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Opinión

Ismael Pérez Vigil

En los regímenes como el que padecemos, permítanme obviar las definiciones complicadas, no es fácil determinar qué cosas son peores que otras −es decir, todo es peor−; pero, sin duda, una de las peores cosas es su afán por cambiar lo que somos. No solo nuestras instituciones, nuestros símbolos y nuestra democracia, sino ese intento descarado de transformar nuestra historia, nuestra cultura y nuestro “habla”.

Es un vasto tema, el que podemos definir como “cultural”, pero lo acotaré, refiriéndome solo al tema del lenguaje −más precisamente la “neolengua” del régimen− y esa manía de clasificar y encasillarnos a todos.

El término “neolengua”, lo tomamos en el sentido en que lo hacía Orwell en su novela: “1984”; lo que él llamaba el “viejo lenguaje” (Oldspeak) y lo transformaba por uno nuevo, mucho más simplificado, con la finalidad de dominar el pensamiento de los habitantes, de la población, de los hombres del partido, para hacerlos pensar de una manera determinada. Vaciaba de contenido algunos conceptos −por ejemplo, libertad y otros− y les daba el contenido que el sistema quería. Eso es ni más ni menos lo que empezó a hacer Hugo Chávez desde su campaña electoral y desde luego lo intensificó cuando fue presidente y dirigía aquellos largos programas dominicales y pronunciaba en cadena de medios aquellos largos discursos, en donde contaba sus anécdotas, escatológicas, absurdas, inventaba términos, insultaba, reinterpretaba la historia, denigrando de unos próceres y ensalzando a otros, como a Zamora, por ejemplo, figura de por sí polémica y no muy bien considerado por muchos cronistas e historiadores.

De ahí viene también todo ese lenguaje, esa neolengua, del desdoblamiento innecesario de “venezolanos y venezolanas, “ciudadanos y ciudadanas”, etc. que plaga −nunca esta palabra pudo ser mejor empleada− nuestra Constitución, leyes, documentos oficiales, discursos y hasta los malos chistes de los dirigentes del gobierno. Ese lenguaje ha ido pasando a la población y hoy muchos opositores lo imitan y lo utilizan con la misma carga de veneno y odio que Hugo Chávez le imprimió. Por ejemplo, ese reemplazar la lucha política por “guerra”, el rival político, el contendor político, por el “enemigo” al que hay que acabar, aniquilar.

Todas esas expresiones como: guerra, enemigo, milicia, unidades de combate, batalla, rodilla en tierra, guerra de tercera generación, guerra híbrida, etc.; algunos las han ido adoptando, sin darse cuenta o conscientemente, y utilizan esa neolengua, esa jerga militarista, para el análisis político, para el análisis de la realidad, sin percatarse que resultan en una simplificación del lenguaje y una sobre simplificación de la realidad que se pretende analizar.

Y así está también esa manía de “clasificar” en bueno, regular y malo, teniendo por bueno, por supuesto, lo que está de acuerdo con lo que yo pienso y la estrategia que yo defino; regular, aquellas ideas “imperfectas” y “equivocadas”, solo medianamente toleradas por ser conceptos ingenuos; y malo, por supuesto, las que se contraponen a las mías.

Esa manía no es nueva, hay que decirlo, se remonta a la “prehistoria” del chavismo, cuando teníamos aquellos frondosos y enjundiosos comunicados firmados por intelectuales, periodistas, políticos, artistas, etc. para llamar la atención sobre un determinado tema o para fijar posición pública sobre determinados acontecimientos que afectaban al país. Eso derivó, en épocas más cercanas al surgimiento del “chavismo”, en aquellos “notables”, para algunos de ingrata recordación, que asocian con el origen del desmadre que nos condujo a esta ignominia; pero eso es otra historia.

A esa manía de “clasificación” obviamente le sigue la elaboración de “listas”, que han alcanzado su perfección en este régimen, siendo la más famosa aquella llamada “Lista de Tascón”, que deriva su nombre de un diputado homónimo, elaborada con el listado de los que firmamos solicitando un referendo revocatorio a Hugo Chávez en 2002 y 2003, que vino a realizarse, como todos sabemos, en 2004, después de todos los intentos por suprimirlo, por parte del impugnado. Esa “Lista de Tascón” fue utilizada por tres o cuatro años por el régimen, hasta que el propio Hugo Chávez tuvo que intervenir, sin mucho ánimo, por cierto, para que fuera eliminada, después de que empezó a utilizarse para tomar todo tipo de decisiones en la administración pública, en la industria petrolera, en las empresas del Estado y hasta en las empresas privadas que contrataban con el Estado. El régimen perfeccionó esa lista original y la convirtió en “listas”: de los que reciben dólares preferenciales, contratos del Estado sin licitación, los que reciben cajas CLAP, “bonos” de cualquier tipo, votantes a los que hay que acarrear para votar, listas para “echar” gasolina o diésel, y un sinfín más, de todo tipo de cosas, pues en esta materia la imaginación de los capitostes del régimen es muy prolífica.

Como no podía faltar, de nuestro lado de la acera, también tenemos “listas”, empíricas, de opositores: la lista de los buenos, la de los regulares y la de los malos. En la de los “buenos” están todos los que piensan exactamente igual que él que elabora, o los que elaboran, las “listas”. A los “regulares” se los señala, eventualmente humilla y presiona, para que rectifiquen, renieguen de sus ideas y se pasen a la lista de los “buenos”; de no hacerlo y persistir en sus defectos e imperfecciones, serán considerados como parte de los “malos”. En la de los “malos”, por supuesto, están esos que hay que “derrotar”, exterminar sin apelación, con los que no se dialoga, ni negocia, pues son hampones, narcotraficantes y malvados.

Pero las clasificaciones tienen un problema, sobre todo cuando se sobre simplifica la realidad o cuando de pronto las conductas o lo que hace la gente no se ajusta al concepto que se define como bueno, regular o malo. Y las “listas”, en consecuencia, tienen también su dificultad; siendo la primera la de los nombres que aparecen allí, que suelen ser −como todas ellas− imperfectas e incompletas y en algunos casos, pocos en verdad, sin haber estado de acuerdo con que su nombre apareciera allí, en esa “lista”; pero, obviamente, la dificultad más importante son los que no aparecen en ninguna. ¿Qué pasa con los que no aparecen? ¿Forman un grupo aparte? ¿Se les excluye del juego? ¿Se les rechaza?, esos detalles no entran en la mentalidad de los clasificadores y los neo lingüistas.

