente apto hizo que parte del sistema político de partidos se incorporara a la prédica antisistema, pretendiera hacerse “amiga” de la desestabilización y la promovieron ampliamente desde los mismos partidos del sistema. Creyeron que serían premiados por los desestabilizadores y asistirían al reparto de caramelos. Lograron la “revolución intelectual y moral”, “trasvalorar los valores”, crear un espejismo ideológico sobre parte de las clases medias y las élites, pero no sobre la mayoría que se mantuvo por un tiempo fiel al sistema, pese a su suicidio. Ha ocurrido en muchos países que se juegan lo que han conquistado, aunque el “progresismo” parce estar aterrizando en la realidad.

@CarlosRaulHer

 3 min


Moises Naim

Colombia acaba de elegir a su próximo presidente, Gustavo Petro, quien a pesar de su larga trayectoria política se presenta como un outsider que va a desalojar del poder a las élites que siempre han gobernado a su país. Eso mismo han prometido Andrés Manuel López Obrador en México, Gabriel Boric en Chile, Pedro Castillo en Perú, Alberto Fernández en la Argentina y varios otros presidentes latinoamericanos. El 2 de octubre habrá elecciones en Brasil y es casi seguro que compitan el actual presidente Jair Bolsonaro y el expresidente Lula da Silva.

Además de enfrentar agresivamente a sus opositores, todos estos líderes prometen radicales cambios institucionales y reformas económicas. Todos ellos también se han comprometido a disminuir fuertemente la pobreza y la desigualdad. ¿Tendrán éxito? No. Desde hace varias décadas, ninguno de la larga lista de predecesores que intentó hacer permanentes e indispensables cambios en su país lo lograron. La excepción a esta tendencia fueron Hugo Chávez y, su sucesor, Nicolas Maduro, quienes sí transformaron drásticamente a Venezuela. La destruyeron.

El nuevo presidente colombiano es el más reciente miembro de este club de líderes políticos que llegan al poder con promesas populistas que no podrán cumplir o las impondrán como sea, sin importarles los costos y otros efectos nefastos. Además, deberán gobernar sociedades con niveles de polarización política y social que con frecuencia hacen imposible lograr acuerdos y compromisos entre grupos políticos o segmentos de la sociedad que rivalizan y no se toleran. Al igual que en muchas otras partes del mundo, en América Latina la toma de importantes decisiones gubernamentales se ve bloqueada por la polarización que se nutre de las identidades grupales: religión, raza, género, región, edad, intereses económicos, ideologías y más. Esta polarización, que siempre ha existido, ahora se ha potenciado por la posverdad: el auge de la desinformación, las noticias falsas y la manipulación y la diseminación de mensajes que crean desconfianza.

Estas son las tres “P” que definen las realidades políticas en estos tiempos: el populismo (divide y vencerás, promete y ganarás), la polarización (el uso y abuso de la discordia) y la posverdad (¿a quién creer?). Gobernar con éxito en este contexto se hace aún más difícil al tomar en cuenta la situación económica de América Latina. La salud de las economías de la región depende críticamente de los precios internacionales de las materias primas que constituyen sus principales rubros de exportación. Cuando la demanda y los precios de estos productos en el mercado mundial suben, los gobiernos latinoamericanos obtienen recursos que alimentan el gasto público y así alivian las fricciones políticas y sociales. Si los precios internacionales caen, la conflictividad política y social arrecia. Es un patrón recurrente.

Todo parece indicar que la economía global va a pasar por una fuerte contracción y que América Latina no podrá evitar el impacto de los shocks externos. La inflación, un fenómeno hasta ahora desconocido por la gran mayoría de los jóvenes de la región, volverá a aparecer después de décadas en las cuales el aumento de precios no era parte de la vida cotidiana. La inflación será una perniciosa fuente de hambre, empobrecimiento, desigualdad, estancamiento económico y conflicto social.

Los efectos políticos de la inflación se combinan ahora con una terrible condición preexistente: la desilusión con la democracia. Millones de latinoamericanos fuertemente afectados por la pandemia, el desempleo, la pésima calidad de los servicios públicos, la inseguridad alimentaria, la corrupción y la criminalidad han perdido la esperanza de que las elecciones y la democracia les darán las oportunidades que los políticos les han largamente prometido.

Este es el contexto en el cual deberá gobernar a Colombia el presidente Gustavo Petro. Tiene tres alternativas. La primera es darle viabilidad política a su ambiciosa agenda de cambios a través de transacciones oportunistas con algunos líderes, partidos de oposición y grupos sociales que lo adversan lo cual, inevitablemente, requerirá que el presidente haga concesiones. Aumentar ese margen de apoyo será indispensable y requerirá tomar muchas decisiones poco virtuosas. La segunda alternativa es que Petro proponga al país un vasto e incluyente acuerdo nacional. Una amplia alianza que permita la toma de importantes decisiones y que sea sincera y creíble, le puede dar el sustento que necesita. De nuevo, esto implica hacer concesiones que pueden ser duras de tragar para el presidente y quienes lo apoyaron en su conquista de la presidencia. La tercera opción que le queda es la de comportarse como lo han hecho en otras partes del mundo los presidentes de las tres “P”: ir furtivamente debilitando las instituciones, normas, pesos y contrapesos que definen la democracia. Ojalá que la democracia colombiana sobreviva las tres “P”.

@moisesnaim

La Nación

27 de junio 2022

https://www.lanacion.com.ar/opinion/america-latina-quo-vadis-nid27062022/

 3 min


Antonio R. Rubio Plo

Tres meses de guerra en Ucrania y cunde la sensación de que las informaciones se evaporan, son difusas y van cayendo de los titulares destacados de los medios de comunicación. A esto se une otra percepción: la de que el conflicto se estanca. No hay batallas decisivas sino ataques puntuales y, de vez en cuando, declaraciones “incendiarias” de responsables políticos, que poco a poco, dejan de inquietar. La magia de las fechas se ha diluido, ya sea la Pascua ortodoxa o el aniversario de la “Gran Guerra Patriótica”. No hay que esperar ni cambios, ni decisiones importantes, en función de una fecha. En uno de los bandos apunta una moral de victoria, en el otro la mecánica determinación de seguir adelante con una “operación especial” que, en el peor de los casos, se saldará con más porciones de territorio conquistado, fatalmente inamovibles cuando las armas callen.

Estamos en plena “niebla de la guerra”, una expresión que se atribuye a Karl von Clausewitz en su tratado De la guerra, aunque, en realidad, la popularizó entre los estudiosos el coronel británico Lonsdale August Hale en 1896, en una conferencia en que comentaba la obra del estratega prusiano. Lo que escribió Clausewitz lo encontramos en el capítulo 3 del libro I de su tratado:

“La guerra es el reino de la incertidumbre. Las tres cuartas partes de los factores en que se basan las acciones bélicas están envueltas en una niebla de mayor o menor incertidumbre. Se exige un juicio sensato y perspicaz, una inteligencia entrenada en desvelar la verdad”.

Hay quien puede creer que el uso de las nuevas tecnologías, sobre todo para la localización del enemigo, contribuye a disipar la niebla de la guerra. Sin embargo, es sabido que el tener más datos y saber más cosas “no reduce nuestra incertidumbre, sino que la aumenta”, en opinión de Clausewitz. Si, además, se están recibiendo informaciones fragmentadas, eso perjudica cualquier capacidad de decisión. Nuestro estratega dice además que la inteligencia, por sí sola, es insuficiente. En muchos ámbitos se considera hoy la inteligencia como el gran motor de cualquier estrategia, pero se suele ocultar otra realidad: muchas personas inteligentes son irresolutas. Una cosa es diagnosticar los síntomas y otra muy diferente curar una enfermedad.

