¿Van a ser las elecciones venezolanas demasiado desequilibradas como para robarlas?
Hasta hace unas dos semanas, parecía que el hombre fuerte de Venezuela, Nicolás Maduro, había conseguido marginar a la asediada oposición lo suficiente como para asegurarse la victoria en las elecciones presidenciales de este verano.
Su gobierno había inhabilitado a la principal candidata de la oposición, María Corina Machado. Por si fuera poco, también inhabilitó a su suplente. El familiar espectro de la división y la desorganización se cernía sobre la heterogénea oposición a Maduro, que ha gobernado Venezuela durante más de una década.