Y así llegamos a otro punto medular. ¿Quién o quiénes deciden quiénes son los buenos, quiénes los regulares y quiénes los malos? ¿Quiénes elaboran las “listas”? ¿Quiénes son los sacrosantos jueces, esos soberbios semidioses, savonarolas de nuevo cuño, que definen qué es “bueno”, qué es “regular” y qué es “malo” y en consecuencia: quiénes son los buenos, quiénes los regulares y quiénes los malos? Lo dejo hasta aquí, pues abundar más sería caer en la tentación de dar nombres, de hacer “listas”, que no es el caso.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

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Katharina Pistor

Las olas de calor, las inundaciones, las sequías y los incendios forestales están devastando comunidades en todo el mundo, y se volverán más severos. Si bien los negadores del cambio climático siguen siendo poderosos, la necesidad de una acción urgente hoy se reconoce mucho más allá de los círculos activistas. Los gobiernos, las organizaciones internacionales y hasta las

De hecho, el mundo ha perdido décadas debatiendo planes de comercialización de carbono y rótulos financieros “verdes”, y la moda actual consiste simplemente en diseñar estrategias de protección sofisticadas (“compensaciones de carbono”) desafiando el simple hecho de que la humanidad está sentada en el mismo bote. Una “compensación” puede servirles a los tenedores de activos individuales, pero hará poco para evitar el desastre climático que nos espera a todos.

La adopción por parte del sector privado del “capitalismo verde” parece ser otro artilugio para evitar un reconocimiento como corresponde. Si los líderes empresariales y financieros hablaran en serio, admitirían la necesidad de cambiar el curso drásticamente para garantizar que este planeta siga siendo hospitalario para toda la humanidad ahora y en el futuro. Esto no tiene que ver con sustituir activos marrones por activos verdes, sino con compartir las pérdidas que el capitalismo marrón les ha impuesto a millones de personas y con garantizarle un futuro aún a los más vulnerables.

La noción de capitalismo verde da a entender que los costos de abordar el cambio climático son demasiado elevados como para que los gobiernos los asuman por sí solos, y que el sector privado siempre tiene mejores respuestas. En este sentido, para los defensores del capitalismo verde, la alianza público-privada garantizará que la transición de un capitalismo marrón a un capitalismo verde no tenga costos. Las inversiones valuadas de manera eficiente en nuevas tecnologías supuestamente impedirán que la humanidad caiga al abismo.

Pero esto suena demasiado bueno para ser verdad, porque lo es. El ADN del capitalismo hace que no sea hábil para lidiar con las consecuencias del cambio climático, que en gran medida es el resultado del propio capitalismo. Todo el sistema capitalista se basa en la premisa de la privatización de las ganancias y la socialización de las pérdidas –no de una manera maliciosa, sino con la bendición de la ley.

La ley ofrece licencias para externalizar los costos de saquear el plantea a cualquiera que sea lo suficientemente inteligente como para crear un fondo o una entidad corporativa antes de generar contaminación. Alienta el no cumplimiento de las responsabilidades ambientales generadas mediante una reestructuración en bancarrota. Y hace que países enteros resulten rehenes de reglas internacionales que privilegian la protección de los retornos de inversores extranjeros por sobre el bienestar de su propio pueblo. Varios países ya han sido demandados por empresas extranjeras según el Tratado de la Carta de la Energía por intentar reducir sus emisiones de dióxido de carbono.

Dos tercios de las emisiones totales desde la Revolución Industrial han sido producidas por apenas 90 corporaciones. Sin embargo, aún si los gerentes de los peores contaminadores del mundo estuvieran dispuestos a implementar una rápida descarbonización, sus accionistas se opondrían. Durante décadas, ha reinado el góspel de la maximización del valor para los accionistas, y los gerentes han aprendido que si se desvían de la ortodoxia serán demandados por violar sus obligaciones fiduciarias.

No sorprende entonces que las Grandes Empresas y las Grandes Finanzas ahora defiendan las divulgaciones climáticas como una salida. El mensaje es que los accionistas, no los gerentes, deben espolear el cambio conductual necesario; las soluciones se deben encontrar a través del mecanismo de precios, no de políticas basadas en la ciencia. Lo que queda por responder es el interrogante de por qué los inversores con una opción de salida fácil y muchas oportunidades de protección deberían preocuparse por la divulgación de un daño futuro para algunas compañías en su portfolio.

Obviamente, existe una necesidad de cambios más drásticos, como impuestos al carbono, una moratoria permanente sobre la extracción de recursos naturales, entre otros. Estas políticas muchas veces se descartan por considerarse mecanismos que distorsionarían los mercados y, sin embargo, idealizan mercados que no existen en el mundo real. Después de todo, los gobiernos han subsidiado generosamente a industrias de combustibles fósiles durante décadas, gastando 5,5 billones de dólares (pre y post-impuestos), o 6,8% del PIB global, en 2017. Y si las compañías de combustibles fósiles alguna vez se quedan sin ganancias para compensar estas exenciones tributarias, simplemente pueden autovenderse a una compañía más rentable, recompensando así a sus accionistas por su lealtad. El guion para estas estrategias está escrito desde hace mucho tiempo en la ley de fusiones y adquisiciones.

Pero la madre de todos los subsidios es el proceso centenario de codificar capital legalmente a través de la ley de propiedad, de empresas, de derecho fiduciario y de quiebra. Es la ley, no los mercados o las empresas, la que protege a los dueños de activos de capital aún si ellos le endilgan a otros enormes responsabilidades.

Los defensores del capitalismo verde esperan seguir con este juego. Es por eso que ahora están haciendo lobby con los gobiernos para subsidiar la sustitución de activos de manera que, en tanto baje el precio de los activos marrones, el precio de los activos verdes aumente para compensar a los tenedores de activos. Una vez más, el capitalismo tiene que ver con esto. Si representa o no la mejor estrategia para garantizar la habitabilidad del planeta es una cuestión totalmente diferente.