Por lo demás, no hay tecnología en el mundo que pueda sondear a fondo la mente humana, cuyas acciones futuras son muy complejas de predecir. En el caso de Ucrania son muchos los analistas que intentan introducirse en la cabeza de Vladimir Putin, como si la suerte de la guerra dependiera de un solo hombre, de sus convicciones, de sus palabras pasadas y presentes. Pero ni las palabras, ni mucho menos los silencios, aclaran nada. Tampoco las calificaciones de si un determinado comportamiento es racional o irracional; ni, por supuesto, las comparaciones históricas, siempre con la Segunda Guerra Mundial o con Hitler y Stalin, pues resultan tan eruditas como forzadas. Cabe concluir que la guerra, al igual que otras acciones humanas, es el reino de las emociones. Lo dice también Clausewitz en el citado libro I: “Si la guerra es un acto de fuerza, las emociones no pueden faltar”. Son las emociones, que nacen habitualmente de percepciones subjetivas, las que contribuyen a la incertidumbre de la niebla de la guerra. Se puede expresar con una referencia literaria rusa, de Iván Turguéniev: “El alma humana son tinieblas”.

La niebla de la guerra tampoco es inocente. Debe mucho al secreto que cultivan los bandos enfrentados. El secreto no se fundamenta sólo en la falta de información sino en todo lo contrario: en la proliferación de informaciones, sobre las que hay decidir, y en poco tiempo, si son reales, falsas o erróneas. Hoy se podría afirmar incluso que la guerra es el reino de la posverdad. La niebla de la incertidumbre trae inevitablemente sorpresas. Clausewitz así lo corrobora: “Como todas las informaciones e hipótesis están sujetas a la duda y como el azar actúa en todo, el mando descubre continuamente que las cosas no son como esperaba”. De la niebla de la guerra sabía bastante el secretario de Defensa Robert McNamara, que en 2003 protagonizó un documental dirigido por Errol Morris. Afirmó que en Vietnam fue esa niebla lo que llevó a los militares estadounidenses a cometer graves errores tácticos y a ser conscientes de ello, incluso hasta el extremo de saber que estaba muriendo gente inocente.

Los historiadores no suelen hablar de la niebla de la guerra. Manejan tal cantidad de informaciones que alimentan la ilusión de saber ensamblar los hechos. En cambio, algunos escritores, profundos conocedores de la psicología humana, han sabido transmitir la atmósfera de la niebla de la guerra. Por ejemplo, en Guerra y paz de Tolstoi, el príncipe Andrei Bolkonski, en la batalla de Austerlitz, se ve sorprendido por una oleada de soldados fugitivos rusos que huyen de los franceses. Él creía estar ante un momento decisivo de una gran victoria de las armas rusas, pero esa oleada lo envuelve y lo hace retroceder. Luego cae herido y pierde la sensación de lo que está pasando. Sólo distingue un cielo alto y con nubes grises, al tiempo que es invadido por sensaciones de paz, calma y serenidad. Entonces aparece Napoleón Bonaparte y ordena que evacuen al príncipe para ser asistido de sus heridas.

Por lo menos, Tolstoi escribe sobre un enemigo que reconoce el valor de los otros, pero en el caso de Fabrice del Dongo, protagonista de La cartuja de Parma de Stendhal, la realidad es más prosaica en la batalla de Waterloo. A Fabrice lo envuelven también nubes de caballería francesa en retirada, los mismos jinetes que un día antes habían vencido a los prusianos en Ligny. Ahora huyen “como carneros”, dice Fabrice –que no está seguro de haber presenciado ninguna batalla, pues sus sensaciones se reducen a humo blanco, que no le deja ver casi nada, y a descargas ensordecedoras–. Sólo por unos instantes alcanza a ver al mariscal Ney, ennoblecido por Napoleón con el título de príncipe del Moscova, encarnación de la gloria militar francesa, pero fusilado pocos meses después de la derrota de Waterloo. El humo ha hecho dudar a Fabrice sobre si ha estado realmente en una histórica batalla y esa duda le lleva a esta conclusión: “La guerra no era, pues, ese noble y máximo vuelo de almas amante de la gloria, que se había figurado, leyendo las proclamas de Napoleón”.

¿Sirve la niebla de la guerra en Ucrania para confirmar la célebre cita de Clausewitz de que la guerra es la continuación de la política por otros medios? Si la guerra, y más aún una guerra prolongada, no funciona para conseguir unos fines políticos, la niebla se expande y no deja ver el horizonte. La prolongación de las destrucciones y las muertes de civiles no contribuyen al logro de los fines políticos en un mundo siempre sediente de imágenes. En medio de la niebla, los alardes de determinación de cualquier líder político que conduzca una guerra pueden no ser interpretados como una virtud heroica, sino como una exhibición vacilante de riesgos e incertidumbres.

1 de julio 2022

elcano

https://www.realinstitutoelcano.org/la-niebla-de-la-guerra/

 5 min


Luis Ugalde

La derrota nos vuelve derrotados y sin esperanza. Por mucha propaganda que se haga desde el poder, Venezuela en las dos décadas del siglo XXI ha sufrido una terrible derrota y un retroceso brutal. Por eso la primera reacción a toda propuesta de esperanza es No Podemos. Pero hay un segundo momento del náufrago, que hundida la lancha, recuerda que sabe nadar y activa todas sus fuerzas para llegar a la orilla.

No seamos cínicos, esto no se ha arreglado. Pero millones de venezolanos dentro y fuera del país estamos haciendo lo necesario primero para sobrevivir y luego para salir adelante. Son historias de éxitos que sorprenden a los propios protagonistas en países donde obligados a arrancar de cero lo hicieron descubriendo cualidades suyas que no sospechaban. En los ambientes que me son más familiares como la UCAB, el barrio La Pradera (La Vega) o el Centro de Salud Santa Inés, me asombro al verlos activos y exitosos donde lo lógico sería la parálisis y cierre con el letrero NO PODEMOS. Ustedes por qué me dicen que sí pueden, les pregunto. Porque vemos que sí hacemos -me responden-, incluso nos sorprendemos a nosotros mismos al ver que caminamos sin muletas. Centros de salud donde médicos enfermeras, gestores y comunidades organizadas descubren su éxito. Están contentos al ver que resuelven ¿Y ustedes cómo saben que pueden? Porque vemos nuestras obras. Así son miles de venezolanos hacedores hoy.

¿Y el cambio político? Tienen razón los que dicen que el desastre es tan grande y global que es indispensable el cambio político para que en Venezuela sople con fuerza el viento de la esperanza y reverdezca el actual desierto desolador. Hasta los chavistas se están convenciendo de que no deben resignarse al fracaso político y al triste callejón sin salida del camino cubano. Contra el “No Podemos” la respuesta es “Levántate y camina” de millones de venezolanos avanzando con cosechas de éxitos en lo que hacemos con novedad, sacando cada uno lo mejor de sí.

Asombra ver cómo el poder enceguece y quienes ayer prometían liberar al país de la pobreza, la corrupción y la injusticia ahora se aferran al poder tiránico, corrupto y sembrador de miseria. Antes de encerrarse con candado en el modelo cubano sin esperanza, les queda el camino humilde de reconocer el enorme fracaso y abrir las puertas al cambio político y al reencuentro venezolano entre distintos, en una sociedad más pobre pero que se transforma aprendiendo a hacer más y mejor con menos, a pesar de un Estado en ruinas. ¿Por qué Maduro se ata a las ruinas? ¿Por qué no abrirse a un acuerdo para el cambio?

