Pasar al contenido principal

Carlos Raúl Hernández

El espejismo

Carlos Raúl Hernández

La democracia contemporánea surge de la asociación de dos principios contradictorios: la democracia clásica, basada en la voluntad autoritaria de la mayoría, y la libertad de los modernos de Benjamín Constant, que preserva a las personas individuales, las minorías y sus derechos, frente al poder de los muchos. Esa fusión es la democracia representativa, liberal, o constitucional, conquista del siglo XIX, que rechazaron marxistas, anarquistas, comunistas y parte de los socialistas en los últimos dos siglos, y los difusores de ideas de segunda mano, que ven en la fuerza el mecanismo expedito de gobierno. El autoritarismo “participativo” es la ficción de una dictadura del proletariado, consejista, “a nombre del pueblo”, pero ejercida por los jefes revolucionarios, y finalmente por el jefe, como bolcheviques, nacionalsocialistas, fascistas. Estas ideológicas utópicas, finalísticas, seudo “plebeyas”, fueron las más terribles porque se proponen cambiar la naturaleza humana y sociedad para crear hombres nuevos por la vía del poder total. Otros ejercen la autocracia pura y simple del déspota normal o ilustrado, sin adornos ideológicos.

Es exactamente lo mismo proclamarse comunista que nacionalsocialista. Es abrazar ideológicamente la violencia, la persecución, el poder total y la muerte como sistema de vida. Ambos coinciden en acabar de raíz con la sociedad abierta, y la primera tarea es destruir sus valores, hacer que la ciudadanía los repudie y se proponga hacer una nueva sociedad, con el castigo a los “culpables”. Desde la reacción antidemocrática “de derecha”, F. Nietzsche escribe que el cristianismo corrompió las bases de la civilización al reivindicar a los pobres, débiles, enfermos, impidiendo así que la ley natural los exterminara para que reinara el super hombre, el revolucionario. Habló de “la transvaloración de los valores”, demoler los fundamentos morales del orden, invertir los contenidos del bien y el mal, lo legal y lo ilegal, lo moral e inmoral, justo e injusto, generoso y egoísta. El nacional-socialismo aplica a su gusto los planteamientos. Nietzsche no era antisemita y para él los débiles eran una categoría mucho más amplia que los judíos, y por ello se distancia de su maestro Wagner.

Hitler convenció a los alemanes de que la sociedad estaba podrida y con el pueblo haría la transvaloración de los valores. La misma idea pero desde la izquierda revolucionaria, es lo que llama Antonio Gramsci la revolución intelectual y moral, pre requisito para el triunfo del socialismo. Consiste en que, la revolución se impondrá cuando una masa crítica de la ciudadanía desprecie la “vieja sociedad”, sus principios políticos, sociales y morales, y se convenza de la necesidad de una nueva. Ambos autores entienden que la estabilidad del orden político no depende de variables económicas (riqueza o miseria, progreso o estancamiento) o sociales (bienestar, distribución de la riqueza, satisfacción de necesidades) sino de qué los revolucionarios logren poner en cuestión esos valores y romper el “consenso” que sostiene la sociedad. El pensamiento último de Gramsci conduce prácticamente a la socialdemocracia, pero esta tesis ayuda a entender acontecimientos actuales de otra manera inextricables.

Por ejemplo, que el factor determinante de los procesos de cambio no es la economía sino la política, que el partido de la revolución logre convencer a la gente de que vive en el infierno. La desestabilización de la democracia venezolana se produjo durante su primavera, entre 1989-93, cuando corregía errores y florecía en lo político, económico y social. Todavía hay gente ilustrada y de buena intención que cree recordar a la Venezuela democrática como un país aberrante y corrupto y piensa que su fin de alguna manera se explica por los vicios, sin captar que la desestabilización no fue contra éstos, sino contra el programa rectificaciones que rechazó parte de las élites. Crecimiento económico más alto del mundo, un gabinete éticamente impecable y altamente calificado, reformas democratizadoras esenciales, elección de gobernadores y alcaldes, reforma del régimen municipal, apertura económica, reconversión industrial ocupación masiva de la mano de obra.

Pero un grupo de bachilleres semi ilustrados dirigido por notables doctores, empresarios, políticos realengos y gerentes de medios, convencieron a los factores de poder de que el país era un burdel y decapitaron la democracia. La carencia de liderazgo medianamente apto hizo que parte del sistema político de partidos se incorporara a la prédica antisistema, pretendiera hacerse “amiga” de la desestabilización y la promovieron ampliamente desde los mismos partidos del sistema. Creyeron que serían premiados por los desestabilizadores y asistirían al reparto de caramelos. Lograron la “revolución intelectual y moral”, “trasvalorar los valores”, crear un espejismo ideológico sobre parte de las clases medias y las élites, pero no sobre la mayoría que se mantuvo por un tiempo fiel al sistema, pese a su suicidio. Ha ocurrido en muchos países que se juegan lo que han conquistado, aunque el “progresismo” parce estar aterrizando en la realidad.

@CarlosRaulHer

El sentido de la realidad, Biden y Putin

Carlos Raúl Hernández

La Cumbre de Los Ángeles 2022 expresa el nuevo orden mundial producto de la guerra de Ucrania y el fin de unipolaridad. Tal como afirma Putin esta semana en el Foro Económico de San Petesburgo, EEUU no prestó atención a la metamorfosis china y el resurgimiento de Rusia, y reaccionó al contrario de como lo hizo tres décadas atrás ante un reto parecido. La Cumbre parte de un diseño rústico al excluir a Venezuela, Cuba y Nicaragua; por eso seis presidentes no se presentan (México, Uruguay, Guatemala, Honduras, Bolivia, El Salvador), y Argentina cuestiona in situ enérgicamente la reunión. Esto pone de relieve un costo político para EEUU, prueba su pérdida de influencia en la región y lesiona las normales relaciones con ella. Todo inicia con la ofensiva de Trump contra China y el posterior viraje anti ruso de Biden. Embisten a esas dos grandes potencias y cancelan 60 años de diplomacia exitosa.

Expliquémonos por contraste. Durante la Presidencia de Jimmy Carter (77/81) hicieron eclosión todas las taras tercermundistas del modelo de desarrollo instituido por F.D. Roosevelt. El New Deal estableció un estado paternal, la administración pública proporcionaba empleo y beneficencia, malos servicios gubernamentales, intervencionismo, protección a la “industria nacional”, que hubieran colapsado antes a no ser por la tabla salvadora de la guerra mundial y el tratado de Bretton Woods (1946) que hace al dólar moneda universal. Esto da oxígeno a la economía, que en los 70 regresa a las crisis con devaluaciones del dólar. En la presidencia de Carter, EEUU es una gigantesca nación subdesarrollada, de altos niveles inflación, recesión y desempleo: la stagflación. Al estallar la Crisis energética y los precios de los combustibles, Ford, Chrysler, GM, producían enormes e ineficientes carcamales de acero, mientras Toyota fabricaba autos pequeños de plástico, aluminio y alto rendimiento, que ponen las empresas americanas en quiebra.