En lugar de abordar estas cuestiones, los gobiernos y los reguladores una vez más han sucumbido al canto de sirenas de los mecanismos amigables con el mercado. El nuevo consenso hace foco en la divulgación financiera porque ese camino promete cambio sin tener que ejecutarlo. (Resulta que también genera empleo para industrias enteras de contadores, abogados y consultores de empresas con poderosos ejércitos de cabildeo propios).

Era de esperarse que el resultado haya sido una ola de enverdecimiento. La industria financiera se mostró feliz de derramar billones de dólares en activos catalogados como verdes que resultaron no ser tan verdes. Según un estudio reciente, el 71% de los fondos catalogados como ESG (que supuestamente reflejan criterios ambientales, sociales o de gobernanza) están alineados negativamente con los objetivos del acuerdo climático de París.

Nos estamos quedando sin tiempo para estos experimentos. Si enverdecer la economía realmente fuera el objetivo, el primer paso sería eliminar todos los subsidios directos y los subsidios impositivos para el capitalismo marrón y ordenar que se interrumpa la “proliferación” de carbono. Los gobiernos también deberían imponer una moratoria a los contaminadores protegidos, sus dueños e inversores de responsabilidad por daños ambientales. De paso, estas medidas también eliminarían algunas de las peores distorsiones del mercado que existen.

21 de septiembre 2021

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/green-capitalism-myth-no-ma...

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José Machillanda

La abierta y ácida crítica pública a Nicolás Maduro por parte de los presidentes de Uruguay y Paraguay en la reunión del CELAC, se convirtió en una acción política categórica de refuerzo para que la mayoría democrática venezolana que –atónita- no ha podido salir de su asombro, comprenda como la política internacional puede rebozar a la política interna de un país. El régimen no entiende a que se llama autoridad, menos que el 80% de los venezolanos confrontan a este régimen oprobioso y perverso, cobarde expresado en el presidencialismo armado y arbitrario, pero requerido por tribunales internacionales y despreciados públicamente en la reunión del CELAC.

La abierta, crítica y punzante crítica de los presidentes a la presencia de Nicolás Maduro en la CELAC ha permitido que los venezolanos, hoy dispuestos a rechazar al régimen el 21N, crezcan en su intención de voto con el fin de elegir a gobernadores y alcaldes democráticos. Los presidentes de Uruguay y Paraguay le recordaron a la Venezuela política que un jefe de Estado y de gobierno debe tener ética y moral. El impacto de esa valiente acción de carácter internacional ha producido un efecto motor, acelerador en los votantes o en las voluntades de los ciudadanos para que expresen su rechazo al régimen. El coraje de ambos presidentes se ha encargado de originar como motor la intención de que ciudadanos tengan y exijan una rectitud crítica y ética.

La política internacional representada por Uruguay y Paraguay, o sea el grupo de países latinoamericanos, refleja la importancia entre la política internacional y la política doméstica, que hoy es un reclamo de la ciudadanía democrática. Así la venezolanidad cercana y conteste a la crítica del actor internacional como sujeto de política doméstica está construyendo desde una respuesta política por venir el 21N. La valiente expresión crítica de ambos presidentes ha servido de motor en la venezolanidad, que admira la ética y el valor político y que, seguramente, les permitirá accionar en tal sentido en la elección de gobernadores y alcaldes.

El 21N será un acontecimiento democrático que se encaminará a un fortalecimiento político en Venezuela de manera ejemplar, que tendrá como reflejo a dos presidentes que si saben a qué se llama democracia y cómo tiene que ser y deben actuar los presidentes democráticos. La identidad democrática del venezolano reconoce en los presidentes de Uruguay y Paraguay la real interpretación política asertiva, además del rechazo al revolucionarismo militarista, que ha venido potenciando consecuencias dolorosas distantes y contrarias a la política que serán vencidas en el crucial 21N.

La democracia le ha costado mucho a los venezolanos durante los últimos 20 años: sacrificio, persecuciones y diáspora como consecuencia de un régimen bastardo, violento y militarista que hoy ha quedado públicamente desnudo por parte de la política internacional. Por ello, esta expresión clara y valiente de los presidentes de Uruguay y Paraguay como efecto sirva de guía y refuerzo para la decisión que tendrá que cumplirse el 21N, atendiendo al segundo artículo de la Constitución vigente. Atrás, bien atrás, quedan los activistas del revolucionarismo militarista, hoy desgracia y vergüenza del sistema político venezolano armado y cobarde.

El cuerpo armado que debe leer como quienes se cree todavía presidente de Venezuela fue desconocido públicamente por dos miembros de una muy importante organización internacional latinoamericana: La CELAC. La política internacional muéstrase entonces atada la ética y estremece en Venezuela a la opinión pública, habida cuenta la responsabilidad de dos presidentes que entienden el difícil momento político que le toca vivir a la sociedad toda. Sociedad toda acodada a la ética con conocimiento de la opinión pública que hará política el próximo 21N cuando tenga que decidir por las alcaldías y los gobernadores de la democracia.

La democracia que aparece reflejada en esa crítica abierta de los dos presidentes ha servido de motor para estimular y repotenciar la masa ciudadana en un acto de valoración para y por la política doméstica venezolana ajustado a la ética. El desconocimiento público, comunicacional y notorio de Nicolás Maduro en la CELAC ya tiene consecuencias en el sistema político venezolano. El acto electoral del 21N será un acto democrático para que la fuerza cívica ciudadana exprese su ética personal y muestre su decisión por apoyar a la democracia política, entre ‘‘los indiciados’’, no forman parte de la ecuación política.

Es original,

Director de CSB-CEPPRO

@JMachillandaP

Caracas, 22 de septiembre de 2021

 3 min


Gonzalo Escribano

El fin del verano anticipa un frío invierno en Europa. Los niveles de almacenamiento de gas son inusualmente bajos; se sospecha que Rusia está estrechando su oferta para presionar a la UE; Noruega acomete inoportunas operaciones de mantenimiento; Argelia renuncia a exportar gas a través de Marruecos por el gasoducto Magreb-Europa; y los mercados internacionales de gas natural licuado (GNL) están en niveles de tensión máximos por la demanda asiática. Añadan que el precio del gas natural suele marcar el precio en los mercados marginalistas eléctricos europeos e incluye el precio de las emisiones de CO2 en la UE, también en máximos, y tendrán el recorrido completo de los precios de la electricidad desde el mundo a su contador. Los episodios de altos precios del gas y la electricidad empiezan a ser recurrentes, y despiertan las alarmas europeas por sus elevados costes económicos y, cada vez más, políticos. Una preocupación creciente es que generen la desafección de una parte de los ciudadanos hacia una transición energética que puedan percibir como cara e injusta.

