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Opinión

Mibelis Acevedo Donís

Primero concéntrense en salir del pozo”. He allí el consejo que Felipe González daba a Ricardo Lagos y sus compañeros de la Concertación, y que un reciente trabajo de Lowenthal y Smilde en “The New York Times” invocaba a santo de la crisis que sacude a la oposición venezolana. Más allá de la anécdota, claro, más allá del foco que algunos han puesto en la “injusta” comparación entre la Venezuela de Maduro y el Chile de Pinochet, importa detenerse en la pedagógica premisa que los autores desgranan. Una oposición estancada, rota, perdida dentro sí misma, sin aparente autonomía, fuerzas ni influencia real, difícilmente podrá impulsar demandas políticas de gran calado. Más que idealismo, en fin, el maximalismo que hoy esgrimen unas huestes enclenques luce más bien como panglossiano extravío.

Lo dicho: recomponerse hacia lo interno asumiendo previamente la debilidad e identificando sin auto-engaños la oportunidad, sería el primer paso de un nuevo ciclo. Apelar al pragmatismo, además, no implica renuncia al objetivo. Todo lo cual lleva a preguntarse: ¿habrá disposición esta vez para aceptar que se está tocando fondo, o la expectativa seguirá atada a la terca percepción de que aún somos lo que alguna vez tuvimos? ¿Divisaremos el escalón, la ocasión de capitalizar algún progreso -aunque sea imperfecto, aunque sea incierto- o seguiremos dragando, haciendo más y más profundo el pozo?

Proclamas como “estamos más fuertes y unidos que nunca”, por ejemplo, hoy no parecen tener cabida. Sería un error creer que las ventajas de 2019 siguen intactas luego de la seguidilla de estrafalarios “asaltos al cielo”; de la embestida del régimen en medio del desconcierto de quienes -a contravía de la prédica de Sun Tzu- atacan “con cólera y con prisas. El peor lastre, el de la ceguera autoimpuesta, impide precisar la propia carencia o captar la marrullería de los comerciantes de espejitos que pululan en uno y otro bando. Peste que como a esos ciegos amargamente descritos por Saramago, los que “viendo, no ven”, mete a los afectados en una caverna de autoindulgencia, inmunes a las críticas y reconsideraciones.

El pozo prevalece, sin embargo. Se hace más hondo y estrecho en la medida en que la realidad pide activo involucramiento de los actores políticos; no entelequias, no meras consignas. En la superficie, una sociedad cada vez más hostigada por la pandemia y la merma generalizada, cada vez menos tocada por la consciencia de responsabilidad sobre el espacio común, no sólo obliga a explorar algún consenso surgido de la emergencia del nos-otros. También la convocatoria a elecciones viciadas –y percibidas por muchos como inútiles, en tanto no garantizan mudanzas drásticas del statu quo– presiona por decisiones que, entre otras cosas, comprometen la supervivencia de la oposición como alternativa política.

Todo anuncia que sectores acoquinados por el clima de opinión, auto-entrampados por la batería argumental que desestimó la participación en 2018 y dio su bendición al interinato; llevados por la idea (¿profecía autocumplida?) de que la vía electoral se agotó en 2015, decidirían abstenerse. Una posibilidad que perturba por muchos motivos. No sólo porque ante la reducción dramática de capacidades, despachar una oportunidad de organización, cohesión y articulación interna se vuelve una crónica de inanidad anunciada. No sólo porque el seguimiento del corsi e ricorsi opositor indica que el aumento de lainfluencia del bloque se relaciona con avances cuantificables en el terreno electoral; y los retrocesos, con el abandono total o parcial de esos cortijos. No sólo porque el interés de países aliados promete diluirse en el trastorno de la pandemia y los reacomodos de la post-pandemia. No sólo porque la desafección cívica que está en la base de la abstención (según reciente sondeo de Datanálisis, la identificación partidista opositora se ubica en 11,7%) delata la desconexión entre liderazgo y ciudadanía e impide capitalizar el descontento. Preocupa además porque la integridad y vigencia delethos democrático en contextos neo-autoritarios también dependen del visible contraste ofrecido por una oposición que, como apuntan Lowenthal y Smilde, debería participar “activamente en los asuntos públicos y la política”.

En ese sentido, y aun al tanto de la distorsión procedimental que encajan las neo-autocracias del siglo XXI, surge la angustia: ¿qué opciones de lucha quedan para la fuerzas democráticas que deciden apartarse de la arena institucional? ¿A qué grado de influencia pueden aspirar en procesos de cambio si, mudas o ausentes, no logran hacer sentir su peso en zonas de conflicto asociadas a las elecciones, a la gestión local, al parlamento, a los medios de comunicación?

Las alternativas no abundan. Precisamente, en atención a ese riesgo de auto-anulación es que oposiciones democráticas en otras latitudes, en lugar de tullirse señalando la ilegitimidad del régimen eligieron sudar en el terreno de juego y bajo las reglas que este imponía, con la esperanza de cuestionarlo, de debilitar sus bases de apoyo; de derrotarlo, incluso. Es el caso de Chile (1988), de Brasil (1985), Polonia (1989) o Ghana (2000). Pero también es un desafío en pleno desarrollo en países africanos como Kenia, Togo, Tanzania, Burundi o Guinea, por ejemplo, donde elecciones en medio de turbulentos procesos de autocratización/regeneración democrática y los perennes dilemas estratégicos que plantean, forman parte del actual paisaje político.

Primero concéntrense en salir del pozo, luego intenten ampliar su influencia, paso a paso. La serena exhortación que en 1986 el presidente español hacía al futuro presidente chileno, reverdece a la luz de los trajines de quienes enfrentan estas escurridizas, elásticas, fulleras autocracias modernas. Vale la pena atenderlo, sin duda. Nos consta que uno de los verdugos del ímpetu democrático es el obstinado apego por los oficios suicidas.

@Mibelis

 4 min


EL TIEMPO

En los últimos meses, alias “Ariel” ha empezado a cobrar relevancia en las investigaciones que agencias del Estado vienen adelantando en torno a las actividades del ELN.

Desmovilizados de esa guerrilla e informantes lo identifican como Jaime Galvis Rivera y aseguran que ha empezado a acumular tanto poder que alias “Pablito” –el más beligerante miembro de la cúpula de esa guerrilla– sigue sus órdenes.