Para aquel entonces prolifera una literatura apocalíptica sobre EEUU. Paul Kennedy publica su magistral obra Auge y caída de las grandes potencias, 600 páginas para demostrar que EEUU era una potencia del pasado que había perdido los liderazgos de la creación con Japón y de la guerra con la URSS. En 1981 triunfa Reagan con una audaz, dramática y genial reforma económica: abre a la competencia global el mercado automotriz, informático, altas tecnologías y demás actividades. Se desata la histeria y Hollywood produce cantidades de films para denunciar la “venta de EEUU” a “los amarillos”. Reagan enfrentó la URSS al reto de “la guerra de las galaxias”, el escudo espacial, y la derrumbó. Luego Clinton en 1989 impulsa con Al Gore la revolución informática y profundizó el modelo competitivo, se reconvirtieron las empresas creando el milagro de 20 millones de empleos, y EEUU recuperó el liderazgo mundial. No declararon la guerra a Japón y la URSS, sino compitieron y ganaron en eficiencia económica y tecnológica.
En nuestros días el mundo carece de la fortuna de contar con Reagan, Clinton, Deng Xiaoping, Gorbachov, Thatcher, González, Aznar. Por el contrario, Trump reaccionó con anacrónico proteccionismo al salto chino consecuencia del socialismo de mercado en los setentas, y Biden intenta destruir la economía rusa destruyendo la occidental. En vez de actuar como Reagan y Clinton, bloque de progresos humanos como el 5G y el intercambio comercial. Biden se arroja contra Rusia a través de Ucrania, que la inconciencia de Zelensky luce dispuesto a sacrificar. Finalizada la unipolaridad norteamericana, hoy el mundo, diría @Mibelis, zanja dos bloques “líquidos”, interdependientes: EEUU (seguido por Europa) frente a China-Rusia. Pero importantes potencias regionales adquieren importancia estratégica por diversas razones: India, Brasil, Sudáfrica, Japón, Irán, México, Turquía, sin olvidar el dolor de cabeza de Norcorea. Las incidencias de la Cumbre de Los Ángeles demuestran el peso que da a China ser en 2021 el segundo socio comercial de Latinoamérica con más de 500 mil millones de dólares de intercambio, casi el doble que el año anterior, mientras aumenta en 33% (2021) sus inversiones en Europa.
Desde el triunfo de Putin en el 2000, la emergencia china y la deriva del populismo revolucionario en Latinoamérica, se habla en los círculos académicos del languidecimiento de la democracia, palpable en los liderazgos globales. El fin de la unipolaridad es también un mal momento para la democracia, siempre un sistema político minoritario en el contexto global, con auges como lo que Huntington llamó la “tercera ola de democratización”. Surge una versión autoritaria que conjuga la fuerza, sus habilidades y falta de escrúpulos, con eficiencia económica. No importa que intelectualoides y opinadores se equivoquen, y escriban panfletos llenos de fuego fatuo y vacíos de racionalidad. Grave es que los que dirigen la política mundial desde la “era Trump”, salvo Merkel y los suyos, demuestran no saber ni el alfabeto. Por eso Kissinger los comparó con “vendedores de electrodomésticos”. Carecen de lo que Isaiah Berlín consideraba esencial en un dirigente político: “el sentido de la realidad”. El diagnóstico de Putin obliga a las democracias a responder con inteligencia.
@CarlosRaulHer

Pensar con las tripas

Carlos Raúl Hernández

“Le seguimos pagando a Putin por la energía para que no consiga recursos en otras partes”. No lo dice Cantinflas, sino nada menos que de la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen. Es como si Hans fuera feliz porque su mujer se acuesta con el chofer, “y no tiene que buscar sexo fuera del hogar”. 1. La irresponsabilidad de los dirigentes democráticos europeos y norteamericanos, no registra empacho en lanzar Ucrania a la debacle como carambola para destruir la economía rusa, pero por los resultados ha sido un error gravísimo, infantil. Identificar a Putin con Hitler y presentar la guerra una “cruzada por los valores occidente” no salvará a Ucrania, y quien pierde no es Putin sino esta y las democracias occidentales. Putin llega al poder en el año 2000, Europa -EEUU lo ven como “un KGV”, y él intenta convencerlos de que es un aliado occidental, elegante, glamoroso, aeróbico, decidido. Como pruebas de lealtad, en 2001 y 2003 Putin apoya las invasiones a Afganistán (350 mil bajas) e Irak (850 mil bajas; mientras, según ONU, en Ucrania van 4000 víctimas) y facilita el uso de sus bases militares en Bielorusia, Armenia, Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguistán. 2. Las potencias lo menospreciaron y, por el contrario, durante veinte años lo acorralan, incorporando a la OTAN países del área de influencia rusa, contra las más elementales nociones de geopolítica, sumidos en el error de que unipolaridad mundial a la caída del comunismo, era irreversible. Violentan los mandamientos uno y dos de la diplomacia de Kissinger, que mantuvo el equilibrio mundial desde los años 70 hasta hoy: “no permitirás que se conforme un bloque entre China y Rusia” y “Ucrania no debe ser de la OTAN sino neutral” (para algún cagatintas de medio pelo, Kissinger debe ser “putinista” encubierto). Desde 1990 hubo negociaciones entre Rusia y EEUU para que OTAN no se ampliara más allá de la Alemania Unificada. A pesar de eso, en 1999, incorporan Hungría, Polonia y República Checa. En 2004, Rumania, Estonia, Lituania, Letonia, Eslovaquia, Eslovenia, Bulgaria; en 2009, Albania y Croacia, y en 2017, Georgia, Macedonia, Bosnia y Herzegovina, con lo que OTAN llega cerca del pescuezo ruso. 3. Desmantelada la Unión Soviética porqué se mantiene y fortalece una organización creada contra ella, y para Rusia es una ruda amenaza. Un ejército de plañideros, tontos de diploma, y unos que no lo son y se valen de los aquellos, argumentan que el principio de soberanía permite que cada nación haga lo que le da la gana, y desconocen que soberanía y geopolítica tienen relaciones íntimas pero peligrosas que los adultos deben conocer. Fidel Castro en 1962 comprobó esos límites cuando los soviéticos sacaron, desmontaron las ojivas atómicas de Cuba sin siquiera informarle. Noriega, superhombre en Panamá y terminó sus años preso en Miami. La incapacidad para medir el coeficiente soberanía-geopolítica perdió a Saddam Husein, a Muamar Gadafy y muchos otros. La asociación es lineal: ni EEUU podría aceptar bases en Cuba, México o Canadá, ni Rusia en su frontera ucraniana. Hay quienes no disciernen los hechos y tampoco entienden las explicaciones. 4. Un plan mentalmente mermado, porque Ucrania no puede ganar y perderá más de lo imaginable. Putin pedía que Ucrania no entrara en OTAN y ni siquiera reconocía a los prorusos que declararon repúblicas en el Dombas. Pero después del infinito error va a obtener inmensamente más de sus peticiones anteriores y si la guerra se prolonga demasiado Ucrania puede convertirse en un recuerdo, por obra de sus defensores y la novatada de Zelensky. Rusia desplegó en diciembre pasado tropas en la frontera para enseñar las garras y exigir que Ucrania no entrara a la OTAN, como recomendaba Kissinger en 2014 y cualquiera que tuviera un poco de sentido de la realidad, uso de razón. Hasta ahora no ha utilizado su letal aviación ni los aterradores misiles hipersónicos, que acabarían el conflicto rápidamente a costa de una mortandad masiva de civiles. Al contrario de lo planeado, la guerra favorece a Rusia, descompone la economía mundial y la inflación en EEUU y Europa alcanza los puntos más altos en cuarenta años, lo que afectará gravemente a sus gobiernos. Hay alarma en los organismos internacionales por actual escasez y previsible crisis de alimentos en Àfrica. 5. El barril de petróleo podría llegar a 300 dólares, según calificadoras de riesgo, el metro cúbico de gas se dispara en 40 y 50%, y la economía rusa, el rublo, se fortalece mientras los aliados sufren problemas insolubles. Europa no puede embargar la energía rusa porque paraliza la sociedad. Rusia y Ucrania son los mayores productores mundiales de trigo, es decir, el pan nuestro de cada día, y hoy están bajo control de Putin, y se anuncia que en un par de meses los ucranianos tendrían que quemar las cosechas podridas en los silos. Van 4000 víctimas certificadas por la ONU, no porque Putin tenga buen corazón, sino porque cuida políticamente en lo posible su guerra, cuyos efectos perversos se devuelven contra los gobiernos occidentales Europa. La irresponsabilidad colocó en sus manos la palanca del mercado de alimentos (además petróleo y gas). Si esta es una guerra en defensa de las instituciones democráticas, se disimula muy bien. @CarlosRaulHer

