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Thays Peñalver

Venezuela, entre el poder y la legitimidad

Thays Peñalver

En estos momentos y cada tres segundos estalla un proyectil de artillería pesada. Se dice fácil, pero imagínese que el tiempo en el que usted tarda en leer este artículo, ha escuchado ochenta cañonazos, bueno todo esto ocurre en Europa. Y eso es nada en comparación a las ráfagas de ametralladora y armas pesadas que usted escucharía entre bombazos, si estuviera viviendo cada minuto, entre sirenas antiaéreas, drones y misiles en Ucrania.

Ya nadie lo dice, y casi nadie habla de eso, pero Europa continúa soterradamente en guerra contra una Rusia que en apenas unos meses de conflicto prolongado ha perdido casi la misma cantidad de tanques de guerra que los existentes en América Latina, así como aproximadamente doscientos pilotos experimentados, ha consumido o casi agotado buena parte de la reserva de municiones, otro tanto de su ejército profesional de primera línea y ha causado un resquebrajamiento político importante. Pero existe a su vez una contradicción, la OTAN se encuentra en guerra fría al mismo momento que sus políticos tratan a contra reloj de no entrar en la ruta a una guerra caliente que cada día asusta más, cuando las tensiones aumentan en Taiwán, el gigante del Sol Naciente se arma hasta los dientes y Corea del Sur establece alianzas impensables al lado de un loco nuclear.

La tensión mundial por el reacomodo geopolítico se puede sentir tanto en el tablero europeo, como en el asiático y el africano, mientras casi todo el Pacto de Varsovia se ha afiliado a la OTAN y las naciones más neutrales como Finlandia y Suecia han optado por un bando, justo en el momento en el que Rusia acaba de bombardear los puertos de salida de alimentos y ha dado un portazo al acuerdo sobre el trigo.

Todo esto ocurre tras veinte años en los que la izquierda de la Europa democrática cometió su peor error histórico que fue dejarse arrastrar por lo peor de la izquierda europea y rompió la balanza de tal manera, que vivimos a las puertas de una derechización como no se había visto nunca. Si en Francia ha desaparecido, en Italia, Suecia y Finlandia ya gobierna o cogobierna la ultraderecha y es factible que, bajo alianzas, ocurra lo propio en España mientras que el extremismo amenaza nada menos que a Alemania y en los Estados Unidos, la cosa está literalmente, que arde.

Por eso digo que la balanza está rota, porque ya no se trata de un asunto de equilibrio, sino de bandos enfrentados, poniendo más en riesgo de lo que todos suponemos.

Mientras todo esto ocurre, la oposición venezolana observa, con mucha atención, pero no lo que ocurre, sino su ombligo. No pocos de mis lectores se molestaron con mi artículo anterior porque no entendieron que para mí fuera más importante la supervivencia de la unidad opositora que una hipotética y lejana fiesta electoral y vuelvo sobre mi consejo principal a los políticos, hoy, ayer y siempre: no se puede hacer política interna sin un mapamundi a mano. Y no me refiero a comprar uno y colocarlo en una pared, sino estudiarlo, analizarlo y comprenderlo a la par de la situación política de Venezuela, pero, sobre todo, entender el efecto mariposa. Es decir, que el aletear de las alas de una mariposa en el Pacífico pueden causar un huracán en América.

No hay manera de comprender el 'efecto mariposa' sin tener en cuenta la economía y el petróleo

¿Qué tiene que ver la mariposa con Venezuela? No hay manera de comprender el efecto mariposa sin tener en cuenta la economía y el petróleo. Europa tiene la obligación de buscar su propia seguridad energética y ha de buscarla donde sea con tal de volver a tocarle la puerta a Rusia. Para más colmo, cuando vieron que con el primer bombazo a miles de kilómetros los estadounidenses corrieron a quitarle parte de las sanciones al régimen de Maduro y de un día para otro ya no fue el dictador, sino el presidente de Venezuela. Estados Unidos pasó a importar de cero barriles en cuatro años, a 200.000 barriles diarios (eiea.gov). Todo esto en apenas seis meses, estimándose que pudieran volver a importar 500 mil para 2024, casualmente, los mismos que importaba de Rusia que bajó a cero.

Así es como un conflicto en Europa, donde para el Departamento de Estado un kilómetro es más importante que cientos de miles en Latinoamérica, cambió el curso de los acontecimientos y en el segundo bombazo se intercambiaron prisioneros, así como en el tercero salieron despedidos tanto Juan Guaidó como el entusiasta y amigo de todos, el ex embajador estadounidense y si hoy no tenemos la embajada abierta, seguramente se debe a que el régimen de Maduro se ha excedido en las condiciones o ha elevado la apuesta con otras condiciones.

¿O es que acaso creemos que Guaidó y su familia salieron por la trocha en una madrugada lluviosa sorteando a la guerrilla colombiana? No es difícil imaginarnos que fue parte de una negociación del tamaño de una catedral, como lo fueron los norteamericanos liberados y el petróleo despachado rumbo a los Estados Unidos. Pero, a partir de allí y tras cada drone ruso impactando en Kiev, se alinearon en la entrada de la cancillería venezolana todos los presidentes europeos y tras cada recepción, no intercambiaron credenciales, sino peticiones.

Con el cuarto bombazo el presidente francés, Emmanuel Macron, no lo pensó dos veces y se ofreció de buena voluntad a reabrir las negociaciones y el venezolano Nicolás Maduro le contestó que estaba listo "para recibir a las empresas francesas de petróleo y gas", según informó la agencia Efe. Así comenzaron muchas negociaciones y al escucharse el quinto cañonazo, el presidente Pedro Sánchez le dio sendos besos a la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez frente a las cámaras mundiales.

Aquí debo explicar algo que mi gran amigo Juan Claudio Lechín, estudioso y conocedor de estos regímenes, me dijo hace muchos años: "Para los comunistas, la puesta en escena es siempre más importante, que el contenido". Quiero que ahora viajen a Bruselas, vean el salón de recepción y ¡luces, cámara y acción! Aquello fue sencillamente triunfal: larga sonrisa de Ursula von der Leyen, gentileza a granel del presidente del Consejo y ese par de besos de Sánchez. Ya hubiese querido Guaidó que el presidente del gobierno español lo recibiera con ese entusiasmo. Ahora bien, ¿alguien en su sano juicio, cree que todo eso fue casual? No amigos, la puesta en escena fue fríamente calculada y clave para el efecto que querían lograr.

Como lo explico en mi libro Diálogos Impertinentes, donde les cuento algo que tardé años en entender, para mí no era comprensible que un revolucionario como Fidel Castro se hincara de rodillas a nivel internacional para que le quitaran el embargo. Y no era comprensible porque si usted señala a alguien de ser su enemigo, si lo insulta públicamente ¿para qué quiere hacer tratos con él? Pero aún más difícil de comprender era que, si Fidel era anticapitalista, ¿por qué pretendía que Wall Street y la banca capitalista financiara su Revolución? ¿Acaso los revolucionarios no tienen orgullo? No fue sino hasta que leí las memorias de Bill Clinton cuando me di cuenta de la otra realidad: cada vez que el estadounidense movía un pie para quitarle sanciones, Castro boicoteaba ese intento.

Allí estaba la clave de todo. Castro no solo había buscado las sanciones tempranamente para aliarse con la URSS, sino que se había convertido en un experto en manipularlas. Castro necesitaba el bloqueo porque eran parte importante de su política: de cara a los cubanos tenía a quién culpar, mientras hacia los viejos países comunistas había logrado la condonación de 80.000 millones de dólares en deuda externa, el refinanciamiento europeo y hacia afuera lograba todas las solidaridades mundiales. De allí a que las sanciones fueran tan vitales para Castro -como para Hugo Chávez- y era impensable que se las quitaran. Además, tenía lo mejor de los mundos porque, además, permitía que los cubanos soñaran con emigrar a Estados Unidos porque eran bienvenidos allí y así lograba la solidaridad política y económica internacional, la excusa perfecta para no ser culpado del desastre económico, del subdesarrollo y la más importante de todas: nadie pelea dentro de Cuba, si su sueño de futuro no está en Cuba.

Por eso se debe comprender lo ocurrido con un antes y un después de la guerra en Europa. Todo lo que vemos hoy es producto de una negociación y al régimen le interesa que le quiten unas sanciones, pero no otras y ahora menos, porque tiene lo mejor de todos los mundos, el planeta entero está haciendo filas para negociar, los acreedores y fondos buitres están paralizados, el resto del mundo y no pocos opositores están solidarizados por las sanciones y además ya el venezolano piensa que su futuro está lejos de su patria. Por esto, el régimen está negociando a su paso todo, cómo y cuándo le conviene. Así que allí en esa mesa no hubo representación opositora, un jarrón chino hubiese aportado más.

De manera que ya es hora de que la oposición, comprenda dónde está parada, pero sobre todo que no pinta nada en este nuevo escenario. Para el mundo en guerra, en realineación geopolítica y frente a una nueva Guerra Fría, que será nuevamente muy caliente para el tercer mundo, a la comunidad internacional le importa un comino una oposición atomizada, que demuestra que no puede alcanzar el poder y sostenerse gobernando y por tanto, sin nada que aportar, como siempre preferirán una dictadura con la que se pueda negociar.

El gobierno tiene poder y busca legitimidad, mientras que la oposición carece de poder y por ahora tiene legitimidad

Así que aquí yace mi opinión sobre las primarias. El gobierno tiene poder y busca legitimidad, mientras que la oposición carece de poder y por ahora, tiene lo segundo. Hoy, el régimen tiene tanto, pero tanto poder, que se ha dado hasta el lujo de quitarse el poderoso sector interno pro-apertura económica y se ha radicalizado nuevamente hacia la ortodoxia castrista, mientras que comienza a saborear las mieles de la tan ansiada legitimidad internacional. La oposición, si tenía un resquicio mínimo de poder y validez internacional, lo está perdiendo absolutamente todo y se arriesga ahora a perder la única carta que le queda, que es la de la legitimidad.

Esa legitimidad sólo se puede mantener si encuentran algo en común que los una y esa unión por ahora no la veo, ya que algunos partidos minoritarios y otros sin posibilidades estarían dispuestos a apoyar al que salga ganador, pero los grandes no -si la que encabeza las encuestas resulta ganadora-, mucho menos la izquierda opositora, por lo que unos ya hablan de ir aparte, otros de retirarse, algunos están en una cruzada para que se quiten del camino los inhabilitados y con esto sepultarán la legitimidad democrática. Como también digo, que si sale ganadora quien encabeza las encuestas, su única misión es concertar una oposición unida y firme bajo el esquema de un propósito común, que es lo que el mundo espera y eso incluye al liderazgo.

Thays Peñalver es abogada y periodista. Es autora de La conspiración de los 12 golpes, Diálogos impertinentes y El último títere.

https://www.elindependiente.com/opinion/2023/07/20/venezuela-entre-el-po...

La Venezuela post Guaidó

Thays Peñalver

Lo que está ocurriendo y ocurrirá era previsible y no fue sorpresa. Ya lo habían intentado el año pasado (3 de enero de 2021) en la maratoniana sesión en la que Primero Justicia había propuesto eliminar la Presidencia Interina y no se logró porque aún no contaban con la mayoría. Pero hoy es abrumadora, porque no son cuatro gatos sino el 77% de los representantes los que quieren suprimir a la presidencia interina.

Pero antes de que saquemos otras cifras posibles hay que explicar tres aspectos fundamentales para el lector extranjero. La primera es que el Parlamento de la anterior legislatura, que es de la que estamos hablando, ya que tienen sus periodos vencidos y no se encuentran en ningún marco constitucional, tenía 167 diputados de los cuales poco más de 50 representaban al gobierno de Maduro o eran sus satélites. A partir de allí hay que descontar al menos una decena de escisiones que están representadas por los denominados alacranes y no quedan, guste o no, más que un centenar (para simplificar) de diputados reales para votar.