“Ariel” lleva varios años viviendo en el estado Apure. En una zona rural de El Nula hizo una finca llamada La Chiricoca, en donde tiene al menos tres anillos de seguridad y esquemas de protección”, dice un informe de inteligencia.

“Poder oculto” del ELN

Y allí se asegura que el poder económico, militar y político que este guerrillero ha consolidado en la frontera binacional lo han llevado a convertirse en el “poder oculto” del ELN.

EL TIEMPO reveló su identidad en enero de 2019, cuando se confirmó que junto a “Pablito” había diseñado el atentado terrorista que cobró la vida de 19 cadetes de la General Santander, en Bogotá.

Ahora se sabe que ha venido acumulando poder, ante la postura menos beligerante y más política que han adoptado miembros del llamado Comando Central (Coce) que permanecen en La Habana y que Colombia pide en extradición.

“Es el único integrante del Coce que ha intentado mantener su carácter clandestino para desarrollar su actividad delictiva”, le aseguró un investigador a EL TIEMPO.

Y señaló que, en su momento, se habló de pedir una circular roja de Interpol en su contra, luego de que se corroboró que fue el “cerebro” del atentado a una estación de Policía en Barranquilla, en 2018, matando a 5 uniformados.

Ese tipo de acciones convirtieron a “Ariel” en una ficha llamativa para miembros del régimen y más aún después del frustrado golpe militar en Caracas, el 30 de abril de 2019.

Aunque políticos de la oposición como Juan Guaidó y Henrique Capriles no lograron convencer a todos los militares de darle la espalda al régimen, el episodio acrecentó su desconfianza hacia sectores militares.

“Defensa de la revolución”

“Esa desconfianza del presidente Maduro hacia los militares –que lo llevó a renovar su cúpula– también los obligó a explorar la alternativa irregular para la ‘defensa de la revolución’, y el ELN y las disidencias de las FARC tienen un rol clave”, precisó una fuente oficial.

Aquí encaja el video revelado por EL TIEMPO, en el que Álvaro Díaz Tarazona, alias Fujimori, juró lealtad a Maduro a nombre del ELN, en marzo de 2019. Y “Ariel” –cuyo hermano participó en el secuestro del avión de Avianca, en 1999– también ha capitalizado ese nexo.

“Es el gran financista del Frente de Guerra Oriental y maneja desde rentas ilegales de coca, pescado, leche hasta el oro que sacan del llamado Arco Minero venezolano”, señala el oficial de inteligencia.

Y agrega que, después de que Estados Unidos incluyó a Cuba entre los países que no cooperan contra el terrorismo, “Pablo Beltrán”, huésped de la isla, tomó distancia del ala militar, al menos en sus entrevistas.

EL TIEMPO conoció su más reciente intervención, el 20 de julio, en Aula Libre, espacio académico abierto por un docente de la Universidad Nacional, en la que dijo que si le preguntaban a quién apoyaría en un eventual enfrentamiento entre Colombia y Venezuela, sería a la paz.

Y, una semana atrás, luego de reiterar que estarían dispuestos a un cese del fuego, dijo que las condiciones políticas en Colombia se están dando para que “en el 2022 haya un gobierno progresista”.

Aunque no se refirió directamente a Gustavo Petro, dijo: “La situación de Colombia está madurando para que en el 2022 haya un gobierno de corte progresista. Eso es real. La fuerza progresista que se opuso a Iván Duque en el 2018 sacó el 44% de la votación. Histórico, nunca había ocurrido eso en Colombia. Esa fuerza está ahí y está creciendo”.

Pablo Beltrán dice que el progresismo llegará al poder en 2022. Aseguró al medio Cuba Debate que en ese momento cree que estarán dadas las condiciones para dialogar.

Y agregó que sectores importantes de Colombia los apoyan y por eso están vivos. Además, que estaba desligado de operaciones militares.

Sus declaraciones han llamado la atención por la reciente visita de Gustavo Petro a Cuba por razones médicas. Pero EL TIEMPO le consultó a Petro en ese momento sobre reuniones con los jefes elenos durante su estadía en Cuba, y fue enfático en que su agenda en la isla obedeció exclusivamente a asuntos médicos personales.

26 de julio 2020

El Nacional

https://www.elnacional.com/mundo/latinoamerica/alias-ariel-el-poder-ocul...

 3 min


Jesús Elorza G.

El 27 de julio se conmemora el quincuagésimo aniversario de la promoción de egresados de las distintas especialidades que formaban parte del Instituto Pedagógico de Caracas. En 1970 se celebraron también los 100 años de la firma del Decreto de Instrucción Primaria Pública y Obligatoria hecha por el presidente Antonio Guzmán Blanco el 27 de junio de 1870.

Por disposición del Ministerio de Educación, se decreta que la promoción de ese año lleve por nombre José Manuel Núñez Ponte en homenaje a quien fue un insigne profesor en varios colegios caraqueños, el San Vicente de Paúl, el Católico Alemán y el propio Colegio Sucre del cual fue director durante 52 años (1900-1952). El nombre de Núñez Ponte está ligado a la historia de la educación venezolana, la cual hizo la actividad de su vida. Tuvo como discípulos a Rómulo Gallegos, a monseñor Manuel A. Pacheco, a monseñor Juan Bautista Castro y a muchos otros. Los temas predilectos de su pluma fueron la historia, la religión, el lenguaje y la literatura.

A los egresados de la especialidad de Educación Física, esta fecha nos trae una lluvia de pensamientos sobre la historia vivida en nuestro periodo cuatrienal de formación:

.....corrían los primeros días del mes de octubre 1966, cuando un grupo de aproximadamente 120 jóvenes provenientes de las distintas regiones del país, se presentaron a las pruebas de selección para el ingreso a la especialidad en el Departamento de Educación Física. Al final, 60 de aquellos jóvenes quedaron entre los seleccionados y fueron reagrupados 30 de ellos en las sección "A" del turno de la mañana y 30 para la sección "B" en el turno de la tarde.