Mareos en la segunda vuelta

Carlos Raúl Hernández

Mareos en la segunda vuelta. Después de la primera ronda en Colombia (Gustavo Petro, 43%, Rodolfo Hernández, 28%) estamos ante una guerra de encuestas, varias con algo en común: final de fotografía para el ballotage. Como suele ocurrir, los revolucionarios plantean esto como una refundación de Colombia, un renacimiento histórico, y la salida de una terrible “opresión” y “esclavitud”. Cada vez que se presenta un cambio electoral importante, viene con él la alocución apocalíptica. “Nace una nueva era”, “no es una era de cambios sino un cambio de era” dijo el expresidente Correa, hoy con destino incierto; “crisis de un sistema de dominación” y demás gotas de rocío marxistas, porque para Marx todo lo acontecido antes del socialismo “era la prehistoria de la Humanidad”. El discurso sobre la desigualdad, la injusticia social, los “privilegios” y demás pamplinas propagandísticas ad hoc, que los salvadores exasperarán ¿Es eso lo que ocurrió en Colombia? Desde el año 2000 el país crece a una tasa importantísima, con la conversión del campesinado en clases medias, empleo formal, modernización acelerada del país y PIB disparado en el orden de 90%, una cifra extraordinaria.

Algo parecido ocurrió en varios países de la región, como Chile y Perú, a los que quieren sacarlos también de la “prehistoria de la humanidad”. Por el contrario, Colombia se anota veinte años de éxitos, desde ser un país simplemente atrasado y premoderno, en el que te arrancaban de la muñeca hasta un reloj de plástico en la Plaza de Bolívar de Bogotá. Envidiable crecimiento económico, mejora de los ingresos, bajo desempleo y baja inflación, con miles de nuevos kms. de vialidad, acueductos, cloacas, cableado eléctrico, teléfonos, internet, etc. Lejos del infierno económico que inventa la izquierda, Colombia más bien, desde las reformas de Álvaro Uribe (2002-2010) se mantuvo en crecimiento permanente, baja inflación (apenas 1.6% en 2020) y desempleo moderado. Expulsó las FARC a las fronteras y luego Juan Manuel Santos las incorporó al proceso democrático. La idea colectiva de que el país se dirigía a la paz gracias a la excelente gestión de sus presidentes, el último de ellos Santos, es envión definitivo para que Iván Duque gane las elecciones de 2018 con 53% de los votos, pero él se encarga rápido de acabar la sanación.

Lo que determina resultados electorales, no son los malestares (ni bienestares) sociales o económicos, sino su manejo político, destreza, jefatura y sentido táctico-estratégico para moderar peligros del sistema, cobrar sus éxitos, y asombra el genio de Duque para exacerbar los problemas y auto desestabilizarse. Él era la continuidad del sistema político, porque tanto el presidente que llega, como el anterior eran “hijos” de Uribe, aunque Santos se había desmarcado de los errores uribistas. La izquierda marca récord histórico con 43% de Gustavo Petro, dentro de la estabilidad pluralista y nadie hablaba de matarlo. Ya Presidente electo, Duque anuncia revisar los acuerdos de paz y la persecución de Iván Márquez y Jesús Santrich, lo que pone en ascuas de nuevo a guerrilleros y exguerrilleros pacificados. De un clima optimista, Duque hizo en cuatro años una olla de presión, enguerrilla de nuevo a la izquierda pacificada, y polariza a la sociedad entre uribismo y petrismo. “Mano dura” fue su promesa y mano dura recibe. (Me hace pensar qué hubiera pasado en Venezuela, si los amigos locales de Duque hubieran llegado al poder).