No hay soluciones fáciles a corto plazo, ni en el ámbito doméstico ni en la UE, y tampoco a nivel internacional. La evolución del panorama energético reciente muestra que es necesario emprender sendas de transición energética sostenibles y consistentes en el plano climático, económico y, también, geopolítico. Las tensiones en los mercados del gas y la volatilidad de precios asociada, junto con los efectos de la subida de precios de las emisiones de CO2, mandan un mensaje claro de política energética: el gas natural sigue jugando un papel clave en la matriz energética europea y su seguridad de suministro, por lo que resulta imprescindible contar con sendas de transición claras para él. En los últimos años, el hidrógeno verde se ha planteado como el nuevo combustible, no ya de transición, sino casi de culminación de ésta. Aunque las urgencias de precios de los últimos (y próximos) meses pueden desviar la atención de una visión más estratégica como la que requiere el desarrollo del hidrógeno verde, éste ofrece oportunidades y alternativas que pueden empezar a capitalizarse, al menos geopolíticamente, de manera casi inmediata.

Nuestro reciente Policy Paper “H2 Med: impulsores y barreras geopolíticos y geoeconómicos para el hidrógeno en el Mediterráneo” identifica las oportunidades y desafíos que representa para Europa el desarrollo de un mercado de hidrógeno que integre los recursos energéticos renovables europeos y de los vecinos del Mediterráneo. Los elementos comunes de las estrategias de hidrógeno europeas y de la propia UE constituyen factores de impulso importantes, pero se aprecia cierta inconsistencia en algunos de los enfoques exteriores: mientras países como Francia apuntan a la autosuficiencia, Alemania opta por la importación y Portugal o España por la exportación, lo que podría suponer barreras geoeconómicas para la exportación de hidrógeno portugués a Alemania, por ejemplo. Por otro lado, una serie de impulsores geoeconómicos incentivan el hidrógeno verde en el Mediterráneo: abundantes recursos renovables, industria e infraestructura ya existentes, y bajos costes de transporte en comparación con otros orígenes. Sin embargo, las dudas sobre los precios, marco regulatorio y medidas de apoyo tienden a favorecer la integración intra-europea, aunque también incentive la convergencia de los países vecinos hacia la política climática de la UE. Desde la perspectiva geopolítica, el H2 en el Mediterráneo reúne tanto drivers como barreras en materia de seguridad energética, sostenibilidad, gobernanza y política exterior. La conformación de un orden geopolítico sostenible también debería priorizar la integración europea y fomentar la cooperación con aquellos países vecinos donde los drivers geopolíticos superen a las barreras.

Es evidente que el hidrógeno verde no es la solución a corto plazo para las actuales tensiones en los mercados de gas, pero sí ofrece la posibilidad de ir sustituyéndolo gradualmente para poder mitigar la vulnerabilidad económica (y climática) que representa. Tanto desde la perspectiva económica como geopolítica, el hidrógeno verde mediterráneo se puede posicionar de manera ventajosa en comparación con otras alternativas. Su desarrollo pasa primero por integrar los recursos del sur de Europa, estableciendo corredores Sur-Norte para que los países con mayor capacidad de exportación, como Portugal, España o Italia puedan abastecer los mercados europeos. Es importante garantizar la inclusividad de los proyectos de cooperación y apoyo de la UE, abriéndolos a todos los Estados miembros y a aquellos vecinos dispuestos a ello, y evitando replicar con el hidrógeno los obstáculos a las interconexiones ibéricas de gas y electricidad. Finalmente, la cooperación con los socios y vecinos ha de basarse en criterios de sostenibilidad, no sólo ambiental y social, sino también geopolítica. De poco serviría dejar de depender del gas de Rusia o Qatar (rellene aquí su suministrador favorito) para pasar a hacerlo de su hidrógeno sin considerar criterios tan geopolíticos como el buen gobierno de los recursos y su instrumentalización estratégica, o su impacto sobre la seguridad energética entendida de manera amplia: como seguridad de suministro, económica, humana y ecológica.

Algo semejante ocurre en el Mediterráneo, donde el hidrógeno verde puede en el medio y largo plazo contribuir de manera muy positiva a la transición energética, siempre que se respeten los criterios mencionados para evitar replicar los fallos de gobernanza y los comportamientos estratégicos que aquejan al gas natural. Establecer sendas geopolíticas y geoeconómicas de transición (y coexistencia temporal) claras desde el gas natural hacia el hidrógeno verde puede también mandar las señales necesarias a corto plazo para un desarrollo más acelerado que reduzca nuestra vulnerabilidad gasista. Por ejemplo, una mala noticia como el cierre del tránsito de gas argelino por Marruecos ofrece perspectivas de futuro para su reutilización para hidrógeno, pero sin una hoja de ruta creíble y realista que de estabilidad económica y geopolítica al proyecto será difícil atraer las inversiones necesarias. Bajo los criterios avanzados, lo más factible por ahora parece ser acelerar la fase de investigación y de realización de proyectos de demostración en suelo europeo, con miras a escalar después la producción de hidrógeno verde en el sur de Europa, donde las condiciones son más propicias y se estima un excedente de exportación más elevado. Pero es importante mantener un horizonte abierto a la contribución de los abundantes recursos renovables de nuestros vecinos mediterráneos, tanto por su dotación de recursos como por razones ambientales, económicas y geopolíticas.

24 de septiembre 2021

elcano

https://blog.realinstitutoelcano.org/h2-med-una-senda-geopolitica-de-transicion-para-el-gas-en-europa/

https://youtu.be/LSPTxJWfiSc

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Paul Rincon

Los seres humanos llegaron a América al menos 7.000 años antes de lo que se pensaba, según los hallazgos de una nueva investigación.