Y de este centenar. Solo el 23% votó para que se dé continuidad al gobierno interino. Podríamos hilar aún más fino descartando a los suplentes que votaron, pero ya la realidad es tan aplastante como la del proceso de destitución de Pedro Castillo en Perú.

Así que puedo estar de acuerdo o no. Esgrimir decenas de explicaciones, e incluso debatir sobre la inconstitucionalidad o no en un país donde la constitución es letra muerta para todos. Pero no puedo esgrimir que es ajeno al ejercicio de la democracia. Cuando no te quieren, no te quieren y contra los votos solo queda actuar a lo Pedro Castillo lo que supondría el fin del ejercicio de la democracia opositora y la liquidación de la oposición de forma aún más rápida.

Lo segundo, es que los conozco a todos. Es decir llevo veintitantos años escribiendo sobre política, conozco a la mayoría de los líderes personalmente, los he entrevistado y con algunos he compartido trato y puedo esgrimir, que incluso sus más enconados enemigos pueden decir de ellos de todo, menos que son pendejos (rematadamente tontos en Venezuela) respecto a lo que están haciendo, porque todos, repito todos, asisten a las reuniones semanales con los representantes de Joe Biden y tienen en el chat de whatsapp a los embajadores de los apoyos que les quedan.

Así que hablemos con claridad de lo que ocurre. Juan Guaidó no fue nombrado presidente interino por la Asamblea Nacional; se autojuramentó en una calle frente a la multitud porque de otra manera jamás habría obtenido los votos que necesitaba y Estados Unidos encabezado por Donald Trump, la Unión Europea y casi toda América decidieron desconocer a Nicolás Maduro y reconocerlo como encargado. Si Guaidó se autojuramentó fue porque Donald Trump lo exigió. Así lo apoyaron posteriormente porque las encuestas colocaron a Guaidó a nivel de semidiós y en especial, porque nadie iba a contrariar al incendiario de Donald Trump.

¿Que Guaidó puede disponer de unos pocos fondos -del total- de una cuenta de Citibank? No es porque la Asamblea -con su período vencido- tiene un estatuto con el mismo peso jurídico internacional que este artículo, sino porque el presidente Joe Biden así lo ha decidido y ha girado instrucciones por triplicado para que eso pueda ser posible. Si el Banco de Inglaterra tiene el oro embargado, se debe a como dice el juez, porque su gobierno no reconoce a Maduro y tampoco la oposición puede venderlo o disponer de este. Así que volvamos al chat de whatsapp y a las reuniones semanales con los representantes de Joe Biden y los embajadores con los líderes opositores y centrémonos, precisamente, en lo que no hemos escuchado: una defensa a Juan Guaidó.

Bastaba con una simple declaración del vocero de la Casa Blanca para haber terminado con cualquier intento de resquebrajar la unidad general a principios de octubre. De hecho, una simple llamada del embajador a cada líder exponiendo la firme posición de Estados Unidos habría enviado a la basura cualquier intento de reforma. Pero hay silencios que hablaron en octubre, otros que dijeron mucho tras la primera votación de la Asamblea y en especial otros silencios que gritaron después de haber visto a Guaidó íngrimo y solo, tratando de salvar al interinato.

Si a esto le sumamos que el año pasado Estados Unidos dio un ultimátum a la oposición para que demostrara que podía sacar a Maduro antes de diciembre y cumplido el lapso, amanecieron negociando con este último y enviando a la oposición a elecciones. Si sumamos la filtración de la Casa Blanca de que Biden no se inmiscuiría en la remoción de Guaidó. Si sumamos la sorpresa de este y las declaraciones de su embajador en Washington por enterarse de últimos de la decisión de negociar con «el petróleo de sangre», pues matemáticamente uno más uno es igual a dos y lo que está pasando tiene la aprobación y el sello de la Casa Blanca.

Así que si el liderazgo opositor no es pendejo, nosotros deberíamos seguir la misma tónica que parece indicar el giro enorme que ha dado la política exterior estadounidense y la confirmación de que Washington quiere tener relaciones formales con Maduro, lo que luce evidente con su silencio y acción. Es decir, al no apoyar la continuidad legal de Guaidó está diciendo tanto, como con las negociaciones secretas con Maduro, la eliminación y rebaja de las sanciones, los permisos a sus empresas de extracción de petróleo, el intercambio de prisioneros, la liberación de tres millardos de dólares y haber enviado a la oposición a elecciones en 2024, existan o no condiciones.

Y esto nos lleva a la tercera consideración. Todo esto que estamos discutiendo, se encuentra en un espacio virtual cercano a la ficción. Me explico con un ejemplo: la mayoría de los venezolanos no pudo ver el Mundial de fútbol como el resto del mundo, porque la señal abierta o el pago mínimo de cable no permitía seguir más que algunos partidos que pudo comprar una sola emisora de televisión. Si esto fue el Mundial, los medios de comunicación existentes no presentan debate político alguno sobre lo que ocurre y en Youtube, quien desee ver algún debate lo primero que presenciará es la defenestración del interinato, por la corrupción y el inmenso caudal de medios en contra.

Pero hay algo aún más importante, la gran mayoría de los venezolanos en la calle desconoce lo que está ocurriendo porque ni tiene acceso a lo que decimos, ni quizás le importe ya. Si usted enciende un televisor en Venezuela, pensará que se encuentra en otro país, si enciende la radio intuirá que nada pasa porque todo está dedicado a lo superfluo o masivamente a lo maravilloso que es el gobierno de Maduro. Por lo tanto y nuevamente guste o no, la mayoría de los venezolanos de a pie desconoce este debate e incluso, la mismísima existencia de dos gobiernos y de los partidos políticos opositores. De allí que el debate sea entre minorías, porque la mayoría no sabe siquiera que la Asamblea paralela sigue existiendo.

Si usted observa las tendencias en las redes sociales se impresionará al ver el inmenso poder de Maduro, pero más aún la soledad de la oposición venezolana. Mientras escribo estas líneas observo como Juan Guaidó, en la soledad absoluta, trata de salvar desesperadamente lo poco que queda, tiene más de 2,6 millones de seguidores y su solicitud de auxilio político tiene poco más de 2.000 likes y la mitad de retuits, pese a que cientos de miles de personas vieron y leyeron sus comunicados. A su solicitud de expresarse en contra de la reforma del estatuto como medio de presión, le fue aún peor.

De allí a que veamos los últimos intentos desesperados, luego de utilizar el viejo truco de diferir el debate para ganar más tiempo, la mayoría obligó a hacerlo y el último comunicado antes de la votación reza así: «A esta hora persiste la decisión de eliminar el soporte institucional» a la vez que proponía que se nombrara a otro en su lugar para prorrogar el mandato del poder ejecutivo interino.

Este intento de nombrar a otro también lleva su truco -poco sutil- porque Guaidó viéndose ya perdido, apela a ganar tiempo como interino para hacer maletas hasta el 5 de enero dividiendo el consenso y la votación de Acción Democrática a la que supuestamente le tocaría la presidencia de la Asamblea y, por ende, la presidencia interina. Así Henry Ramos Allup, o quien éste designara tendrían la última palabra, salvando la presidencia interina y convirtiendo a alguien en el último presidente antes de las elecciones. ¿Podría ocurrir? Se trata de una manzana envenenada a la que ningún político con futuro electoral le daría un mordisco, pero en una Venezuela, donde el futuro electoral de muchos no existe, descartar semejante mala idea es siempre imposible.

Mientras escribo y están votando para eliminar del juego a Guaidó, reviso con curiosidad las portadas y portales independientes, encontrándome lógicamente con Pelé, pero a partir de allí leo sobre las tradiciones navideñas, el aumento del pasaje de transporte o presos políticos y dentro de las páginas políticas, la misma propuesta de que escojan a otro como presidente. Incluso en los que se sospecha como más cercanos no existe mayor referencia o presión y esto me indica de nuevo que esos silencios que gritan dejan poco margen a pensar otra cosa y no es otra que Joe Biden, la comunidad internacional que está corriendo a nombrar embajadores, así como los líderes opositores junto a los principales editores del famoso «quinto poder» llegaron a la misma conclusión sobre el fin del interinato.

En fin, sea la decisión que fuere, quien sale de la presidencia interina por la puerta trasera es Juan Guaidó, abandonado por todos sus apoyos, en un país que odia enconadamente a los que pierden. El ganador de todo esto es sin discusión alguna Nicolás Maduro, otro silencio que grita a los cuatro vientos: «Muchas gracias», porque no hay manera constitucional de eliminar una presidencia interina por más ficticia que esta sea, es decir, el artículo que dice que hay una vacancia en la presidencia y que esta le toca a la Asamblea no desaparece por arte de magia o la existencia de un estatuto y el silencio legislativo simplemente confirmaría a Nicolás Maduro como presidente de la República.

Pero vuelvo a decir que esa discusión les atañe a muy pocos hoy en día. No significa nada para Joe Biden, ni para Europa ni para los diez millones que se han marchado, contando aquellos que no son inmigrantes, ni refugiados por tener doble nacionalidad. No significa nada para los cinco millones de pensionados que cobran una miseria y que están pendientes del único gobierno que les paga, tampoco para los seis millones de hambrientos que reciben una caja de comida con la cara de Nicolás Maduro y mucho menos para los seis millones de empleados públicos y satélites gubernamentales que viven de la repartición de lo que queda del Estado.

He allí la única discusión y respuestas que hay que buscar. ¿Por qué todo terminó así para la oposición? ¿Por qué se quedaron sin apoyo popular? El resto, importa realmente poco a partir de hoy porque la Venezuela post Guaidó ya no tiene algo que ver con él y lo que debió hacer, sino con Maduro hasta el 2030.

31 de diciembre 2022

https://morfema.press/opinion/la-venezuela-post-guaido-por-thays-penalver/

"Venezuela necesita un Pérez Jiménez"

Thays Peñalver

Esta es una de las frases más educativas que existen en Venezuela, digo educativa porque es proferida por muchos civiles que piensan que quedan regios, pero no se dan cuenta de que cuando la dicen están “educando” en los cuarteles a cuanto teniente sueña con ser un nuevo prócer y sobre todo colaborando con el “chavismo mental”. Pero además “Una mentira que se repite mil veces se convierte en verdad”, frase de las que han sido padres Goebbles, el famoso ministro de propaganda nazi y Vladimir Lenin.

La verdad es que cuando se inició la planificación de la Autopista Caracas la Guaira, Marcos Pérez Jiménez estudiaba en el Perú porque en Venezuela no habían academias militares reales. Cuando se aprobaron los estudios generales –que duraron casi una década- Pérez Jiménez era apenas un capitán del ejército y cuando se aprobaron los planos de toda la obra en 1947, el futuro dictador ni siquiera tenía la mas remota posibilidad de opinar al respecto.

A nadie le importa que Rómulo Betancourt fuera quien inauguró el primer tramo –Maiquetía-Catia la Mar, porque la gigantesca obra exigía reformar buena parte de Caracas y la Guaira antes de comenzar. Cuando la gran obra central finalmente se licitó a todas las grandes compañías extranjeras en Junio de 1949, Marcos Pérez Jiménez no tenía absolutamente algo que ver con la construcción de aquella magnifica obra –que duró mas de cuatro años- y en su exposición como presidente en 1951, el doctor Germán Suárez Flamerich dijo que las obras estaban tan adelantadas, que probablemente ocurriría antes su inauguración a los primeros meses de 1953, razón por la que un año antes de convertirse en dictador, ya los viaductos, los cortes de la montaña y casi dos tercios de la obra estaban completamente finalizados.

Pero aun cuando yo le demuestre, documentos en mano que Marcos Pérez Jiménez tuvo poco o nada que ver con la construcción de tamaña obra, que ya estaba construida en cerca del 85% cuando era Ministro de la Defensa, aun cuando usted puede solicitar todos los documentos en la Biblioteca o Hemeroteca Nacional, la mayoría de la gente incluso luego de leer éste artículo, seguirá diciendo que el dictador construyó la. autopista, solo porque la televisión enseñó que inauguró el tramo final, que era el mas. pequeño e insignificante de todos.