.....El inicio de actividades para todos nosotros constituyó una innovación y gracias a los docentes que nos brindaron sus conocimientos fuimos progresivamente adentrándonos en el complejo proceso de la formación científica -pedagógica-filosófica-técnica de nosotros como futuros docentes deportivos: los Profesores Gullent Pérez y Hernán Albornoz nos llevaron al camino de la introducción a la filosofía y con su permanente exposición sobre el "Ser y el Ente" abrieron en cada uno de nosotros el interés por la búsqueda de la verdad. Horacio Estévez, Mirko Sustic y Benilde Ascanio nos dotaron de conocimientos y técnicas para la enseñanza del atletismo en sus diversas modalidades de Pista y Campo. Gladys de Merckl, Maritza Soto, Josefina García, Dudú Sturzenberker, William Thorenson, Skolber y Germán Garrido vertieron su caudal de conocimientos para hacer de la gimnasia una disciplina para la enseñanza.

Armando Naranjo y Leonardo Rodríguez nos llevaron con un balón en la mano, por los caminos del quiebre rápido, defensa de zona y hombre a hombre, estrategias de juego para el ataque, defensa y situaciones especiales del baloncesto. Igual lo hicieron Heriberto “Mosquito” Heredia, José A. Valera, JJ Rodríguez, Germán Villalobos, Emilio Guerra, Rosa Cañizales, Alfonso Victoria, Luis Gutiérrez Comte y Fermín Herrera en las disciplinas deportivas de Baloncesto, Fútbol, Voleibol, Beisbol, Softbol, Natación y Esgrima.

Manuel Gallegos, además de tener la jefatura del departamento, nos introdujo en el complejo mundo de la Organización Deportiva. Conocer a fondo el sector deportivo federado, el sector público u oficial, las interioridades y estructura del movimiento olímpico nos llevó a tener una de las materias mas dinámicas en cuanto a las discusiones que se presentaban durante el desarrollo de los temas, dejando en nosotros un sin número de inquietudes que marcarían nuestro paso por la docencia deportiva.

Una de esas inquietudes, que marco nuestro futuro desempeño fue el de asumir como tarea prioritaria la incorporación activa al sector deportivo federado como base para la democratización del movimiento olímpico.

Abilio Reyes pasó el “trabajo hereje” con aquellos alumnos que eran más tiesos que una cabilla para los ensayos de bailes y danzas folclóricas, pero con la ayuda de todos, los que bailaban y los que no, se pudo avanzar en esta materia.

Franklin Stuart, con sus blancas, negras, corcheas, semicorcheas y redondas nos llevó al maravilloso mundo del pentagrama musical y su relación de tiempo y formas en la Teoría Musical. Al final de nuestra carrera, Franklin fue designado como nuestro Padrino de Promoción.

Los Doctores José D. Martínez Morales, Daniel Piuzzi, Profesor Alejandro Irazábal, José M. Ardila “El Ché", Salomon Kube nos llevaron por el camino de las ciencias aplicadas al deporte con sus enseñanzas en el área de anatomía, biología, fisiología, kinesiología, bioquímica y primeros auxilios.

Enrique Vásquez Fermín, Pedro Vicente Sosa, Armando González, Ignacio Burk, Ramon Maldonado, Ramon Camacho, Evangelina García Prince manejaron con sobrados conocimientos y paciencia nuestra formación en las áreas de psicología, sociología y administración.

Herminia Bartolini, Armando Zamora y Pedro Alexander se encargaron de ver y evaluar como utilizábamos los conocimientos adquiridos, durante las Prácticas Docentes.

En nuestro recuerdo, no podía faltar Alicia, la secretaria del departamento que siempre estaba al lado de nosotros para atender nuestras solicitudes.

Durante todo el periodo 1966-1970, a la par de nuestra formación se dieron una serie de acontecimientos que fueron forjando nuestro espíritu de luchadores sociales como educadores. Durante los años 1968-69, participamos como estudiantes en múltiples reuniones y acciones convocadas por el Colegio de Profesores para exigir que la Educación Física y el Deporte tuviese rango académico. En octubre de 1969, de la Presidencia de la República emana el Decreto 162, mediante el cual se ratifica la obligatoriedad de la Educación Física y el Deporte Escolar en todos los niveles de nuestro Sistema Educativo, pasando a ser Asignatura Académica.

Igualmente, en la lucha por lograr nuevas y funcionales instalaciones deportivas y una nueva sede para el Pedagógico de Caracas, participamos en diferentes manifestaciones y tomas para el logro de este propósito. Aunque no pudimos disfrutar de estos nuevos espacios, si podemos decir con orgullo que fuimos partícipes de las luchas para lograrlo.

Conjuntamente con Cheep Peterson, fuimos partícipes del Primer Campeonato Inter Liceísta de Natación que se celebró en el país.

Después de ser elevada la especialidad a la categoría de Asignatura Académica, nos incorporamos a la lucha por el logro del carácter promocional. En 1970, con motivo de celebrarse los 100 años del Decreto de Gratuidad de la Enseñanza, el Ministerio de Educación ordenó la celebración de una gran Revista Gimnástica para ser presentada el 27 de junio a los Embajadores que estaban en el país. Todos los que trabajamos en los distintos liceos y escuelas técnicas del Distrito Federal nos reunimos en la sede del Colegio de Profesores y allí tomamos la decisión de no participar en dicho acto si no se declaraba el carácter promocional de la Educación Física a nivel escolar. El movimiento de lucha dio sus frutos al constituirse una comisión entre las partes (Ministerio-Colegio de Profesores) y posteriormente, en la Resolución 3824 del 13 de Abril de 1971 el Ministro de Educación aprueba el carácter promocional de la Educación Física.

A nivel del departamento también quedó plasmado nuestro desempeño con la creación del órgano informativo (periódico) de los estudiantes, que recibió por nombre "Susto" y que permanentemente daba a conocer o denunciaba hechos relacionados con la especialidad.

Los integrantes de esta promoción dejamos también muy en alto nuestra participación en los eventos internos o inter cursos; fuimos campeones de baloncesto y en particular queremos destacar nuestra participación en los Juegos Universitarios celebrados en Mérida 1969.

Hecho trágico de lamentables consecuencias fue el accidente que ocurrió en 1969, donde perdió la vida el compañero de estudios José Ramón Gómez y tres miembros de su familia. En su honor, como un homenaje póstumo, colocamos su nombre a nuestra promoción.