El tema de la llegada de los primeros humanos al continente americano ha generado controversia durante décadas.

Muchos investigadores se muestran escépticos ante la evidencia de que en América del Norte había seres humanos hace más de 16.000 años.

Ahora, un equipo que trabaja en Nuevo México, Estados Unidos, ha encontrado decenas de huellas humanas que datan de entre 23.000 y 21.000 años atrás.

Este descubrimiento podría cambiar la forma en la que se explica cuándo se colonizó el continente.

El hallazgo sugiere que pudo haber grandes migraciones de las que no sabemos nada.

Además, plantea la posibilidad de que estas primeras poblaciones se hayan extinguido.

Las huellas se formaron en un lodo blando en las orillas de un lago poco profundo que ahora forma parte del Parque Nacional White Sands, en Nuevo México.

En las capas de sedimento encima y debajo de las huellas, un equipo del Servicio Geológico de

Esto les dio a los investigadores fechas notablemente precisas para las huellas.

Con base en los tamaños de las huellas, los científicos creen que pertenecían principalmente a adolescentes y niños que viajaban de un lado a otro, acompañados ocasionalmente de un adulto.

El hallazgo de las huellas ofrece una fascinante ventana a cómo era la vida de estos primeros habitantes de lo que ahora es el suroeste de Estados Unidos.

Los científicos no saben con certeza qué estaban haciendo los adolescentes, pero es posible que estuvieran ayudando a los adultos con un tipo de cacería que luego también se observó en algunas culturas indígenas americanas.

A esta práctica se le conocía como "el salto del búfalo", e implicaba conducir animales por el borde de un acantilado poco profundo.

Todos los animales "tenían que ser procesados en un corto período de tiempo", explicó la doctora Sally Reynolds, investigadora de la Universidad de Bournemouth y coautora del estudio.

"Tenías que prender fuego, tenías que empezar a quemar la grasa".

Los adolescentes podrían haber estado ayudando, recolectando leña, agua u otros recursos esenciales.

Debate

La era a la que pertenece el descubrimiento es clave, porque ha habido innumerables afirmaciones de asentamientos humanos tempranos en América, pero prácticamente todos son motivo de polémica.

A menudo se reduce a un debate sobre si las herramientas de piedra encontradas en un sitio antiguo son de hecho lo que parecen ser, o simplemente son rocas que se rompen debido a algún proceso natural, como caer de un acantilado.

Los supuestos artefactos hallados en lugares más antiguos a veces tienen cortes menos precisos que las puntas de lanza exquisitamente elaboradas que se encuentran en América del Norte desde hace 13.000 años en adelante.

Esto genera dudas sobre si en realidad fueron objetos manipulados por humanos.

"Una de las razones por las que hay tanto debate es que hay una verdadera falta de datos firmes e inequívocos. Eso es lo que pensamos que probablemente tenemos", dijo a la BBC el profesor Matthew Bennett, autor principal del artículo e investigador de la Universidad de Bournemouth.

"Las huellas no son herramientas de piedra. Una huella es una huella, y no puede moverse hacia

Descartar fallos

En todo caso, los investigadores se aseguraron de que su evidencia no tuviera fallos.

En su estudio, los científicos tuvieron que descartar un posible "efecto reservorio".

Esto se refiere a la forma en que el carbono a veces puede reciclarse en entornos acuosos, lo que interfiere con los resultados de datación por radiocarbono, haciendo que un sitio parezca más antiguo de lo que es.

Sin embargo, los miembros del equipo aseguran que han tenido en cuenta este efecto y creen que en este caso no jugó un papel significativo.

"Han realizado algunas verificaciones de las fechas del material cercano a las huellas, y encontraron que las muestras completamente terrestres (carbón vegetal) tenían edades similares a las especies acuáticas más cercanas a las huellas", le dijo a la BBC Tom Higham, experto en datación por radiocarbono de la Universidad de Viena.

"También han argumentado, creo que con razón, que el lago debe haber sido poco profundo en el momento en que la gente caminaba por allí, mitigando el efecto reservorio generado por antiguas fuentes de carbono".

La consistencia de los resultados y el apoyo de una técnica de datación distinta aplicada en el enclave respaldan la validez de los resultados, agregó.

Los investigadores calcularon la antigüedad de las semillas halladas cerca de las huellas.

"Creo que, en conjunto, esta es una secuencia de 21.000 a 23.000 años de antigüedad", dijo el profesor Higham a la BBC.

Desafiando la ortodoxia

Las controversias en la arqueología estadounidense tienen mucho que ver con el desarrollo histórico de este campo de estudio.

Durante la segunda mitad del siglo XX, surgió un consenso entre los arqueólogos norteamericanos de que las personas pertenecientes a la cultura Clovis habían sido las primeras en llegar a América.

Se pensaba que estos cazadores habían cruzado un puente terrestre a través del estrecho de Bering, que conectaba Siberia con Alaska durante la última Edad de Hielo, cuando los niveles del mar eran mucho más bajos.

A medida que se afianzaba la idea de "primero fueron los clovis", los informes de asentamientos más antiguos fueron descartados por no ser fiables, y algunos arqueólogos dejaron de buscar señales de colonos más antiguos.

Pero en la década de 1970, esta ortodoxia fue desafiada.

En la década de 1980, se encontraron pruebas sólidas de una presencia humana de 14.500 años en Monte Verde, en Chile.

Y desde la década de 2000, otros sitios anteriores a Clovis se han vuelto ampliamente aceptados, como el complejo Buttermilk Creek, de 15.500 años, en el centro de Texas; y el sitio de Cooper's Ferry, de 16.000 años, en Idaho.

Ahora, las huellas de Nuevo México sugieren que los humanos habían llegado al interior de América del Norte en el apogeo de la última Edad de Hielo.

"No puedo encontrar fallas en el trabajo que se hizo o en las interpretaciones", manifestó Gary Haynes, profesor emérito de la Universidad de Nevada, Reno.

"Las vías están tan al sur de la conexión terrestre de Bering, que ahora tenemos que preguntarnos si la gente o sus antepasados (u otras personas) habían hecho el cruce de Asia a las Américas mucho antes; si la gente se movió rápidamente a través de los continentes después de cada cruce; y si dejaron descendientes".