Eso es lo que se ve en las fotos y en YouTube con un Pérez Jiménez acompañando, como Ministro de la Defensa, al presidente de la Republica (Flamerich) pero no se debió a ninguno de ellos, ni a Betancourt, ni a la Junta, sino como todas las demás del Plan Nacional de Vialidad, se les debe a los arquitectos, ingenieros y urbanistas de la generación del 28, los mas grandes héroes civiles que haya parido la historia de la nación y que a pesar de los truhanes y malhechores vestidos de verde, lograron hacer de Caracas lo que es hoy.

Por eso cuando muchos repiten “es que lo que Venezuela necesita es a un Pérez Jiménez” porque construyó la autopista, no solo está diciendo algo que no es cierto, sino que está educando a las nuevas generaciones en que lo que necesitan es que los militares sigan dominando al país.

Ocurre lo mismo con la Ciudad Universitaria, proyectada y construida a partir de 1942 y comenzada a ejecutar durante diez años antes de la llegada del dictador, al que se le imputa su construcción cuando apenas inauguró las obras que ya estaban avanzadas desde su licitación y construyéndose desde 1949. Por eso hay que decirlo claro y en alta voz: Pérez Jiménez ni construyó la autopista Caracas-La Guaira, ni construyó la Ciudad Universitaria. Ni tampoco proyectó las obras que ya estaban diseñadas entre 1940 y 1949 del Centro Simón Bolívar, ni las obras del centro de Caracas cuya planificación central fue aprobada en 1939 con las que concluye el “periodo francés de Caracas” iniciado en la época de Guzmán Blanco y que en especial se les debe a los gigantes arquitectos, urbanistas e ingenieros civiles de esa generación de superhéroes del 28.

Por eso las avenidas Andrés Bello, Bolívar (concluida la obra principal en 1949), Sucre, Nueva Granada, México y Victoria (Presidente Medina), no son tampoco obras de Pérez Jiménez porque ya estaban en plena construcción a su llegada y fueron proyectadas desde 1940. Repetir que Pérez Jiménez es una necesidad o que él fue quien las realizó, como si él hubiera planificado realmente esas obras gracias a su “mentalidad desarrollista”, no solo es una necedad, sino que educa al coronelato a que son ellos los únicos en capacidad de desarrollar a Venezuela y que les debemos mucho, cuando no le debemos un carrizo, porque la historia de Venezuela ha sido una larga lucha entre los civiles preparados y los políticos armados.

Pero repito, aunque las evidencias estén allí, es imposible que no salga alguien de turno a decir que fue el dictador, como repetirán como loros que Pérez Jiménez eliminó los ranchos de Caracas y de nada valdrá explicar que cuando Marcos Pérez Jiménez era capitán, habían 7.776 ranchos en Caracas, cuando lo nombraron presidente su propio censo revelaba que existían 20.993 y cuando salió del poder habían 54.237 ranchos en Caracas. En otras palabras Pérez Jiménez en sus propias memorias perdió la famosa “Batalla contra los ranchos” como la perdió Páez en 1830 y como la hemos perdido siempre, porque el rancho solo puede ser erradicado desde adentro y desde la cabeza de sus ocupantes.

Solo haciendo lo contrario a lo que si hizo Perez Jimenez se puede prosperar, es decir producir, crear industria, creando puestos de trabajo y mucha educación se puede ganar esa batalla. Por esa razón la Venezuela que habitaría la “Ciudad Radiante” planificada y construida bajo la influencia nada menos que de Le Corbusier, una verdadera obra de arte, la convertirían en el 23 de Enero, mientras el rancho y la marginalidad comenzaron a devorarse por dentro a la “Petit-Paris”. Porque nuestros políticos de antes o de ahora piensan que pueden llevar al habitante del rancho a un mejor lugar, sin antes educarlos para cambiarles la mentalidad que ranchifica.

Pérez Jiménez tampoco es responsable por planificar el barrio 2 de Diciembre (23 de Enero), cuya obra se debe a los mismos grandes urbanizadores y al mismo equipo de arquitectos del 1Banco Obrero que crearon antes la Delgado Chalbaud y el Paraíso, de lo que si es responsable fue de triplicar su tamaño contrariando a esos urbanizadores, porque creía ingenuamente que eliminando los dos barrios donde vivían los comunistas, se desharía de ellos. Y precisamente por estar mas pendiente de cobrar el 5% de las comisiones por las obras “lo cual era perfectamente legal” (Perez Jimenez dixit) fue la razón por la que los comunistas, se lo comieron vivo.

Por eso el problema principal era el drama de un país que no buscaba un verdadero desarrollo, no era que Pérez Jiménez fuera bueno o malo, sino que todos creían que construir una “Petit Paris” traería la modernidad en vez de educar a sus niños, en un país en el que solo estaban inscritos en los planteles educativos (según memoria y cuenta del propio dictador) 646 mil de los 1,7 millones de niños en edad escolar (pág. 57). Pero el problema era tal que solo uno de cada 4 niños en Venezuela estudiaba una primaria que le permitiera continuar el bachillerato (el resto eran primeras letras) y casi el 60% de la población de nuestro querido país, no sabía leer ni escribir para el día que Hugo Chávez cumplió 4 años.

Era el drama de una nación que prefería construir un minúsculo hotel en la cima de una montaña –obra que es la mas estúpida de nuestra historia y que si es de Pérez Jiménez- al costo de todas las escuelas que hacían falta. Porque al venezolano lo que le llena de orgullo es enseñar una construcción excéntrica construida por el Estado, en vez de los logros de millones de educados. Obras absurdas mientras solo habían menos de mil estudiantes universitarios inscritos, porque la verdad es que el primer decreto de Pérez Jiménez fue suspender las actividades de la Universidad de Mérida y Zulia y el segundo decreto, fue decretar el cierre de la Central y declararla “zona militar” dejando a Venezuela desnuda de luces, para atender nada menos que la llegada de la era de la computación. Porque nadie entendió que había que dejarse de excentricidades afrancesadas cuando desde el otro lado lo que habían eran pobreza, ranchos y enfermedades endémicas en pleno desarrollo. Había que invertir en industrias, en trabajos, pero sobre todo en educación. Y de eso, no se ocupó el “tan necesario” dictador.

Mientras que Pérez Jiménez cerró las únicas tres universidades con menos de mil alumnos inscritos, solo autorizó la apertura 89 escuelas públicas de las cuales, se construyeron 47, pues las restantes eran casas de familia con el modelo “escuelas de un solo maestro”. Con solo el costo del paseo los Próceres, se pudieron haber construido las 1.976 que hacían falta y dotarlas de presupuesto por cinco años. Las obras planificadas por Pérez Jiménez, fueron en realidad los disparates mas grandes y costosos de nuestra historia, el minúsculo Hotel Humboldt sirve para todo menos para hotel, pues devora millones de dólares al año en mantenimiento y operaciones, sin casino e incluso con este, las perdidas son gigantescas. El Hotel Guaicamacuto tendría que ser remodelado tres veces, porque tras su inauguración y la primera llegada de turistas extranjeros, estos se quejaron pues ninguna habitación tenía baño adentro, por lo que hubo que demoler todo su interior y ser vendido al Sheraton. Esa era una Venezuela con ínfulas de nuevo rico, que nunca entendió sus prioridades.

Finalmente la frase que titula este articulo viene siempre acompañada de “es que con Pérez Jiménez se podía dormir con la puerta abierta” engañando a quien lo escucha, como si fuera gracias a un estado policial que se podía dormir tranquilo, cuando la realidad es que la Venezuela provinciana de los años cincuenta, como la de prácticamente todo el planeta, eran sociedades simples en las que no había mayor violencia. Engañan con la frase, porque esa Venezuela no volverá jamás, como no volverán los años cincuenta en los Estados Unidos, ni en Europa.

Por eso los que repiten peligrosamente que Pérez Jiménez es una necesidad, educan permanentemente al coronelato en las academias, con aquello de que los problemas de Venezuela los puede resolver un solo hombre uniformado y no los millones de venezolanos educándose. Enseñan permanentemente a que un solo coronel puede resolver el tema de los ranchos, sustituyéndolos por Misión Vivienda, un solo coronel puede resolver el tema de la delincuencia con un estado policial. Un solo coronel puede poner a producir mas petróleo rezando, un solo coronel puede hacer producir el campo, mejorar la economía o puede convertirnos en potencia. Eso es lo que en realidad dicen, los que invocan a Pérez Jiménez.

Y si no lo logra, es porque no se trata del coronel correcto y se ponen a buscar otro. La realidad no es que los militares nos gobernaron durante tantos siglos por la amenaza de sus armas, sino por la debilidad y la cobardía de los civiles que no quieren tomar las riendas de su destino, abriendo constantemente las puertas de que: “aquí lo que hace falta es un militar”.

Una frase tan simplista, tan necia y tan absurda que raya en lo homicida. Una frase que cada vez que se repite y lo escucha un teniente como Hugo Chávez, piensa que al pasar su examen de Estado Mayor ya esta listo para seguir “desarrollando” a Venezuela. Los que repiten esa necesidad, son los civiles que añoran permanentemente una bota militar y son los que ya están educando, al próximo Hugo Chávez en los cuarteles.
No amigos, Venezuela no necesita a un Pérez Jiménez, sino al concurso de millones d e civiles educados en todas las áreas y ramas del saber.

Cara.., ¿por qué eso es tan difícil de entender?.

Venezuela es la nueva Zimbabwe de Trump

Thays Peñalver

Hago un alto en la edición de mi último libro, para referirme al despropósito que vivimos. Como lo he dicho hasta el agotamiento, no se trata de lo que pensemos o deseemos que ocurra, cuenta lo que piensa el adversario y en este caso los regímenes de Cuba y Venezuela van a aguantarlo todo a la espera del resultado del 3 de noviembre, mientras apuestan por que los “estados batalla” den el ansiado triunfo a Joe Biden y porque el descongelamiento con Cuba traiga algún coletazo a Venezuela. El resto es mentira o autoengaño, simple propaganda política de los vendedores de espejismos o para el Sur de la Florida.

Gracias a Dios no ocurrió lo que no pocos pronosticaban, una plaga que desbastaría al país y que a falta de planes y estrategias políticas, traerían la libertad y la democracia. Tampoco le resultó a los que vaticinaban tormentas perfectas y que todo se saliera de control. Será una anécdota de las muchas que quedarán para la historia del catastrofismo suicida, “Ahora sin su canal de TV favorito”, “ahora que la economía colapsó, la gente saldrá”, “ahora que no tenemos comida, la gente saldrá”, “ahora sin agua”, “ahora sin medicinas”, “sin electricidad”, “ahora sin gasolina”.

Nicolás Maduro, ha respondido al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asegurando que, si bien no quieren guerra ni ningún tipo de acto violento, tampoco temen "combatir con las armas en la mano para defender la paz" y la integridad del país. By Europapress.tv | Esther Piccolino

Escribo estas líneas luego de encender mi televisor y ver que ya no podré ver la única señal de la que disponía. Mientras en los demás países liberan los canales de pago o hacen ofertas, en el mío AT&T decidió marcharse en plena pandemia, como si no necesitáramos la mínima ayuda, con millones de niños y ancianos recluidos en sus casas y sin internet en el 80% de los hogares. De hecho, no es que suspendieron operaciones, es que despidieron y liquidaron al personal, cerrando a piedra y lodo las operaciones, dejando claro que no volverán.

Y eso es lo que pocos entienden, todo lo que se va de Venezuela no vuelve, como no volverá la electricidad y el agua estable, como no volverá la comida, ni las medicinas a precios asequibles y como es evidente que no volverá la gasolina como antes y es lo que la mayoría parece no entender, cada cosa que se va de Venezuela, arrodilla y debilita al que se queda resistiendo un poco más y lo hace dependiente de lo poco que hay, pero sobre todo y como en Zimbabue o Cuba, dependientes de quien lo reparte.

