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Humberto García Larralde

Inventarse un “Pueblo”

Humberto García Larralde
Caerse a embuste respecto a su propia gestión es mala consejera para conducir un gobierno. Aun así, todos los gobiernos lo han hecho, en mayor o menor medida. En momentos de auge puede incluso ser beneficioso para la causa, pues contagia de entusiasmo a los partidarios, llevándolos a participar en actividades de apoyo que, de otra forma, no harían.

La trampa insalvable en que se metió el madurismo

Humberto García Larralde
Los camaradas de antaño recordarán que, cuando les “bajaban la línea” –el informe del buró político--, ésta se concentraba en precisar quiénes constituían “el enemigo principal” de la lucha revolucionaria. Tal enfoque analítico no dejaba de tener sentido, a pesar de estar concebido en términos de un “enemigo” y no de un adversario político

PdVSA y el poder

Humberto García Larralde
Chávez entendió, desde el comienzo de su presidencia, lo central que era controlar a PdVSA para sus apetencias de poder. Disponer de enormes rentas provenientes de la exportación de crudo resultó clave para el éxito de su proyecto político

La economía venezolana: tres grandes problemas y una solución común

Humberto García Larralde
Los venezolanos hemos sido testigos de cómo uno de los países más ricos de América Latina, el nuestro, se fue transformado, en el lapso de tan sólo una década, en uno de los más pobres, en competencia con Haití, Honduras y Nicaragua. Aun así, en la medida en que caía la actividad económica nos ilusionábamos con la idea de que estábamos “tocando fondo”, por lo que vendría el inevitable “rebote” hacia la recuperación.

Loco de atar y peligroso

Humberto García Larralde
El video que muestra las destempladas reacciones de Jorge Rodríguez, El Furibundo, inmediatamente después de que el Congreso de Diputados de España decidiera reconocer a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela, lleva a preguntar si está en sus cabales.

Fascista

Humberto García Larralde
Para muchos, “fascista” es un descalificativo político que se ha banalizado. Ni les va ni les viene. Según cuenta el historiador británico, Tony Judt, tal banalización se la debemos a Stalin. Al emerger de la II Guerra Mundial como parte de la tríade libertadora (RU, EE.UU. y la URSS), no encontró mejor forma de callar a quienes criticaban la ausencia de libertades en la URSS que descalificarlos de fascistas.