Estimados jefes de Gobierno, representantes extranjeros y jefes de instituciones internacionales:
Los abajo firmantes solicitamos su liderazgo para garantizar que se respete la voluntad del pueblo venezolano, y que la comunidad internacional reconozca los resultados de las elecciones celebradas el pasado 28 de julio, donde el Dr. Edmundo González resultó ganador y legítimo presidente de Venezuela, con más del 67% de los votos escrutados.
Los datos estadísticos y demás evidencias de la ONU, El Centro Carter y los testigos de mesas son concluyentes. González Urrutia obtuvo una victoria abrumadora. Una serie de tabulaciones de votos creíbles, validadas por expertos e independientes, muestran que González obtuvo aproximadamente dos tercios de los votos. Los recuentos oficiales del 81% de los colegios electorales otorgan a González el 67,1% de los votos válidos frente al 30,4% de Nicolás Maduro. Incluso si Maduro hubiese obtenido el 100% de todos los votos del 19% de los colegios electorales restantes, González aún habría obtenido una mayoría electoral sustancial. En otras palabras, el margen de victoria revelado por los recuentos oficiales de los colegios electorales es tan grande que es matemáticamente imposible que Maduro haya ganado las elecciones en Venezuela.
Además, la victoria de la oposición es coherente con todos los datos de las encuestas de opinión disponibles y con el exhaustivo esfuerzo de la oposición en el seguimiento de los comicios. Y esta victoria se produce a pesar de las medidas extremas adoptadas por el régimen chavista para socavar el proceso democrático como ha hecho en otras oportunidades, incluida la privación inconstitucional del derecho al voto de casi ocho millones de venezolanos (una cuarta parte de la población) que han huido del país en los últimos años y viven refugiados en distintos países.
Basándose en estos hechos, la Organización de Estados Americanos (OEA) y varios observadores independientes como el Centro Carter han condenado el proceso electoral como fraudulento por la manipulación de la actual directiva del Consejo Nacional Electoral(CNE), que previo a las elecciones y después de realizadas ha actuado al margen de las leyes. Sin embargo, muchos gobiernos latinoamericanos ya han reconocido la victoria del presidente González. Si la comunidad internacional se une en este punto, impedirá que el régimen normalice el fraude electoral y la farsa auspiciada por el Tribunal Supremo (TSJ) de querer repetir las elecciones en el mes de diciembre.
Es revelador que los pocos líderes nacionales que reconocen a Nicolás Maduro como ganador sean todos autócratas o están implicados en hechos dolosos, como lo prueban muchas instituciones.
La tiranía no es solo una cuestión doméstica. Las amenazas de conflicto armado a nivel internacional (véanse las reclamaciones territoriales sobre Guyana, país vecino) y los flujos masivos de emigrantes desde Venezuela han amenazado con desestabilizar la región y otros continentes. Esta emigración se ha visto impulsada por la caída libre de la economía venezolana, el aumento vertiginoso de la pobreza, así como por la grave represión y las violaciones de los derechos humanos que cometen grupos armados de la guardia nacional, policía nacional, Sebin, Dgicim y otros grupos plenamente identificados y denunciados ante el Tribunal de La Haya y la Corte Penal Internacional, organismos que a su debida hora deberán dictar sentencia contra los crímenes más aborrecibles de nuestra historia reciente.
A pesar de los intentos del régimen del presidente Maduro por silenciarlo, el pueblo venezolano ha hablado alto y claro por un futuro mejor. No buscan venganza, sino una transición pacífica hacia un Gobierno elegido por ellos mismos que permita la reconstrucción y la reactivación económica del país. Le pedimos a todos los gobernantes del mundo que utilicen sus respetadas voces e influencia a nivel mundial para ayudar a persuadir al Gobierno de Maduro de que acepte los resultados electorales y garantice una transferencia de poder plena y pacífica a la nueva Administración del presidente legítimo, Edmundo González, bajo el marco de una negociación y acuerdo que permita la salida del chavismo sin mayores traumas.
Venezuela no merece más dolor, crímenes, odio y pobreza. Con sus recursos y sus talentos puede asumir un mejor destino, que traiga crecimiento económico, fuentes de trabajo, paz, justicia social, libertades, servicios eficientes y seguridad jurídica.
Respetuosamente, firman.
Mary Robinson,
Juan Manuel Santos,
Ban Ki-Moon.
8 de agosto 2024