Y es en el espejo de Zimbabue donde debemos vernos, el razonamiento suicida de muchos que expresan “ya es hora de que no tengamos nada, para que cambie todo”, como una especie de último “sacrificio por la libertad” demuestra su ineficacia porque los mugabes del mundo siempre tendrán algo de petróleo y si se acaba tendrán diamantes y oro, y si se acaba le venderán a lo que queda de la clase media la poca gasolina en dólares, y si se acaba concentrarán miles de millones de dólares en remesas y ayuda internacional.

Porque el pegamento de los regímenes de esta naturaleza, no es otro que el espíritu de supervivencia de quienes lo sobreviven.

En contraposición los que ya perdieron su futuro, los que perdieron su trabajo estable, la estabilidad del agua, de la luz, los que perdieron el internet y el teléfono, los que hoy ya no tienen siquiera televisión y su día a día transcurre buscando una pimpina de gasolina, dos veces más cara que en Miami, pronto estarán haciendo lo propio buscando una bicicleta “porque hay que sobrevivir”. Mientras que Irán, Cuba y Zimbabwe siempre tendrán a sus “grandes hermanos” chinos, rusos y variopintos revolucionarios que los han ayudado a sortear las sanciones y les dicen en el oído: “aguanten que todo cambiara en noviembre”.

En otras palabras quienes sí tendrán gasolina, quienes sí tendrán dólares, medicinas y comida, internet y televisión son los mugabes del mundo y sus seguidores. Los acólitos de las sanciones económicas deben entender que no había en Mugabe una concepción de Estado, o mejor dicho el Estado era él y los suyos, por eso repartió al país por sectores al partido, a los militares y a sus seguidores, fue el pueblo zimbabuense el que se quedó sin nada y el régimen hasta el sol de hoy fue y es el más beneficiado de las sanciones, porque mientras menos tiene el pueblo, más poder tiene quien reparte las pocas sobras.

De allí que Venezuela al final de este año perderá nada menos que el 112% de su economía y muy pocos lo entenderán, lo que en la práctica, de acuerdo al Banco Mundial, deja a mi país con la mitad de la economía de Cuba a finales de 2020. Se dice fácil pero al final de este año un cubano de a pie será económicamente y en términos per cápita, mucho más rico que un venezolano, cuyos ingresos serán iguales que los de un habitante de Zimbabwe.

A finales de este año, Venezuela termina en la lista de países pobres, con lo que queda de la clase media sorteando su destino tras una gasolina dolarizada, sin mucha agua corriente en sus cañerías, sin mucha luz en sus tomacorrientes, sin internet y ahora sin televisión. Se cumple el pronóstico del presidente George W. Bush quien en sus memorias explicaba que no veía a Hugo Chávez como a un nuevo Fidel Castro, más bien acotaba que a su juicio se trataría de un nuevo Robert Mugabe, que iba a terminar por dejar a Venezuela en la ruina más absoluta.

El equipo de Bush sostenía lo que a mi juicio era lo correcto, que no había que aislar a Venezuela y mucho menos darle excusas a los regímenes latinoamericanos y que colapsaran por sí solos sin corresponsabilizar a los estadounidenses, el equipo de Obama sostuvo lo mismo y que la implosión del sistema por mérito propio fuera el que trajera los cambios, así como una apertura con Cuba.

El presidente Trump cambió esa postura y trajo al mismo equipo y políticas de Reagan y corren el riesgo, de que en la mente del venezolano de a pie, sean corresponsabilizados junto con la oposición del drama venezolano, porque la oposición ya no tiene medios ni televisión, y los que no se quedaron sin televisión, medios y radio son sus adversarios que harán fiesta con el primer barco detenido por gasolina, mientras apuestan a noviembre.

Ya no urjo, la verdad que les imploro de nuevo a repensar el tema de las sanciones económicas y buscar ayuda urgente y verdadera para los venezolanos. La teoría suicida de que cuando se acabe todo habrá un cambio no ha funcionado en ningún país salvo para arrodillar a quienes resistían y terminar de expulsar a las clases productivas. Venezuela necesita urgentemente que los recursos lleguen en forma de insumos para el campo, materias primas, repuestos y medicinas, además de estímulo económico frente a la ausencia absoluta de respaldo y atención a la Venezuela que resiste, porque acabar con la resiliencia de los venezolanos, es terminar de enterrar a la República de Venezuela.

https://www.elnuevoherald.com/opinion-es/article242913701.html

Escenarios segundo semestre 2019

Thays Peñalver

2019 es el año final y habrá un nuevo comienzo de cara al 2020, de eso no tengo ya la menor de las dudas. Sobre las que si tengo, es sobre lo que he reiterado hasta el cansancio en mis artículos, que posiblemente a muchos no les guste este final y el nuevo comienzo. Vienen cambios y están a la vuelta de la esquina, mientras las fuerzas democráticas tienen por delante el reto más difícil de toda su existencia, hacer un giro de 180 grados, dejar de pensar que clavarse cuchillos argumentando que es “competencia democrática”, definir una estrategia completamente distinta y trabajar a marcha rápida y forzada los cien días siguientes, pues estos serán los definitivos para demostrar que pueden ser exitosos y sobre todo ser aptos y estar preparados para gobernar a Venezuela o la comunidad internacional aceptará las alternativas que se estarían negociando y no precisamente en Oslo.

Seamos honestos, ni en los sueños más salvajes nos habríamos imaginado que los norteamericanos estaban hablando con el sector más “cubano” de las Fuerza Armada. Hasta hace unos días, usted ni siquiera imaginaba que era factible que el poderoso y temible jefe de la policía política estuviera: “en la nómina de la CIA” y que además hablara con Trump de las sanciones. Hasta hace unos días usted ni siquiera sospechaba que los mil millonarios sancionados negociaban con Estados Unidos en nombre del chavismo y que los más altos personeros estaban sacando cuentas y ajustando cálculos con los estadounidenses, a ver cuanto dinero salvan. Hasta hace unos días, usted pensaba que tenían un santuario en República Dominicana y no tenía idea que: “la mayoría quiere el cambio”.

Imaginemos por las palabras de Abrams lo que no sabemos, preparémonos para lo que desconocemos y estamos a punto de saber, porque esas negociaciones se llevan a cabo a escala planetaria. Pero ¿cuál cambio es el que viene?. Veamos...

Para entender nuestra realidad, recurro a tres citas de Winston Churchill : “De nada sirve decir: «Lo estamos haciendo lo mejor posible». Tienes que hacer lo que sea necesario para tener éxito”, “El éxito no es el final, el fracaso no es fatal: es el coraje de continuar lo que cuenta”, “Puede que la crítica no sea agradable, pero es necesaria. Cumple la misma función que el dolor en el cuerpo humano. Llama la atención de un estado de cosas no saludable”.

Comencemos por ver la foto del costosísimo 30 de Abril, en la que se habría perdido el apoyo de algunos gobiernos y posteriormente la aparición de Oslo, que representan oficialmente la culminación adelantada de la luna de miel del presidente (e) Juan Guaidó. No es algo malo, ese adelanto también le pasó a Kennedy en un abril con Bahía de Cochinos, simplemente comienza el periodo en el que el apoyo estaría condicionado por el: “si no lo hiciere, que Dios y la Patria os lo demanden”. Más que la sentencia final de un juramento que acarrea un gran compromiso en el ejercicio de la función presidencial, es una sentencia lapidaria que ha recaído sobre todos los Presidentes constitucionales de Venezuela.

Ahora bien, el antichavismo como un todo también tiene la obligación de revisarse, porque una cosa es lo que piensa de sí mismo aquí adentro y otra muy distinta como nos ven desde afuera. Y más si vuelve como un De javú a cometer los mismos errores de 1998, 2002, 2014 y 2017.

La principal vulnerabilidad del antichavismo (no somos oposición) se vio claramente reflejada con la llegada de Juan Guaidó, cuyo mayor adversario es su inmensa popularidad. A partir de ese momento se desataron los demonios internos y la comunidad internacional ha visto en estos meses como varias facciones de la otrora oposición entraron en una guerra a cuchillos, e incluso Guaidó ha tenido desde el primer día una rivalidad permanente en su propio partido, gravísimo error porque están demostrando –como equipo- que con ese comportamiento no tienen manera de garantizar alguna gobernabilidad. Y aquí el problema no es el partido, que no ha ganado la presidencia con votos, el problema es no entender que la prioridad es Venezuela, construirla desde cero rescatando los principios republicanos e instaurando la democracia. Ya que luego llegarán los tiempos de aspirar, cómo es lógico, pero ahora el enfrentamiento y el sectarismo, es destructivo.

Y es que la gobernabilidad no es un tema de ganar elecciones, ni de popularidad, ni de tener una presentación de PowerPoint, se trata de un asunto delicado y complejo, formar gobierno y aplicar programas de gobierno a través de mayorías y de consensos. Y eso es precisamente lo que quiere ver de nosotros la comunidad internacional. Y el antichavismo -como un todo- está muy lejos, siquiera de entenderlo. Lamentablemente.

Por otra parte el problema de Oslo como siempre no es el dialogo, ni la negociación. Un canal que he dicho hasta el cansancio debía ser continuo, bajo reglas técnicas concretas, con negociadores o facilitadores profesionales y con las garantías de un país neutral y serio, pero con la protección a los negociadores de las potencias involucradas en Venezuela, así como unas precondiciones mínimas y objetivas. Es decir un mecanismo transparente y técnico de negociación permanente y profesional, que hasta la fecha, sigue sin existir. Por qué lo digo? Porque han cometido el pecado mayor en este tipo de procesos, esconderlo.

Pero a la fecha, es la imagen internacional del “antichavismo” el problema más serio que tiene de cara al segundo semestre. Internamente se piensa exitosa, pero tales éxitos no son percibidos afuera. Internamente prevalece la visión que 56 países apoyan a Guaidó, pero dentro de esos países, la verdad es que reconocen a ambas partes en conflicto. Internamente se cree en la versión victoriosa que sostiene que el 23-F logramos demostrarle al mundo la naturaleza del régimen, pero en esos países ya sabían la naturaleza del régimen y lo que demostramos es el exiguo poder y el divorcio con la FAN. Esto último no es nuevo, la dirigencia política venezolana nunca ha entendido que ocurre puertas adentro y tampoco se han ocupado de estudiar su comportamiento e intereses. De allí que los mensajes nunca lleguen. Digan lo que digan y hablen con quien hablen, no llegan.

Es de esta forma que debemos comprender la costosa debacle del 30 de abril, una “victoria” más a lo interno, pero en la versión de la comunidad internacional fue la estocada a un toro cuya faena ha sido infortunada. Si el 23 de Febrero se entibió Trump y buena parte del apoyo duro de Latinoamérica, el 30 de abril Venezuela fue una bomba en los cimientos de Brasil, cuando el gabinete de Bolsonaro exclamó: “un acto de ingenuidad” y el vicepresidente expresó: “no fue la mejor decisión de Guaidó” (Sao Paulo) mientras el general Augusto Heleno Rivero, asesor del Presidente y jefe de la Casa Militar explicó que: “parecía una pelea de hinchas de futbol” (O Globo) y en rueda de prensa sentenció: “es una prueba de que no hay grandes líderes para conducir una acción más contundente y también parece que no hay suficiente entusiasmo por parte de la población” (Veja). Eso amigos, es la imagen que hay que evitar a toda costa. Los hinchas no son los que están en el campo, son los jugadores profesionales.

