
El foro dejó claro que la lucha entre el poder civil y el militarismo ha sido una constante en la historia venezolana. Fortalecer las instituciones civiles, promover la educación democrática y movilizar a la sociedad son claves para que Venezuela pueda retomar el camino hacia la democracia. En medio de la crisis actual, la historia ofrece una lección contundente: solo una institucionalidad civil sólida puede garantizar la libertad, el desarrollo y la estabilidad de la nación.
Durante el foro organizado por Analítica TV, titulado «Importancia de los Presidentes Civiles en Venezuela», los historiadores Tomás Straka y Pedro Benítez aseguraron que en nuestro país sigue vivo el germen democrático, a pesar de los embates autoritarios.
A su juicio, el espíritu democrático sigue latente en la sociedad venezolana, lo que se evidencia en la masiva participación en las elecciones de 2024 y la resistencia de los sectores juveniles y religiosos, que son pruebas de que la aspiración por una democracia civil continúa siendo una fuerza poderosa en el país.
El foro, cuya moderación estuvo a cargo de Emilio Figueredo, editor de Analítica, analizó la relevancia histórica y política de los líderes civiles en la construcción democrática del país, así como el contraste entre las presidencias civiles y el militarismo que ha predominado en gran parte de la historia nacional.
Un legado de institucionalidad civil
Los panelistas coincidieron en que los gobiernos civiles han representado los momentos de mayor desarrollo político, social y económico de Venezuela, a pesar de sus imperfecciones. Tomás Straka destacó que la presidencia civil implica el sometimiento del poder militar a la institucionalidad del Estado, garantizando que la fuerza armada actúe bajo las órdenes de las leyes y no al servicio de caudillos o regímenes autoritarios.
Straka recordó que entre 1958 y 1998, los gobiernos civiles lograron consolidar la democracia representativa, con avances notables en educación, infraestructura y modernización del país. Sin embargo, advirtió que la debilidad de las instituciones ha sido históricamente el punto de quiebre que ha permitido el regreso del autoritarismo militar.
Militarismo: Una constante histórica
Pedro Benítez abordó cómo el militarismo ha sido una de las tradiciones más arraigadas en la historia venezolana, desde la independencia hasta la actualidad. A lo largo del siglo XIX y gran parte del siglo XX, los caudillos armados dominaron la política, perpetuando la visión de que el poder debe residir en quienes ejercen la fuerza.
Benítez recordó el papel de figuras como José Antonio Páez y Juan Vicente Gómez, quienes se impusieron como líderes gracias a su poder militar, mientras que los intentos por instaurar gobiernos civiles, como el de **José María Vargas** o **Rómulo Gallegos**, fueron rápidamente desplazados por golpes de Estado.
El resurgimiento de la democracia civil
Ambos historiadores coincidieron en que el período comprendido entre 1958 y 1998 —la llamada «República Civil»— marcó un punto de inflexión, con líderes como Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez (en su primer mandato) y Luis Herrera Campins, quienes promovieron la expansión de la educación, la electrificación del país y la modernización de las ciudades.
El foro destacó que este período, aunque imperfecto, permitió la creación de una clase media emergente y una sociedad con mayores oportunidades de movilidad social, lo que consolidó el espíritu democrático en la población venezolana.
La erosión democrática y el regreso del militarismo
Sin embargo, los panelistas advirtieron que el colapso económico y la corrupción durante la última década de la República Civil allanaron el camino para el regreso del autoritarismo militar con la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999. Desde entonces, el régimen ha reforzado el control militar sobre la sociedad, debilitando las instituciones y sometiendo al país a una nueva etapa de regresión democrática.
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