De regreso, en este viaje histórico del recuerdo, sentimos un profundo agradecimiento por todos aquellos que participaron de nuestra formación y seguimos pensando que en este presente de dificultades, "Estudiar y Luchar” fue, es y será un lema que define una conducta. Hoy, la lucha continua por Una Educación Física y Un Deporte Mejor en Una Sociedad Mejor".

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Américo Martín

La esperada decisión relacionada con la participación o no en las parlamentarias convocadas a tontas y a locas por la cumbre de Miraflores, está sometida a cuenta regresiva. En general, predomina la desconfianza en el ambiente porque el oficialismo no termina de responder al universal reclamo de las garantías de transparencia que le piden en el territorio nacional y prácticamente en casi todos los Continentes.

A estas alturas, las opiniones se dividen entre quienes anteponen las condiciones que determinarían la viabilidad de unas elecciones libres, y ese es un punto crucial, y los que no necesitan más evidencias para adelantar lo que harán. Consideran que el fraude está escrito, por lo que debe procederse a declararlo, sin más retardos.

Sospecho que incurren en un error, al hacer prevalecer lo jurídico-formal sobre lo político que desaprovecha el enorme potencial solidario mundial en la lucha por la transición democrática y el cambio de poder.

La comunidad internacional no puede actuar como si fuera parte de la oposición y por lo tanto necesita sostener y ampliar su presión sin mostrar preferencia anticipada por ninguna de las tesis enfrentadas. Por eso apelan a principios de validez internacional: la solución ha de ser pacífico-electoral y negociada, además de dejar en manos del sufragio el futuro inmediato del país.

Tal desideratum es más que obvio. Cara o Cruz: elecciones libres y, puesto que el debate se centra en la transparencia, nada más lógico que acompañarlas de condiciones que las garanticen.

No es que sean ingenuos, ciegos o tontos, necesitan proporcionar una base clara a la decisión que finalmente tomarán. El punto es sencillo como el pan, Miraflores acepta en forma convincente lo que el mundo reclama, y a votar todos o no acepta, no se atreve y el tinglado se caerá. Cara o Sello, Cara o Cruz.

El oficialismo todavía podría, claro está, ofrecer alguna caricatura que nada valdrá dado que la calificación queda a la otra parte y a la comunidad internacional. Póngase lo que haga al juicio comedido y racional de la respetada comunidad universal y no al capricho de los interesados. Más racional que eso es difícil.

La oposición mayoritaria, la que se agrupa alrededor de Guaidó y la AN, en línea con los 27 países de la Unión Europea + Reino Unido, EEUU, Canadá, Grupo de Lima, IDEA, Japón y suma y sigue, ha cerrado filas en demanda de elecciones transparentes en Venezuela. Que no serían consideradas tales sin precisar las resobadas condiciones.

El diputado Omar Barboza, a nombre de Guaidó, la AN y el G4, respondió en documento de diez puntos. Quedó en negro sobre blanco la tesis de la oposición, no con la idea de plantarla a hierro y fuego, sino para trabajarla con la otra parte e inducir el criterio internacional.

Es el diálogo posible, sin ánimo de confundir, dividir o engañar al otro. A partir de ese momento se ha esperado inútilmente la respuesta oficialista, en resumidas cuentas ¿qué entiende Miraflores por elecciones libres? Los días pasan y no hay rechazo ni contraposición, ni respuesta. Nada, ni la sombra de una variante tangencial. Labios sellados y mañana –dicho con palabras propias de Jorge Luis Borges– el olvido, el común olvido.

Me preguntan: ¿y qué ganaría Maduro poniendo su suerte en unas elecciones viables, limpias y libres que muy probablemente perderá? Ganará lo que la democracia le garantiza a perdedores y ganadores: salir o entrar al poder serenamente, con el confortable abrigo constitucional que el estado de derecho le brinda sin distingo a todos los ciudadanos.

De vivir como ahora, en tensión eterna, observado por el ojo que nunca dejó descansar a Caín, a disponer de la oportunidad de reconstruir su partido usando el largo receso que le espera, para estudiar con probidad las causas de su derrota.

Digo, si le sigue gustando el desnudo oficio político, cosa que dudo de veras, viéndolo como a Laocoonte, entre serpientes que lo atacan en forma implacable.

https://talcualdigital.com/cara-o-cruz-por-americo-martin/

@AmericoMartin

 3 min


Carlos Raúl Hernández

Así caracterizó León Trotsky la soviética, aunque por razones diferentes. Varias revoluciones son políticas (en lengua marxista “burguesas”) y consagran libertad e instituciones pluralistas, civilizadas, representativas. Derrotan, caso de Venezuela 1958-1998, a quienes las querían “profundas”, colectivistas, y “populares”, las que llama Camus revoluciones metafísicas porque quieren cambiar la naturaleza humana, y reclaman para ello poder total.