La fuerza espiritual y el milagro de la reconstrucción. Hay en Venezuela miles de núcleos que con alegría viven experiencias de reconstrucción en esta catastrófica postguerra. Esa potencia triunfadora, que a fines de 1941, está a las puertas de Moscú y declara la guerra a EE.UU. con la certeza de dominar al mundo, pero pronto avanza hacia la derrota total de esa absurda pretensión nazi. Al año siguiente cambió el signo de la guerra y a Hitler no le quedó sino el pobre espacio subterráneo del bunker de Berlín para suicidarse. Pronto descubrirán que no quedaron en la miseria y derrota para siempre, sino que de entre las ruinas renacía una humanidad liberada y una Alemania nueva con ayuda de los vencedores y una Europa reconciliada. Konrad Adenauer, uno de los principales artífices del resurgimiento de la nueva Alemania, ya antes de la I Guerra Mundial era destacado alcalde de Colonia como miembro del partido católico ZENTRUM, creado en 1871, para enfrentar la política anticatólica de Bismarck. Con el triunfo nazi en 1933, Adenauer fue apresado y luego tuvo que esconderse en la abadía de María Laach al amparo del abad, amigo suyo de juventud. Adenauer, perseguido, sin recursos para mantener a su familia, y con el negro panorama del nazismo que avanzaba sin límites, escribió en su diario íntimo que si el no fuera católico convencido, se suicidaría, pues sentía que ya nada podía hacer en este mundo. No se imaginaba que la etapa más creativa de su vida estaba por llegar, tras 12 años de barbarie nazi.

El mal estaba hecho y la inmensa destrucción casi borró a Alemania del mapa. Pero a partir de 1948, el viejo Adenauer (der alte) surgió de su abismo personal y nacional como canciller (jefe de gobierno) de la nueva Alemania, reelegido tres veces. De las cenizas y con apoyo inteligente del vencedor Estados Unidos de América, nació la nueva Alemania, reconciliada con su eterna rival Francia y juntas encabezando el resurgir de la nueva Europa con nunca más guerra entre sí. Lo que en 1945 parecía un sueño iluso, veinte años después era una realidad floreciente. Quedaba pendiente la libertad y la justicia en la otra media Europa atrapada por la Unión Soviética. Veinticinco años después el espíritu libertario con manos sin armas derrumbó el Muro de Berlín.

La Venezuela libre renacerá como aquella vieja Europa destruida. La condición indispensable es que la sociedad civil y cada venezolano no sigamos atados al cadáver putrefacto del viejo Estado, nacido y sostenido por la gratuita renta petrolera. Ese no volverá. Ahora la riqueza está en potenciar el talento de millones de venezolanos que con lo que hacemos damos la prueba de lo que podemos. Desde ahí la Sociedad rehará a su Estado menos poderoso y renacerá una nueva política que responda a la tragedia que vivimos.

1 de julio 2022

POLITIKA UCAB

https://politikaucab.net/2022/07/01/podemos-porque-hacemos/

 4 min


Carl Zimmer

Esta semana se cumplen diez años desde que Jennifer Doudna y sus colegas publicaron los resultados de un experimento realizado en un tubo de ensayo con genes bacterianos. Cuando el estudio se publicó en la revista especializada Science el 28 de junio de 2012, no fue noticia. De hecho, durante las siguientes semanas, no se habló de eso.

En retrospectiva, Doudna se preguntó si la falta de atención tuvo que ver con el extraño título que ella y sus colegas eligieron para el estudio: “Una endonucleasa de ADN programable y guiada por el ARN en la inmunidad bacteriana adaptativa”.

“Supongo que si hoy escribiera ese artículo, elegiría otro título”, dijo Doudna, bioquímica de la Universidad de California en Berkeley, en una entrevista.

Lejos de ser un hallazgo arcano, el descubrimiento apuntaba a un nuevo método para editar el ADN que incluso podría permitir cambiar los genes humanos.

“Recuerdo que pensé con toda claridad que cuando publicáramos este artículo, sería como dar el disparo de salida de una carrera”, comentó.

En solo una década, las CRISPR (acrónimo en inglés de Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats o Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Espaciadas) se han convertido en uno de los inventos más célebres de la biología moderna. Esta tecnología está cambiando con rapidez el modo en que los investigadores médicos estudian las enfermedades: los biólogos del cáncer utilizan el método para descubrir las vulnerabilidades ocultas de las células tumorales y los médicos la están utilizando para editar genes que causan enfermedades hereditarias.

“La era de la edición genética humana no está por venir, ya está aquí”, afirmó David Liu, biólogo de la Universidad de Harvard.

Pero la influencia de las CRISPR va más allá de la medicina. Los biólogos evolutivos están usando esta tecnología para estudiar los cerebros de los neandertales y para investigar cómo fue que nuestros ancestros simios dejaron de tener cola. Los biólogos botánicos han editado semillas para producir cultivos con nuevas vitaminas o con la capacidad de resistir enfermedades. Algunos de esos cultivos podrían llegar a los anaqueles del supermercado en los próximos años.

El impacto de las CRISPR ha sido tan grande que Doudna y su colaboradora, Emmanuelle Charpentier de la Unidad Max Planck para la Ciencia de los Patógenos en Berlín, ganaron el Premio Nobel de Química. El comité que otorga los premios elogió su estudio de 2012 por ser “un experimento que marcó una época”.

Desde el principio, Doudna reconoció que las CRISPR plantearían una serie de cuestiones éticas complicadas y, tras una década de su desarrollo, esas dudas son más urgentes que nunca.

¿La próxima ola de cultivos modificados con CRISPR alimentará al mundo y ayudará a los agricultores pobres o solo enriquecerá a los gigantes de la agroindustria que inviertan en esta tecnología? ¿La medicina basada en CRISPR mejorará la salud de las personas vulnerables de todo el mundo o tendrá un precio millonario?

La cuestión ética más profunda sobre las CRISPR es cómo podrían utilizar la tecnología las generaciones futuras para alterar embriones humanos. Esta noción era apenas un experimento mental hasta 2018, cuando He Jiankui, un biofísico chino, editó un gen en embriones humanos para conferirles resistencia al VIH. Tres de los embriones modificados fueron implantados en mujeres de la ciudad china de Shenzen.

En 2019, un tribunal condenó a He a prisión por “prácticas médicas ilegales”. La publicación MIT Technology Review informó en abril que había sido liberado recientemente. Poco se sabe de la salud de los tres embriones, que ahora son niños pequeños.

Los científicos todavía no conocen a nadie más que haya seguido el ejemplo de He. Pero a medida que las tecnologías CRISPR sigan mejorando, la edición de embriones humanos podría convertirse en un tratamiento seguro y eficaz para diversas enfermedades.

Entonces, ¿será aceptable, o incluso rutinario, reparar en el laboratorio los genes causantes de enfermedades en un embrión? ¿Y si los padres quisieran insertar rasgos que les resultaran más deseables, como los relacionados con la altura, el color de los ojos o la inteligencia?

Françoise Baylis, bioeticista de la Universidad de Dalhousie, Nueva Escocia, cree que la gente aún no está preparada para lidiar con estas cuestiones.

“Soy escéptica sobre el grado de comprensión de lo que está en juego”, dijo. “Hay una diferencia entre mejorar a las personas y hacerlas mejores personas”.