El ya “viejo” liderazgo debe entender y ayudar a los jóvenes a comprender que no solo se trata de cómo se sale del problema, ni de negociar, ni de invadir, ni del TIAR, ni del 187, sino de a quien le entreguen el gobierno posteriormente y quienes estarán en capacidad de formar gobierno y garantizar poder sostenerse en el poder. No hay un solo precedente histórico donde la comunidad internacional le entregara ese poder a una minoría, ni a quienes no estén dispuestos a reagruparse para formar un gobierno en mayoría y eso incluye al chavismo, (la comunidad internacional no ve cambios sin el chavismo incluído, empiecen a digerirlo) pero de lo que si estoy segura es que no lo entregará a los del concierto y la ayuda humanitaria, mucho menos, a los organizadores del 30 de abril, hasta que demuestren ser exitosos.

Por eso la sorpresa más grande nos llega de los Estados Unidos que, tras el fiasco del 23 de febrero, también pareciera que cambiaron su postura y por eso el 30 de Abril nos trajo otras sorpresas. Nos enteramos que estaban negociando desde febrero directamente con el régimen un cambio y estaban dispuestos a aceptar una nueva propuesta de gobernabilidad, lo que demuestra que Trump está cambiando, como Bolsonaro, de dirección. La salida luce ya bastante clara y que será negociada, los casos de Nicaragua y Chile pareciera que serán tomados en cuenta, porque aquellas fueron transiciones tuteladas que garantizaron la estabilidad, la misma que no parecen estar en capacidad de proporcionar los nuestros.

La comunidad internacional escuchó claramente a Pompeo filtrar (sea privado o no) que la atomización opositora no garantiza el futuro y a Abrams expresar “la importancia del chavismo”. Con esa frase dejó entrever la necesidad de un gobierno tutelado y que el nuevo estaría conformado como “el Consejo de Estado”, es decir un régimen híbrido con presencia opositora como “mejor proyecto” para “lograr la estabilidad de la nación”. Y eso es lo que estaría detrás de las negociaciones y lo que vendrá, si los negociadores chavistas dan con la propuesta correcta. Ante este escenario, Venezuela amanecería libre del socialismo, pero no libre del todo de lo que muchos consideran: “la usurpación”.

Por eso mi sugerencia para estos cien días siguientes para las fuerzas democráticas es el cambio inmediato en la estrategia, pues se están jugando nada menos que el destino de Venezuela y el de ellos, en estas negociaciones (y repito no precisamente en las de Oslo). En estos cien días tienen que cambiar la imagen y posicionarse como gobierno. Así que si se comprometen con un concierto y a recaudar cien millones, recaudémoslos. Si decimos que la ayuda humanitaria entrará, que entre, si decimos que vamos a hacer un plan público de salud, hagámoslo, si vamos a hacer una huelga, cumplamos nuestra palabra. Si hemos jurado “asumir las competencias” asumámoslas. Porque si no tenemos apoyo para gobernar y no somos exitosos, sencillamente no somos los que gobernaremos, nunca.

Debemos abandonar la ingenuidad, las políticas erradas, la pésima ejecutoria, y dejar de demostrar el escaso apoyo del poder de facto. Pero más aún abandonar la pelea a cuchillos interna y el reto permanente al líder constitucional y popular, pues es la foto que están viendo afuera constantemente. Llegó pues el momento de cambiar en estos cien días y exigir un trabajo metódico y formal, y sobre todo el cese de las facciones en pugna. Busquen urgentemente reagruparse y unan esfuerzos hoy, que ya mañana podrán asumir sus posiciones de lucha y aspiraciones políticas. Hoy no tienen país para hacerlo. Entiendan de una vez.

Institucionalicen el proceso, cuiden las formas para que las formas cuiden de ustedes. Den apariencia de estar rescatando los Poderes Públicos y las instituciones, reflejen seriedad republicana y compórtense como demócratas a carta cabal. La democracia no es votar, es consenso y el gobierno interino reposa sobre las bases de los partidos políticos que hacen vida en la Asamblea Nacional, en las decisiones conjuntas y sobre todo en las ejecuciones de las mismas, es donde se demuestra que están aptos para gobernar.

También les recomiendo abandonar dogmas absurdos e ingenuos que hacen mucho daño a estos procesos por crear falsas expectativas, como por ejemplo que podremos gobernar solo porque hicimos elecciones libres y salió electo alguien en minoría, como si Venezuela fuera una democracia consolidada o mantras que representan camisas de fuerza como el del “Cese de la usurpación”. Volvamos sobre la mesa de planificación y modelemos un plan y un futuro realista o de otro modo quienes están negociando nuestra libertad, tomarán las decisiones por nosotros. Y como se deduce por las palabras y mensajes, ya no tan subliminales de Pompeo y Abrams, hay quienes van adelantados y nos llevan ventaja.

Así que como en Oslo, esa negociación sigue su curso en el chavismo y seguramente afinan esas propuestas de nueva gobernabilidad y el problema lógico es que en los próximos cien días, nos llevemos más sorpresas. Y si alguno de ellos hace exactamente la propuesta correcta y se da con una formula de gobierno, casi Venezuela entera y la comunidad internacional lo celebrará y respirará aliviada, aunque hayamos vuelto a 1945 y represente el fin de una fuerza política, tal y como la conocemos.

A menos que Venezuela sea reducida a cenizas por la idiotez, la Venezuela que viene no será una de vencedores y vencidos. En cualquier mañana de estas los venezolanos nos levantaremos con un cambio. Pero hoy la oposición tiene que evitar que Trump diga: “Están despedidos”, porque al fin y al cabo, el 30-A demostró que varios contendientes se disputan ganar en este capitulo de “El Aprendiz” y como lo ha demostrado Trump hasta el cansancio, no hay celebridad que valga.

Cambiemos, se los ruego por Venezuela y los venezolanos que hoy estamos en riesgo, por el futuro y nuestra paz, por favor háganlo, que aún estamos a tiempo.

11 de junio de 2019

América 2.1

Fuente: https://americanuestra.com › Democracia y Política › Dictadura

Los Presidentes Ricos y… La Herencia de Chávez

Thays Peñalver

Si usted se fija bien en la última historia presidencial, Hugo Chávez nació en una casita de barro, durante la dictadura.

Y nada más llegada la democracia fueron sacados a una casa de verdad, con luz eléctrica; se le educó gratuitamente, se le operó y trató gratis. A su padre se le educó en programa especial y se le transformó en maestro, en coordinador, en director de colegio, director de grupo y jefe de sección hasta llegar a la cúpula de los destinos públicos, jubilándose a los 20 años de trabajo y con lo reunido pasó de un rancho de bahareque, con techo de palma a dos aguas a comprar con su esfuerzo de profesor y empleado público una finca de 20 hectáreas, con tractor, desgranadoras, ordeñadoras y más de 100 animales de todo tipo (1).

Ya quisieran hoy los campesinos tener esas oportunidades.

Era como para estar agradecidos con la democracia porque salieron de la miseria, algo que en 150 años de dictadura y botas militares nadie soñó en su familia.

Sus hijos serían profesionales universitarios, educados gratuitamente y a todos se les dio empleo digno. Y aún siendo ellos la prueba más clara de que Venezuela es la tierra de las oportunidades, se empeñaron en mentir descaradamente, sobre que la democracia nunca dio oportunidades a los pobres.

Abra, amigo lector, cualquiera de las biografías del despropósito que dirige esta “nueva República”, y se encontrará con una única constante. La mayoría de los ministros, gobernadores y alcaldes nacieron en la pobreza durante la dictadura militar o el comienzo de la democracia, como muchos de nosotros; el resto son representantes de la clase media baja.

La mayoría de ellos siendo pobres, pudieron estudiar gratuitamente en las escuelas y liceos, asistieron gratuitamente a las universidades que no existían en dictadura, absolutamente todos consiguieron buenos empleos.

Del liderazgo principal en los ministerios, a todos y especialmente a los comunistas, la democracia les permitió no solo graduarse, sino que fueron enviados a las mejores universidades de Europa y Estados Unidos a hacer sus maestrías y doctorados.

Algunos nacidos en la pobreza y llegado Chávez, todos ellos ya eran universitarios, maestros y doctores, con sus casas y automóviles, todos tenían buenos empleos y una vida digna.

¿Pueden ellos decir que los pobres no tuvieron oportunidades, siendo ellos la prueba clara de lo contrario?,

¿Pueden ellos hablar de que los oligarcas no les dieron oportunidades, si sus propias biografías son prueba categórica de lo contrario?

Y ¿quiénes fueron los oligarcas?

¿Rómulo Betancourt? Hijo de un inmigrante canario establecido en la Guarenas del siglo XIX.

¿Raúl Leoni? Hijo de otro inmigrante radicado en El Manteco asolado por la malaria.

¿Carlos Andrés Pérez? Que nació en un rancho del siglo XIX y que salió a lomos de un burro de su tierra.

¿Jaime Luinchi? Hijo de una increíble doña María que regentaba una pensión y a veces se iba sin comer a la cama para que su hijo pudiera estudiar medicina.

¿Rafael Caldera? huérfano de padres españoles y criado en el estricto hogar de Tomás Liscano.

Si algo ha tenido la presidencia democrática de Venezuela, sus ministerios y la mayoría de su funcionariado toda la vida, es que ha estado “100% libre de ricos y burgueses”.

¿Justicia, Independencia de Poderes?

¿Acaso no hay mayor mentira cuando los golpistas hablan de la justicia de la 4ta. República, cuando ellos querían nombrar al Fiscal General, Ramón Escobar Salom, para su Junta de Gobierno?

La verdad es que Chávez su familia y quienes hoy gobiernan estaban relegados a vivir como todos los dictadores y comunistas que se adueñan de un País, porque el cabito terminó viviendo en un hotel de París con botellas de coñac de 1.000 dólares de la época; Marcos Pérez Jiménez en su cuenta tenía nada menos que el presupuesto de la educación de todos sus ancestros.

Mientras que a Rómulo Betancourt hubo que hacer una colecta para comprarle una casa porque no tenía dónde vivir y aceptó el regalo condicionado a que una vez muerto, la casa sería un museo.

Sus hijos, por tanto, no heredaron absolutamente nada, como tampoco heredaron fortuna los hijos de Leoni. Conozco a los hijos de Lusinchi que heredaron solo buenos recuerdos, y Caldera legó su dignidad a toda prueba, como Luis Herrera del que nadie puede negar que más allá de sus quesos llaneros, jamás se preocupó en hacer fortuna.

Dejo de penúltimo al “hombre más temido y odiado por Chávez, Carlos Andrés Pérez, que muere en estado de semiabandono (por los millones que votaron por él).

Y de último dejo al hombre que nunca sabremos cuánto legó a sus hijos Hugo Rafael Chávez Frias.

Infórmense como viven, y no se como hizo el inocente, porque con “su sueldito”, dos ex esposas y varios hijos, es difícil.

Pero a Venezuela sí le dejó el más catastrófico legado:

Hugo Chávez dejó partido en dos al país, prostituyó el ejercicio ético y moral de la función publica, destruyó a la izquierda, reinstauró el militarismo, instauro el Estado forajido, el Narcoestado y el Estado fallido, destruyó le ética y moral de las FFAA, triplicó la deuda pública nacional nacional e internacional, acabó con PDVSA y las empresas básicas de Guayana, quebró las arcas, y parafraseando a Cabrujas:

“Ni la caída del muro de Berlín, ni Yeltsin inaugurando un McDonald’s junto a la tumba de Lenin, hicieron tanto por la derechización nacional”.

Javier Riera: Especial para los mas jóvenes. Para que aprendan la verdad sobre la democracia. Y que ésta no hizo más que dar oportunidad de superación a quien así lo quería. No se crean las mentiras del chavismo. Averiguen, estudien la historia, tengan mente racional y critica, porque tragar sin masticar, atora.

¿Qué hacer con los militares?