En Rusia la revolución política derroca al Zar, y la presidencia de Kerensky da origen a una democracia representativa, pero la genialidad maligna de Lenin y la nulidad de sus adversarios la quiebran en ocho meses para dar paso a la revolución metafísica, el Estado socialista. “Pobrecito Lenin, está muy solo e iré a visitarlo” dijo Kerensky, cuando el “incomprendido” publicó las Tesis de Abril, que trazaban la estrategia del infierno triunfante. En Alemania la democracia de Weimar surgía entre escombros de la Primera Guerra Mundial, pero otro demonio genial aplastó a los idiotodemócratas.
Pero en esas estructuras construidas sobre cadáveres de políticos tontos, de repente aparece un MacDuff y sale el sol. Las revoluciones son pugnas entre bloques de poder con intereses antagónicos y sin destino prestablecido, porque lo escriben todos los días, gracias a la garra, la astucia y la capacidad política de cada uno. El asalto a la Bastilla el 14 de julio de 1789, que se asume como el inicio de la francesa, cumplió 221 años. Ese día el rey destituye al ministro Necker, muy querido por el “pueblo”, una de las pocas cabezas políticas, racionales, enemigo de las fantasías y que evitaba choques porque tenía claro que favorecían al radicalismo.
La etapa de construcción
Los jacobinos intoxicados de comunismo, Robespierre, Marat, Dantón, Hébert, Saint Just, y Desmoulins (quien es distinto), esparcen en París la noticia de la salida de Necker. Unas seiscientas personas, entre ellas soldados cesantes, van a la Bastilla a robarse 2000 barriles de pólvora. Ningún militar podía aceptar eso y el gobernador de la fortaleza, un aristócrata vulnerado por la Ilustración, decide “convencerlos” del peligro. La diferencia metodológica con Napoleón es que éste disolvía las manifestaciones a cañonazos. Y las cabezas del gobernador y sus once soldados terminan paseadas en picas por las calles.
Entre los partidos se discute como calificar semejante atrocidad radical, pero aplicó el viejo oportunismo suicida, que tanto hemos visto. Los moderados, razonaban que era un horrible crimen, pero cuestionarlo, una raya. Y apoyaron la destrucción (remember 27F y 28F en Venezuela) Pero salvo esta revuelta como la llamó Luis XVI, la etapa virtuosa, la revolución democrática había comenzado el 15 de mayo y legó la Declaración de los Derechos del Hombre (1789), la Constitución de 1791.
Nace una monarquía Constitucional y desarman el ancien régimen de castas feudales, al consagrar que todo hombre es un ciudadano igual ante la ley. Luego viene la traición, la revolución metafísica, el Terror a partir de 1793, el asesinato del rey y su mujer, –le seguirán 35.000 personas más- y a su hijo de ocho años lo encierran en un calabozo inmundo de cucarachas y ratas, donde muere dos años después, cundido de tumores y pústulas. Es la etapa en la que Robespierre, el creador del stalinismo, Saint Just y sus sicópatas del Comité de Salud Pública, controlan la correlación de fuerzas al aplastar en la Convención y luego asesinar a los girondinos.
Tumores revolucionarios
Eso gracias a maniobras del simpático Dantón, el creador del trotskismo, quien lo pagará caro. Se cumplirá que un revolucionario es alguien que se dedica a cortar cabezas y que cuando no quiere hacerlo más, se la cortan a él. Cierra el ciclo Napoleón cuando declara en 1799: “la revolución terminó”. Pero menos conocidos son los espantosos sucesos de la Vandée, el primer genocidio moderno, antes que existiera la palabra. Esa comunidad atlántica se levantó contra el régimen de horror, igual que 65 de los 80 departamentos creados por la revolución.
Por tratarse de una población muy católica, el Comité ordenó exterminio y tierra arrasada, como después harían nazis y soviéticos. Para ahorrar municiones, lanzaban al Loira, masivamente a campesinos amarrados o los hundían en barcazas. Las madres mataban a sus hijos para que no los asaran con ellas en hornos de panadería. Más de 300.000 personas asesinó el Terror Rojo, la Vandée quedó casi extinguida, genocidio misteriosamente silenciado y todavía hoy mucha gente en Francia con una idea difusa de qué pasó. Un siglo estuvo escondida El Conde de Chantelaine, novela nada menos que de Julio Verne sobe los hechos. Apenas en 1992 pudo publicarse.
Robespierre era un criminal frío, un sicópata místico, que asesina a Desmoulans y su esposa, su compañero de primaria y su comadre, aunque sabía que eran inocentes En cambio hay episodios que humanizan a Dantón y le dan un halo de simpatía histórica que retrata la película de Andrzej Vadja. Bebedor, valiente, seductor, “entrompador”, brillante, impredecible. De regreso de una misión en Bruselas, al llegar a casa se encuentre conque su mujer había muerto tres días antes. Esa noche va al cementerio, la hace desenterrar para acariciarla, llorarla, besarla y le toma una mascarilla de yeso que aún se conserva.

@CarlosRaulHer

 4 min


Michael Snyder

AL COMIENZO de El Decamerón, la colección de cuentos del siglo XIV del escritor italiano Giovanni Boccaccio, un grupo de diez jóvenes nobles —siete mujeres y tres hombres— huyen de “la mortífera peste” que barría Florencia y se abría camino hacia un banquete en el país a través de las colinas toscanas. “Usaban con gran templanza de comidas delicadísimas y óptimos vinos, huían de los excesos”, escribe Boccaccio —en inglés traducido por John Payne— sobre su despreocupado idilio de diez días, “sin permitir que nadie hablase o trajese noticias de fuera, de muerte o de enfermos, se entretenían con la música y los placeres que podían tener”. Cenaron en “mesas puestas con manteles blanquísimos y con vasos que parecían de plata”, alimentándose de acuerdo con la sabiduría médica común de la época, que sostenía que una disposición alegre era tan necesaria para mantener a raya la peste como el tipo de comida adecuado.

Boccaccio nunca describe estos festines en detalle, pero es fácil adivinar lo que sus nobles podrían haber comido: ricos banquetes de aves silvestres y ternera condimentados con pimienta, canela y nuez moscada importados a gran costo de Asia, y pan blanco, rebanado y sin corteza, el único tipo considerado adecuado para los ricos. Las verduras, consideradas humildes y poco saludables, y por lo tanto aptas para los legos, podrían haber estado ausentes de la mesa. Las dietas de la época, tanto para ricos como para pobres, se basaban en la ciencia humoral de los antiguos griegos, que sostenían que la desigualdad entre los cuatro humores del cuerpo —sangre, flema, cólera (bilis amarilla) y melancolía (bilis negra)— causaba cada tipo de dolencia. Una vez consumida, se pensaba que los alimentos se convertían en sangre y luego en carne, con el potencial de recalibrar el equilibrio humoral del cuerpo, lo que podría afectar, o incluso transformar, la constitución de una persona. Todos los alimentos poseían cualidades humorales —el hinojo era caliente y seco, el pepino era frío y mojado— y se les asignaba un lugar en una rígida jerarquía cósmica. Mientras que los campesinos comían alimentos como coles y nabos que crecían cerca del suelo, junto con panes integrales y papillas gruesas y pesadas, los aristócratas se deleitaban con aves de aire, a veces vestidas, dice Ken Albala, historiador de la Universidad del Pacífico, “en disfraces completamente caprichosos e impactantes”, teñidos con colorante, suspendidos en áspic (una invención medieval) o unidos para formar criaturas fantásticas. Esos principios subyacentes no cambiaron en el apogeo de la peste negra, que llegó a Europa alrededor de 1347, pero las recomendaciones dietéticas “se volvieron menos atrevidas”, agrega Albala, y los médicos de la época sugirieron que “los alimentos suaves no se corrompen en melancolía o alteran el sistema de ninguna manera, lo que es, casualmente, lo que las personas hacen psicológicamente en cualquier momento de estrés”. Incluso hace siglos, los tiempos de crisis indujeron un retorno a lo familiar.