Se hace el suizo y deja que masacren a la FARC que entregó las armas, permite que los paramilitares asesinen sistemáticamente a los pacificados, conocidos como “dirigentes sociales”. 36 masacres con 151 muertes en 2019, y 76 con 292 muertes en 2020. El clima sanguinario y de pánico fortalece al ELN, rearma expacificados, y proliferan nuevas pandillas narcoterroristas. Durante 2021, 96 masacres cobran 338 víctimas. En los primeros meses de 2022 se reportan 44 masacres con 158 muertes. En total, cerca de 1400 muertes de “pacificados” durante la gestión de Duque, cuya base política se encoge hasta que no pudo siquiera aspirar a la reelección, y un espectro, desde demócratas hasta guerrilleros, se desplaza hacia Petro, eje de una gran alianza de izquierda y no sabemos qué traería a Colombia. Las variables positivas de la economía parpadearon momentáneamente en la pandemia. Ni Petro ni Hernández dan para confiar en el futuro de nuestro país gemelo.

Hay razones para creer que detrás del primero podría estar el rostro de Morales, Ortega, Correa. O peor, que tenga un Giordani guardado, porque su supuesto comeflorismo puede eructar desgracias, ahora con la moda global del “crecimiento cero”, que me recuerda a la niña pre bachiller aquella, Greta, y a David Benatar un filósofo naturalmente en la ola de la posmodernidad, entusiasta de que la humanidad desaparezca para que crezcan las plantas y los animales. Hernández parece haber nacido para ser alcalde, si seguimos a Calderón de la Barca, quien parece acuña el término “alcaldada” como sinónimo de una decisión o discurso imbécil y arbitrario. Hasta hace poco los grandes patanes malhablados en el poder habían sido Castro, Videla y Pinochet. Ahora después de la etapa galáctica, hay competencia a ver quién lo es más.

@carlosraulher

Chascos

Carlos Raúl Hernández

Tendencias posmodernas antiintelectualistas que se colaron en la cúpula del poder, tuvieron influencia en algún momento de la revolución. La línea de degradar las universidades correspondió al diseño deliberado de ideólogos retorcidos con la tesis de que el conocimiento creaba barreras sociales y había que imponer tábula rasa. Por fortuna el gobierno abandona esas locuras, pero los centros de educación superior fueron ahorcados financieramente y los salarios ridículos hacen que ni las bibliotecas, ni los profesores y mucho menos los estudiantes pueden adquirir libros, y no están en condiciones siquiera de apelar a las fotocopias.

En la abundancia del mundo desarrollado, la educación superior está también afectada por virus izquierdizantes igualmente destructivos, como denuncia la profesora Camille Paglia a través del blog Un tío blanco hetero. Dice que “nadie puede sobrevivir en el sistema académico norteamericano” si no rinde postración reverencial a pensadores revolucionarios “sobrevaluados” como Michel Foucault, Gilles Deleuze, Jacques Derrida, Jean Baudrillard, Julia Kristeva. Ellos dividen la sociedad entre oprimidos y opresores, con la jerga de interseccionalidad, white privilege, masculinidad tóxica, apropiación cultural, micromachismo, heteropatriarcado y otras babiecadas. Ya no basta con la tradicional lucha de clases marxista, sino que los llamados post estructuralistas, diferencialistas o posmodernos estimulan conflictos entre los sexos, las etnias, las culturas, que rompen la cohesión social y crean enfrentamientos.

La gravedad está en tu mente. Hay un precedente de esta denuncia, tan memorable que hizo historia por haber quitado la careta del sistema universitario. En 1996. Alan Sokal profesor de física de la Universidad de New York, otrora militante sandinista, envía un artículo para la respetadísima revista teórica Social text, con el nombre de La transgresión de las fronteras: hacia una hermenéutica transformativa de la gravedad quántica. Según la teoría de género, el sexo no es biológico sino un aprendizaje, un constructo social, una convención que no corresponde a la realidad. Se es masculino o femenino solo porque la sociedad lo concibe y lo enseña así, no por factores biológicos. Igual se puede enseñar a los varones a ser hembras o viceversa y todo cambiaría. Sokal en su sátira, homologa la fuerza de gravedad con la identidad de sexo y “demuestra” que también es un constructo social que existe porque la gente lo cree. Muy sencillo: si se enseña desde la infancia a ignorarla, los hombres podrán volar

Sokal programa para que el mismo día de la publicación del mamotreto, aparezca en otra revista, Lingua franca, una declaración también suya en la que afirma que escribió ese adefesio, ese “pastiche de jerga posmoderna, reseñas aduladoras, citas grandilocuentes fuera de contexto y estúpidas” (Wikipedia), simplemente para demostrar la degeneración académica que acepta lo que sea si viene en lenguaje “de género” a la moda. En síntesis, el artículo aprobado por los sabios que arbitraban la publicación, afirma que si no fuera por el prejuicio social de la fuerza de gravedad, uno podría tranquilamente surcar los cielos pues aquella existe solo en nuestras mentes. Por esas fechas casualmente, se estreno Matrix que de alguna manera contiene un mensaje parecido

Astronomía machista. Recientemente en 2017 un equipo de tres profesores también norteamericanos, enviaron y publicaron burlas similares en algunas de las más importantes revistas científicas que se ocupan de activismo y problemas “de género” e “identidad”. Jamie Lindsay Ph. D, Peter Borghossian M.Sc, Helen Pulckrose M.Sc. enviaron para arbitraje y publicación veinte trabajos de los cuales catorce fueron aceptados. Uno de ellos fue el falso paper científico titulado Amontonamiento progresivo. Una aproximación feminista interseccional a la pedagogía. En él proponen que para desagraviar a los estudiantes de color por los privilegios de que disfrutan los blancos, se practique en las aulas el siguiente ejercicio: los muchachos blancos oirían la clase sentados en el suelo y atados con ligeras cadenas para simbolizar los sufrimientos de los negros durante la esclavitud.

Semejante monstruosidad no solo fue aprobada por los árbitros de la publicación, sino además consideraron mayor severidad con los estudiantes blancos para deconstruir sus privilegios. Otro de los “ensayos científicos” consistió en que tomaron un capítulo de Mi lucha de Adolf Hitler y en todo el texto sustituyeron donde decía judío por blanco y eso bastó para que lo aprobara el comité de evaluación de la revista Affilia sin saber lo que era. En una explicación de su travesura, los autores cuentan cómo montaron las trampas: “…a veces pensábamos en una idea loca y la ejecutábamos…Qué pasa si escribimos un artículo para afirmar que cuando un hombre se masturba pensando en una mujer, es una acción machista signada por la cultura de la violación, porque no tiene consentimiento para ello. De allí salió el trabajo Masturbación… (también decidimos) escribir un ensayo sobre astronomía feminista y queer… porque la astronomía dominante es intrínsecamente sexista…La inteligencia artificial es machista y un peligro para las mujeres porque la fabrican hombres”.