Thays Peñalver

Vamos a repetirlo a ver si entienden

Venezuela debe proteger sus intereses fuera de las fronteras pero el liderazgo opositor ignora cuantas divisiones tiene la Fuerza Armada
Esta semana en el programa de radio “Y así nos va” por RCR, mis buenos amigos Daniel Lara y Nehomar Hernández me hicieron la pregunta sobre, si en una hipotética nueva República habría que iniciar la discusión de eliminar o no a los militares, siguiendo el modelo de Costa Rica y de otros 25 países que los suprimieron o nunca los tuvieron, ¿Qué hacer con los militares? Paso a responder con lo siguiente: ¡Nada! Absolutamente nada.
Esa es la respuesta más clara y precisa. Y antes de que ponga el grito en el cielo y corra a Twitter a declarar a los cuatro vientos su indignación y a decirme que está en total desacuerdo, permítame explicarlo hasta el punto final de éste artículo, porque es muy posible que se moleste aún más cuando diga lo segundo: ¡a quienes hay que arreglar, es a los civiles! Porque verán, el problema en Venezuela es y siempre ha sido, civil.
Eliminando el hecho de que Costa Rica es más bien un mito y el resto son pequeñas islas o que Suiza tiene más aviones de combate y tanques que Venezuela, el caso de este país centroamericano es que en realidad no eliminó a los militares, porque estos, se eliminaron solos a partir de 1914 sobre todo desde la vergonzosa derrota de 1921 (Guerra de Coto) hasta su Guerra Civil, en la que lo que quedaba del ejército se enfrentó en superioridad numérica y de armas a maestros y civiles, siendo derrotados por estos últimos con palos y piedras. Vergüenza tras vergüenza y sumadas las crisis económicas, llegado 1948 la verdad es que el ejército había muerto de mengua, en un país pobre en extremo que no tenía alguna manera de reorganizarlo.
Quienes sí fuimos pioneros en eso, resultamos ser nosotros los venezolanos y sus desconocidas historias, porque fue “el gran visir de la política de Medina” Arturo Uslar Pietri, quien convence al “general” de eliminar a las Fuerzas Armadas y convertirlos en una “Guardia Nacional extendida” “y no darles el rango de un ejército normal, al estilo europeo”, por eso aunque pasó a la historia como un (inentendible) complot adeco, la verdad desde el punto de vista de los alzados es que fue “Arturo Uslar el responsable de que nosotros, en las Fuerzas Armadas, insurgiéramos contra Medina” (Pérez Jiménez dixit).
Superado el tema del caso Costa Rica y apelando a los límites geográficos de Venezuela, Pérez Jiménez tenía razón en algo y me refiero a nuestra situación geopolítica. Venezuela al norte delimita con el Mar Caribe y sus peligros por estar sentados sobre las reservas de oro negro más grandes del planeta. Al Sur con un ejército de ocupación de garimpeiros cuyo grito es ¡Oro para el Brasil!, al oeste colindamos con un enorme problema limítrofe que grita ¡El golfo es de Colombia! con tres ejércitos hostiles y en armas con cientos de miles de hombres y al este limitamos con un grito que dice ¡El Esequibo es de Guyana! con un puñado de generales gritándonos como si fuéramos idiotas. Digo que tenía razón Pérez Jiménez, porque si no hubiéramos tenido los camberras para disuadir en su momento a unas fuerzas “que nos superaban en mar y tierra” con la famosa frase: “si sus fuerzas no salen de la zona venezolana (El barco colombiano Almirante Padilla había disparado sus cañones sobre Los Monjes) a primera hora, mis camberras volarán sobre Bogotá” (sic) y si Uslar Pietri se hubiera salido con la suya, hubiéramos sido colonia soviética desde los años sesenta y no un experimento mediocre, a destiempo y moribundo en el siglo XXI.
Pero a veces se nos olvida que los “militares” no solo están para defender nuestro territorio, sino en todo lugar donde ondee nuestra bandera o donde nuestra bandera tenga intereses. Pongo un ejemplo: hasta 1999 Venezuela poseía la tercera flota atunera más grande en el Pacífico y era responsable, junto con la mexicana, del sesenta por ciento de la capacidad instalada, si la flota civil de pesca vuelve a ser lo poderosa que fue, nuestra Armada deberá ser igual de poderosa y estar allí para protegerla en caso de “conflicto de intereses”, así como nuestros buques petroleros y nuestros activos en el exterior.
Así que yo no soy de las que cursimente repite como loro, que nuestras fuerzas están aquí para proteger la integridad de nuestro territorio soberano, ni mucho menos la idiotez del espacio ultraterrestre supra yacente ¡No!, lo digo con propiedad, nuestras fuerzas deben estar allí para disuadir al más pintado y si no, prestas a patearle el trasero a quien sea que amenace nuestros intereses.
Por eso la responsabilidad de los civiles no consiste en hablar tonterías sobre lo militar, sino en garantizar las discusiones necesarias para ver si se cumplen los elementos óptimos de la defensa de estos intereses. Y allí está la gran falla del mundo político y civil venezolano que nunca ha puesto sobre el tapete el tema militar (más allá de los clichés de siempre y socializar con ellos) y no únicamente por cobardía, sino por algo mucho peor, por una supina torpeza civil del mundo militar.
“En el liderazgo opositor” -me explicaba un amigo de la Armada ya retirado- “es imposible encontrar un referente sobre nuestro futuro” porque lo único que se localiza es “anclada la flota de la ignorancia” (sobre el tema), que se manifiesta casi diariamente en los ataques a la institución militar o en los peligrosísimos clichés de siempre sobre como con el costo de un avión militar se podrían construir tantas escuelas, entre otras barbaridades. Otro amigo general (R) y una de las personas más inteligentes que he conocido, me explica que si le hiciéramos un “quiz sorpresa” a los líderes opositores y les preguntáramos por ejemplo: “¿quién podría definir con precisión lo más básico, cuántas divisiones tiene el ejercito de Venezuela o como están estructuradas? “¿Cómo pueden hablar de que algo necesita arreglo, si ni siquiera nos conocen?”.. Otro experto civil, luego de haber sido llamado para hacerle una presentación a un conocido partido político, observó que luego de su esfuerzo para hacerles comprender técnica y objetivamente la evolución del apresto operacional, al día siguiente escuchó “las declaraciones más disparatadas e insultantes”, ¿Para qué llamarlo si preferían estar en su ‘zona de confort’ aún a costa de insultar a los militares y en especial, a su trabajo?
Por eso, si no aderezamos primero a los civiles y el profundo desinterés de buena parte de los políticos civiles, jamás superaremos los problemas atávicos y en especial los que venimos arrastrando desde nuestra independencia y que aquejan a esa obra, que por más que tenga orígenes históricos, es de muy reciente construcción (mediados del siglo XX) llamada Fuerzas Armadas Nacionales o como las llamaron ahora, Fuerza Armada Nacional.

Thays Peñalver

El asesinato del “chavismo”

Thays Peñalver

Hace poco y el mismo día un reconocido influencer me hizo una acotación: “no hay que olvidar que el chavismo fue la mayoría”, mientras que otro, hablando sobre el Frente Amplio me indicó la necesidad de: “captar al liderazgo chavista”. Ambas frases me parecieron importantes, porque dominan en el pensamiento mayoritario incluido el liderazgo opositor, es decir que al repetirse continuamente terminan siendo de aceptación masiva y las masas como los niños, crean monstruos a la medida de sus angustias y esos monstruos terminan por parecer más peligrosos debajo de las camas, de lo que en realidad son.

Dos aspectos me parecen relevantes, el primero es que Chávez en los primeros siete años (1998-2004) no fue jamás un “fenómeno de masas”. En sus primeras dos elecciones no fue capaz de atraer a un tercio de los votantes y su partido es decir “el chavismo” a un 25%. Chávez llegó a ser presidente en esas dos primeras elecciones con menos votos que aquel a quien le dio el golpe -Carlos Andrés Pérez- diez años antes y el chavismo se llevó todas las gobernaciones y alcaldías en 2004 con menos votos que los que obtuvo Jaime Lusinchi. Y es que hay que decirle muy alto y claro a algunos líderes que tratan de vender la “Cuarta República”, que Hugo Chávez y en especial el “chavismo” fueron su nefasta consecuencia.

Porque a la “Quinta República” si hubiera que ponerle verdadera fecha de nacimiento sería la de diciembre de 1974, con el advenimiento de lo que fue el peor y más irresponsable gobierno que hubiera tenido el país –antes que esto- porque la “Gran Venezuela” fue un acto de chavismo salvaje, puro y duro, al igual que la forma en la que se manejó todo el esquema de nacionalización. A partir de allí y una vez terminado el acto más suicida de nuestra historia, antes del chavismo, Venezuela quedó pasmada para siempre. Desde 1979 hasta el Caracazo el país creció cero por ciento (Banco Mundial) y la economía fue arrasada por la improvisación de estos líderes cuyo mayor drama es que siguen sin tener un proyecto propio para el país, es decir que su único plan es esperar un golpe de suerte o el colapso total para volver. Por eso es que llegadas las elecciones de 1998 el país no había crecido económicamente y tenía más de diez millones de bocas nuevas que alimentar, la guinda en la torta había sido una crisis bancaria, perfectamente evitable, que arrasó con un tercio de los ahorristas es decir a más de la mitad de lo poco que quedaba de la clase media.

Por todo eso es necesario comprender que Chávez, lejos de cautivar a las masas, no tenía un contendor real. El partido Primero Justicia daba sus primeros pasos, AD se atomizaba en pequeños partidos regionales, Copei desaparecería y frente a él lo único que estaba era el viejo y desprestigiado aparato político, odiado por la inmensa mayoría, que había construido una Coordinadora. Un aparato lleno de líderes que a la vista de todos eran responsabilizados del descalabro económico, responsabilizado por las bases opositoras por haber sido quienes trajeron a Chávez y responsabilizado también por sus propios militantes por haber destruido internamente a los partidos. Chávez ganó su primera elección porque ese mismo liderazgo opositor, como lo explico en mi libro, destruyó primero a Irene Sáez y después a Salas Rommer ya que todos los recursos de las campañas fueron usados para demoler sus imágenes y beneficiaron a Chávez quien no hizo siquiera campaña. El asunto es tan increíble que en la segunda elección Chávez fue solo, pues competía con los suyos. Así que hablar de ese primer Chávez como “fenómeno de masas” es algo que no es cierto, porque el hecho de que usted acuda al hipódromo a competir con un burro, no hace del ganador un buen caballo.

Dos aspectos son relevantes a la hora de entender la “magia” posterior del chavismo. Cuando ocurrió el intento de golpe a Lusinchi en 1988, el país exportaba poco más de 1,3 millones de barriles (V mensaje a la nación), cuando se lo dieron a Carlos Andrés exportaba poco más de 1,8 millones de barriles (II mensaje a la nación). Por eso es que la segunda acotación importante es que desde 1986 hasta la primera elección de Chávez el barril había promediado menos de veinte dólares y el día de la elección el barril WTI cotizaba en 11,07 dólares (EIEA).

Chávez recibió un barril a ocho dólares, pero una producción de 3,3 millones de barriles. En un país desvastado después de veinte años de destrucción económica, de pronto ocurrió la “magia chavista”, para las elecciones regionales de 2004 vendía más de dos millones de barriles a 53 dólares, el día de las elecciones presidenciales del 2006 el petróleo cotizaba a 73 y a partir de allí la locura a cien dólares, cuando se convirtió en el comandante galáctico ultraterrestre y supra yacente mientras casi toda la clase media abordaba rumbo a Disney con cinco mil dólares de regalo en sus bolsillos por persona, con la clase media “popular” subvencionada a precios escandalosamente bajos y con los millones de pobres en listados de gratuidades nunca antes vistas, por eso fue que el chavismo se convirtió en un “fenómeno de masas” capaz de atraer al 41% de los electores.

El tercer punto a considerar es quizás el más necesario. Chávez jamás explicó cuál era su revolución, ni de que se trataba el socialismo del siglo XXI. Y por más que se declaró marxista, su mensaje era completamente contradictorio pues un día hablaba de los males del capitalismo y otro paseaba por la alfombra roja de Hollywood del brazo de una modelo. Hablaba de socialismo mientras en la práctica basó su gobierno en un estímulo salvaje al consumo y a sus “educandos” prometía socialismo pero siempre con el “mejor sueldo del mundo” y una vida de comodidades gratuitas jamás antes vistas.