Estar a la altura

Doudna y Charpentier no inventaron el método de edición de genes desde cero; tomaron prestadas las herramientas moleculares de las bacterias.

En la década de 1980, los microbiólogos descubrieron en las bacterias unos extraños tramos de ADN, que posteriormente se denominaron repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente espaciadas o CRISPR. Otras investigaciones revelaron que las bacterias utilizaban estas secuencias CRISPR como armas contra los virus invasores.

Las bacterias convirtieron estas secuencias en material genético, llamado ARN, que podía adherirse con precisión a un tramo corto de los genes de un virus invasor. Estas moléculas de ARN llevan consigo proteínas que actúan como tijeras moleculares, ya que cortan los genes virales y detienen la infección.

Cuando Doudna y Charpentier investigaron las CRISPR, se dieron cuenta de que el sistema podría permitirles cortar una secuencia de ADN de su propia elección. Todo lo que tenían que hacer era fabricar un trozo de ARN a la medida.

Para probar esta revolucionaria idea, crearon un lote de piezas idénticas de ADN. A continuación, crearon otro lote de moléculas de ARN y las programaron para que se situaran en el mismo punto del ADN. Por último, mezclaron el ADN, el ARN y las tijeras moleculares en tubos de ensayo. Descubrieron que muchas de las moléculas de ADN se habían cortado en el punto correcto.

Durante meses, Doudna supervisó una serie de experimentos a todas horas para ver si las CRISPR podían funcionar no solo en un tubo de ensayo sino en células vivas. Presionó mucho a su equipo, ya que sospechaba que otros científicos también buscaban lo mismo. Esa corazonada pronto resultó ser correcta.

En enero de 2013, cinco equipos de científicos publicaron estudios que utilizaban con éxito las CRISPR en células vivas animales o humanas. Doudna no ganó esa carrera; los dos primeros trabajos publicados procedían de dos laboratorios de Cambridge, Massachusetts: uno del Instituto Broad del Instituto Tecnológico de Massachusetts y Harvard y el otro de Harvard.

‘¿CRISPReaste eso?’

Lukas Dow, un biólogo del cáncer de Weill Cornell Medicine, recuerda muy bien haber descubierto el potencial de CRISPR. “Cuando leí los artículos, me pareció sorprendente”, recordó.

Dow y sus colegas no tardaron en descubrir que el método cortaba de manera confiable piezas de ADN en las células cancerosas humanas.

“Se convirtió en un verbo. Muchos decían: ‘¿CRISPRreaste eso?’”, recordó Dow.

Los biólogos que estudian el cáncer comenzaron a alterar de manera sistemática las células cancerosas con el fin de identificar cuáles eran importantes para la enfermedad. Por ejemplo, los investigadores de KSQ Therapeutics, también en Cambridge, utilizaron la tecnología CRISPR para descubrir un gen esencial para el crecimiento de ciertos tumores y el año pasado iniciaron el ensayo clínico de un medicamento que bloquea el gen.

Caribou Biosciences, cofundada por Doudna, y CRISPR Therapeutics, cofundada por Charpentier, están llevando a cabo ensayos clínicos de tratamientos con CRISPR que combaten el cáncer de otra manera: editando las células inmunitarias para que ataquen los tumores con mayor agresividad.

Estas empresas, y otras, también están usando CRISPR para intentar revertir enfermedades hereditarias. El 12 de junio, investigadores de CRISPR Therapeutics y Vertex, una empresa de biotecnología con sede en Boston, presentaron en una reunión científica los nuevos resultados de su ensayo clínico en el que participaron 75 voluntarios que padecían anemia de células falciformes o beta talasemia. Estas enfermedades deterioran la hemoglobina, una proteína en los glóbulos rojos que transporta el oxígeno.

Los investigadores aprovecharon el hecho de que los humanos tienen más de un gen de hemoglobina. Una copia, llamada hemoglobina fetal, generalmente solo está activa en los fetos y se apaga unos meses después del nacimiento.

Los investigadores extrajeron células sanguíneas inmaduras de la médula ósea de los voluntarios. Luego usaron CRISPR para cortar el interruptor que normalmente apagaría el gen de la hemoglobina fetal. Al devolver las células editadas a los pacientes, podían desarrollar glóbulos rojos repletos de hemoglobina.

En una conferencia de hematología, los investigadores informaron que de 44 pacientes tratados con talasemia beta, 42 ya no necesitaban transfusiones de sangre regulares. Ninguno de los 31 pacientes con anemia falciforme experimentó caídas dolorosas de oxígeno que normalmente los habrían enviado al hospital.

CRISPR Therapeutics y Vertex esperan, antes de fin de año, poder solicitar a los reguladores gubernamentales que aprueben el tratamiento.

Otras empresas están inyectando moléculas CRISPR directamente en el cuerpo. Intellia Therapeutics, con sede en Cambridge y también cofundada por Doudna, se asoció con Regeneron, con sede en el condado de Westchester, Nueva York, para iniciar un ensayo clínico con el fin de tratar la amiloidosis hereditaria mediada por transtiretina, una enfermedad poco común en la que una proteína hepática dañada se vuelve letal al acumularse en la sangre.

Los médicos inyectaron moléculas CRISPR en el hígado de los voluntarios para desactivar el gen defectuoso. En una conferencia científica celebrada el pasado viernes, los investigadores de Intellia informaron que una sola dosis del tratamiento produjo un descenso significativo en el nivel de la proteína en la sangre de los voluntarios durante un año.

La misma tecnología que permite a los investigadores médicos manipular células humanas es la que les permite a los científicos agrícolas alterar los genes de los cultivos. Cuando apareció la primera ola de estudios sobre CRISPR, Catherine Feuillet, experta en trigo, que entonces trabajaba en el Instituto Nacional de Investigación Agrícola de Francia, percibió de inmediato el potencial que tenía para su propio trabajo.

“Dije: ‘Dios mío, tenemos una herramienta’. Podemos poner en esteroides el cultivo”, dijo.

En Inari Agriculture, una empresa en Cambridge, Feuillet está supervisando los esfuerzos para usar CRISPR con el fin de hacer variedades de soya y otros cultivos que usan menos agua y fertilizantes. Fuera de Estados Unidos, investigadores británicos han utilizado CRISPR para crear un tomate que puede producir vitamina D.

Kevin Pixley, un científico de plantas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo en Ciudad de México, dijo que CRISPR es importante para el fitomejoramiento no solo porque es poderoso, sino también porque es relativamente barato. Incluso los laboratorios pequeños pueden crear yuca resistente a enfermedades o plátanos resistentes a la sequía, lo que podría beneficiar a las naciones pobres pero no interesaría a las empresas que buscan grandes ganancias financieras.

Debido al uso de CRISPR para tantas industrias diferentes, su patente ha sido objeto de una larga disputa. Los grupos liderados por el Instituto Broad y la Universidad de California presentaron patentes para la versión original de la edición de genes basada en CRISPR-Cas9 en células vivas. El Instituto Broad ganó una patente en 2014 y la Universidad de California respondió con una demanda judicial.

En febrero de este año, la Junta de Apelaciones y Juicios de Patentes de EE. UU. emitió lo que probablemente sea la última palabra sobre esta disputa. Fallaron a favor del Instituto Broad.

Jacob Sherkow, experto en patentes biotecnológicas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Illinois, predijo que las empresas que hayan obtenido la licencia de la tecnología CRISPR de la Universidad de California deberán respetar la patente del Instituto Broad.