@CarlosRaulHer

Los siglos semanales

Carlos Raúl Hernández

Tres semanas ago, con fascinante brillo, @Mibelis Acevedo escribió en estas páginas sobre el aburrimiento (“Este tedio”, EU:07/05/2022) y no perderé la ocasión de desenvainar sobre el mismo tema una espada que yacía en reposo. En los últimos tiempos la pandemia hizo que el espacio cultural se llenara de demasiados disparates. Pero Mibelis nos refresca con su inimitable manera. Va para ella.

Romeo esperaba ansiosamente a Julieta con la complicidad de fray Lorenzo, horas eternas, pero no se aburría. Su mente estaba depositada en el encuentro y el lapso que lo separaba de ella era angustia, pero no tedio. Nadie se hastía en el purgatorio, que se distingue del infierno, por ser dolor con esperanza. Un siglo de su compañía hubiera sido un instante para él. Juana de Arco en la pira siente que un segundo es eterno, y abjura. No atendemos al tiempo en el tráfago de actividades, ni en la intensidad del placer. Para el insaciado, en cambio, es la dura espera, igual que para quien padece agónicamente. Un condenado a muerte no aguarda la fecha fatal con fastidio. Al contrario, quien no tiene expectativas sobre mañana, ni le aguarda algo, un día va detrás de otro, la existencia misma es un hastío, una faena inerte.

Escribe Neruda “pasan días iguales persiguiéndose… día que has sido niño, inútil /que naciste desnudo/las leguas de tu marchan van corriendo sobre tus doce extremidades”. El aburrimiento y el tiempo se personalizan cuando no pasa nada. Dice Cioran “…Son las tres de la madrugada… Siento este segundo y luego el siguiente y saco la cuenta de cada minuto”. Tal vez por casualidad, B.B King nos impacta con su blues inolvidable, llamado casualmente Las tres de la mañana, en el mismo tono intenso del filósofo rumano del suicidio. Varios films, por ejemplo, Lejos del cielo (Haynes: 2002) narran la vida asfixiante, repetitiva de las mujeres enclaustradas en sus hogares durante la era represiva del machismo en los años cincuenta, previa al reventón de los sesentas. En contraste, Historia de una pasión (Davies: 2016) describe el sentimiento que mantuvo a dos amantes en lucha contra la separación impuesta por el entorno. El Dr. Jhivago y Lara (Lean: 1965) jamás se aburrieron durante mil páginas y durante todas se buscaron en medio del infierno comunista.

Nos aburrimos cuando “no pasa nada” pero depende de cuánto nos interesamos por el entorno. Es un engaño que no pase nada porque los acontecimientos se producen por zettabites a nuestro alrededor. Por obra del coronavirus que nos obligó a aislarnos, experimentamos varios tipos de vivencia. Algunos lo tomaron como una maravillosa oportunidad de ver películas, leer libros y planear acciones sobre el futuro, crear arte o dedicarse a hobbies. Parejas nuevas o bien avenidas, vivieron lunas de miel, pero en situación contraria, devienen aburrimiento, contrariedad y crisis. Quienes disfrutan la soledad, encuentran la situación ideal, mientras los socialites padecen molestias insufribles. Algunos lamentan perder la oportunidad de hacer el negocio de su vida o ventajas que se les presentaron. Otros sin entornos placenteros o expectantes, sufren trastornos físicos y emocionales. Atormentado por la conciencia del tiempo, Vallejo escribe “cómo me duele el pelo al columbrar los siglos semanales”.

Pocos describen en el arte las vidas sin mañana como Francis Bacon. Sus figuras humanas son amasijos deformes, abotagados, semi disueltos, en el ciclo opresivo entre el trabajo y cuartos de pensión de mala muerte, salas de baño sórdidas y sucias, bajo un escueto bombillo pendiente del cable. Bacon presenta el hastío aterrador: contar el tiempo de un plazo que es la propia vida sin mañana. La cuarentena, sin tal dramatismo, no tenía un final predeterminado, e inquietaba su término incierto. Para un condenado, la sentencia tiene plazo fijo. En Sueños de fuga (Darabont: 1994), el protagonista enfrentaba su larga e injusta condena con optimismo pues cavaba en la pared el túnel con una inofensiva cucharita, camuflado en un afiche de Raquel Welch. Sería libre y podría reconstruir su esperanza a base de esfuerzo y decisión. Algunos con teleologismo optimista dicen que las pestes son el preámbulo de las grandes reconstrucciones, cosa que no creo sea una determinación sino descripción de que la voluntad recoge los escombros y sigue la marcha.

El Renacimiento arranca con Dante en el siglo XIII y lo interrumpe la Muerte Negra del siglo XIV pese a Boccaccio y Petrarca. Hubo que esperar hasta el XV para que se reiniciara la vida. Las pestes lanzan millones de seres humanos a la muerte y la miseria, lo que no abona a verlas como bendiciones progresistas. Pero el ser humano se sobrepone, que es otra cosa. En un momento de humor, el atormentado Soren Kierkegaard dejó su versión del desarrollo humano como obra de la monotonía, según cita Mibelis. “Los dioses fastidiados, crearon a los humanos. Adán se aburría y le trajeron a Eva. Luego los dos se aburrían junto a Caín y Abel en familia. Aumentó la población del mundo, y los pueblos se aburrían masivamente. Para entretenerse, se les ocurrió la idea de construir una torre, tan alta que llegara hasta el cielo… Después se dispersaron por el mundo y viajaron por todas partes, pero aún se aburren”.

@CarlosRaulHer

Alemania, año cero (y Venezuela)

Carlos Raúl Hernández

La teoría debe estar destinada a la acción, a ser instrumento para intervenir la realidad. A conocer cómo otros hombres enfrentaron situaciones parecidas y los resultados obtenidos. El estudio comparativo es base del pensamiento político y de la acción política. Venezuela vivió siete años de recesión (socialismo más sanciones económicas) contrajeron en 83% el PIB, aunque en 2021 creció 9.3%, y hoy sigue afectada por las secuelas y en la necesidad de superarlas. Se habla de “cambio del paradigma económico” como ocurrió en otras partes, pero a veces se responde a nombre de una pretendida particularidad nacional, que “no son asimilables las condiciones “o “son realidades distintas”, y se desperdicia el valor analítico agregado de la política comparada según Sartori. Este año 2022, Eduardo Fernández y Mercedes Malavé, a nombre de Unión y Progreso, desarrollan estimulantes jornadas para tomar el hilo de Ariadna. Expuse en ellas estas ideas. Otros partidos, por su parte, debaten estrategias para bien, porque la política necesita brújula.