Por eso siempre pregunto ¿A cuál chavismo es exactamente al que hacen referencia? ¿Y a cuál de lo que poco que queda, es al que tenemos que “capitalizar”? Porque los trillones de dólares y Hugo Chávez dieron pie a que al chavismo acudiera desde la izquierda trasnochada, hasta la “derecha endógena”, pasando por los “neoliberales escondidos” pero sobre todo a las mismas masas que se abalanzaron con los adecos hasta que se acabó el dinero.

Dicho esto, es necesario preguntarle ¿Cuánto del chavismo esta conformado por las masas que acudieron alucinadas por el derroche de dos trillones de dólares?, ¿Cuánto se puede cuantificar como de aquellos que creyeron que era un modelo político válido y que funcionaba?, ¿Cuántos son los beneficiarios directos del petróleo, cuya vida transcurre pensando que lo que viven es una crisis temporal?, ¿Cuántos llegaron porque el despelote les permitió hacerse de algo de poder y dinero en cualquiera de los niveles de gobierno? Y finalmente ¿A qué porcentaje - asignaría usted- se trata de personas que creen que la vía del comunismo cubano es la mejor para Venezuela?.

La respuesta a ¿Quién asesinó al chavismo? Es fácil. Porque si algo ha demostrado la historia de Venezuela hasta el cansancio, es que la seducción del guzmancismo: “sobre las masas ignorantes para extraviarlas y conducirlas a su ruina, con ruina general” terminó con las mismas pobladas de ignorantes destruyendo sus estatuas o más recientemente aprendimos que: “adeco es adeco, hasta que se acaba el billete” y miren que esos proyectos si fueron de “masas”. Por eso cuando hablamos del chavismo y de la “magia del chavismo” es necesario entender que este pueblo siempre se va con el mejor postor. Pero solo cuando tiene dinero en las cuentas.

Lo que nos lleva precisamente a la retórica de: “atraer al liderazgo chavista”. ¿Exactamente de cual liderazgo hablamos? Porque si usted contestó que la mayoría fue atraída por el despilfarro y el populismo, entonces no hay liderazgo allí. Si habla de quienes fueron atraídos por poder y dinero, olvídense de ellos porque saben que solo lo tendrán si siguen allí y si usted quiere atraer a los líderes que creen en el comunismo, pues pásese de bando de una vez. Si hoy todas las encuestas sostienen que el 75% está en contra del gobierno, me temo que quedan muy pocos que atraer y además sirvan para algún fin. Y allí es donde vamos no a la cantidad, sino a la calidad –medida ésta por a cuántos seguidores reales puede atraer-. Y no me refiero a seguidores de twitter, sino a apoyos reales.

Y esto no es una tontería. Por eso hay varias preguntas que parecen tener una misma respuesta. ¿Por qué la oposición no es capaz de capitalizar, nada menos que al 70% de los votantes que hoy no son chavistas?, ¿Cuánto le cuesta en imagen a la oposición tener a chavistas sin poder alguno entre sus cuadros?, ¿Qué ganan captando al 10% de los apoyos de lo que queda en pie, si pierden el apoyo de un número igual o mayor de aquellos que han sido sus víctimas políticas, además de sacrificados y leales?.

¿Acaso no recuerdan que cuando se creó el primer frente amplio (Coordinadora) y captaron a los primeros chavistas, el impacto en la imagen los llevó al desprecio del 70% de los votantes? ¿Quieren captar a “otro poder” con fines de una transición y hacerse digeribles? Pues el proyecto para una alternativa de gobierno, comienza por una definición seria y responsable de cómo llegarle al 70% que no los quiere.

Regionales en Constituyente

Thays Peñalver

El ciclo histórico llamado chavismo se suicidó, terminó siendo un fracaso gigantesco. Está perdido nacional e internacionalmente, es insostenible. La crisis en puertas es aterradora y promete comérselos de abajo hacia arriba, no solo esta enterrándose, sino que el madurismo promete sepultar el sueño revolucionario mundial a patadas. Hasta los Estados Unidos ha actuado formidablemente sin darle al chavismo una sola excusa para su portentoso fracaso. En noviembre, cumplidos 100 años de la incursión bolchevique, no quedara nada y Maduro habrá asesinado a la ultima revolución del planeta.

Nunca un grupo humano había sido tan torpe políticamente como el madurismo, porque todo el poder significa toda la responsabilidad. Pero parafraseando al escritor y periodista español Santiago Amón: “!Que País! Aquí no cabe un tonto mas”. Viendo al chavo-madurismo suicidarse, algunos están mas que dispuestos a lanzarle un salvavidas. Porque no es un asunto de poder, ni de espacios de poder, sino de no darle vida política a lo que queda. Para ello, unos muy bien intencionados hablan de “no perder espacios” y otros mal intencionados están simplemente dispuestos a cohabitar y obligados a salvar al régimen.

Pero antes de entrar en detalles, primero que todo ya esta bueno de mentirnos con aquello de que la decisión de no acudir a las elecciones del 2005 fue una mala “estrategia”, porque “íbamos a deslegitimar” al régimen. Esa es una mentira que de tanto repetirla se quedó grabada en la mente de muchos. Como dijo mi queridísimo amigo Oscar Valles en aquel momento, acudir era una “insensatez y una falta de conciencia pública”, porque fue la primera vez que nos aplicaron la “operación relámpago”. Unas elecciones municipales tres meses antes donde nos hicieron cuanta trampa evidente existió, no solo porque la Lista Tascon había causado estragos en la población votante, sino por el hecho de que el captahuellas y que nuestros especialistas habían descubierto que se podían almacenar las secuencias de votos de los electores, causaron el terror. Adicionalmente, ir a unas elecciones cuando las condiciones que habían impuesto eran similares a las de la trampa constituyente era un suicidio, como bien lo dijo la Unión Europea, cuando millones de votantes fueron súbitamente añadidos al Registro Electoral –sin que los centros de inscripción estuvieran abiertos- y ninguno tenia dirección, pudiendo votar en cualquier lugar de la República y un esquema que rompía toda posibilidad de representación proporcional.

Pero es exactamente de esto de lo que trata la “operación relámpago”, se hace una trampa evidente, ganan absolutamente todo y llaman de nuevo a una elección en tres meses, para no dejar que puedas organizarte y contando con el desanimo colectivo. Y eso fue lo que sucedió, en esas elecciones municipales el 80% de los opositores se abstuvieron de acudir por la mega trampa montada y AD, COPEI y PJ apenas consiguieron el 15% de los seis mil cargos, en la derrota mas estrepitosa y cantada que tuviera alguna vez la República. Por eso llegado Diciembre de 2005, el 85% de la población opositora le dijo a su liderazgo literalmente: ¿me has visto a mi cara de pendejo?. Así que no fuimos a la elección, sencillamente porque nos hicieron una trampa descomunal previa y porque no había manera de ganar, así de simple. Y un político que se precie, no acude a una elección en la que sabe que tiene todas las de perder, sea la del 2005, la de la Constituyente cubana o estas regionales.

Ahora bien. El verdadero error pasado estuvo en no pelear. En no convocar a la presión seria, en no saltar a las calles para exigir derechos conculcados, que es lo único que puede hacer una oposición cuando ve que la están estafando. Esa cobardía, esa gigantesca cobardía, fue la que permitió posteriormente que avanzara el fraude, hasta ser colosal en nuestros días, cuando ya es absolutamente fantástico. El error estuvo en “pasar a la reserva”, pasar “a la resistencia”, pasar “a la conciencia activa” y no a la gran ofensiva democrática, que tenía que impedir lo que vendría posteriormente. Porque una vez que un animal percibe cobardía, se abalanza sobre su presa y la mata.

Por eso hay dos escenarios. El primero sería continuar en las calles y añadir a la lucha contra la constituyente, la posibilidad de unas elecciones limpias con total apoyo internacional. Sin miedo y ganando aun mas legitimidad.

¿Es posible llamar a las elecciones luego del gigantesco fraude?. Sin duda. ¿Es posible ganarlas? En lo absoluto. Esa es una extraordinaria bandera y en realidad no hay nada que perder, que no hayamos perdido. Es un gran momento, toda la comunidad internacional está de nuestro lado, ya no será posible que sea automatizado el voto, porque Smarmatic no asistirá. Así que habría que inscribir los candidatos y les tocaría a los electoralistas dejar el pellejo en las calles literalmente y hacer los llamados, porque de nada vale ponerse Malox en la cara para lanzarse en el teclado a escribir “que no podemos perder espacios de poder”, llegó pues, su gran momento frente a la ballena de la Guardia Nacional.

Pero prometan la verdad, no la verdad a medias que salve al régimen o lo prolongue. Ganar las elecciones significa ganar diecinueve estados que ya ganamos en 2015. El Estado Amazonas con el 60% de los votos, el estado Anzoátegui ya debemos contar con el 70% de los votos, Aragua, Barinas, Bolívar y Carabobo sin lugar a dudas con mas del 60%, Falcón es nuestro, Lara siempre lo ha sido y no se hable de Mérida que ya es un 75% opositor. Lo siguen Miranda, Monagas y Nueva Esparta que no hay manera de perderlos luego de la derrota chavista del 2015, Sucre ya esta ganado y en el estado Táchira los únicos chavistas que quedan deben estar del lado de afuera, la oposición gana Trujillo, así como en Vargas y especialmente en Zulia serian conquistados sin poder negar lo contrario.

Así que no, amigos dirigentes de la oposición, no se trata de acudir a las elecciones “para no perder espacios de poder” que es en si un lenguaje y una aproximación derrotista, lo que busca toda elección es precisamente ganar y al chavismo apenas ganarían, si es que las ganan, Apure, Cojedes, Delta Amacuro y Portuguesa. Para ello, repito, quítenle los escudos a los chamos y quiero verlos a todos frente a la ballena y el rinoceronte, porque para ganarlas, no es factible cuando el gobierno invento 8,1 millones de votos.

Pero si lo que proponen es un segundo escenario que parece estar emergiendo del dialogo. Es decir la tesis de la cohabitación, entonces ya es hora de salir del closet.

Si lo que están explicando es repetir en las tres gobernaciones, ganar Zulia, Táchira, Nueva Esparta, Mérida, Carabobo y Bolívar, quizás alguna mas y se hace el llamado a las municipales con el mismo resultado, es decir que el madurismo gane la mitad mas una. Eso es salvar a la revolución. En este escenario el régimen gana cinco veces, porque no solo ganó las elecciones regionales, sino porque al ganar las elecciones y que la oposición legitime que no pudieron ganarle al madurismo, su constituyente gana legitimidad. Gana por tercera vez porque bajará la presión mundial cuando la comunidad internacional quede atónita al ver a la oposición alzando sus brazos por el resultado de “ganar tantos nuevos espacios de poder”, y se feliciten por “su gran avance” y por los nuevos “espacios que históricamente nunca tuvieron”, gana aun mas porque Maduro continuaría sin calle y sin presión por los seis meses o mas que dure la fiesta electoral, hasta 2019 y gana adicionalmente porque la oposición continuara siendo corresponsable.

Es decir que la oposición gana “espacios” de poder, cede toda legitimidad, sale de la pelea por meses y pierde la República. Subrayo lógicamente “espacios” porque luego de demostrar este año el poder, lo que se dice poder, no es algo que tenga precisamente la oposición luego de haber sacado dos terceras partes de la Asamblea y mucho menos en las tres gobernaciones que le permitieron, sin poder demostrar una gestión distinta a la de los chavistas por los presupuestos deficitarios, con policías que maneja el ministerio del interior, escuelas supervisadas por el poder central y autoridades únicas que no dejan a los gobernadores enjuiciados e inhabilitados por décadas, mayor espacio que al Alcalde del municipio mas pequeño. Es decir que podemos ganar el “espacio”, pero poder, eso no nunca tendremos.