La doctora Andrea Manica, genetista de la Universidad de Cambridge, dijo que el hallazgo tiene importantes implicaciones para la historia de la población de las Américas.

"No puedo comentar cuán confiable es la datación (está fuera de mi área de especialización), pero la evidencia firme de humanos en América del Norte hace 23.000 años no concuerda con la genética, que muestra claramente una separación entre los nativos americanos y los asiáticos aproximadamente 15.000 o 16.000 años atrás", dijo a la BBC.

"Esto sugeriría que los colonos iniciales de las Américas fueron reemplazados cuando se formó el corredor de hielo y entró otra ola de colonos. No tenemos idea de cómo sucedió eso".

24 de septiembre 2021

BBC

mhttps://www.bbc.com/mundo/noticias-58674046

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BioEconomía

Mejorar la salud de los suelos y poner en primer plano su papel en el secuestro de carbono es imprescindible para alcanzar sistemas agroalimentarios más sostenibles, que permitan producir alimentos saludables para una población mundial creciente y erradicar el hambre.

Así lo advirtieron ministros y funcionarios de países de las Américas, representantes de importantes compañías del sector agropecuario y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), en la antesala de la Cumbre de Sistemas Alimentarios 2021 convocada por el Secretario General de las Naciones Unidas.

El evento contó con una exposición del científico Rattan Lal, considerado la principal autoridad mundial en ciencias del suelo, quien lleva adelante junto al IICA el programa “Suelos Vivos de las Américas”, cuyo objetivo es articular esfuerzos en el combate a la degradación de los suelos, severa amenaza a la producción de alimentos.

Durante el debate quedó de manifiesto el fuerte compromiso tanto de gobiernos de la región como de actores del sector privado con la iniciativa, en la convicción de que mantener la salud de los suelos es uno de los desafíos centrales que hoy enfrenta la agricultura para el logro de la sostenibilidad económica, social y ambiental.

Único continente con posturas convergentes

Las Américas llegan a esta Cumbre de Sistemas Alimentarios como el único continente con una postura convergente, definida por un documento de 16 mensajes que fue consensuado entre los 34 Estados Miembros del IICA y obtuvo el respaldo del hemisferio durante la Conferencia de Ministros de Agricultura de las Américas, los pasados 1 y 2 de septiembre.

Quienes participaron del debate fueron la ministra de Agricultura de Chile, María Emilia Undurraga; el ministro de Agricultura, Silvicultura, Pesca, Transformación Rural, Industria y Trabajo de San Vicente y las Granadinas, Saboto Caesar; el Secretario de Innovación, Desarrollo Rural y Riego del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil, Fernando Camargo; la Vicepresidenta de Estrategia y Asuntos para Actores Globales de Bayer, Natasha Santos; el Director para América Latina y el Caribe de Syngenta, Juan Pablo Llobet y la Directora de Políticas Públicas y Asuntos Gubernamentales de Pepsico, Paula Uribe.

La apertura y el cierre estuvo a cargo de Manuel Otero, Director General del IICA, y en el evento dirigió un mensaje Agnes Kalibata, Enviada Especial del Secretario General de la ONU para la Cumbre de Sistemas Alimentarios 2021. El moderador fue Federico Villarreal, Director de Cooperación Técnica del IICA.

Rattan Lal subrayó que el evento mostró la fortaleza de la coalición formada alrededor del programa que impulsa en las Américas prácticas que reviertan la degradación y favorezcan el secuestro de carbono por parte de los suelos.

“Lo que pueda suceder en la Cumbre de Sistemas Alimentarios queda eclipsado por lo mencionado en la discusión de hoy, en la que participaron ministros y representante del sector privado; esa es la fortaleza del programa”, dijo Lal, Director del Centro de Manejo y Secuestro de Carbono (C-MASC) en la Universidad Estatal de Ohio, Premio Mundial de la Alimentación 2020 y co-laureado en 2007 con el Premio Nobel de la Paz.

“Los suelos saludables salvarán a la humanidad y al planeta, brindando alimentos nutritivos y seguros, mejorando la calidad y durabilidad de los suelos y atendiendo a la pobreza sin dejar a nadie atrás. Suelos saludables es igual a gente saludable y a un planeta saludable”, agregó el científico, también Embajador de Buena Voluntad del IICA.

La ministra Undurraga advirtió que la tasa actual de degradación de los suelos amenaza el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), así como la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades.

“Un suelo sano –afirmó- es un suelo vivo y nuestros sistemas silvoagropecuarios tienen una gran influencia sobre los organismos del suelo, su actividad y biodiversidad. Es por esto que los sistemas productivos que promueven la salud de los suelos son vitales para la producción eficiente y sustentable de alimentos”, dijo la ministra de Agricultura de Chile.

El ministro Saboto advirtió que los pequeños estados insulares del Caribe tienen en promedio apenas entre 7.000 y 10.000 hectáreas cultivables, por lo que la salud de los suelos adquiere para ellos una importancia aún mayor. A esta realidad se suma una fuerte vulnerabilidad al cambio climático.

“En la última década tuvimos varios desastres naturales y, en el caso de San Vicente y las Granadinas, el más reciente fueron las 32 erupciones del volcán La Soufrière, que cubrieron de ceniza las áreas cultivables del país y redujeron nuestra capacidad productiva. Debemos fortalecer las políticas públicas que aseguren la protección de las tierras”, dijo Saboto.

Fernando Camargo detalló los diferentes programas implementados recientemente en Brasil para favorecer una agricultura baja en carbono y con consumo limitado de agua. El funcionario del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento reveló que entre 2010 y 2020 estas iniciativas abarcaron 52 millones de hectáreas, que es dos veces la superficie del Reino Unido.

“Cuenten con Brasil para el trabajo conjunto en la preservación de los recursos naturales, especialmente para el cuidado de ese tesoro para la economía nacional que son los suelos”, resumió.

A su turno, Natasha Santos consideró que “nunca hubo una oportunidad como esta para implementar buenas prácticas agrícolas, como la rehabilitación y gestión sostenible de suelos”, y reafirmó el compromiso de Bayer con la iniciativa.