DESDE MARZO, PERIÓDICOS, revistas, sitios web de estilo de vida y, por supuesto, las redes sociales se han henchido con imágenes de focaccia y pan de masa madre, frijoles y fermentos, pollos de piel brillante y asados con grasa: platos ricos y sabrosos que, para la mayor parte, Boccaccio podría haber reconocido. Tras el cambio reciente hacia la cocina basada en plantas y el auge de las tiendas de restricciones dietéticas —las ventas de productos sin gluten, por ejemplo, han crecido enormemente en la última década, mientras que en los últimos años se han visto enormes inversiones en reemplazos de carne impulsados por la tecnología— estas imágenes son sorprendentes en su aparente indiferencia hacia los dogmas de la llamada alimentación “limpia”. De hecho, en su flagrante carnalidad, los alimentos reconfortantes de la crisis del nuevo coronavirus pueden parecer prácticamente medievales, particularmente en su descuido de las tendencias de salud a favor de la comodidad.

Estos alimentos reconfortantes, según el paradigma dominante de la cultura alimentaria angloestadounidense, son casi siempre malos para nosotros, bálsamos para el alma pero nunca lo que el cuerpo necesita, al menos no nutricionalmente. Pero hay una paradoja en esto: en la Europa medieval, como en muchas de las culturas alimentarias del mundo hoy, la comodidad y la salud eran inseparables; el placer y la familiaridad se encontraban entre las guías para mantener el equilibrio del cuerpo, una noción que persistió en el pensamiento popular incluso cuando la ciencia médica se transformó a lo largo de los siglos.

Cuando los invasores españoles trajeron un brote catastrófico de viruela y sarampión a las Américas en el siglo XVI, por ejemplo, algunos colonizadores atribuyeron la crisis insondable que se produjo no a la enfermedad, sino a las mismas carnes y vinos desconocidos introducidos desde Europa que afirmaron “civilizarían” a las poblaciones nativas (las muertes entre los suyos, mientras tanto, se atribuyeron a ingredientes locales como el maíz y los chiles). Para los españoles, comer alimentos desconocidos podría transformarte o matarte. A fines del siglo XVIII, la idea de la Ilustración de que todos los cuerpos —o al menos todos los cuerpos masculinos blancos— eran fundamentalmente los mismos, hizo que la medicina humoral pareciera en gran medida obsoleta, pero, fuera de una pequeña élite médica, la comida seguía siendo una herramienta principal para tratar enfermedades. En el sur estadounidense antes de la Guerra de Secesión, dice Carolyn Roberts, una historiadora de Yale centrada en la medicina y el comercio de esclavos, los sanadores negros esclavizados siguieron siendo la primera línea de defensa contra las enfermedades de sus comunidades, al combinar el conocimiento médico con productos botánicos locales para mezclar las tradiciones curativas de África y las Américas, incluso después de que los hospitales se volvieron más comunes. En su An Account of the Bilious Remitting Yellow Fever, as it Appeared in the City of Philadelphia, in the Year 1793, el médico Benjamin Rush, un defensor de la medicina moderna, sin embargo prescribe “limonada, tamarindo, gelatina y agua de manzana cruda, tostada y agua… y té de manzanilla”, junto con tratamientos a base de mercurio, durante las primeras etapas de la enfermedad y, a medida que avanzaba la curación, un menú de “caldos ricos, la carne de aves de corral, ostras, cereales espesos, papilla y leche con chocolate”. Las dietas recomendadas durante la pandemia de gripe de 1918 fueron prácticamente idénticas, incluyendo caldos de carne y jugos cítricos para evitar la fiebre y la avena, sopa de papas, natillas y tostadas a medida que el paciente se recuperaba. Incluso el dicho popular de “alimentar un resfriado, matar de hambre una fiebre” contiene vestigios de esa sensibilidad humoral.

Pero lo que sí cambió fue la forma en que muchos europeos y americanos se relacionaron con sus cuerpos fuera de la enfermedad. Los mismos ideales de la Ilustración que produjeron revoluciones políticas, y, por otro lado, justificaron el colonialismo sobre la base de la superioridad europea como un supuesto imperativo biológico, más tarde replicaron cómo cenaba la aristocracia: comidas completas, donde cada comensal comía la misma cosa al mismo tiempo, reemplazaron los grandes banquetes, donde todos elegían la comida que mejor se adaptaba a su constitución. Más tarde, en el siglo XIX, los avances de la química y el descubrimiento de los gérmenes como vectores de enfermedades convirtió a los humanos en aglomeraciones de grasa y proteínas. “Ya no tenías derecho a tener opiniones sobre lo que tu cuerpo necesitaba: lo que se requiere es un hecho científico”, dijo Rebecca Earle, historiadora de alimentos en la Universidad de Warwick. “Y tu apetito es solo un problema en lo que respecta a la ciencia nutricional”.

Esa misma actitud autoritaria persistió en el siglo XX en forma de la cultura de la dieta, que todavía trata el tener el cuerpo “equivocado” como un signo de enfermedad moral. En los primeros días de la epidemia de VIH/sida, el ala asimilacionista de la comunidad gay se basó en una filosofía similar, recuerda el escritor de alimentos radicado en Oakland John Birdsall, y el argumento era que si comes bien, eso evitará la infección. El hedonismo, insistía la cultura en general, había llevado esta plaga a los homosexuales; la austeridad, en forma de dietas macrobióticas sin grasa y el naciente vegetarianismo estadounidense, podría evitarlo.