Las terribles postrimerías a la derrota de Hitler, la ocupación de Alemania por las potencias victoriosas, el destino-castigo planeado para ella y lo que finalmente ocurrió, nos indican mucho. Devastada por guerra, horror; hambre, escasez, racionamiento, mercado negro, hiperinflación, alta tasa de edificios en escombros, el Marco valía tan poco que los cigarrillos americanos eran moneda de curso corriente; y muchas mujeres desamparadas tenían que pagar su vida con sexo, según narran dos grandes películas, entre otras, Alemania hora cero (Roberto Rossellini: 1948) y Anónima (Max Farbebock: 2008). Henry Morgenthau, secretario de Estado de E.U. y las potencias, diseñaron el “Plan Morgenthau” que planteaba destazar el país, liquidar su infraestructura industrial y hacerlo agropecuario, pastoril. Tales perspectivas, hicieron que el democristiano Ludwing Erhard, ministro de economía de la trizona (futura Alemania occidental) emprendiera una acción asombrosa, un escándalo.
En lo que parecía un impromptu, Erhard se fue a la radio y canceló las políticas intervencionistas dictadas por Estados Unidos e Inglaterra. Deroga controles de precios, racionamiento, y toda disposición que dificultara el trabajo, el intercambio, la inversión y que la gente vendiera y comprara libremente. Con su arranque de “locura” e irreverencia, disolvió en unas cuantas palabras el establishment económico de la ocupación. Su amigo, el gobernador militar norteamericano, Lucius Clay, lo visitó y le dijo “Ludwing, mis asesores me dicen que hiciste algo terrible- No te preocupes por eso-respondió Erhard. Mis asesores me dicen lo mismo”. Nace la “economía social de mercado” y de allí el futuro “milagro alemán”. Rápidamente el país recuperó el crecimiento y se convirtió en motor económico de Europa. Erhard, sociólogo y economista fue quince años ministro de finanzas y salió para ser Canciller durante los años 60; gran parte de su carrera la hizo al lado de Konrad Adenauer, otro estadista fuera de comparaciones, aunque al final se distanciaron.
Tal vez la personalidad de Adenauer no se acostumbraba a lo que alguna vez dijo Luis Herrera Campins: “soy presidente de todos los venezolanos, incluidos los expresidentes”. La pregunta de Erhard “¿qué hacer para que crezca la producción y también el bienestar de la gente?” se respondió con derogar los elementos de la mitología ideológica prevaleciente, enfrentado a las versiones socialistas en muchos partidos: que los controles protegían “a los más pobres”. Rechazó la planificación, de moda por el ejemplo soviético y los resultados fueron extraordinarios: elevación de la producción, el nivel de vida, y ya en 1959 los socialistas alemanes abandonan sus viejos dogmas y asumen la economía social de mercado. Erhard, caso extraño en la política, fue presidente de la democracia cristiana, aunque jamás accedió a inscribirse en el partido.
Algo muy parecido al “paquete de Erhard” posteriormente será la doctrina oficial del FMI. Ya caído el Muro de Berlín en 1989, el director de cine Kevin Phepps prepara el rodaje de su Destello en la oscuridad (1992) film de época que cuenta la romántica historia de coronel y agente de inteligencia norteamericano (Michael Douglas) que se juega la vida para rescatar a su amante, también agente (Melanie Griffith), y se cuela en la Alemania comunista. Phepps descubrió que no necesita locaciones, porque la perfecta era la propia Berlín Oriental, en ruinas aún después de 47 años terminada la guerra, mientras Berlín occidental era una vitrina de bienestar y belleza que impulsó a los ciudadanos orientales a derribar el comunismo. Mariano Rajoy, otro democratacristiano, levantó a España de su caída en 2011, junto a Grecia e Italia, que ponía en peligro el Euro y la Eurozona. Sobre este líder extraordinario, hoy modesto registrador mercantil, cayó la montaña de perros muertos lanzada por el “indignado” Pablo Iglesias, ahora cagatintas con la publicación de un “libro” a base de entrevistas, el método más práctico y pelotudo, cuyo título habla de quien es el autor. Rajoy encuadró España en la vía del crecimiento y el bienestar. Lo derrotó el insólito y desorientado Ciudadanos, que entronizó la irresponsabilidad y el desorden.

@CarlosRaulHer

La traición de Shakespeare

Carlos Raúl Hernández

Los autoritarismos retrotraen la vida y la dignidad humanas y eso aplica a los países que aún viven sus miserias. Parece por eso innecesario refrescar las atrocidades otras etapas de la historia. Pero la verdad política hace llagas y al primer estudioso realista, las lastima. Nicola Maquiavelo, se le recuerda como un torvo criminal, pese a ser honorable, de vida austera, porque su obra describe lo que todos sufrían. Según Ernest Cassirer lo denigran más de cuatrocientas veces en la literatura isabelina. A través del duque Gloucester, futuro Ricardo III, Shakespeare dice “…soy capaz de añadir colores al camaleón…de enviar a la escuela al sanguinario Maquiavelo”. Lo agravia el violento competidor de Shakespeare, Cristopher Marlowe.

Dice Marlowe que “aunque el mundo piensa que Maquiavelo ha muerto/ todavía su alma flota sobre los Alpes /yo soy Maquiavelo”. No se dice que Nicola tal vez se inspiró en Isabel la Católica quien, con su adorado tormento, Fernando, se parecen como gotas de agua a El Príncipe. Más tarde Elizabeth I de Inglaterra debe haberlo leído y aprendido al caletre. Ambas manejaron el poder con genialidad fortaleza, para desgracia de sus enemigos, sin victimizarse por ser mujeres. La obra de Shakespeare es paradójicamente la dramatización de El Príncipe. Lleva a las tablas los crímenes e intrigas dinásticos, y desde entonces el enteco libro florentino sangra, suda y llora todos los días en algún escenario del mundo. Shakespeare se resguardó de las garras venenosas al ubicar sus personajes en épocas y lugares lejanos a Inglaterra.