“Las compañías CRISPR de gran valor, las que están más avanzadas en los ensayos clínicos, seguramente tendrán que hacerle un cheque por una suma bien grande al Instituto Broad”, dijo.

Las CRISPR principales

El sistema CRISPR original, conocido como CRISPR-Cas9, tiene mucho margen de mejora. Las moléculas cortan sin dificultad el ADN, pero no son tan efectivas para insertar las nuevas piezas en su lugar. En ocasiones, CRISPR-Cas9 falla en su objetivo, ya que corta el ADN en el lugar equivocado; incluso cuando las moléculas hacen su trabajo correctamente, las células pueden cometer errores al reparar los cabos sueltos de ADN existentes.

Varios científicos han inventado nuevas versiones de CRISPR que superan algunas de estas dificultades. Por ejemplo, en Harvard, Liu y sus colegas han utilizado las CRISPR para hacer una muesca en una de las dos hebras del ADN, en vez de romperla por completo. Este proceso, conocido como edición de bases, les permite cambiar con precisión una sola letra genética del ADN con mucho menos riesgo de daño genético.

Liu ha cofundado una empresa llamada Beam Therapeutics para crear medicamentos de edición de bases. A finales de este año, la empresa probará su primer medicamento en personas con anemia falciforme.

Liu y sus colegas también han unido moléculas CRISPR a una proteína que los virus utilizan para insertar sus genes en el ADN de su huésped. Este nuevo método, denominado edición principal, podría permitir que CRISPR altere tramos más largos de material genético.

“Los editores principales son una especie de procesadores de texto de ADN”, dijo Liu.

Rodolphe Barrangou, experto en CRISPR de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y fundador de Intellia Therapeutics, predijo que la edición principal es una especie de procesador de textos de ADN. Pero por ahora, dijo, la técnica sigue siendo demasiado compleja para utilizarse de manera generalizada. “Todavía no está preparada para estar en el horario principal, si me permiten el juego de palabras”, comentó Barrangou.

Bebés editados genéticamente

Avances como la edición principal aún no existían en 2018, cuando He se dispuso a editar embriones humanos en Shenzen. Usó el sistema CRISPR-Cas9 estándar que Doudna y otros investigadores habían desarrollado años antes.

Esperaba dotar a los bebés de resistencia al VIH cortando un trozo de un gen llamado CCR5 del ADN de los embriones. Las personas que naturalmente portan la misma mutación rara vez se infectan con el VIH.

En noviembre de 2018, He anunció que habían nacido un par de gemelas con sus ediciones genéticas. El anuncio tomó por sorpresa a muchos científicos como Doudna, y lo condenaron rotundamente por poner en peligro la salud de los bebés con procedimientos no probados.

Baylis, la investigadora de la Universidad de Dalhousie, criticó a He por la forma en que supuestamente presentó el procedimiento a los padres, minimizando el experimento radical que estaban a punto de emprender. “No podía obtener un consentimiento informado, a menos que fuera irresponsablemente optimista. Nadie lo había hecho nunca”, dijo.

En los casi cuatro años transcurridos desde el anuncio de He, los científicos han seguido utilizando CRISPR en embriones humanos. Pero solo han estudiado embriones cuando son pequeños grupos de células para encontrar pistas sobre las primeras etapas de desarrollo. Estos estudios podrían conducir potencialmente a nuevos tratamientos para la infertilidad.

Bieke Bekaert, estudiante de posgrado en biología reproductiva en la Universidad de Ghent en Bélgica, dijo que el uso de las CRISPR en embriones humanos sigue siendo un desafío. Romper el ADN en estas células puede provocar reordenamientos drásticos en los cromosomas. “Es más difícil de lo que pensábamos”, dijo Bekaert, autora principal de una revisión reciente del tema. “Realmente no sabemos lo que está pasando”.

Sin embargo, Bekaert mantuvo la esperanza de que la edición principal y otras mejoras en las CRISPR podrían permitir que los científicos realizaran cambios precisos y confiables en los embriones humanos. “Cinco años es demasiado pronto, pero creo que puede suceder durante mi vida”, dijo.

30 de junio 2022

NY Times

https://www.nytimes.com/es/2022/06/30/espanol/crispr-edicion-genetica.html

 12 min


Fernando Mires

Ya han aparecido libros, la mayoría reportajes, sobre la guerra de Vladimir Putin en Ucrania. Pero ojo: ahí habrá un problema: Va a ser difícil diferenciar entre una profusa bibliografía sensacionalista y textos que intentan analizar a los hechos. No obstante, el libro Zeiten-Wende – der Krieg von Putin und die Folgen (Punto de Inflexión – la Guerra de Putin y sus consecuencias) lo adquirí con una confianza derivada de la persona del autor: Rüdiger von Fritsch fue embajador de Alemania en Varsovia durante 2010-2014 y en Moscú durante 2014-2019. A sus experiencias, une von Fritsch un talento propio a los mejores historiadores, el de saber encadenar hechos e indagar razones. Cualidades que ya habían sido puestas a prueba en su libro Russlandsweg (El camino de Rusia) best seller en Alemania durante 2019.

Naturalmente, el autor sabe que la discusión está determinada por el curso de la guerra. Eso explica por qué comienza su libro con un tema que para cualquier autor convencional debería estar situado al final. Es el de los posibles escenarios futuros. Von Fritsch dibuja cuatro: 1) Un triunfo aplastante de Putin que llevaría a la desaparición de Ucrania como nación independiente y soberana 2) Un triunfo de Ucrania que llevaría a Putin a retirar sus fuerzas reconociendo de facto la independencia y soberanía del país agredido 3) Una situación de empate que dejaría la cosas más o menos en el mismo lugar en que estaban antes de que comenzara la invasión y 4) El más temido: un escalamiento que llevaría a la OTAN a involucrarse en una tercera guerra mundial de inevitables connotaciones nucleares.

EL CAMINO DE PUTIN HACIA EL PODER TOTAL

El curso de la guerra, reiteramos, será determinante. Pero a la vez ese curso depende de los actores. Y el actor principal es, sin duda, Vladimir Putin. Hecho que nos enfrenta con dos interrogantes. Una: ¿Fue la invasión de Putin a Ucrania un resultado de un plan preparado en decenios? U otra:¿Fue el resultado de un proceso que lentamente involucró a Putin hasta hacerlo elegir el camino de la guerra y no el de la paz?

¿O una combinación de ambas posibilidades? Putin era, es y será un nacionalista, un amante del pasado de Rusia y, por lo mismo, un imperialista. No obstante -y es aquí donde von Fritsch pone a pruebas sus dotes de historiador- las vías que Putin escogió no fueron las mismas desde el comienzo de su ya larga trayectoria. Eso quiere decir, no solo los acontecimientos son un resultado de la política de Putin sino también la política de Putin es un resultado de los acontecimientos. Entre ellos, su punto de partida: el derrumbe del comunismo, y con ello del imperio ruso, la catástrofe geopolítica más grande del siglo veinte, según las miles de veces citada frase de Putin. Una catástrofe aún más grande que la de la Alemania nazi durante la segunda guerra mundial, fue lo que no dijo, pero seguramente pensó el dictador ruso.