Al mismo tiempo, el lado más radical del movimiento queer insistía en que el poder gustativo podía salvar los cuerpos queer, al igual que reclamar el derecho al placer sexual había salvado sus almas. En su columna de cocina de la década de 1990, “¡Engorda, no te mueras!”, publicada durante casi una década en la revista de humor negro de San Francisco Diseased Pariah News, el activista Beowulf Thorne, que escribía bajo el pseudónimo de Biffy Mae, prescribía comidas de cereales con crema, budines de pan de jengibre y curry tailandés con el mismo entusiasmo que Rush reservaba para los caldos de carne y el té diluido. Como escribió Jonathan Kauffman en su reciente artículo para Hazlitt, Thorne “se burló de los suplementos nutricionales comercializados para las personas con sida, y se inclinó hacia la mezcla para hornear Bisquick, sus gustos alternadamente cosmopolitas o de plano reconfortantes”.

“ALTERNADAMENTE COSMOPOLITAS Y de plano reconfortantes” encapsula más o menos el núcleo de la cocina casera de la cuarentena actual. Los alimentos que han llegado a dominar las redes sociales —desde la lasaña hasta el congee, omelet tamil con curry hasta los huevos rancheros, los panqueques de masa madre al kimchi jjigae (con kimchi casero, por supuesto)— combinan los limitados ingredientes que están disponibles en las tiendas con el único producto que aún tiene amplia oferta: el tiempo. Birdsall, después de algunas semanas de comidas elaboradas, ha vuelto en los últimos meses a la economía y la simplicidad, imbuyendo sus cenas básicas de verduras cocidas y hamburguesas perfectamente selladas con una atención monástica al detalle que, dice, “crea un halo alrededor de estos ingredientes limitados”. Sandor Ellix Katz, cuyos libros Wild Fermentation (2003) y The Art of Fermentation (2012) ayudaron a impulsar el renacimiento de la fermentación de los últimos 15 años —y quien llegó a la fermentación a inicios de la década de 1990— dice que sus clases de masa madre en línea ahora atraen hasta mil estudiantes cada sesión. En este momento de enfermedad e incertidumbre, la fabricación de alimentos artesanales que muchas personas habrían dejado previamente a los profesionales —comprar su pan en la panadería, sus encurtidos en una tienda de delicatessen, su kimchi en un supermercado coreano— han reemplazado al fitness como un signo aspiracional de cuidado. El placer corporal se ha convertido una vez más en una señal, si no de salud física, al menos de salud mental, tan fundamental para sobrevivir a esta plaga como lo fue para sobrevivir a la peste negra.

Pero mientras que la cocina ha traído comodidad y significado a incontables hogares, también ha resaltado las marcadas disparidades mundiales. Un estudio reciente de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan descubrió que el 44 por ciento de los 1500 hogares estadounidenses de bajos ingresos encuestados a fines de marzo ya estaban experimentando inseguridad alimentaria. En México, donde un presidente nominalmente izquierdista ha sugerido que comer alimentos saludables en lugar de comida chatarra podría prevenir el contagio, decenas de comerciantes han muerto en la Central de Abasto, el mercado de productos más grande de América Latina. En India, millones mueren de hambre mientras huyen de las ciudades a las aldeas, incluso mientras el gobierno almacena cantidades sin precedentes de granos. Al igual que las pandemias anteriores, la COVID-19 ha matado a los pobres más rápido y en mayor número. Si los alimentos que anhelamos y cocinamos han llegado a parecerse a un festín medieval, tal vez sea porque nuestra sociedad siempre ha sido medieval.

Aún así, la peste bubónica, a pesar de todo su horror, no fue un apocalipsis, y la Edad Media de Europa no fue en realidad un momento de oscuridad o estancamiento. Las trágicas muertes de decenas de millones en Europa generaron una escasez de mano de obra que, en el transcurso de más de un siglo, permitió a la clase laboral exigir salarios más altos, acumular una modesta riqueza familiar e, incluso, cambiar sus dietas, incorporando la carne que antes había sido accesible solo a la aristocracia. El siglo XV anunció la proliferación de los primeros libros de cocina publicados en Europa, ya que las personas de rango medio buscaban emular la cocina de la aristocracia, completa con especias —como el clavo de olor, galangal y la pimienta larga— que antes estaban fuera de su alcance. Las innovaciones a menudo asociadas con el Renacimiento surgieron de revoluciones en política, educación, arte y filosofía puestas en marcha siglos antes, a menudo inspiradas y alimentadas por los mismos intercambios comerciales y culturales que facilitaron la propagación de la enfermedad en primer lugar.

La pandemia de nuestra generación ha llegado con una revolución propia, una que se ha extendido incluso más rápido que el virus. Los llamados a la justicia y el cambio político reemplazaron las imágenes amorosas de panes de masa madre, fideos dan relucientes con aceite de chile y cuencos de khichdi manchados de cúrcuma, los potajes de arroz y lentejas servidos en innumerables variaciones en todo el sur de Asia como un alimento reconfortante icónico y, en tiempos de enfermedad, un tónico. En los últimos dos meses, hemos sido testigos del derrumbe de los bastiones de la cultura de la comida blanca junto con monumentos que conmemoran una vergonzosa historia de racismo y colonización, un movimiento —liderado por personas de color— que exige, una vez más, el tipo de igualdad política que la Ilustración no pudo ofrecer. También parece requerir un retorno a una comprensión mucho más antigua de nuestros cuerpos como fluidos y cambiantes, cada uno con su propia forma de curación, su propio tipo de comodidad individual. Restringidos como estaban por clase y acceso, tal vez los alimentos que se desplegaron en Instagram durante todos esos meses fueron una visión de una cultura alimentaria que coincide con una nueva sociedad, una que no se basa en la abnegación o la apropiación o en nociones fáciles de unidad sino, en cambio, como un banquete medieval refractado a través de la comodidad y el cosmopolitismo propuestos por Thorne: una mesa interminable, un botín fantástico, con espacio para todo tipo de cuerpo y todo tipo de deseo.