Ricardo II, Ricardo III, El Rey Lear, Julio César, Antonio y Cleopatra, Coriolano, Hamlet, Tito Andrónico y Macbeth son sus obras más políticas. En ellas, el poder y la respuesta a él es ejercicio de la fuerza, la astucia sin escrúpulos, tiránica. Inteligencia, aamoralidad, habilidad ilimitada para conseguir objetivos, no cometer errores, ni derrochar esfuerzos. Construye el personaje de Ricardo III con opiniones de los Tudor y un libro de Thomas Moro que lo describen deforme por dentro y por fuera. Ricardo confabula con su hermano el rey para liquidar a otro hermano, Clarence a quien encarcelan en la Torre de Londres y sus asesinos lo ahogan en un tonel de vino. Ricardo hace declarar bastardos a sus propios sobrinos, para sacar los jóvenes príncipes de la sucesión; y desaparecen en la Torre de Londres. Maquiavelo y Shakespeare despedazan la visión idílica de monarcas “por la gracia de Dios” en cuyas venas corría la sangre de Jesucristo. Despedaza la teoría absolutista, que estaba en el centro del debate esencial para la historia, la lucha política y la teoría política.
Es Tiranía vs. democracia, que se mantiene hasta hoy. Dicen Juan Bodino, William Barclay, Jacques Bossuet, que la autoridad suprema, la maiestas, del rey está fuera del control jurisdiccional del derecho positivo, de la ley –tal como los revolucionarios de hoy invocan al pueblo para perpetuarse-, y por encima de la comunidad. Los monarcas y sus ideólogos escribieron que esta provenía del Creador y hay que servirles sean buenos o malos y quien se rebele “seguramente se condenará…porque se resiste a una orden Divina…el pueblo debe… obedecer los mandatos del lugarteniente de Dios sobre la tierra”. La Iglesia lejos de comulgar esa rueda de camión, mantiene la resistencia hasta pasada la Edad media la confrontación entre el Papado y los príncipes seculares.
Dominicos y jesuitas, Santo Tomás, Francisco Vittoria, Domingo Soto, Fernando Vásquez, Francisco Suárez y Luis Molina, arremeten contra el autoritarismo: “el poder debe emanar de la elección humana”. Explicaron “la necesidad de que el pueblo consienta antes que algún gobernante pueda ser instituido” … “el pueblo delega sus poderes a alguien por el bien común” … “el poder de todo gobernante debe estar en armonía con la voluntad y la aprobación” … “como todos los hombres nacen libres…nadie tiene jurisdicción política sobre ningún otro…nadie tiene derecho sobre ningún otro” … “el Rey está obligado a guardar y hacer guardar las costumbres de su país”. Bracton escribe que el rey está sujeto a Dios y la ley. Para él la autoridad real es el derecho y no la injusticia. Actuar moral y jurídicamente procede de Dios mientras la tiranía es del demonio.
Inglaterra fundó y preservó hasta hoy la libertad medieval, constitucional. Su base es la Carta Magna Libertatum de 1215, acontecimiento base de la civilización occidental y democrática: la teoría del poder limitado o poder constitucional. Hayek definió la libertad como “ser regido por leyes y no por hombres” y ese es su sentido universal y atemporal. Pese a renegar de Nicola, Shakespeare describe exactamente lo mismo que él. El poder criminal al final de la Edad Media, durante el renacimiento británico y el comienzo de la sociedad moderna, en medio de la crisis en los conceptos de poder, política y libertad. Pero por la habilidad y ambición de los autócratas y los errores de los demócratas, esa confrontación no termina. La incapacidad, arbitrariedad y crueldad de un déspota, recuerde que solo la vocación de lucha no basta. Debe combinarse con la habilidad que describe Maquiavelo.

@CarlosRaulHer

Carta abierta a Felipe Mujica

Carlos Raúl Hernández

Absurdo desaprovechar el flash-vintage del género epistolar “abierto”. Su rentrée insomnia al Presidente Biden, por la proliferación de cartas, y la premura de responderlas. Va una a mi gran amigo Felipe Mujica y a la dirección del MAS, a la que pertenecí casi diez años, hasta que terminamos sin rencores ni ofensas de nuestra parte y de la que soy amigo cercano. El comienzo del final es en 1983; para el bicentenario de Bolívar, Ramón J. Velásquez convocó en Caracas el Congreso Internacional del Pensamiento Político, con casi mil representantes de todas partes del mundo. Jean Maninat y yo, delegados por Venezuela, expusimos respectivamente que Nicaragua sandinista degeneraba en un sistema totalitario tal como “Cuba: isla profética”, según la llamó el escritor chupamedias norteamericano Waldo Frank. De allí salió un librito nuestro, testigo que siempre acaricio con cariño y agradecimiento, Cuba, Nicaragua: expectativas y frustraciones.

Produjo una reacción feroz de la izquierda, vacuas amenazas de muerte, intelectuales y gacetilleros, perritos que buscaban huesos entre la basura, recogían firmas contra nosotros: y nos repudiaron miembros de la D.N del MAS. En reuniones de “avenimiento” con Márquez y Petkoff en las que nadie creía, sostuve que no podía ser dirigente de un partido que admiraba a Castro y Ortega, y que podría eventualmente apoyar uno parecido, y bye, bye.”. Nos gustaba el vendaval de insultos del fidelismo, porque no hay que temer cuando se actúa correctamente, dice Ayn Rand y aprendimos que los repudios imbéciles son credenciales para el futuro. Quince años después, en 1998, la convención masista que eligió al candidato presidencial, sacó a empellones a Márquez y Petkoff, y ni siquiera les permitió dirigirse al pleno. Irrupción indetenible de abajo hacia arriba de un partido educado, como dijimos entonces, en que Castro y Ortega eran helados de chocolate. El mundo cambió y el MAS también. El socialismo es hoy urbis et orbi no una empresa gloriosa, sino una maldición que causó terribles sufrimientos a gran parte de la humanidad. El MAS lo sabe.

No solo sucumbe el bloque soviético con el Muro de Berlín, sino que las versiones más o menos blandas de socialismo llevaron lo suyo en los 80. El esquema rooseveltiano arrastró a EE. UU a la decadencia y al casi naufragio, hasta que Reagan y Clinton asumen la globalización, la competitividad y la inversión; la Europa criptocolectivista estaba en crisis, hasta Thatcher, Felipe González, Mitterrand reloaded, y los demás asumieron la apertura (hoy los dinosaurios de Melenchon rugen en la cueva). América latina zozobró en la aterradora deuda externa bajo el influjo de “anticapitalismo” rosado de Cepal y casi se ahoga, de no ser por el FMI. “El neoliberalismo”, fue el invento semiótico-propagandístico brillante de la izquierda para pasar a la ofensiva sin rendir cuentas de su fracaso universal. Diferencia diametral, en Alemania post segunda guerra, la democracia cristiana diseñó la “economía social de mercado” que convirtió al país en el motor de Europa.

Con el nuevo milenio todo parecía progreso, democratización, ¡y en eso llega el socialismo del siglo XXI y Venezuela entra al cuarto mundo! Aunque el único colectivismo bueno es el colectivismo muerto, como demostró China, sus viudas tienen el chiste de blandir que sí hay socialismo exitoso: Suecia. Pablo Iglesias p.ej., saca de la chistera un divertido sofisma: el socialismo se extinguió porque sus dictaduras mataron los países de miseria, pero Suecia sería socialista por su bienestar social. Además, Forbes, revista de la ortodoxia “capitalista”, ubica a Suecia de primera en el ranking de países con mayores grados de libertad económica sin interferencias burocráticas, diez y catorce puestos más arriba que Francia y España, por cierto. Según el Indice de Libertad Económica, creado por Milton Friedman y que hoy publica el Instituto Fraser, los países nórdicos, Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia tienen casi absoluta libertad de obstáculos para las empresas.