A todo esto del poder que podemos ganar o perder, hay que sumarle el pequeño detalle, de que ilegítimamente o no, las tres gobernaciones que pudiéramos no perder, estarán gobernadas además por una Constituyente a la que dimos legitimidad y que puede decidir lo que sea, desde inventar estados o quitarlos, hasta cambiar el Situado Constitucional, nombrar autoridades revolucionarias únicas o poner a los gobernadores como objetos decorativos. Por no hablar de que la Constituyente como en efecto veremos, quizás no decida que Maduro sea emperador ,pero es muy posible que cambie el periodo presidencial y que este comience a partir de que el TSJ diga que Maduro esta comenzando a gobernar. En fin, que ver como cierta parte del liderazgo quiere ganar esos “espacios de poder” cohabitando y legitimando el inmenso cheque en blanco que le han dado las bayonetas y no los votos, es francamente desconsolador.

En mi opinión, lo del 2005 repito fue una mentira, por que quien legitima o no una elección es la comunidad internacional. Pelear y presionar por recobrar la democracia es algo que cada vía va a ser mas fácil, añadir la bandera de unas elecciones manuales y limpias con la comunidad internacional de la mano no lo veo mal, sabiendo que es una bandera y retirándonos finalmente. Pero negociar unos espacios de poder, que no tienen poder, legitimando el totalitarismo, corriendo la arruga por años, cuando la gente esta comiendo de la basura y muriendo de mengua, eso solo tiene una explicación. Y esa se la dejo a Usted amigo lector.

@thayspenalver

Epa pana, todo va a salir bien

Thays Peñalver

No lo duden ni por un segundo. Cuando escribí, “Este cuento se acabó”, no fueron pocos los que me enviaron el articulo de Luis Vicente León titulado “¿Colorín Colorado?” a modo de refutación, sin darse cuenta que ambos artículos no son contradictorios, sino que se complementan. Yo hablo del chavismo-madurísimo como ciclo histórico. Uno que se mató solito y se enterró solito, uno que nació de la desesperanza, vivió en la abundancia y terminó en la miseria. Ya ellos no son capaces de gobernar y nadie en el planeta cree que deben seguir gobernando. Solo les queda como es lógico, amagar con la violencia y les va a salir el tiro por la culata.

El chavismo en abundancia convenció a todo el planeta que eran “el mal necesario” con el “solo nosotros podemos gobernar”. Y paradójicamente en ese momento, con el barril a mas de cien dólares y repartiendo el dinero ridículamente sin crear empleo real, dieron la sensación de unos logros que nunca alcanzaron. Si dos millones y medios de venezolanos viajaron a Disney gratis, pretender que venia un cambio era francamente absurdo. La oposición en aquella época no era mayoría, no porque el chavismo gustara, sino porque todo estaba subvencionado y eso encantaba. Cuando hay boom económico, solo las minorías, apuestan por la transformación. Pero todo eso cambió amigos. El chavismo-madurismo es hoy hambre y lo saben hasta ellos mismos.

Ahora, de los creadores de “solo nosotros podemos gobernar” viene la lógica. Están tratando de convencer a los pocos suyos internacionalmente y a parte de la oposición, con sus lobistas, de que “siguen gobernando o viene la guerra civil”. O su variante: “seguimos gobernando o viene un golpe del ala militar de izquierda”. Por eso el expresidente Pepe Mujica sostiene que: “El problema que puede tener Venezuela es que nos podemos ver frente a un golpe de Estado de militares de izquierda, y con eso la defensa democrática se va al carajo” y es por lo mismo que el presidente Solís, un conspicuo votante contra la coalición de naciones en el caso Venezuela sostiene que: Sería una tragedia que se produjera un autogolpe de Estado y que de una manera u otra las fuerzas más radicales logren colocar a Venezuela en la antesala de lo que uno podría pensar que es una guerra civil”.

Fíjense amigos, que el lenguaje de sus viejos apoyos, no es que nosotros vamos a dar un golpe de Estado o que nosotros vamos a matar gente. El lenguaje de sus viejos apoyos, es que quienes gobiernan son un montón de matones que impiden que los más matones que los apoyan, maten a un gentío. El mensaje es determinante porque refleja en si mismo, la derrota del régimen.

Por eso Zapatero, es tan contradictorio. El hombre que logró nada menos que la coalición de partidos españoles para intervenir en Libia diciendo: “Estamos en Libia para defender a los ciudadanos de ataques de las propias fuerzas libias”, “intervenir es el principio humanitario para proteger a los ciudadanos de los ataques de las tropas libias” es el mismo que hoy trata de convencer a muchos de “evitar” una mentira como lo es “la guerra civil venezolana”. No amigos, eso no pasará. La oposición debe salirle al paso a esas declaraciones.

Sigamos presionando porque viene lo contrario, la verdadera negociación de Estado. No tengamos miedo a la retórica incendiaria de los pocos que ven sus bolsillos en peligro. Aquí quien llame individualmente a la “Guerra Civil” será sancionado ya no solo por Estados Unidos sino por Europa. Pronto el pendejo que diga que van a matar o a armar ciudadanos o a sus cuadros públicamente le van a reventar precisamente en sus bolsillos. Compren amigos sus cotufas, porque la cacería internacional de idiotas, que llaman a armar a la gente, acaba de comenzar.

Me preguntan ¿Que por qué vamos a salir bien parados? Porque hemos demostrado hasta el cansancio que no somos Cuba. Que somos irreductibles. Que detienen a cien y la segunda vez tienen que detener a mil. Cuando esto ocurre tienen que detener a dos mil y ahora van por cinco mil. Mañana serán diez mil los detenidos. Porque estos bolsas no se han dado cuenta que son a quienes le han robado su futuro los que están en la calle luchando por su destino. ¿Y si no hay otro destino? O ven que el ofrecimiento de “un mejor porvenir” viene del mismo mentecato que los ha llevado al hambre su mejor destino es pelear y ser detenidos.

¿Que por qué vamos a salir bien parados? No se dan cuenta que usan la retórica de la guerra urbana, sin comprender que están frente a una Intifada llena de chicos y piedras. Estos zoquetes, no se dan cuenta, que no se están llevando detenidos a los de siempre, o a los viejos que añoran el pasado, o a quienes ven perdido algún privilegio. Se están llevando detenidos de a miles, “a los hijos de Chávez” a los que solo vivieron lo que Maduro les ofrece y eso ya lo conocen y lo detestan. Porque como una vez me dijo un cubanito recién bajado del barco, sobre Fidel: “Es que con poesía no comemos”. Quienes están bajando a patadas las estatuas de Chávez, son los mas humildes y tienen la edad de la Revolución. Es la historia, que ocurre frente a nuestros ojos. Es la poderosísima fuerza del cambio.

¿Que por qué vamos a salir bien parados? Porque los brutos que usan esa retórica incendiaria saben muy bien que le vendemos la mitad de los barriles de petróleo diarios a Trump. Que la mitad de los dolaritos que recibimos, la mitad de su sueldo, la mitad de la cartera Luis Vuitton de la mujer, la comida que importan, los paga el Tío Sam y el ochenta por ciento de la deuda se la debemos precisamente a ese Tío Sam. Por más tanqueta rusa o china, el dinero para repararla nos lo da Donald Trump. Y si proceden con la Constituyente y continúan con el golpe de Estado, la Ley Helms Burton será una ridiculez en comparación a la Ley que nos aplicarían. De un solo plumazo y sin invasiones Yankis, luego del default, a Venezuela le quitarían todos sus activos y cada barco de PDVSA que toque puerto, porque los muy imbéciles la endeudaron a los fondos buitres capitalistas. Cada cargamento del subsuelo que pertenece a la Republica para pagar sus deudas será arrebatado en los puertos y los aviones no podrían surcar los cielos. Nadie le dará crédito de nada. Los pozos se secarán. De un plumazo este gobierno no duraría ni quince minutos cuando el hambre se apodere de los suyos y hasta las novias les caigan a carterazos con la misma Vuiton gritándoles. Ellos amenazan con la violencia y con la Constituyente sabiéndose perdidos.

¿Qué por qué vamos a salir bien parados? Porque a los gaznates estos, ya los chinos le dieron la espalda, el planeta demócrata entero les tiene asco y sus ex colegas ya les ha llegado el tufillo de su descomposición (solo miren la cantidad de abstenciones, hasta Podemos). Porque Putin no se va a meter con Trump, porque quiere que Exxon invierta centenares de millardos en Rusia.

¿Qué por qué vamos a salir bien parados? Porque el poder Judicial nada menos que en la figura de la Fiscal no va a permitir ni el menor intento de llamado a Guerra Civil. No se fijen solo en la palabra de la Fiscal, sino en los aplausos y vítores de sus fiscales. El noventa por ciento del Poder Judicial, no quiere mas despelote. Y si seguimos presionando, buena parte de ese poder judicial, que está a punto de levantarse y pronunciarse, tampoco lo va a permitir.

¿Qué por qué vamos a salir bien parados? Porque al chavismo-madurismo lo cohesionaba Chávez, que ya no está. Lo cohesionaba un proyecto que gracias al boom económico, lucía exitoso y ya todos saben que fue un fracaso. Lo cohesionaba la mayoría electoral, ya no existe. Lo cohesionaba el apoyo internacional masivo, que hoy es exiguo. Lo único, que hoy sostiene cohesionado al chavismo-madurísmo, es el miedo. Por eso puertas adentro, la gigantesca campaña de propaganda es: “Si ellos ganan, tu serás despedido”, “Si ellos ganan van a matarte”, “Si ellos ganan van a liquidar a la Fuerza Armada”, “Si ellos ganan te van a quitar todo”. Y contra ese miedo, la oposición va a presentar sus propuestas. Y créanme, abandonaran el barco masivamente.

Pero sobre todo. ¿Por qué vamos a salir bien parados? Porque la Fuerza Armada habló. Porque saben que lo único que no matan las balas, es el hambre. Y esta rugiendo duro de abajo hacia arriba. Las elecciones serán “universales directas y secretas” dijeron “no se preocupen por los 500 mil fusiles”, ni por las armas de la Republica que no somos idiotas, no se las entregaremos a nadie para causar daño. No se preocupen de los milicianos que no somos tontos y a esos los entrenamos en repartición de pollos o en paradas para que Maduro sienta que es exitoso. No se preocupen por los empleados que quieran hacer su servicio militar, porque en lo que los pongamos a hacer flexiones, se le acabara la gracia al asunto. Así de simple quedo la retórica de los loquitos incendiarios. Y la Fuerza Armada, en su espíritu colectivo, como cuando avaló los resultados electorales, acaba de apuntalar la democracia.

Por supuesto que Maduro de inmediato les dijo que estarían en la Constituyente a los militares. Pero ellos de pendejos, no tienen absolutamente nada. Van a apostar por ganador como lo han hecho siempre. Aunque quizás, también como siempre, los ganadores serán ellos mismos y es allí donde cabría un tercer escenario que no necesariamente, nos guste.

Amigos, no preguntemos más cuando esto va a cambiar porque está cambiando frente a nuestros ojos de manera increíble. Sigamos presionando, porque lo que hemos logrado es bárbaro, logramos la coalición internacional y agrietar la cohesión del chavismo, que viene en desbandada, (todos sus apoyos internos y partidos alternativos condicionaron la Constituyente) estamos logrando el cometido. Al sistema moribundo le queda amagar, para negociar. Y a la oposición le queda presionar en las calles, para que esa negociación sea efectiva. Si amigos, Negociación. Métanselo en la cabeza.

Este cuento, repito, se acabó. Cuánto queda para que sobrevenga esa negociación? Por primera vez en esta historia, depende de usted y de la fuerza que tenga para seguir presionando. La era, esta pariendo una hermosa nación.

Y ahora yo les pregunto ¿Están cansados?