A ver, reconstruyamos:1989, el colapso económico y financiero de la URSS llevó a las reformas de Gorbachov y esas reformas a la disolución de los tres segmentos constitutivos del imperio. En primer lugar, las naciones de Europa central y del Este, subordinadas a la URSS, entre las que se contaba a la propia Ucrania. En esas naciones estallaron revoluciones democráticas y populares en cadena y ellas pusieron fin a la existencia de la Europa comunista. En segundo lugar, la disolución de las naciones que formaban parte del imperio colonial ruso, sobre todo las caucásicas y las de Asia Central. En tercer lugar, las zonas de influencia del Oriente Medio. A esos tres segmentos hay que sumar el derrumbe de los partidos comunistas italiano, francés y español los que de hecho ya habían desertado del modelo bolchevique eligiendo la vía socialdemócrata, llamada también eurocomunista. Del antiguo imperio comunista, en fin, no quedó casi nada.

El gobierno de Yelzin, el único democrático de la historia de Rusia después de el de Kerenski, gobernaba sobre sus propias ruinas. El mismo Yelzin, al fin de su mandato, era una ruina humana. Pues bien, para rescatar lo poco que quedaba de ese imperio fue llamado Putin por Jelzin a cumplir una misión especial. Los genocidios perpetrados en Chechenia por Putin desde 1999 fueron hechos para mantener algún resquicio de la antigua fachada imperial. Pero fueron también un anticipo de la capacidad asesina de Putin cuando se trata de defender los que para él son los “derechos naturales” de Rusia.

No sabemos lo que pensaba Putin en el 2000, cuando se hizo cargo del estado. Solo sabemos que las primeras fases de su gobierno fueron un intento para sacar a Rusia de una crisis económica sin precedentes. Sabemos también que el ex agente de la KGB estaba obligado a realizar dos movimientos, uno hacia adentro, otro hacia afuera del país. El movimiento interno llevó a la centralización del poder, uno todavía no dictatorial pero lo suficientemente autoritario para mantener cercada a cualquiera oposición. El movimiento externo consistía en abrir económica, política y culturalmente a Rusia hacia occidente, hasta el punto de que para muchos observadores Rusia había pasado bajo Putin a ser un país en transición a la democracia. De más está decir que Putin, gracias a ese, su segundo proyecto, fue recibido con los brazos abiertos por los gobiernos europeos.

¿Qué llevó a Putin a apartarse de esa vía democrática antes de transitarla? Parte de la respuesta la encontramos en el libro de von Fritsch, y es simple: para realizar su proyecto de occidentalización tardía, Putin requería de un gobierno fuerte y de una oposición débil. Esa constatación llevaría a recorrer lo que para él y los suyos fue probablemente un periodo transitorio, pero no hacia la democracia, sino hacia una nueva forma de dictadura.

TODO EL PODER A PUTIN

La centralización del poder requería también de una mano dura. Y Putin la aplicó con extrema consecuencia eliminando, incluso físicamente, a quienes intentaban oponerse a sus designios. La historia de la política interna de Putin, y su larga lista de asesinatos, vista en retrospectiva, es la de un prontuario criminal. Los gobiernos occidentales en un comienzo dejaron actuar a Putin con un nivel muy bajo de crítica, aunque pronto advirtieron que bajo el pretexto de alcanzar la democracia y la prosperidad, estaba convirtiendo al gobierno de su país en una nueva autocracia. Pronto comprendió Putin, al igual que Lenin en su tiempo, que para obtener un mayor desarrollo económico estaba obligado a renunciar a la vía democrática. Y eso fue lo que hizo, sin arrugarse.

Rusia, que nunca había conocido un renacimiento, ni una reforma religiosa, ni una ilustración, ni un siglo de las luces, ni una revolución parlamentaria, no era para Putin una nación democratizable, por lo menos no en un corto plazo, y mucho menos para un líder como él, rodeado de secuaces –la mayoría ex colegas de la KGB- tan o más antidemócratas que el mismo. De este modo Rusia tomaría de occidente solo sus formas. Como dijo un periodista ruso, en lugar de una modernización política tuvo lugar en el país una mcdonalización económica.

Putin pasará a la historia no solo como un continuador del imperio de los zares, también como el creador de un sistema de dominación sui generis sustentado en tres pilares: el aparato represivo del estado (policía, ejército, sometidos a un complejo sub-aparato de seguridad y espionaje controlado directamente desde la cúspide), una ideología religiosa dirigida por un monje fanático, Kiryll (o Cirilo), que ha hecho del tradicional antioccidentalismo de la iglesia ortodoxa una verdadera profesión de fe, y una clase capitalista mafiosa (los oligarcas), enriquecida bajo la tutela del estado, destinada a fomentar el consumo, sobre todo entre los sectores medios surgidos al calor del desarrollo económico. Asegurado sobre estos tres pilares constitutivos del frente interno, fue naciendo, al interior de la mente de Putin y del putinismo, la utopía de la restauración imperial, con el consecuente distanciamiento político de Rusia respecto a Occidente.

EL PASADO COMO UTOPÍA

Según una interpretación de von Fritsch, Rusia volvía a padecer ese complejo de inferioridad (la imposibilidad de ser una democracia europea como las occidentales) que lleva a compensarlo con un muy desarrollado complejo de superioridad. Interpretación estrictamente freudiana aplicada por von Fritsch a los recientes procesos políticos de Rusia.

La imposibilidad democrática de Rusia indujo a Putin a considerar a la democracia como una forma errada de gobierno, típica de naciones débiles y decadentes, como son para él todas las occidentales. A diferencia de esas naciones, Rusia, imaginaba Putin, poseía un pasado histórico, grandioso, imperial y sobre todo mítico. De este modo las predisposiciones anti-democraticas de Rusia pasaron a ser, para Putin, virtudes.

Bajo las condiciones señaladas Putin asumiría no solo el papel de restaurador del pasado imperial , sino, además, el de vengador de la antigua Rusia, humillada por Occidente. Como dice de modo muy inteligente von Fritsch, la utopía de Putin, a diferencias de otras utopías, incluyendo la comunista, que tienen su sitial en el futuro, reside en el más recóndito pasado. Putin es el fantasma de un emperador del pasado. Georgia, Bielorrusia y naturalmente Ucrania y Moldavia, son para Putin fragmentos de una gran roca imperial que hay que integrar al lugar de origen, en la antigua Rus, nacida según algunos historiadores, no en Moscú sino en Kiev. Poseído Putin por ese delirio de grandeza, ha trazado su objetivo final: el renacimiento de la Rusia imperial del pasado, comandado por los ejércitos posmodernos del futuro. Putin –en ese punto están de acuerdo la mayoría de los observadores- está más cerca de la locura hitleriana que de la estaliniana. Pero más cerca de Hitler todavía, está Putin cerca de Macbeth, el sanguinario rey de Escocia recreado por la imaginación de William Shakespeare.

EL MACBETH RUSO

Al igual que Putin, el rey Macbeth llegó al poder por medios tortuosos, aunque con la mejor de las intenciones del mundo, la de crear el reino de la felicidad. Pero para cumplir ese proyecto se vería obligado a remover obstáculos, y como esos obstáculos eran personas de carne y hueso, llegó el momento en que el justo y buen rey que quería ser Macbeth, se vio convertido en un monstruo sediento de sangre. Tal como Macbeth, Putin se convertiría en el creador pero a la vez en la víctima de su propio poder

Dejando a Shakespeare a un lado, podíamos decir en términos más actuales, que el proceso de transformación de Rusia y de Putin, no puede ser monocausalizado. Siguiendo a las teorías sistémicas de Niklas Luhman, la transformación de Rusia durante Putin no posee una causa exterior a ese proceso. Más bien puede ser visto como el resultado de una dinámica autopoiética (autotransformativa) de procesos entendidos como sub- sistemas de autoreproducción. Esa transformación no fue advertida por la racionalidad esencialmente causalista y a la vez economicista que forma parte del paradigma de la mayoría de los gobiernos democráticos occidentales. Tal vez supusieron esos gobiernos que un acercamiento más intenso a la economía rusa llevaría a una relación de interdependencia tan estrecha que haría imposible a Putin volverse definitivamente en contra de occidente.