Venezuela comienza de nuevo a romper con el pensamiento anacrónico y nace un capital popular masivo con el emprendimiento. Millones de venezolanos salieron a ganarse la vida porque los cuatro dólares que paga la administración pública y la bolsa del Clap no sirven. Y arranca la prédica que atribuye este incipiente proceso de acumulación de riqueza a los fantoches de derecha (“la burbuja”) y de izquierda (el “neoliberalismo”). En los ochenta las hiperdevaluaciones y devaluaciones, hiperinflaciones e inflaciones, desempleo, recesión, estancamiento, miseria, colapso político, producto del colectivismo, para el biribirloque de importantes centros de poder anacrónico, se transubstancian en resultado de lo que hizo el FMI, que los detuvo. En EEUU la prensa progre culpaba a Reagan y los chicago boy´s (hablaban de “neoconservadores”) que dejaban morir “criminalmente” obsoletas industrias metalmecánicas, y los círculos de derecha lloran por el “cinturón del óxido”, estados “arruinados”. Pero Clinton creó 20 millones de empleos y EEUU pasó a ser otra vez primera potencia, sin hablar de China, Vietnam, Chile, Hong Kong, Malasia, Singapur, Surcorea. Roguemos para que al gobierno venezolano no le falle el pulso, ni a la oposición el tino. Abrazos, Felipe.

@CarlosRaulHer

El final del pensamiento anacrónico

Carlos Raúl Hernández

1) El final de la utopía. Las “sanciones” golpean especialmente a las mayorías y contribuyen enormemente con los desarreglos económicos, políticos y sociales de Venezuela, pero la causa eficiente de ellos es el socialismo. Ocurrió lo mismo que en las decenas de experiencias colectivistas que pretendieron reorganizar la economía con base en declarar la guerra de exterminio a los productores, matando así la producción, el empleo y el bienestar de todos. El socialismo es un invento desquiciado y sin destino en la historia moderna y por fortuna la lectura del caos económico que hace el gobierno lo llevó a asumir la salida hacia el mercado al estilo de China o Vietnam y no al infierno cubano o norcoreano.
2) El pensamiento anacrónico y las dos transiciones. Gobierno y oposición realizan transiciones simultaneas hacia el “centro”, momento culminante en cualquier proceso histórico. La oposición abandona el “putchismo” y el gobierno se sale de la ultraizquierda. Podría imperar milagrosamente la cordura, pero para eso debemos romper con el pensamiento anacrónico que desde su punto de mira percibe la apertura a los capitales nacionales e internacionales como un pecado “neoliberal), y desde otro considera traición de Biden el eventual acercamiento a Venezuela y la posibilidad de comprarle petróleo, porque “eso va a estabilizar a Maduro”.
3) ¡La economía, estúpido! Los partidos, según las encuestas, están desconectados del país real, enfrascados en sus asuntos frente a una sociedad a la que estos no le interesan, preocupada en montarse en el tren del crecimiento que ya arrancó. Lo que hacen los partidos es distante para la gente normal y el discurso público debe apoyarse fundamentalmente en lo que afecta a la ciudadanía, los peligros que amenazan el cambio en marcha y las acciones necesarias para que llegue a las mayorías. Vendrá el momento de la elección de candidatos, muy importante para la oposición, pero lo que le interesa al país hoy es la sobrevivencia. Por el momento esto debe procesarse con relativa discreción entre los actores. En vez de política partidista debería desarrollarse un pensamiento crítico, “tecnopolítico”, frente al gobierno: decirle lo que están haciendo mal, o las medidas que es necesario tomar en relación con diversas fragilidades.
4) ¡La política, estúpido! La permanencia de un gobierno no tiene que ver con la economía. Las fuerzas subversivas aplastaron a los demócratas chilenos con la economía y nivel de vida en esplendor, y la nación alcanzaba, según OCDE, el nivel de país desarrollado. Chávez rodó el 11 de abril en medio de el zenit del consumo, poder, ingresos petroleros, prosperidad rentista, y Maduro, por el contrario, ganó después de siete años de recesión pavorosa. La política es, para decirlo con cursilería posmoderna, un “relato” que los líderes introyectan a la ciudadanía. A Carlos Andrés Pérez lo derrocaron cuando Venezuela atravesaba por el período de reformas modernizadoras y democratizadoras más importante desde 1958 (reforma económica, del estado, descentralización, organización de las finanzas públicas, elevación del nivel de vida, crecimiento más alto del mundo). Hacer política es construir fuerzas.
5. La lucha por la democratización de las instituciones debe estar siempre en la primera página de la agenda
6. Cómo resolver los problemas. Esto no debería llevar a la oposición a actuar como superintendencia de precios, llorar por lo caro de la papa o del céleri, ni siquiera a la “denuncia” de problemas que todos vivimos, sino plantear como resolverlos. Por ejemplo, los economistas anuncian la amenaza para el crecimiento económico de un accidente cambiario por sobrevaluación del bolívar, una moneda que el gobierno mantiene con vida artificial, entubada en medio de un caos monetario. No sabemos a ciencia cierta cuan completo y acabado es el programa del gobierno. Lo que si se nota son relámpagos de desorden y se hace dificilísimo pagar en una panadería o un abasto, lo que se revierte contra los beneficiarios del cambio, los consumidores. El bolívar prácticamente desaparece, pero el gobierno lo mantiene en terapia intensiva, no necesariamente para bien. Menos politiquería y más pensamiento crítico.
7) La crisis eléctrica es un daño económico y sicológico a la población y un tope del crecimiento. La nueva oleada de apagones es producto de eso. La oposición debe emplazar al gobierno a enfrentar el déficit eléctrico, que debe crear condiciones para pactar con EE. UU y Europa para acceder a los créditos del FMI y el Banco Mundial. Más cerca, debe producirse un entendimiento entre el gobierno y la AN para acceder al crédito pendiente que aprobó la CAF para atender a la emergencia energética.
8) El cinturón de castidad de Pdvsa cuesta tocarlo, o hay que hacerlo por medio de ciertos subterfugios. A lo mejor tenemos que conservar el cinturón, pero se puede contratar su administración con multinacionales petroleras que quedarían encargadas a cambio de reconstruir el sistema eléctrico. Debería romperse formalmente su monopolio y mantener Pdvsa como una operadora entre otras.

@CarlosRaulHer