“Trabajamos –dijo Santos- para empoderar a los productores que mejoran el ambiente, porque tienen un gran potencial para mejorar la productividad y aumentar el secuestro de carbono. Necesitamos la colaboración plena de todos los actores para crear soluciones en una región tan importante en la producción de alimentos como América Latina”.

Juan Pablo Llobet destacó el papel de las alianzas para mejorar la productividad de la agricultura de manera sostenible. “No sólo creemos que podemos contribuir con innovación y experiencia, sino también que podemos seguir aprendiendo”, afirmó.

Llobet dijo que Syngenta ha contribuido a restaurar 14 millones de hectáreas de suelos degradados en Brasil, México y otros países de la región.

Por su lado, Paula Uribe agradeció al IICA por su trabajo en la articulación de distintos actores comprometidos con el cuidado del planeta. “Es fundamental –señaló- que todos los interesados estén sentados en la mesa colaborando con un diálogo en busca de soluciones sostenibles”.

Uribe contó que Pepsico ha diseñado una hoja de ruta como compañía global productora de alimentos y bebidas, que incluye el objetivo de alcanzar emisiones cero de gases de efecto invernadero para 2030: “La agricultura está en el centro de lo que hacemos. Y tenemos una agenda de agricultura positiva que abarca inversiones en innovación para reducir nuestra huella de carbono, alimentar a una población creciente y dar oportunidades a más gente”.

Agnes Kalibata explicó que, en los últimos 50 años, el mundo ha visto un fuerte aumento en la producción global de alimentos, pero sin embargo también creció la población que pasa hambre. “Hoy son 820 millones de personas, mientras el 35% de los alimentos que se producen se desperdicien, que alcanzan 936.000 millones de dólares anuales”, sostuvo. En consecuencia, sentenció, los sistemas alimentarios “deben cambiar para poner fin al hambre, ser más saludables e inclusivos y salvaguardar la salud de nuestro planeta”.

En ese sentido, Manuel Otero afirmó que en la salud de los suelos está en juego la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios, los productores y las comunidades rurales.

“Todos aprendimos que sin suelos saludables no se puede pensar en un futuro para nuestros países. Hace unos años el concepto de una sola salud no estaba tan arraigado, pero hoy nadie lo puede discutir”, señaló el Director General del IICA.

Otero valoró el programa “Suelos Vivos de las Américas”, al que consideró una vidriera para que los países del hemisferio muestren la relevancia que le están dando a la cuestión y compartan las acciones que están implementando en la materia.

“Las naciones-concluyó- están tomando conciencia, de acuerdo a sus diferentes realidades socioeconómicas y productivas, de que no se puede perder más tiempo. No hay desarrollo territorial sin suelos saludables y un adecuado cuidado del agua. El compromiso del IICA es ayudar a los países a crear sistemas resilientes. El futuro de nuestro planeta está en juego”.