Naturalmente, un Obama, un Macron, una Merkel, desconfiaban de Putin. Pero los tres cometieron el excusable error de querer entenderlo de acuerdo a sus propia racionalidades. El problema, el gran problema, es que ni Putin ni su banda piensan según los parámetros de la racionalidad occidental. Ese es también el punto que diferencia a Putin con el dictador de China, Xi Jinping, quien también es un convencido anti-demócrata. Xi Jinping, como gerente económico de esa gran empresa global llamada China, nunca habría aceptado pagar con la bancarrota económica de su país la recuperación del imperio de los mandarines como quiere hacerlo Putin con el de los zares. Motivo que hizo decir a Kissinger que la amistad ruso-china no es sostenible a largo plazo.

Putin, como Hitler y Macbeth, escapan a nuestra racionalidad. Eso no significa, como propagan algunos medios, que Putin sea un loco. Quiere decir simplemente que la suya es otra racionalidad, una muy distinta a la que manejamos los occidentales para entendernos en el mundo.

Esa otra racionalidad es la que lleva a pensar a von Fritsch en que, aún suponiendo que la guerra termine de acuerdo a una de las cuatro alternativas expuestas al comienzo de este artículo, no hay ningún motivo para imaginar que después de Ucrania el mundo accederá a una nueva era de la paz. Por de pronto Europa deberá seguir contando con Rusia y con Putin (o con el putinista que lo suceda) como vecino. Eso quiere decir: lo más probable es que al episodio Ucrania, lo sucederá un periodo de mala vecindad, o si se prefiere, de paz hostil o peor aún, de paz armada.

Joshcka Fischer, el siempre reflexivo ex ministro del exterior alemán, ya ha mirado hacia futuro. En su más reciente artículo, (Joschka Fischer - LA NUEVA GUERRA DE LAS IDEAS EN EUROPA (polisfmires.blogspot.com ) afirma que el fin de la guerra en Ucrania marcará un punto de inflexión para toda Europa, continente que deberá despedirse de la era de la coexistencia pacífica con Rusia. Por lo demás, el mismo Putin lo ha dado así a entender.

Contradiciendo al cretinismo “realista” de observadores –incluyo a Kissinger- que han creído encontrar “la causa” de la guerra en el crecimiento de la OTAN - hecho que nunca pareció importar demasiado a Putin hasta que los ideólogos del “realismo geoestratégico” norteamericano le sirvieran en bandeja ese pretexto para explicar “racionalmente” los genocidios en Ucrania - von Fritsch ha detectado correctamente los orígenes de la invasión. Su afirmación es dura y contundente. La guerra en Ucrania, afirma, comenzó en 2014 con la anexión de Crimea y no en 2022 como quieren hacernos creer putinistas y “realistaocupación de Crimea y de la región del Donbás fue según von Fritsch la consecuencia de largo proceso de expansión ya sea en Chechenia (1999), en Georgia (2008) en Siria(2011), hoy en Ucrania, y mañana, seguramente, en otras áreas vecinales del imperio.

Quienes creyeron que la guerra surgió como un efecto de la sugerencia norteamericana del 2008 tendiente a incorporar a Ucrania a la OTAN, inmediatamente negada por los gobiernos europeos, confundieron a una fotografía con una película. La película -desde ahí hace partir von Fritsch su narración– comenzó en 1989 –1990 con la gran revolución democrática de Europa del Este y Central, contexto histórico más que geográfico al que también pertenece Ucrania desde la primera hora. La invasión del 2014, así como la guerra iniciada el 24- F, después que todos los gobiernos europeos, e incluso el norteamericano, manifestaran su disposición a no incorporar a Ucrania en la OTAN, es la verdad de una película que no ha terminado, una de la que nadie conoce su final.

Por lo demás ha sido el mismo Putin quien se ha encargado recientemente –en la conferencia internacional de dictadores en San Petersburgo (no fue otra cosa)- de desmentir la fábula de la OTAN entendida como razón causal. Allí manifestó claramente que la guerra en Ucrania es solo una fase de un plan de largo alcance histórico. Según el dictador, su objetivo será crear un nuevo orden mundial que haga imposible a Occidente avanzar más allá de las fronteras económicas y territoriales fijadas por Rusia. El gran objetivo de Putin, dicho en otras palabras, es la derrota militar, económica y política de Occidente. Ucrania, vista así, es solo un medio al servicio de un fin que la trasciende y la supera.

HEGEMONÍA Y DOMINACIÓN

Según von Fritsch, el de Putin es un plan imposible. La grandiosidad de su proyecto, opina el ex embajador, no tiene su origen en la fuerza sino en la debilidad de Rusia. Por cierto, nadie lo va a negar, la Rusia de Putin seguirá siendo después del episodio de Ucrania un fuerte poder mundial, sobre todo en el espacio militar. Rusia está efectivamente en condiciones de ejercer dominación sobre diversas zonas de la tierra, y de hecho lo está haciendo. Pero, y aquí está la fina diferencia, entendida por estrategas más políticos que geopolíticos, entre otros por Joseph Nye (el autor del concepto “poder suave”) el poder mundial no solo se basa en la dominación militar, sino también, y sobre todo, en el poder de la atracción hegemónica.

Dominación no es hegemonía, lo sabemos desde Gramsci. Más bien significa lo contrario. La hegemonía está basada en el poder de convencimiento, de la persuasión, en el manejo de la lógica y de la argumentación, y sobre todo, en la producción de bienes y valores no solo económicos sino también culturales que Rusia, por lo menos bajo Putin, nunca estará en condiciones de producir. Puede apoderarse de toda Ucrania y de otros naciones del mundo, sin duda. Pero los habitantes de esas naciones nunca mirarán hacia la antigua Rusia como ideal de vida, sino a occidente. En otras palabras, una de las tesis centrales de von Fritsch es que el poder militar de Putin es proporcionalmente inverso a su poder político.

Militarmente Putin es un gigante mundial. Cultural y políticamente, incluso económicamente, es un enano regional. Ese enanismo político y cultural conducirá a Rusia, como ha ocurrido con todos los grandes imperios, a su ruina. En el mejor de los casos, Rusia podría llegar a ser durante un tiempo la vanguardia directriz de los gobiernos más bárbaros de la tierra, incluyendo a algunos de América Latina. En cierto modo ya lo es

Probablemente Putin, o quien lo suceda, se verá obligado a repetir la consigna de Le(“¡hacia el oriente!”) cuando después de haber comprobado el fracaso de su proyecto por incorporar a la revolución socialista a los países europeos occidentales, la Internacional Comunista fuera obligada, en su cuarto congreso (1922) a sustituir el principio de la lucha de clases por el de las luchas de liberación colonial. Tal vez Putin, como aventura von Fritsch, se verá en un momento inducido, así como ocurrió con Lenin, a dirigir sus pasos hacia la región caucásica y hacia el Asia central, donde chocará con otros poderes, entre ellos con el turco, el iraní, pero sobre todo, con el chino. El nuevo orden mundial según Putin, o el llamado fin de un unilateralismo norteamericano que nunca ha existido, si es que tiene lugar –esa economicista letanía “explícalotodo” la venimos escuchando desde los tiempos de Mao Tse Dong - solo será la continuación del desorden perpetuo que rige y regirá el curso de la historia humana.