23 de julio 2020

New York Times

https://www.nytimes.com/es/2020/07/23/t-magazine/comida-pandemia.html

 11 min


Pablo Ximénez de Sandoval

Joe Biden estaba fuera de la competición electoral en la noche del 22 de febrero. A los 77 años, su carrera política había terminado para la prensa aquel día cuando, después de haber perdido en las primarias de Iowa y las de New Hampshire, quedó segundo a 26 puntos de Bernie Sanders en Nevada. Subió al escenario, puso su sonrisa más profesional y dijo a sus seguidores: “Mirad, la prensa siempre se lanza a dar por muerta a la gente demasiado deprisa. ¡Pero estamos vivos, estamos remontando y vamos a ganar!”. Una semana después arrasó en Carolina del Sur. El supermartes 3 de marzo, todos los moderados del partido demócrata se unieron en torno a él y le convirtieron en un candidato inalcanzable.

Este fin de semana marca la cuenta atrás de 100 días para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre en Estados Unidos. Biden es el candidato in pectore del Partido Demócrata. Está pactando su agenda con Sanders para no dejar atrás ni un solo voto progresista. Pero, además, parece estar ampliando esa base a prácticamente todos los grupos demográficos, en todos los Estados clave. Desde hace un mes, Biden está por delante del presidente Donald Trump en todas las encuestas de nivel nacional. Esta es la radiografía de la campaña cuando faltan 14 semanas para unas elecciones cruciales:

Media de 8,8 puntos de ventaja

Desde el 26 de junio se han publicado 15 encuestas sobre las preferencias a nivel nacional en Estados Unidos, según el recuento que sigue el portal RealClearPolitics. Biden está por delante en todas. La media es una ventaja de 8,8 puntos. La más ajustada le da 2 puntos y la más generosa, 15 puntos (52 a 37). Las encuestas nacionales no son muy útiles para predecir la victoria en un país tan grande y con un sistema político tan fragmentado, como se vio en 2016, cuando ganó Donald Trump frente a Hillary Clinton. Pero sí sirven para captar el tono general de la simpatía del país por uno u otro candidato a la Casa Blanca. En este momento, la cuestión es cuánta ventaja tiene Joe Biden, pero no está en discusión que va por delante.

Por delante en todos los Estados clave

El 3 de noviembre no se celebran unas elecciones presidenciales, se celebran 50, una en cada Estado y cada una con idiosincrasias y demografías distintas. La elección depende de un puñado de Estados medianos, que son los que pueden caer de un lado u otro. Todos los análisis coinciden en que los que cuentan ahora son Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Carolina del Norte, Arizona y Florida. Los cuatro primeros los ganó Trump por sorpresa hace algo más de tres años y medio, algunos por estrechísimo margen. Arizona y Florida son una moneda al aire. Según las encuestas del último mes, Biden está en este momento dulce para su campaña, por delante en todos los Estados clave.

El apoyo de Biden es más diverso

El razonamiento detrás de elegir a Joe Biden como candidato demócrata era que pudiera conectar con todos los grupos demográficos y socioeconómicos del país, algo que no podían garantizar otros candidatos del partido. Las encuestas coinciden en darle ventaja en casi todos los grupos analizados. La encuesta de NBC/WSJ del pasado día 15, por ejemplo, concluía que el exvicepresidente gana a Trump ampliamente entre los negros (80 a 6), latinos (67 a 22), votantes de 18 a 34 años (62 a 23), mujeres (58 a 35) y votantes blancos con estudios universitarios (53 a 38). Trump tiene ventaja entre el total de encuestados blancos (49 a 42) y el total de hombres (45 a 43). El único grupo en el que parece tener amplio predicamento es el de los blancos sin estudios universitarios (57 a 35).

Temas clave: economía, raza, sanidad

Cuando empezó esta campaña, condicionada ahora por la pandemia de coronavirus, las encuestas preguntaban por la economía. En la pregunta de quién es mejor para gestionarla, Trump aún aparece por delante de Biden en algunas encuestas, pero el margen se está cerrando según avanza el parón económico de la emergencia sanitaria. En todos los demás temas, Biden inspira más confianza. Por ejemplo, una encuesta de la Universidad Quinnipac (Connecticut) el pasado día 15 revelaba que los consultados confían más en el demócrata que en Trump para gestionar una crisis económica (57 a 38), para gestionar la sanidad (58 a 35), para combatir la pandemia de covid-19 (59 a 35) y para dar respuesta a las desigualdades raciales en el país (62 a 30). Las cifras son consistentes en casi todas las encuestas.

Empatía del candidato

Donald Trump no despertaba especial simpatía en 2016. Estos últimos años al frente de la Casa Blanca no han mejorado esa imagen. En el capítulo de las cualidades personales, el candidato Biden está por delante del mandatario en cualquier variable. Las encuestas revelan que Biden tiene más apoyo demócrata que Trump republicano. Pero, además, los que se califican como independientes también prefieren a Biden. El demócrata gana en todas las cualidades que se esperan de un candidato a dirigir la superpotencia. Por ejemplo, la encuesta de ABC/Washington Post del pasado día 19 preguntaba: quién es más honesto y fiable; entiende mejor los problemas de gente como usted; tiene mejor personalidad y temperamento para la presidencia; quién tiene una mejor idea de lo que debe representar EE UU; quién representa mejor sus valores personales; quién es más probable que una a los americanos en vez de dividirlos. Biden gana en todas. Trump solo empata (45 a 45) en la pregunta de quién es un líder más fuerte.

Fortaleza en las finanzas de la campaña

La campaña de Biden era raquítica en las primarias demócratas comparada con el tirón recaudatorio de Trump en los últimos años, en los que nunca ha dejado de reunir dinero. Eso ya no es así. Biden tenía 88 millones de dólares en marzo y ahora tiene 279 millones de dólares. Trump ha recaudado 342 millones de dólares. La brecha del dinero se está cerrando. En junio, la campaña de Biden recaudó 63 millones de dólares por 55 la del republicano. En cuanto al dinero disponible en caja, el último informe de la Comisión de Finanzas Electorales (FEC), el pasado 22 de julio, revela que llegan a agosto casi empatados (113 millones Trump y 109 Biden). A esto hay que sumar el dinero recaudado por los partidos y por los grupos de grandes donantes anónimos. Biden ha sumado ya casi tanto dinero como Hillary Clinton a estas alturas en la carrera de 2016. Trump, en el doble de tiempo, está a punto de alcanzar las cifras de Obama en 2012.

25 de julio 2020

El País

https://elpais.com/internacional/2020-07-25/el-despegue-de-joe-biden-a-1...

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