23 de septiembre 2021

BioEconomía

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Mariella Azzato

Algo está sucediendo. Aunque para muchos pareciera no estar tan claro que existe una realidad global que enmarca cambios sustanciales en las formas de hacer y ver el mundo, pienso que para comprender lo que está sucediendo en la educación superior en relación con las universidades, es preciso identificar algunos patrones que aceleran el cambio y modifican las relaciones que conocemos comúnmente entre la educación superior y la universidad. Para ubicarnos La población alcanza los 7.830 millones de habitantes, sabemos que el 66% utiliza teléfonos celulares, casi el 60% son usuarios activos de internet y más del 50% está activo en redes. Es decir, vivimos en un mundo conectado. Sin embargo, también sabemos que América Latina sigue aquejada por una serie de problemáticas que permean los sistemas educativos, entre ellos, que aún 200 millones de esos habitantes en la región viven en la oscuridad digital. Así que las agendas globales y regionales tienen marcado como desafío garantizar la paridad tecnológica, el acceso a la sociedad del conocimiento y por descontado “los temas pendientes que arrastramos del siglo XX y que siguen relacionados con la cobertura, acceso, progresión y conclusión en los distintos niveles educativos.” El punto focal debe ser lograr sociedades cada vez más formadas y conectadas. Ahora bien Cuando hablamos de educación superior y la aproximación que venimos teniendo, pareciera que nos mantenemos atrapados en un concepto, en un tiempo, en un espacio, mientras que irremediablemente todo a nuestro alrededor cambia. “Las cadenas de comercio globales, los cambios demográficos, el cambio climático, la evolución exponencial de las tecnologías, el exceso de información que se genera cada segundo.” Cambios que sucedían antes de la declaración mundial de la pandemia, pero que con la nueva realidad, se han acelerado. Por ejemplo, un dato referenciado en la última cumbre latinoamerica de Educación Superior, Foxconn una de las empresas más grandes de China, considerada entre los 10 principales empleadores del mundo, automatizó en este año de pandemia, 60.000 puestos de trabajo para sustituirlos por robots. Es decir, que la ingeniería robótica y otras tecnologías innovadoras se están utilizando para reemplazar tareas repetitivas que antes hacían los seres humanos. Están modificando la curva de oferta y demanda laboral en el mundo. La mano de obra a bajo coste, que ha representado para muchos países una importante fuente de ingresos y movilidad social, debe de inmediato reconfigurar sus modelos. Esta masa laboral de gran escala está obligada a centrarse en tareas de mayor valor añadido. Esto sucede mientras el gobierno chino lanza una plataforma gratuita de aprendizaje en la nube con 7.000 servidores y 90 terabytes de banda ancha que permite que 50 millones de estudiantes se conecten simultáneamente y que puedan desarrollar competencias certificables vinculadas a la demandante realidad laboral. Estamos hablando de equilibrio, perfecta vinculación entre realidad, necesidad e inversión social y educativa en un país con una de las principales economías del mundo. Si esto ocurre, es lógico pensar que lo que dábamos por conocido, los modos tradicionales en los que vivimos, y que en muchos casos, recordamos como el ideal imaginario, está obligado a cambiar. Incluso, y a pesar que geográficamente estamos en países menos desarrollados, con políticas inadecuadas y gestiones administrativas que han llevado a la destrucción del aparato productivo del país. Aún y así, estamos obligados a cambiar. Cuidado Porque podemos caer en la tentación de pensar que los cambios que se requieren, competen solamente a economías más desarrolladas y que nosotros nos debemos conformar con ser simples observadores. Esto no es así, el primer gran paso es reflexionar porque es eso lo que nos va a permitir generar el vector, espero inquietante, a partir del cual podemos pensar en un cambio. Ahora volvamos a la realidad de la educación superior Los datos del Banco Mundial reflejan como sigue siendo aún muy bajo el porcentaje de acceso a la educación que tienen los estratos más deprimidos de la población, se sitúa acaso en un 10 %. Y aunque sabemos que existen tantas otras variables de índole social y económico, la educación superior tampoco ha presentado alternativas a esta realidad latinoamericana. Muy por el contrario, está desvinculada de otras opciones de formación que pudieran servir de alternativas: Subsistemas universitarios, programas cortos certificables, programas ofrecidos por plataformas en línea con el respaldo de instituciones de alta credibilidad, programas ofrecidos por la industria, por empresas y asociaciones que mantienen alianzas con proveedores institucionales. Como dato recordemos la declaratoria de la Unesco de 1997 La educación superior está conformada por los programas educativos “posteriores a la enseñanza secundaria, impartidos por universidades u otros establecimientos que estén habilitados como instituciones de enseñanza superior por las autoridades competentes del país y/o sistemas reconocidos de homologación”. Y sin embargo, nuestras universidades han creído que son y deben ser el único proveedor posible de conocimiento, lo cual hasta hace unos 15 años podía seguir teniendo sentido, pero hoy dada su estructura y naturaleza paquidérmica, está obligada a vincularse con nuevas estructuras ágiles que comprendan y se adapten rápidamente a los cambios. No entenderlo está representando un costo muy elevado para las universidades. Los últimos datos revelan en latinoamérica una tasa elevada en la deserción universitaria, que ha aumentado con la pandemia. Estoy de acuerdo, que si bien es cierto, existen allí factores vinculados a la conectividad, ausencia de apoyo económico, necesidad de trabajar de inmediato por la situación económica, también sabemos que comienza a tener cada vez más tono, el que las instituciones de educación superior estén dejando de ser una opción inmediata para insertarse en el mercado laboral, por el modelo académico que siguen manteniendo en su oferta. Un factor adicional, las certificaciones que obtienen a los tres o cinco años, no incluyen los aprendizajes informales que incorporan día a día en espacios alternativos de formación, que no necesariamente dependen de las Universidades. Competencias que la Universidad no reconoce ni certifica, por la sencilla razón que no están descritas en los programas de estudio. De modo que ya estamos viendo cómo y de qué manera la solicitud de ingreso a las universidades es cada vez más baja. Nos estamos quedando sin modelo Hablaré de la Universidad que conozco, primero como egresada, luego como autoridad que durante seis años estuvo encargada de la cartera administrativa, en momentos donde el modelo ejecutivo de asignación del presupuesto ley aprobado, desde hace más de 10 años, ha sido insuficiente peor aún, nunca entregado. Así que, si lo vemos desde esta óptica, la Universidad es insostenible. Esperar por aquello que sabemos no va a llegar, es la manera más fácil de no avanzar a otros modelos de gestión sostenibles que nos haga menos dependientes y realmente autónomos de políticas inadecuadas basadas en otros fines. Hoy mantenernos en el mapa requiere no solamente que nuestros profesores sepan colocar contenidos en línea. Aunque este sea un gran avance, se requiere que el profesor cree verdaderas experiencias, conforme redes de aprendizaje, conozca los modos y las formas para conectar y enganchar al estudiante. Aquí quiero invitarles a leer el último texto de Bharat Anand: The content trap, verán que hoy el acento no está en la creación de contenidos, sino en el desarrollo de contenidos que conecta a los usuarios y a los servicios. El cambio al cual debemos apuntar no es cosmético. No. Estamos hablando de generar un nuevo modelo, que espero pueda seguir llamándose Universidad, pero de educación ulterior, que incorpore a esa estructura centenaria de la formación integral y libre del individuo, todas las variables actuales de la sociedad del conocimiento. No basta la conectividad en el campus, contar con los servicios básicos, mantener los jardines y dotar los laboratorios, si no se construye el modelo académico sostenible, de nada valdrá el edificio, el jardín, el aula. No seremos una opción. Punto. Las universidades en el mundo están construyendo alianzas con organismos, empresas, instituciones con estructuras más ágiles. Las Universidades se están encargando de colocar en la mesa sus recursos humanos con experiencia investigativa, docente y extensionista, que curan y validan contenidos, están certificando competencias desarrolladas en cursos que tienen otras características, otros formatos, que no necesariamente están desarrollados en los espacios que usted y yo conocimos. De modo que, Si la Universidad no puede reaccionar de manera ágil, debe generar de inmediato alianzas con distintas estructuras que están preparadas para desarrollar programas que atienden la demanda inmediata, y que por su propia naturaleza puede complementarse con la Universidad como certificador de capacidades y habilidades. Me gustaría concluir con el estudio prospectivo del Horizont Report 2021, en él se muestran, ante esta realidad, los cuatro escenarios posibles para las instituciones de educación superior. Un escenario de crecimiento, mantiene la trayectoria actual hacia un futuro en el que la educación superior se nutre en gran medida de las experiencias vividas, pero sigue dejando sin resolver algunos de sus problemas. Un escenario restrictivo, la educación superior continúa tal y como ha sido concebida, esperando que alguien dictamine que la pandemia ha concluido y que volvemos a los mismos esquemas que dejamos, con un papel disminuido. Un escenario de colapso, la educación superior se ve acosada por necesarias fuerzas de cambio que escapan a su control. Un escenario de transformación, el escenario de la transformación, donde la educación superior establece un nuevo paradigma exitoso. Es este escenario el que debemos subrayar y en el que deberíamos ubicarnos, para ello nuestros egresados son aliados fundamentales y piezas clave para acompañar no la visión de ayuda para erradicar la miseria, sino el aporte y la perspectiva para desarrollar estructuras cada vez más sostenibles. https://mazzato.medium.com/aquí-está-pasando-algo-el-qué-no-está-del-todo-claro-452f568c38a1

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