Algunas de las enunciadas por von Fritsch son sin duda especulaciones meta-históricas, necesarias tal vez, pero no visibles. Lo importante, lo definitivamente importante, es que independientemente del resultado de la guerra rusa a Ucrania, Occidente no podrá a renunciar a dos objetivos: el mantenimiento de la democracia como forma de gobierno y modo de vida, y la decisión de defenderla con las armas, si es que fuera necesario.

Una segunda belle epoque ha llegado a su fin. Tenemos que aceptarlo de una vez por todas. Hoy han vuelto a tronar los siniestros tambores de la guerra. Un imperio del pasado, y ese es el de Putin, quiere volver a instalarse en el presente. Cómo será un nuevo orden mundial después de la derrota o de la victoria de Putin es en estos momentos una pregunta ociosa, hecha por ociosos y para ociosos. Lo único que sí sabemos, y con toda seguridad, es que una victoria final de Putin llevaría a un orden o desorden situado más cerca de los infiernos que de la tierra. Y evitarlo es y será un desafío histórico.

26 de junio 2022

Polis

https://polisfmires.blogspot.com/2022/06/fernando-mires-putin-el-emperador-del.html?utm_source=feedburner&utm_medium=emai

 15 min


Yaroslav Lukov y Paul Kirby

Esta pequeña formación rocosa en el noroccidente del Mar Negro fue capturada por Rusia durante el primer día de su invasión a Ucrania, y ha jugado un papel desproporcionado en la guerra desde entonces.

Luego de más de 4 meses de bombardeos ucranianos constantes, las tropas rusas han abandonado la Isla de las Serpientes o la Isla Zmiinyi, como se la conoce en Ucrania.

Rusia dice haber retirado la guarnición como un "gesto de buena voluntad" para demostrar que no estaba intentando obstruir las exportaciones de grano, pero Ucrania negó ese argumento, a medida que Moscú continuaba el bombardeo de sus graneros.

Difícil de defender

La isla está expuesta a ataques por todos los flancos tanto por mar como por aire, y la pequeña guarnición encargada de defenderla - primero de los ucranianos y luego de los rusos - ha sido descrita como un "blanco fácil" por los expertos militares.

Ocupada por los rusos el 24 de febrero, la Isla de las Serpientes está ubicada a apenas 35 kilómetros de las costas de Ucrania, dentro del rango de misiles, artillería y ataques de drones desde las costas.

Y las fuerzas armadas ucranianas han hecho precisamente eso, llevar a cabo una serie de ataques debilitantes sobre la isla misma y cualquier embarcación que intente llevar tropas y armas pesadas.

En abril, el hundimiento del Moskva, el barco principal de la flota rusa en el Mar Negro, debilitó significativamente a sus fuerzas antiaéreas en el Mar Negro.

Esto explica por qué el Kremlin estaba tan desesperado por llevar sistemas antiaéreos y elementos de guerra radioelectrónica a la Isla de las Serpientes. Pero por su lejanía de las principales bases navales rusas en el Mar Negro, el pequeño islote se convirtió en una pesadilla logística para Rusia a la hora de defenderlo.

Ucrania tiene una capacidad naval muy limitada, así que ha sido incapaz de llevar a sus propias fuerzas en la isla.

El analista militar ucraniano Oleh Zhdanov argumenta que desplegar tropas en la Isla de las Serpientes no tiene sentido para ninguno de los dos bandos ya que los convertiría en un blanco fácil. Más bien, argumenta el analista Zhdanov, se debería crear un "control del fuego", manteniendo la capacidad de atacar cualquier blanco que se acerque a la isla.

Esto le daría mayor seguridad al puerto más grande de Ucrania en el Mar Negro, Odesa, y a todo el sector noroccidental del Mar Negro.

Una roca importante

Rusia aún controla una larga extensión de la costa ucraniana sobre el Mar Negro, además de controlar la Península de Crimea y todo el Mar de Azov. Con el control de la Isla de las Serpientes, se completaba un bloqueo efectivo de la ciudad de Odesa, y significaba que las exportaciones de la gran mayoría de granos ucranianos no se podían llevar a cabo.

También quería decir que la costa del Mar Negro estaba volviéndose vulnerable, y los expertos militares en Kyiv expresaron temores de que Rusia pudiera instalar en el islote defensas aéreas de largo alcance, como el sistema S-400 de misiles aéreos.

Una mirada al mapa también muestra que el control ruso de la isla representaba una amenaza para una nación miembro de la OTAN, Rumanía: tanto en su puerto clave de Constanta como en la desembocadura del río Danubio.

Y el área no solo es significativa en el plano estratégico, ya que también es rica en reservas de petróleo y gas.

Nos hemos acostumbrado a esto: Rusia da una versión radicalmente distinta de los hechos a la que presentan Ucrania o los gobiernos de Occidente.

Moscú quiere que creamos que no hubo una retirada rusa de la Isla de las Serpientes.

El comunicado que emitió el ministerio de Defensa ruso argumentaba que las tropas rusas desplegadas en el territorio simplemente habían "completado tareas" y se habían retirado. También llamó la salida un "gesto de buena voluntad", para demostrar que Rusia no estaba impidiendo las exportaciones de alimentos de Ucrania.

Teniendo en cuenta la importancia estratégica de la Isla de las Serpientes, por la cual ha habido una batalla hace meses, y también teniendo en cuenta la falta de "gestos de buena voluntad" por parte de las fuerzas armadas rusas en Ucrania desde que comenzó la invasión, esta versión convencerá a pocos fuera de Rusia.

Sin embargo, el mensaje podría estar dirigido más a una audiencia nacional. El Kremlin quiere que el público ruso crea que:

En este conflicto, los rusos son los buenos

Que la supuesta "operación militar especial" del Kremlin en Ucrania está avanzando según los planes.

Un posible hito

Esta no es simplemente una victoria simbólica para Ucrania, es una victoria estratégica. Para Rusia esto es tanto un contratiempo como una vergonzosa derrota.

Pero no cambiará de manera sustancial el curso de la guerra. Rusia está enfocada en conquistar toda la región oriental del Donbás y en mantener las otras áreas del sur que conquistó al inicio de la guerra.

La Isla de las Serpientes puede estar en una parte altamente estratégica del Mar Negro y en un punto ideal para instalar sistemas sofisticados de misiles, pero en últimas es una roca muy pequeña.

La pregunta clave es si, luego de haber forzado la salida de los rusos, los ucranianos impulsen las exportaciones de granos para darle aire a su economía afectada por la guerra. Sin una Marina efectiva, hay pocas oportunidades de que eso ocurra por ahora. Y los buques de guerra rusos aún mantienen su dominio sobre el Mar Negro.

"Prácticamente, necesitas que ocurran 10 cosas antes de que puedan exportar granos de manera segura y ésta es solo una", dice Andrew Wilson, un profesor de estudios ucranianos en el University College de Londres.

Ucrania ha rechazado ofertas rusas para escoltar convoyes de granos que salgan de Odesa porque esto requeriría el desminado de la parte externa del puerto.

Turquía está involucrada activamente en intentar negociar un acuerdo tanto con Rusia como con Ucrania, pero las expectativas de que esto ocurra parecen remotas en este punto.

Las próximas semanas son consideradas como clave para las exportaciones ucranianas, dado que la próxima cosecha ocurre en Julio.

1 de julio 2022

BBC News

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-62005291

 4 min